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Universidad Interamericana de Puerto Rico

Recinto de Ponce

Departamento de Estudios Humanísticos

Tarea final: Ensayo creativo-investigativo

Trabajo sometido como requisito parcial del curso GESP 2203

Literatura y Visión de Mundo

Dr. Víctor Maldonado Santiago


Yo soy Pelayo

Soy Pelayo, esposo de Elisenda y orgulloso papá de un niño, quién a propósito

ya está en la escuela. Ahora vivo felizmente en una mansión con mi amada familia,

pero hace unos años atrás no era así. Antes era en una casa pobre y este lugar, un

lodazal, donde los cangrejos trepaban por todos lados. En épocas de lluvia me pasaba

gran parte del tiempo matando cangrejos con mi esposa Elisenda para luego tirarlos al

mar, pero eran tantos que creaba un olor insoportable que acababa por enfermar al

niño. Pero uno de esos días, luego de haber tirado los cangrejos al mar, todo cambió

mientras cruzaba el patio de regreso a la casa. Fue en ese momento que descubrí con

mucho problema, por lo oscuro de ese día, lo que cambiaría para siempre nuestras

vidas, un señor muy viejo con unas alas enormes tirado en el patio, todo enfangado y

sin fuerzas para levantarse. Rápido llamé a Elisenda (quién en ese momento estaba

tratando de bajarle la fiebre al niño) para que viera a aquel señor todo viejo, pálido,

“traposo, casi sin pelos y sin dientes, con esas alas de gallinazo grande, sucias y medio

desplumadas” (p.647). Pensábamos que era un náufrago por su voz, pero ante la duda

llamamos a nuestra “vecina sabia que sabía todas las cosas de la vida y la muerte”

para que nos diera su opinión (p. 647). Nos dijo que era un “ángel fugitivo que venía

por nuestro hijo”, por precaución, lo metí en un gallinero, y allí estuvo por mucho tiempo

(p. 648). Pero pasó que en la madrugada nuestro hijo se mejoró de la fiebre y

decidimos soltar al viejo con alas, íbamos a ponerlo en una “balsa con provisiones y

echarlo al mar a su suerte” (p. 648). Ya era tarde para eso, cuando salimos toda la

comunidad lo sabía y allí estaban desde temprano alrededor del gallinero, observando

al pobre viejo como si fuera algo de entretenimiento.


Allí llegó tempranísimo hasta el padre Gonzaga, quien luego de evaluarlo afirmó

que se trataba de un impostor porque no hablaba la “lengua de Dios” y diciéndole a la

muchedumbre que el diablo solía confundir a los ingenuos con trucos y engaños (p.

648). El padre escribió cartas hasta al Papa, para que fuera él quién determinara que

realmente era aquel sujeto, pero las respuestas recibidas fueron inútiles. Los lugareños

opinaban mil cosas sobre el decrépito señor con alas, todo esto mientras seguía

encerrado en el gallinero entre toda la inmundicia a causa de sobras de comida que le

tiraban. Tan rápido corrió la noticia que llego un revuelo de gentío y montaron una feria

para ver al pobre anciano con alas, ángel, o lo que fuera. Pero a “Elisenda se le ocurrió

la brillante idea de aprovechar la situación, cercó el patio y comenzó a cobrar la entrada

a cinco centavos” (p. 649). Llegaron visitantes de todos los rincones del Caribe que

hacían filas interminables para conocer el viejo con alas, unos por curiosidad, algunos

buscando milagros de salud y otros en busca del remedio de sus insólitas condiciones.

En una ocasión,” mi hijo enfermó de varicela junto al viejo con alas” y hasta un médico

lo examinó quedado asombrado por todos los achaques que tenía el ángel y la

“naturalidad de sus alas”, y con la interrogante de por qué nosotros los humanos no las

teníamos también (p. 651).

La cierto es que el viejo ángel la pasó difícil encerrado en ese gallinero, “el

tiempo se le iba en buscar acomodo en su nido prestado” (p. 649). Los visitantes

hacían su vida aún más miserable, las gallinas lo picoteaban, los espectadores le

tiraban piedras y le arrancaban las plumas, hasta que trataron de levantarlo creyéndolo

muerto y el viejo con alas se enfureció y “dio un par de aletazos que provocó un

remolino de estiércol”, todos quedaron asombrados por la magnitud de ese torbellino


que no volvieron a molestarlo. La gente poco a poco perdía el interés hacia el viejo

quien no decía una palabra, más aún, cuando llevaron al pueblo a una “mujer que se

había convertido en una araña del tamaño de un carnero por desobedecer a sus

padres” (p. 650). Así se enfocaron en la mujer araña, quien “contaba todos los

pormenores de su desgracia” y todos quedaban admirados con su triste e interesante

historia.

Así fue que en días Elisenda y yo logramos recolectar todo el dinero para

construir esta mansión. Por mi parte “renuncie a mi mísero trabajo y monté un criadero

de conejos” (p. 651). Elisenda pudo comprar costosos atuendos y cosas materiales que

hacen las señoras distinguidas. Ya para este tiempo solo quedaban ruinas del gallinero

y el ángel se había convertido en estorbo para mi esposa, quién llegaba a la

desesperación por tener que encontrarlo en cada esquina. Lo encerré en la

marquesina, y en el momento que creíamos que ya el ángel estaba al borde de la

muerte resurgió y le nacieron plumas nuevas en sus alas. No fue hasta una mañana

que mientras Elisenda cocinaba, observó como el señor viejo con alas enormes

comenzó a tomar vuelo poco a poco, luchando con sus fuerzas y su torpeza, hasta que

logró elevarse y perderse en el horizonte. En ese instante, según me dice Elisenda,

sintió un gran alivio al no tener que volver a lidiar con la presencia del ángel.

Pienso que Luis Alexis me escogió como su personaje predilecto porque piensa

que mi forma de proceder ante esta situación fue lo que la mayoría de las personas

harían, aprovecharse de la circunstancias y debilidades de terceros. Luis piensa que no

tengo nada de especial, más bien que mi comportamiento es producto de la ignorancia,

personal y colectiva, y de la vagancia intelectual por miedo a descubrir la realidad de


las cosas. Según nuestra comunicación telepática, él piensa que mi personaje tiene un

significado social y religioso. En lo social, porque muestra la decadencia de valores y el

poco bagaje cultural, que si bien son producto de factores sociales más complejos

como la desigualdad económica y la falta de educación, son características propias de

nuestra sociedad. En lo religioso, porque demuestra como las creencias limitan la

capacidad de pensar crítica y objetivamente a las personas, dando por sentado

explicaciones sobrenaturales a muchos acontecimientos, que bien pudieran tener

explicación lógica y comprobada si se tomara el tiempo de estudiarlos apropiadamente.

Es posible que Luis piense de esa forma sobre mi persona, ya que mi

personalidad es el de un hombre inseguro, que recurre a la opinión de otros, aunque no

sean expertos en el tema, para tener una idea y una opinión sobre las cosas. Aunque

soy un hombre trabajador, que me preocupo por el bienestar de mi familia, tengo poco

conocimiento sobre las cosas del mundo, posiblemente por el lugar donde nací y la

educación que recibí determinaron en gran medida mi personalidad. Entiendo que mi

personalidad siempre he sido así, o más bien, el proceso de crecimiento y desarrollo

desde mi niñez hasta mi adultez me han hecho la persona que soy actualmente. Eso sí,

ahora tengo un estilo de vida diferente, vivo en una mansión, ya no tengo un gallinero,

ahora crío conejos, todo esto a causa de aquel acontecimiento. En gran parte gracias a

mi esposa Elisenda, quien fue la que se le ocurrió la brillante idea de cobrar entrada

para ver al viejo con alas, pero al igual que ella me comporte como una persona

oportunista en ese momento. Posiblemente esta fue la razón principal que me hizo

cambiar un poco mi postura ante la vida y ser ahora un poco más ambicioso. Entiendo

que actué de ese modo en aquel momento, porque puede ver que podíamos sacarle
mucho dinero a la situación. Y así fue, con todo ese dinero pude sacar a mi familia de

la pobreza y construir esta mansión, que si bien no fue la forma correcta de hacerlo lo

cierto es que tampoco me preocupa en lo absoluto.

Sobre mi comportamiento hay varias opiniones, como por ejemplo, Arnold

Penuel (1998) menciona en su artículo que “Pelayo and Elisenda’s implicit view of the

ángel as a circus freak and later as something of a religiuos relic revelas and is

contingent upon their pragmatic materialism”. Analizando sus palabras concuerdo en su

opinión, y es que no es mentira que ante nuestras circunstancias económicas fue

imposible no sacarle partido a la oportunidad que se nos presentaba. De forma similar,

en un análisis del cuento, Diego García (2014) opina que mi esposa y yo tenemos “algo

en común, y ese algo es el oportunismo material para sacarle provecho económico a la

situación”. Como mencioné anteriormente, dadas nuestras circunstancias, considero

que una oportunidad para mejorar nuestra seguridad financiera no podía dejarse pasar

tan fácilmente. Y pensar que primero íbamos a echarlo al mar a su suerte luego de que

nuestro hijo mejorara, ¿habrá sido un enviado de Dios para nosotros y sacarnos de la

miseria? Pero ante esta interrogante quiero resaltar que el señor La Torres menciona

que “el encuentro con el ángel, para Pelayo, no es una revelación o un momento de

epifanía como suele suscribirse en las escrituras bíblicas; para Pelayo, la aparición del

ser extraño es una pesadilla”. Y cierto es que no fue fácil para nosotros tener que lidiar

con semejante sujeto, su condición de viejo, sin fuerzas, arrastrarlo de un lado a otro.

Luego en la casa, cuando había quedado en el olvido y volvía desquiciada a Elisenda

con su torpeza, sin duda, cualquier beneficio obtenido lo tuve que sufrir.
En estos tiempos, lo que significo en esta historia aun tiene vigencia porque se

puede observar como muchas personas aún, por necesidad, por ignorancia o por

apatía, se benefician y aprovechan de otros seres. Vemos personas de bajos recursos

económicos que utilizan animales y hasta sus propios hijos para tratar de obtener

dinero y sobrevivir. Por otro lado, grandes empresas utilizan también animales

vulnerables para sus espectáculos y generar grandes sumas de dinero, por un lado

está la apatía de estas compañías y por el otro lado, la apatía de las personas que

ignoran la explotación a la que son sometidos estos animales y el daño que les causan.

Además de este oportunismo por parte de las personas respecto a otros seres mas

vulnerables, están las creencias religiosas para tratar de explicar el mundo. Si bien yo

busqué la opinión de mi vecina para tratar de comprender la procedencia del ser

extraño, aun en estos tiempos este tipo de comportamiento se da muy a menudo.

Personas buscan la opinión de otras personas, que en muchos casos no son expertos

en los temas, pero entienden que por su experiencia pueden explicarnos la realidad de

las cosas. De igual forma, recurren a las explicaciones religiosas para buscarle el

sentido a las cosas, por fe, sin corroborar estas explicaciones en otras fuentes.

Si vivera en el siglo XXI y tuviese los mismos conocimientos que tengo ahora

posiblemente actuaría de la misma forma, aunque es muy probable que la situación se

salga de control por la tecnología actual y la velocidad en que se mueve la información.

Entiendo que lo que determinaría en gran parte mi forma de proceder es el

conocimiento que pueda tener en el siglo XXI, mis experiencias personales y los

valores que posea como individuo, como por ejemplo, la empatía, el respeto hacia la

diversidad y los seres vivientes y la ética. No aconsejaría a las personas que sigan mi
forma de proceder ante una situación similar. Mas bien, que traten por todos lo medios

de informarse de fuentes confiables sobre cualquier situación que se pueda presentar y

que involucre cualquier otro tipo de ser, ya sea un animal, una persona o algo

totalmente desconocido. También podrían consultar con personas expertas en el tema

y que cuenten con una preparación académica o profesional respecto a la problemática

que se esté suscitando. Entiendo que muchas veces aparecen oportunidades las

cuales nos pueden cambiar totalmente el rumbo de nuestras vidas, pero es importante

identificar si estos beneficios son a costa de la dignidad y la seguridad de otras

personas o seres vivientes.


Referencias

1. García, D. (2014). Análisis del cuento: “Un señor muy viejo con unas alas enormes”

de Gabriel García Márquez. Recuperado de

http://pedagogiadelalengua.blogspot.com/2014/05/analisis-del-cuento-un-senor-

muy-viejo.html

2. La Torre, E. (s.f.) Lo grotesco y lo escatológico en “Un señor muy viejo con unas alas

enormes”, de Gabriel García Márquez. Recuperado de

https://www.academia.edu/2915588/Lo_grotesco_y_lo_escatol%C3%B3gico_en

_Un_se%C3%B1or_muy_viejo_con_unas_alas_enormes_de_Gabriel_Garc%C3

%ADa_M%C3%A1rquez?auto=download

3. Molinero, R., Vila, G. & Mayo, L. (2006). “Un señor muy viejo con unas alas

enormes”. Visión de Mundo y Literatura (pp. 647-652). San Juan, Puerto Rico:

Ed. Plaza Mayor.

4. Penuel, A. (1998). The contingency of reality in García Márquez’s " Un señor muy

viejo con unas alas enormes". Romance notes. Recuperado de

https://www.jstor.org/stable/43802973?read-

now=1&seq=1#page_scan_tab_contents

5. Rincón, C. (2002) Imagen y palabra en “Un señor muy viejo con unas alas enormes”,

de Gabriel García Márquez. Estudios de literatura colombiana. Recuperado de

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4808287

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