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SEGUNDO CONGRESO

CONTINENTAL LATINOAMERICANO
DE VOCACIONES
2011

31 de enero al 5 de febrero de 2011


Cartago, Costa Rica

SEGUNDO CONGRESO
CONTINENTAL LATINOAMERICANO
DE VOCACIONES 2011

DOCUMENTO DE TRABAJO

Pontificia Obra para las Vocaciones


Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM
Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas - CLAR
CONTENIDO
4
INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE: VOZ DE LA PALABRA 6

Preámbulo
1.1 Realidad socio-económica
1.2 Realidad política y cultural 8
1.3 Realidad eclesial 9
1.4 Realidad vocacional 10
1.5 Etapas del acompañamiento vocacional
Reflexión 12

SEGUNDA PARTE: ROSTRO DE LA PALABRA 13

Prólogo
2.1 La misión evangelizadora y vocacional de Jesús 14
2.2 La vocación a la orilla del mar 15
2.3 Lanzad vuestras redes 16
2.4 La palabra de Jesús, una palabra vocacional 17
2.5 De Maestro a Señor 18
2.6 Las redes de la misión 19
2.7 Pescadores para siempre 20
2.8 Aprender con Jesús 21
Reflexión

TERCERA PARTE: CASA DE LA PALABRA 22

3.1 Realidad englobante


3,2 La Voz de la Palabra
3.3 La voz de la Iglesia Latinoamericana y Caribeña 23
3.3.1 El sujeto vocacional 24
3.3.2 El Maestro del discípulo misionero
3.3.3 La santidad como ideal
3.3.4 La comunión como ambiente 25
3.3.5 La formación como camino
3.4 Las columnas y vigas de la casa vocacional
3.4.1 La escucha de la Palabra 26
3.4.2 La mesa de la Eucaristía
3.4.3 La Oración de escucha
3.4.4 La Comunión coherente
3.5 Nuevos escenarios y sujetos emergentes de la Pastoral
Vocacional
3.5.1 Nuevos escenarios 27
3.5.2 Sujetos emergentes
Conclusión
Reflexión
2
28
CUARTA PARTE: CAMINOS DE LA PALABRA
4.1 La misión: Echar las redes
4.2 Recorrer los caminos de la Palabra 29
4.2.1 Los caminos de la animación vocacional en el contexto
actual.
4.2.2 El camino y el proceso de conversión de la animación
vocacional
4.2.3 Una animación vocacional que forma discípulos misioneros 30
4.3 Elementos fundamentales de la animación vocacional
4.4 Los desafíos de la animación vocacional
4.5 El perfil y la identidad de los animadores vocacionales 31
4.5.1 La formación de los animadores vocacionales
4.5.2 La oración: Escuchar la Palabra de Dios
4.5.3 Espiritualidad vocacional 32
4.5.4 La centralidad del Encuentro con Jesucristo 33
4.6 Itinerario fundamental de los discípulos misioneros
4.6.1 El proceso vocacional y formativo de los discípulos
misioneros
4.7 Los lugares y espacios de animación vocacional 34
4.7.1 La comunidad eclesial
4.7.2 Estructura y organización eclesial 35
4.7.3 Equipos vocacionales, coordinaciones y centros
4.7.4 Metodología – Método para la animación vocacional 36
4.7.5 El camino de la planeación y de la organización
4.7.6 Planeación, organización y estrategias para la animación 37
vocacional
4.8 Una animación vocacional para el mundo y en el mundo 38
4.8.1 Animación vocacional y cultura de la vida 39
4.8.2 Nuevos areópagos – nuevos lugares – mar adentro
4.8.3 El mundo de la comunicación 40
4.8.4 Un lenguaje de la vocación
4.8.5 El mundo de la educación – la escuela 41
4.9 Integración de las pastorales 42
4.9.1 Liturgia
4.9.2 Catequesis
4.9.3 Familia
4.9.4 Juventud 43
4.9.5 La vocación de los adolescentes y de los jóvenes
4.9.6 Atención a la vocación y misión de los cristianos laicos y 44
laicas
4.10 No temas: No tener miedo
4.10.1 Osadías, coraje y creatividad
4.10.2 Testimonio 45
4.10.3 Continuar el camino
Reflexión

47

3
48
ANEXOS
49
a) Descripción del Logo
b) Letra del Himno del Congreso ¡Lanza las redes¡
c)Oración II Congreso

4
PRESENTACIÓN

Si todo encuentro humano es una oportunidad de comunicación, de vida y de


crecimiento, desde la perspectiva de la Iglesia esto es más evidente cuando el
encuentro lo anima la fe en Jesucristo, porque donde dos o tres están reunidos en
mi nombre allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18,20). Por tanto, recorrer el camino
hacia en Segundo Congreso Continental de Vocaciones es un momento de gracia
para nuestras comunidades Eclesiales, porque representa la oportunidad de
reunirse en el nombre del Señor a orar, reflexionar, dialogar y actuar a favor de las
vocaciones.

Este recorrido debe ser asumido con gozo, y a la vez, con profunda responsabilidad
personal y comunitaria. Precisamente como signo de este compromiso se ha
elaborado el presente instrumento de trabajo, cuya finalidad es animar y motivar el
proceso de preparación de las Conferencias Episcopales y sus delegados al
Congreso.

Con un esquema centrado en la Palabra de Jesús que alienta a sus discípulos


misioneros a lanzar las redes mar adentro (Cfr. Lc 5,5), este instrumento ofrece un
marco de referencia para que quienes participen en el Congreso dialoguen con un
lenguaje común, hagan aportes previos y se preparen en la oración y la escucha
atenta a la Voz del Maestro, y puedan así enriquecer esta experiencia de Iglesia.

Los objetivos del Congreso se han definido como:

 Objetivo General:
Fortalecer la cultura vocacional para que los bautizados asuman su llamado
de ser discípulos y misioneros de Cristo en las circunstancias actuales de
América Latina y el Caribe.

 Objetivos específicos:
1. Destacar los principales aspectos de la realidad de América Latina y
Caribe que inciden en la dinámica vocacional.
2. Examinar la conciencia que los bautizados de América latina y Caribe
tienen de la cultura vocacional.
3. Reflexionar el proyecto del Padre para el ser humano en las
circunstancias actuales de América Latina y el Caribe.
4. Presentar la vocación bautismal como eje transversal de toda la acción
pastoral de la Iglesia.
5. Elaborar pistas concretas de la dimensión evangelizadora de la
animación vocacional para la Misión Continental.
6. Elaborar criterios para procesos de itinerarios vocacionales que
respondan a las circunstancias actuales de América Latina y el Caribe.

Cabe destacar que estos objetivos, al igual que el instrumento de trabajo, no se


proponen ser una camisa de fuerza que limite la creatividad pastoral de los
delegados, simplemente intentan encauzar la reflexión en la búsqueda de
conclusiones y experiencias comunes. Por tanto no son ellos por sí mismos los que
definirán los resultados del Congreso, sino la acción creadora del Espíritu que se
manifiesta en la acción eclesial.

5
El marco referencial amplio del Congreso lo ofrece el caminar de la Iglesia. El
Vaticano II, con su vivencia renovada de la Palabra, de la liturgia y del ser y
quehacer de la Iglesia en el mundo actual es el norte que orientará las reflexiones,
el compartir, los trabajos y las propuestas. El Concilio, que ha vuelto a resonar
fuerte en el corazón de Iglesia latinoamericana y caribeña en los albores del tercer
milenio con la conferencia de Aparecida, especialmente en su invitación a la
conversión, en su compromiso misionero y en su propuesta de identidad de todos
los vocacionados, es la clave para interpretar todos los trabajos que se realicen
antes, durante y después del Congreso.

El presente documento no es ni receta de cocina ni diseño de una línea de


ensamblaje para obtener muchas vocaciones, así como el Congreso tampoco es
una reunión para abordar todos los retos que la cultura posmoderna plantea a la
Iglesia, misterio de vocaciones. Éste es sólo un documento para animar la reflexión,
el dialogo y la oración. Es una herramienta fruto del trabajo de muchos hermanos y
hermanas, consagradas, sacerdotes y laicos, para que las comunidades descubran
la invitación a dar un paso más con el Señor que camina al lado de su pueblo y
escribe con él la historia de salvación en medio de dolores y esperanzas, historia
que es la narración del diálogo vocacional entre la libertad amorosa y perfecta del
Padre y la respuesta imperfecta del ser humano. Este paso lo concretizaremos
juntos durante la realización del Congreso.

El documento, por tanto, no es sólo para quienes sean escogidos por sus
Conferencias Episcopales como delegados y delegadas a esta actividad, sino para
todos los bautizados y bautizadas que quieren responder al Señor fortaleciendo la
Cultura Vocacional que nuestros pueblos necesitan para tener vida plena en
Jesucristo. Es, sobre todo, la invitación a orar para que esta actividad que se
realizará en Costa Rica a los pies de la Virgen, bajo su advocación de Nuestra
Señora de los Ángeles, o como la llamamos los costarricenses, la Negrita, sea parte
del nuevo Pentecostés que está viviendo la Iglesia del continente.

Un documento es inútil si se limita a ser letra muerta o ideas sin pasión. Sólo
ustedes, respondiendo al Espíritu, pueden convertir estas páginas, con su trabajo y
oración, en momento de gracia para que nuestra Iglesia reciba la cosecha
abundante de vocaciones laicales, sacerdotales, religiosas, misioneras… que
requiere para ser sal del mundo y luz de la tierra en los próximos siglos y para que
tengamos las y los discípulos misioneros según el corazón de Cristo que nuestra
sociedad hoy demanda.

Alexis Rodríguez Vargas, Pbro


Costa Rica
Secretario Ejecutivo de DEVYM-OSLAM

6
INTRODUCCIÓN

P. Ricardo Morales, Argentina

De gran estímulo para nuestro continente fueron aquellos días de comunicación,


reflexión y sueño en común sobre el fenómeno vocacional en nuestra América. No
en vano, el lema nos impulsaba a la siembra entusiasta: “La Pastoral Vocacional en
el Continente de la Esperanza”.

Recordamos que aquel congreso atendió a un deseo del Santo Padre Juan Pablo II,
quien nos advertía sobre la necesidad de una pastoral vocacional renovada y
concebida, como una dimensión obligatoria de todo el plan global pastoral 1.

Ya han pasado 15 años de aquella experiencia de comunión y participación,


reflejada en la unidad y corresponsabilidad de la Sede Apostólica, el Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Conferencia Latinoamericana y Caribeña
de Religiosos y Religiosas (CLAR).

Resuenan en nuestras actividades apostólicas los objetivos fundamentales que


inspiraron los trabajos posteriores en Pastoral Vocacional:

- La concientización de que la Nueva Evangelización precisaba de lograr mejor


calidad y mayor número de vocaciones.

- La idea de que en los procesos pastorales se incluya la dimensión


vocacional.

- El estudio de itinerarios de formación juvenil en orden al despertar, discernir y


acompañar las vocaciones.

- La colaboración e integración entre los diversos organismos eclesiales.

Recordamos también las luces, que estimularon la concretización práctica de los


objetivos, como por ejemplo:

Los encuentros de PV en los más diversos niveles, las jornadas de oración por las
vocaciones, la creación de Centros Diocesanos de Pastoral Juvenil Vocacional, la
promoción de cursos de formación de nuevos agentes, la organización de equipos
Vocacionales Parroquiales, la búsqueda constante de integración con las pastorales
afines. La conciencia de que la PV debía impregnar toda pastoral.

En aquellos días, ya nos preocupaban las sombras provenientes de la cultura


postmoderna, de la desestabilización de las familias, de la falta de comprensión de
la cultura urbana, del aislamiento, en otras regiones, de la PV en relación con la
pastoral de conjunto. Así también, las crisis de las vocaciones femeninas; el
abandono del ministerio presbiteral, entre otras.

1
Juan Pablo II, carta a los organizadores y participantes del el Primer Congreso Continental
Latino Americano de Vocaciones.
7
Las luces y las sombras se han configurado en un nuevo escenario en nuestra
America Latina. Estas han sido recogidas por el documento de Aparecida, las cuales
son como una nueva llamada a ser Discípulos Misioneros del Señor.

Profundizando en la potencialidad de la vocación bautismal:

La condición del discípulo brota de Jesucristo como se su fuente, por la fe y el


bautismo y crece en la Iglesia, comunidad donde todos sus miembros adquieren
igual dignidad y participan de diversos ministerios y carismas. De este modo, se
realiza en la Iglesia la forma propia y específica de vivir la santidad bautismal al
servicio del Reino de Dios. D A.184.

Y señalando un nuevo marco referencial al cual habrá que responder:

En el fiel cumplimiento de su vocación bautismal, el discípulo ha de tener en cuenta


los desafíos que el mundo de hoy presenta a la Iglesia de Jesús, entro otros: el
éxodo de fieles a las sectas y otros grupos religiosos; las corrientes culturales
contrarias a Cristo y a la Iglesia; el desaliento de sacerdotes frente al vasto trabajo
pastoral; la escasez de sacerdotes en muchos lugares; el cambio de paradigmas
culturales, el fenómeno de la globalización y la secularización; los graves problemas
de violencia, pobreza e injusticia; la creciente cultura de muerte que afecta la vida
en todas sus formas. D. A. 185.

En este II Congreso de América Latina y el Caribe, aceptamos los retos que nos
vienen desde esta nueva realidad y nos proponemos:

- Examinar la conciencia que los bautizados tienen de la cultura vocacional.


- Reflexionar el proyecto del Padre para el ser humano en las circunstancias
actuales. Presentar la vocación bautismal como eje transversal de toda la
acción pastoral de la Iglesia.
- Elaborar pistas concretas de la dimensión evangelizadora de la animación
vocacional para la Misión Continental.
- Y marcar criterios para procesos de itinerarios vocacionales que respondan a
las circunstancias actuales.

El primer Congreso nos despedía con la invitación a la confianza en Jesús, Buen


Pastor. En estos nuevos tiempos recuperamos aquel deseo – bendición, para que
nos anime desde esta nueva luz del discipulado – misión:

Jesús, Buen Pastor, que respeta a cada persona,


que la invita a vivir una verdadera experiencia de amistad,
sana sus heridas, la asume, la escucha y la renueva,
en una palabra, le da la vida,
es maestro y modelo de todo acompañamiento vocacional.
Él que conoce a cada uno por su nombre
y tiene palabras de vida eterna
renueve a lo largo del Continente la esperanza,
la invitación a dejarlo todo y seguirlo 2.

PRIMERA PARTE
2
De las conclusiones del I Congreso Latino Americano de Vocaciones.
8
VOZ DE LA PALABRA

P. Carlos Silva (Uruguay)

Preámbulo

La Pastoral de las Vocaciones -promotora de todas las vocaciones eclesiales- se


propone escuchar la voz de la Palabra que habla a las Iglesias de América Latina
y del Caribe. En comunión con el Documento final de la V Conferencia del
Episcopado en Aparecida y el Sínodo de la Palabra, contemplamos al Maestro
Jesús que -en el lago de Genesaret- vuelve a decirnos: echa las redes. Le decimos:
“Maestro…, en tu nombre echaré las redes” (Lc 5, 5). Es el lema elegido para los
pre-congresos preparatorios y para nuestro II Congreso Latinoamericano y del
Caribe a celebrarse el año 2011 en Costa Rica.

Somos invitados a realizar un viaje espiritual, un camino, “desde lo infinito de Dios


hasta nuestras casas y por las calles de nuestras ciudades”. La Palabra Revelada
es creadora, es ecológica. Orienta la historia, porque es salvífica. La escuchamos
en la realidad, “lugar” teológico para el encuentro con Dios. Con espíritu de oración
realizamos una Lectio Divina de Lucas 5, 1- 12 y comenzamos preguntándonos:
¿qué dice el texto?

Jesús estaba a la “orilla” del lago y la “gente se agolpaba para oír la Palabra de
Dios” (v 1). Somos concientes que hay una multitud que busca a Dios, aunque no
siempre por caminos adecuados y que crece en nuestra gente y en nuestros
jóvenes el deseo de escuchar la Palabra de Dios. Miramos el lago, la orilla, el borde
entre el mar y la tierra. Es de noche y la pesca fue inútil. Los protagonistas son:
Jesús, Simón Pedro, Santiago, Juan y la multitud de llamados-enviados.
Constatamos que hoy existen otras “orillas”. Nos exigen ver -con corazón
pastoral- una realidad nueva y cambiante a la vez (Cf. DA 19).

Estamos a la orilla de un cambio de época, de un gigantesco cambio cultural y de


paradigmas (Cf. DA 33; 44; 56) que provoca “una crisis de sentido” (DA 38). Dado
que es imposible describirlo en su totalidad, nos detendremos en algunos factores
que inciden en los procesos vocacionales. La realidad social, política, económica y
cultural es compleja y desigual (Cf. DA 36). “La novedad de estos cambios, a
diferencia de los ocurridos en otras épocas, es que tienen un alcance global que,
con diferencias y matices, afectan al mundo entero. Habitualmente, se los
caracteriza como el fenómeno de la globalización…con su capacidad de crear una
red de comunicaciones de alcance mundial… Como suele decirse, la historia se ha
acelerado y los cambios mismos se vuelven vertiginosos, puesto que se comunican
con gran velocidad a todos los rincones del planeta” (DA 34). En esta orilla la Iglesia
propone la globalización de la solidaridad (Cf. DA 64), de la verdad (Cf. Carta
Encíclica Caritas in Veritate), de la defensa de la vida (Cf. DA, tercera parte).

1.1 Realidad socio-económica

9
Contemplamos, “con la mirada de la fe, el rostro humillado de tantos hombres y
mujeres de nuestros pueblos y, al mismo tiempo, su vocación a la libertad de los
hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre
todos” (DA 31). Escuchamos el clamor (Cf. Ex 3, 7) de nuestros hermanos y
hermanas sumergidos en cuadros de pobreza y miseria. Percibimos la exclusión
social y cultural, en especial de niños, adolescentes y jóvenes (Cf. DA 48).
Destacamos a “las comunidades indígenas y afroamericanas que, en muchas
ocasiones, no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; muchas
mujeres, que son excluidas en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica;
jóvenes, que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de
progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y
constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados,
campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y
niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual;
también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias viven en la
miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen de las
drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctima de
enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y VIH-SIDA, que sufren de
soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y social. No olvidamos
tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo,
de conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. También los ancianos, que
además de sentirse excluidos del sistema productivo, se ven muchas veces
rechazados por su familia como personas incómodas e inútiles. Nos duele, en fin, la
situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos… Lamentablemente,
“los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables” (DA
65). Son nuevos rostros de pobres, nuevas exclusiones que nos interpelan, mientras
observamos nuevas redes de comunicación y de relación en nuestra “aldea global.”

Experimentamos que la sociedad está en crisis. Nos preocupa la crisis que afecta a
la familia (Cf. DA 40) y la propuesta de los ídolos del poder, la riqueza y del placer
efímero (Cf. DA 387).

Comprobamos que la economía condiciona las demás dimensiones de la vida


humana, mientras el mercado absolutiza la eficacia y la productividad como valores
reguladores de las relaciones humanas. Privilegia el lucro, estimula la competencia
y concentra el poder y la riqueza en pocas manos. Este proceso promueve la
injusticia (Cf. DA 61). La globalización no siempre se mueve en función de valores
objetivos -que están más allá del mercado- como la justicia, el amor, la dignidad y
los derechos de todos, “aún de aquellos que viven al margen del propio mercado”
(Cf. Ibíd.). Genera pobreza material, de conocimiento, oportunidades y de acceso a
nuevas tecnologías (Cf. DA 62). Somos concientes que, “aunque se ha progresado
muchísimo en el control de la inflación y en la estabilidad macroeconómica…,
muchos gobiernos se encuentran severamente limitados para el financiamiento de
sus presupuestos públicos por los elevados servicios de la deuda externa e interna”
(DA 68). La acumulación de riquezas ha olvidado el bien común (Cf. DA 69). Es
“también alarmante el nivel de la corrupción en las economías, que involucra, tanto
al sector público, como al sector privado, a lo que se suma una notable falta de
transparencia y rendición de cuentas a la ciudadanía. En muchas ocasiones, la
corrupción está vinculada al flagelo del narcotráfico o del narconegocio y, por otra
parte, viene destruyendo el tejido social y económico en regiones enteras” (DA 70).

10
La población económicamente activa es afectada por el subempleo, el desempleo o
el trabajo informal. El trabajo formal se ve sometido -en muchos casos- a la
precariedad de las condiciones de empleo y a la presión constante de
subcontratación, lo que trae consigo salarios bajos y desprotección en el campo de
la seguridad social, mientras los sindicatos pierden la posibilidad de defender los
derechos de los trabajadores (Cf. DA 71). Por un lado, la mayoría de los
campesinos sufren a causa de la pobreza (Cf. DA 72). Por otro, destacamos el
fenómeno de la movilidad humana en su doble expresión: migración e itinerancia,
de personas que se ven forzadas a migrar dentro y fuera de sus respectivos países
(Cf. DA 73). Verificamos, a la vez, opciones positivas para enfrentar esa situación.

Mientras contemplamos estas “orillas”, valoramos el esfuerzo y el compromiso de


hombres y mujeres que defienden la dignidad humana (Cf. DA 388) y promueven a
los más débiles e indefensos (Cf. DA 402; 403).

1.2 Realidad política y cultural

“Constatamos un cierto progreso democrático que se demuestra en diversos


procesos electorales. Sin embargo, vemos con preocupación el acelerado avance
de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas
ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista. Esto indica que no basta
una democracia puramente formal… sino que es necesaria una democracia
participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Una
democracia sin valores… se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando
al pueblo” (DA 74).

La vida armónica y pacífica de nuestros pueblos se está deteriorando en algunas


regiones. Crece la violencia interna, que se manifiesta en robos, asaltos,
secuestros, y lo que es más grave, el asesinato de personas, causando gran dolor
en las familias y a la sociedad entera. La violencia reviste distintas formas y tiene
diversos agentes. Por otro lado, “es positiva la globalización de la justicia, en el
campo de los derechos humanos y de los crímenes contra la humanidad, que a
todos permitirá vivir progresivamente bajo iguales normas llamadas a proteger su
dignidad, su integridad y su vida” (DA 82). Pero, constatamos un bajo número de
católicos en política y en liderazgo social.

La realidad social, económica y política impacta particularmente en la variedad de


culturas que tiene América Latina y el Caribe, “desde aquellas más originarias hasta
aquellas que, con el paso de la historia y el mestizaje de sus pueblos, se han ido
sedimentando en las naciones, las familias, los grupos sociales, las instituciones
educativas y la convivencia cívica (Cf. DA 43). Se corre el riesgo de que en ellas, se
desvanezca “la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con
Dios… Quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el concepto de la realidad y
sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas. Surge hoy,
con gran fuerza, una sobrevaloración de la subjetividad individual.
Independientemente de su forma, la libertad y la dignidad de la persona son
reconocidas. El individualismo debilita los vínculos comunitarios y propone una
radical transformación del tiempo y del espacio… Los fenómenos sociales,
económicos y tecnológicos están en la base de la profunda vivencia del tiempo, al
que se le concibe fijado en el propio presente, trayendo concepciones de
inconsistencia e inestabilidad. Se deja de lado la preocupación por el bien común

11
para dar paso a la realización inmediata de los deseos de los individuos, a la
creación de nuevos y, muchas veces, arbitrarios derechos individuales, a los
problemas de la sexualidad, la familia, las enfermedades y la muerte” (DA 44).
Asimismo, “las relaciones humanas se consideran objetos de consumo, llevando a
relaciones afectivas sin compromiso responsable y definitivo” (DA 46).

Los medios de comunicación informan, pero que no forman. “Lejos de llenar el vacío
que en nuestra conciencia se produce por la falta de un sentido unitario de la vida,
en muchas ocasiones, la información transmitida por los medios sólo nos distrae”
(DA 38; Cf. DA 39). Se propone “un sentido estético, una visión acerca de la
felicidad, una percepción de la realidad y hasta un lenguaje, que se quiere imponer
como una auténtica cultura” (DA 45). Mientras que el fenómeno del ciber-espacio
nos comunica y acerca, también disminuye nuestra capacidad de encuentro,
escucha y alteridad. Comprobamos el surgimiento de nuevas generaciones, de un
nuevo tipo de jóvenes.

Verificamos nuevos escenarios que nos desafían: las culturas juveniles, el mundo
global digital, el cuidado de la creación, las cuestiones ecuménicas, interreligiosas,
interculturales, las configuraciones políticas, etc.

Hoy nos enfrentamos a nuevos escenarios: la cultura urbana -híbrida, dinámica y


cambiante, pues amalgama múltiples formas, valores y estilos de vida- y la
suburbana, fruto de grandes migraciones de población en su mayoría pobre, que se
estableció alrededor de las ciudades en los cinturones de miseria (Cf. DA 58).
Identificamos nuevos rostros, nuevos protagonistas: las mujeres, los indios, los afro-
americanos, los pobres y, especialmente, los jóvenes. Volvemos a contemplar las
“orillas” de nuestra realidad y, una vez más, valoramos el compromiso de los
discípulos de Cristo que procuran transformar esa realidad desde el Evangelio.

1.3 Realidad eclesial

En la orilla se mece la “barca” de Simón (v 3), la barca de la Iglesia. “La Iglesia


Católica… a pesar de las deficiencias y ambigüedades de algunos de sus
miembros, ha dado testimonio de Cristo, anunciando su Evangelio y brindado su
servicio de caridad particularmente a los más pobres, en el esfuerzo por promover
su dignidad, y también en el empeño de promoción humana en los campos de la
salud, economía solidaria, educación, trabajo, acceso a la tierra, cultura, vivienda y
asistencia, entre otros… Esto ha permitido que la Iglesia sea reconocida
socialmente en muchas ocasiones como una instancia de confianza y credibilidad.
Su empeño a favor de los más pobres y su lucha por la dignidad de cada ser
humano han ocasionado, en muchos casos, la persecución y aún la muerte de
algunos de sus miembros, a los que consideramos testigos de la fe” (DA 98).

En muchas Iglesias diocesanas crecen “los esfuerzos de renovación pastoral…


favoreciendo un encuentro con Cristo vivo, mediante diversos métodos de nueva
evangelización, transformándose en comunidad de comunidades evangelizadas y
misioneras… Se valora la presencia y el crecimiento de los movimientos eclesiales y
nuevas comunidades que difunden su riqueza carismática, educativa y
evangelizadora. Se ha tomado conciencia de la importancia de la Pastoral Familiar,
de la Infancia y Juvenil. La Doctrina Social de la Iglesia constituye una invaluable
riqueza, que ha animado el testimonio y la acción solidaria de los laicos y laicas…

12
Se valora el desarrollo que ha tenido la Pastoral Social, como también la acción de
Caritas…Tenemos radios, televisión, cine, prensa, Internet, páginas web y la RIIAL,
que nos llenan de esperanza” (DA 99). Además, se va desarrollando el diálogo
ecuménico e interreligioso (Cf. Ibíd.).

El Pueblo de Dios aprecia a los sacerdotes y religiosos (Cf. DA 99), tiene un gran
cariño por la mujer consagrada y valora a los misioneros. En él comprobamos el
crecimiento de nuevos movimientos y la presencia de nuevas formas de vida
consagrada. A pesar de los aspectos positivos que nos alegran, notamos otros que
nos preocupan. Hay pueblos sin presencia sacerdotal ni religiosa, sin Eucaristía
dominical; hay algunos intentos por volver a una eclesiología y espiritualidad
contrarias al Concilio Vaticano II (Cf. DA 100).

1.4 Realidad vocacional

En las orillas descriptas experimentamos la realidad de la noche (v 5). Por un lado,


“la pastoral vocacional… acompaña cuidadosamente a todos los que el Señor llama
a servirle en la Iglesia, en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado laical.
La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, comienza
en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe dirigirse a los niños y
especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir el sentido de la vida y el
proyecto que Dios tenga para cada uno, acompañándolos en su proceso de
discernimiento. Plenamente integrada en el ámbito de la pastoral ordinaria, la
pastoral vocacional es fruto de una sólida pastoral de conjunto, en las familias, en la
parroquia, en las escuelas católicas y en las demás instituciones eclesiales” (DA
314. Cf. DA 315). Por eso valoramos el esfuerzo incansable de nuestros promotores
vocacionales: sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas, la existencia de
planes de Pastoral Vocacional, el aporte de los Institutos de Pastoral Vocacional en
la formación de nuestros agentes pastorales, etc. Y sentimos la imperiosa necesidad
de orar por las vocaciones, sensibilizar de la urgencia de nuevas y santas
vocaciones, promover y coordinar las iniciativas vocacionales (Cf. PDV 41).

Por otro, nuestra tarea tiene noches de trabajo y desaliento, porque “no hemos
pescado nada” (v 5). Fue grande el esfuerzo, pero insuficiente la pesca. No está
clara la dimensión vocacional de la vida y de la fe. No se propone el bautismo como
fuente de todas las vocaciones, ni se habla suficientemente del discipulado. No se
presentan, adecuadamente, las vocaciones eclesiales: al sacerdocio, la vida
consagrada o la vida laical. No se percibe el matrimonio como vocación.
Constatamos que nuestros métodos son, muchas veces, insuficientes o
inadecuados. Comprobamos que, otras veces, nos falta iniciativa y creatividad.
Muchos de nuestros animadores vocacionales están cansados. Experimentamos
desánimo o fracaso. Entonces, “lavamos las redes” (Cf. v 2). Sentimos deseos de
“tirar la toalla”, de dejar un trabajo que es arduo, difícil y a veces parece estéril.

1.5 Etapas del acompañamiento vocacional

En las etapas del despertar y del discernir nos preocupa el perfil de las nuevas
generaciones juveniles. Son hijos de su tiempo y su cultura. Muchos presentan
inconsistencia, inestabilidad e inmadurez humano-afectiva. Algunos han perdido
valores evangélicos, son objetos de la sociedad de consumo, han tenido vínculos
paternos o familiares no-sanos y estableces, relaciones afectivas sin compromiso

13
responsable y definitivo. No han sido educados para la fidelidad. No aprecian el
valor de la castidad por el Reino. Les cuesta entregar sus vidas a Cristo y mantener
sus opciones. Otros, poseen una pobre experiencia de Dios -especialmente en las
Naciones secularizadas- o de participación en la Iglesia. En muchos, constatamos la
ausencia de proyectos de vida y un cierto sincretismo religioso. Nos preguntamos:
¿qué buscan? Buscan servir a Cristo o se buscan a sí mismo en medio de una
cultura narcisista. Esta realidad nos desafía: a una nueva propuesta vocacional, a
elaborar serios itinerarios vocacionales y de acompañamiento espiritual, a formar
promotores vocacionales, testigos alegres de su vocación y expertos en materia de
discernimiento.

En la etapa de acompañar constatamos que, algunos jóvenes, se han “quedado”


en su proceso. Aquí también nos preocupa el perfil de quienes ingresan a nuestras
casas de formación. Aumentan los hijos de divorciados y de nuevas formas
familiares. Observamos jóvenes “huérfanos” afectivamente, con un cierto
“analfabetismo afectivo”. Algunos tienen identidades sexuales no cerradas, mientras
se pasa de relaciones inter-personales a relaciones virtuales o idealizadas. Es
grande la dependencia del ciber-espacio. Como consecuencia, encontramos
identidades frágiles. Algunos dudan de si podrán realmente asumir e integrar
opciones permanentes. Es importante el número de deserciones. No siempre es
adecuado y eficaz, ni el proceso formativo, ni el acompañamiento espiritual-
vocacional en nuestras casas de formación. Se hace necesario ubicar,
correctamente, el aporte de los técnicos en la formación. Es clara la orientación del
Santo Padre, del Magisterio universal y del Magisterio en América Latina y del
Caribe. Resaltamos el empeño del CELAM por una formación integral, que
contemple las áreas humano-afectiva y comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral.
Sin embargo, los “resultados” no siempre son los que esperábamos.

Constatamos que es “insuficiente número de sacerdotes y su no equitativa


distribución imposibilitan que muchas comunidades puedan participar regularmente
en la celebración de la Eucaristía… A esto se añade la relativa escasez de
vocaciones al ministerio y a la vida consagrada. Falta espíritu misionero en
miembros del clero, incluso en su formación” (DA 100). Vemos que muchos
presbiterios y Congregaciones religiosas están integrados –mayoritariamente- por
personas en formación permanente madura o avanzada, tienen pocos jóvenes y la
brecha generacional es muy grande. Unos encomiendan todo a los jóvenes y los
recargan, otros no les dan suficiente espacio. En algunos, se ha debilitado la
conciencia de cuerpo. Se corre el riesgo de tener líderes cansados y envejecidos.
Como consecuencia, los vínculos personales son más débiles y mayor la
inestabilidad de cada uno. Se hace necesaria: la permanente revisión de la
identidad vocacional, del valor de la fraternidad, del esfuerzo por el trabajo en
equipo, de asumir en profundidad el desafío de la formación permanente. A la vez,
nos alegra la valoración que se tiene de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la
vida espiritual y litúrgica. Aunque somos hombres y mujeres de fe, nos alarma la
falta de vocaciones en algunas Congregaciones e Institutos. Observamos que, en
algunas regiones, falta formar mejor a los laicos en su espiritualidad y misión.

Doloroso es la constatación de las deserciones. En nombre de la Iglesia pedimos


también perdón, una vez más, por los escándalos en que se han visto involucrados
obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Asimismo invitamos a no mirar tanto a

14
los árboles que caen haciendo ruido, sino al monte que silenciosamente se
mantiene en pié.

Subrayamos con gran preocupación tres realidades: el número insuficiente de


sacerdotes, la escasez de vocaciones a la vida consagrada y la distribución no
equitativa de sacerdotes y consagrados en nuestras Iglesias.

Sentimos que el Maestro nos dice: “navega mar adentro” (v 4). Mientras volvemos la
mirada a la barca -que es el Reino, el mundo, la Iglesia, cada una de nuestras
Diócesis, CEBs, movimientos- y experimentamos el misterio de la noche,
exclamamos: “Maestro, hemos pasado toda la noche y no hemos pescado nada” (V
5). Hemos trabajado en nuestras Iglesias y como Pastoral Vocacional pero, muchas
de nuestras barcas están vacías y el esfuerzo parece haber sido inútil. Faltan
testimonios atrayentes, que seduzcan. Pero, porque escuchamos lo que el Espíritu
dice a nuestras Iglesias (Cf. Apoc 2, 20), porque sabemos que el llamado-elección
es cuestión de amor, porque tenemos fe en la pesca y en el futuro (Cf. vv 6- 7),
porque somos concientes de nuestras fragilidades, decimos con Pedro: “aléjate de
mí que soy un pecador (v 8). Hacemos silencio ante la Palabra y el silencio nos
conduce a una nueva escucha, por lo que otra vez exclamamos: “Maestro…, en tu
nombre echaré las redes” (Lc 5, 5).

REFLEXIÓN

1) ¿Qué voces escuchamos desde nuestra realidad social, económica, política y


cultural? Indicar tres (3) dificultades o “noches” y tres (3) realidades positivas
o “luces”.

2) Indicar -de la realidad juvenil actual- tres (3) dificultades que inciden y nos
desafían en las etapas del despertar y del discernimiento vocacional.

3) ¿Qué se ha hecho en el campo de la Pastoral Vocacional en estos últimos


quince años, desde Itaicí hasta ahora? Indicar tres (3) logros significativos a
nivel nacional o diocesano.

4) Señalar tres (3) elementos que nos desafían en orden a formar para la
fidelidad vocacional (fidelidad sacerdotal, fidelidad en la consagración,
fidelidad matrimonial, etc.)

SEGUNDA PARTE

15
ROSTRO DE LA PALABRA
LOS PRIMEROS DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESÚS

Pe. Gilson Luiz Maia,RCJ. (Brasil)

Prólogo

“1. Un día Jesús estaba en el lago de Genesaret, y la multitud se apretó a su


alrededor para escuchar la Palabra de Dios. 2. Vio a dos barcos a la orilla del lago;
los pescadores habían bajado y lavaban las redes. 3. Subió en uno de los barcos, el
de Simón, y les pidió que se alejara un poco de la tierra. Sentado, desde el barco
enseñaba a las multitudes. 4. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón, “avanzad
más al fondo, y lanzad vuestras redes para pescar”. 5. Simón respondió: “Maestro,
hemos trabajado toda la noche y no encontramos nada. Pero, por u palabra echaré
las redes”. 6. De esta manera, consiguieron tantos peces que las redes se
rompieron. 7. Hicieron señal a sus compañeros del otro barco para que vinieran a
ayudarlos. Ellos vinieron y llenaron ambas barcas, y casi se hunden. 8. Al ver esto,
Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: “¡Aléjate de mí, Señor, yo soy
un pecador!”. 9. Él y todos los que estaban con él estaban asombrados de la
cantidad de pescado que habían capturado. Lo mismo ocurrió con Santiago y Juan,
hijos de Zebedeo, y compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: “¡No tengáis miedo!
A partir de ahora serás pescador de hombres”. 11. Se llevaron el barco hasta la
orilla; dejaron todo y siguieron a Jesús”.

El segundo Congreso Latinoamericano por las vocaciones, escogió este pasaje del
evangelio de Lucas conocido como la vocación de los primeros discípulos de Jesús
para enriquecer e iluminar su reflexión 3. Sabemos que la Biblia es una biblioteca
vocacional y su meditación personal o comunitaria ilumina y alimenta el actuar
misionero y vocacional de las comunidades. Los animadores vocacionales también
están al servicio de esta Palabra, que llama y convoca para la misión 4. Meditar esta
Palabra es reflexionar sobre la vocación y la misión del pueblo elegido, formado por
hombres y mujeres convocados a continuar la evangelización empezada por
Jesucristo5.
Esta escena del Evangelio de Lucas es sugerente y aparece en las orillas del lago
de Galilea, también llamado lago de Tiberiades o de Genesaret, pupila azul de
Palestina6. Una lectura orante de esta página nos ayudará a profundizar en el tema
3
Lc. 5, 1-11
4
Esta lectura orante y vocacional de la Palabra, podrá ser ampliada en las comunidades,
especialmente en los grupos de jóvenes, que podrán preparar una bonita celebración con cantos
y símbolos vocacionales-misioneros.
5
Consideramos que la Palabra de Dios es vocacional y en ella se fundamenta la teología de
las vocaciones. Se supera una antigua tendencia de seleccionar algunas páginas de la Sagrada
Escritura para ilustrar la vocación sacerdotal y la vida consagrada. Esta reducción empobrece la
meditación sobre el tema vocacional y causa prejuicio a la reflexión de las comunidades.
Insistimos en la necesidad de una relectura vocacional de la Biblia la cual permitirá redescubrir la
manera como Dios ama, llama y envía a cada vocacionado. Cf. MAIA, Gilson Luiz. O jeito de
Deus, comentários Bíblicos Vocacionais, Instituto de Pastoral Vocacional, Sao Paulo, 202, pp. 11-
14.
6
Diferente de Mateo y Marcos, Lucas evita llamar el Lago de Galilea de “mar” lo que evoca la
imagen del éxodo y de la travesía. Para este evangelista todo tiende para Jerusalén, lugar de la
16
de un encuentro personal con Jesucristo, el discipulado y la misión tratado en la
conferencia de los obispos latinoamericanos en Aparecida. Por otra parte, creemos
que la Conferencia y el documento final de Aparecida produjo una excelente
reflexión en la actividad evangelizadora de la Iglesia en su identidad vocacional-
discípula y misionera.

En la Biblia, el binomio vocación-misión es inseparable. En realidad, la distinción


entre vocación y misión es más de carácter pedagógico que real 7.La misión es el
elemento constitutivo de la identidad de toda vocación y parte integrante de la
acción evangelizadora y vocacional de la Iglesia. Ella hace parte del ADN de toda
vocación, o como dijo el Papa Benedicto XVI en el discurso de apertura de la
Conferencia de Aparecida: son dos lados de una misma moneda 8.

No podemos afirmar que cada página de la Biblia trae un mensaje vocacional y


mucho menos manipular el texto sagrado a favor de una determinada “Teología de
las vocaciones”. Evitamos una lectura bíblica sin resonancia y adhesión a la vida de
las comunidades que normalmente son los “úteros” de las vocaciones y ministerios
suscitados por el Espíritu. El proyecto de salvación encontrado en la Biblia, empieza
con el llamado de Dios a toda persona para vivir plenamente su adhesión al amor
revelado en Jesucristo. En la Biblia, la vocación siempre interpela ala persona en su
totalidad y revela el amor gratuito del autor de toda vocación, Dios.

2.1 La misión evangelizadora y vocacional de Jesús

Todo trabajo vocacional y evangelizador acostumbra ser difícil, especialmente al


inicio. Jesús también encontró muchas dificultades en su misión evangelizadora. La
historia de la vocación de los primeros cuatro discípulos, que vamos a meditar es
precedida por el inicio del ministerio de Jesús en Nazaret en la cual encontró mucha
resistencia y por poco no fue empujado por sus opositores desde lo alto de una
montaña9. Lucas muestra a Jesús dejando Nazaret. Luego fue a Cafarnaum, donde
sanó a un endemoniado10. Luego entró en la casa de Simón, curó su suegra y
realizó otros milagros hasta la puesta del sol 11. Su fama se había extendido por los
alrededores inclusive hasta Judea, donde predicaba en las sinagogas 12. El
evangelista observa también la costumbre de Jesús de ir a lugares solitarios para
orar13.

De acuerdo con Lucas, hasta este momento Jesús ejercía su ministerio solo. En el
Evangelio de Marcos, vemos a Jesús que invita a sus discípulos desde el comienzo
cruz, muerte, resurrección, Pentecostés (Espíritu Santo) y del envío misionero.
7
Al tratar del tema vocación de los discípulos misioneros de la Biblia, encontramos un
esquema simple e invariable construido a partir de dos verbos: llamar y enviar. Todo llamado es
hecho en vista de una misión, o envío. Cf. BORILE, Eros-CABBIA, Luciano-MAGNO, Vito,
Diccionario de Pastoral Vocacional, sígueme, Salamanca, 2005, pp. 706-816.
8
Cf. Documento de Aparecida, n. 274
9
Lc 4, 28-30
10
Lc 4, 31-37
11
Lc 4, 38-41
12
Lc 4, 37-44
13
Lc 4,42; 5,16
17
de su ministerio14. Lucas prefiere presentar la llamada vocacional de Jesús después
que su fama se extendió por toda la región 15. Así, los discípulos siguieron a Alguien
ya conocido en los alrededores, famoso por su evangelización y servicio al Reino de
Dios16. Es a partir de la escena de la vocación de los primeros discípulos, que este
evangelista muestra a Jesús llamando personas para seguirlo y ayudarlos en la
misión evangelizadora. Se observa que antes de presentar el llamado al discipulado
y la misión, hubo la experiencia del encuentro de Jesús con los pescadores de
Galilea. De esta manera aprendemos que la llamada es precedida por una
experiencia de encuentro con Jesucristo, que nos envía en misión.

2.2 La vocación a la orilla del mar

La escena comienza con Jesús a la orilla del lago, rodeado por la multitud sedienta
de la Palabra de Dios17. El Maestro se dirige directamente a la gente anunciando la
Palabra que libera y despierta la esperanza. Su Palabra y acción liberadora atrae a
la multitud, que se agolpaban en las orillas del lago de Galilea. Este es el escenario
en el que se desarrollará la actividad vocacional de Jesús: el lago, los pescadores y
sus embarcaciones18. Deseoso de que su mensaje llegara a ser comprendido por
todos Jesús toma la iniciativa de subir a la barca de Simón Pedro, y desde allí
anuncia el evangelio del Reino19. Enseguida tenemos el episodio de la pesca
milagrosa alrededor del cual la escena es construida y sigue la conclusión donde
encontramos la propuesta vocacional de Jesús dirigida a los pescadores,
especialmente a Pedro20.

La actitud de subir a la barca de Simón Pedro muestra la simplicidad creativa del


predicador y su atención con aquellos pescadores más tarde llamados al
discipulado y a la misión. Se observa también que el lago y las barcas eran el lugar
de trabajo y la vida de aquellos que serán los primeros discípulos de Jesús. Se trata
de una acción evangelizadora y vocacional fuera de los ambientes convencionales
yendo al encuentro de las realidades de las personas. Hoy diríamos que Jesús nos
enseña a salir al encuentro de los vocacionados, para conocer su realidad y entrar
en sus “barcas”.

Entrar a la barca significa ir al fondo de la realidad y la vida de los vocacionados.


Tenemos un servicio de animación vocacional que evangeliza, va al encuentro de
los llamados, descubre, conoce el lugar de la vida y comporte sus esperanzas. Aquí
14
Lc 1,16-20
15
Lc 4, 14.37
16
Lc 4,43
17
Lc 5,1
18
Lc 5,1-3
19
En la escena de la pesca milagrosa se cumple la profecía de Ezequiel: “en su margen existirán
pescadores… Habrá lugares para extender las redes. Los peces serán de la misma especie del
Grande Mar y muy abundantes…” (Ez 47.10)
20
Sugerimos una lectura del texto paralelo en el Evangelio de Marcos en lo que se refiere al lago
como lugar de la acción evangelizadora y vocacional de Jesús y el llamado de Pedro (Mc 1, 16-
19; 4,1-2). También podremos comparar con el evangelio de Juan lo que se refiere a la pesca
milagrosa. En el cuarto evangelio ella aparece en el final después de la resurrección (Cf. Juan
21,1-6)
18
tenemos un claro ejemplo de una acción evangelizadora y vocacional, inculturada y
presente en “botes” de los vocacionados. Podemos imaginar la alegría de los
pescadores de tener a Jesús en el barco con ellos evangelizando a las multitudes.
De alguna manera, al elegir y entrar en la barca de Simón Pedro, Jesús ya da
señales de que aquel pescador recibirá una llamada especial para que le siga y sea
el líder de un nuevo pueblo reunido alrededor, la Iglesia.

El evangelista dice que Jesús subió, se sentó en la barca de Simón Pedro y le pidió
que fuera un poco de tierra, lugar de vida comunitaria 21. A veces, necesitamos
“alejarnos un poco de la tierra” para ver mejor la multitud, su realidad y sus
aspiraciones. La multitud también puede ver mejor a Jesús, el Maestro que desde el
barco proclama la Palabra de dios. Desde la “tierra firme” la gente se dio cuenta el
ardor misionero de Jesús. La multitud apretada alrededor del Maestro se sintió
atraída por la fuerza de su Palabra y por los milagros realizados por él, y también se
acercó y quedó encantado por el testimonio de entrega y dedicación a la causa del
Reino22. Sentado en al barca Jesús es el Maestro que nos seña a evangelizar a la
multitud en tierra. Vemos también la creatividad del evangelizador y misionero del
Padre preocupado en buscar medios de comunicarse con la multitud y anunciar la
Palabra.

2.3 Lanzad vuestras redes

Después de anunciar la buena Noticia a la multitud, Jesús pide a sus discípulos


avanzar más allá en el fondo y lazar las redes para pescar 23. La escena es rica en
simbolismo. Si la pesca es una clara alusión a la misión evangelizadora, que los
discípulos deben realizar en atención a la palabra de Jesús, las redes señalan el
Reino, la unidad y comunión de los discípulos misioneros en esta tarea de la
evangelización24. El evangelista observa que no se trata de lanzar las redes de
cualquier modo y en el mismo lugar. Debemos avanzar hacia aguas más profundas,
es decir, profundizar nuestra identidad misionera, dislocarse para otras realidades,
releer los métodos e intentar otra vez en atención a la palabra del Maestro.

Delante del imperativo de Jesús de ir a aguas más profundas y echar las redes de
nuevo, Simón Pedro espontáneamente presenta una dificultad al maestro:
“trabajamos toda la noche y no pescamos nada”. Esta expresión resume cierto
desánimo de los pescadores que no ven el fruto de la labor misionera desarrollada
en las comunidades. Por lo tanto, es importante avanzar hacia aguas más
profundas y no quedarse lamentándose de las redes vacías después de tanto
trabajo. Lanzar las redes es contrariar la propia experiencia del pescador, porque se
sabe que de noche es la hora más apropiada. Pero, la fe y la confianza en la
Palabra de Jesús llevaron a los pescadores a lanzar nuevamente las redes para la
pesca abundante.

21
Lc 5,3
22
Idem.
23
Lc 5, 4-5
24
Mt 13, 47-40; Jn 21,11
19
La comunidad y los discípulos de Jesús reconocen que la misión no está
produciendo lo esperado. Las redes vacías indican cierto fracaso, que pone en crisis
las comunidades que no ven los frutos de su trabajo. En esta situación, los
discípulos no se dejan abrumar por la fatiga, pero redescubren el poder de la
palabra de Jesús, avanzan para aguas más profundas y lanzan las redes.

Simón y sus compañeros eran pescadores experimentados y le dicen a Jesús que


trabajaron toda la noche y no pescaron nada 25. Por la noche, cuando no
consiguieron nada de la pesca, nos recuerda que el servicio misionero necesita de
la luz. Este nuevo congreso vocacional quiere ser, al menos en parte, esa luz para
las comunidades, esparcidas por América Latina que sienten la necesidad por
avanzar para las aguas más profundas de la misión y nuevamente lanzar sus redes.
La luz del día indica también la claridad y la verdad de las palabras de Jesús, que
atrae a las multitudes26.

2.4 La Palabra de Jesús, una palabra vocacional

Jesús está con sus discípulos en el barco. Su presencia es certeza de que algo de
nuevo y sorprendente podrá acontecer. Simón Pedro ya había sido testigo de
muchos milagros de Jesús, incluso dentro de su casa y con gente de su propia
familia27. La atención a la palabra de Jesús garantiza el éxito de la pesca. Pedro de
alguna manera se da cuenta y reconoce el poder de la palabra de Jesús: “Maestro,
hemos trabajado toda la noche y nada. Pero, por tu palabra echaré las redes”. 28

La expresión utilizada por Simón revela su fe en la palabra del Maestro. Simón


Pedro reconoce el poder de la palabra de Jesús y, contrariando su experiencia de
pescador lanza de nuevo las redes. La fe en la palabra, es decir, en la persona de
Jesús y el Evangelio, hace el éxito de la empresa misionera de la comunidad, aun
cuando las circunstancias parecen contrarias. El trabajo de “toda la noche” muestra
el pasado no exitoso de los pescadores. Tal vez sea una forma del evangelista
cuestionar la actividad misionera de los discípulos, que lanzan sus redes en vano en
la ausencia de Jesús.

Al comienzo de la escena el evangelista mostraba a la multitud apretujándose


alrededor del Maestro para escuchar la Palabra de Dios 29. Esta palabra es el punto
de encuentro entre Jesús y la multitud y entre Jesús y los discípulos, los
pescadores. El Maestro se presenta como un servidor de esta palabra y la gente le
escucha con gusto, y lo reconoce como la Palabra de vida y liberación 30.

25
Lc 5,5
26
El evangelista observa que durante la noche en la ausencia de Jesús el trabajo de la pesca
fue en vano. Recordamos entonces algunos pasajes del cuarto evangelio donde Jesús afirma: “Yo
soy la Luz del mundo” (Jo 8,12), o todavía “en cuanto es día, tenemos que realizar las obras de
aquel que me envió; viene la noche, cuando nadie puede trabajar” (Jo 9,4)
27
Lc 4, 38-39
28
Lc 5,5
29
Lc 5,21
30
Cf. Jo 6,68-69
20
Simón Pedro y los demás pescadores descubrieron en la palabra de Jesús la
palabra de Dios ordenando que avancen a aguas más profundas y lancen la red
para la pesca, que simboliza la Misión. Antes de la palabra de Jesús, que es la voz
de Dios y de la pesca milagrosa, los discípulos reconocen su pequeñez y
fragilidad31. Ellos están asombrados de la fuerza de esta palabra traducida en la
abundancia de peces32. La humilde y silenciosa escucha de la Palabra de Jesús es
el alimento cotidiano de todos los días. Ella es como pan que sacia el hambre, la luz
que ilumina el camino, calienta el corazón y fortalece la espiritualidad misionera.

2.5 De Maestro a Señor

La primera vez que Simón Pedro se dirigió a Jesús lo llamó “Maestro”. Pero delante
de la pesca milagrosa, lo llama “Señor” 33. Por lo tanto, ante la Palabra de Jesús y la
experiencia de estar con él en el barco, Simón Pedro descubre lo que muchos otros
llamados también descubrieron: Jesús es Maestro y Señor. Maestro, ya que reúne
discípulos, atrae con su sabiduría y enseña a las multitudes. Es Señor, porque en él
vemos la acción de Dios, la palabra del Padre, o como Juan escribió en su
evangelio: “La Palabra se hizo carne”. 34

Simón Pedro reconoce el señorío de Jesús al entender sus palabras de avanzar a


echar las redes. Mismo teniendo el liderazgo de pescadores, Pedro acoge con
satisfacción el imperativo de Jesús y llamándolo de Maestro, asume actitudes de
discípulo. Hasta el momento antes de la pesca milagrosa, Lucas llama al pescador
de Simón. A partir de allí, él será llamado de Simón Pedro, pescador que reconoce
sus debilidades y se siente indigno delante de la presencia del Señor: “Apártate de
mí, Señor, Yo soy un pecador”.35

El discípulo pescador reconoce humildemente que está delante del Señor y se


arrodilla a sus pies. Mismo ostentando el liderazgo del grupo de pescadores, Simón
Pedro admite sus debilidades al arrodillarse a los pies de Jesús. Su actitud es un
pedido de perdón por las pescas fracasadas y realizadas anteriormente en la
ausencia de Jesús. Pedro nos da lecciones de humildad y conciencia de las propias
limitaciones.

El pescador discípulo al presenciar el poder de la palabra de Jesús reconoce la


santidad de Cristo y le pide para alejarse pues se siente un pecador. Jesús
aprovecha esta crisis de Pedro, para invitarlo a trabajar con él como pescador de
hombres. Ante la palabra de Jesús, el pescador constata su situación: “Apartaos de
mí, Señor, porque soy un pecador”.36 Los pescadores están descubriendo que la
experiencia y el compromiso personal no siempre son suficientes para garantizar el

31
Lc 5,8
32
Lc 5,9
33
Lc 5, 5-9
34
Jo 1,14
35
Jo 1,14
36
Lc 5, 8b
21
éxito de la pesca o de la misión. Van madurando en la fe y en confianza en la
palabra de Jesús, que acogen con apertura y disposición interior.

2.6 Las redes de La misión

La red es un instrumento que requiere un grupo de pescadores. La pesa con redes


es una actividad comunitaria involucrando varias personas: Simón, Santiago y
Juan37. Se trata de una sociedad en la que todos están llamados a colaborar y todos
dependen de todos, tanto en la preparación y cuidado con las redes o al jalarlas
llenas de peces a los barcos38. Lucas ya había entendido y ayuda a su comunidad a
entender que la misión evangelizadora y vocacional es como una red donde
precisamos de mucha gente. Esto no es una actividad aislada y autónoma, sino que
tendrá mejores y abundantes frutos si se desarrolla comunitariamente. El propio
Simón se dirige a sus compañeros para ayudarles con las redes.

En la realidad concreta de la vida de los pescadores la pesca es una profesión, es


el trabajo y mantenimiento de ellos y sus familias. El lago y el barco son los lugares
de la vida y la red es el principal instrumento para garantizar la supervivencia de
estas personas. Sin embargo, en la riqueza simbólica de la escena narrada por
Lucas la pesca es una expresión de la vida misionera de la Iglesia. Es un signo de
la fe y la vitalidad de los discípulos de Jesús que pidió avanzar más profundo y
lanzar de nuevo las redes.

El evangelista utiliza una palabra griega que no significa sólo “captar” a los peces,
sino también mantenerlos vivos39. Significa que el objetivo principal de la misión es
anunciar la palabra y llevar a todos la vida nueva del Reino. De esta manera, el
evangelista señala que la misión de los discípulos misioneros genera vida.
2.7 Pescadores para siempre

Simón Pedro y sus compañeros ya eran pescadores. Pero Jesús le dice: “No temas.
Desde ahora serás pescador de hombres”40. El Maestro y Señor no quiere que
Simón Pedro y sus compañeros abandonen las redes para hacer algo diferente. Él
quiere que ellos continúen haciendo lo que saben hacer, es decir, lidiar con los
barcos y redes. Pero que todo esto sea hecho de un modo nuevo. “Pescar hombres”
significa volver a descubrir la identidad misionera de la vocación de los discípulos y
de toda la comunidad eclesial. Simón Pedro y sus compañeros serán pescadores
para siempre, echando las redes de la misión evangelizadora desde la barca que
simboliza la Iglesia, también conocida como la barca de Pedro.

El barco simboliza la comunidad en la que el discípulo está inserto y plataforma


desde la que se parte par la misión. Desde la barca de la comunidad, los discípulos
están llamados a superar las situaciones de fracaso y de participar nuevamente en
37
Lucas evita citar el nombre de Andrés, hermano de Simón Pedro (Cf. Lc 5,10)
38
Lc 3, 3-8
39
Se observa que Lucas adopta el término “zogrein” el cual indica que los peces deben ser
conservados vivos. El evangelista muestra la atención de Jesús por la vida de aquellos que son
atraídos al evangelio mediante el servicio misionero de los discípulos simbolizado en la pesca
milagrosa.
40
Lc 5,10
22
la misión confiados en la palabra del Señor. Se observa ellos tenían una profunda
experiencia de encuentro y de vida con Jesús, que los invita para le discipulado y la
misión.

En la escena final, después de la pesca milagrosa y el llamado a ser “pescador de


hombres”, dice el evangelista que los pescadores dejaron todo y siguieron a
Jesús41. Los llamados asumen la radicalidad del llamado, hacen sus renuncias y
optan por seguir a Jesús. Lucas sigue mostrando a sus lectores que el seguimiento
de Jesús implica un cambio total en la escala de valores. Es necesario renunciar a
muchas cosas, dejar otras y adoptar nueva postura delante de los valores del Reino.
El seguimiento de Jesús presupone esta capacidad de renunciar a ciertas cosas
que quedan atrás. El seguimiento es una actitud de fe, un gesto de renuncia y una
apertura para la misión. Seguir es convertirse en discípulo, caminar con Jesús a
Jerusalén, dejando atrás el barco, las redes y todo los que representan.

La palabra de Jesús anunciada a la gente y las comunidades es siempre una


llamada a hacer una elección vocacional de servicio al Reino. Los pescadores de
Galilea, confiaron en esta palabra, reconocieron la invitación divina y siguieron a
Jesús haciéndose sus discípulos misioneros. Los pescadores aceptan el desafío de
la llamada, dejando barcos y redes, y corriendo el riesgo de dejar todo para
responder a la propuesta de Jesús. Comprendieron que esa llamada es la Palabra
de Dios y se dieron cuenta que, en Jesús, Dios los visita y habla con ellos,
invitándolos al discipulado y la misión evangelizadora, simbolizada en la red y en la
pesca.

2.8 Aprender con Jesús

Lucas, nos muestra a Jesús evangelizando a las multitudes y llamando discípulos


para la misión. Todo sucede de una manera simple y familiar. Jesús va al encuentro
de los pescadores, camina junto al mar, entra en el barco, conoce el lugar de vida
de sus discípulos y los convoca para el seguimiento. Él no llama a personas
desconocidas o extrañas, sino a personas que lo conocen y escuchan su mensaje.
Vio a estos pescadores en su actividad evangelizadora antes de invitarlos a
abandonar sus barcos y redes.

A lo largo de la escena vimos a Jesús acercarse a encontrar a los pescadores,


hablar con ellos, ingresar en el barco, para pedir que avancen a aguas más
profundas, lanzar las redes, superar el miedo y seguirlo. Tenemos una interesante
secuencia de situaciones que podrán compararse con las etapas del camino
vocacional. Al final aparece la valiente decisión de los pescadores: “Se llevaron las
barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús”. 42

41
Lc 5,11
42
Lc 5,11
23
Así permanece el testimonio de Jesús, que atrae a las multitudes con su palabra y
su vida entregada a la causa del Reino. También perdura el testimonio de
generosidad y confianza de los pescadores llamados al discipulado y a la misión. La
misión es siempre un envío para ir al encuentro de otros confiando en la palabra:
“Maestro, hemos trabajador toda la noche y no hemos pescado nada. Pero en tu
palabra, echaré las redes43. Queda también la invitación para ir a aguas más
profundas, con nuevo entusiasmo y fe en la palabra del Señor. Es necesario creer
en la misión, superar los “miedos” y lanzar de nuevo las redes.

REFLEXIÓN
1) ¿Cuáles son los gestos y palabras de Jesús en el pasaje que San Lucas nos
presenta en el Lago de Genesaret, cuando llama a los 4 discípulos?
2) ¿En la tarea vocacional, entramos en la barca, nos adentramos a conocer la
realidad de los jóvenes de hoy?
3) ¿Nuestras comunidades: familia, escuela, universidad, parroquia, diócesis,
son lugares “úteros” de nuevas vocaciones y espacios de formación de
discípulos -misioneros?
4) La Palabra de Jesús es la provocación que produce nuevas vocaciones para
la misión evangelizadora. (Comente)

43
Lc 5,5
24
TERCERA PARTE

CASA DE LA PALABRA

CONSTRUIR LA CASA DE LA PASTORAL VOCACIONAL (AD INTRA)

P. Gabriel Naranjo Salazar, CM (Colombia)

3.1 Realidad englobante

El panorama existencial de los últimos tiempos, caracterizado y definido por


cambios profundos y rápidos, ha marcado culturalmente a los sujetos de la pastoral
vocacional, las personas, particularmente los jóvenes, y a las instituciones que más
los determinan, sobre todo la familia y la escuela; el canal de este flujo de
incidencias es el avance, extraordinario y formidable, de los medios de
comunicación social.

En el complejo cruce de estos condicionamientos culturales, el fenómeno de la


subjetividad es probablemente lo más complejo y determinante porque pone en
juego: el sentido de la vida, la capacidad individual de sacar adelante un proyecto
personal de existencia, la apertura a las señales de Dios sobre su realización, y la
sensibilidad a lo que esperan el mundo y la sociedad del aporte de cada ser
humano como ente individual y comunitario.

El vacío existencial de la soledad, la pérdida de sentido de la vida, la incontrolable


imposición de modelos de realización privados de una dimensión trascendente, el
relativismo galopante que este cambio cultural produce y del cual se convierte en la
primera víctima, el asfixiante mercado de propuestas religiosas… están produciendo
paradójicamente, como superación del suicidio que producen, una raíz nueva, la
comunitariedad, que emerge en búsqueda de oxigeno, para convertirse en árbol y
dar frutos.

Esta raíz se está ramificando en hechos menos generalizados que antes, pero más
provistos de convicciones y de opciones, como la inter-relacionalidad de tipo cultural
e institucional; la solidaridad entre las personas, las generaciones y los pueblos; la
comunicación de experiencias, noticias, aspiraciones y conocimientos; la cercanía a
los lugares más apartados, a las posiciones más lejanas, a las situaciones más
dolorosas, a las necesidades de los pobres.

Aún más, hoy se ha generalizado el ansia de vivir en comunión y la necesidad de


darle un espacio, de construir una casa donde esta relación, inspirada en la
cercanía de Dios, habite y se prepare para salir proyectar en el espacio y en el
tiempo el incontrolable potencial que ella contiene.

3. 2 La voz de la Palabra

El texto bíblico de Lc 5, 1-11 anticipa, reflejándolo, el tejido de este anhelo


comunitario, aparentemente nuevo pero en realidad enraizado en la misma entraña

25
del hecho antropológico, a través de tres hilos: el del proyecto humano, tipificado en
el trabajo, los protagonistas eran “pescadores”, que se cruza con el divino del
Maestro que los llama a “ser pescadores de hombres”; el de la voz del Maestro que
llama a ampliar el horizonte, a “separarse un poco de tierra”, a “remar mar adentro”,
a ”lanzar las redes”, a trasformar el trabajo en misión, a ´seguirlo´, y se cruza con la
respuesta del discípulo que escucha, obedece, extiende las redes, se convierte, lo
deja todo y lo sigue; el de las relaciones que en un primer momento son
fenomenológicas, “se juntó un gentío”, pero que luego se personalizan en el grupo
de amigos que reaccionan en común a la orden del Maestro, recogen entre todos
los peces, “se hacen señas” para ayudarse en el intento de aprovechar el resultado,
comparten el asombro, contagian a los parientes con la experiencia vivida y en
comunidad emprenden el camino del seguimiento.

Esta divinización de la existencia humana, por medio de la respuesta del llamado de


Dios, viviendo en comunidad, bien pronto se convirtió en un ideal y en un estilo de
vida de la primitiva comunidad cristiana que: “se reunía asiduamente para escuchar
la enseñanza de los apóstoles y participar n la vida en común, en la fracción del pan
y en las oraciones” (Hch 2,42).

El Mensaje Final del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, a la luz de
esta experiencia cristina paradigmática, deduce que la Casa de la Palabra, la
Iglesia, en el caso de la pastoral vocacional, la casa del llamado y la respuesta en
pequeñas comunidades formativas, se debe construir sobre cuatro columnas: la
predicación y la escucha de la Palabra; la doble mesa del pan de la Palabra y la
Eucaristía; la oración de escucha; la comunión basada sobre la escucha de la
Palabra y la puesta en práctica (Cf. Lc 8,21).

3.3 La voz de la Iglesia latinoamericana y caribeña

3.3.1 El sujeto vocacional

La Conferencia General de Aparecida sobre el discipulado misionero, resumió la


vida de nuestros pueblos hoy en cuatro conclusiones que reflejan los dos
pulmones con lo que respiran nuestros pueblos, la misma vida y la fe: Primera,
un sentido religioso, unido a la solidaridad, ligado a un sistema de valores y
extendido al respeto por la creación, pero amenazado por “una cultura sin Dios”
(13) y redimible solo en la referencia a Cristo: ´lo mejor que pueda ocurrir en la
vida es encontrar a Jesús´ (Cf. 29), pues Él es “la plenitud del cumplimiento de la
vocación humana y de su sentido” (41).

Segunda, una antropología afirmativa del ser humano en tres dimensiones:


como hijo de Dios, hermano de sus hermanos y señor del universo; como un ser
unitario y relacional; como alguien que vale por lo que es y no por lo que tiene o
hace. Esta comprensión unitaria está amenazada por la falta de un “significado
coherente” (36), absolutamente necesario para hacerla realidad con libertad y
responsabilidad (Cf. 42).

Tercera, una realización de las personas por medio de la responsabilidad y el


compromiso, amenazada por un afecto sin implicaciones (Cf. 46), la pauta del
solo deseo como felicidad (Cf. 50), los criterios de la eficacia y la funcionalidad
(Cf. 45)… que despersonalizan al convertirse en los parámetros de una cultura

26
del tener que deshumaniza porque excluye (Cf. 61-62; 65-66). Amenazas que
solo pueden ser detenidas con un proyecto de vida altruista y evangélica.

Cuarta, la valoración del modo de ser propio del latinoamericano y caribeño,


caracterizado por: la fe en Dios, la tradición católica, el sentido de la vida, la
cercanía a los pobres, la caridad solidaria, el respeto a la dignidad de las
personas… (Cf. 7).

3.3.2 El Maestro del discípulo misionero

Aparecida amplia el horizonte de la vida humana de nuestros hermanos y de la


vida histórica de nuestros pueblos, con una exposición de la vida de Jesucristo
en los discípulos misioneros como un proyecto vocacional, cuyo ideal es la
santidad, cuyo ambiente es la comunión y cuyo camino es la formación. Se
advierte de esta manera que el reconocimiento de Jesucristo como Maestro, que
llama a la identificación con él para comunicarlo, implica una respuesta de
seguimiento y anuncio, asumida en una dinámica y santidad, vivida en comunión
eclesial y sostenida por un itinerario formativo.

Esta triple pedagogía vocacional brota de una fuente única y también triple, al
mismo tiempo, la identidad y la identificación del Señor, como: Camino, Salvador
y Maestro.

a) Él es el camino que lleva al Padre de quien proviene la vida, la verdad que


abre la entrada a ella.

b) Él es el salvador que revela al Padre, en la encarnación, en la entrega de


su vida y en el vencimiento de la muerte con su resurrección.

c) Él es el Maestro enviado por Dios para comunicar la buena nueva de la


vida, cuya palabra reconoce el discípulo y predica el misionero.

3.3.3 La santidad como ideal

La santidad, meta de la vocación discipular y misionera, no es sensibilidad sino


seguimiento de Jesucristo, no es un proyecto individualista sino configuración
con el Maestro, no es teoría sino anuncio del evangelio del Reino de Vida, no es
intento humano sino obra del Espíritu Santo:

a) El punto de partida de la vocación a la santidad es la revelación del Señor


que llama y la respuesta en clave de seguimiento; ambas parten de una
relación con Él de amigo, hermano, hijo, discípulo y próximo.

b) la identificación con el Maestro lleva a la adhesión a su mensaje y a la


aceptación de su doctrina como norma de vida, por medio de la
centralidad del amor y la imitación de Él en los consejos evangélicos; se
vive en el compartir de su destino y se aprende en la escuela de María.

c) El anuncio propio del que ha respondido al llamado ha de comunicar el


misterio de la Pascua y la llegada del Reino, por medio del testimonio y

27
del compartir de la experiencia de estos acontecimientos; ha de
inspirarse en la Palabra y manifestarse en una entrega misionera.

d) Este proyecto es obra del Espíritu, que así como actúa en Jesús obra en
los discípulos misioneros, para que con la diversidad de dones construya
una Iglesia ministerial, la abra a las dimensiones escatológicas de la
salvación, y se deje guiar por Él. Esta presencia del Espíritu es realidad
cierta en los sacramentos.

3.3.4 La comunión como ambiente

El ambiente de la dinámica vocacional del discipulado misionero es la comunión,


en otras palabras la Iglesia, casa de lo seguidores y anunciadores del Maestro,
definida también ella por la perspectiva vocacional, allí donde se le construye de
manera concreta y aún estructural: la diócesis, la parroquia, las pequeñas
comunidades eclesiales, las comunidades formativas. Se trata de una comunión
que se extiende a otros grupos cristianos, e incluso a otras religiones.

La eclesiología vocacional tiene dos puntos de partida, Cristo y la Trinidad:

a) El llamado de Cristo a los Doce a vivir en comunión con Él para una


intimidad comunitaria que alimenta la proyección misionera; por eso la
“Iglesia es comunión en el amor” (159).

b) Esta comunión se remonta en la realidad trinitaria del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, como fuente, como fin y como método. Se trata de la
familia trinitaria, que debe ser reflejada en la familia eclesial y en la familia
vocacional-formativa, a través de la unidad en la diversidad, la diversidad
en la unidad y la proyección misionera de la comunión.

3.3.5 La formación como camino

El camino para un discipulado misionero vocacional, que se identifique con una


vocación discipular y misionera, es la formación. Ahora bien, el alma de la
formación es la espiritualidad, respaldo interior que: como contemplación
impulsa la acción, como sentido impulsa la comunicación, como escucha
impulsa el anuncio, como seguimiento impulsa la propuesta, como silencio nutre
la experiencia, como estudio produce la certeza.

La formación, como encuentro fundante y permanente con Jesucristo se vive en


seis lugares teológicos: la Palabra, la Iglesia, la liturgia, la misión, la piedad
popular, María, los apóstoles y el testimonio de los santos (Cf. 246-275); se
enruta en una dinámica procesual de cinco momentos: el encuentro con
Jesucristo, la conversión, el discipulado, la comunión, la misión (Cf. 278); y se
inspira en cuatro principios: la integralidad kerigmática y permanente (Cf. 279);
las dimensiones humano-comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera
(Cf. 280); la pedagógica y progresiva (Cf. 281), una formación de
acompañamiento (Cf. 282-283), una formación misionera (Cf. 284-285).

28
3.4 Las columnas y vigas de la casa vocacional

3.4.1 La escucha de la Palabra


- Conocimiento, asimilación, vivencia, anuncio de la Palabra
- La Palabra de Dios en la oración, la vida comunitaria, el estudio, el
apostolado
- La animación bíblica de la espiritualidad, la formación y la pastoral
- La predicación de la Palabra en los diálogos interpersonales en la
catequesis y en la homilía
- Formación para el ministerio de la Palabra, el protagonismo de los
laicos y la animación de pequeñas comunidades
- Ministerio del lectorado

3.4.2 La mesa de la Eucaristía


- La doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía
- Relación entre persona y comunidad, entre comunidad y persona
- Relación entre espíritu y estructura, entre estructura y espíritu
- Relación entre oración personal y oración litúrgica
- Unidad y diversidad
- Responsabilidad individual y acompañamiento, decisión personal y
orientación espiritual
- Ministerio del acolitado

3.4.3 La Oración de escucha


- Liturgia de las horas y lectio divina
- Sintonía con Dios y con la historia
- Sensibilidad vocacional y signos de los tiempos
- Escuela del silencio, la interiorización, la significatividad, la ductilidad
- Ministerio del presbiterado

3.4.4 La Comunión coherente


- Vida fraterna en comunidad
- Relación entre amor y justicia, palabra y vida, fe y rectitud, culto y
compromiso social
- Sentido de pertenencia carismático e institucional, de corazón y
concreto
- Testimonio de los formadores
- Pobreza como solidaridad con los pobres
- Castidad como amor en celibato
- Obediencia como discernimiento para la misión
- Ministerio del diaconado

3.5 Nuevos escenarios y sujetos emergentes de la pastoral vocacional

3.5.1 Nuevos escenarios


- La inter-relacionalidad: de la Iglesia diocesana con las comunidades
(vocación ministerial y vocación carismática), de las comunidades
entre sí (inter-congregacionalidad), de la pastoral vocacional con las
culturas (inter-culturalidad), de la vocación en general y general con las
vocaciones específicas (interdisciplinariedad).
29
- Nuevas culturas juveniles: juventud y nuevas generaciones, nuevos
paradigmas
- Globalización: económica, comercial, digital, de la solidaridad
- Ecología: amenaza, sensibilidad
- Ecumenismo: inter-confesionalidad, inter-religiosidad, -inter-
culturalidad
- Inteligencia afectiva: redes, diálogo, dependencia, libertad
- Configuraciones políticas

3.5.2 Sujetos emergentes


- Nuevas culturas juveniles
- Jóvenes candidatos al ministerio sacerdotal
- Nuevas generaciones en la vida religiosa
- Laicado protagónico
- Los migrantes
- Las mujeres
- Los pobres

Conclusión

La casa formativa de la formación reclama hoy una transversalidad bíblica y otra


antropológica. La primera parte de una convicción: la roca de la Iglesia es la
Palabra; la segunda se expresa en el compromiso con los pobres y presupone un
principio teológico: “a la luz del evangelio reconocemos su inmensa dignidad y su
valor sagrado a los ojos de Cristo, pobre como ellos y excluido entre ellos” (398).

REFLEXIÓN

1) A partir de los elementos que configuran la realidad englobante que nos ha


tocado vivir en el hoy de la historia, ¿Qué anhelos despierta en nosotros la
VOZ DE LA PALABRA?

2) Escuchando la voz de la Iglesia Latinoamericana y Caribeña, respecto al


sujeto, hecho y acontecimiento vocacional, ¿Qué aspectos esenciales y
prioritarios es necesario rescatar e impulsar en nuestra Iglesias locales en el
trabajo vocacional de “lanzar las redes”?

3) En el proyecto vocacional del seguimiento de Jesús, ¿Cuáles son los aspectos


prioritarios y no negociables que apoyen el ministerio del acompañamiento
vocacional?

4) ¿Cómo responder con la Voz de la Palabra ante los nuevos escenarios y


sujetos emergentes de la Pastoral Vocacional?

5) ¿Cómo construir concreta y eficazmente la casa vocacional con las columnas


y vigas que se nos proporcionan en este texto?

30
CUARTA PARTE

LOS CAMINOS DE LA PALABRA


LA MISIÓN CONTINENTAL44 Y LA ANIMACIÓN VOCACIONAL

Pe. Ângelo Ademar Menezzari, RCJ (Brasil)

4.1 La misión: Echar las redes

En la gran misión latinoamericana y caribeña, la pastoral vocacional también asume


“la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, y recordar a los
fieles de este continente que en virtud de su bautismo, están llamados a ser
discípulos y misioneros de Jesucristo”45. Se trata de un mandato, una misión, que se
debe realizar, despertar, discernir, cultivar y acompañar 46. La vocación de los
bautizados para que sean verdaderamente discípulos y misioneros de Jesucristo
deben vivir plenamente su seguimiento. Esta es una tarea que protege y alimenta la
fe y el memorial.

Es el tiempo del llamado a lanzar las redes, es necesario lanzarlas. El compromiso


es hacer del servicio de animación vocacional parte de la gran misión continental y
de la misión de toda la comunidad eclesial, como un gran impulso misionero, como
un nuevo Pentecostés47, lanzando de nuevo las redes. Este empeño consiste en
fortalecer el vínculo de aquello que es propio de la animación vocacional en el
servicio de la evangelización, construyendo el Reino de Dios.

Se debe dar prioridad a la vocación de cada cristiano llamado a la santidad. Es


primordial la fidelidad a la persona de Jesucristo, a su evangelio, y a la Iglesia. Por
lo tanto, en este tiempo histórico e eclesial, el servicio de animación vocacional esta
llamado a acoger las orientaciones de Aparecida y del Sínodo de la Palabra de
Dios48, como referencias teológicas y pastorales para la vida, - el discipulado - y el
servicio de las vocaciones - la misión, generando una nueva cultura vocacional.

La Conferencia de Aparecida nos recuerda que entre todos los desafíos enfrentados
por la Iglesia, se constata también “el insuficiente número de sacerdotes y su no
equitativa distribución [...] a esto se añade la relativa escasez de vocaciones al
ministerio y a la vida consagrada” 49. Evidentemente esta carencia puede extenderse
a los demás ministerios, si se es testimonio y si se tiene conciencia de ello. A la
escasez, al número insuficiente y a una injusta distribución, entre otros, debe ser
interés del servicio de animación vocacional.
En la misión continental, lanzar las redes significa proclamar que “la propia
vocación, la propia libertad y la propia originalidad, son dones de Dios para la
44
Documento de Aparecida 551.
45
Cf. Documento de Aparecida, 10.
46
Cf. Pastores Dabo Vobis, 34.
47
Cf. Documento de Aparecida 548.
48
En este momento tenemos las proposiciones aprobadas por los padres sinodales. Dentro de
poco debe salir una exhortación Apostólica del Papa Benedicto XVI sobre la Palabra de Dios.
49
Documento de Aparecida, 100.
31
plenitud y el servicio del mundo”50. Será una ocasión para participar y contribuir con
“este despertar misionero, en forma de una misión continental [...] seguros de que la
providencia de Dios nos otorgará grandes sorpresas”. 51

4.2 Recorrer los caminos de la Palabra

4.2.1 Los caminos de la animación vocacional en el contexto actual

La realidad actual es provocadora, pues hay una multitud cansada y abatida, “el
rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos”, 52 además
por falta de pastores, evangelizadores, ministros y líderes. 53 Al mismo tiempo,
por la Palabra de Dios, se escucha la invitación de fidelidad al mandamiento de
Jesús, de anunciar el Reino, de evangelizar, de no tener miedo, de lanzar las
redes y también de pedir al Señor de la mies que envíe operarios para su
mies54, para que de esta manera, la pesca sea abundante.

Frente a un contexto de grandes cambios que “nos afligen, pero que no nos
confunden”55, es necesario continuar haciendo el camino, acogiendo el llamado
de Jesús y de la Iglesia. En la continuidad, la fidelidad a lo que se hizo y se
vivió, pero también la novedad, es capaz de generar un espíritu y un nuevo
corazón. Pues, siempre es tiempo para construir lo nuevo en la Iglesia y en el
servicio de la animación vocacional, tiempo de avanzar, de planear, de entrar en
aguas más profundas, ya que todos los discípulos y misioneros son
responsables en el servicio a las vocaciones.

4.2.2 El camino y el proceso de conversión de la Animación Vocacional

En la Iglesia, el servicio de animación vocacional debe forjar una conversión


pastoral y una renovación misionera, que lleve a “impregnar todas las
estructuras eclesiales y todos los planos pastorales de diócesis, parroquias,
comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia” 56.
Se trata, entonces, de fortalecer la cultura vocacional para que todos los
bautizados asuman su llamado a ser discípulos misioneros en las circunstancias
actuales.

La conversión implica escuchar y discernir “lo que el Espíritu le está diciendo a


las Iglesias”57 por medio de los signos de los tiempos en que Dios se manifiesta.
La renovación misionera consiste en construir y en hacer comunidades “de
discípulos misioneros en torno a Jesucristo, Maestro y Pastor” 58. Para esto se
50
Idem, 111.
51
Idem, 551.
52
Idem, 31.
53
Idem, 22: “Así nos ocurre también a nosotros al mirar la realidad de nuestros pueblos y de
nuestras Iglesias, sus limitaciones, sus angustias y esperanzas”.
54
Cf. Mt 9,32-35; Lc 10,2. El mismo Documento de Aparecida, 22, afirma que: “En el clima
cultural relativista que nos circunda se hace siempre más importante y urgente radical y hacer
madurar en todo el cuerpo eclesial la certeza de que Cristo, el Dios del rostro humano, es nuestro
verdadero y único Dios”.
55
Documento de Aparecida, 10.
56
Documento de Aparecida 365.
57
Ap 2, 29.
58
Documento de Aparecida 368.
32
exige actitudes de “apertura, diálogo y disponibilidad para promover la
corresponsabilidad y participación efectiva de todos los fieles en la vida de las
comunidades cristianas”59.

4.2.3 Una animación vocacional que forma discípulos misioneros

“La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su


Iglesia”60. En el proceso de formación de discípulos misioneros de Jesucristo
tiene un lugar particular la pastoral vocacional que “acompaña cuidadosamente
a todos los que el Señor llama a servirle a la Iglesia en el sacerdocio, en la vida
consagrada o en el estado laical”61. Aparecida dice que este servicio vocacional
es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, el cual comienza en la familia y
continúa en la comunidad cristiana, dirigiéndose a niños y niñas y
especialmente a los jóvenes. La finalidad de esta pastoral es ayudar a
“descubrir el sentido de la vida y el proyecto que Dios tiene para cada uno,
acompañándolos en su proceso de discernimiento” 62. Ya el I Congreso
Continental Latinoamericano de Vocaciones decía que la pastoral vocacional “se
entiende como el servicio a cada persona, para que ella pueda descubrir el
camino para la realización de un proyecto de vida tal y como Dios lo quiere, y
como el mundo de hoy lo necesita”63.

4.3 Elementos fundamentales de la animación vocacional

El documento de Aparecida64 contempla algunos de los elementos fundamentales


del servicio de la animación vocacional, así como lo entendemos hoy, es decir: la
responsabilidad de toda la Iglesia, pueblo de Dios; la integridad en la pastoral
ordinaria, de conjunto y orgánica; la dimensión eclesial y específica de la vocación
de los discípulos misioneros a partir del Bautismo y del sacerdocio común (ministros
ordenados, vida consagrada, cristianos y laicos); el ambiente propicio para el
florecimiento de la vocación, la familia y la comunidad cristiana, completado por la
escuela católica y las demás instituciones eclesiales; los interlocutores inmediatos
de la animación vocacional, los niños y los jóvenes; la necesidad de un proceso de
animación vocacional, que consiste en ayudar a descubrir el sentido de la vida, la
vocación en el proyecto que Dios le tiene cada uno.

4.4 Los desafíos de la animación vocacional

Este II Congreso coloca entre los objetivos específicos la elaboración de pistas con
vista de una animación vocacional que sea evangelizadora, así como la necesidad
de criterios para los itinerarios vocacionales. Más allá de dar respuestas a éstos,
hay otros objetivos que se encuentran en el servicio de la animación vocacional. Es
necesario avanzar en relación a los estudios de la animación vocacional,
principalmente en los aspectos sociales, pedagógicos y psicológicos. Se hace
necesario profundizar más, con didáctica y planeamiento, de la dinámica del
itinerario vocacional, preparando y ofreciendo subsidios y materiales adecuados
para los animadores vocacionales y los vocacionados.
59
Idem
60
Documento de Aparecida 156.
61
Documento de Aparecida 314.
62
Cf. Documento de Aparecida 314.
63
I Congreso Continental, documento final, n. 26.
64
Cf. Todo el Capítulo V e VI del Documento de Aparecida.
33
Más aún, hoy es un desafío, la actualización de las nuevas tecnologías para entrar
en las nuevas plazas, en los nuevos areópagos, alcanzar nuevos públicos,
avanzando en aguas más profundas. Hay una gran divergencia en este sentido, lo
que comporta la formación específica y la disponibilidad de recursos humanos.
También es preocupante la falta de recursos financieros, y la disponibilidad de
tiempo de las personas, principalmente en las áreas de teología, de las ciencias
humanas y de la comunicación, entre otros. La misma reflexión bíblica y teológica
desde el punto de vista vocacional es un universo inagotable, que tiene presente el
llamado a la santidad y a la vocación bautismal como eje transversal de toda la
acción pastoral en la Iglesia.

4.5 El perfil y la identidad de los animadores vocacionales

En el proceso de afirmación y consolidación de la identidad del servicio de


animación vocacional y de sus agentes y protagonistas, está la Palabra de Dios,
fuente de vida y misión de la Iglesia.

Se debe profundizar la identidad, el perfil y la misión de los animadores


vocacionales. El despertar, el discernir, el acompañar, el perseverar de las
vocaciones dependen, en parte, del animador vocacional. En la medida en que él se
identifique con el servicio al cual fue llamado, teniendo el perfil humano y espiritual
adecuado, de la misma manera será capaz de dar testimonio elocuente de amor a
Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo, con actitudes de generosidad, disponibilidad y
alegría.

4.5.1 La formación de los animadores vocacionales

Una de las principales contribuciones es la formación de los animadores y


animadoras vocacionales, como base para un mejor servicio vocacional de
calidad, en la perspectiva de una Iglesia ministerial. Esto a través de cursos,
asesorías, subsidios, teniendo la escuela vocacional, en sus diferentes
modalidades, como acción específica y completa, abarcando las diferentes
dimensiones antropológicas, teológicas, bíblicas, pastorales, entre otras.

Además de esto, es necesario continuar los estudios e investigaciones, con el


objetivo de profundizar en las diferentes dimensiones de las vocaciones y del
servicio de animación vocacional, produciendo libros que auxilien a los
animadores y animadoras vocacionales y a sus equipos en sus tareas. Hay
necesidad de materiales vocacionales, como textos, audiovisuales, filmes
vocacionales. Un instrumento valioso para los días de hoy es la red
informatizada y virtual, la Internet, siendo un importante y eficaz medio de
evangelización y animación vocacional.

4.5.2 La oración: escuchar la Palabra de Dios

34
Jesús es el camino, la verdad y la vida 65. La Palabra de Dios es la fuente y el
sustento de los discípulos de la misión. En el misterio de Dios que habla, se
encuentra la actitud de escucha de aquel que cree por obediencia de fe.

La Palabra de Dios tiene una dimensión vocacional, que llama por si misma,
pues actúa de forma eficaz en el corazón de aquel que la acoge. Ella contiene
figuras, historias y reflexiones que son narradas por aquellos que son llamados
personajes bíblicos con perspectiva misionera.

La relación entre Palabra y Vocación conduce a una actitud de orar por las
vocaciones, lo cual tiene un gran valor espiritual. Esta oración, es enseñada por
el mismo Jesús en el evangelio 66, para pedir operarios para la mies. Se vuelve
un lugar de escucha, de propuesta, de disponibilidad y de respuesta vocacional.

El servicio de animación vocacional también está fundamentado en la


compasión que Jesús tiene por la mies abandonada, como ovejas sin pastor. De
esta compasión, nace la oración y se manifiesta la urgencia de la misión 67. Las
vocaciones son dones de Dios y por eso no deben faltar oraciones especiales al
Señor de la mies68. Hay una necesidad de fortalecer, de diversas maneras, la
oración por las vocaciones. Es con la oración que se puede crear mayor
sensibilidad y receptividad al llamado del Señor. Y también promover y coordinar
iniciativas vocacionales.

La animación vocacional es llamada a apropiarse y fortalecer la relación entre la


Palabra de Dios y la vocación, ya sea como tema del discipulado o de la misión,
en las vertientes antropológicas, culturales, bíblicas, teológicas y pastorales.
Mención particular en la perspectiva bíblica es la Lectura Orante, en el que el
sínodo exhorta los fieles y los jóvenes que “se aproximasen a las Sagradas
Escrituras por medio de una lectura orante y asidua, de modo tal que el diálogo
con Dios se vuelva realidad cotidiana del pueblo de Dios” 69 .

4.5.3 Espiritualidad vocacional

La espiritualidad tiene un lugar central en la animación vocacional. Ella es la


savia que alimenta y da vitalidad a toda acción vocacional, es el eje por donde
se mueve la vida y la misión de los vocacionados y de los animadores. La base
de la espiritualidad cristiana es la experiencia del Bautismo fundamentado en la
Trinidad, es “una autentica propuesta de encuentro con Jesucristo debe
establecerse sobre el sólido fundamento de la Trinidad-Amor” 70.

Una espiritualidad bíblica fundamentada sobre la oración por las vocaciones


hace que la Palabra oída y acogida en el corazón pueda transformarse en
discernimiento e itinerario vocacional. Pues “encontramos a Jesús en la

65
Cf. Documento de Aparecida 137.
66
Cf. Mt 9,37-38; Lc. 10,2
67
Mt 9,35-38. Revisar Lc 10,2. “(....) al ver al muchedumbre, sintió compasión de ella, porque
estaban cansados y abatidos como ovejas sin pastor. Entonces dice a sus discípulos: la mies es
mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe”.
68
Documento de Aparecida 314.
69
Sínodo dos Bispos, proposição 22.
70
Documento de Aparecida 240.
35
Sagrada Escritura, leída en la Iglesia” 71. Se hace, “necesario proponer a los
fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo
vivo…” 72.

El camino de espiritualidad en el servicio de animación vocacional contempla la


exigencia trinitaria y el llamado a integrar los acontecimientos de la vida y de la
historia con los tiempos de oración y celebración. También es importante que los
animadores vocacionales articulen en su propia vida la contemplación y la
acción. Del mismo modo, la espiritualidad mariana es decisiva para un cultivo
vocacional y para el discipulado en el seguimiento de Jesús.

4.5.4 La centralidad del Encuentro con Jesucristo

El despertar de los discípulos misioneros en la Iglesia, sucede en la media en


que se favorece y se garantiza el encuentro personal y comunitario con
Jesucristo73. En la misión evangelizadora, el servicio de animación vocacional,
como un instrumento del Espíritu de Dios, tiene como tarea fundamental hacer
que los vocacionados tengan un “encuentro con un acontecimiento, con una
persona que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación
decisiva” 74. El primero y gran don es el encuentro con la persona de Jesucristo,
pues Dios amó antes de todo, y la vocación es siempre respuesta de amor. Del
encuentro nace el discipulado – Jesús Maestro – el seguimiento, la misión.

En este sentido se puede hablar de la necesidad de promover, en el servicio de


la animación vocacional, una “pedagogía del encuentro” que despierte y forme
auténticos discípulos misioneros. Pues “conocer a Jesús es el mejor regalo que
cualquier persona puede recibir; haberlo encontrado fue lo mejor que ocurrió en
nuestras vidas, y hacerlo con nuestras palabras y obras es nuestra alegría” 75.

Jesucristo es la plenitud de la revelación de Dios. Es el Verbo de Dios hecho


carne, Camino, Verdad y Vida, el único Libertador y Salvador. En Jesús se
revelan el amor misericordioso del Padre y la vocación, la dignidad y el destino
de la persona humana76. Jesucristo es el misionero de Dios Padre. Es por medio
del encuentro personal y comunitario con Él que se puede despertar discípulos
y misioneros, con fidelidad y audacia en la misión.

4.6 Itinerario fundamental de los discípulos misioneros

En el proceso de itinerario y en sus etapas, la animación vocacional es llamada a


acoger los principios que Aparecida indica en relación al proceso formativo de los
discípulos misioneros77.

Antes que todo se debe contribuir para un encuentro más profundo con Jesucristo,
pues es el Señor quien llama en el camino de descubrir el sentido de la vida. Es el

71
Documento de Aparecida 247.
72
Documento de Aparecida 248.
73
Cf. Documento de Aparecida 11.
74
Documento de Aparecida 12.
75
DA 29.
76
CF DA 6.
77
Cf. DA n. 278.
36
Kerigma, el hilo conductor de un proceso que lleva a una mayor madurez de fe y de
vocación.

La conversión es el segundo paso, como respuesta inicial de quien escucha al


Señor, por Él se dejó seducir, cree y decide ser su amigo, y se anima a seguirlo.

El discipulado, como tercero paso, consiste en madurar el conocimiento, amor y


seguimiento de Jesús, el Maestro. En este proceso vocacional es importante la
catequesis permanente y la vida sacramental.

El discernimiento y el acompañamiento vocacional presumen una intensa vida


cristiana en la familia, en la comunidad eclesial y en la realidad social en donde se
encuentra, como la escuela y el trabajo. En este campo vocacional el vocacionado
es acompañado y estimulado a vivir su vocación y a responder al llamado de Dios.

Por último, la misión, como respuesta a la necesidad que el discípulo tiene al


compartir con los otros su alegría, de ser enviado al mundo para anunciar a
Jesucristo.

La misión es inseparable del discipulado. El camino vocacional es largo y


permanente, y requiere de itinerarios diversificados, respetuosos de los procesos
personales y de los ritmos comunitarios, continuos y graduales, con pedagogías
dinámicas, activas y abiertas78. Existen itinerarios diversificados para los
vocacionados, para los cristianos laicos y laicas, para la vida consagrada, el
presbiterado y el diaconado permanente.

4.6.1 El proceso vocacional y formativo de los discípulos misioneros

La animación vocacional acoge las indicaciones de Aparecida referentes a las


diferentes dimensiones del proceso vocacional formativo 79.

Debe ser integral, Kerigmático y permanentemente, de acuerdo con el


desenvolvimiento de las personas, contribuyendo para que cada uno pueda
encontrar la persona de Jesús, ser su discípulo y misionero.

La dimensión humana y comunitaria merece atención especial, ya que lleva a la


persona a asumir su propia historia, siendo capaz de vivir en un mundo plural,
con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior.

Del mismo modo la dimensión espiritual, en la medida en que se tiene una


profunda experiencia de Dios, que le permite adherir a Jesús y a su Evangelio,
en la Iglesia, de corazón y con fe, por medio de los diversos carismas y
ministerios.

La formación intelectual permite potencializar el dinamismo de la razón, abre la


inteligencia para la verdad, capacita para el discernimiento, el juicio critico y el
dialogo sobre la realidad y la cultura, asegurando un conocimiento bíblico-
teológico y de las ciencias humanas.
78
Cf. DA n. 218.
79
Cf. DA n. 279 y 280.
37
Y por último la dimensión pastoral y misionera, proyecto para la misión de
formar discípulos misioneros al servicio del mundo, habilita para proponer
proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, que contribuye para integrar la
evangelización y pedagogía e incentiva la responsabilidad de los laicos y laicas
en el mundo.

4.7 Los lugares y espacios de animación vocacional

4.7.1 La comunidad eclesial

La Iglesia es discípula misionera de Jesús. La vitalidad del Espíritu Santo se


expresa en diversos dones, carismas y varias funciones que edifican la Iglesia y
ayuda para la evangelización80. El sueño de la animación vocacional es tener
“una Iglesia plenamente consiente de ser una asamblea de personas,
convocadas y reunidas por el infinito amor de la Trinidad, en la riqueza de la
diversidad y complementariedad de las vocaciones y ministerios” 81.

La comunidad eclesial tiene su vocación. Ella esta “llamada a descubrir e


integrar los talentos escondidos y silenciosos que el Espíritu Santo regala a los
fieles” 82. En las Iglesias, todos los miembros del pueblo de Dios, según su
vocación especifica, están convocados a la santidad por medio de la comunión
y en la misión83. La actividad misionera de la Iglesia depende de la diversidad de
carismas, servicios y ministerios. Esta diversidad es ministerial, vivida en la
comunión, que manifiesta la única Iglesia de Cristo. Al abrirse espacios de
participación y al confiar ministerios y responsabilidades, viviendo
responsablemente el compromiso cristiano.

La fuente y el alimento es la palabra de Dios, lo que garantiza una espiritualidad


sólida y favorece una participación efectiva de todos los miembros de la
comunidad84. La vocación al discipulado misionero es convocación a la
comunión en su Iglesia y de todos los bautizados, a través del sacerdocio
común, están llamados a vivir y transmitir la comunión con la Trinidad 85.

4.7.2 Estructura y organización eclesial

En la gran tarea que la Iglesia tiene de proteger y alimentar la fe del pueblo de


Dios recuerda que en “virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y
misioneros de Jesucristo” 86.

La organización eclesial consiste en la articulación de los mecanismos de


coordinación y de animación. Al mismo tiempo comprende el aspecto
institucional en sus estructuras, organismos y responsables, teniendo como
meta la ejecución de las prioridades y de los proyectos propuestos. En este
proceso organizativo es fundamental el servicio de liderazgo y de autoridad,
80
Cf. 1 Co 12,1-11; 1 Co 12,28-29.
81
I Congreso Vocacional de Brasil, Doc. Final, n. 48.
82
DA 162
83
Cf. DA 163
84
Cf. Documento de Aparecida 308-309.
85
Cf. Documento de Aparecida 156-157.
86
Documento de Aparecida 10.
38
pues ellos contribuyen al propio sentido del proyecto de Dios, a la vida y a la
misión de Jesús, a la manifestación y ejecución de los carismas y ministerios en
la comunidad eclesial.

El servicio de animación vocacional es parte de la misión eclesial. Es necesario


incentivar su lugar en la pastoral orgánica y en su dimensión evangelizadora.
Fundamentalmente, es la conciencia de que todos los bautizados como
asamblea de los llamados, son responsables de promover las vocaciones. Todo
el empeño consiste en pasar por los componentes de la comunidad eclesial y de
la dimensión vocacional. Y siempre buscar cada vez más el envolvimiento,
compromiso y participación de todas las instancias y personas responsables por
el servicio de la animación vocacional, en la comunión con la Iglesia.

4.7.3 Equipos vocacionales, coordinaciones y centros

Papel fundamental ejercen los equipos vocacionales y parroquiales, formados


por los representantes de las diversas vocaciones y pastorales específicas,
como la catequesis, la juventud, la familia, la liturgia, entre otras. Un camino
concreto y objetivo, es la creación, consolidación y formación de los equipos
vocacionales, y la calificación de sus miembros, ofreciéndoles los medios e
instrumentos formativos y técnicos para que sean auténticos discípulos y
fervorosos misioneros.

En este sentido son importantes y decisivos los centros y/o equipos y/o
comisiones comunitarias y diocesanas de animación vocacional. A partir de la
organización de las mismas Conferencias Episcopales, es posible garantizar
una estructura mínima y funcional, que permitan articular las varias acciones,
que pueden llegar a las iglesias particulares, a sus parroquias y comunidades. A
partir de un proceso ya instaurado y en funcionamiento, es posible avanzar,
generando una dinámica de animación vocacional que pernee toda la acción
evangelizadora, generando y manteniendo una cultura y conciencia vocacional.

Un papel importante vienen realizando los Institutos de Animación Vocacional 87,


que en todo el continente vienen contribuyendo decisivamente para el fomento
de una cultura vocacional y para la dinamización de la animación vocacional de
las iglesias nacionales y locales. Ellos han sido fundamentales para la formación
de los agentes y en la asesoría de cursos y encuentros vocacionales, para la
producción de subsidio y materiales, para los estudios y las investigaciones en
el campo teológico y en la pastoral vocacional, a través de libros y productos
audiovisuales. Se trata de promover e incentivar el trabajo de los Institutos de
Animación Vocacional para que cada vez más, como Iglesia y al servicio de ella,
sean una de las principales instancias de la cultura y de la animación
vocacional.

4.7.4 Metodología – Método para la animación vocacional

87
OBS: facilitar algunos datos e informaciones sobre los IPVs existentes....
39
Al lanzar las redes, a petición de Jesús, como Iglesia, la animación vocacional
asume el método “ver, juzgar y actuar” con sus implicaciones 88. Al contemplar a
Dios con los ojos de la fe, por la Palabra revelada, aquella intenta ver la realidad
en una perspectiva cristiana; juzga y discierne según Jesucristo, que es el
Camino, la Verdad y la Vida, a partir de criterios que provienen de la fe y de la
razón; y actúa a partir de la Iglesia, en la divulgación del Reino de Dios, como
discípulos misioneros.

La importancia de este método esta en colaborar para vivir más intensamente la


vocación y la misión de la Iglesia, enriqueciendo el trabajo teológico y pastoral,
en cuanto motiva para asumir la responsabilidad delante de la situación.
Aparecida afirma que la eficacia del método tiene sus presupuestos en la
“adhesión creyente, gozosa y confiada en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y la
inserción eclesial”89. Así, es más explícita la dimensión trinitaria y eclesial de la
metodología del servicio de la animación vocacional como acción
evangelizadora.

4.7.5 El camino de la planeación y de la organización

La misión de la Iglesia y de la animación vocacional se caracteriza a partir de


una acción conjunta y coordinada. Cada bautizado debe saber que y como
hacer en la conducción de las acciones y procesos vocacionales. El
planeamiento de las acciones evangelizadoras exige lazar nuevamente las
redes, ir para otras aguas, espacios y lugares. En este sentido el planeamiento
es un apoyo de unidad. La razón de todo esto, esta en la riqueza de grupos,
movimientos y asociaciones que tiene la comunidad, con carismas, proyectos y
metodologías propias. Lo importante son las metas que se tienen en común, a
partir de los diferentes dones y carismas90.

La articulación de las acciones evangelizadoras vocacionales evita la


fragmentación, el desperdicio de fuerzas y recursos. Es necesario no
uniformizar un único modelo o forma de ser 91. Desde el punto de vista más
organizacional es fundamental el planeamiento, ya que existe una multiplicidad
de proyectos, en varios sectores pastorales de actuación, lo que comporta un
mínimo de estructura y organización. Solamente una acción coordenada,
articulada y eficiente, permite ser fieles a la misión y acoge los signos de los
tiempos y los desafíos que la realidad le presenta.

4.7.6 Planeación, organización y estrategias para la animación vocacional

El servicio de animación vocacional, en sus variados niveles e instancias, es


llamado a responder al evangelio, a los llamados del Magisterio, a la demanda
del pueblo de Dios y particularmente a los jóvenes. El objetivo del camino es
favorecer la organización, la articulación, la instancia y a los responsables. La
planeación es fundamental y decisiva, lo que garantiza el profundizar en la
reflexión teológica y pastoral, el avance en las metodologías, el enfrentamiento
de las nuevas tecnologías para llegar a los niños, adolescentes, jóvenes y a la

88
Cf. Documento de Aparecida 19
89
Idem, 19.
90
Cf. Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora do Brasil n. 163
91
Cf. Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora da Igreja no Brasil n. 164
40
familia. “Es preciso evitar la fragmentación, el desperdicio de fuerzas y
recursos”92, lo que exige metas en común, concretizadas con los diversos dones
y carismas.

El método de planeación para la animación vocacional 93, en la perspectiva de


las diversas vocaciones, carismas y ministerios, es aquella que favorece la
participación lo más amplia posible, de forma estructurada y organizada. La
metodología de planeación vocacional contempla el método ver, juzgar y actuar,
reafirmado por Aparecida, que analiza a la luz de la fe la realidad, iluminada por
la Palabra de Dios, y actúa con objetivos, prioridades, proyectos, estrategias y
programas.

Entre las estrategias del servicio de animación vocacional también se


encuentran, la presencia y acción en los consejos comunitarios y el ámbito
pastoral administrativo94. Esta presencia y protagonismo permite la
corresponsabilidad con los ministros ordenados, además de facilitar que los
laicos y laicas se envuelvan en el planeación, en la ejecución y en la evaluación
de todo lo que la comunidad vive y hace. Al mismo tiempo es importante la
articulación de las acciones evangelizadoras, evitando el anti-testimonio de la
división y de la competencia entre los grupos. Fundamentalmente es el
testimonio de unidad con una pastoral de conjunto y orgánica, con la
articulación de diversidad de carismas y métodos evangelizadores 95. “El
reconocimiento práctico de la unidad orgánica y la diversidad de funciones
aseguran mayor vitalidad misionera”96.

Otra estrategia para la pastoral vocacional, es la búsqueda de trabajo en equipo


para realizar las acciones, con la correspondiente y necesaria capacitación de
recursos financieros. Claro está que, sin la disponibilidad de estos recursos
económicos y técnicos, el trabajo vocacional va a quedar debilitado y los
proyectos no se podrán realizar. Por lo tanto, para que la pesca sea abundante,
además de la gracia de Dios y de los dones del Espíritu Santo, es necesario un
presupuesto financiero que sea sostén y respaldo para el desenvolvimiento de
las acciones, la ejecución de las prioridades y la concretización de los planos y
proyectos vocacionales.

4.8 Una animación vocacional para el y en el mundo

En el contexto de la globalización y del sistema neoliberal, donde impera la


exclusión social, la Iglesia se empeña en la perspectiva de la inclusión social y de la
promoción de la vida. Para la Iglesia, en la perspectiva cristiana, la “inclusión es un
aspecto de la experiencia de comunión, según afirma San Pablo: “Ya no hay judío ni
griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer; ya que todos vosotros son uno en
Cristo” (Gl 3,28)97. De hecho, los pueblos de América Latina y del Caribe “viven hoy
una realidad marcada por grandes cambios que afectan profundamente sus vidas” 98,

92
Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora da Igreja no Brasil n. 164 c.
93
2º Congreso Vocacional de Brasil l, Doc. Final, n. 39-43.
94
Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora da Igreja no Brasil n. 164 b.
95
Idem, n. 164
96
Documento de Aparecida n. 162.
97
CNBB, Evangelização e missão profética da Igreja, p. 73.
98
Documento de Aparecida n. 33.
41
lo que ha traído una crisis de sentido religioso, que le da unidad a todo lo que
existe99. La animación vocacional es convocada a anunciar que en Jesucristo y su
misterio se revela “la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y su
sentido”100. Ya que la persona humana es “el lugar de la naturaleza donde converge
la variedad de los significados en una única vocación de sentido” 101.

En esta realidad, las mujeres y los hombres son llamados a encarnar “esa tradición
y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas
de vida nueva para una América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza
del Espíritu102. Ya que existe la confianza de que “Jesús, el Buen Pastor, quiere
comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida” 103. Y a la luz del Espíritu
Santo, fuerza y unción de los discípulos misioneros la Iglesia se siente desafiada a
discernir los signos de los tiempos, para colocarse al servicio del Reino, anunciado
por Jesucristo, que vino para que todos tengan vida y la tengan en plenitud 104.

4.8.1 Animación vocacional y cultura de la vida

La animación vocacional esta invitada a proclamar y defender, en este contexto,


una cultura de la vida. "La vida es regalo gratuito de Dios, don y tarea que
debemos cuidar desde la concepción, en todas sus etapas, y hasta la muerte
natural, sin relativismos”105. Para que esto suceda es necesario promover una
animación vocacional inculturada, dialogal y profética, ecuménica y ecológica,
que se abra a los signos de los tiempos y que este sintonizada con la época en
que se vive. Lo que permite la valoración de la persona, su dimensión
antropológica y cultural, favoreciendo una experiencia más profunda de Dios y
del seguimiento de Jesús. Decisivo para la animación vocacional es la atención
hacia la cultura urbana, incluido el aspecto social, los valores, la ética y la
posmodernidad.

Dios concede la gracia necesaria para responder con decisión y generosidad a


su llamado y envío, en una cultura civilizada, donde impera el consumismo y el
placer. En esta perspectiva la animación vocacional es llamada a colaborar para
que los vocacionados profundicen en sus verdaderas motivaciones
vocacionales en el transcurso del propio itinerario, asumiendo la vocación,
primero que todo, como servicio a la vida. La fidelidad al Evangelio, también en
la perspectiva de la diversidad, complementariedad y diversidad de las
vocaciones y ministerios, que exigen la proclamación de la “verdad sobre el ser
humano y sobre la dignidad de toda la persona humana, en todos los espacios
públicos y privados en el mundo de hoy y a partir de todas las instancias de la
vida y de la misión de la Iglesia”106.

4.8.2 Nuevos areópagos – nuevos lugares – mar adentro

99
Cf. Documento de Aparecida n. 37.
100
Documento de Aparecida n. 41.
101
Documento de Aparecida n. 42.
102
Documento de Aparecida n. 11.
103
Documento de Aparecida n. 353.
104
Cf. Documento de Aparecida n. 33.
105
Cf. DA 464.
106
Documento de Aparecida n. 390.
42
Es urgente dedicar especial cuidado a la promoción vocacional 107. De modo
general se constata la escasez de personas que respondan a la vocación
sacerdotal y religiosa. La tarea consiste en cultivar los ambientes donde nacen
las vocaciones. Podemos tener certeza que Jesús continua llamándonos para
estar con Él y anunciar el Reino de Dios. El llamado es urgente, a los cristianos,
especialmente a los jóvenes, para que se abran a la posible llamada de Dios.

Sin embargo, es necesario de igual forma cuidar e ir a los ambientes donde no


se han encontrado las vocaciones. Luego, alcanzar nuevos lugares y avanzar
en las aguas más profundas. Tenemos el mundo de la educación, de las
escuelas y universidades; el mundo de la comunicación, con nuevos
interlocutores; el mundo virtual, la Internet, con sus comunidades en red; el
campo de la telefonía y el radio. También la cultura en sus variadas vertientes, la
música, el deporte, el ocio o descanso, el video, el cine, la ecología y el turismo.
Y todo el mundo del trabajo y de los sin trabajo, en las realidades urbanas y
rurales. En este nuevo mar es importante el uso de un nuevo lenguaje, sus
códigos y paradigmas, sobre todo firme en la fuerza de la imagen.

Y no se puede olvidar, los muchos rostros humillados, los excluidos y


marginados, en las más diversas manifestaciones, como personas con
deficiencia, los desempleados, analfabetas, grupos en riesgo y tantos otros
más. Las familias hoy están desestructuradas y sin perspectivas, de donde
también brotan las vocaciones. Los jóvenes del medio rural y urbano, con sus
grupos de identificación, signo de consumo. También están los que frecuentan
los centros comerciales y espacio de ocio. Los pueblos negros, afro-
descendientes, indígenas, reconociendo la diversidad cultural, inculturándose,
también ellos son llamados al seguimiento de Jesús.

4.8.3 El mundo de la comunicación

Este es un universo nuevo, que cada día se modifica, evoluciona y presenta


instrumentos más ágiles y eficaces. Lo que se encuentra en el fondo es la
formación de una “cultura vocacional” capaz de conducir y generar actitudes
vocacionales básicas. Entre estos elementos estarían: la formación de las
conciencias, la sensibilidad de los valores espirituales y morales, la promoción y
defensa de los ideales de la fraternidad humana, el carácter sagrado de la vida,
de la solidaridad social y de la convivencia pacifica. Como decía el Papa Juan
Pablo II, “se trata de una cultura que permita al hombre moderno reencontrarse
consigo mismo, reapropiándose de los valores superiores del amor, de la
amistad, de la oración y de la contemplación” 108. Se trata de superar la fuerte
influencia de la cultura de lo inmediato, que se transmite sobre todo a través de
los medios de comunicación, con sus atractivos y sus superficialidades, sus
exhibicionismos, incentivando el relativismo y el individualismo 109.

Desde el punto de vista de la animación vocacional, se puede hablar de una


cultura vocacional en tres dimensiones 110. La primera es la antropológica, que
107
Cf. DA n. 315
108
Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la XXX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones,
1993. In. Pedi ao dono da messe que mande operários, Paulus, p. 154.
109
2º Congreso Vocacional de Brasil, Documento Final, n. 14.
110
Juan E. Vecchi, Cultura della Vocazione, in Dizionario di Pastorale Vocazionale, Editrice
Rogate, Roma, p. 370.
43
habla respeto al modo de concebir y presentar las personas y la vocación; la
segunda es la educativa y tiene por objeto favorecer una propuesta de valores
inherentes a la vocación; y la tercera es la pastoral, que cuida la relación entre
vocación y cultura, mostrando indicaciones para el servicio vocacional.

4.8.4 Un lenguaje de la vocación

En la comunicación y en los medios de comunicación, es fundamental el


lenguaje y tal vez esta sea una de las cuestiones más neurálgicas del servicio
de animación vocacional111.

El lenguaje de la comunicación es instrumento y ambiente, espacio de anunciar


y de propuesta. Estamos viviendo en una época de la comunicación global
(mass medía, computador, Internet, informática), donde todos los lenguajes
pueden ser utilizados como instrumentos para hablarle al hombre y a la mujer
de hoy. Pueden ser valorizados, además del lenguaje verbal, el lenguaje visual,
gestual, evocativo, metafórico, y simbólico. Este universo presupone el saber
escuchar, para aprehender a comprender el otro y acoger sus necesidades, su
comunicación y lo que tiene para decir. Es importante valorizar el lenguaje del
anuncio y de la propuesta, del testimonio y del amor reciproco.

Para la animación vocacional los medios de comunicación contribuyen para la


difusión y conocimiento de las diversas vocaciones. Puede ser un espacio y
ambiente favorable para el acogimiento. No siempre el acceso a los grandes
medios de comunicación es posible. El servicio de la animación vocacional
puede hacer uso de los recursos alternativos, los cuales muchas veces, tiene un
costo menor y son más fáciles de manipular. Aquí es valida la creatividad y la
iniciativa.

Aún es necesario trabajar en conjunto con la pastoral de la comunicación,


utilizando los varios recursos existentes112. Se puede solicitar accesoria técnica
de profesionales en este campo (como los homepage y otros), y utilizar mejor
los programas de radio. Es evidente que hoy en día, más que nunca, la Internet
se constituye en un espacio privilegiado y desafiante.

4.8.5 El mundo de la educación – la escuela

El Documento de Aparecida recuerda que en el campo de la educación, la


escuela también tiene su vocación, ya que ella “está llamada a transformarse,
ante todo, en lugar privilegiado de formación y promoción integral” 113,
destacando la dimensión ética y de la cultura en la “confrontación con los
valores absolutos de los cuales dependen el valor y el sentido de la vida del ser
humano”114. En la educación cristiana se educa para un proyecto del ser
humano en el que habita Jesucristo. La meta de la escuela católica en relación
a los niños y jóvenes es la de conducir al encuentro con Jesucristo vivo 115, ya

111
Gennaro Cicchese, Linguaggio, In Dizionario di Pastorale Vocazionale, Editrice Rogate,
Roma, p. 618 ss.
112
CNBB, 1er Congreso Vocacional de Brasil, Documento Final, n.
113
Documento de Aparecida n. 329.
114
Documento de Aparecida n. 330.
115
Documento de Aparecida n. 336.
44
que solamente así la persona podrá asumir “sus responsabilidades y buscar el
significado último de su vida”116.

La escuela católica es un lugar pedagógico favorable para la pastoral


vocacional117. La propia composición de la comunidad educativa resalta la
diversidad y complementariedad de las vocaciones en la Iglesia. Al mismo
tiempo la escuela “acompaña a los alumnos a realizar opciones de vida
consientes: al servicio de la vocación para el sacerdocio o para la especial
consagración, al realizar la propia vocación cristiana en la vida familiar,
profesional y social”118. Se trata de orientar y acompañar los niños, jóvenes y
adultos para que consideren la propia vida como una vocación y como un
camino. Por lo tanto, “es necesario saber escuchar, interiorizar los valores,
aprender a asumir compromisos y a realizar elecciones de vida” 119.

En el espacio de la educación es necesario trabajar el llamado a la vida, a ser


persona, a ser cristiano, engallado en la sociedad y en los diferentes ministerios
eclesiales. Entre las estrategias está la oferta a las escuelas y a las
universidades de subsidio vocacional, dirigidos sobre todo el arte y a la
educación, como la música, explicando la relación entre profesión, estados de
vida, valores cristianos y defensa de la vida. Además es necesario elaborar
proyectos de formación para la comunidad escolar, de modo particular a los
profesores que actúan en la educación religiosa o disciplinas afines, para que
incluyan la dimensión vocacional. Utilizar y promover recursos, encuentros de
formación, concursos, maratones y campañas entre niños, adolescentes y
jóvenes, principalmente con temáticas bíblicas y vocacionales. Son
fundamentales las herramientas que ofrece la Internet, con sus comunidades y
medios de interacción y amistad, dirigidas para el campo de la fe y de la
solidaridad.

4.9 Integración de las pastorales

Uno de los caminos de la animación vocacional es integrarse con las diversas


pastorales, grupos y movimientos eclesiales. Entre las acciones para esta
integración, se encuentran: la presencia en las actividades pastorales de estas
instancias, como los días y semanas específicos, la preparación de los
sacramentos; la elaboración de los subsidios que permitan profundizar en las
dimensiones y en los aspectos vocacionales; la inclusión en la integración dentro del
proceso formativo de los animadores vocacionales y de los responsables de las
pastorales; conducir al joven vocacionado, en el liderazgo hacia la vida eclesial y
social y dentro de las organizaciones de la sociedad civil.

4.9.1 Liturgia

También en el año litúrgico es preciso enfatizar la dimensión vocacional, de


modo particular, la misma Palabra de Dios. Es posible construir la integración
entre la pastoral vocacional y los equipos de liturgia. Tal como la utilización de
las misiones populares, grupos de reflexión, semanas jubilares, ordenaciones y
116
Documento de Aparecida n. 336
117
Cf. Documento para los Seminarios y para las Instituciones de Enseñanza, de la
Congregación para la Educación Católica, n. 40
118
Idem, n. 40.
119
Idem, n. 41.
45
votos religiosos, para fomentar la cultura y el despertar de la vocación. Se hace
importante la religiosidad popular, con sus prácticas y devociones, como
también una acción que parta de los santuarios, especialmente los santuarios
marianos.

4.9.2 Catequesis

En el ámbito de la catequesis hay necesidad de continuar trabajando la


dimensión vocacional en el contenido de la catequesis, de tal modo que prepare
y propicie el despertar ministerial y el liderazgo eclesial. En este sentido es
posible elaborar y adaptar subsidios catequéticos en la vertiente vocacional,
principalmente a partir de la historia y del perfil vocacional de los hombres y
mujeres de la Biblia; también brindar a la formación de los catequistas
elementos de teología de las vocaciones y de la animación vocacional. Y de
modo muy especial la integración de la pastoral vocacional en el proceso de
planeamiento y de la realización de la catequesis de la Confirmación, ambiente
y espacio propicio para la inserción ministerial y vocacional.

4.9.3 Familia

La familia es la base, el lugar, la escuela, el semillero de las vocaciones, por lo


tanto es necesario incluirla plenamente en la animación vocacional. Hay es
necesario promover encuentros y generar subsidios para despertar y crear una
cultura vocacional en la familia y con ella. Al mismo tiempo es ineludible ayudar
en la creación de una pastoral familiar, donde no existe, así como también
atender los grupos de familia, los grupos bíblicos, incentivando la participación
de las familias en éstos. Otro aspecto a impulsar es participar y optimizar los
momentos celebrativos de la familia, como son: la celebración de los
sacramentos y las fechas especiales y conmemorativas.

En la perspectiva familiar, el Documento de Aparecida 120, de forma simple y


esperanzadora, hace una invitación a que las familias deben considerar como
bendición el tener un hijo o una hija llamados por Dios. Es tarea de los padres
de familia, apoyarlos en la decisión tomada y en el camino de respuestas
vocacionales. Pues “la familia cristiana es la primera y primordial comunidad
eclesial. En ella se viven y se transmiten los valores fundamentales de la vida
cristiana” 121.

4.9.4 Juventud

Otro camino es la integración entre la pastoral vocacional y la pastoral de la


juventud o una pastoral vocacional juvenil, y viceversa. Respetando siempre la
identidad y la especificidad de cada una. En este sentido se puede avanzar
más, ir adelante, con propuestas que pasen por la articulación de las
coordinaciones y de los responsables, hasta la elaboración de subsidios y
materiales que hacen posible esta integración.

Una perspectiva integradora que puede ser determinante es la Biblia, ya que a


los jóvenes debe ser presentada “la Escritura con sus implicaciones
120
Cf. Documento de Aparecida n. 315.
121
Documento de Aparecida n. 204.
46
vocacionales de manera que ayuden y orienten muchos jóvenes en sus
opciones vocacionales, hasta la consagración total” 122. Los candidatos al
sacerdocio deben aprender a amar la Palabra de Dios, pues ella es
“indispensable para formar el corazón de un buen pastor, ministro de la Palabra”
123
.

Otro horizonte es el proyecto personal de vida. En la perspectiva bíblica el ser


humano continuamente es llamado a responder, en su libertad, a los llamados
de la Palabra. La sagrada Escritura, en la vida de cada persona, asume una
función teológica, porque se abre a la trascendencia, y una función pedagógica,
que educa a la escucha, al confrontarse con la Palabra, y al discernimiento con
el objetivo de tomar una posición sobre si mismo y sobre la historia.

Es posible abordar la cuestión del proyecto de vida en la perspectiva del


discipulado. Pues discípulo es aquel que se pone en camino hacia el
seguimiento del maestro, aprendiendo con él y conviviendo con él ideas y
proyectos de vida. En la perspectiva de la fe cristiana el discipulado consiste en
seguir una persona porque se le ama, comprometida siempre con la misión. Por
eso todo discípulo es misionero 124. El discípulo es alguien llamado por Jesucristo
para convivir, participar de su Vida, unirse a su persona y adherirse a su misión,
colaborando con ella.

4.9.5 La vocación de los adolescentes y de los jóvenes

Los adolescentes y jóvenes merecen cuidado y atención especial, pues ellos


“son sensibles al descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo” 125.
Por no tener miedo, ni a los sacrificios ni a entregar su propia vida, “en su
búsqueda del sentido de la vida, son capaces y sensibles para descubrir el
llamado particular que el Señor Jesús les hace” 126. Delante de tantos desafíos
que se presentan, la Iglesia, y por consiguiente en lo que le es propio de la
animación vocacional, deben renovar la opción preferencial por los jóvenes 127.
Entre las acciones que Aparecida presenta se encuentra la propuesta para que
los jóvenes se encuentren con Jesucristo y lo sigan, como también, les “propone
una opción preferencial y específica: al sacerdocio, a la vida consagrada y al
matrimonio”128. Todo esto puede ser hecho por y a través de un proceso de
acompañamiento vocacional, de vocación y maduración en la fe, como
respuesta de sentido y orientación de la vida.

No es suficiente traer a los jóvenes para las actividades eclesiales, si no


también se les debe ayudar “para que descubran su vocación y asuman su
papel en la sociedad”129. La animación vocacional, en conjunto y en
colaboración con la pastoral juvenil, en las etapas y procesos del itinerario de la
educación en la fe dentro de la comunidad eclesial, debe “llevar a una opción

122
Sínodo dos Bispos, proposição 34.
123
Sínodo dos Bispos, proposição 31.
124
Cf. Documento de Aparecida n. 144
125
Cf. Documento de Aparecida n. 443.
126
Idem, Documento de Aparecida n. 443.
127
Cf. Documento de Aparecida n. 446.
128
Cf. Documento de Aparecida n. 446.
129
Cf. Documento Evangelización de la Juventud, Publicaciones de la CNBB 3.
47
vocacional, entendida como vocación de laicas y laicos o vocación especial
consagrada, como presbítero o religioso (a)” 130.

4.9.6 Atención a la vocación y misión de los cristianos laicos y laicas

Se debe dar una mayor atención y consideración a la vocación y misión de los


cristianos laicos y laicas. A ellos también se les debe ofrecer instrumentos y
materiales adecuados para que realicen su protagonismo en el mundo. La
cuestión del protagonismo laical, en la perspectiva del sacerdocio común de
todos los fieles, es un gran servicio a la comunidad eclesial. Es una vocación
propia y única, para ser llamados y enviados en medio de las realidades y de la
historia. Alimentados por los sacramentos, en la vida y práctica de la fe y en el
compromiso de la evangelización, los cristianos laicos asumen su papel de
testimonio y signo, capaces de incidir en la vida social, en la política, en la
economía, generando una nueva cultura de fe. Son llamados a ser sal y luz, a
partir de los valores evangélicos. Los documentos eclesiales, entre ellos el
Documento de Aparecida, resaltan esta dinámica del discipulado y de la misión,
que responde a este llamado y a este significado de la vocación laical, que debe
ser promovida y sustentada con las otras vocaciones. La evangelización no
puede ser realizada sin ellos. “han de ser parte activa y creativa en la
elaboración y ejecución de proyectos pastorales a favor de la comunidad” 131.

4.10 No temas: no tener miedo

4.10.1 Osadías, coraje y creatividad

En este proceso preparatorio al Congreso Continental de las vocaciones es


preciso tener confianza en el Señor de la mies, mantener viva la esperanza,
desgastarse en el amor compasivo y misericordioso. “no tengan miedo” 132, pues
lo que nos define es “el amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por la
unción del Espíritu Santo”133. Confianza significa superar la apatía y el
desanimo, enfrentar la indiferencia, vencer la pasividad y empeñarse, pues lo
que nos impulsa es el amor de Jesucristo. Con la Iglesia y en la Iglesia y en el
servicio de animación vocacional, se quiere asumir cada vez más el desafío de
“promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación
recibida”. El mejor servicio que la animación vocacional puede proporcionar,
como acción evangelizadora y actividad eclesial de la fe, es que “Jesucristo sea
encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos” 134.

4.10.2 Testimonio

La invitación es siempre personal, ya sea como respuesta al llamado. Jesús


llama a cada uno por su nombre, despierta las aspiraciones más profundas de
sus discípulos y los atrae. Todo esto debe favorecer el seguimiento como fruto

130
Idem, n. 94.
131
Cf. DA 213
132
Mt 28,5.
133
Cf. Documento de Aparecida, 14.
134
Idem, 14.
48
de la fascinación por Jesús que responde al deseo de la realización humana,
pues ser discípulo es apasionarse por Jesús135.

Modelo único y definitivo de vocación y misión es Jesucristo, Hijo de Dios, que


cumple con el proyecto de salvación del Padre. Pues “la Palabra de Dios se hizo
carne para anunciarse a los hombres, una forma privilegiada para conocerla es
a través del encuentro con testimonios que la vuelven presente y viva” 136. Es
urgencia pastoral el testimonio de comunión eclesial y de santidad de vida.

Otra invitación es dirigida a los sacerdotes, ministros ordenados. De manera


especial se hace mención particular a los párrocos, animadores de una
comunidad de discípulos misioneros137. Por la misión y lugar que ocupan en la
vida y en la estructura de la Iglesia, son llamados a dar testimonio de vida feliz,
alegre, entusiasta, de santidad en el servicio del Señor.

Ampliando esta invitación, se hace un llamado a toda la animación vocacional


en sus acciones, programas y proyectos, para que contemple cada vez más el
testimonio personal y comunitario de todos los discípulos misioneros, de los
ministros ordenados, de la vida consagrada y religiosa en sus diversas formas y
de los cristianos laicos y laicas.

4.10.3 Continuar el camino

En el camino de la evangelización, no es suficiente realizar un nuevo evento,


aislado del proceso y del camino hasta aquí realizado, con sus riquezas y
también con sus límites. La preparación, con anterioridad, debe involucrar todas
las instancias y los sectores eclesiales, haciéndolo llegar a las comunidades, a
los grupos, a los equipos y a las coordinaciones vocacionales, a los
vocacionados, la reflexión propuesta, favoreciendo y estimulando la
participación y corresponsabilidad.

Es fundamental la preparación, la oración persistente, la profundidad temática,


la articulación, el establecimiento de prioridades y una programación que incida
después del Congreso en los planos y proyectos de las Conferencias
Episcopales, de las Iglesias particulares y de las comunidades. Lo que se
anhela es que en la Iglesia, pueblo de Dios, por su gracia y benignidad, tenga
un nuevo florecimiento de vocaciones, como expresión de la riqueza,
multiplicidad y complementariedad de los dones, carismas y ministerios.

Al hacer el camino, se esta invitando a colaborar, donde sea posible y en las


instancias en que se está inserto, con la preparación, la realización y la
concretización de las deliberaciones del 2º Congreso Continental Vocacional,
para que todos sus objetivos sean alcanzados. La Iglesia, también por medio de
la animación vocacional, contribuye para que todos los bautizados se
reconozcan como vocacionados, discípulos llamados y enviados, en la vida y
misión de la Iglesia. Por lo tanto, es necesario un proceso permanente de
motivación que estimula la promoción de todas las vocaciones: de los ministros
ordenados, de la vida consagrada y religiosa, de los cristianos laicos y laicas, en

135
Cf. DA n. 277.
136
Idem, proposição 38.
137
Cf. DA 201.
49
la posibilidad de tantos servicios y ministerios en la comunidad y sus lugares en
medio del mundo.

REFLEXIÓN

1) ¿Cuáles son los desafíos más apremiantes que, en el contexto actual, tiene la
gestión de la animación vocacional?

2) Describe los elementos más significativos que configuran el perfil y la identidad


y el proceso formativo de los animadores vocacionales.

3) Diseña el itinerario fundamental del proceso vocacional-formativo de los


discípulos misioneros.

4) ¿Qué propuestas ofreces para enriquecer la formación de los equipos


vocacionales, el rol de la coordinación y el funcionamiento de los centros
vocacionales?

5) ¿Qué estrategias favorecerían la animación vocacional en nuevos areópagos?

6) ¿Cómo continuar enriqueciendo a las pastorales con el eje transversal de la


pastoral vocacional?

50
ANEXOS

a. Descripción del Logo

Se reelaboró el logo del Primer Congreso con elementos de Aparecida, para


destacar la continuidad del proceso y la conversión de elementos esenciales:

Explicación del Logo:

a. Del logo del Primer Congreso se conserva el mapa del Continente, con un
color predominantemente verde, como elemento central. Éste representa
que América Latina y El Caribe no sólo son el Continente de la esperanza,
sino también el Continente del amor, como lo propuso SS. Benedicto XVI en
el Discurso Inaugural de la V Conferencia (Cfr. DA 64).

b. Se incorpora el logo de la V conferencia para enmarcar el proceso de


animación vocacional en el espíritu de Aparecida. Sólo por destacar algunos
de los elementos que este espíritu implica podemos mencionar:
 Las vocaciones específicas de los discípulos misioneros de Jesucristo
(DA 184- 224).
 La animación bíblica de la Pastoral vocacional (Cfr. DA 248).
 Un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la
acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve
nuestra alegría y nuestra esperanza (DA 362).
 Conversión pastoral (DA 365- 372).
 Llamados a la Misión Continental (DA 551).

c. La cruz de Jesús se constituye en la columna vertebral del mapa. Ésta


recuerda la identidad católica de América Latina y el Caribe para volver a
retomar nuestras raíces cristianas. A la vez invita a mirar con esperanza al
futuro y a vivir la vocación que brota del proceso de ser discípulos
misioneros: el encuentro con Jesucristo, la conversión, el discipulado, la
comunión y la misión (DA 278).

d. El mapa parece terminar en su parte de abajo en forma de pie, ésta es la


invitación a ponerse en camino, a no quedarse sentado con el temor de que
los esfuerzos han sido infructuosos, sino a remar mar adentro y a en su

51
Palabra echar las redes (Cfr. Lc 5,5). Por eso la cruz no se cierra en su
parte inferior, no está concluida por así decirlo, es a todos nosotros que nos
toca cumplir nuestra misión para completar en nuestra carne lo que falta a
las tribulaciones de Cristo a favor de su pueblo sufrido (Cfr. Col 1, 24) y
poder gloriarnos así en la cruz de nuestro Señor (Gal 6, 14).

b) Letra del Himno del Congreso

¡LANZA LAS REDES¡

Letra y música: Hênio dos Santos - Brasil


(PORTUGUÊS)

O tempo é agora!
agora é a hora!
a vida está clamando!
a rede em tuas mãos está!

Discípulos Missionários,
a vida proclamar!
Se o Mestre é quem chama,
a rede lançarás!

Coro
Lança as redes!
lança as redes!
lança as redes!

Em teu nome,
as redes lançarei!

Em teu nome, oh Mestre,


as redes eu lançarei!

(ESPAÑOL)

¡El tiempo es ahora!


¡Ahora es la hora!
hay vidas esperando.
¡Las redes en tus manos están!

¡Discípulos Misioneros,
la vida proclamar!
Si el Maestro es quien llama,
las redes lanzarás.

Coro (dos veces)


¡Lanza las redes!
¡lanza las redes!
¡lanza las redes!

52
¡En tu nombre,
las redes echaré!

¡En tu nombre, oh Maestro,


las redes yo echaré!

(INGLES)

Now is the time!


the time is today!
listen to life.
The nets are in your hands!

Missionaries Disciples,
there's life to proclaim!
If it’s the Master who calls,
the net you’ll throw.

Chorus
Throw the nets!
throw the nets!
throw the nets!

Oh Master,
the nets I’ll let down!

But at your command, oh Master,


the nets I’ll let down!

53
c. Oración

Señor Jesús, como llamaste un día a tus primeros discípulos para hacerlos
pescadores de hombres, ven a visitarnos a la orilla del mar que abraza las costas de
nuestro Continente. Te acogemos en la barca de nuestra Iglesia latinoamericana y
caribeña: queremos oír de tu voz fuerte: “lancen las redes”, para sacudirnos al final
de una noche de cansancio; pero a pesar de todo tu Palabra nos fascina y la
propuesta de tu Reino nos entusiasma ¡Percibimos los albores de un nuevo
amanecer que pueda llenar nuestras redes!

Danos tu Espíritu para discernir las aspiraciones y las necesidades de los jóvenes
de hoy, a la vez deseosos de servir y temerosos de avanzar mar adentro. Danos la
sabiduría de llevártelos. ¡Que vayan, vean y te sigan!

Ilumínanos para que les ofrezcamos itinerarios adecuados de formación que les
prepare a dar sentido a la vida del hombre y de la mujer de hoy, les permitan ser
buenos samaritanos para los heridos de la vida y profetas de la justicia para tantas
víctimas de la corrupción y de la violencia.

Ayúdanos a ser testigos alegres y decididos de una vida de servicio, radicalmente


entregada a Dios y al prójimo, en la vida matrimonial, sacerdotal, consagrada,
contemplativa o misionera, dentro o fuera de nuestras fronteras.

¡Qué sepamos convencer que la pastoral vocacional concierne a los miembros de


cualquier grupo, movimiento o asociación apostólica, a todos los agentes de
pastoral sin excepción!

Te agradecemos Padre, la voz profética de nuestros obispos latinoamericanos que


nos convocan a un Nuevo Pentecostés y a la Misión Continental. Te renovamos
nuestra voluntad de lanzar las redes para que nuestros pueblos vivan su fe como
una experiencia de vida plena.

Acompáñanos en este Congreso para que aprendamos a trabajar con una fe


renovada en tu Palabra y con un nuevo entusiasmo. Te lo pedimos por la intercesión
de la Virgen de Guadalupe.

Amén.

54
PRAYER

Lord Jesus, just as you one day called your first disciples to make them fishers of
men, come to visit us at the shore of the sea that embraces the coasts of our
Continent. We welcome you in the boat of our Latin American and Caribbean
Church: we want to hear your strong voice: “let down the nets,” to shake off the
weariness at the end of the night; but in spite of everything, your Word fascinates us
and the proposal of your Kingdom excites us. ¡We perceive the first light of a new
dawn that could fill out our nets!

Give us the Spirit to distinguish from the ambition and the necessities of the young
people of today, who are at the same time eager to serve and dreadful of moving
forward deep into the sea. Give us the wisdom to take them to you. ¡For them to go,
see and follow you!

Enlighten us to offer them appropriate training itineraries that prepare them to give
sense to the life of the men and women of today, that allow them to be good
Samaritans for the wounded of the life and prophets of the justice for so many
victims of corruption and violence.

Help us be joyful witnesses and committed to a life of service, radically surrendered


to God and the neighbors, in the married, priestly, consecrated, contemplative or
missionary life both within and out of our borders.

¡Let us convince people that the pastoral vocation concerns the members of any
apostolic group, movement or association, all the pastoral agents without exception!

We thank you Father for the prophetical voice of our Latin American bishops that
gathers us to a New Pentecost and to the Continental Mission. We renew our will of
letting our nests in for our peoples to live their faith as an experience of a complete
life.

Accompany us in this Congress so that we learn to work with renewed faith in your
Word and new enthusiasm. We ask you this through the intercession of the Virgin of
Guadalupe.

Amen.

55
ORAÇÃO

Senhor Jesus, assim como chamaste um dia teus primeiros discípulos para torná-
los pescadores de homens, vem e visita-nos nas margens do mar que abraça as
costas de nosso Continente. Acolhemos-te na barca de nossa Igreja latino
americana e caribenha: queremos escutar tua voz forte ordenando: “lancem as
redes”, para sacudir-nos ao final de uma noite de cansaço; mas, apesar de tudo tua
Palavra nos fascina e a proposta de teu Reino nos entusiasma. Percebemos os
sinais de um novo amanhecer que pode encher nossas redes!

Dá-nos teu Espírito para discernir as aspirações e as besoins dos jovens de hoje,
desejosos de servir, mas ao mesmo tempo, temerosos de avançar mar adentro. Dá-
nos a sabedoria para conduzi-los a Ti. Para que vão, vejam e te sigam!

Ilumina-nos para que lhes ofereçamos itinerários adequados de formação que os


prepare para dar sentido a vida do homem e da mulher de hoje, lhes permita ser
bons samaritanos para os feridos da vida, e profetas da justiça para tantas vítimas
da corrupção e da violência.

Ajuda-nos a ser testemunhos alegres e decididos de uma vida de serviço,


radicalmente entregue a Deus e ao próximo, na vida matrimonial, sacerdotal,
consagrada, contemplativa ou missionária, dentro e fora de nossas fronteiras.

Que saibamos convencer que a pastoral vocacional concerne aos membros de


qualquer grupo, movimento ou associação apostólica, a todos os agentes de
pastoral sem exceção!

Agradecemos-te, Pai, a voz profética de nossos bispos latino americanos, que nos
convocam a um Novo Pentecostes e à Missão Continental. Renovamos nossa
vontade de lançar as redes para que nossos povos vivam sua fé como uma
experiência de vida plena.

Acompanha-nos neste Congresso para que aprendamos a trabalhar com uma fé


renovada na tua Palavra e com um novo entusiasmo. Tudo isso, te pedimos por
intercessão da Virgem de Guadalupe.

Amém.

56
PRIERE

Seigneur Jésus, comme tu as appelé un jour tes premiers disciples pour les faire
pêcheurs d’hommes, viens nous visiter au bord de la mer qui embrasse les côtes de
notre Continent. Nous t’accueillons dans le barque de notre Eglise latino-américaine
et caribéenne. Nous voulons entendre, de ta forte voix, “lancez les filets”, pour nous
secouer à la fin d’une nuit de fatigue; malgré tout, ta Parole nous émerveille et la
proposition de ton Règne nous enthousiasme. Nous percevons les lueurs d´une
aube qui peut remplir nos filets.

Donne-nous ton Esprit pour discernir les aspirations et les hésitations des jeunes
d’aujourd’hui, à la fois désireux de servir et craintifs d’avancer en haute mer. Donne-
nous la sagesse de te les amener. Qu’ils aillent, qu’ils voient et qu’ils te suivent!

Illumine-nous pour que nous leur offrions les itinéraires adéquats de formation, qui
les préparent à donner un sens à leur vie d´hommes et de femme d’aujourd’hui, qui
leur permettre d’être de bons samaritains pour les blessés de la vie et des prophètes
de la justice pour tant de victimes de la corruption et de la violence.

Aide-nous à devenir témoins joyeux et fermes d’une vie de service, donée


radicalement à Dieu et à prochain dans la vie matrimoniale, sacerdotale, consacrée,
contemplative ou missionnaire, à l’intérieur et l’extérieur de nos frontières.

Que nous sachions convaincre que la pastorale des vocations concerne les
membres de n’importe quel Groupe, Mouvement ou Association Apostolique sans
exception !

Nous te remercions Père pour la voix prophétique de nos évêques latino-américains


qui nous convoquent à une Nouvelle Pentecôte et à la Mission Continentale. Nous
renouvelons notre désir de lancer les filets afin que nos peuples vivent leur foi
comme une expérience de vie abondante.

Accompagne-nous dans ce Congrès pour que nous puissions travailler avec une foi
renouvelée dans ta Parole et avec un nouvel enthousiasme. Nous te le demandons
par l’intercession de la Vierge de Guadeloupe.

Amen.

57
c. Documento final Pre Congreso de Pastoral Vocacional Región Centro
América, México y el Caribe.
Managua-Nicaragua, 24 al 28 de mayo 2010

LA PASTORAL VOCACIONAL HOY, A LA LUZ DE APARECIDA

I. CONTEXTO SOCIO-CULTURAL ACTUAL EN CENTRO AMÉRICA, MÉXICO Y


EL CARIBE

Situación Socio-Cultural

1. En nuestros pueblos de Centroamérica, México y El Caribe, se viven


ambientes de grandes contrastes, que afectan profundamente el caminar
como discípulos y misioneros.

2. Por un lado, la gente de la región tiene esperanza y luchan por salir adelante.
Hay una búsqueda de realización, vivencia de la fe y confianza en Dios. En
medio de la pobreza, las personas son solidarias. Es un pueblo creyente,
religioso, etc. Hay una participación activa de los laicos en la vida de la
Iglesia. La promoción humana de la Iglesia busca ser afectiva y efectiva. Se
hacen esfuerzos por utilizar los Medios de Comunicación Social para difundir
la Buena Noticia del Evangelio de la vida.

3. A pesar de los esfuerzos y la riquezas de la región, se vive el fenómeno de la


globalización deshumanizante que influye en la pérdida de la identidad
cultural y la religiosidad de los pueblos; el narcotráfico, la violencia en todos
los ámbitos de la sociedad, la migración forzada y la desintegración familiar,
la pérdida de valores, la indiferencia religiosa, el desencanto político, la
corrupción, el asistencialismo de los gobiernos. Deficiencia en el sistema
educativo, en todos los niveles.

Situación Económica

4. Se viene experimentando los efectos de la crisis económica mundial que


sigue golpeando a nuestros pueblos. Se percibe desarrollo y crecimiento
económico, pero el sistema económico que rige en la región, ha provocado
desempleo, mayor pobreza, migración, violencia, muerte. Existe la
explotación laboral como maquilas y fincas. Faltan fuentes de trabajo que
hace que se aumente la pobreza. Las generaciones de ahora tienen poco
sentido de esfuerzo y trabajo.

Situación Socio Política

5. Protagonismo en la sociedad civil, como los grupos indígenas, mujeres, los


profesionales, etc., aunque se percibe una pérdida de liderazgo en la
sociedad. Hay una corrupción en los gobiernos que conlleva un desencanto
por la participación política. Hay una democracia fraccionada y sin valores
que corre el riesgo de terminar en una dictadura. Hay políticas
asistencialistas, promesas no cumplidas, malversación de fondos.
Vinculación de algunos gobiernos con el narcotráfico y poderes ocultos. Hay

58
crecimiento de la violencia que provoca inseguridad, miedo, inestabilidad, etc.
Los gobernantes son influenciados por ideologías que no responde a la
realidad de nuestros pueblos.

Biodiversidad y ecología

6. Hay una socio-diversidad representada por sus pueblos y culturas. La


biodiversidad forma parte de su sostenimiento económico. Se lucha por
conservar, proteger, valorar el Medio Ambiente, y respetar la dignidad de la
vida de las personas. Se percibe el irrespeto al Medio Ambiente. Las
poblaciones indígenas y tradicionales han sido excluidas en la utilización y
uso de los recursos naturales. Por la agresión a la naturaleza ya estamos
experimentando los efectos producidos por el calentamiento global que se
hace sentir en cambios climáticos en la región (minería a cielo abierto,
fábricas e industrias sin control ambiental, basureros, tala y quema de
bosques).

Presencia y diversidad de grupos étnicos

7. Hay una diversidad de grupos étnicos y riquezas de las culturas de los


pueblos indígenas y afroamericanos de nuestra región. Los pueblos
indígenas cultivan valores humanos y culturales que enriquecen la vida socio
cultural de los pueblos. Pero se ven amenazados por una exclusión política,
social, económica y, sobre todo, por una discriminación racial. La identidad
étnica se ve amenazada por otros modelos de cultura que afectan su ser y
sus valores.

Situación Socio Eclesial

8. “La Iglesia reconoce sus deficiencias y ambigüedades, pero ha hecho el


anuncio del evangelio a pesar de las incomprensiones, persecuciones y hasta
martirios” (DA 98). Los esfuerzos pastorales han dado fruto y siguen dando
fruto: animación bíblica, la renovación litúrgica (eucaristía), aprecio a los
sacerdotes, la religiosidad popular y la presencia de los ministerios laicales.
Aprecio por la vida consagrada y los centros de formación sacerdotal. La
indiferencia religiosa está aumentando en nuestro sector poblacional
influenciada por una cultura pseudo-religiosa, la falta de acompañamiento,
falta de espíritu de sacrificio, falta el sentido misionero y evangelizador. La
iglesia no aprovecha suficientemente todos los medios de comunicación
social para evangelizar y para promover las vocaciones. No hay equidad
entre el crecimiento poblacional con el crecimiento de la Iglesia y debido a
esto no hay el mejor acompañamiento a los fieles y a los pocos jóvenes
vocacionables.

II. SITUACIÓN DE LA PASTORAL VOCACIONAL

Fortalezas

9. Las comisiones nacionales de pastoral vocacional cuentan con la orientación


de Obispos responsables del área, realizan reuniones periódicas y tienen
planes pastorales funcionales en el país.

59
10. Participación de la pastoral vocacional con otras pastorales como por ejemplo
la pastoral juvenil, la pastoral catequética, la pastoral litúrgica, etc.
11. Hay trabajo por la Iglesia en la cual está vinculado el clero secular, la vida
consagrada y la vida laical.
12. Planeación y ejecución de la pastoral vocacional en semanas vocacionales,
retiros vocacionales, festivales vocacionales, convivencias, expo-
vocacionales, jornadas de oración por las vocaciones, festival de la canción
vocacional y revistas vocacionales.
13. Creciente respaldo de los obispos, párrocos y organismos eclesiales a favor
de la pastoral vocacional.
14. Cursos de formación de pastoral vocacional y acompañamiento.
a. Participación en el Encuentro anual Centro Americano de Pastoral
Vocacional.
b. Diplomado Itinerante de PV en Centroamérica.
15. Hay preocupación por encontrar otras iniciativas como los congresos de
monaguillos y la asociación de profesores amigos de la pastoral vocacional.
16. En distintas instancias, la vida religiosa se presenta disponible al trabajo
mancomunado con los planes diocesanos de la pastoral vocacional y
cooperación entre religiosos, entre religiosas, seculares y laicos.
17. Centros de formación sacerdotal y religiosa con gran preocupación
pedagógica en el acompañamiento: es decir propedéuticos y aspirantados.
18. Los medios de comunicación social católicos disponibles para apoyar la
pastoral vocacional y sus proyectos.

Oportunidades.

19. Participación en cursos de capacitación sobre pastoral vocacional en el


ITEPAL.
20. Jornada mundial de oración por las vocaciones y el día de Jesús buen Pastor.
21. Existen las bases para crear una cultura vocacional.
22. Ferias vocacionales. Día de la juventud. Apertura del clero. Redes sociales.
23. Medios de comunicación social católica y secular apoyando la pastoral
vocacional.
24. Buena relación entre pastoral juvenil y vocacional.
25. Semana Vocacional es el espacio para intensificar el trabajo en las diócesis
para crear la cultura vocacional en que la vocación sea concebida como una
vocación.
26. Empleo cada vez más frecuente de la Lectio Divina como parte de la
animación, del acompañamiento y del discernimiento vocacional.
27. Realización de actividades conjuntas: revistas vocacionales, congreso de
monaguillos, semana vocacional, festival de la canción vocacional, horas
vocacionales radiales.

Debilidades.

28. La pastoral vocacional en algunas diócesis no es prioridad.


29. El mal testimonio de parte de los sacerdotes y consagrados(as).
30. Falta de continuidad en los proyectos de pastoral vocacional nacionales y
poco tiempo que dejan a los responsables en la diócesis y en las
congregaciones religiosas.
31. Los responsables de la pastoral vocacional no están a tiempo completo.

60
32. No hay presupuesto económico para la pastoral vocacional en cada país.
33. No siempre se tiene creatividad en el proceso de ejercicio de pastoral
vocacional.
34. En algunos lugares faltan materiales para itinerarios de acompañamientos
vocacionales personalizados.
35. Ausencia de centros de formación para la pastoral vocacional.
36. Poco interés de transmitir los conocimientos adquiridos a los promotores
vocacionales.
37. Es necesario potenciar la pastoral de conjunto. La pastoral vocacional no está
dentro de la pastoral de conjunto.
38. Algunos sacerdotes, consagrados(as) y laicos(as), no toman conciencia de su
papel de promotores vocacionales.
39. Poca promoción vocacional en las culturas indígenas.
40. Que se siga insistiendo que solo tienen vocación los sacerdotes y las
religiosas (os).
41. Abandono del sacerdocio y de la vida religiosa de algunas personas.

Amenazas.

42. Falta de conciencia en la responsabilidad frente al compromiso vocacional.


43. El deterioro de la unidad familiar, dado que la familia es la cuna de la
vocación.
44. Nivel de educación de baja calidad dificulta los procesos de
acompañamiento.
45. Transculturización apoyada por la tecnología.
46. La manipulación de la imagen del sacerdocio y la vida consagrada por parte
de los medios de comunicación.
47. La violencia y la pobreza que viven los países.
48. La droga ha cundido en las esferas de los colegios.
49. Fuga de jóvenes por la oferta que facilitan las iglesias evangélicas.

III. FUNDAMENTOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL.

La buena noticia de la vida y de la dignidad humana

50. La vida es un don recibido, que por su propia naturaleza, tiende a ser un bien
donado. “Alabamos a Dios por el don maravilloso de la vida y por quienes la
honran y la dignifican al ponerla al servicio de los demás” (DA 106). Cada
vida es sagrada (Gn 1,26) y es en sí misma, una invitación a amar, una
invitación a vivir plenamente. “Bendecimos a Dios por la dignidad de la
persona humana, creada a su imagen y semejanza. Nos ha creado libres y
nos ha hecho sujetos de derechos y deberes en medio de la creación” (DA
104).

51. “Nuestros pueblos no quieren andar por sombras de muerte; tienen sed de
vida y felicidad en Cristo” (DA 350). Es necesario que cada persona
encuentre el significado de su vida, ¿por qué está en el mundo? ¿Para qué?
“La necesidad de construir el propio destino y el anhelo de encontrar razones
para la existencia pueden poner en movimiento el deseo de encontrarse con
otros y compartir lo vivido, como una manera de darse una respuesta” (DA

61
53). El hombre está llamado a vivir en relación con Dios, con los demás, con
la Creación. La persona ha de estar abierta al proyecto de Dios y a los
hermanos por el amor, siendo capaz de dar una respuesta consciente libre y
responsable (Cfr. DA 161).

El encuentro personal con Jesucristo, respuesta a los grandes interrogantes


de la vida

52. Partimos del designio de Dios Padre, que fiel a su proyecto de salvación, no
queriendo la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, envió a su Hijo,
para tener vida en Él; de aquí nace la vocación de ser hijos por Jesucristo, en
el Espíritu Santo (Cfr. DA 129). De la comunión trinitaria nace la convocación
de todos los hombres a la filiación divina, que se realiza en la Iglesia y se
concreta en una vocación específica. Por ello la vivencia de cada vocación se
halla en viva relación con el designio del Padre, con la Misión del Hijo y con la
obra del Espíritu Santo.

53. “Una auténtica propuesta de encuentro con Jesucristo debe establecerse


sobre el sólido fundamento de la Trinidad-Amor. La experiencia de un Dios
Uno y Trino, que es unidad y comunión inseparable, nos permite superar el
egoísmo para encontrarnos plenamente en el servicio al otro. La experiencia
bautismal es el punto de inicio de toda espiritualidad cristiana que se funda
en la Trinidad” (DA 240). La fe cristiana parte del encuentro con la persona de
Jesús, que suscita el deseo de seguirlo. “No se comienza a ser cristiano por
una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con
ello, una orientación decisiva” (DA 243).

54. Cristo es la respuesta a las grandes interrogantes de la vida. “En este


momento, con incertidumbres en el corazón, nos preguntamos con Tomás:
“¿Cómo vamos a saber el camino?” (Jn 14, 5). Jesús nos responde con una
propuesta provocadora: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Él
es el verdadero camino hacia el Padre, quien tanto amó al mundo que dio a
su Hijo único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna (cf. Jn 3, 16)”
(DA 101). La respuesta que Cristo ofrece a la persona es una novedad, que
supera los proyectos personales e invita a hacer un acto de fe en Él, en su
Palabra “en tu nombre echaré las redes” (Lc 5,5).

55. La llamada de Jesucristo es una invitación personal, Él “llama a los suyos por
su nombre, y éstos lo siguen porque conocen su voz” (DA 277). Jesucristo
nos llama por nuestro propio nombre, con nuestra historia, con nuestras
cualidades y con nuestros defectos. “Ustedes no me eligieron a mí, he sido
yo quien los eligió a ustedes y los he preparado para que vayan y den fruto, y
ese fruto permanezca” (Jn 15,16).

56. La vocación se gesta y se construye en un diálogo inefable entre el amor de


Dios que llama y la libertad del hombre que responde a Dios en el amor. “La
admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan
suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del
discípulo, una adhesión (configuración) de toda su persona al saber que
Cristo lo llama por su nombre (cf. Jn 10, 3). Es un “sí” que compromete

62
radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino,
Verdad y Vida (cf. Jn 14, 6). Es una respuesta de amor a quien lo amó
primero “hasta el extremo” (cf. Jn 13, 1). En este amor de Jesús madura la
respuesta del discípulo: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc 9, 57). (DA
136). “El cristiano corre la misma suerte del Señor, incluso hasta la cruz”. (DA
140)

57. La meta de la llamada de Dios no somos nosotros, ni siquiera la


transformación que produce en nosotros, sino la misión para la que Dios nos
llama. “Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy
preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28, 19;
Lc 24, 46-48)”. (DA 144). “Al participar de esta misión, el discípulo camina
hacia la santidad”. (DA 148).

La Iglesia, comunidad de discípulos misioneros llamados a la santidad

58. La Iglesia es la primera y gran llamada. La Iglesia en sí misma, es toda ella


llamada: es la comunidad de los llamados por el Padre, para ser reunidos por
el Hijo, y poder recibir así, al Espíritu Santo. “La Iglesia no sólo acoge en sí
todas las vocaciones que Dios le regala en su camino, sino ella misma se
configura como misterio de vocación (mysterium vocationis), como luminoso
reflejo del misterio de la Santísima Trinidad” (PDV 35).

59. La Iglesia se convierte en madre de vocaciones porque las hace nacer en su


seno, por el poder del Espíritu las protege, las alimenta y las sostiene. Toda
vocación nace en una comunidad determinada (Cfr. DA 164), en un lugar
preciso, en un contexto concreto y limitado, pero no vuelve sobre sí misma, ni
tiende a la perfección individual, sino que florece en la Iglesia, gracias a ello
camina hacia el Reino definitivo. Por eso, la comunidad eclesial es el lugar
privilegiado para discernir la vocación, al mismo tiempo, ella purifica las
motivaciones, confirma el llamado y envía a la misión.

IV. IDENTIDAD DE LA PASTORAL VOCACIONAL

60. Es necesario tener claro que para definir la identidad de la pastoral


vocacional hemos de considerar los elementos fundamentales de la vocación
que son: llamada- respuesta-misión

61. Dios toma la iniciativa y llama en Jesucristo para estar con él (Cfr. DA 130 y
131), aquel que es llamado ha de dar una respuesta consciente y libre para
configurarse con el Señor (DA 136, 138, 140), a ser sus discípulos-misioneros
(134). Esta llamada es a estar con Él, en comunión con y en la Iglesia (DA
156), y es en ella donde cada uno descubre su vocación específica (163). Y
todo esto es para cumplir la misión como Iglesia de dar VIDA (Cfr.DA353 y
360).

Identidad de la Pastoral Vocacional.

62. Es la acción constante y coordinada de la comunidad eclesial a fin de que


cada uno de sus miembros reconozca la llamada que Dios hace y que lo
capacita para responder generosamente a su voluntad. Y en esta respuesta

63
reconocerá el propio y personal servicio o ministerio que va a prestar en la
comunidad, a la luz de situaciones concretas del aquí y del ahora, dentro de
la vocación general de la misma Iglesia.

63. “Acompaña cuidadosamente a todos los que el Señor llama a servirle a la


Iglesia en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado laical. La
pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios,
comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana” (DA 314). Es
animadora de toda la pastoral, es el eje transversal de toda la acción
pastoral.
a. El fundamento teológico de la pastoral de las vocaciones, por tanto,
“puede nacer sólo de la lectura del misterio de la Iglesia como mysterium
vocationis”.
b. Juan Pablo II recuerda claramente al respecto que, la “dimensión
vocacional es esencial y connatural a la pastoral de la Iglesia”. Es decir, a
su vida y a su misión. La vocación define en cierto sentido, el ser
profundo de la Iglesia, incluso antes de su actuar. En su mismo nombre,
Ecclesía, se indica su fisonomía vocacional íntima porque es
verdaderamente convocatoria, esto es, a la asamblea de los llamados.
c. En la llamada de la Iglesia a comunicar la fe, se fundamenta la teología
de la pastoral vocacional.
d. Una vez puesta de relieve la dimensión vocacional de la Iglesia, se
comprende cómo la pastoral vocacional no es un elemento accesorio o
secundario, con el solo fin del reclutamiento de agentes pastorales, ni un
aspecto aislado o sectorial, motivado por una situación eclesial de
emergencia, sino más bien una actividad unida al ser de la Iglesia y, por
tanto, también íntimamente inserta en la pastoral general de cada Iglesia
particular.
e. Toda vocación viene de Dios, pero termina en la Iglesia, y pasa, siempre,
por su mediación. La Iglesia (« ecclesia ») que por innata constitución es
vocación, es al mismo tiempo generadora y educadora de vocaciones.
Por consiguiente, «la pastoral vocacional tiene como sujeto activo, como
protagonista, a la comunidad eclesial como tal, en sus diversas
expresiones: desde la Iglesia universal a la Iglesia particular y,
análogamente, desde ésta a la parroquia y a todos los estamentos del
Pueblo de Dios ».
f. Todos los miembros de la Iglesia, sin excluir a ninguno, tienen la gracia y
la responsabilidad de fomentar las vocaciones. Es un deber que entra en
el dinamismo de la Iglesia y en el proceso de su desarrollo. Solamente
sobre la base de esta convicción, la pastoral vocacional podrá manifestar
su rostro verdaderamente eclesial y desarrollar una acción coordinada,
sirviéndose también de organismos específicos y de instrumentos
adecuados de comunión y de corresponsabilidad. (Cfr. Congreso
Europeo de Vocaciones, 1997).

Criterios orientadores

64. La PV promueve la dimensión bautismal del cristiano, ayudándole a


reconocer que, por el hecho del bautismo, el Señor lo ha llamado a ser
discípulo misionero (DA 10 y Cap IV)

64
65. La PV ayuda a que los discípulos misioneros de Jesús asuman su llamado a
la santidad (DA Cap IV)

66. La PV es un eje transversal en la pastoral de conjunto y en las diferentes


experiencias de Iglesia (DA 314).

67. La PV es responsabilidad de todos, comienza en la familia y continúa en la


comunidad cristiana (DA 315).

68. La PV anima para que en la comunidad se cuide de los ambientes para que
cada uno reconozca su vocación específica (DA 315).

69. La PV ayuda a que los cristianos reconozcan que son llamados a la vida, sea
laical, consagrada o ministerial (DA Cap V).

70. La PV promueve y favorece un proceso de acompañamiento y discernimiento


para que cada vocacionado pueda hacer una opción libre a la llamada que el
Señor le hace.

71. LA PV está en comunión con toda la Iglesia.

72. La PV reconoce la integralidad de la persona.

73. La PV ha de ser inculturada.

Tareas de la Pastoral Vocacional

74. La PV ha de fomentar la oración permanente por las vocaciones.

75. La PV deberá promover diferentes procesos de formación permanente para


los agentes de pastoral.

76. La PV ha de crear sensibilidad sobre una cultura vocacional en la pastoral de


la Iglesia.

77. La PV ha de ser una experiencia que llegue a todos los bautizados de forma
permanente.

78. La actividad de la PV debe llegar a los diferentes ambientes donde se


encuentren los vocacionados.

79. La PV ha de hacer uso de los MCS para fomentar una cultura vocacional.

80. La PV ha de hacer accesibles los medios para que en los diferentes lugares
de presencia de Iglesia se promueva las diferentes estados de vida
vocaciones.

81. Animar la organización de la PV en los diferentes ambientes y lugares donde


la Iglesia está presente.

65
82. La PV ha de promover la cultura vocacional en: Obispos, Superiores
religios@s, sacerdotes, religios@s, diáconos permanentes.

83. La PV ha de presentar en los diferentes procesos vocacionales las


vocaciones específicas, estados de vida y los diferentes carismas.

V. AGENTES PROMOTORES DE LA PASTORAL VOCACIONAL

AGENTES

Obispo

84. “Como pastores y guías espirituales de las comunidades a nosotros


encomendadas, estamos llamados a “hacer de la Iglesia una casa y escuela
de comunión”. Como animadores de la comunión, tenemos la misión de
acoger, discernir y animar carismas, ministerios y servicios en la Iglesia.
Como padres y centro de unidad, nos esforzamos por presentar al mundo un
rostro de la Iglesia en la cual todos se sientan acogidos como en su propia
casa. Para todo el Pueblo de Dios, en especial para los presbíteros,
buscamos ser padres, amigos y hermanos, siempre abiertos al diálogo”.
DA188

85. El Obispo es el primer responsable en la animación vocacional en su


diócesis. Le corresponde ACOGER, DISCERNIR Y ANIMAR a los agentes de
pastoral y sus iniciativas: escuchando sus propuestas; nombrando un
responsable diocesano para que convoque la comisión diocesana integrada
por los distintos carismas presentes en su Diócesis. se debe velar por la
formación de toda la comisión de PV; facilitando los medios (lugar,
presupuesto) para prestar este servicio.

Presbítero

86. “El presbítero, a imagen del Buen Pastor, está llamado a ser hombre de la
misericordia y la compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos,
particularmente de los que sufren grandes necesidades. La caridad pastoral,
fuente de la espiritualidad sacerdotal, anima y unifica su vida y ministerio.
Consciente de sus limitaciones, valora la pastoral orgánica y se inserta con
gusto en su presbiterio”. (DA198)

87. Todo presbítero es agente de pastoral vocacional en los ambientes a él


encomendados (parroquia, instituciones, etc.). Valorando la PV como eje
transversal de su acción pastoral.

Diácono permanente

88. Ellos son ordenados para el servicio de la Palabra, de la caridad y de la


liturgia, especialmente para los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio;
también para acompañar la formación de nuevas comunidades eclesiales,
especialmente en las fronteras geográficas y culturales, donde
ordinariamente no llega la acción evangelizadora de la Iglesia. (DA 205)

66
89. Todo Diácono permanente es agente de pastoral vocacional y está llamado a
dar testimonio de su estilo de vida (en su matrimonio y en su ministerio).

Los fieles laicos y laicas

90. “Los laicos también están llamados a participar en la acción pastoral de la


Iglesia, primero con el testimonio de su vida y, en segundo lugar, con
acciones en el campo de la evangelización, la vida litúrgica y otras formas de
apostolado, según las necesidades locales bajo la guía de sus pastores. Ellos
estarán dispuestos a abrirles espacios de participación y a confiarles
ministerios y responsabilidades en una Iglesia donde todos vivan de manera
responsable su compromiso cristiano. A los catequistas, delegados de la
Palabra y animadores de comunidades, que cumplen una magnífica labor
dentro de la Iglesia, les reconocemos y animamos a continuar el compromiso
que adquirieron en el bautismo y en la confirmación.” (DA 211)

91. Todos los laicos y laicas son agentes de pastoral vocacional en sus
movimientos apostólicos, comunidades y áreas de pastoral por ellos
coordinadas.

Los consagrados y consagradas

92. En comunión con los Pastores, los consagrados y consagradas son llamados
a hacer de sus lugares de presencia, de su vida fraterna en comunión y de
sus obras, espacios de anuncio explícito del Evangelio, principalmente a los
más pobres, como lo han hecho en nuestro continente desde el inicio de la
evangelización. De este modo, colaboran, según sus carismas fundacionales,
con la gestación de una nueva generación de cristianos discípulos y
misioneros, y de una sociedad donde se respete la justicia y la dignidad de la
persona humana. (DA 217)

93. Con su especial seguimiento de Cristo y asumiendo la forma de vida que


Cristo escogió para venir a este mundo, se convierten en agentes de pastoral
vocacional.

PERFIL DE LOS PROMOTORES VOCACIONALES

94. Excelentes relaciones humanas


95. Identificado con su propia vocación (testimonio de vida)
96. Sólida vida de oración
97. Accesible, cercano
98. Creativo
99. Dinámico
100. Responsable
101. Apertura y docilidad al Espíritu
102. Apasionado por Jesucristo y la Iglesia
103. Perseverante
104. Respetuoso de la acción del Espíritu en cada persona
105. Comprender la realidad del joven de hoy
106. Actualizándose constantemente (formación permanente)
107. Persona de fe

67
108. Paciente

FUNCIONES O TAREAS

109. Iluminar doctrinalmente la dimensión vocacional de la pastoral


110. Integrar la pastoral vocacional en la pastoral de conjunto
111. Promover equipos de pastoral vocacional
112. Sensibilizar al interno de la Iglesia sobre la importancia de esta pastoral
113. Ofrecer espacios de Acompañamiento y discernimiento vocacional
114. Ser puente de un trabajo en equipo integrado por las diferentes
comunidades religiosas, movimientos apostólicos y demás.
115. Animar la dimensión vocacional de la pastoral
116. Celebrar los momentos fuertes del año (mes o semana vocacional)
117. Promover la elaboración de materiales para la animación vocacional de la
pastoral
118. Organizar y promover charlas, encuentros, campamentos, convivencias,
expo-vocacional, jornadas vocacionales
119. Concientizar al pueblo cristiano sobre el sostenimiento económico de los
seminarios y demás casas de formación (involucrando al pueblo en general,
especialmente a las familias de los candidatos)
120. Presentar el tema de la vocación de forma atractiva, usando los medios
posibles (hojas volantes, programas de radio, tv, página web vocacional;
facilitando así el intercambio de materiales, insumos promocionales y
procesos de formación entre los diferentes países, regiones etc.

VI. CENTROS PROMOTORES DE LA PASTORAL VOCACIONAL

Familia

121. “La familia es uno de los tesoros de los pueblos latinoamericanos y


patrimonio de la humanidad entera” (DA 432), es a la vez santuario de
amor, respeto a la vida y semillero de vocaciones. En ella se cultivan los
valores evangélicos (la oración, la Eucaristía, el compromiso apostólico,
etc.), culturales (compartir, valorar la vida, etc.) y morales (fidelidad,
perseverancia, etc.), y el aprecio a la vocación sacerdotal, religiosa y laical.
122. La misión de la familia está en una estrecha relación con la pastoral
vocacional; y como núcleo de la sociedad es la primera llamada a ser
promotora vocacional en la comunidad, sembrando, afirmando y
acompañando la vocación cristiana y específica en cada uno de los hijos,
sobre todo dando testimonio de su propia vocación.
123. En los procesos vocacionales los formadores no deben ignorar la realidad
familiar de cada uno de los candidatos: económica, social, familiar,
académica, psicológica, religiosa, etc.
124. Motivamos a las familias a apoyar, colaborar e integrarse en los procesos
formativos de los hijos e hijas que ingresan a los seminarios y casas de
formación religiosa.

La escuela

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125. “Ella está llamada a transformarse, ante todo, en lugar privilegiado de
formación y promoción integral, mediante la asimilación sistemática y crítica
de la cultura, cosa que logra mediante un encuentro vivo y vital con el
patrimonio cultural. Esto supone que tal encuentro se realice en la escuela
en forma de elaboración, es decir, confrontando e insertando los valores
perennes en el contexto actual.

126. Desde la escuela se debe favorecer la cultura vocacional por que “la
cultura, para ser educativa, debe insertarse en los problemas del tiempo en
el que se desarrolla la vida del joven”. De esta manera, las distintas
disciplinas han de presentar no sólo un saber por adquirir, sino también
valores por asimilar y verdades por descubrir”. (DA 329).

127. La pastoral vocacional debe trabajar en relación con la educación,


sensibilizando, informando y promoviendo el llamado de Jesús. Esto implica
un trabajo de formación dirigida hacia los educadores para que conozcan el
don de la vocación y lo transmitan a los educandos.

128. Invitamos a las instituciones educativas y promotores vocacionales a


motivar las distintas vocaciones de manera pedagógica en las distintas
etapas educativas.

129. Es necesario motivar a los padres para lograr una relación directa con las
instituciones educativas, logrando tener la información necesaria de la
educación de sus hijos que les permita intervenir en los procesos
formativos, para dar respuesta a las exigencias de una educación bien
planteada.

Grupos, movimientos, asociaciones

130. “Los nuevos movimientos y comunidades son un don del Espíritu Santo
para la Iglesia. En ellos, los fieles encuentran la posibilidad de formarse
cristianamente, crecer y comprometerse apostólicamente hasta ser
verdaderos discípulos misioneros”. (DA 311) Valoramos el trabajo que hacen
favoreciendo el encuentro con Jesucristo vivo y animando a sus miembros
a vivir su vocación cristiana en la Iglesia.

131. Que todos los movimientos apostólicos se impliquen de modo directo en la


promoción y el apoyo de la pastoral vocacional. “pues constituyen un valioso
aporte en la realización de la Iglesia particular” (DA 312). Será importante
que los vocacionados conozcan los carismas y espiritualidad de los
diferentes movimientos apostólicos.

132. Motivamos a los promotores vocacionales para que se promuevan las


vocaciones específicas desde los movimientos apostólicos con oración,
formación y colaboración económica.

Parroquia

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133. La parroquia es el ámbito donde se ofrece el encuentro personal con Cristo
(DA. 305) y la oportunidad de la experiencia comunitaria (grupos juveniles,
catequesis de perseverancia y confirmación, acólitos y niños, etc.) por lo
que es el campo propio para acompañar y vivir una cultura vocacional, por
lo mismo fuente natural de las vocaciones.
134. Todos los miembros de la comunidad parroquial son responsables de la
evangelización de los hombres y mujeres en cada ambiente. (D.A 171) De
igual manera han de fomentar, acompañar e impulsar toda opción
vocacional cristiana. Especialmente el párroco y consejo parroquial.
135. Especial importancia debe tener en las parroquias motivar la oración por las
vocaciones por medio de horas santa vocacionales, retiros, convivencias,
tarde juvenil y otros.
136. Tristemente se reconoce en algunos párrocos y comunidades parroquiales
la falta de interés por animar y promover las vocaciones.

Diócesis

137. La Diócesis presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la comunión y la


misión. ( DA 169)
138. La pastoral vocacional es una prioridad para la mayoría de las diócesis.
Expresado en los nombramientos de delegados de los obispos que
organizan el trabajo pastoral. Este delegado debe motivar y organizar el
trabajo en conjunto de todos los agentes de pastoral vocacional en la
diócesis, en comunión con los delegados de las otras diócesis de la
conferencia episcopal.
139. Algunas diócesis cuenta con seminario menor y propedéutico para apoyar
las vocaciones.
140. En la Diócesis se realizan varias actividades de manera creativa en torno a
la pastoral vocacional.
141. En cada Diócesis debe existir un centro de formación e información
vocacional donde el interesado pueda tener orientación a su inquietud.

Espacios: Comunicación, Cultura…

142. Los cristianos necesitamos re-comenzar desde Cristo, desde la


contemplación de quien nos ha revelado en su misterio la plenitud de la
vocación humana y su sentido. “Necesitamos que nos consuma el celo
misionero para llevar al corazón de la cultura de nuestro tiempo, aquel
sentido unitario y completo de la vida humana. (DA 41). Por lo que es
necesario llegar a los nuevos areópagos del mundo moderno como son las
universidades, el mundo del arte, de los intelectuales, del deporte, la calle,
las pandillas, las maras, el mundo de los migrantes, etc.

143. Algunos de los medios que podemos emplear son la televisión, la Internet,
los boletines y hojas parroquiales, materiales didácticos y audiovisual, obras
teatrales alusiva a la vocación, ordenaciones y consagraciones, música de
alabanzas y vocacionales, Eucaristías, los eventos de piedad popular
(rosario vocacionales), formación a los agentes de pastoral vocacional,
medios de comunicación social, etc.

70
VII. PROGRAMAS DE PASTORAL VOCACIONAL

144. En el marco de la pastoral vocacional se puede promover una serie de


programas tendientes a la animación de los procesos vocacionales; a la
coordinación de estructuras, programas y actividades; a la formación
integral de sus miembros; al acompañamiento sistemático e interdisciplinar
de los vocacionados y vocacionables; a la construcción de una cultura
vocacional; al mantenimiento de relaciones interinstitucionales; al fomento
permanente de la oración y la espiritualidad; y a la financiación de esta área
de acción apostólica.

Animación de la Pastoral Vocacional

145. Como “la pastoral vocacional es responsabilidad de todo el pueblo de Dios”


(DA 314), es necesario animar a los grupos, movimientos, comunidades, lo
mismo que a obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos y, en
general, a todos los agentes de pastoral vocacional para motivarlos a
involucrarse de modo que la tarea sea de todos.

146. Impulsar a vivir y difundir la vocación a la santidad y ofrecer elementos que


favorezcan la apropiación del concepto amplio de vocación.

147. Crear equipos de pastoral vocacional a todos los niveles.

Coordinación de estructuras, programas y actividades

148. A diferentes niveles: Latinoamericano, conferencia episcopal, diocesano,


parroquial, vida consagrada, diversos grupos y movimientos, pastorales, etc.

149. Poner en común y unificar los recursos, materiales, esfuerzos, iniciativas y


actividades, planificando y evaluando juntos cada año.

150. Coordinar estructuras y organismos de pastoral vocacional involucrando a


todos los interesados.

Fomento de procesos formativos

151. De los agentes de pastoral vocacional:


a. Revitalizar su experiencia de Dios para ser solidarios y caminar a la
santidad.
b. Formación humana para suscitar comunidades (familia, parroquia,
grupo juvenil, comunidad religiosa, etc.) que sean cuestionantes y
atractivas a los jóvenes de hoy.
c. Formación bíblica para que llamen al estilo de Jesús.
d. Convertirse en “especialistas” de la experiencia de Dios.
e. Capacitarlos en:
i. El acompañamiento y discernimiento vocacional.
ii. El trabajo en equipo con otros especialistas.
iii. Las herramientas de las ciencias humanas que les puedan ser
útiles en el acompañamiento vocacional.

71
f. Suscitar procesos continuos de conversión y santidad que los convierta
en testigos creíbles y atrayentes.

152. Para las y los vocacionables:


a. Organizar actividades que propicien el encuentro con Jesucristo (Retiros
Kerigmáticos, vigilias, oraciones, lectio divina, campamentos, misiones,
visita a los pobres, experiencias pastorales de inserción, etc.)
i. Partir de la constatación de que Dios ha estado presente en su
vida aun en las experiencias más dolorosas, aunque muchas
veces no lo hayan reconocido, y así descubran su historia como
historia de salvación.
ii. Brindarles formación inicial para el discipulado (Oración,
catecismo, biblia, vida sacramental, etc.)
b. Organizar actividades que propicien el encuentro consigo mismo (Test
psicológicos, terapia, entrevistas, dirección espiritual, experiencia
comunitaria, etc.), para iniciar el proceso de sanación de heridas y
aceptación de su realidad personal.
c. Organizar actividades que propicien el encuentro con los demás para
favorecer el sentido de pertenencia familiar, social, cultural y eclesial
(Comunidades vocacionales, grupos juveniles, pequeñas comunidades,
encuentros con las familias, experiencias misioneras, voluntariado
social, etc.)
d. Enseñarles métodos para el discernimiento.

Acompañamiento integral e interdisciplinario (DA 282)

153. Herramientas para el acompañamiento que favorezcan una relectura de la


vida a la luz del discernimiento vocacional: Fichas vocacionales, entrevistas
personales, grupo de crecimiento, encuentros o convivencias vocacionales,
proyecto personal de vida, visita a las familias, etc.

154. El acompañamiento ha de darse desde un trabajo interdisciplinario en el que


intervengan especialistas de distintas áreas (acompañantes espirituales,
psicólogos, sociólogos, pedagogos, etc.), para favorecer un proceso integral
en el discernimiento de la vocación.

155. Para que el acompañamiento sea integral debe tomar en cuenta las
siguientes dimensiones:
• Física (salud)
• Psicológica (autoconocimiento, autoestima, afectividad, sexualidad)
• Espiritual (seguimiento de Jesús)
• Comunitaria
• Pastoral (servicio misionero en comunidad)
• Litúrgica
• Carismática

156. Este proceso de acompañamiento debe llevar al descubrimiento de la


vocación específica de cada uno, ya sea la vida sacerdotal, religiosa,
misionera, matrimonial o celibataria.

72
157. Acompañamiento que la comunidad formativa (diócesis, parroquia,
comunidad religiosa, familia, etc.) debe continuar después de la opción
realizada por la persona (a los recién casados, misioneros, consagrados u
ordenados sacerdotes).

158. También es necesario que los encargados de los diversos ámbitos den
acompañamiento a los que han abandonado o fallado en su opción
vocacional (Exsacerdotes, exseminaristas, exreligiosas (os), matrimonios
separados, divorciados, divorciados vueltos a casar, etc.)

Difusión de una cultura vocacional

159. Construir la cultura vocacional.


a. Fomentando la vivencia de valores y actitudes como:
i. Tomar conciencia de la vocación como pueblo de Dios.
ii. Vivirse en constante discernimiento de la voluntad de Dios.
iii. Valor de la vida como don de Dios.
iv. Búsqueda de sentido.
v. Vivir cotidianamente desde una escala de valores cristianos.
vi. Etc.
b. Por medio del trabajo personalizado y en pequeños grupos.
c. Valiéndose de los medios de comunicación masiva, eventos masivos y
grupales, propaganda, etc. Para lograr sensibilizar a todos los niveles tanto
dentro como fuera de la Iglesia.

160. Dentro de la Iglesia concientizar lo que realmente es la pastoral vocacional.

Relaciones interinstitucionales

161. Pastoral en conjunto, sobre todo con la pastoral familiar, infantil y juvenil.
Trabajo en redes con instituciones fuera de la Iglesia.

Oración y Espiritualidad

162. Organizar todo tipo de iniciativas para orar al Dueño de la mies que envíe
operarios: Jornada mundial de oración, día del seminario, horas santas, etc.
Promover la creación de grupos (de ancianos, de niños, de enfermos, de
jóvenes, de familias, etc.) que oran por las vocaciones.

Economía y Financiamiento

163. Búsqueda de proyectos que realicen los jóvenes para que esta pastoral
logre ser autofinanciable y que los y las jóvenes se sientan responsables
(también a nivel material económico) de su proceso vocacional. Organizar
campañas de donaciones, grupos de padrinos, etc.

VIII. ORGANIZACIÓN DE LA PASTORAL VOCACIONAL

Hacia un nueva mentalidad.


164. Al proponer una organización nueva o al menos renovada, somos
conscientes de que las estructuras están al servicio de una mentalidad. Por

73
eso Aparecida nos invita sin miedo a dejar aquellas estructuras que se
oponen o no se ajustan a esta nueva mentalidad: “Esta firme decisión
misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los
planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas,
movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad
debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los
procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las
estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (DA 365).

165. ¿Acaso no es una de las finalidades de la Pastoral Vocacional la formación


de discípulos y misioneros? Por ello procuramos una renovación, y la
renovación es movimiento, es vida, y la transmisión de la fe también es
movimiento y vida, por ende, la quietud o estancamiento no hacen más que
detener la cadena de la fe que se contagia, fe que se transfiere de boca en
boca, de acción en acción, de mirada en mirada, de catequesis en
catequesis, de liturgia en liturgia, de acción social en acción social. Algunas
estructuras que ayer transmitían la fe, quizás hoy ya no lo hacen
satisfactoriamente, y permanecer en ellas por el capricho de no cambiar o
por la inocente concepción de que la transformación de lo tradicional es una
especie de pecado, no es en absoluto interpretar los signos de los tiempos.
Aparecida propone un cambio, cambiar es difícil, pero nada es imposible
para Dios. Si verdaderamente creemos que el Espíritu Santo ha inspirado a
los Obispos en la V Conferencia, creemos que es Él quien nos impulsa a la
misión, quien nos está solicitando un cambio, quien grita a viva voz que no
nos interpongamos a la Palabra, sino más bien que seamos como “una voz
que grita en el desierto: preparen el camino del Señor” (Mt. 3, 3).

166. Pero es también Aparecida, en el mismo espíritu eclesial de los últimos


años, quien nos muestra el camino de la Pastoral vocacional, leemos La
pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios,
comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe dirigirse a
los niños y especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir el
sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga para cada uno,
acompañándolos en su proceso de discernimiento. Plenamente integrada
en el ámbito de la pastoral ordinaria, la pastoral vocacional es fruto de una
sólida pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia, en las escuelas
católicas y en las demás instituciones eclesiales. Es necesario intensificar
de diversas maneras la oración por las vocaciones, con la cual también se
contribuye a crear una mayor sensibilidad y receptividad ante el llamado del
Señor; así como promover y coordinar diversas iniciativas vocacionales. Las
vocaciones son don de Dios, por lo tanto, en cada diócesis, no deben faltar
especiales oraciones al “Dueño de la mies” .”

167. Junto a nuestros obispos, los promotores vocacionales de Latinoamérica y


el Caribe creemos que la vocación es un don de Dios. Es una llamada de
iniciativa divina que espera la respuesta humana. Pero creemos que la
vocación es algo más amplio que una llamada al sacerdocio o a la vida
consagrada. Nosotros entendemos la vocación como un concepto amplio,
como Dios que enriquece a su Iglesia con diferentes clases de carismas, y
al mismo tiempo con muchas vocaciones. Por eso el camino que percibimos
es un camino de trabajo en conjunto, por eso el camino que vemos es un

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camino donde la Iglesia, en todas sus acciones va tomando conciencia de
que ella en sí misma es vocacional, de que ella existe por una llamada y
exige entonces una respuesta, de que ella existe para evangelizar.

168. Creemos pues en un trabajo inter-pastoral, creemos en una cultura


vocacional como decía Juan Pablo II, creemos que una Iglesia que haga
promoción vocacional en todas las vocaciones con igual intensidad tendrá
vocacionados en todas las vocaciones. Una pastoral vocacional que insista
en que hemos sido llamados a la vida, aún más, hemos sido llamados a la
vida en Cristo, a su seguimiento, a su camino de santidad. No creemos que
una vocación sea más importante que otra, todas son igualmente
importantes y para todas llama Dios.

169. Es necesario poner a reflexionar, a dialogar y a actuar en conjunto a la vida


consagrada, a los sacerdotes diocesanos, a la pastoral juvenil, pastoral
familiar, pastoral catequética, pastoral educativa, medios de comunicación,
seminarios, diaconado permanente, agentes de pastoral. Es necesario que
la Iglesia tome conciencia de su vocación primera y siempre nueva: llevar
todos los hombres a Cristo.

170. Por ello nuestra propuesta de organización muestra esta mentalidad donde
todos, pero cada uno en su área, trabajemos siendo voz para otros, y para
todas las vocaciones.

Nivel parroquial

171. Sacerdote, promotores(as) vocacionales de la vida consagrada presente en


la parroquia, promotores vocacionales laicos, representantes de las
pastorales a fin (juvenil, familiar, catequesis, monaguillos, educativa…).

Nivel zonal y/o vicarial

172. Responsable de la zona; coordinadores de los equipos parroquiales;


representante de la vida consagrada presente en la zona.

Nivel diocesano

173. Delegado diocesano, representante de vida consagrada; representantes de


las pastorales afines (juvenil, familiar, catequesis, educativa, diaconado
permanente, seminaristas, comunicación, y animador de la zona…)

Nivel de vida consagrada

174. Promotor vocacional de las congregaciones masculinas; promotora de las


congregaciones femeninas; promotores(as) de institutos seculares;
promotores(as) de vírgenes consagradas.

Nivel nacional

175. Obispo responsable; secretario ejecutivo; delegados diocesanos;


representantes de vida consagrada; representantes de seminarios;

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representantes de diaconado permanente; y representante de Pastoral
Familiar.

Nivel latinoamericano

176. Obispo responsable de vocaciones latinoamericano; Representante de la


CLAR; secretario ejecutivo del DEVYM; Obispo Responsable de la
Conferencia Episcopal; secretarios ejecutivos de vocaciones de las
Conferencias Episcopales.

IX. ESPIRITUALIDAD DE LA PASTORAL VOCACIONAL

177. La espiritualidad de la Pastoral Vocacional tiene su fundamento en el


seguimiento de Cristo, el cual supone un verdadero encuentro personal con
Jesucristo en la oración personal y comunitaria, en la escucha de la
Palabra, la vivencia sacramental y en el hermano que sufre.

178. La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor


buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del
corazón del discípulo, una adhesión de toda su persona al saber que Cristo
lo llama por su nombre (cf. Jn 10, 3).

179. El llamamiento que hace Jesús el Maestro, conlleva una gran novedad: nos
invita a encontrarnos con Él y a vincularnos estrechamente a Él, porque Él
es la fuente de la vida (Jn. 15,5).

180. El seguimiento de Cristo es camino de docilidad y apertura al impulso del


Espíritu, a su potencia de vida, que moviliza y transforma todas las
dimensiones de la existencia humana, penetrando con su fuego y su vida,
gestando en el seguidor de Cristo un auténtico “discípulo y misionero”.
(Aparecida 136 a).

181. La Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con


Jesucristo. Con este Sacramento, Jesús nos atrae hacia sí y nos hace
entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia el prójimo. Hay un estrecho
vínculo entre las tres dimensiones de la vocación cristiana: creer, celebrar y
vivir el misterio de Jesucristo, de tal modo que la existencia cristiana
adquiera verdaderamente una forma eucarística. En la Eucaristía el Espíritu
Santo fortalece la identidad del discípulo y despierta en él la decidida
voluntad de anunciar con audacia a los demás lo que ha escuchado y
vivido.

182. Dios, que es santo y nos ama, nos llama por medio de Jesús a ser santos
(Ef. 1,4-5), este llamado lleva al discípulo a participar de su vida, de su
verdad y su santidad. Los apóstoles de Jesús y los santos han marcado la
espiritualidad y el estilo de vida de nuestras Iglesias. Sus vidas son lugares
privilegiados de encuentro con Jesucristo. Su testimonio se mantiene
vigente y sus enseñanzas inspiran el ser y la acción de las comunidades
cristianas del Continente Americano. (Aparecida 273). Nuestras
comunidades llevan el sello de los apóstoles y, además, reconocen el
testimonio cristiano de tantos hombres y mujeres que esparcieron en

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nuestra geografía las semillas del Evangelio, viviendo valientemente su fe,
incluso derramando su sangre como mártires. Su ejemplo de vida y santidad
constituye un regalo precioso para el camino creyente de los
latinoamericanos y, a la vez, un estímulo para imitar sus virtudes en las
nuevas expresiones culturales de la historia. (DA 276)

183. Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a


entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14, 6). Es una
respuesta de amor a quien lo amó primero “hasta el extremo”. (cf. Jn 13, 1).
En este amor de Jesús madura la respuesta del discípulo: “Te seguiré
adondequiera que vayas” (Lc 9, 57).

184. En la configuración con Cristo Maestro es urgente e indispensable asumir la


centralidad del mandamiento del amor. Un amor a la medida de Jesús, de
total donde sí. La auténtica espiritualidad de la Pastoral Vocacional debe
llevar al creyente a asumir con serenidad la pedagogía de la cruz, que es la
manifestación concreta del amor de Dios a la humanidad, El nos ha amado
hasta entregarse por nosotros.

185. La experiencia de Dios uno y trino, que es unidad y comunión inseparable,


nos permite encontrarnos plenamente en el servicio al otro. La máxima
realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de “hijos en el
Hijo” nos es dada en la Virgen María quien, por su fe (cf. Lc 1, 45) y
obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1,38), así como por su constante
meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf. Lc 2, 19.51), es la
discípula más perfecta del Señor. Interlocutora del Padre en su proyecto de
enviar su Verbo al mundo para la salvación humana, María, con su fe, llega
a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo, y
también se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de los
discípulos. Del Evangelio, emerge su figura de mujer libre y fuerte,
conscientemente orientada al verdadero seguimiento de Cristo. Ella ha
vivido por entero toda la peregrinación de la fe como madre de Cristo y
luego de los discípulos, sin que le fuera ahorrada la incomprensión y la
búsqueda constante del proyecto del Padre. (DA 266).

186. La experiencia bautismal es el punto de inicio de toda espiritualidad cristiana


que se funda en la Trinidad. No puede sentir ninguna atracción vocacional
quien no ha experimentado la comunión y se cierra a toda relación con los
otros. La vocación es experiencia de relación y diálogo. “La vocación al
discipulado misionero es convocación a la comunión en la Iglesia”
(Aparecida 156)

187. La espiritualidad de la Pastoral Vocacional nos compromete en el anuncio


del Reino a todas las naciones, porque siendo un don recibido se convierte
en don dado, a través, del testimonio profético y del anuncio del Evangelio,
especialmente a los más pobres.

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X. PASTORAL VOCACIONAL Y LA PASTORAL DE CONJUNTO.

188. Constatamos que existen luces y sombras de la pastoral vocacional en la


pastoral de conjunto, a través de experiencias existentes en los ámbitos
Diocesanos y nacionales.

189. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios,


comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe dirigirse a
los niños y especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir el
sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga para cada uno,
acompañándolos en su proceso de discernimiento. Plenamente integrada
en el ámbito de la pastoral ordinaria, la pastoral vocacional es fruto de una
sólida pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia, en las escuelas
católicas y en las demás instituciones eclesiales. (DA 314)

190. Frente a la realidad de no contar con un trabajo de pastoral de conjunto,


vemos que la Pastoral Vocacional se ha limitado a responder a la
animación de las vocaciones específicas (sacerdotal y religiosa). Por lo cual,
es urgente releer el numeral 314 del documento conclusivo de Aparecida,
en donde se nos invita a ampliar el ámbito de acción de la PV.

191. La Pastoral Vocacional está llamada a crear puentes de coordinación con


las distintas fuerzas vivas de la Iglesia.

192. Debemos conocer los carismas vocacionales existentes en nuestras Iglesias


particulares.

193. Es importante fortalecer el aspecto interdisciplinario y pastoral en las


comisiones de Pastoral Vocacional.

194. Fortalecer la organización estructural de las comisiones de Pastoral


Vocacional a todo nivel (Continental, Regional, Nacional, Diocesano), con
procesos claros de formación.

195. La Pastoral Vocacional debe integrarse a los planes de las otras Pastorales;
como: Familiar, infantil, educativa, Juvenil y otras.

196. Necesitamos potenciar nuestra Cultura Vocacional que enfatice, en la


necesidad de clarificar que desde nuestro bautismo, todos estamos
llamados a dar testimonio de vida.

197. Es necesario que las comisiones nacionales y diocesanas de P.V. se


comuniquen y coordinen esfuerzos con las distintas comisiones de pastoral
afines y trabajar la dimensión vocacional.

198. Debemos concientizarnos en la Pastoral Vocacional de que la Diócesis y


la parroquia son los lugares privilegiados de comunión y participación. Por
eso es de desear que en toda parroquia haya un agente responsable de
esta pastoral.

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d. Fecha y lugar del Segundo Congreso:

1. Fecha:
Lunes 31 de enero de 2011, comenzando con el desayuno (día de llegada
domingo 30) al sábado 05 de febrero, finalizando con el almuerzo.

2. Sede:
Colegio Sagrado Corazón de Jesús. Cartago, Costa Rica.

3. Lema:
Maestro, en tu Palabra echaré las redes (Lc 5,5).

4. Tema:
Llamados a lanzar las redes para alcanzar vida plena en Cristo.

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