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HUAMANGA
ESCUELA DE POST GRADO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
MAESTRÍA EN SALUD PÚBLICA
PRESENTADO POR:
AYACUCHO – PERÚ
2019
DEDICATORIA:
Dedicamos este trabajo a nuestros
padres por ser nuestro motor y
motivo de seguir nuestros
objetivos, y a nuestra docente por
ser la inspiración, guía en cada uno
de nosotros nuestros aprendizajes
como salubristas.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
El concepto de desigualdad ha cambiado a lo largo del tiempo: hay quien lo ha
utilizado para designar un sentido de injusticia, mientras que otros lo han utilizado para
designar diferencias. Según la OMS el término desigualdad se refiere a las diferencias
en materia de salud que son innecesarias, evitables e injustas. El concepto de
injusticia también puede ser muy variable, pero un criterio utilizado es el grado de
libertad que la persona tiene para escoger sus condiciones de vida.
Los objetivos de esta revisión son describir el concepto de género y las teorías que
explican las diferencias y desigualdades según el género, poner en evidencia las
desigualdades de salud según el género y describir la influencia de los trabajos
(productivo y reproductivo) en las desigualdades de salud según el género. Varios
autores definen el género como un constructo analítico que se fundamenta en la
organización social de los sexos (la construcción social del sexo biológico). Las teorías
sociológicas y sociobiológicas de género son las más utilizadas para explicar
diferencias y desigualdades en la asignación de los roles desempeñados por mujeres
y hombres. La diferencia básica entre la visión sociológica y la visión sociobiológica es
que para esta última el principal eje que diferencia mujeres y hombres se fundamenta
en las diferencias biológicas y no en las sociales. La salud de mujeres y hombres es
diferente y es desigual. Diferente porque hay factores biológicos que se manifiestan de
forma diferente en la salud y en los riesgos de enfermedad. Desigual porque hay otros
factores, explicados en parte por el género, que afectan de una manera injusta la salud
de las personas. Los roles ocupacionales y familiares son primordiales en la vida de la
mayoría de los adultos y por lo tanto han sido utilizados con frecuencia como ejes en
la investigación de las desigualdades en salud según género. El trabajo, tanto el
productivo (remunerado) como el reproductivo (no remunerado), tiene unas complejas
relaciones con el género y con la salud, pues traduce las estructuras normativas de
socialización y oportunidades.
CONCEPTOS BÁSICOS
A).- EL SEXO
Son las características biológicas que definen a los seres humanos como hombre o
mujer. Estos conjuntos de características biológicas tienden a diferenciar a los
humanos como hombres o mujeres, pero no son mutuamente excluyentes, ya que hay
individuos que poseen ambos. En el uso general de muchos idiomas, el término
«sexo» se utiliza a menudo en el sentido de «actividad sexual», aunque para usos
técnicos en el contexto de la sexualidad y los debates sobre salud sexual se prefiere la
definición anterior. (1)
b).- EL GÉNERO
Se refiere a los roles, las características y oportunidades definidos por la sociedad que
se consideran apropiados para los hombres, las mujeres, los niños, las niñas y las
personas con identidades no binarias. El género es también producto de las relaciones
entre las personas y puede reflejar la distribución de poder entre ellas. No es un
concepto estático, sino que cambia con el tiempo y del lugar. Cuando las personas o
los grupos no se ajustan a las normas (incluidos los conceptos de masculinidad o
feminidad), los roles, las responsabilidades o las relaciones relacionadas con el
género, suelen ser objeto de estigmatización, exclusión social y discriminación, todo lo
cual puede afectar negativamente a la salud. El género interactúa con el sexo
biológico, pero es un concepto distinto. (2)
Además de los factores biológicos ligados al sexo también se deben considerar los
factores sociales. Cabe mencionar los patrones de socialización, roles familiares,
obligaciones, expectativas laborales y tipos de ocupación que, frecuentemente,
generan situaciones de sobrecarga física y emocional en las mujeres y que tienen una
marcada influencia en su salud, lo que en gran medida justificarían su mayor
morbilidad por trastornos crónicos que se extienden en toda la vida sin producir la
muerte. El reconocimiento de la importancia del impacto del trabajo doméstico y de las
condiciones en que éste se realiza es fundamental para entender las desigualdades en
salud entre mujeres y hombres (Rohlfs et al., 1997).
Asimismo cabe destacar que los roles de género también afectan a la salud de los
hombres, por ejemplo condicionando su vida personal y autoestima a las expectativas
sociales de éxito laboral y económico, a las dificultades decurrentes de las situaciones
de paro. La falta de socialización para expresar sentimientos y padecimientos
mentales y físicos, así como las deficiencias del propio sistema sanitario significan
mayores dificultades para diagnosticar problemas afectivos y psicológicos encubiertos
por somatizaciones o conductas de riesgo (adiciones, conducción agresiva de
vehículos, comportamientos sexuales de riesgo) (Bonino, 2001).
Primariamente, la salud de la mujer fue estudiada básicamente con relación a su
fisiología reproductiva. Y, debido a la invisibilización de su salud como un todo, hay
patologías, que si los/las médicos/as no las investigan, su diagnóstico pasa
desapercibido. Un ejemplo puede ser el de una mujer que llega a una consulta de
atención primaria con quejas de cansancio, malestar general, dolores en las piernas y
que sale con un tratamiento contra la depresión, cuando una prueba permitiría saber
que sus síntomas se explican por una anemia por falta de hierro.
El «pensar el mundo en masculino» también representó para las ciencias de la salud
(y en algunos casos sigue representando) una interpretación de que los hechos
relacionados con la producción de enfermedad o la secuencia exposición–enfermedad
no tienen matiz de sexo, mucho menos de género. Sin embargo, a partir de principios
de la pasada década, el estudio de las desigualdades en la salud de mujeres y
hombres, que sobrepasaban sus diferencias biológicas (sexuales), ha ido poco a poco
ganando espacio en las publicaciones científicas.
Históricamente, muchos estudios epidemiológicos se han centrado en una población
exclusivamente masculina. El patrón básico ha sido un hombre blanco (anglosajón) de
1,75 m de altura, 35 años y complexión fuerte. Las generalizaciones hechas a partir de
este patrón han servido para disminuir o enmascarar las desigualdades en
salud. Debido a que las desigualdades de género no actúan aisladas y sí interaccionan
con otros factores, tales como el nivel socioeconómico, la etnia o la religión, no todas
las mujeres u hombres de una determinada sociedad experimentan las desigualdades
en salud de la misma manera (Gender y Health Group–Liverpool School of Tropical
Medicine,1998).
Relacionados con el género son las normas, expectativas y funciones sociales que
aumentan las tasas de exposición y la vulnerabilidad frente los riesgos para la salud,
así como la protección frente a los mismos, y que determinan los comportamientos de
promoción de la salud y de búsqueda de atención sanitaria y las respuestas del
sistema de salud en función del género. Son uno de los principales determinantes
sociales de las inequidades sanitarias. (3)
INTERSECCIONALIDAD
De acuerdo con el desglose por sexo de los datos, los hombres tienen una menor
(3)
esperanza de vida (4,4 años menos en 2016) y una mayor carga de años de vida
(4)
ajustados por discapacidad (AVAD) que las mujeres . Gran parte de estas
diferencias se deben a factores relacionados con el género:
Por ejemplo, hay normas sociales que determinan que los hombres estén más
expuestos al tabaco y las bebidas alcohólicas, lo que a su vez genera tasas de AVAD
(5)
tres veces superiores en los hombres que en las mujeres . Sin embargo, también
existen normas sociales y de género que aumentan la carga de algunas enfermedades
entre las niñas y las mujeres:
Por ejemplo, debido a que tienen relativamente menos acceso a los servicios de
tratamiento de la catarata, sus tasas de ceguera son más elevadas.
3.2: Muertes evitables La influencia de la mujer en la toma El género de un niño enfermo puede
de recién nacidos y de decisiones en el hogar y en el influir en las decisiones de sus padres.
niños menores de 5 control de los recursos determina los En ocasiones, ello da lugar a que las
años recursos asignados a la alimentación niñas tengan menos probabilidades de
y el bienestar de los niños. ser atendidas cuando lo necesitan.
3.3: Epidemias de sida, Las ocupaciones de los hombres En ocasiones, los horarios de apertura
tuberculosis, (por ejemplo, las que implican de los centros de salud no son
paludismo, trabajar al aire libre) pueden compatibles con los compromisos
enfermedades aumentar la exposición a los laborales de los hombres. Además, los
tropicales desatendidas, mosquitos. Asimismo, las tareas varones pueden tener menos acceso a
hepatitis, enfermedades domésticas que realizan las mujeres, intervenciones como las pruebas y el
transmitidas por el agua como la recogida de agua, también tratamiento de la infección por el VIH
y otras enfermedades pueden aumentar la exposición. que, a menudo, se prestan a través de
transmisibles. los servicios de salud reproductiva que
utilizan principalmente las mujeres. (7)
3.7: Acceso universal a Las tasas de embarazo, matrimonio En algunos países, las mujeres
los servicios de infantil y violencia de género son necesitan el permiso de los hombres
atención sexual y más elevadas entre las adolescentes para utilizar anticonceptivos (15).
reproductiva que viven en zonas afectadas por
catástrofes naturales (14).
3.8: Logro de la Cuando la vulnerabilidad asociada a En los lugares donde los seguros de
cobertura sanitaria la etnia y la ubicación geográfica se enfermedad se contratan
universal suma a la relacionada con el género, voluntariamente, la menor capacidad
se limita el acceso a los servicios de de pago de las mujeres y la necesidad
salud (16). de cuidar de sus hijos suelen influir en
esta decisión (17).
3.9: Polución y El trabajo (ya sea dentro o fuera del Los hombres, cuyas tasas de
contaminación hogar) influye en las tasas y los tipos tabaquismo son más elevadas, están
ambiental de exposición a los riesgos. Por también más expuestos a los
ejemplo, los hombres suelen estar contaminantes del aire. Estos dos
más expuestos a los contaminantes factores agravan las diferencias entre
de los vehículos de motor, y las sexos en relación con determinados
mujeres, a los humos de las cocinas. resultados sanitarios (18).
Los sistemas de salud que tienen en cuenta las cuestiones relacionadas con el género
incorporan la perspectiva de género para adoptar las siguientes medidas en los seis
componentes básicos de los sistemas de salud:
En muchos países, las mujeres representan más del 70% del personal sanitario
(19)
remunerado y, a menudo, son las principales profesionales de atención domiciliaria
y comunitaria. Además, son las principales prestadoras de cuidados no remunerados.
A pesar de ello, están infrarrepresentadas en los puestos directivos y de toma de
decisiones de los sistemas de salud. Los prejuicios relacionados con el género, la
violencia física y sexual y el acoso siguen siendo grandes problemas para los
trabajadores sociosanitarios. Si la diferencia global de sueldo entre hombres y mujeres
es del 20 %, en el sector sociosanitario alcanza una media del 26 % en los países de
(20)
ingresos altos y del 29 % en los de ingresos medio-altos .
Se encontró que los problemas de salud tienen una distribución desigual, tanto los del
tipo agudo como las enfermedades crónicas. También se observó una distribución
desigual en el acceso a la búsqueda de atención médica en instituciones de salud. Sin
embargo, estas desigualdades no son explicadas por la variable económica del gasto
per cápita, existiendo otras variables que estarían influyendo en estas desigualdades.
Estas variables fueron definidas en un análisis de regresión lineal múltiple,
encontrándose que la probabilidad de tener cualquier enfermedad disminuye por
factores como, el haber recibido atención preventivo promocional, el estar afiliado al
Seguro Integral de Salud (SIS) y el contar con el servicio de desagüe. Por otro lado,
aumentan la probabilidad de enfermarse, el hecho de no buscar atención médica
cuando se tiene un problema de salud reconocido y el buscar atención de salud en
farmacias y boticas. Asimismo se encontró que, la atención médica en
establecimientos institucionales se incrementa, cuando aumenta el porcentaje de
población afiliada al SIS y la búsqueda y acceso de atención odontológica. Del mismo
modo, se incrementa cuando se reduce la atención privada y la atención en farmacias.
También cuando disminuye la decisión de no buscar atención y el no tener servicio de
desagüe. Finalmente se incrementa al disminuir el porcentaje de la población que
manifiesta como motivo de no consulta a la falta de dinero.
Morbilidad según género Al igual que en la población general, durante el año 2011, las
enfermedades infecciosas y parasitarias fueron el principal motivo de consulta externa
en los varones (43,6%), seguidas de las enfermedades de la piel, del sistema
osteomuscular y del tejido conjuntivo con 9,9% del total, manteniendo –en ambos
casos- el primer y segundo lugar que ocuparon en el año 2009, respectivamente. Se
observa, además, un aumento muy significativo de las enfermedades dentales y de
sus estructuras de sostén que en el año 2011 ocuparon el tercer lugar con 9,7%, a
diferencia del año 2009 en que se situaban en el sexto lugar con 4,3%. La proporción
de las enfermedades endocrinas, metabólicas y nutricionales así como de las
enfermedades dentales y de sus estructuras de sostén han aumentado muy
significativamente en el período 2009 y 2011, a diferencia de las enfermedades
infecciosas y parasitarias y de las de la piel y del sistema osteomuscular, que
muestran una disminución en este período.
Al realizar el análisis por enfermedades específicas, se observa que en el 2011, las
infecciones de vías respiratorias agudas aparecieron como el principal diagnóstico de
los varones que acuden a los consultorios externos (29,0%), seguidas de las
enfermedades infecciosas intestinales que registraron 6,6%. La desnutrición y
deficiencias nutricionales se posicionaron en el tercer lugar con 5,3% en ese mismo
año.
Por primera vez, la OMS separó sus estadísticas por sexos, confirmando varios
estudios que señalan que las mujeres tienen mejores perspectivas de vivir una vida
larga que los hombres.
Una de las razones por las que las mujeres parecen vivir más, según el informe de
la OMS, es que tienden a usar mejor los recursos sanitarios. Por ejemplo, en los
países con epidemias de VIH, las mujeres tienden más a someterse a pruebas y a
acceder a terapias antiretrovirales, explica.
La OMS advirtió también que la desigualdad en ingresos y en el acceso a cuidados en
varios países se traduce en una vida más corta para muchos.
SALUD Y GÉNERO
Ellas viven en promedio 77,8 años a diferencia de los hombres que viven 72,5
años en promedio. Dichos indicadores son mayores en el Callao, donde los
mujeres viven 81.2 años versus los hombres que pueden llegar a vivir 75.5
años.
Esto podría estar determinado por los estilos de vida y otros factores. Por
ejemplo, los hombres presentan mayor incidencia de enfermedades no
trasmisibles como diabetes, cirrosis y neoplasias. Las mujeres en cambio
enferman menos por enfermedades neoplásicas siendo la tasa de 29.9 en
mujeres; así como de enfermedades isquémicas del corazón 18.64 (27.10 los
hombres). Y tienen menor tasa de SIDA (1.2) que los hombres (4.6).
Se propone además ser de gran utilidad para la integración del enfoque de género
entre el personal técnico, tomadores de decisión, personas de la academia y sociedad
civil, involucrada en el planeamiento y evaluación de proyectos con impactos en la
población.
DATOS Y CIFRAS
Es un factor que crea inequidades sanitarias por sí solo y que puede agravar
las que son producto de la situación socioeconómica, la edad, la etnia, la
discapacidad, la orientación sexual, etc.
Este conjunto de medidas ofrece a los sistemas nacionales de salud instrumentos para
recopilar, analizar y comunicar datos sanitarios para analizar la equidad. Estos
instrumentos se basan en los derechos humanos y ayudan a transformar las
relaciones de género, entre otras cosas promoviendo la inclusión de las cuestiones
relacionadas con el género en el análisis de los datos desglosados por sexo. Los
componentes de este programa (entre ellos, el manual técnico Innov8 e instrumentos
para hacer un seguimiento de las inequidades sanitarias y para realizar evaluaciones
de los obstáculos) se han puesto a prueba en varios países. Actualmente se está
ampliando el programa para ayudar a reforzar la capacidad en determinados países.
En 2017, la OMS introdujo una política sobre paridad entre los sexos en la dotación de
personal y se comprometió a lograr aumentos anuales de, al menos, un 1,5% en la
proporción de funcionarios con nombramientos continuos y de plazo fijo en la
categoría P4 y en categorías superiores durante los próximos cinco años, teniendo en
cuenta los distintos grados de progreso en la Sede y las oficinas regionales y haciendo
un seguimiento de los mismos.
La OMS participa también en el Plan de Acción para todo el Sistema de las Naciones
Unidas sobre la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-
SWAP), y rinde cuentas a ONU-Mujeres sobre 15 criterios comunes de desempeño.
Además, la Organización evalúa periódicamente la integración de las cuestiones
relacionadas con el género, la equidad y los derechos humanos en las políticas y los
programas de la Secretaría y de los países. Desde el presente año, la OMS participa
en el ONU-SWAP 2.0, que se centra en los resultados y está vinculado a la Agenda de
los Objetivos del Desarrollo Sostenible 2030.
En la Región de Europa se ha presentado en 2018 una nueva estrategia para la salud
y el bienestar de los hombres, basada en una revisión de las evidencias sobre temas
como la mortalidad prematura, la intersección entre la masculinidad y las
desigualdades existentes, las respuestas de los sistemas de salud en el curso de la
vida de los hombres y el papel de los hombres en la promoción de la igualdad entre los
sexos en la salud.
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
Como salubristas exigir una distribución justa del costo real de la provisión de
atención, no solo entre hombres y mujeres sino, también, entre la familia, la
comunidad, el estado, y el mercado.
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21.- Improving employment and working conditions in health services. Report for
discussion at the Tripartite Meeting on Improving Employment and Working
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http://www.ilo.org/sector/activities/sectoral-meetings/WCMS_548288/lang--
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