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IDEOLOGIA DE GÉNERO

Género: conjunto de construcciones socioculturales que determinan las formas de ser hombres o
mujeres (también entendidos como roles) en un tiempo y cultura específicos.

Sexo: características de orden biológico que diferencian un cuerpo de otro. En términos de


genitalidad se puede hablar de machos, hembras e intersexuales.

identificación que las personas construyen de sí mismas en relación con el género, ya sea
reconociéndose como hombres o como mujeres.

Orientación sexual: referencia a la atracción física, erótica o emocional hacia otras personas. Se
puede reconocer como persona heterosexual, homosexual, bisexual o pansexual

1.- ¿Qué se entiende por Ideología de Género?

La Ideología de Género emerge como una categoría de análisis de la realidad social y política a
finales del Siglo XX y comienzos del Siglo XXI. De contornos difusos y ambiguos, podemos decir
que, centralmente, supone una antropología que considera que lo femenino y lo masculino son
dimensiones de origen cultural en el ser humano, quitando toda relevancia al dato biológico. De
esta forma la Ideología de Género sería una clave de interpretación de la sociedad que pretende
discernir y denunciar los condicionamientos culturales que oprimen a la mujer a la vez que
promueve iniciativas para liberar a la mujer de esos condicionamientos.

No es nada nuevo el que aparezcan ideologías cuyo motor es el odio. A lo largo del pasado siglo,
surgió una ideología que se basaba en el odio de clases, el marxismo. También emergió otra
ideología cuyo pilar era el odio entre razas, el nazismo. Hoy tenemos una ideología que pretende
sustituir a las anteriores fracasadas cuya fundamentación se basa en el odio entre sexos. La
Historia nos ha mostrado que las dos primeras ideologías causaron mucho dolor en todo el orbe.
La tercera, la ideología de género, también lo hará.

2.- ¿Cuáles son las raíces de la “Ideología de Género”?

a) Una visión dialéctica que sostiene que la historia y la sociedad avanzan por la superación de los
contrarios. En la actual ideología de género, los que se contraponen son: la relación hombre-mujer,
la relación naturaleza-cultura y la relación sexo-género.

b) Un contexto de “revolución cultural” que supone el desprestigio de la tradición, la “decadencia”


de la razón que ha perdido su vinculación con la verdad y ha supuesto el apogeo de la voluntad, el
sentimentalismo y la rebelión contra el orden social.

c) El marco de la globalización que, en esta materia, tiende a generar una cultura dominante y
homogeneizante. En particular, en numerosas conferencias internacionales (p.e. El Cairo, 1994 y
Pekin 1995) el “feminismo de género” o “feminismo radical” sostuvo la necesidad de trasladar el
centro de atención de la mujer al concepto de género, reconociendo que toda la estructura de la
sociedad, y todas las relaciones entre hombres y mujeres, en el interior de esa estructura, tenían
que ser reevaluadas.

3.- ¿Qué valoración merece la “Ideología de Género”?

La “ideología de género” se presenta como una categoría de análisis que “tiende a cancelar las
diferencias entre hombre y mujer, consideradas como simple efecto de un condicionamiento
histórico-cultural. En esta nivelación, la diferencia corpórea, llamada sexo, se minimiza, mientras
la dimensión estrictamente cultural, llamada género, queda subrayada al máximo y considerada
primaria.

Hay que hacer notar la importancia y el sentido de la diferencia de los sexos como realidad inscrita
profundamente en el hombre y la mujer. La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo
en el plano físico, sino también en el psicológico, intelectual y espiritual con su impronta
consiguiente en todas sus manifestaciones. Esta no puede ser reducida a un puro e insignificante
dato biológico, sino que es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de
manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano.

La promoción de las mujeres dentro de la sociedad tiene que ser comprendida y buscada como una
humanización, realizada gracias a los valores redescubiertos por las mujeres. Toda perspectiva
que pretenda proponerse como lucha de sexos sólo puede ser una ilusión y un peligro, destinados
a acabar en situaciones de segregación y competición entre hombres y mujeres, y a promover un
solipsismo, que se nutre de una concepción falsa de la libertad.

4.- ¿Existe la ideología de género?

Quien haya leído, y tenga un conocimiento básico sobre este tema, sabrá que muchas de las ideas
con la que se pretende alarmar a la ciudadanía son totalmente falsas. Por ejemplo, que se niega la
realidad biológica del ser humano, y que se adoctrina a niñas y niños para que piensen que pueden
elegir ser hombres o mujeres y para promover la homosexualidad, el lesbianismo, la bisexualidad
o ser transgénero. La orientación sexual y la identidad de género no son producto de
adoctrinamiento. ¿Usted recuerda en qué momento de su vida le convencieron para que se sienta
mujer o hombre, o para que le gusten las mujeres o los hombres? Por otra parte, se dice que se
atenta contra la familia. Las personas LGBTI han estado presentes en nuestra sociedad desde
siempre. Si fueran una amenaza, desde hace mucho no existirían las familias tradicionales. Este
mismo razonamiento aplica cuando se dice que estos movimientos atentan contra la vida. En
realidad, son la discriminación y la violencia por razones de género, orientación sexual e identidad
de género son las que atentan cotidianamente contra la dignidad y la vida de las mujeres y las
personas LGBTI.

Ante este tema, tenemos dos opciones: permitir que con base en estereotipos e ideas falsas nos
asusten y nos hagan cómplices de una campaña que provoca un profundo daño, o informarnos,
reflexionar y hacer uso de nuestra capacidad y nuestro derecho a pensar de forma autónoma,
critica y objetiva. Esto último nos ofrece la invaluable posibilidad de crecer y de convertirnos en
mejores personas.
DOGMATISMO Y RELATIVISMO

DOGMATISMO

Un dogma es una tesis aceptada a ciegas, por simple creencia, sin crítica, sin tener en cuenta las
condiciones de su aplicación. El dogmatismo es característico de todos los sistemas teóricos que
defienden lo caduco, lo viejo, lo reaccionario, y combaten lo nuevo, lo progresista. Son dogmáticas
las teorías sociales que ya no encuentran apoyo en la realidad en vías de desarrollo. Una tesis justa
en sí, pero aplicada de una manera no dialéctica, sin tener en cuenta los cambios concretos de la
situación, puede degenerar en dogma. Marx y Engels no cesaron de recordar que su doctrina no
era un dogma sino una guía para la acción. Lenin combatió enérgicamente la vulgarización
dogmática del marxismo emprendida por los oportunistas de toda especie empeñados en embotar
el filo revolucionario y crítico de esta arma teórica del proletariado. Los mencheviques rusos, por
ejemplo, hacían una apreciación dogmática de la revolución de 1905, identificándola con las
revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX. No comprendieron y no podían comprender que
en la época del imperialismo la situación histórica era muy diferente, que las condiciones de la
revolución democrático-burguesa se habían modificado sensiblemente. No comprendieron que en
las nuevas condiciones, la fuerza motriz de la revolución reside en el proletariado, que ejerce la
hegemonía, y en el campesinado, y no en la burguesía. Lenin refutó los dogmas mencheviques y
elaboró los principios de la táctica del partido bolchevique en la revolución democrática.
El marxismo auténticamente revolucionario es un marxismo creador, que se enriquece sin cesar
con datos nuevos del desarrollo social, de la experiencia revolucionaria de las masas. El
dogmatismo es hostil a la teoría y la práctica revolucionarias. Ser fiel a la teoría marxista no
significa atenerse simplemente a la letra del marxismo, sino que significa inspirarse en el espíritu
del marxismo, enriquecerlo, concretarlo teniendo en cuenta condiciones históricas nuevas. El
dogmatismo se funda en la ruptura entre la teoría y la práctica. El marxismo se funda en su unidad
indisoluble

RELATIVISMO

(Del latín: “relativus”, relativo.) Es la teoría que sostiene el carácter subjetivo, relativo y
condicional del conocimiento humano. El relativismo, al reconocer el carácter relativo del
conocimiento, niega su objetividad y considera que en nuestras nociones no se reflejan las
propiedades del mundo objetivo. “El relativismo, como base de la teoría del conocimiento, no sólo
es el reconocimiento del carácter relativo de nuestras nociones, sino también la negación de
cualquier medida o modelo objetivo existente independientemente de la humanidad hacia el cual
se aproxima nuestro conocimiento relativo” (Lenin). Cuando la ciencia había probado que nuestro
conocimiento acerca de la estructura de la materia es relativo, aproximadamente exacto, y que el
átomo se descompone en electrones, que éstos tampoco son el límite de nuestras nociones sobre la
materia, una serie de físicos burgueses comenzó a negar el carácter real del átomo y de la materia.
El relativismo, afirmando la absoluta relatividad de nuestros conocimientos, es decir, su carácter
completamente condicional, subjetivo, arbitrario, es el camino que conduce al idealismo subjetivo.
El materialismo dialéctico, reconociendo la relatividad del conocimiento, considera que todo
conocimiento es relativo sólo en relación a la totalidad de los conocimientos alcanzados por
nosotros en una fase histórica determinada del desarrollo de las ciencias, pero que tiene el valor
de una verdad objetiva (ver), siendo el reflejo del mundo realmente existente. “La dialéctica
materialista de Marx y Engels implica incondicionalmente el relativismo, pero no se reduce a él, es
decir, reconoce el carácter relativo de todas nuestras nociones no en el sentido de negar la verdad
objetiva, sino en el sentido del carácter históricamente condicional de los límites de aproximación
de nuestros conocimientos hacia esta verdad”

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