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PARADIGMAS SOCIOLÓGICOS.
El concepto de paradigma que se utiliza para referirse a escuelas sociológicas, cada una de
las cuales tiene su propia teoría y una marcada preferencia por ciertos métodos y técnicas
de investigación. Los paradigmas en sociología se definen en los dos niveles en los cuales
el trabajo sociológico tiende a realizarse:
1. Al nivel macrosociológico
2. Al nivel microsociológico
EL FUNCIONALISMO
La orientación sociológica funcionalista tomo forma en el siglo XIX en los escritos de los
sociólogos franceses Auguste Comte (1798-1857) y Emilio Durkheim (1858-1957) y el
sociólogo británico Herbert Spencer (1820-1903) seguidores han sido los sociólogos
norteamericano Talcott Parsons, Robert Merton y más recientemente Jeffrey Alexander.
El supuesto básico del funcionalismo como paradigma sociológico es que la sociedad son
estables, bien integradas y que cuentan con un sistema autor regulador que sirve a la
necesidad básica de las personas, en donde nuestras vidas están guiadas por la estructura
social, que implica unas pautas o regularidades relativamente estables de comportamiento
social.
La estructura social es la que da forma a la familia, la que motiva a las personas para que
se saluden por la calle, o la que pauta el ritual de una clase universitaria. En segundo lugar,
este paradigma nos conduce a comprender la estructura social en términos de sus funciones
sociales, o consecuencias para el funcionamiento de la sociedad. Toda la estructura social
(desde la vida familiar hasta un simple apretón de manos) contribuye al funcionamiento de
la sociedad, al menos en su forma presente.
Lo mismo ocurre en las sociedades. Cada sociedad está compuesta de estructura especializadas
llamadas instituciones sociales (familia, política, sistema educativo, etc.) cada una de estas
instituciones sociales desempeña una función social básica para el mantenimientos de la sociedad.
Esta institución sociales son interdependientes, es decir, que cada dependencia d la otra. Una
sociedad sobrevive si sus instituciones sociales funcionan en armonía.
La sobrevivencia de la sociedad depende del consenso que se logre establecer entre los individuos
de una sociedad en torno a un conjunto de normas y de valores básicos de convivencia. El
funcionalismo norteamericano fue acusado desde sus orígenes de ser una teoría sociológica
conservadora.
Merton enfatizó la necesidad de distinguir entre funciones manifestó (las que son
intencionados y reconocidas) y funciones latentes. (Las que son voluntarias y a menudo no
reconocidas). Para explicar la Teoria de Robert Merton donde menciona a las funciones
manifiestas y latentes, podemos poner de ejemplo las corridas de toros. Para empezar a
analizar dicho problema debemos definir las funciones. La función manifiesta es aquella
consecuencia objetiva querida y observada por los miembros de una sociedad. Y como toda
función contribuye a la integración de la misma. Por otro lado, las funciones latentes son
las consecuencias objetivas que contribuyen a la adaptación social, pero que no son
observadas ni queridas por los miembros de una sociedad.
La función manifiesta en nuestro problema social, son las personas que pelean por que se
terminen estas prácticas, ya que es una forma de maltrato a los animales, ellos se
argumentan que la tauromaquia solo lastima y hace que sufran los toros. Esto sin duda es
reconocido por la sociedad ya que es verdad, los toros sufren y mueren poco a poco, y eso
va contra la naturaleza del hombre. Y en la otra parte, tenemos a la función latente que es
lo que argumentan las personas que apoyan la práctica de la tauromaquia. La definen como
“arte” y dicen que es una tradición muy antigua que debe de seguir vigente.
El análisis funcional se ocupa del estudio de todas las consecuencias, tanto manifiestas
como latentes, positivo o negativo (disfunción), de cualquier pauta institucional y
estructural en el que aparece determinada pauta social.
Los funcionalistas han estado preocupados fundamentalmente por estudiar los aspectos
normativos y formales de la sociedad, dándole particular relevancia a las normas y valores
sociales. Los fenómenos sociales que más han suscitados su interés son aquellos que
tienen que ver la integración y cohesión social poniendo especial atención temas como el
control social. Los funcionalistas han visualizado el conflicto social como algo anormal,
como un síntoma de enfermedad en el organismo social.
Para Merton, la sociedad es un sistema que está constituido por una estructura que
permanece en el tiempo, siendo un sistema un conjunto de elementos interdependientes, en
equilibrio y que tienen la posibilidad de cambiar. Por este motivo, a la teoría se la ha
denominado sistémica. Eso fue tomado de la teoría parsoniana.
Los elementos que integran el sistema son subsistemas interdependientes, que cumplen
funciones sociales necesarias para el funcionamiento, regularidad y estabilidad de todo el
sistema. La unidad funcional debe ser entendida en el conjunto de la realidad y debe
considerarse como un elemento central la especificación de las unidades funcionales y
tomar en cuenta que existen disfunciones dentro de la sociedad y la cultura y estas también
forman parte de la supuesta unidad funcional, ya que las disfunciones son en ciertas formas
un tipo de función.
Merton considera a la estructura como un sistema de relaciones relativamente estables entre
las partes de un conjunto, y la estabilidad deriva de la permanencia de los actos sociales
más allá de las personas. La orientación funcionalista fue un paradigma dominante en la
sociología en los años cincuenta y sesenta del siglo recién pasado. Posteriormente, fue
objeto de severos cuestionamiento.
Comentario crítico
LA SOCIOLOGÍA DE CONFLICTO
El paradigma del conflicto es el marco teórico según el cual lo que domina en la sociedad
no es el equilibrio, sino el conflicto de intereses entre sus miembros, sustentado y
alimentado por las diferencias y desigualdades de todo tipo. En la sociología del conflicto
se agrupan aquella sociología que privilegian el estudio de la desigualdad, el conflicto y el
cambio social.
La sociología del conflicto no trata de explicar el equilibrio y la cohesión social, sino que
destaca, por el contrario, el conflicto y la fragmentación que se originan en las
desigualdades sociales. Los partidarios de la sociología del conflicto explotan las casusas y
los efectos de las desigualdades económicas (entre clases sociales), las desigualdades por
razón de género (entre hombre y mujeres), de etnia o raza (entre mayorías y minorías
étnicas o raciales).
La sociología de conflicto visualiza la sociedad como compuesta por los individuos, grupos
y clases que tienen intereses diferentes y que luchan por las defensas y promociones del
mismo. Los sociólogos del conflicto ven relacionados de poder y dominación allí donde el
funcionamiento no se ve más que esfuerzo social.
Las prospectivas predominantes en la sociología del conflicto suele ser histórica es decir,
que coloca los fenómenos estudiados dentro de una dimensión temporal.
La sociología del conflicto está estrechamente ligado a grandes pensadores sociales como
Carlos Marx, Max Weber y Georg Simmel.
Comentario crítico
El paradigma del conflicto se desarrolló con rapidez durante las décadas de 1960 y 1970.
Debido a que este paradigma pone de relieve la desigualdad y la división, le resta
importancia a cómo los valores compartidos o la interdependencia generan unidad entre los
diferentes miembros de una sociedad.
Además, afirman los críticos, en la medida en que el enfoque del conflicto explícitamente
persigue objetivos políticos, renuncia a cualquier reivindicación de objetividad científica.
Los teóricos del conflicto se sienten incómodos con la idea de que la ciencia puede ser
«objetiva».
Una crítica más, que se aplica igualmente tanto al paradigma funcionalista como al del
conflicto, es que se imaginan a la sociedad en términos muy amplios. La «sociedad» se
convierte en un ente en sí mismo, donde las personas actúan y toman decisiones según su
«clase social», «familia», «género», etcétera.
EL INTERACCIONISMO SIMBÓLICO.
Tanto el paradigma funcionalista como el del conflicto comparten una orientación de nivel-
Macro, que implica entender la sociedad a partir de unas estructuras sociales amplias que
caracterizan la sociedad como un todo.
La sociología de nivel-macro abarca una visión general, algo así como observar la ciudad
sobrevolándola en un helicóptero, tomando nota de cómo las autopistas organizan el tráfico
de un lugar a otro y los llamativos contrastes entre los barrios ricos y los pobres. La teoría
de la acción, por el contrario, toma como punto de partida a las personas en concreto, cómo
se orientan y actúan en sus relaciones con otras personas, y cómo lo hacen sobre la base
De acuerdo con Blumer, que acuña el término Interaccionismo Simbólico en 1938, sus
principales premisas son:
1. Las personas actúan sobre los objetos de su mundo e interactúan con otras personas
a partir de los significados que los objetos y las personas tienen para ellas, es decir,
a partir de los símbolos. El símbolo permite además trascender el ámbito del
estímulo sensorial y de lo inmediato, ampliar la percepción del entorno, incrementar
la capacidad de resolución de problemas y facilitar la imaginación y la fantasía.
2. Los significados son producto de la interacción social, principalmente la
comunicación, que se convierte en esencial tanto en la constitución del individuo
como en (y debido a) la producción social de sentido. El signo es el objeto material
que desencadena el significado, y el significado el indicador social que interviene en
la construcción de la conducta.
3. Las personas seleccionan, organizan, reproducen y transforman los significados en
los procesos interpretativos en función de sus expectativas y propósitos.
Otras premisas importantes son que la distinción entre conducta interna y externa
presupone que el individuo se constituye en la interacción social (formación del yo social
autoconsciente) y que no es posible entender el yo sin el otro ni a la inversa y que los
grupos y la sociedad se constituyen sobre la base de las interacciones simbólicas de los
individuos al tiempo que las hacen posibles.
Para comprometerse en cualquier acción, sostiene los interaccionistas simbólicos los seres
humanos deben tener algunos significados que compartir y comunicarse. Esto lo hacen no
solo con `palabras y frases, sino que también con gestos y acciones que han adquirido
significado social compartido. Hemos aprendido el significado del comportamiento y
acontecimiento a través de la interacción como otra persona incluso nuestra propia
identidad o personalidad, está basada en el reflejo que vemos en los ojos de otras personas.
La manera en que una persona interpreta algo dependerá de los significados de lo que
dispone y de cómo se aprecie una situación. La óptica de interaccionismo simbólico todos
los grupos, las organizaciones culturas están constituida por actores envuelto en el proceso
constante de la interpretación del mundo de las misma, son sus interpretaciones y
definiciones de la situación los que determinan la acción y no el conjunto de normas,
valores y roles aprendiendo. Esto le da el comportamiento humano un carácter más
dinámico y lo hace menos predecible.
Comentario crítico
Sin negar la utilidad de estructuras sociales abstractas, como «la familia» o «la clase social»,
debemos tener en cuenta que, en sus términos más simples, la sociedad se compone de personas que
interactúan. Dicho de otro modo, el enfoque micro ayuda a expresar mejor de qué modo los
individuos experimentan realmente la sociedad y cómo colaboran entre sí.
El problema está en que, al centrarse en las interacciones cotidianas, estos teóricos pueden
oscurecer las estructuras sociales más generales. Poniendo de relieve lo que es único en
cada escena social se corre el riesgo de pasar por alto los efectos generalizados de nuestra
cultura, así como factores tales como la clase social, el género y la raza.
Este paradigma conserva una negativa a conceder importancia a cualquier cosa que no sea
la interacción interpersonal: la insistencia en que los individuos son reflexivos y actúan, por
tanto, consiente o inteligentemente.
En la siguiente tabla están resumidas las características más importantes de los paradigmas
funcionalistas, del conflicto y de la acción. Como ya se ha explicado, cada uno de los
paradigmas es útil a su manera a la hora de responder determinados tipos de cuestiones. En
general, sin embargo, la comprensión completa de la sociedad es el resultado de relacionar
la perspectiva sociológica con las otras tres. Los sociólogos estudian el mundo social
observando funciones y disfunciones, conflictos y consensos, acciones y significados.
Los tres paradigmas teóricos ciertamente ofrecen diferentes maneras de conocimiento, pero
ninguno es más correcto que los otros y los tres se han ido modificando a la luz de las
nuevas teorías.