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M. Foucault. Conversacion sin complejos con el filosofo que analiza las “estructuras del poder” [Entrevista con Jerry Bauer, 1978.]! —¢Por qué usted, sin ser antropélogo, se interesa més, desde un punto de vista filoséfico, en la estructura de las instituciones que en los ‘mecanismos evolutivos? —Lo que trato de hacer -y siempre traté de hacer desde mi primer verdadero libro, Historia de la locura en la época clasica~ es poner en tela de juicio por medio de un trabajo intelectual diferentes as- pectos de la sociedad, mostrando sus debilidades y sus limites. De todas maneras, mis libros no son proféticos y tampoco un Ilamado a las armas. Me irritaria intensamente que pudiera vérselos bajo esa luz, La meta que se proponen es explicar del modo mas expli- cito ~aun cuando a veces el vocabulario sea dificil las zonas de la cultura burguesa y las instituciones que influyen directamente sobre las actividades y los pensamientos cotidianos del hombre. —La palabra clave de todos sus libros parece ser “poder”, ya se lo entienda en el sentido de poder disciplinario, poder de la medicina mental 0 poder omnipotente de la pulsién sexual... —£std claro, procuré definir las estrategias del poder en ciertos Ambitos. Por ejemplo, Vigilar y castigar se inicia con un “teatro del terror”, la puesta en escena espectacular que acompanaba las ejecuciones priblicas hasta el siglo pasado. Se suponfa que ese 1 Esta entrevista debié pasar por el filtro de dos traducciones (J. Bauer es un fotégrafo norteamericano, y la entrevista se tradujo en primer lugar al italiano), lo que explica las probables diferencias de estilo respecto de otros textos de Michel Foucault. [N. del E.] 126 EL PODER, UNA BESTIA MAGNIFICA ceremonial clamoroso y carnavalesco en el cual la mano omnipo- tente de la justicia hacia ejecutar la sentencia bajo la mirada de los espectadores grababa su mensaje de manera indeleble en las mentes de estos. Con frecuencia el castigo excedia la gravedad del delito, y de ese modo se reafirmaban la supremaefa y el poder absoluto de la autoridad. En nuestros dias el control es menos severo y mas refinado, pero no por ello menos aterrador. Durante el wanscurso de nuestra vida todos estamos atrapados en diversos sistemas autoritarios; ante todo en la escuela, después en nuestro trabajo y hasta en nuestras distracciones. Cada individuo, consi- derado por separado, es normalizado y transformado en un ca controlado por una IBM. En nuestra sociedad, estamos Iegando a refinamientos de poder en los que ni siquiera habrian sohado quienes manipulaban el teatro del terror. so —4¥ qué podemos hacer? —E] punto en que nos encontramos esta mas allé de cualquier posibilidad de rectificacion, porque la concatenacion de esos sis- temas ha seguido imponiendo este esquema hasta hacerlo aceptar por la generacién actual como una forma de la normalidad. embargo, no se puede asegurar que sea un gran mal. El control permanente de los individuos lleva a una ampliacion del saber so- bre ellos, el cual produce habitos de vida refinados y superiores. Si el mundo esta en trance de convertirse en una suerte de prision, es para satisfacer las exigencias humanas. in —No sélo critico, usted es, ademés, un rebelde. —Pero no un rebelde activo. Jamas desfilé con los estudiantes los trabajadores, como lo hizo Sartre. Creo que la mejor forma de protesta es el silencio, la total abstencién. Durante mucho tiempo me parecieron intolerables los aires que se daban algunos intelec- tuales franceses y que les flotaban encima de la cabeza como las aureolas en algunos cuadros de Rafael. Por eso me fui de Fran- cia. Me marché a un exilio total y maravilloso, primero en Suecia, donde dicté clases en la Universidad de Uppsala, y después en M, FOUCAULT, CONVERSACION SIN COMPLEJOS CON EL FILOSOFO... 127 un lugar que es todo lo contrario, Tiinez, donde vivi en Sidi Bou Said. De esa luz mediterranea puede decirse sin lugar a dudas que acentiia la percepcién de los valores. En Africa del Norte se toma a cada uno por lo que vale. Cada uno debe afirmarse por lo que dice y hace, no por lo que ha hecho o por su renombre. Nadie pega un salto cuando se dice “Sartre”... Ahora usted es aclamado como el logico sucesor de Sartre. —Sartre no tiene sucesores, asi como yo no tengo predecesores. Su intelectualismo es de un tipo extremadamente inusual y par- ticular. Y hasta incomparable. Pero el mio no es de ese tipo. No siento ninguna compatibilidad con el existencialismo tal como lo definié Sartre. El hombre puede tener un control completo de sus propias acciones y su propia vida, pero hay fuerzas capaces intervenir que no pueden ignorarse. Para serle franco, prefiero la sensibilidad intelectual de R. D. Laing. En su ambito de compe- tencia, Laing tiene algo que decir y lo vuelca en el papel con cla- ridad, espiritu e imaginacion. Habla en funcién de su experiencia personal, pero no hace profecias. -Por qué, entonces, habriamos de formular profecias, cuando estas rara vez se cumplen? De la misma manera, admiro a Chomsky. Tampoco él profetiza: acttia. Participé activamente en la campatia norteamericana contra la Guerra de Vietnam, con sacrificio de su trabajo pero en el marco de su profesién de lingitista. de —Aparentemente, usted insiste mucho en la vida mental opuesta a la vida fisica. —La vida mental abarca todo. No dice Plat6n mas o menos esto: ‘Jamas estoy tan activo como cuando no hago nada”? Hacia refe- rencia, desde luego, a las actividades intelectuales, que en el pla- no fisico casi no exigen, tal vez, otra cosa que rascarse la cabeza —Sus intereses siempre fueron filoséficos? 128 EL PODER, UNA BESTIA MAGNIFICA —Como mi padre, me incliné hacia la medicina. Pensaba especi. lizarme en psiquiatria, por lo cual trabajé tres aiios en el hospital Sainte-Anne de Paris. Tenia veinticinco atos, era muy entusiasta ~idealista, por asi decirlo- y contaba con una buena cabeza y un monton de grandes ideas. ;Aun en ese momento! Fue entonces cuando conoci a alguien a quien Hamaré Roger, un internado de veintidés aiios. Lo habfan mandado al hospital porque sus padres y amigos temian que se hiciese mal y terminara por autodestruirse durante una de sus frecuentes crisis de angustia violenta. Nos hi- cimos buenos amigos. Lo vefa varias veces al dia durante mis guar- pital, y empezé a caerme simpatico. Cuanto estaba licido y no tenia problemas, parecia muy inteligente y sensato, pero en algunos otros momentos, sobre todo los mas violentos, era preciso encerrarlo. Lo trataban con medicamentos, pero ese tratamiento demostraba ser insuficiente. Un dia me dijo que nun- ca lo dejarian irse del hospital. Ese horrible presentimiento pro- vocaba un estado de terror y este, a su vez, generaba angustia. La idea de que podia morir lo inquietaba mucho y llegé a pedir que le hicieran un certificado médico donde constara que nunca lo dejarian morir; como esta claro, la solicitud se consider6 ridicula. Su estado mental se deterior6 y al final los médicos llegaron a la conclusion de que, si no se intervenfa con rapidez de la forma que fuera, se mataria. Asi, con el consentimiento de su familia, pro- cedicron a hacer una lobotomia frontal a ese joven excepcional, inteligente, pero incontrolable... Por mas que el tiempo pase, y haga yo lo que haga, no consigo olvidar su rostro atormentado. Muchas veces me pregunté si la muerte no era preferible a una no existencia, y si no se nos deberia brindar la posibilidad de hacer lo que queramos con nuestra vida, sea cual fuere nuestro estado: mental. En mi opinién, la conclusién evidente es que aun el peor dolor es preferible a una existencia vegetativa, porque la mente tiene realmente la capacidad de crear y embellecer, incluso a par- tir de la mas desastrosa de las existencias. De las cenizas siempre surgira un fénix. dias en el hos Lo veo optimista. M. FOUCAULT, CONVERSACION SIN COMPLEJOS CON EL FILOSOFO... 129 —En teorfa, pero la teoria es la practica de la vida. En el fondo de nosotros mismos sabemos que todos los hombres deben morir. La meta inevitable hacia la cual nos dirigimos desde el momento en que nacemos queda entonces demostrada. De todas formas, la opinién comtin parece ser diferente: todos los hombres se sien- ten inmortales.

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