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Tesoro de la lengua castellana o española (1943)

Escrito por Don Sebaftian de Covarruvias Orozco,


Dirigido a la Majestad Católica del rey Don Felipe III.

En el prólogo se hace un breve resumen de las correcciones que hubo entre ediciones y se
manifiesta que esta edición es una reproducción al Tesoro de 1611. Pero se sigue un nuevo
criterio de escritura, como por ejemplo: el uso regulado de las mayúsculas; las citas que
siguen una normal ( comillas o cursiva ); la regularización de acentos; la sustitución de la u
por la v; etc.
También se hace mención de dos sumplementos manuscritos al Tesoro de Covarrubias
( descripción de cantidad de folios, medidas, etc). El primero trata sobre nombres propios,
de la antiguedad, mitológicos, geográficos. El segundo añade muchos vocablos, etimologías
y advertencias sobre el que escribió.
Por último se nombran estudios referentes a Covarrubias y al Tesoro.

FILOLOGÍA : No se encuentra la definición en el diccionario.

CIENCIA. Sciencia, es el conocimiento cierto de alguna cosa por su causa. Felix qui potuit rerum
cognoscere causes. Los filósofos definen la ciencia en esta forma: Scientia est habitus, una vel
pluribus demonstrationibus acquisitus, quo certo scimus rem aliter se non posse habere. Maximus
Tyrius. Scientia nil aliud est, quam stabilitias rationes iisdem semper vestigiis haerentis, captantis
primo cognatas quodammodo res, post distinguentis, quidquid in eis videtur dissimile. Syranus
scientiae proprie appellantur, quae de aeternis et per se existentibus, et semper eodem modo
affectis pertractant. Referuntur in seminario totius Philosoph. Ioannis Bapt. Bernandi. Muchas
otras definiciones dan a la ciencia, aunque por diferentes términos, todas van a dar a un blanco.
Ciencia se dixo del verbo scio, is, por saber con certeza. Saber de cierta ciencia, manera de hablar
para certificar uno lo que sabe. Hombre de ciencia y conciencia, que ultra de saber tiene buena
intención y ánimo. Passar a otra ciencia, passar de una facultad a otra.

LENGUA. Del nombre latino lingua, pars corporis nobilissima voci formandae, dignoscendisque,
suporibus destinata, ita dicta quod cius ministerio lingentes utamur. Lengua se toma muchas vezes
por el lenguaje con que cada nación habla, como lengua latina, lengua griega, lengua castellana,
etc. En esta sinificación no ay lengua que se pueda llamar natural; pero la razón tiene fuerca en el
hombre de formarla a su beneplácito. Si diéramos caso que los que se criassen o fuesen mudos o
no le hablassen ninguna palabra, formaría él su lenguaje propio. Esta esperiencia quiso hazer el rey
Sanmenito, hijo de Amasis, rey de Egipto, según Herodoto y Suidas, y lo refiere el padre Pineda en
su Monarquía, libro quarto, capitulo 27, 2 y por aver oydo los niños el balido de las ovejas,
pronunciaron esta palabra bec, que en lengua frigia vale tanto como pan; y con esto se
persuadieron que los de Frigia eran los más antiguos del mundo, cosa vana y ridícula. Pues también
en lengua france bec quiere dezir el pico de ave. Aristóteles atribuye esta curiosidad al rey Amasis,
su padre. Lo cierto y sin contradicción, es que la primera lengua que se habló en el mundo fué la
lengua hebrea, infundida por Dios a nuestro primero padre: con ésta puso nombre Adán a todos
los animales de la tierra y las aves del celo, y el suyo, según su calidad y su naturaleza; como consta
del Génesis, capítulo segundo: Formatis igitur Dominus Deus de humo cunctisu animantibus
terrae, et universis volantilibus coeli, adduxit eaad Adam, ut videret quid vocaret ea, omne enim,
quod vocavir Adam animae viventis, ipsum est nomen eius, etc. Por manera de si alcancáramos la
pureza desta lengua y su verdadera etimología, no se inorara tanto como se inora de las cosas.
Duró esta lengua ( sin que huviesse otra) hasta después del diluvio, como consta del capitulo II del
Génesis: Erat* autem terra labii inius et sermonum eorundem. Pero queriendo en el campo y
tierrade Senar hazer un sobervio edificio, diziendo unos a otros: Venite faciamus nobis civitatem et
turrim cuius culmen pertingat ad coelum, et celebremus nomen nostrum, antequam dividamur in
universas terras. Enojado Dios de su sobervia, entre otras palabras del sagrado texto dize:
Veniteigitur, descendamus et confundamus ibi linguam eorum, utnon audiat unusquisque vocem
proximi sui. Desta confusión resultaron las setenta y dos lenguas, en que se dividieron, y fué
ocasión de que siguiendo cada uno la que le fué infundida o confundida, se dividieron a poblar
diversas provincias; y no es de maravillar que en lenguas muy estrañas se hallen algunas palabras
que tiren a las hebreas, pues desgajándose della, como de su madre, llevassen algún rastro de su
primer origen. Heber, descendiente del primogénito de Noé y los de su familia quedaron con la
lengua antigua, que procedió de nuestros primeros padres y de su nombre, a diferencia de las
demás se llamó hebrea, y assi, quando Jacob y sus hijos fueron a Egipto, los llamaron por este
hebreos, y el tiempo que estuvieron en la cautividad conservaron su lengua. Saliendo de Egypro y
comunicando con otras naciones, la alteraron y corrompieron, de modo que quando nuestro
Redentor vino al mundo se hablaba vulgarmente la lengua syríaca mezclada, y sólo los libros de
Moysén y los Profetas conservaron la escritura y la pureza de la lengua hebrea, sin embargo de que
tambien van mezcladas algunas palabras caldeas. Y assí la caldea como la syríaca, se derivaron de
la lengua hebrea; y muchos son de opinión que la lengua arábiga trae origen destas tres. Los
griegos tuvieron por bárbaros a las demás naciones, pero ellos, vencidos de los romanos, huvieron
de admitir su lengua latina, particularmente los hombres principales y que avían de acudir con
negocios al Senado Romano, adonde no se permitía hablar la lengua estraña. Sin embargo desto,
se produxo el ‘aprender los romanos la lengua griega, y ir a estudiarla a Atenas con las diciplinas y
artes liberales, que estavan escritas en la dicha lengua y juntamente con esto enriquecieron la
lengua latina introduciendo infinitos vocablos que traen origen de la griega. Qué lengua fué la
antigua que hablaron los romanos, no se ha podido enteramente averiguar, por ls muchas en que
se devió de dividir la provincia y porque aquellos que en diferentes tiempos la dominaron
introducirian lenguas propias. De las que quedaron muchos vocablos fueron de la lengua hetrusca
y hosca, y la común debía ser en los últimos tiempos la de Lacio, de donde tomó el nombre de
lengua latina. Decendiendo en particular a nuestra lengua española, dúdase quál aya sido la propia
que hablaron antiguamente; parece verisímil aver sido la que truxo Tubal, y muchos sospechan ser
la que aora llamamos vascuence; pero de tanto tiempo acá avrá sido fuerca el corromperse. Sea
ésta o sea otra, ella se vino a confundir con la venida de diversas naciones a España: como fueron
lydios, babilonios, traces, griegos, fenices, frigios, egipcios, focenses, nisios y otras muchas
naciones combinadas y atraídas con la riqueza de las minas de oro y plata, que en esta provincia se
descubrieron. Los cartaginenses y los romanos vinieron en competencia unos de otros y la
señorearon, aunque al cabo los romanos quedaron señores de toda España, ycomo vencedores
introduxeron su lengua romana y se hablava y escrivía como en Roma. Pero, entrando los godos en
ella, la corrompieron y mezclaron vocablos suyos, quedando juntamente con éstos algunos de de
los de la antigua lengua española, de do procedió un lenguage de latín corrupto, qual es el de las
leyes de los godos y de algu*nos otros libros que en aquel tiempo se escrivieron. Últimamente,
después de la pérdid de España, señoreándola los moros, intruduxeron muchos vocablos árabes ,
que se mezclaron con la lengua castellana y los judíos también nos comunicaron vocablos hebreos,
y tenemos algunos otros que inmediatamente vienen de la lengua griega; hanse ayuntado algunos
otros vocablos italianos, franceses, alemanes y de otras naciones, aunque estos son pocos, y los
más ha venido con las mercaderías y cosas que se han traído a España, conservándoles sus propios
nombres. De aquí se puede colegir quán difucultoso sea el dar origen a todos los vocablos
castellanos; y ésta ha sido la causa de que muchos que lo han emprendido desisten muy desde los
principios, contentándose con dar la etimología de qual y qual vocablo. La lengua antigua española
devió ser difícil y áspera de pronunciar a los forasteros y por esta razón se deve estimar, siendo
lengua varonil. Marcial, hablando della y de sus vocablos grosesros, dize, lib. 4, epigrama 55, ad
Lucium. Luci, gloria, etc. Ibi:

Rides nomina? Rideas licebit


Haec, tam rustica, delicate lector,
Haec tam rustica malo, quam Britannas.

Hasta el tiempo del rey don Alonso el Sabio se hazían las escrituras públicas en lengua latina y por
su mandado de alli adelante se hizieron en lengua castellana con fin de que se puliesse y
enriqueciesse, como se ha hecho desde aquel tiempo acá. Esta lengua se llama romance, por
derivarse de la lengua romana, y es nombre compun a la lengua vulgar italiana, a la francesa y a la
castellana, porque todas tres traen origen della; y con lo dicho parece averse cumpido con nuestra
lengua castellana. Lo demas se dirá en sus propios lugares; sólo es de advertir que los hombres
dosctos hablan y escriven con más elegancia y propiedad que el vulgo, y a vezes con tanta
diferencia, que parecen diversas lenguas; y es lo que Quintiliano dixo de la lengua latina, lib. 12,
capítulo 10: Nam mihi aliam quandam videur habere naturam, sermo vulgaris, aliam viri
eloquentis oratio. La noticia de muchas lenguas se puede tener por gran felicidad en la tierra, pues
con ellas comunica el hombre diversas naciones, y suele ser de mucho fruto en casos de necesidad,
refrenando el furor del enemigo, que hablándole en su propia lengua se reporta y concibe una
cierta afinidad de parentesco que le obliga a ser humano y clemente, como lo dixo Filón De
confusione linguarum, tratando de los daños y muertes que se han seguido por no entenderse
unos a otros, con estas palabras: Multi ab insidiatoribus ex improviso, ob imperitiam linguarum
oppressi sunt, etc. Y más adelante: Non leve argumentum societatis afferens, loquellam
familiarem, undemox accedit securitas a pericis. Y en tanto que unas naciones con otras no
vinieron a comunicar su lenguage, no pudieron estar en paz, ni en amistad, que, como dixo Platón
en el Timeo: Propter hoc est nobis datus sermo, ut presto forent, mutuae voluntatis indicia. De
Mitidates, rey de Ponto, se escrive aver hablado veinte y dos lenguas. Ovidio, lib. 2 De arte amandi,
se contenta con que el galán aya deprendido dos: Nec levis ingenitas pectus colouisse per artes
Cura sit et linguas edidicisse duas. Yo también me cntentaría con que los professores de qualquiera
facultad supiessen y aprendiessen juntamente con la lengua latina la lengua griega, pues para toda
la diciplina sería de grandíssima importancia.

LENGUA: El intérprete que declara una lengua con otra, interviniendo entre dos de diferenes
lenguages. *Algunas vezes usamos deste término lengua por semejanca y alusión, como en los
nombres de algunas yervas, que por tener forma de lenguas de diversos animales le usurparonm
como la yerva dicha lengua de buey, latine ey graece buglossa, lengua de ciervo, scolopendra,
lengua de cordero, ainoglossa, lengua de perro, cynoglossa. Podrás leer a Dioscórides y a los
demás autores que tratan de plantis. Lengua del agua, vale orilla del mar, por parecer que con sus
ondas extremas va lamiendo la rivera y no sólo es frasis castellana pero también lo es latina, de la
qual usó HOracio, lib. Corminum, ode 22, Integer vitae, etc. ibi:

Vel quae loca fabulosus


Lambit Hydaspes.

El fiel, latine examen, es dicho algunas vezes lengua. Lengua de camana comúnmente dicho
badajo. Proverbio: "Quien lengua ha a Roma va", para dar a entender que por culpa suya yerra el
camino, el que no pregunta por él, y ésta es la razón que muchos le pierden de confiados. Ay
algunas frasis vulgares, como poner lengua en alguno, hablar mal dél. Tomar lengua, informarse.
Irse de lengua, hablar demasiado en perjuyzio de tercero. Deslenguado, el que tiene costumbre de
hablar mal de los otros. Hazerse lenguas, hablar con gran fervor de alguna persona, con
abundancia de palabras. Venir con la lengua de un palmo, venir ansioso o sediento, a imitación del
perro sediento que lleva la lengua fuera de la boca. Persio, en la sátyra I:
Nec linguae quantum sitiat canis Apullantum.

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