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René Char 1907-1988

Nació el catorce de junio 1907 en Isle-sur-Sorgue (Francia). Pertenece a lo que podría llamarse
la segunda generación surrealista que se inicia en 1929. Se separa del surrealismo en 1934.

Septentrión

He paseado a orillas de la Folie.

A las preguntas de mi corazón,


Si no las planteaba,
Mi compañera cedía
-Así de imaginativa es la ausencia.
Y sus ojos decrecientes como el Nilo violeta
Parecían contar interminablemente sus ganancias
que se extendían
Bajo las piedras frescas.

La Folie se tocaba con largas cañas cortantes.


En alguna parte aquel riachuelo vivía su doble vida.
El oro cruel de su nombre, súbitamente invasor,
Acudía a presentar batalla a la fortuna adversa.

Bailemos En Las baronías

Vestida con falda de olivo


la Enamorada
había dicho:
Cree en mi muy infantil fidelidad.
Y desde entonces,
un valle abierto
una cuesta que brilla
un sendero de alianza
han invadido la ciudad
donde el libre dolor se halla bajo las aguas vivas

Curso De Las Arcillas

Mira, portero agudo, de la mañana a la mañana,


Largas, adujando su chorro, a las zarzas frenéticas,
Cómo la tierra nos acucia con su mirada ausente,
Cómo el dolor se embota, grillo de canto parejo,
Y cómo un dios no brota sino para aumentar la sed
De aquellos cuya palabra se dirige a las aguas vivas.

Por tanto, alégrate, querida, del destino siguiente:


No clausura esta muerte la memoria amorosa.

Desherencia

Antigua era la noche


Cuando la entreabrió el fuego.
Igualmente mi casa.

No se mata a la rosa
En las guerras del cielo.
Destierran a una lira.

Mi pena persistente
De una nube de nieve
Gana un lago de sangre.
La crueldad ama vivir.

Oh fuente que mentiste


A nuestros destinos gemelos,
Del lobo trazaré
Este único retrato pensativo.

El Beso

Maciza lentitud, lentitud martillada;


Humana lentitud, lentitud forcejeada;
Desierta lentitud, desanda tus ardores;
Sublime lentitud, sube desde el amor;
Que la lechuza ha vuelto.

El Juicio De Octubre

Mejilla contra mejilla dos pordioseras en su desamparo rígido;


La helada y el viento no las han instruido, las han ignorado;
Niñas de intrahistoria
Caídas de las estaciones que dejan atrás, y allí apretadas de pie.
No hay labios que las transpongan, la hora pasa.
No habrá ni rapto ni rencor.
Y el caminante pasa sin mirada ante ellas, ante nosotros.
Dos rosas perforadas por un anillo profundo
Ponen en su extrañeza algo de desafío.
¿Se pierde la vida de otro modo que por las espinas?
Claro que sí: por la flor, los largos días lo supieron.
Y el sol ha dejado de ser inicial.
Una noche, el día bajo, todo el riesgo, dos rosas,
Como la llama a cubierto, mejilla contra mejilla con quien
la mato.

Hambre Roja

Estabas loca.

¡Qué lejos queda!

Moriste, con un dedo delante de los labios,


En noble movimiento,
Para atajar la efusión;
En el sol frío de un reparto verde.

Estabas tan hermosa que nadie se dio cuenta de tu muerte.


Más tarde, era de noche, te pusiste en camino conmigo.

Desnudez sin desconfianza.


Pechos podridos por tu corazón.
A sus anchas en este mundo circunstancial,

Un hombre, que te había estrechado entre sus brazos,


Se sentó a la mesa.

Estate bien, no existes.

Lied De La Higuera

Heló tanto que las ramas lechosas


Importunaron a la sierra, se rompieron en las manos.
La primavera no vio verdecer a las graciosas.

La higuera pidió al amo del yacente


El arbusto de una fe nueva.
Pero la oropéndola, su profeta
-Su retorno calentaba al alba-,
Al posarse sobre aquel desastre
En vez de morir de hambre lo hizo de amor.

Los Parajes De Alsacia

¡Te he enseñado La Petite Pierre, la dote de su bosque, el cielo


que nace en las ramas,
La amplitud de sus pájaros cazadores de otros pájaros,
El polen dos veces vivo bajo la llamarada de las flores,
Una torre que se iza a lo lejos como la vela del corsario,
El lago que ha vuelto a ser la cuna del molino, el sueño de un
niño.

¡Allí donde me oprimió mi cinturón de nieve,


Bajo el saledizo de una roca moteada de cuervos,
He dejado la necesidad de invierno.
Nos amamos hoy sin más allá y sin prole,
Ardientes o difuminados, diferentes pero juntos,
Apartándonos de las estrellas cuya naturaleza estriba en
volar sin llegar a destino.

El navío se encamina hacia la alta mar vegetal.


Con todas las luces apagadas nos acoge a bordo.
Estábamos levantados desde antes del alba en su memoria.
Albergó nuestras infancias, lastró nuestra edad de oro,
El llamado, el hospedero itinerante, mientras sigamos
creyendo en su verdad.

Permanente Invisible

Permanente invisible de cazas codiciadas,


Cercano, cercano invisible tan cercano a mis dedos,
Oh presa mía distante la noche en que me inclino
Para un novel cuerpo a cuerpo.
Beber friolentamente, ser brutal restablece.
Sobre este jardín doble se redondea tu tapa.
Tienes la densidad de la rosa que se hará.
Último Escalón

Almohada roja, almohada negra,


Sueño, con un seno de costado,
Entre la estrella y el cuadrado
¡Cuántas banderas en ruinas!

Cortar, acabar de una vez con vosotros,


Como el mosto se halla en la cuba
Esperando labios dorados.

Cubo del aire fundamental


Que endurece el agua de las marismas blancas,
Sin sufrir, sin sufrimiento al fin,
Admitido en el verbo friolento
Diré: "sube" al círculo cálido.

Yvonne

La sed hospitalaria

¿Quién la oyó nunca quejarse?

Nadie más que ella hubiera podido beber las cuarenta fatigas
sin morir,
Esperar, muy adelantada, a quienes venían después;
Desde el alba hasta el crepúsculo era su esfuerzo viril.

Quien ha excavado el pozo y sube el agua yacente


arriesga el corazón en la separación de sus manos.

Los soles canoros

Las desapariciones inexplicables


los accidentes imprevisibles
los infortunios quizás excesivos
las catástrofes de todo orden
los cataclismos que ahogan y carbonizan
el suicidio considerado crimen
los degenerados intratables
los que se enrollan en la cabeza un delantal de herrero
los ingenuos de primera magnitud
los que colocan el féretro de su madre en el fondo de un pozo
los cerebros incultos
los sesos de cuero
los que inviernan en el hospital y conservan la embriaguez de
las ropas desgarradas
la malva de las prisiones
la ortiga de las prisiones
la higuera nodriza de ruinas
los silenciosos incurables
los que canalizan la espuma del mundo subterráneo
los poetas excavadores
los que asesinan a los huérfanos tocando el clarín
los magos de la espiga
imperan temperatura benigna alrededor de los sudorosos embalsamadores del trabajo.
Une Italienne De Corot

Sur le ruisseau à la crue grise


Une portière garance s'est soulevée
Ma chair reste au bord du sillon

A moissonner des tiges on se plie on raisonne l'ignoré

La percale me boit et le drap me prolonge


Contre les lèvres du vallon je languis

Lorsqu'ils s'entourent de distances qui découragent


Je tends la vigueur de mes bras à l'écume des moribonds
J'applique ma loi blanche à leur front
Je suis à qui m'assaille je cède au poids furieux
L'air de mes longues veines est inépuisable

Je m'écarte de l'odeur des bergers


De mon toit je distingue la rue ses pavés qui ricanent

Une haie d'érables se rabat chez un peintre qui l'ébranche sur la paix de sa toile
C'est un familier des fermes pauvres
Affable et chagrin comme un scarabée

Una Italiana De Corot

Sobre el río de crecida gris


Una compuerta roja se ha elevado
Mi carne queda al borde del surco

Segando tallos te pliegas razonas lo ignorado


El percal me bebe y el paño me prolonga
Contra los labios del valle me consumo

Cuando se rodean de distancias que desalientan


Tiendo el vigor de mis brazos a la espuma de los moribundos
Aplico mi ley blanca a su frente
Soy de quien me acosa cedo al peso furioso
El aire de mis largas venas es inagotable

Me aparto del olor de los pastores


Desde mi tejado distingo la calle las risotadas de sus adoquines

Una hilera de arces se derrumba en un pintor que la poda sobre la paz de su lienzo
Es un visitante habitual de las granjas pobres
Afable y contrito como un escarabajo

Los señores de Maussane

Uno después del otro, deseaban predecir un futuro feliz para nosotros,
¡Con un eclipse en su imagen y todo el anguish befitting nos!
Disdained esta igualdad,
Contestó no a sus palabras asiduas.
Seguimos la manera pedregosa que el corazón remontó para nosotros
Hasta los llanos del aire y del silencio único.
Hicimos nuestro corrimiento exigente del amor,
Nuestra lucha de la felicidad cada guijarro.

Dicen en este momento que, más allá de su visión,


¡El granizo los aterroriza, más que la nieve de los muertos!

a...

Usted ha sido mi amor por tan muchos años,


Mi giddiness antes tanto de esperar,
Cuál nada puede envejecer o refrescar;
Incluso el que aguardó nuestra muerte,
O aprendido lentamente cómo lucharnos,
Incluso el que es extraño a nosotros,
Mis eclipses y mis vueltas.

Cerrado como un obturador del box-wood,


Una ocasión extrema y compacta
Es nuestra cadena, nuestra montaña-gama,
Nuestro esplendor y resplandor de compresión.

Digo la ocasión, O mi martillado;


Cualquiera de nosotros puede recibir
La parte misteriosa de la otra
Mientras que guardar su secreto unshed;
Y el dolor que viene de a otra parte
Encuentra su separación en el último
En la carne de nuestra unidad,
Encuentra su órbita solar en el último
En el centro de nuestra propia nube
Cuál él rends y comienzo una vez más.

Como lo siento, digo la ocasión.


Usted ha levantado encima del montaña-pico
Cuál el mi esperar tendrá que despejar
Cuando desaparece mañana.

Bebedora

¿Por qué seguir entregando las palabras del propio porvenir ahora que toda palabra hacia lo
alto es boca ladradora de cohete, ahora que el corazón de cuanto respira es caída hedionda?
Para que puedas exclamar en un soplo: "¿De dónde vienes, bebedora, hermana con las
uñas quemadas? ¿ Ya quién satisfaces? Nunca hallaste albergue entre tus espigas. Mi guadaña
lo jura. No te denunciaré, yo te precedo."

Bienvenida

¡Ojalá vuelvas a tu desorden, y el mundo al suyo. La asimetría es juventud. No se mantiene el


orden más que el tiempo que se tarda en odiar su carácter de mal. Entonces se avivará en ti el
deseo del porvenir, y cada peldaño de tu escalera desocupada y todos los rasgos inhibidos de
tu vuelo te llevarán, te elevarán con un mismo sentimiento gozoso. Hijo de la oda ferviente,
abjurarás del gigantesco enmohecimiento. Los solsticios cuajan el dolor difuso en una dura
joya adamantina. El infierno a su medida que se habían esculpido los limadores de metales
volverá a bajar vencido a su abismo. Delante del olvido nuevo, la única nube en el cielo será el
sol. Mintamos esperanzados a quienes nos mienten: que la inmortalidad inscrita sea a la vez la
piedra y la lección.
Dyne

Dejando atrás al hombre extensible y al hombre traspasado llegué ante la puerta de todos los
júbilos, la del Verbo desellado de sus restos mortales, formando lo nuevo, creando fuego a
partir de la verdad, y fortalecido por mi verde fe llamé.
Así llegarás tú al país lavado y desierto de tu desafío. Hasta entonces, sin fechas fijas, lo
irás edificando. ¡Severa vanidad! ¿Pero quién hubiera apostado y optado por ti, desde los
parajes inmemoriales hasta la lira fugitiva del padre?

El Desnudo Perdido

Llevarán ramos aquellos cuyo aguante pueda desgastar la noche nudosa que precede y sigue
al relámpago. Su palabra recibe existencia del fruto intermitente que la propaga dilacerándose.
Son los hijos incestuosos de la cortadura y del signó, que alzaron hasta los brocales el círculo
florido de la tinaja de la adhesión. La furia de los vientos los mantiene aún desvestidos. Contra
ellos vuela una pelusa de noche negra.

El Refugio Maltratado

Siempre me ha gustado la proximidad, sobre un camino de tierra, de un hilillo de agua caída


del cielo que viene y va persiguiéndose a sí mismo, y la tierna torpeza de la hierba mediana a
la que una carga de piedras detiene -igual que un revés oscuro pone fin al pensamiento.

Gozo

¡Con cuánta ternura ríe la tierra cuando la nieve se despierta encima de ella! Día tras día,
yacente besada, llora y ríe. El fuego que la evitaba se casa con ella apenas desaparece la
nieve.

La Compañera Del Cestero

Yo te amaba. Amaba tu rostro de manantial abarrancado por la tormenta y la cifra de tu


dominio que cercaba mi beso. Hay quien se confía a una imaginación redonda. A mí me basta
ir. He traído de la desesperación un cestillo tan pequeño, amor mío, que ha sido posible
trenzarlo con mimbre.

Las Murallas Y El Río

No querría marcharme precediéndote, semejante a una hierba segada, a llamarte contra


Thouzon desierto y su corazón no destruido.

Ni Eterno Ni Temporal

¡El trigo verde en una tierra que todavía no ha sudado, que no ha hecho más que tiritar! A
distancia feliz de los soles precipitados de los fines de la vida. Rasante bajo la larga noche.
Saciado de agua encima de su luminoso color. Como guardia y viático dos puñales de
cabecera: la alondra, el pájaro que se posa, el cuervo, el espíritu que se graba.
Redoble

Sobre la mediana de la tarde, el bamboleo intermitente, el malecón iluminado de una dársena,


y su rechazo del sueño.
El rostro de la muerte y las palabras del amor: el tálamo de una playa interminable con
olas que lanzan a ella guijarros -interminablemente. Y la lluvia atemorizada haciendo puente,
para no apaciguar.

Frente de la Rose

A pesar de la ventana abierta en el cuarto de la ausencia larga, el olor de la rosa todavía se


liga a respiración que estaba allí. Estamos de nuevo sin la experiencia anterior, recién llegado,
en amor. ¡se levantó! El campo de sus maneras disiparía incluso el descaro de la muerte.
Ninguna rejilla está parada de la manera.
El deseo está vivo, un dolor en nuestras frentes vaporosas. Uno quién camina la tierra en sus
lluvias no tiene nada temer de la espina en los lugares o acabados o antipático. ¡Pero si él para
a la comuna con se, aflicción! Perforado al rápido, él vuela repentinamente a cenizas, un
archer reclamado por la belleza.

Remanencia

¿Qué te hace sufrir? Como si se despertara en la casa sin ruido el ascendiente de un rostro al
que parecía haber fijado un agri0 espejo. Como si, bajadas la alta lámpara y su resplandor
encima de un plato ciego, levantaras hacia tu garganta oprimida la mesa antigua con sus
frutos. Como si revivieras tus fugas entre la bruma matinal al encuentro de la rebelión tan
querida, que supo socorrerte y alzarte mejor que cualquier ternura. Como si condenases,
mientras tu amor está dormido, el pórtico soberano y el camino que lleva a él.
¿Qué te hace sufrir? Lo irreal intacto en lo real devastado. Sus rodeos aventurados cercados de
llamadas y de sangre. Lo que fue elegido y no fue tocado, la orilla del salto hasta la ribera
alcanzada, el presente irreflexivo que desaparece. Una estrella que se ha acercado, la muy
loca, y va a morir antes que yo.

La palabra en archipiélago

LA MINUCIOSA

La inundación crecía. El campo raso, los declives,


los árboles menudos se recluían en charcos, algunos
de los cuales, al juntarse, se hacían lagos. Una
alondra cantaba en el cielo demasiado gris. Aquí y
allá las burbujas sesgaban la superficie de las aguas,
cuando no fuere algún minúsculo roedor que
escapaba a nado. Todavía estaba intacto el camino.
Se distinguían las inmediaciones de una aldea.
Resueltos y felices seguíamos nuestra marcha. Yo
caminaba entre Ti y esa otra que eras Tú. Cada una
de mis manos sujetaba vuestro seno desnudo. Los
lugareños nos saludaban favorablemente desde la
linde de sus puertas, afanados en alguna tarea de
carpintería. Mis dedos escondían vuestra maravilla.
¿Les hubiera chocado? Una de vosotras se detuvo a
platicar y a sonreír. Nosotros proseguimos. En
adelante tenía la naturaleza a mi derecha y por
delante el camino. A lo lejos un buey, en medio, nos
llevaba la delantera. Me pareció que temblaba la lira
de sus cuernos. Te amaba, pero reprochaba a la que
se había rezagado entre los moradores de las casas
que se hubiese mostrado demasiado familiar. Cierto
que ella sólo podía figurar entre nosotros como tu
infancia rezagada. Me rendía a la evidencia. En la
aldea la retendrían la escuela y esa manera de
temporizar con el peligro que tienen las
comunidades aguerridas. Incluso con el de la
inundación. Habíamos alcanzado ya el lindero de
árboles viejos y la soledad de los recuerdos. Quise
averiguar tu nombre eterno y querido que había
olvidado mi alma. “Yo soy la minuciosa”. Nos
adormeció la belleza de las aguas profundas.

POR QUÉ LA JORNADA VUELA

El poeta se apoya, durante el tiempo de su vida,


en algún árbol, o en el mar, o en el talud, o en un
determinado color de nube, por un momento, si así
lo quiere la circunstancia. Su amor, su sorprender, su
felicidad tienen su equivalente en todos los lugares a
los que nunca fue, a los que nunca irá, entre los
extraños a quienes no conocerá. Cuando se levanta
la voz en su presencia, y se le apremia a aceptar
miramientos que retardan, si a propósito de él se
invoca a los astros, responde que es del país de al
lado, del cielo que acaba de hundirse.
El poeta vivifica, corre luego al desenlace.
Al atardecer, pese a algunos hoyuelos de aprendiz
de la mejilla, es un caminante cortés que precipita
las despedidas para estar presente cuando el pan sale
del horno.

RUINAS MORTALES Y MOZART

Al amanecer, sólo una vez, la vieja nube rosa


despoblada sobrevolará los ojos distantes en lo
sucesivo, en la majestad de su libre lentitud;
después, vendrá el frío, el inmenso ocupante, luego
el tiempo que no tiene lugar.
En la largura de sus dos labios, en tierra común, de
repente, el allegro, desafío de este desecho sagrado,
se abre camino y refluye hacia los vivos, hacia la
totalidad de hombres y de mujeres en duelo por una
patria interior, quienes, errantes para no asemejarse,
van a ponerse a prueba a través de Mozart.

-Bienamada, cuando sueñas en voz alta, y


casualmente pronuncias mi nombre, tierno vencedor
de nuestros espantos conjugados, de mi solitario
descrédito, clara es la noche para la travesía.

LA UNA Y LA OTRA

¿Por qué has de mecerte sin fin, rosal, con larga


lluvia, con tu doble rosa?
Como dos avispas maduras quedan sin vuelo.

Las veo con mi corazón, pues mis ojos están

cerrados.

Por encima de las flores mi amor no ha dejado sino


viento y nube.

ACICATE

– ¿Por qué este ardor, joven faz?


– Ya parto, se desvanece el verano.
A grandes rasgos me lo dice el miedo
Antes que el agua gris y que las ramas.
– Con los puños en las rodillas, ángel sagaz;
Mi látigo restalla contra tu ala.

De “La palabra en archipiélago”

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