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Pontificia Universidad Javeriana

Lenguaje y Modelos Sistémicos


Ensayo para el 18 de Febrero del 2019
Rocio Suárez Niembro

“Los límites de mi lenguaje, significan los límites de mi mundo”


-Ludwig Wittgenstein

El Encuentro del Construccionismo Social con el Proceso


Terapéutico

La llamada ‘posmodernidad’, se ha caracterizado como un movimiento


ideólogico y cultural que ha propuesto varios cambios en los cimientos
filosóficos de las ciencias sociales (Lopez, 2013). Dentro de las dimensiones
filosóficas de la posmodernidad, aparece el Construccionismo Social, el cual
reúne un conjunto de contribuciones teóricas que han influido y aportado no
solo a la psicología social sino a la psicoterapia en general (Magnabosco,
2014, pp 221).

El presente escrito reflexivo busca profundizar sobre el sentido que un proceso


terapéutico tiene desde el punto de vista del Construccionismo Social. Para
ello, y partiendo de las lecturas propuestas para este seminario y otras
adicionales, se abordará la perspectiva que se tiene del Construccionismo
Social, desde sus orígenes y principales postulados, seguido de un análisis del
quiebre que esta epistemología ha generado dentro de la práctica clínica
sistémica. Esto con la intención de traer a discusión las consideraciones e
implicaciones que el Construccionismo Social ha tenido a nivel personal como
terapeuta.

El Construccionismo Social como disyuntiva del Modernismo

El conocimiento y cómo este se comprende ha evolucionado en cánones a lo


largo de la historia. A simple vista, se podría decir que cada época histórica ha
tenido una visión que se considera como la más cercana a la realidad, a la
verdad, lo cual ha dependido del contexto de ese momento histórico. Como ha
sido discutido en el seminario, el Posmodernismo, y por ende el
Construccionismo Social, nace como respuesta al Modernismo, a la
racionalización de la humanidad. Esta epistemología “surge como crítica a la
forma en la que se hacía ciencia” (D. Jaramillo, comunicación personal, 26 de
enero del 2019). El centro entorno al cual giraba la sociedad cambia por
completo: pasa de girar entorno al ‘yo’, a convertirse en una sociedad centrada
en las ‘relaciones humanas’ (Rozo, 2002). Aunque ciertamente se está
simplificando mucho esta transición en la forma de conocer, resulta interesante
como se vuelve a humanizar al ser humano. Esta nueva visión da valor a la
sociabilidad del hombre, a esta característica que lo distingue y que le permite
ser parte de un contexto. Pero, ¿cómo pasan las relaciones humanas a ser
portadoras del conocimiento?
Berger y Luckmann (1966) en su ensayo titulado ‘La Construcción Social’,
realizan un análisis de la realidad de la vida diaria, cuestionándose
específicamente por el conocimiento que guía o dictamina el curso de esta
cotidianidad en los seres humanos. Tras su estudio, los autores introducen dos
tesis fundamentales que dan inicio a esta nueva apuesta por el valor de las
relaciones, y por ende, del lenguaje. La primera de ellas, considerada por
muchos como el postulado más importante del Construccionismo Social, es
que la realidad se construye socialmente. En segundo lugar, concluyen que se
deben de analizar los procesos mediante los cuales se produce el
conocimiento social. Este proceso dialéctico que se le da a los fenómenos
sociales, es decir, cómo adquieren significado y terminan por ser
internalizados, pone en evidencia la interrelación entre el conocimiento y el
lenguaje, siendo este último el vehículo para negociar de qué manera se
comprende (D. Jaramillo, comunicación personal, 26 de enero del 2019).

Partiendo de esta misma línea de conocimiento, Kenneth Gergen, continúa


aportando a esta epistemología, enfatizando en la “construcción comunal del
conocimiento, en la objetividad como un logro relacional y en el lenguaje como
un medio pragmático a través del cual se constituyen las verdades locales”
(Gergen, 2007). Con sus aportaciones, Gergen, comienza a poner por encima
de todo al lenguaje e incluso invita a desmentir la negatividad que pudiera
existir detrás de la subjetividad: “invita a abandonar la búsqueda de
fundamentos, a poner a un lado ese punto de vista único y singular que
predomina sobre los demás” (Limón, s.f).

Con estas afirmaciones, el Construccionismo Social ha pasado a ser víctima de


fuertes críticas; ¿será que todo el conocimiento está contaminado de los
significados que le atribuimos, es decir, que no hay un saber puro o un
conocimiento que sea del todo objetivo? Y entonces, dentro del espacio
terapéutico, ¿cuál es la realidad con la que se trabaja?, ¿desde dónde
interviene el terapeuta construccionista?

La llegada del Construccionismo Social a la psicología clínica

A pesar de que el Construccionismo Social no nace de la psicología, resulta


pertinente exponer de manera breve cómo es que esta epistemología
comienza a permearse en el ámbito de la psicología clínica, particularmente, en
el ámbito de la terapia familiar.

La puerta hacia el construccionismo comienza a abrirse con el modelo de la


Terapia Sistémica de Milán. Tras la insatisfacción de trabajar terapéuticamente
con el modelo psicoanalítico, este grupo de psicólogos comienza a emplear
principios de la escuela estratégica y de la cibernética de primer orden de
Bateson en su práctica. En un principio, basan su práctica clínica en “una visión
de causalidad circular, en donde el síntoma era estudiado dentro de un
contexto relacional, y el objetivo era romper las pautas rígidas y repetitivas con
las que se conectaba el síntoma” (Selvini, Boscolo, Cecchin, Prata, 1991). Más
tarde, Boscolo y Cecchin, se separan del grupo de Milán, interesándose en
trabajar con los postulados de la cibernética de segundo orden, y con la visión
de autores como Humberto Maturana y Francisco Varela, dando oficialmente el
giro hacia al construccionismo social dentro del espacio terapéutico.

Esta nueva manera de intervención, y como bien invita el construccionismo


social, pone al lenguaje y las construcciones del mismo por encima de todo.
Partiendo de esto, el espacio terapéutico pasa a ser una realidad que se co-
construye (terapeuta-consultante), por lo que Boscolo y Cecchin, dejan de
interesarse en prescripciones paradójicas y se enfocan en estudiar al terapeuta
y no a las familias. Pasan de un modelo de observantes, a uno de observados,
buscando ver lo que ellos como terapeutas le dan a la familia, considerando su
historia personal y creencias como terapeutas, y lo que la familia les da a ellos.
Desde esta mirada, la terapia, y por ende la realidad dentro de esta,
únicamente se puede construir con el otro; Shotter (2009) nos dice que “todos
los involucrados en la interacción se encuentran abiertos a ser ‘tocados’ o
‘movidos’ por la otredad de los otros y las otredades que los rodean” (pp. 29).
No se podría encontrar un significado en la relación terapéutica sino se tuvieran
en cuenta las contribuciones tanto de los consultantes como del terapeuta;
desde este modelo, el terapeuta mantiene abierta la conversación y remodela
en conjunto la historia de sus consultantes.

Desde los orígenes de la Escuela de Milán, existían los principios de


circularidad, hipotetización y neutralidad (Cecchin,1989, pp. 9). Sin embargo,
con la introducción del construccionismo social, estos también evolucionaron.
Cecchin (1989), concluye que estos tres principios están entrelazados; con la
neutralidad se logra el contexto para formar hipótesis, mientras que las
hipótesis permiten que se hagan preguntas de manera circular. Sin embargo,
para poder poner en práctica estos principios que dentro del espacio
terapéutico se evidencian como técnicas, es necesario una postura de
curiosidad. Por curiosidad, Cecchin (1989) se refiere a una “continua
exploración e invención de puntos de vista y movimientos alternativos ante la
problemática” (pp.10). Todas estas premisas, se encuentran en una misma
característica, la cual distingue a la construcción social en el proceso
terapéutico: la irreverencia terapéutica. Como lo dice Cecchin (1989), esta
característica no solamente invita al terapeuta construccionista a estar en
constante cuestionamiento sino que lo invita a nunca estar cierto de las
verdades últimas.

El quiebre tan inesperado que el construccionismo social ha tenido respecto a


otras epistemologías y a la posición terapéutica, se hace evidente mediante la
exposición de estos principios. Sin embargo, considero que como terapeuta en
formación, el construccionismo social puede considerarse como una mirada
muy atractiva pero también bastante compleja. La exigencia de un trabajo
continuo a nivel personal como terapeuta, dejando de describir la realidad que
se observa tanto de manera lineal como objetiva, torna la práctica clínica en un
reto continuo. A continuación se expone un caso de Consultores Psicológicos
de la Pontificia Universidad Javeriana, con la finalidad de exponer los retos que
esta mirada ha traído para mí, y también introducir una postura dentro del
mismo construccionismo social, que me ha permitido sentirme más cómoda e
identificada con esta epistemología.
Una familia, padres y dos hijos, Ana de 10 años y Samuel de 3 años. El motivo
de consulta es el proceso de separación de los padres, quieren manejarlo en
familia porque el bienestar de sus hijos, desde su punto de vista, se está
viendo sumamente afectado. Mientras la familia narra su problemática en la
primera sesión, mi mente como terapeuta, hilaba todos estos eventos como
una fila de fichas de dominós que habían sido empujadas con un dedo, un
escenario perfecto para una visión causa-efecto. Pero al tener cuatro voces
diferentes, seguir con esa visión lineal, resultaba mucho más complejo,
entonces, ¿a partir de dónde comenzaba mi intervención como terapeuta?

Con esto es que cobra sentido la invitación que hace el construccionismo social
a la psicoterapia: cuestionarse continuamente, no casarse con una sola mirada
ante la problemática. No existe una verdad absoluta, ni verdad relativa, la
verdad es perspectiva y es mediante la historia que se construye en conjunto
con la familia que se logra entretejer el camino de este proceso y estar más
cerca de su bienestar. Quizá el haber optado por una postura directiva, podría
haber tenido resultados ‘más rápidos’, pero considero que el trabajar con el
consultante, desde su lugar, desde sus creencias y sus miradas, y
considerando siempre las del terapeuta, lleva a uno de los procesos más
enriquecedores de cualquier proceso terapéutico: la autorreflexión.

El construccionismo social en psicoterapia, apuesta por la humanidad de los


seres humanos, por su trascendencia. La manera en la que se intenta
introducir este concepto fue discutido por Sir Roger Scruton and Dr Jorden
Peterson en un simposio que se llevó a cabo en la Universidad de Cambridge
en el 2018. La trascendencia se aborda como la posibilidad de poder salirse de
uno mismo, de entender qué es lo que las otras personas pueden aportar al
propio camino. Aunado a esto, el psicólogo canadiense Peterson, dice que es a
través del reconocimiento de la propia ignorancia, que surge la posibilidad de
trascender. Creo que esto tiene una profunda relación con la irreverencia
terapéutica, con el hecho de estar abierto al ‘error’: uno tiende a crearse
representaciones de la realidad que funcionan con la propia historia y
creencias. Es precisamente al concientizar ese error, que surge la oportunidad
tanto para el terapeuta como para los consultantes de adquirir mayor
conocimiento, de adquirir otras miradas y seguir desarrollándose como seres
humanos y por ende como seres sociales.

Como se mencionó, la postura del construccionismo invita a humanizar al


humano; me parece grandioso el reconocer este potencial de estar en un
continuo cuestionamiento con la finalidad de reafirmar la perspectiva, la forma
en la que se elige conocer las cosas. Definitivamente representa un gran reto
como terapeuta ya que implica un continuo reto y trabajo auto reflexivo. A la
escuela Sistémica Posmoderna, se le abre una puerta llena de posibilidades en
la intervención, pero sobre todo, una puerta que no necesariamente rompe con
sus orígenes, sino que los revoluciona y los complementa. Otorga un mayor
sentido de responsabilidad al terapeuta y a los consultantes, invitándolos a
formar parte de la reconstrucción de su realidad, de sus historias y por ende de
sus problemáticas, mediante algo que lo que los conecta y que comparten: el
lenguaje.
Referencias Bibliográficas

Cecchin, G. (1998). Construcción social e irreverencia terapéutica. Nuevos


paradigmas cultura y subjetividad. Buenos Aires: Paidós.

Cecchin, G. (1989). Nueva visita a la hipotetización, la circularidad y la


neutralidad. En: Sistemas Familiares.

Gergen Kenneth J. Construccionismo social, aportes para el debate y la


práctica / Kenneth Gergen; traductoras y compiladoras, Angela María Estrada
Mesa, Silvia Diazgranados Ferráns. Bogotá: Universidad de los Andes,
Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Psicología, CESO, Ediciones
Uniandes, 2007. 366 p

Kenneth Gergen Construccionismo Social: Aporte para el Debate y la Práctica.


(n.d.). Bogota: Universidad de los Andes.
Limón, G. (n.d.). Terapias Posmodernas: Aportaciones Construccionistas. Pax
Mexico.

Lopez, P. (2013). Realidades, Construcciones y Dilemas. Una revisión filosófica


al construccionismo social. Cinta De Moebio,46.
http://dx.doi.org/10.4067/S0717-554X201300010000

Magnabosco, M. (2014). El Construccionismo Social como abordaje teórico


para la comprensión del abuso sexual. Revista De Psicología Pontificia
Universidad De Perú,32(2), 220-242. Retrieved from
https://www.redalyc.org/pdf/3378/337832618002.pdf.

Rozo, J. (2002). La terapia desde el punto de vista del construccionismo social:


¿Tiene algún sentido la terapia? Revista Psicología Científica. Retrieved from
http://www.psicologiacientifica.com/construccionismo-social-terapia/#

Selvini, P., Boscolo, L., Cecchin, G., Prata, G. (1991). Paradoja y


Contraparadoja (2ª edición).
Barcelona: Ed. Paidós.

Shotter, J. (2009). Momentos de Referencia Común en la Comunicación


Dialógica: Una base para la Colaboración Inconfundible en Contextos
Únicos. Nternational Journal of Collaborative Practices,29-38. Retrieved
February 18, 2019.

Sir Roger Scruton/Dr. Jordan B. Peterson: Apprehending the


Transcendent[Video file]. (2018, December 17). Retrieved February 19, 2019,
from https://www.youtube.com/watch?v=XvbtKAYdcZY

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