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El cerebro y la médula espinal están recubiertos por una membrana protectora llamada
meninges, las cuales hacen que el sistema nervioso central sea el más protegido del
cuerpo. En el espacio subaracnoideo de las meninges, circula el líquido cefalorraquídeo,
el cual protege al cerebro y mantiene su metabolismo.
Además de las neuronas también se distinguen las células gliales, conocidas como las
“células de sostén”. Sirven para dar apoyo a las neuronas, desplazarlas, y darles oxígeno
y nutrientes. Hay mayor cantidad de estas células que de neuronas, en una proporción de
10 a 1.
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Por otra parte, también se suelen hablar de dos partes del sistema nervioso central: la
sustancia blanca y la sustancia gris.
La sustancia blanca es aquella que está formada por los axones mielinizados de las
neuronas y los oligodendrocitos.
La mielina, que recubre los axones y hace que los impulsos nerviosos viajen mucho más
rápido, le dan un color blanco a la zona. La sustancia blanca está en las áreas más
interiores del cerebro, y en las exteriores de la médula espinal.
La sustancia o materia gris, por otro lado, se compone de somas neuronales (núcleos de
la célula) y dendritas sin mielina. En el cerebro se encuentra en la capa más externa,
mientras que en la médula espinal se sitúa en el interior.
A continuación, puedes saber más sobre los componentes principales del sistema
nervioso central:
Cerebro
El cerebro es el órgano más complejo del cuerpo. Se compone de unas 100 mil millones
de neuronas, que establecen innumerables conexiones entre ellas. Este órgano utiliza un
20% del oxígeno que respiramos, constituyendo un 2% de nuestro peso completo.
Sin embargo, no hay que olvidar que esto es muy general. Nuestras conductas dependen
más de circuitos distribuidos por el cerebro y grupos de neuronas que de una porción
cerebral localizada. Los lóbulos cerebrales son:
– Lóbulo temporal: se sitúan a cada lado del cerebro, detrás de las orejas. Son
importantes para procesar la información auditiva, el lenguaje y la memoria.
– Lóbulo frontal: está en la parte frontal del cerebro. Participa en los movimientos
voluntarios y se coordina con otras partes del cerebro para el habla, organización y
planificación, memoria, etc.
En el apartado de funciones podrás saber más sobre las tareas que ejecuta cada lóbulo.
Por otro lado, también suelen diferenciarse en el cerebro las estructuras corticales y
subcorticales. Las primeras son las capas más exteriores y evolutivamente nuevas.
Mientras que las segundas son las más cercanas a la base del cráneo, interiores y
primitivas.
La corteza cerebral posee funciones más complejas y elaboradas propias de primates y
humanos, mientras que las estructuras subcorticales manejan tareas más sencillas
compartidas por mamíferos (sistema límbico), e incluso reptiles (tronco cerebral).
Médula espinal
Se trata de una estructura continua que va desde el cerebro, comenzando en la base del
cráneo, hasta el final de la columna vertebral.
Se conecta con una parte del cerebro llamada tronco cerebral, alojándose en el canal
espinal. De la médula salen las diferentes raíces nerviosas hacia los dos lados del
cuerpo. Así, se conecta con el sistema nervioso periférico que llega a las articulaciones,
músculos y piel.
Tronco cerebral
La médula espinal transmite mensajes de ida y vuelta entre el cerebro y los nervios
periféricos. Por ejemplo, el cerebro puede dar órdenes motoras que viajan hacia la
columna y llegan a los músculos. O bien, la información que llega de los sentidos puede
desplazarse desde los tejidos sensoriales (como la piel) hacia la médula espinal. Desde
allí, llegará hasta el cerebro.
También permite que demos respuestas motoras rápidas, como los reflejos, sin que la
información tenga que procesarse en el cerebro. Por ejemplo, cuando retiramos rápido la
mano de un objeto muy caliente.
Nervios craneales
Existen 12 pares de nervios craneales que salen directamente desde el cerebro, pasando
a través de los agujeros del cráneo. Sirven para intercambiar información entre el
cerebro y otras partes del cuerpo, sobre todo la cabeza y el cuello.
De estos 12 pares, los ópticos, los olfativos y los terminales se consideran parte del
sistema nervioso central. Los nervios ópticos se encuentran detrás de los ojos, y llevan
información visual desde la retina hasta el cerebro.
Los nervios olfativos, llevan mensajes de olor a la parte superior de la cavidad nasal,
que recibe el nombre de bulbo olfatorio. Éste transmite la información al cerebro.
Mientras que el papel de los nervios craneales terminales no se conoce con exactitud.
Algunos creen que es un vestigio o que participan en la producción de feromonas.
Para realizar dichas funciones, el cerebro tiene ciertas áreas dedicadas a ellas. No
obstante, la mayoría de las funciones superiores como la resolución de problemas, el
lenguaje, el razonamiento o la planificación, requieren que distintas zonas del cerebro
trabajen en conjunto.
Lóbulo occipital
Lóbulo parietal
Integra información que proviene de los sentidos, como el tacto o el gusto. Además,
regula la percepción de la posición de las propias partes del cuerpo, y la relación de uno
mismo con respecto al espacio.
Lóbulo temporal
Lóbulo frontal
Por otra parte, hay estructuras fundamentales del cerebro que no se vinculan a un lóbulo
en concreto. Algunos ejemplos son:
Ganglios basales
Cerebelo
Además, participa en el control motor fino y preciso, y la generación del tono muscular.
Sin embargo, se ha descubierto que participa en algunos tipos de memoria, atención,
habilidades espaciales y lenguaje.
Tálamo
Hipotálamo
Hipotálamo en naranja
Está justo encima del tronco encefálico y se encarga de liberar neurohormonas, que
sirven para regular la temperatura corporal, el hambre y la sed.
Bulbo raquídeo
La médula espinal puede dirigir movimientos sin la participación del cerebro, como
pasa con los reflejos o mientras caminamos.
Esta estructura puede coordinar todos los músculos necesarios para caminar,
interviniendo solo el cerebro para iniciar o interrumpir el proceso. Al igual que
intervendría si aparecen imprevistos, como un objeto que impida avanzar.
Las lesiones o enfermedades que afectan a este sistema, pueden provocar la pérdida o
deterioro de algunas de las funciones mencionadas. Esto puede conllevar a un menor o
mayor grado de discapacidad. Dependiendo del lugar donde se produzca el daño, los
síntomas pueden varían en gran medida.
Los principales factores que pueden perjudicar el funcionamiento del sistema nervioso
central son:
Traumas
Se trata de cualquier tipo de daño adquirido (por un golpe intenso, por ejemplo) en el
cerebro o médula espinal. Según el área lesionada, los síntomas pueden ir desde
parálisis o problemas motores hasta apatía o desinhibición.
Accidentes cerebrovasculares
Consiste en la interrupción del flujo sanguíneo al cerebro. Como las neuronas se quedan
sin oxígeno, mueren.
Por eso, los resultados son parecidos a los que surgen de un trauma. Sin embargo, los
accidentes cerebrovasculares pueden afectar a circuitos más específicos del cerebro. Por
ejemplo, los encargados de producir o comprender el lenguaje. Un ictus en dichos
circuitos puede producir afasia.
Infecciones
Degeneración
Existen condiciones en las que por causas aún no definidas, el cerebro o médula espinal
se van degenerando progresivamente. Esto es lo que ocurre en la demencia. Algunos
ejemplos son el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica, la corea de
Huntington, etc.
Se tratan de defectos del nacimiento en el que alguna parte del sistema nervioso central
no se ha desarrollado o madurado adecuadamente. Esto se observa en la anencefalia, por
ejemplo, en la que el bebé nace sin algunas partes del cráneo, cuero cabelludo y cerebro.
Tumores
Los tumores benignos o cancerosos pueden afectar a cualquier parte del sistema
nervioso central y provocar síntomas que dependerán de dónde aparezcan. Un quiste o
tumor presiona los tejidos de su alrededor, haciendo que se compriman y aumentando la
presión intracraneal.
Enfermedades autoinmunes
En ocasiones, el sistema inmunitario puede atacar por error a tejidos sanos del cerebro o
médula espinal, principalmente a la mielina de algunas áreas. Esto es lo que ocurre en la
encefalomielitis diseminada aguda y en la esclerosis múltiple.
Además, hay muchas enfermedades del sistema nervioso central que surgen por una
combinación de los factores enumerados y participación de los genes. Por ejemplo, esto
ocurre con trastornos psiquiátricos y psicológicos como la depresión, el trastorno
bipolar o la esquizofrenia.