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Autonomía sin sobreprotección para los

niños con discapacidad


Mg. Lilian M. Mendoza Pozo
Generar la autonomía personal en las personas con discapacidad es
importante, ya que le permitirá afrontar la vida, resolviendo las cosas que le
toca vivir, decidiendo sobre las actividades de la vida cotidiana y para
conseguirla hay que nutrir desde las familias una serie de habilidades
personales que capaciten a las personas con discapacidad a saber cuidarse y a
poder compartir la vida cotidiana con otras personas. La tarea de los padres es
ayudar a sus hijos a construir día a día una imagen positiva de sí mismos y
para conseguirlo es necesario protegerlos, brindarles amor, seguridad en el
hogar de manera justa y necesaria, permitiéndoles desarrollarse como SERES
autónomos, que puedan explorar el mundo que lo rodea sin temor, tomar
decisiones, cumplir con sus responsabilidades y desenvolverse en su entorno
con seguridad y de manera productiva.

Para propiciar la autonomía en los niños es necesario poner en práctica lo


siguiente:

– Darle autonomía de manera gradual. Brindarle oportunidades para que


explore el mundo, sin ver peligros en todas y cada una de las cosas que lo
rodean. Por ejemplo: dejar que toque la tierra, que acaricie a un animal, que
corra, que experimente con diferentes materiales (no dañinos por supuesto),
que sociabilice con niños de su edad; entre tantas otras cosas que incentivan el
desarrollo de su cuerpo.

– Brindarle confianza para realizar sus proyectos. No se debe permitir que


las palabras “No puedo” le ganen, porque todo niño es capaz de hacer todo lo
que se proponga en la vida. Es necesario ayudarlo, pero no hacer las cosas por
él.

– Enséñale a resolver problemas. Es importante que sepa que el fracaso


existe y que errar es inherente al ser humano, pero siempre, con tu ejemplo,
hazle saber que se puede volver a empezar.

– Elogiarlo de forma constante. Cada vez que sea capaz de cumplir con algo
es el momento indicado para recordarle lo valioso que es: “¡qué bien lo ha
hecho!”.

– No exagerar con las advertencias. Basta con una o dos advertencias:


“¡Corre más despacio!”. Si ves que no hizo caso a tus llamados de atención no
dramatices y ayúdalo a superar la experiencia.
– Nunca hagas las cosas por él. Esto se aplica a todo: no hagas sus deberes
cuando él esté demasiado cansado (mejor ayúdalo con hábitos de estudio), no
pretendas que viva tus sueños, no aminores sus emociones y no dejes que nada
sea capaz de destruir su autoestima.

– Ayudarlo a descubrir sus talentos. Todos tenemos diferentes habilidades,


algunos son buenos con los números, otros con el arte, deportes, canto y tantos
otros dones.

Por otro lado la sobreprotección trae consecuencias serias: crea personas


ansiosas, inseguras; propensas a diferentes problemas psicológicas y traumas
que son difíciles de superar; anula sus habilidades, les provee de una
percepción errónea del mundo y, lo que es peor, hace que se sientan
profundamente inútiles para todo lo que tiene que ver consigo mismos.

Mg. Lilian M. Mendoza Pozo


Generar la autonomía personal en las personas con discapacidad es
importante, ya que le permitirá afrontar la vida, resolviendo las cosas que le
toca vivir, decidiendo sobre las actividades de la vida cotidiana y para
conseguirla hay que nutrir desde las familias una serie de habilidades
personales que capaciten a las personas con discapacidad a saber cuidarse y a
poder compartir la vida cotidiana con otras personas. La tarea de los padres es
ayudar a sus hijos a construir día a día una imagen positiva de sí mismos y
para conseguirlo es necesario protegerlos, brindarles amor, seguridad en el
hogar de manera justa y necesaria, permitiéndoles desarrollarse como SERES
autónomos, que puedan explorar el mundo que lo rodea sin temor, tomar
decisiones, cumplir con sus responsabilidades y desenvolverse en su entorno
con seguridad y de manera productiva.

Para propiciar la autonomía en los niños es necesario poner en práctica lo


siguiente:

– Darle autonomía de manera gradual. Brindarle oportunidades para que


explore el mundo, sin ver peligros en todas y cada una de las cosas que lo
rodean. Por ejemplo: dejar que toque la tierra, que acaricie a un animal, que
corra, que experimente con diferentes materiales (no dañinos por supuesto),
que sociabilice con niños de su edad; entre tantas otras cosas que incentivan el
desarrollo de su cuerpo.

– Brindarle confianza para realizar sus proyectos. No se debe permitir que


las palabras “No puedo” le ganen, porque todo niño es capaz de hacer todo lo
que se proponga en la vida. Es necesario ayudarlo, pero no hacer las cosas por
él.
– Enséñale a resolver problemas. Es importante que sepa que el fracaso
existe y que errar es inherente al ser humano, pero siempre, con tu ejemplo,
hazle saber que se puede volver a empezar.

– Elogiarlo de forma constante. Cada vez que sea capaz de cumplir con algo
es el momento indicado para recordarle lo valioso que es: “¡qué bien lo ha
hecho!”.

– No exagerar con las advertencias. Basta con una o dos advertencias:


“¡Corre más despacio!”. Si ves que no hizo caso a tus llamados de atención no
dramatices y ayúdalo a superar la experiencia.

– Nunca hagas las cosas por él. Esto se aplica a todo: no hagas sus deberes
cuando él esté demasiado cansado (mejor ayúdalo con hábitos de estudio), no
pretendas que viva tus sueños, no aminores sus emociones y no dejes que nada
sea capaz de destruir su autoestima.

– Ayudarlo a descubrir sus talentos. Todos tenemos diferentes habilidades,


algunos son buenos con los números, otros con el arte, deportes, canto y tantos
otros dones.

Por otro lado la sobreprotección trae consecuencias serias: crea personas


ansiosas, inseguras; propensas a diferentes problemas psicológicas y traumas
que son difíciles de superar; anula sus habilidades, les provee de una
percepción errónea del mundo y, lo que es peor, hace que se sientan
profundamente inútiles para todo lo que tiene que ver consigo mismos.

Mg. Lilian M. Mendoza Pozo


Generar la autonomía personal en las personas con discapacidad es
importante, ya que le permitirá afrontar la vida, resolviendo las cosas que le
toca vivir, decidiendo sobre las actividades de la vida cotidiana y para
conseguirla hay que nutrir desde las familias una serie de habilidades
personales que capaciten a las personas con discapacidad a saber cuidarse y a
poder compartir la vida cotidiana con otras personas. La tarea de los padres es
ayudar a sus hijos a construir día a día una imagen positiva de sí mismos y
para conseguirlo es necesario protegerlos, brindarles amor, seguridad en el
hogar de manera justa y necesaria, permitiéndoles desarrollarse como SERES
autónomos, que puedan explorar el mundo que lo rodea sin temor, tomar
decisiones, cumplir con sus responsabilidades y desenvolverse en su entorno
con seguridad y de manera productiva.

Para propiciar la autonomía en los niños es necesario poner en práctica lo


siguiente:
– Darle autonomía de manera gradual. Brindarle oportunidades para que
explore el mundo, sin ver peligros en todas y cada una de las cosas que lo
rodean. Por ejemplo: dejar que toque la tierra, que acaricie a un animal, que
corra, que experimente con diferentes materiales (no dañinos por supuesto),
que sociabilice con niños de su edad; entre tantas otras cosas que incentivan el
desarrollo de su cuerpo.

– Brindarle confianza para realizar sus proyectos. No se debe permitir que


las palabras “No puedo” le ganen, porque todo niño es capaz de hacer todo lo
que se proponga en la vida. Es necesario ayudarlo, pero no hacer las cosas por
él.

– Enséñale a resolver problemas. Es importante que sepa que el fracaso


existe y que errar es inherente al ser humano, pero siempre, con tu ejemplo,
hazle saber que se puede volver a empezar.

– Elogiarlo de forma constante. Cada vez que sea capaz de cumplir con algo
es el momento indicado para recordarle lo valioso que es: “¡qué bien lo ha
hecho!”.

– No exagerar con las advertencias. Basta con una o dos advertencias:


“¡Corre más despacio!”. Si ves que no hizo caso a tus llamados de atención no
dramatices y ayúdalo a superar la experiencia.

– Nunca hagas las cosas por él. Esto se aplica a todo: no hagas sus deberes
cuando él esté demasiado cansado (mejor ayúdalo con hábitos de estudio), no
pretendas que viva tus sueños, no aminores sus emociones y no dejes que nada
sea capaz de destruir su autoestima.

– Ayudarlo a descubrir sus talentos. Todos tenemos diferentes habilidades,


algunos son buenos con los números, otros con el arte, deportes, canto y tantos
otros dones.

Por otro lado la sobreprotección trae consecuencias serias: crea personas


ansiosas, inseguras; propensas a diferentes problemas psicológicas y traumas
que son difíciles de superar; anula sus habilidades, les provee de una
percepción errónea del mundo y, lo que es peor, hace que se sientan
profundamente inútiles para todo lo que tiene que ver consigo mismos.

https://sites.google.com/a/deusto.es/respeta-mi-ritmo-entiende-mi-tiempo/autonomia-
personal
5 consejos para que tu hijo con discapacidad
intelectual sea más autónomo
Aunque existen muchos grados de discapacidad intelectual y diferentes tipologías, hoy en día
comprobamos con claridad que con constancia, formación, motivación y cariño, se pueden
conseguir grandes avances en la autonomía de las personas con discapacidad intelectual.
Trabajar la autonomía, no solo conlleva más independencia para realizar tareas cotidianas
y relacionarse con su entorno, sino que aumenta la autoestima y la dignidad, porque
las personas más autónomas se sienten más libres para elegir y más valoradas.
Además, gracias a la autonomía, aumenta su afán de superación, su entusiasmo por
aprender, su seguridad emocional y, en general, su felicidad. Las personas con
discapacidad intelectual más autónomas, se sienten más integradas y más aceptadas en
sociedad.

Pero, ¿qué es la autonomía?


Cuando hablamos de autonomía nos referimos a la capacidad de decidir por uno mismo
y saber controlar el comportamiento sin necesidad de que otra persona realice las cosas o
tome decisiones por él. No estamos hablando solamente de las tareas cotidianas, sino
también de saber comunicarse en sociedad y ser feliz.

Educar para ser más autónomo requiere paciencia en las explicaciones, firmeza (pocas
normas, pero claras), afecto y motivación positiva en los logros.
5 consejos para potenciar la autonomía
Partiendo de nuestra experiencia, hoy os dejamos estos cinco consejos que nuestros
profesionales recomiendan para potenciar la autonomía y enseñar a nuestros hijos a ser
más autónomos e independientes:

1. Nos fijaremos en sus capacidades. Primero hay que conocer a fondo qué son capaces de
hacer, por su grado de discapacidad o sus dificultades cognitivas o conductuales, tanto en
actividades cotidianas como en determinación o desarrollo personal. Esto nos ayudará a no
decidir por ellos y a valorar lo que sí saber realizar.
2. Tendremos en cuenta sus gustos y preferencias. Nos ayudará para usarlos como
motivación o como refuerzo cuando superen sus metas.
3. Decidir pequeñas cosas. Ir planteando poco a poco varias opciones, teniendo en cuenta cada
caso, para que ellos tengan la posibilidad de elegir tanto en sus actividades cotidianas como
en otros aspectos como su tiempo de ocio, por ejemplo. Dar cierta flexibilidad y libertad para
que tomen sus propias decisiones.
4. Dar confianza. Creer en ellos, que son capaces de hacerlo y que noten que lo hacemos de
verdad. El refuerzo verbal tiene efectos muy positivos y decir “Lo has hecho muy bien”,
“Enhorabuena” o “Estamos muy orgullosos de ti” es tan importante como ir todos a una, e
implicar a todos los miembros de la familia.
5. Paciencia y constancia. La autonomía requiere adquirir hábitos que se crean con tiempo y
constancia. Aprender normas de convivencia, cumplir horarios, autocontrol, manejo del
dinero… son aspectos que cuesta interiorizar. Por este motivo, debemos ser progresivos y
proponer pequeñas metas que se van alcanzando.

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