Sie sind auf Seite 1von 4

Freddy Mamani

‘‘Mi arquitectura
no es arquitec-
tura exótica, sino
una arquitectu-
ra andina que
transmite identi-
dad y recupera la
esencia de una
cultura’’

- Freddy Mamani

Daniela Salgado
c
h
o
l
e
t
s

Rescatada por la arquitecta Elisabetta Andreoli y


Mamani, un arquitecto autodidacta que comenzó de la artista Ligia D’andrea en el libro “Arquitectura
muy joven a trabajar como albañil, consiguió el título andina de Bolivia”, la irrupción mediática de esta
de ingeniero estudiando por las noches. Su obra ha arquitectura, de la mano de Freddy Mamani -un
acompañado al desarrollo de una nueva burguesía exalbañil convertido en ingeniero y constructor- se
en Bolivia–en su mayoría indígena–, para quien desa- ha convertido en la excusa para hablar de todo lo
rrolla unos edificios con una estructura pensada para demás en el país altiplánico: las carencias y lujos
amortizarse: en la planta baja, comercio; en la siguien- de una rápida expansión urbana dispersa en El
te, sala de fiestas o banquetes; después, apartamen- Alto, la ciudad más joven de Bolivia; el nacimiento
tos para alquilar; y, finalmente, en los pisos superiores, de una nueva burguesía aimara ante el ninguneo
la vivienda de los dueños de edificio. Todo en sinto- de los élites blancas; y el nacimiento de una iden-
nía con el exterior, profusamente decorado, a base tidad arquitectónica contemporánea que incomo-
de techos con molduras, vidrios, lámparas enormes. da a puristas y enorgullece a aimaras, pero es re-
chazada por las escuelas locales de arquitectura.
No obstante, la lectura sobre su éxi-
El Alto to queda coja si no ponderamos su
obra en el contexto socio-político bo-
liviano de los últimos 15 años, marca-
do por hitos como el ascenso en 2005
de Evo Morales -el primer presidente
indígena del país- y un progresivo re-
conocimiento a los pueblos indígenas,
quienes representaban el 62% del país
en 2006, pero estaban totalmente su-
brepresentadas en las esferas de po-
der político y económico de Bolivia.

Ahora bien, específicamente en El Alto y


en el mismo periodo, surgió y se conso-
lidó una nueva burguesía aimara enri-
quecida en su arribo desde el campo a
la desbordada periferia de La Paz (con-
vertida en la segunda ciudad más gran-
de del país sudamericano) y que encon-
tró en Freddy Mamani el encaje perfecto
para plasmar la arquitectura de sus
inversiones inmobiliarias en El Alto.

«espacios amplios y de doble altura, con bares, mesas


para comer y beber cerveza, pistas de baile y tarimas
para las dos o tres bandas que tocan en vivo. Salones ge- Las demás plantas sobre el salón de baile se destinan a apar-
nerosos en espejos que rebotan las cientos de lucecitas tamentos y la última planta del edificio es para el propietario.
incrustadas en paredes y techos, de las cuelgan lámpa-
ras de lágrimas traídas desde China. Las pistas son res-
guardadas por columnas bordadas en detalles, mientras
robustas curvas coloridas van tejiendo composiciones en
los cielos, balaustradas con diferentes tonos y requintes».
Esta nueva burguesía, o “choli-
burguesía” necesita de edificios
que reflejen su visión del mun-
do, y Freddy Mamani lo sabe.
Albañil desde muy pequeño, se
volvió arquitecto estudiando en
la escuela nocturna y hoy crea
sus diseños directamente en
obra, con una computadora en
la mano.

Das könnte Ihnen auch gefallen