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IMPLICACIONES ÉTICAS DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

La ciencia es una actividad socialmente organizada de búsqueda de conocimiento


que se basa en el rigor metodológico, la sistematicidad, la objetividad, la
racionalidad y la confiabilidad de sus afirmaciones. Los productos típicos de la
actividad científica son las hipótesis, teorías y leyes, que forman un conjunto
ordenado de explicaciones sobre la realidad natural o social, dividido en campos de
conocimiento. A lo largo de la historia moderna han surgido diferentes paradigmas
científicos en estos campos del conocimiento que han consolidado tradiciones de
investigación. Además del rigor científico, en toda investigación científica deben
impregnarse las implicaciones éticas necesarias para que dicho trabajo no sea un
rotundo fracaso. Cuando se hace referencia al rigor científico se alude a la
búsqueda de cada vez mayor validez y confiabilidad en la presentación de
los datos y todo tipo de información concluyente respecto de la investigación
científica que habrá de realizarse. Sin embargo, la investigación podría culminar con
un elevadísimo grado de rigor ético que puede dejar al descubierto carencias en su
elaboración (véase figura 2.2). La ética es la base en la cual debe descansar todo
tipo de investigación científica, en especial la de índole cualitativa. Este rigor ético
deviene en una serie de implicancias que derivan de que la realidad puede ser
percibida por el investigador en su papel de observador y en el de persona. Como
observador puede diferir como en el de persona, dando prioridad a un rol frente al
otro y trayendo como consecuencia una deformación de su visión de la realidad.
Asimismo, se supone que hará uso de técnicas e instrumentos de investigación a
fin de lograr sus propósitos, y como persona tendrá en consideración toda aquella
subjetividad que le caracteriza como sujeto cognoscente, la cual traducida en
sentimientos y emociones, además de prejuicios y estereotipos, pueden deformar
su visión de la realidad. Asimismo, el exceso de objetividad buscado por su rol
de investigador puede impregnar la investigación de tanta frialdad que podría
desbordar las implicancias éticas. Lo justo es buscar una adecuada mediación de
estos dos roles para derivar en una investigación exitosa o, al menos, funcional en
su uso. El deber del científico consiste en apegarse siempre a la verdad, en no
tergiversar sus descubrimientos ni falsearlos para beneficiar o perjudicar a alguien,
así como en seguir los métodos establecidos, no robar la información a otros
colegas y presentarla como propia. Así, verdad y honestidad intelectual son parte
de la actividad científica.
2.1.1 Límites éticos de la investigación
Entre los objetivos de la investigación científica destaca establecer principios
generales para explicar y describir los fenómenos, profundizar y precisar acerca del
conocimiento, así como descubrir el sentido último de los fenómenos de la
naturaleza y de la sociedad. Se deben conocer las características de la ciencia para
aplicarlas de manera correcta. Según Munch (2009), las características de la ciencia
son las siguientes:
Sistematización. Se realiza a partir de un método en el que los datos se integran
con la mayor exactitud posible. La ciencia ordena y organiza lógicamente el
conocimiento.
Objetividad. Se basa en criterios comprobables lógicos y su fundamento es el
método científico. El objeto de estudio debe ser investigado sin que intervengan los
sentimientos, los gustos personales, las creencias y los prejuicios.
Fundamentación. Conjunto de conocimientos basados en el método y la
técnica, lo que significa que se apoya en un conjunto de principios y leyes
comprobables.
Empirismo. Debe ser comprobable al utilizar las pruebas necesarias para constatar
la validez y fidelidad de los datos y los resultados obtenidos, para lo cual recurre a
diversos procedimientos de demostración y verificación.
Racionalidad. Aplica la razón en la búsqueda de las explicaciones científicas de
manera lógica.
Aluja (2004) menciona que el valor social del conocimiento se ha acrecentado al
punto de que en la actualidad es ya común afirmar que avanzamos hacia una
“sociedad del conocimiento” ( unesco , 1998) que incorpora debidamente los
productos de la ciencia al tejido social, a través de la educación, a muy
diferentes niveles. La transmisión del conocimiento de una generación a la
siguiente, así como la de los métodos para obtenerlo, hacen del valor educativo de
la ciencia un bien trascendente. De esta interacción de valores entre el científico y
la sociedad, particularmente en lo relativo a los conflictos éticos que se suscitan al
producir y aplicar el conocimiento, destacan algunos rasgos. Un nivel de
permanente análisis de las implicaciones éticas de la ciencia es el relativo a la
producción misma del conocimiento, que debe obtenerse al mínimo costo social
posible y sin producir daño, y es responsabilidad del científico obtener el
conocimiento sin perjudicar a nadie. Sin embargo, como suele suceder en
toda manifestación del comportamiento humano, la conducta queda por debajo
de los principios, a lo que contribuye el creciente valor social y económico de la
ciencia. Lo anterior ha dado lugar al establecimiento de principios básicos de ética
en el proceso de obtener el conocimiento científico, entre los que destacan los
siguientes:
 No atropellar el interés de los sujetos de estudio. En ninguna circunstancia
se deben realizar estudios en personas sin su consentimiento informado,
explícito y sin tener como propósito que el sujeto reciba algún beneficio como
resultado del estudio.
 No atropellar el interés de otros investigadores. Se debe adquirir el
conocimiento sin perjudicar el interés de terceros con aspiraciones
similares. Es evidente que la estructura actual facilita esto, ya que cada
vez hay más investigadores que trabajan en problemas comunes, además
de que el interés comercial motiva una competencia para alcanzar prestigio
social. para lo cual recurre a diversos procedimientos de demostración y
verificación. Racionalidad. Aplica la razón en la búsqueda de las
explicaciones científicas de manera lógica.
 No atentar contra los intereses de instituciones participantes. Gran parte de
la investigación es realizada en instituciones con las que el investigador tiene
firmados contratos de prestación de servicios por tiempo completo, y
en ocasiones de dedicación exclusiva, por lo que resulta cada vez más
compleja la participación institucional en beneficios económicos. Algunas
instituciones y universidades tienen ya normas operativas de manera que se
satisfagan los intereses de todas las partes.
 No atentar contra los intereses de la sociedad. Es muy amplia el área de
conflicto en la que un investigador puede agraviar a la sociedad en el
desarrollo de la obtención del conocimiento que busca. Pero el principio
ético que debe defenderse es que en todo proyecto de investigación se
anteponga el interés social al del propio investigador.
2.1.2 Decisiones éticas en la investigación científica
Para que la ciencia cumpla con su finalidad, que es la búsqueda de la verdad, debe
basarse en una serie de valores. Por tanto, los principios básicos que deben regir el
acceso, uso, investigación y divulgación de la ciencia son:
 Honestidad. Debido a que los resultados deben ser verídicos y no distorsionar
los datos para beneficio de intereses personales o de terceros, el fin último de la
ciencia es la verdad.
 Bienestar de la humanidad. Se debe subordinar al logro del bienestar social.
En ocasiones ha sido utilizada con fines políticos o mercantilistas, convirtiéndose
en un medio de destrucción.
 Amor a la verdad. Este es un valor imprescindible dentro del manejo de
la información científica. Así pues, lo que hacen los científicos repercute
necesariamente en la sociedad, pues la ciencia no está aislada del resto del
contexto social, sino que se encuentra también determinada por factores
sociales, políticos, económicos y militares. La ciencia se desarrolla en cuatro
contextos:
 De enseñanza y difusión
 De innovación
 De evaluación o valoración social
 De aplicación

Contexto de enseñanza y difusión


Actualmente la ciencia no solo prospera mediante la enseñanza en las
universidades y los institutos de investigación sino también por la difusión de los
conocimientos en los medios masivos de comunicación. Por tanto, el principal valor
es la comunicabilidad a todos los seres humanos y la publicidad de los
descubrimientos científicos derivada de ella. Lo anterior implica que la ciencia debe
ser un conocimiento accesible a cualquier ser humano que se proponga aprender y
un conocimiento de interés público que no sea propiedad de unos cuantos, ni que
sea ocultado para beneficiar a intereses particulares.
Contexto de innovación
La obligación ética de los científicos consiste en intentar convencer a sus colegas
y a toda la sociedad mediante pruebas objetivas y argumentos. Por tanto, los valores
incluidos en el desarrollo de teorías son la objetividad, la racionalidad, la fecundidad
para hallar nuevos conocimientos, la corrección lógica, la precisión, la consistencia
y la coherencia de las teorías, así como su utilidad social.
Contexto de evaluación o valoración social
Las teorías científicas transforman al mundo debido a que modifican la manera en
que pensamos las cosas, modifican valores y costumbres, revolucionan la imagen
que tenemos de lo que nos rodea y, en consecuencia, influyen en los cambios
sociales, económicos y políticos. A pesar de esos cambios, un valor que la
rige es el de la búsqueda de mejoras para la vida, es decir, lograr resultados
prácticos más benéficos para la sociedad. Otros valores fundamentales para la
ciencia es la independencia y la libertad de investigación.
Contexto de aplicación
En la actualidad la ciencia debe justificar sus métodos experimentales y revisar en
qué casos y condiciones son válidos los experimentos con seres vivos. Por tanto, el
solo hecho de aumentar el conocimiento no justifica los medios empleados. Las
aplicaciones científicas han provocado que la ciencia tenga mayores
responsabilidades sociales y morales. Así, debe haber regulaciones legales
nacionales e internacionales, además de una autorregulación moral de la propia
comunidad científica.
Una de las preguntas más relevantes acerca de los deberes y las virtudes éticos de
los científicos se relacionan no solo con los fines u objetivos últimos (la
verdad), sino también con las consecuencias y circunstancias de la investigación
científica. Como cualquier otra actividad social, la ciencia puede ser evaluada
éticamente si se analizan los factores de acción: los fines de la investigación, los
medios (métodos, instrumentos y artefactos utilizados para la investigación),
las circunstancias (las empresas y los proyectos públicos y privados, a quiénes va
dirigido o a quiénes beneficia), así como las consecuencias de investigación
científica para el ser humano y la naturaleza. Otros problemas de tipo ético están
en el uso que se hace del conocimiento científico. Los casos relacionados con la
tecnología bélica siempre entran en conflicto, así como los efectos nocivos sobre el
ambiente o la salud humana. Estos casos son relativos a la responsabilidad que
el científico tiene en las aplicaciones que se le puedan dar a sus
descubrimientos. En un proyecto de investigación a menudo se establecen cuatro
clases de relaciones con la gente exterior, cada una de las cuales puede generar
potencialmente problemas éticos:
 Ética de seleccionar problemas y modelos
 Ética de la recolección de datos
 Ética de la publicación
 Ética de la aplicación
Ética de seleccionar problemas y modelos
Esto consiste en apuntar a un tema para recolectar conocimiento confiable sobre el
mundo. El tipo de investigación que busca conocimiento se llama “descriptiva” o
“desinteresada”. Otra clase de investigación, el tipo normativo, tiene como objetivo
encontrar maneras de mejorar el objeto de estudio (o de otros objetos similares);
este tipo de investigación a veces puede satisfacer mejor las necesidades de la
gente fuera del mundo científico. Sin embargo, los proyectos normativos son
financiados a menudo por empresas privadas y, por consiguiente, sus blancos se
fijan de modo que avancen los intereses de los autores privados, no de otros. Si la
investigación se sale del principio ético de que debe traer conocimiento, placer y
bienestar a tanta gente como sea posible, es evidente que la cantidad efectiva de
investigación a menudo contrasta con los deseos de las personas. Los
programas de investigación más costosos son realizados por organizaciones
gubernamentales en campos como defensa, investigación del espacio o energía
atómica, mientras que los recursos mínimos se asignan a las áreas que el interés
público preferiría. La investigación es realizada por empresas privadas, agencias
gubernamentales e instituciones educativas, quienes a veces trabajan en conjunto.
Las universidades podrían ser agentes muy poderosos para promover el equilibrio
democrático en la investigación. Las universidades tienen gran habilidad en la
investigación y también grandes recursos libres en el trabajo potencial de los
estudiantes. Aunque los investigadores académicos sostienen que su tipo de
investigación es “básico” y puede rendir ventajas en el futuro, debe ser visto como
deber ético de la investigación financiada para la comunidad e intentar conseguir
estas ventajas tan pronto como sea posible. Ética de la recolección de datos Resulta
innecesario precisar que uno de los comportamientos incorrectos más dañinos en
ciencia es la falsificación de datos o resultados. El daño más grave que se causa no
es que el infractor alcance indebidamente un grado académico; lo peor es que la
información inventada tal vez sea usada de buena fe por otros, lo que puede
conducir a muchos trabajos infructuosos. Con el fin de minimizar los efectos
negativos para aquellas personas que participan como sujetos de investigación,
varias organizaciones científicas han publicado principios para los miembros de la
organización y como recomendaciones para otros investigadores. La Organización
Mundial de la Salud emitió en 2003 el documento “Pautas éticas de investigación
en sujetos humanos: Nuevas perspectivas”, en el cual se especifican los requisitos
para que una investigación clínica sea ética. También puede consultarse “Buenas
prácticas clínicas: Documento de las Américas”, de la Organización Panamericana
para la Salud. Ética de la publicación El progreso en la ciencia significa acumulación
del conocimiento. Las generaciones de investigadores construyen su trabajo sobre
la base de los resultados alcanzados por científicos anteriores. De este modo, el
conocimiento resultante es de uso colectivo, lo que exige ciertas normas internas
de las comunidades científicas. En este contexto, lo anterior significa que los
resultados de los científicos pueden utilizarse libremente por investigadores más
tarde. El procedimiento correcto entonces es que el inventor original es
reconocido en el informe final. Fallando esto, el escritor da la impresión de ser el
autor de las ideas. Esta clase de infracción se llama plagio. Los procedimientos para
indicar a los escritores originales se explican bajo títulos que presentan los
resultados del estudio y de la lista de fuentes bibliográficas. Respecto a anunciar
patrocinadores e intenciones, es buena práctica indicar todas las fuentes de
financiamiento externo para el proyecto en el informe final, así como su uso
originalmente previsto (de ser este el caso). La razón es que estos factores pueden
tener influencia en las conclusiones del investigador, y es solamente juego justo
cuando el investigador no intenta ocultar estas fuentes potenciales de la tendencia.
Ética de la aplicación
Hace décadas, algunos investigadores querían desechar todo escrúpulo ético
basándose en que la búsqueda de la verdad es un fin excelso al que deben ceder
el paso todas las demás actividades. Sobre un fondo como el de este pensamiento,
tal vez la tradición de la Edad Media subordinó toda la investigación a la teología.
El ciudadano moderno no está dispuesto a aceptar imperativos éticos
absolutos. Hoy, cuando se trata de valores en torno a la ciencia y la investigación,
de lo que se habla realmente es de preferencias, y cada cual acepta el hecho de
que éstas varían de una persona a otra. La aplicación de los hallazgos de una
investigación habitualmente produce de manera simultánea ventajas para algunas
personas y desventajas para otras.
Beneficios de la aplicación
Antes de poner en funcionamiento un proyecto de investigación, por lo regular se
calculan meticulosamente sus beneficios futuros. Sin embargo, se puede
levantar una discusión ética en la cuestión de quién consigue la ventaja, esto es,
quién se da derecho para utilizar los resultados de la investigación. Los resultados
de la investigación financiada por empresas privadas siguen siendo propiedad
privada, incluso si éstos podrían también interesar y beneficiar a otros. Finalmente,
los dueños deciden si se publican los informes. En el otro extremo del espectro
están las universidades, donde los informes de la investigación suelen estar a la
vista, si no hay razón excepcional para mantenerlos en secreto. El valor en el que
se concreta la dimensión ética de la ciencia es la responsabilidad social. La ciencia
interviene cada vez más en muchas decisiones de políticas públicas, por lo que la
comunidad de científicos debe estar muy consciente de su responsabilidad con la
sociedad, justificando los fines y medios que emplea, así como los efectos y
las consecuencias de la investigación científica.

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