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ESTRATEGIAS PROYECTUALES

Las estrategias dentro de la cultura arquitectónica son instrumentos


conceptuales que construyen ideas y a la vez son herramientas operativas, las
cuales nos ayudan a llevarlas al acto, como un proyecto arquitectónico.
Estas estrategias involucran diferentes aspectos en la arquitectura como
morfológicos, distributivos y la materialidad. Los cuales tienen una estrecha
relación con el entorno donde se desarrolla, hasta en los detalles constructivos,
las estrategias nos ayudan a definir una especialización más definida y crear
pistas para el desarrollo de la actuación proyectual.
Para cada situación en la vida se tiene que contar con una estrategia, por
ejemplo, si piensas colocar tu marca en el mercado, ¿Cómo logras que tu marca
llegue al público deseado ?, entonces en este punto empleas lo que son las
estrategias como: el marketing, publicidad, etc. Poco éxito esperaras, si no
cuentas con una estrategia definida, para lograr concretizar tus ideas y
proyectos.
Para un profesional contar con estrategias es estar preparado para enfrentar el
mundo laboral cada vez más competitivo, las estrategias nos ayudan a tomar
decisiones correctas frente a acciones que involucren un trabajo en específico,
el cual tiene un propósito o resultado final.
Ser un buen estratega, significa ser astuto y conocer cada alternativa que puede
ofrecerte la solución a una situación, y utilizar la más apropiada que te permita
actuar con rapidez y eficiencia utilizando tácticas adecuadas, las cuales nos
permitan un resultado a corto plazo.
Conocer una estrategia no es tener la solución, la estrategia es un conjunto de
herramientas y/o instrumentos que nos habilitan alternativas esclarecedoras que
nos facilitan en nuestra búsqueda de la solución a una situación o problema.
Una estrategia proyectual resultara más eficaz, cuando mayor sea la cantidad de
aspectos arquitectónicos que involucre y de forma inversa, menos útil y hasta
peligrosamente inadecuada, cuando atienda un rango pequeño de variables o
relegue a un conjunto de ellas.
La estrategia define la trayectoria del proceso proyectual al sentar las bases y
los fundamentos arquitectónicos. Con una estrategia no se parte desde cero en
cada proyecto, son ideas básicas genéricas, acumuladas a partir de la
experiencia concretada de un profesional, estas son elementos del conocimiento
que nos permiten realizar actos cognitivos como percepciones, interpretaciones
y acciones proyectuales.
Las estrategias una vez adquiridas se convierten en estructuras organizadoras
de nuestra experiencia de modo tal que es imposible no verlas al recorrer o
analizar una obra.
Las estrategias proyectuales sirven de andamiaje para futuros proyectos, ayudan
a construirlos y como todo armazón, tienen huecos que van hacer completados
por la contingencia del hacer en el contexto. Son estructuras, ordenaciones,
disposiciones de datos hipotéticos, constituyen un conocimiento almacenado,
pero no estático ni monolítico. Poseen un carácter complejo, múltiple y cuya
puesta en acto no es una cuestión lineal.
Las estrategias proyectuales son herramientas y/o instrumentos validos tanto
para la acción proyectual, como para la acción analítica. Si no disponemos de un
bagaje de estrategias y de la capacidad de construirlas, sería imposible proyectar
habría que empezar desde la nada o recorrer un punto incierto.
Desde el punto de vista del autor las estrategias son herramientas que se debe
aplicar a toda situación y/o problema, si se lo quiere resolver adecuadamente.
Estas están estructuradas por pasos a seguir, mas no se parte desde cero, ya
que se tiene una base de conocimientos previos acerca del problema a resolver.
El aprendizaje de estrategias proyectuales y de lecturas proyectuales conlleva a
una adquisición simultanea desde experiencias reciprocas.” El conocimiento es
al mismo tiempo un requisito y una consecuencia de la acción, y análogamente,
la acción es un requisito previo y una consecuencia del conocimiento”.
Son las herramientas a las que recurrimos durante el proceso proyectual, para
construir arquitectónicamente la propuesta de diseño. Es así como el arquitecto,
sometido a las múltiples demandas en su accionar, encuentra en las estrategias
bien elegidas el mejor instrumento de trabajo para “instalar” la propuesta en la
dinámica proyectual. Dado que estas herramientas no constituyen un acervo
natural, sino que se adquieren, es importante reconocer que para realizar un
adecuado proceso de apropiación se requiere en obras y proyectos arquitectos.
El autor nos recomienda tener un dominio más completo de las estrategias es
importante reflexionar sobre sus modos de constitución, su proceso de definición
y eventualmente su transformación o replanteo.
Los múltiples ejes de la arquitectura – morfológicos (formales y espaciales),
distributivos y de materialidad – pueden constituirse y sintetizarse en respuesta
a diversos aspectos que necesariamente el proyecto debe asumir: relación con
el sitio, contexto urbano o territorial, vistas y paisajes características y topografía
del terreno, clima (orientaciones, asoleamiento, vientos domínales), forestación,
tecnologías constructivas o estructurales optativas o impuestas, etc.
La estrategia proyectual, en tanto lleva en si el ADN del proyecto, determina el
orden estructural, el orden distributivo, el orden formal, y además plantea la
coordinación integral de todos ellos. En síntesis, es un esquema cargado de
significados que no solo se debe abordar los complejos componentes de la
arquitectura, sino que también establece los cursos de acciones de la dinámica
proyectual. Un dominio básico para el proyecto arquitectónico es reconocer y
valorar el sistema de razones y argumentos que una estrategia convoca.
En tanto herramienta conceptual y operativa que fije sintéticamente las
significaciones de un proyecto o de una obra de arquitectura, se debe reconocer
su potencial en la estructuración de una propuesta. Por ello el alumno y el
docente, en particular, deben ser verdaderos “cazadores” e investigadores de
estrategias proyectuales. Las estrategias arquitectónicas no son mecanismos
neutros, disponibles o simplemente automáticos. Por el contrario, cada
estrategia significa una toma de posición global frente a la arquitectura, y la
adopción de cada una de ellas no es un acto superfluo, ya que implica “poner la
arquitectura de alguna manera”. Elegir una estrategia es enfocar la totalidad
hacia un sentido. Fijar una estrategia proyectual es construir el universo
del proyecto, es “empujar al mundo en una dirección”, proyectar formas de vida,
condiciones y conductas del habitar, como así también definir y formalizar modos
de construir.

El modo de estructurar, la forma de ordenar, las relaciones que se generan a


través de una estrategia de proyecto no constituyen solo un modo diferenciado
de articular las propuestas, sino asimismo significan fijar una postura frente a la
arquitectura. La importancia de optar por una estrategia y no por otra tiene que
ver con el hecho de que cada una de ellas condiciona el resultado de la acción
proyectual al condensar
de un modo específico el programa de funciones, las intenciones sobre el sitio,
la articulación de espacios, etc.

Lo importante es reconocer que cada estrategia proyectual es capaz de saturar


determinados sentidos, por lo tanto, se descarta el supuesto de que pueda ser
“universalmente” válida o de que su aplicación sea un acto automático. El trabajo
con estrategias no es un planteo retórico, es concreto, es una propuesta que
pasa por el hacer, pero no puede soslayar principios y conceptos en los que
necesariamente se funda.

Esto requiere una gran capacidad de estructuración de los múltiples problemas


que se aborden y las diversas alternativas que se propongan, tarea que para
muchos alumnos aun inexpertos es
restricción. Focalizar no es tarea fácil, demanda una cierta experiencia y es aquí
donde la experiencia del docente tiene una oportunidad para colaborar.
De acuerdo al autor cada estrategia a desarrollar, para resolver una situación, y
que cada una presenta un proceso, contemplando paso a paso el desarrollo de
dicha estrategia. En arquitectura, tenemos proyectos que proponemos a
personas que tienen una necesidad, y dicho proyecto tiene la obligación de
satisfacerla de la manera más adecuada, tanto económicamente y en confort.
Para ello tenemos como herramientas a las estrategias proyectuales las cuales
nos plantea el autor en el libro (como el análisis morfológico, físico, etc.) estos
son indispensables para un desarrollo adecuado del proceso proyectual de un
proyecto arquitectónico.
Desde mi punto de vista, para llegar a un producto o resultado, de buena calidad,
se debe seguir un plan, un proceso en el cual cada paso a dar este fundamentado
en una base teórica y en una base practica la cual se obtiene con la experiencia.
Entonces, estoy de acuerdo con las estrategias planteadas en este libro, quizá
no al cien por ciento con las herramientas que están aplican para resolver las
situaciones problemáticas, pero si en la metodología y el desarrollo de un plan
de trabajo ordenado que plantea el autor.

Las estrategias proyectuales según mi criterio deben ser concisas y


metodológicas, en la cual se plantee la resolución, de forma detallada y
congruente al tema, que amerita la problemática. Entonces, las estrategias
proyectuales deben ser un complemento, a las aptitudes de un profesional, el
cual las utilizara para resolver las situaciones que se le presente en el ámbito
laboral.

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