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Variantes lingüísticas: tipos y características

Las variantes lingüísticas se definen como el conjunto de los distintos modos de habla. Estas variantes aparecen en virtud de la
situación social y cultural de los hablantes y de cada momento histórico. De igual manera, dependen del lugar en que se encuentren
o de la particular situación comunicativa en la que se vean inmersos. En general, el término se aplica a cualquier forma distintiva de
un idioma o expresión lingüística. Los lingüistas lo utilizan comúnmente para cubrir una amplia gama de sub-categorías superpuestas
de un idioma, incluyendo dialectos, registros, jergas y idiolectos. Estas variantes se desvían de lo que se considera la norma
estándar del idioma. Sin embargo, el hecho de que las lenguas estén en desarrollo constante hace que el término “norma estándar
del idioma” genere controversia. Algunos concuerdan que quienes siguen esta norma son los usuarios educados. Otros lo usan para
referirse a un particular dialecto geográfico o uno favorecido por el grupo social más poderoso y prestigioso. En el caso particular de
Italia, lo que se considera italiano estándar deriva del toscano del siglo XIII, o florentino, específicamente. Tras siglos de disputas
entre lingüistas, se tomó en cuenta una serie de factores. Entre ellos, el prestigio económico y cultural de Florencia y las obras de los
grandes escritores de la época desempeñaron un papel crucial. Por otro lado, existen varias razones por las cuales se desarrollan las
variantes lingüísticas. Pueden surgir porque sus usuarios habitan diferentes áreas geográficas (compárese el francés de Francia y el
de la Guyana francesa). También, ciertos grupos tienden a adoptar una manera manera particular de comunicación (lenguaje
jurídico, por ejemplo).
Tipos de variantes lingüísticas y sus características
Variantes diatópicas o geográficas
Son las variantes lingüísticas que están relacionadas con las diferencias geográficas de los hablantes. Consiste esto en variaciones en
la forma de hablar de personas que tienen la misma lengua pero ocupan diferentes espacios geográficos. Esta diferencia es más
acentuada mientras más alejados estén unos de los otros. Por otro lado, las variantes diatópicas garantizan la localización e
identificación del hablante con una determinada comunidad lingüística y región geográfica y geopolítica. O sea, el uso de este tipo
de variantes puede indicarle al receptor que el emisor procede de la misma región, nación o comunidad lingüística.
Términos diferentes con significados similares
Un mismo objeto o situación pueden ser denominados de distinta manera por diferentes grupos lingüísticos, aun cuando estos hablen
un mismo idioma. A estas variantes lingüísticas se les conoce como diatópicas. Así, por ejemplo, la prenda deportiva que cubre solo
el tronco y que generalmente no tiene cuello se denomina polera en Chile, franela en Venezuela, camiseta en República Dominicana
y remera en Argentina. Asimismo, la palabra usada para describir un niño o una niña recién nacidos o de muy corta edad es “”bebé”
en México y “guagua” en Chile. También es el caso de la prenda de vestir para nadar o ir a la playa: bañador en España, traje de
baño en Chile y malla en Argentina.
Términos similares con significados diferentes
Con frecuencia, se presenta el caso en el que una misma palabra – o palabras similares – tiene diferente significado en distintos
ámbitos geográficos. La palabra guagua sirve para ilustrar este fenómeno. Esta significa “bebé” en Chile y “autobús urbano” en Cuba
y en las Islas Canarias.
En este sentido, se pueden encontrar ejemplos con palabras que tienen una connotación sexual en las distintas regiones que hablan
un mismo idioma. Este fenómeno se puede observar con el término coger. Tanto en Cuba como en España significa tomar/asir, pero
en algunos países de latinoamérica es una palabra restringida por su connotación sexual.
Dialectos
La palabra dialecto deriva de las palabras griegas dia (a través, entre) y legein (hablar). Un dialecto es una variedad regional o social
de un idioma que se distingue por pronunciación, gramática y/o vocabulario. Generalmente, estas son variantes lingüísticas que se
presentan entre los hablantes de una misma nación. Constituyen toda una estructura formal que abarca significados y hasta la
pronunciación y entonación al hablar. Todos los hablantes de un dialecto en particular asumen esta estructura completamente y esto
los diferencia de otras regiones. Ahora bien, los dialectos subsisten de manera paralela con el lenguaje del cual provienen. Incluso,
en muchas ocasiones dominan una región geográfica por encima del lenguaje oficial del país. Un ejemplo de estos dialectos son los
diferentes tipos de español hablados en España. Además del español oficial, son claramente reconocibles y diferenciable el canario, el
aragonés, el gallego o el madrileño. De igual manera, existen diferencias con el español hablado en Sudamérica o en América
Central.
Variantes históricas o diacrónicas
Las variantes históricas o diacrónicas se presentan en la lengua a lo largo de su desarrollo en el tiempo. Pueden estar activas
durante un momento particular y desaparecer luego. Un ejemplo de esto es el empleo del verbo ser con participios de verbos
intransitivos en el español medieval: Valencia era cercada (compárese con el español moderno: Valencia estaba cercada).
En algunos casos, estos cambios no se producen de manera natural. Por ejemplo, La Academie Francaise, órgano rector de la lengua
francesa votó a favor de realizar algunos cambios oficiales en el idioma en 1990. Estos serían opcionales y aceptables al mismo
tiempo que las formas antiguas. Entre los cambios, se encuentra la eliminación del acento circunflejo (signo de puntuación que
parece un pequeño sombrero o un triángulo: ^). Este aparece sobre la «i» o «u» en miles de palabras en francés para notar que una
letra que una vez estuvo en la palabra ha sido eliminada, pero para recordarle al orador para que la pronuncie apropiadamente.
Además, se proclamaron otros cambios en unas 2.400 palabras para simplificar su ortografía. Por ejemplo, oignon (cebolla) pierde la
«i», convirtiéndose en ognon. También, se propuso la eliminación de guiones en palabras como mille-patte, le week-end y porte-
monnaie (ciempiés, fin de semana y bolso, respectivamente).
Variantes sociales o diastráticas
Las variantes diastráticas son aquellas variantes lingüísticas relacionadas con las diferentes clases sociales en las que se
desenvuelven los individuos. Así pues, el dominio del idioma por parte de los sujetos es distinto dependiendo del nivel de educación
al cual hayan tenido acceso. En general, se reconocen tres niveles: culto, nivel familiar o coloquial y vulgar. Con relación al nivel
culto, sus hablantes utilizan una forma de expresión elaborada y elegante. Además, seleccionan y combinan los signos lingüísticos
con especial cuidado, buscando la originalidad y huyendo de frases estereotipadas. En cuanto a las variables lingüísticas de nivel
familiar o coloquial, están presentes en cualquier hablante independientemente de su nivel cultural. Sus rasgos son propios de la
lengua familiar. Se caracteriza por el uso frecuente de interrogaciones, exclamaciones y de frases hechas y frases proverbiales.
Finalmente, con respecto al nivel vulgar, los hablantes utilizan un código restringido y deficiente. Dependiendo del nivel de
familiaridad que tengan con el lenguaje escrito, cometen abundantes incorrecciones, conocidas como vulgarismos.
Vulgarismos comunes
Dentro de las expresiones consideradas vulgarismos comunes están las incorrecciones fónicas. Por ejemplo, en algunas variantes
lingüísticas del español el ceceo (pronunciar el sonido S con la lengua en posición interdental) se considera una incorrección.
También, es este grupo están la metátesis (cambios de posición de los fonemas: Grabiel por Gabriel o dentrifico o dentífrico),
cambios de acento (máestro por maestro o sútil por sutiI) y los cambios de fonemas (agüelo, azaite, midicina en lugar de abuelo,
aceite y medicina, respectivamente).

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