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Estructura del Discurso: Cuando preparamos un discurso, 3 elementos no deben ser dejados de lado:

Introducción, cuerpo y final. Además el discurso debe organizarse en secuencias, tomando como base
diferentes estructuras discursivas que son extraídas de textos y son adaptadas al discurso a través de
componentes y el lenguaje corporal.

Capacidad de asimilación del oyente: Dividida en 3 partes, todas tienen la misma importancia, pero la
central se le ha asignado la mayor parte de tiempo, ya que en ella se desarrolla el contenido del
discurso. Tanto la parte introductoria, como la final, deben ser muy bien preparadas (oradores y
políticos cuidan sus frases en estas etapas). Por otra parte es donde se capta la atención del público y
saca sus conclusiones.

Partes del Discurso Importancia Asignación de Tiempo


Introducción 1/3 1/10
Núcleo 1/3 8/10
Final 1/3 1/10

Di Bartolo: Regla infalible: Discurso mediocre + buen final= Buen Discurso. Buen Discurso + mal final=
Mal Discurso.

Estructuras Discursivas: Argumentativa. La persona quiere establecer su punto de vista sobre algún
tema y tratar de convencer a su público. Se esboza un tema, da su punto de vista, plantea argumentos y
utiliza material de sustento para su análisis. La estructura es el tema premisa que a veces está escrita.
Tesis, argumento refuerzo, Fuentes o reserva y conclusión que generalmente es una pregunta retórica.

El primer momento de un discurso argumentativo, es la presentación de un tema y la posición que


tomamos al respecto. Existe siempre una premisa que supone lo que debería ser y puede estar explicita
o no. Luego de haber dado nuestro punto de vista, debemos argumentarlo a través de fuentes de la
realidad, datos, reservas, o preguntas retoricas. Pueden ser: citas textuales de personas reconocidas,
estadísticas etc. Los refuerzos siguen la línea para hacer más contundente el argumento. Finalmente
llegamos a la conclusión, en la que volvemos a nuestra postura inicial, donde también podemos llamar
la acción o reacción del público.

Narrativa: Su objetivo es narrar algo, o contar una historia. La encontramos en cuentos, novelas y hasta
en películas o series. Consta de 5 partes. Situación Inicial: se presentan los personajes y el contexto
donde se desarrolla la historia. Conflicto: modifica la situación inicial, rompe la normalidad, puede ser
positivo o negativo. Acción: es el comportamiento de los personajes, ante el conflicto. Desenlace:
resultado de la acción de los personajes. Situación Final: vinculada con la situación inicial y la
cotidianeidad de los personajes.

Tipos de Discursos: Leído: La lectura hace que el discurso sea soso y aburrido. Cuando se lee un texto,
se interpone una especie de “muralla invisible” entre el orador y el auditorio, se impide la comunicación
directa y ese encuentro vital que constituye la sustancia de la elocuencia. Además, al usar este
procedimiento, difícilmente el texto puede adecuarse a las circunstancias concretas.

Sin embargo, en algunos casos la lectura del discurso puede ser necesaria. Tratándose de personas que
tienen responsabilidades públicas, en determinadas circunstancias, deben sopesar las ideas y las
palabras, decirlas con precisión y justeza, aun en sus matices. Sugerencias: Mirar al público, para tener
conexión. Leer bien, con buena pronunciación y ritmos. Que no se vean las notas o folios. Aprender a
leer como si no lo estuviéramos haciendo.
De memoria: Tampoco conviene pronunciar discursos aprendidos íntegramente de memoria por varias
razones, porque el discurso da la impresión de artificialidad y además subsiste “algo” entre el orador y
el público más sutil que en el texto leído. No será una “muralla invisible”, sino una “cortina de humo”
que dificulta el encuentro vivo entre el conferenciante y el público. Una conferencia aprendida de
memoria adquiere un estilo “cantado” o “recitado” que la vuelve insípida, falta de naturalidad y
carente de calor humano.

Con Ayuda- Memoria: pueden ser de tres formas: Disponer de todo el texto escrito: Consiste en
escribir enteramente el discurso y luego tenerlo a la vista como ayuda-memoria, pero sin atenerse
rigurosamente al texto. De un esquema o boceto: orador ya tiene experiencia y puede preparar
cuidadosamente un esquema, boceto o guion que utilizará para la presentación, donde tenga los puntos
más resaltantes del discurso. Lo fundamental de este proceso consiste en utilizar palabras que susciten
ideas y luego expresar las ideas con las propias palabras, además es el método más recomendable, pues
une al máximo de rigor al máximo de elasticidad. Otra ventaja de este método es que se presta a los
requerimientos de las circunstancias y permite la adaptación a diferentes auditorios. Utilizando Notas:
preparar notas, preferentemente en tarjetas, que sirven de ayuda-memoria. A veces, en las notas se
incluyen citas, datos o información que es necesario citar con toda exactitud.

Sin nada escrito: es la forma más adecuada para una mayor y más profunda comunicación con el
público. Es casi la única forma eficaz para hablar a grandes masas. Para utilizar este método, es
necesario retener perfectamente en la memoria el esquema del discurso y las ideas centrales que se
quieren expresar, consiste en decir, con palabras no previstas, ideas ya previstas, siguiendo la secuencia
que se establece en el esquema.

Ayudas Visuales: son medios que se emplean en la oratoria para expresar visualmente un concepto o
una idea y sirven para estimular la imaginación de los oyentes o para poner de relieve una idea básica en
nuestro discurso, está comprobado que las comunicaciones visuales son mensajes sintéticos que hablan
a los ojos y son más eficaces que las palabras. Pueden ser: el pizarrón, los rotafolios, el retroproyector,
las diapositivas, las películas, los mapas, los diagramas, los planos, los dibujos y hasta las maquetas
reducidas a escala. Sirven de complemento a las formas verbales y contribuyen a presentar el tema en
forma más clara y más convincente.

También sirven para incrementar las persuasiones: los presentadores incrementan la retención de la
audiencia en cinco veces y aumentan sus propósitos dos veces más de lo común. Para incrementar la
retención: Cuando la visual es agregada con una presentación oral, las retenciones incrementan en un
10 %. La gente comprende acerca de un 7 % de la entrega verbal. Comprende un 87 % cuando la
información es entregada verbal y visualmente.

Los debemos usar para: abrimos la conferencia, encauzar el pensamiento, enfatizar puntos clave,
presentar estadísticas, hacer comparaciones, explicar nuevos conceptos.

Mandamientos para el uso de Ayuda Visual: Unidad: usar una idea para cada ayuda visual.
Simplicidad: hacer letras grandes y legibles, Coherencia: usar el mismo estilo, no mezclar. Claridad:
evita usar letras pequeñas, audiencia debe captar la idea en 10 a 15 seg. Calidad: ser ordenado, prolijo y
siempre chequear todo antes de presentar.

Procesamiento de la información: debemos hacerlo porque es nuestra materia prima. Al procesar la


información el presentador agrega cierto valor al dato y extrae mensajes de él. Si la presentación se
basa en datos, la audiencia extraerá de lo que escuche y vea, en el caso de que sean mensajes,
jugaremos con la interpretación de cada persona.
Organización de los mensajes: Agrupar los mensajes: se vuelve más significativa y es más fácil recordar.
Además le agregamos más valor a la presentación. Jerarquizar los mensajes: de esta forma tendremos
cual es lo principal y cual lo secundario.

Clasificación de las Ayudas Visuales: Medios para escribir: pizarra blanca, pizarra de madera, rotafolios.
Medios de mostración: laminas y fotografías a gran escala, esculturas 3D como esqueletos, maquetas,
etc. Medios de proyección: proyector, retroproyector, cañón, computadora.

El auditorio: en una comunicación intervienen muchos factores, entre ellos está el emisor-receptor, un
código ya sea lingüístico o gestual, un canal por donde es emitido el mensaje en un tiempo y espacio, y
un feedback (que es el cual donde el receptor debe responder). Para ello debemos conocer al público
que vamos a disertar. No basta conocer el tema y saber presentarlo, hay que conocer también a los
oyentes.

Quien y porque escucha nuestro mensaje: primero debemos captar el interés y atención del auditorio
para luego poder desarrollar e involucrar en el tema. Es necesario preparar el discurso, de acuerdo al
público que asista, saber si este es homogéneo o no, el número de personas que van asistir, ya que
todos estos datos será como dice Di Bartolo “el auditorio es un espejo del orador y si quiere saber cómo
le está yendo, solo vea al auditorio”. Otros datos que pueden servir son: el convencimiento religioso o
político, nivel cultural, dominio lingüístico, constitución física o psíquica, carácter general, capacidad de
memorización.

Propósitos del Orador: todo discurso tiene objetivos, para ellos debemos tener bien en claro cuáles son
y poner todos los recursos para lograrlo. Algunos son: Convencer: persuadir al auditorio a que tome la
decisión o acción. Informar: dar a conocer hechos o datos reales. Motivar: va de la mano con el
convencer, debemos motivar al público ante nuestra idea. Entretener: debemos atrapar al público,
mediante distintos tipos de herramientas.

Estilo de la intervención: va depender de nuestros objetivos, del público, del motivo de la intervención,
entre otros. Pueden ser: formal o informal- seria o desenfadada- sobria o entusiasta- cercana o distante-
rigurosa o generalista- monologada o participativa- con o sin apoyo visual.

Lenguaje: debe ser claro y sencillo, utilizar términos que todo el público comprenda y no sean
rebuscados. No hay que tratar de asombrar al público con un vasto dominio del idioma: el objetivo del
discurso es ganarse al público con las ideas.

Herramientas de la comunicación: Adecuación: Una estupenda conferencia, un discurso bien concebido


o una reunión elaborada con la mayor dedicación pueden fracasar solo porque al prepararse no se haya
pensado suficientemente en el destinatario del mensaje que se pretende comunicar. Ten presente la
secuencia de los oradores y escúchalos con atención. Evita innecesarias repeticiones. Si es un programa
largo, sé breve y concreto. A veces, si el acto se prolongó más de lo soportable, tu discurso será
inolvidable si lo reduces de veinte minutos a solo uno.

¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cuánto tiempo? ¿Cuál es el objetivo? ¿Quiénes forman el auditorio? ¿Cuántos
son? Al respecto, Di Bartolo presenta las siguientes conclusiones: con saber cuándo, veremos si
llegamos; al preguntar dónde, veremos si debemos; si sabemos cuánto tiempo, veremos si alcanza;
evaluando el propósito, podremos enfatizar lo que corresponde.

Di Bartolo, quien cita a Juan Carlos Igareta respecto del descubrimiento de algunas leyes: Ley de la
unidad psicológica: los miembros del grupo tienden a unificar sus ideas y sentimientos. Ley de la
disminución intelectual: el gran público es poco propenso a razonar sutilezas o comprender argumentos
muy intelectuales. Ley del predominio emocional: los integrantes de un público grande reaccionan
más con la emoción que con el sentimiento.

Capacidad para entretener: No tratar de deslumbrar: La modestia inspira confianza; el exhibicionismo,


irritación. Manifiesta sin temor tus sentimientos: Es necesario que sepas que, cuando hables en
público, transmitirás interés en proporción al grado de tu entusiasmo. No reprimas tus verdaderos
sentimientos. Comunícate con tu auditorio: la comunicación entre los humanos se establece en dos
niveles: uno visible, el de las palabras pronunciadas, y otro secreto, el de las intenciones profundas, es
decir, lo intelectual y lo afectivo.

La reunión como herramienta de comunicación y productividad proceso en el cual varias personas se


encuentran con un propósito común. Permite el conocimiento mutuo de los participantes, la toma de
conciencia de un objetivo compartido, la adopción de un método de trabajo y el desarrollo de un
lenguaje común. Reunión: herramienta o espacio de comunicación, intercambio e interacción en el
que varias personas se encuentran con un propósito propio o que adoptan como tal.

Participantes: los principios de una participación productiva

 Sé duro con el problema y blando con las personas.


 Haz foco en el objetivo principal de la reunión por sobre su posición.
 Busca el consenso, aun desde el disenso.
 Adopta una cultura de trabajo en red, no fragmentado.
 Comprométete a dar el mejor aporte ¡siempre!
 El cariño y el respeto profesional nunca están en duda.

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