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ESPIRITU SANTO

W92 1/2 págs. 15-16 ‘En el nombre del espíritu santo’


9 Una actividad importante del espíritu santo es que nos ayuda a desarrollar
personalidades cristianas. Es cierto que, debido a la imperfección, no podemos evitar el pecado.
(Romanos 7:21-23.) Pero cuando nos arrepentimos sinceramente Jehová nos perdona sobre la
base del sacrificio de Cristo. (Mateo 12:31, 32; Romanos 7:24, 25; 1 Juan 2:1, 2.) Además,
Jehová espera que luchemos contra nuestra tendencia a pecar, y el espíritu santo nos ayuda
en esa lucha (Gálatas 5:16.) (16 Así pues, les digo esto: sigan andando de acuerdo con el
espíritu y así no harán realidad ningún deseo de la carne) Pablo pasó a mostrar que el
espíritu puede producir en nosotros las mejores cualidades. Escribió: (Gálatas 5:22, 23.) (22 Por otra
parte, el fruto del espíritu es amor, felicidad, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe, 23 apacibilidad,
autocontrol. No hay ley en contra de esas cosas)
10 ¿Cómo hace posible tal fruto en el cristiano el espíritu? Esto no sucede automáticamente

solo porque seamos cristianos dedicados y bautizados. Tenemos que esforzarnos al respecto.
Pero si nos asociamos con otros cristianos que despliegan esas cualidades, si oramos a
Dios para que su espíritu nos ayude a desarrollar ciertas cualidades, si evitamos las malas
compañías y estudiamos la Biblia en busca de consejo y buenos ejemplos, entonces el fruto
del espíritu crecerá en nosotros. (Proverbios 13:20; 1 Corintios 15:33; Gálatas 5:24-26; Hebreos
10:24, 25.)

“El espíritu de Jehová entró en operación” sobre Sansón


(Jue. 15:14-16) (14 Al verlo llegar a Lehí, los filisteos se pusieron a dar gritos de victoria. En ese
momento, el espíritu de Jehová lo llenó de poder, y las sogas que sujetaban sus
brazos se deshicieron como hilos de lino chamuscados por el fuego y los grilletes
cayeron de sus manos como si se hubieran derretido. 15 Él encontró una quijada de burro que
todavía estaba fresca, la agarró y con ella mató a 1.000 hombres. 16 Entonces Sansón dijo:
“¡Con la quijada de un burro..., un montón, dos montones! Con la quijada de un burro he matado
a 1.000 hombres”.)
El espíritu actuó sobre él de forma extraordinaria porque las circunstancias eran
extraordinarias. Aun así, su historia puede servirnos de mucha ayuda.

Cl cap. 4 págs. 37-38 ‘Jehová es grande en poder’


ELÍAS ya había contemplado antes maravillas: cuervos que le llevaron comida dos veces al día
a su escondite, dos recipientes cuyo contenido de harina y aceite no se agotó durante una larga
hambruna e incluso fuego que cayó del cielo en respuesta a su oración (1 Reyes, capítulos 17, 18).
1 Reyes, 17 2-16 (2 Y Elías recibió este mensaje de Jehová: 3 “Sal de aquí, dirígete hacia el este y
escóndete junto al valle de Kerit, al este del Jordán. 4 Beberás agua del arroyo, y yo les ordenaré a
los cuervos que te lleven comida allí”. 5 Él se fue inmediatamente y actuó de acuerdo con las
palabras de Jehová. Se fue y se quedó junto al valle de Kerit, al este del Jordán. 6 Los cuervos
le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne al atardecer, y él bebía agua
del arroyo. 7 Pero al cabo de unos días el arroyo se secó porque no llovía en el país.
8
Entonces recibió este mensaje de Jehová: 9 “Ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y quédate
allí. Yo le ordenaré allí a una viuda que te dé de comer”. 10 Así que él se fue a Sarepta. Cuando
llegó a la entrada de la ciudad, se encontró a una viuda recogiendo leña. La llamó y le dijo: “Por
favor, tráeme un vasito de agua para beber”. 11 Cuando fue a buscárselo, la llamó y le dijo: “Por
favor, tráeme también un pedazo de pan”. 12 Ella le respondió: “Te juro que, tan cierto como que
vive Jehová tu Dios, no tengo pan. Lo único que tengo es un puñado de harina en el jarro grande y
un poquito de aceite en el jarro pequeño. Ahora estoy recogiendo un poco de leña para entrar a
preparar algo para mi hijo y para mí. Será nuestra última comida y después nos moriremos”.
13
Entonces Elías le dijo: “No tengas miedo. Entra a hacer lo que dijiste. Pero primero hazme un
pequeño pan redondo con lo que haya y tráemelo acá afuera. Luego puedes preparar algo para tu
hijo y para ti. 14 Porque esto es lo que dice Jehová, el Dios de Israel: ‘La harina del jarro grande
no se acabará y el aceite del jarro pequeño no se terminará hasta el día en que Jehová haga llover
sobre el suelo’”. 15 Así que hizo lo que Elías le dijo, y tanto él como ella y su familia tuvieron comida
por muchos días. 16 La harina del jarro grande no se acabó y el aceite del jarro
pequeño no se terminó, de acuerdo con las palabras que Jehová había dicho por medio de
Elías).

Con todo, nunca había visto nada semejante.


2 Acurrucado a la entrada de una cueva del monte Horeb, presenció una serie de sucesos
espectaculares. Primero, un vendaval que debió de hacer un ruido ensordecedor, porque era tan
fuerte que partía montañas y quebraba peñascos. Luego, un terremoto que liberó extraordinarias
fuerzas de la corteza terrestre. Finalmente, un fuego que cundió por la región, por lo que Elías tuvo
que sentir el sofocante calor (1 Reyes 19:8-12) (8 Así que se levantó, comió y bebió. Aquella
comida le dio fuerzas para caminar 40 días y 40 noches hasta Horeb, la montaña del
Dios verdadero.
9
Allí entró en una cueva y pasó la noche. De pronto, escuchó estas palabras de Jehová: “¿Qué
haces aquí, Elías?”. 10 Él respondió: “He demostrado devoción absoluta por Jehová, el Dios de los
ejércitos. El pueblo de Israel ha abandonado tu pacto, ha demolido tus altares, ha matado a tus
profetas a espada, y yo soy el único que queda. Y ahora quieren quitarme la vida a mí”. 11 Pero
Dios dijo: “Sal y ponte en la montaña delante de Jehová”. Y resultó que Jehová estaba pasando
por allí. Y un viento fuerte y arrasador partía las montañas y destrozaba los peñascos
delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto,
pero Jehová no estaba en el terremoto. 12 Después del terremoto hubo fuego, pero Jehová
no estaba en el fuego. Y después del fuego se oyó una voz calmada y baja.)

3 Aquellos acontecimientos que vivió Elías tenían un denominador común: eran


demostraciones del enorme poder de Jehová. Claro, no es preciso ser testigo de un milagro
para comprender que él posee esta cualidad, pues es claramente manifiesta. La Biblia nos indica
que la creación da prueba de su “poder sempiterno y Divinidad” (Romanos 1:20). No hay más que
pensar en los cegadores relámpagos y resonantes truenos, la magnificencia de una imponente
catarata o la sobrecogedora inmensidad de un cielo estrellado. ¿No percibimos en todo ello la
fortaleza divina? Sin embargo, en el mundo actual son pocos quienes disciernen este atributo de
Dios, y muchos menos quienes saben con exactitud en qué consiste. Si logramos entenderlo,
tendremos múltiples razones para acercarnos a él. Por consiguiente, en esta sección efectuaremos
un estudio detallado de su incomparable poder.

pe cap. 27 págs. 225-226 Cómo obtener ayuda mediante la oración

PARA QUE SE MANTENGAN LIBRES de la influencia inicua del mundo, los cristianos
necesitan especialmente la ayuda que se recibe mediante la oración. Jesús dijo: “Dará el Padre en
el cielo espíritu santo a los que le piden.” (Lucas 11:13) (13 Por lo tanto, si ustedes, aunque son
malos, saben darles buenos regalos a sus hijos, ¡con mucha más razón el Padre en el
cielo les dará espíritu santo a quienes se lo piden!) Necesitamos el espíritu santo o
fuerza activa de Dios, tal como necesitamos estudiar su Palabra y asociarnos con Su
organización. Pero para recibir espíritu santo, tenemos que orar por él.
2La oración es habla respetuosa a Dios. Puede estar en forma de una petición, como cuando
pedimos cosas a Dios. Pero la oración también puede ser una expresión de gracias o alabanza a
Dios. (1 Crónicas 29:10-13) Para tener una buena relación con nuestro Padre celestial, tenemos
que hablarle con regularidad en oración. (Romanos 12:12; Efesios 6:18) Su fuerza activa, que
recibimos porque la pedimos, puede fortalecernos para hacer su voluntad a pesar de las
dificultades o tentaciones que Satanás y su mundo nos presenten.—1 Corintios 10:13; Efesios
3:20.
3Usted quizás esté luchando con todas sus fuerzas por librarse de algún hábito o práctica que
no agrada a Dios. Si así es, busque la ayuda de Jehová. Vuélvase a él en oración. El apóstol Pablo
hizo eso, y escribió: (Filipenses 4:13) (13 Tengo fuerzas para todo gracias a aquel que me
da poder.) Salmo 55:22; 121:1, 2) Cierta persona, una mujer que logró librarse de un proceder de
inmoralidad, dijo: “Él es el único que puede ayudarle a salir de esa situación. Usted tiene que
tener esa relación personal con Jehová, y la única manera de mantener esa relación personal es
mediante la oración.”
4Sin embargo, alguien pudiera decir: ‘Yo he orado a Dios por ayuda en muchas ocasiones,
pero todavía no puedo abstenerme de hacer lo malo.’ Personas que fuman han dicho esto. Cuando
a una de estas personas, un hombre, se le preguntó: “¿Cuándo ora usted?,” contestó: “Por la
noche antes de acostarme, por la mañana al levantarme; y después que me debilito y fumo, le digo
a Jehová que lamento lo que he hecho.” Su amigo dijo: “Cuando en realidad necesitas la ayuda
de Dios es en el momento en que estás extendiendo la mano para fumarte un cigarrillo, ¿no
es verdad? En ese momento es cuando debes orar a Jehová para que te fortalezca.” Cuando el
hombre hizo eso, recibió la ayuda que necesitaba para dejar de fumar.
5 No estamos diciendo que el orar a Dios, junto con el estudio de su Palabra y asociación con
Su organización visible, le hará fácil hacer lo correcto. Todavía se requiere esfuerzo; sí, una
fuerte lucha, que hasta puede incluir sufrimiento. (1 Corintios 9:27) Los malos hábitos pueden llevar
a un terrible deseo de hacer lo malo. Por eso, por lo general uno experimenta sufrimiento
cuando se retira de una actividad pecaminosa. ¿Está usted dispuesto o dispuesta a sufrir por
hacer lo que es correcto?—1 Pedro 2:20, 21.

W83 15/4 págs. 8-11 Esas debilidades se pueden vencer

PARECE que hay tres problemas que, más que los demás, perturban tanto a jóvenes como a
muchos adultos en nuestro día. ¿Cuáles son? El alcoholismo, el fumar y la masturbación (la
cual también se conoce como autoerotismo).
Estos hábitos resultan atrayentes a las debilidades de la carne, y el ambiente moderno
contribuye a que sea muy difícil vencerlos. Por ejemplo, por todas partes se anuncia en colores
atractivos el licor y los cigarrillos. Una avalancha de literatura, películas y programas de televisión
pornográficos excitan las inclinaciones eróticas. Pero esto no quiere decir que no se puedan vencer
esos problemas o debilidades.
Ayudas que Dios provee
En este respecto es útil considerar el ejemplo del apóstol Pablo. Aunque era apóstol cristiano,
confesó que no hacía las cosas que quería hacer, y hacía las cosas que no quería hacer
(Romanos 7:14-25). No obstante, también dijo: (1 Corintios 9:27) (27 Más bien, golpeo mi cuerpo y lo
hago mi esclavo para que, después de haber predicado a otros, yo no sea desaprobado de algún
modo.). De hecho, él pudo decir a sus compañeros judíos: “Varones, hermanos, yo me he portado
delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”. (Hechos 23:1; 22:3.)
¿Qué ayudas nos ha provisto Dios para que ‘aporreemos nuestro cuerpo’? ¿Qué nos puede
ayudar a ‘portarnos con conciencia perfectamente limpia’ en relación con debilidades como el
alcoholismo, el fumar y la masturbación?
La Palabra de Dios, la Santa Biblia, es una ayuda indispensable. El leerla con regularidad, sí,
diariamente, y especialmente porciones como los Salmos, el libro de Proverbios y las Escrituras
Griegas Cristianas, puede ser de gran ayuda. Lo cierto es que ‘no de pan solamente vive el
hombre, sino de las verdades que salen de la boca de Jehová’ y que se hallan en Su Palabra, las
Sagradas Escrituras. (Mateo 4:4.)
Nos fortalecemos espiritualmente cuando leemos la Palabra de Dios y publicaciones
cristianas que nos ayudan a entenderla y a ponerla en práctica. Estas publicaciones nos dan
una mejor visión de lo que agrada a nuestro Creador, Jehová Dios. Además, desarrollamos buena
motivación de los justos preceptos y ejemplos amonestadores que se registran en la Palabra de
Dios. Así se nos ayuda a amar —y hacer— lo que es bueno y recto, mientras que odiamos, sí,
aborrecemos, lo que es malo, o inicuo. (Salmo 97:10; Romanos 12:9.)
La oración a Dios es otra ayuda excelente. Una y otra vez los cristianos han testificado de lo
valiosa que resulta ser la oración cuando luchan contra las debilidades. Este fue el caso de cierta
cristiana a quien se le había hecho difícil dejar de fumar. Después de oír una excelente
conferencia bíblica sobre el tema de la oración, se fue a casa, le oró intensamente a Jehová
Dios para que la ayudara a dejar el vicio, y desde entonces no ha vuelto a tener ese
problema (Filipenses 4:6, 7) (6 No se angustien por nada. Más bien, en cualquier situación,
mediante oraciones y ruegos y dando gracias, háganle saber a Dios sus peticiones, 7 y la
paz de Dios, que está más allá de lo que ningún ser humano puede entender, protegerá sus
corazones y sus mentes por medio de Cristo Jesús.). Cuando le pedimos a Dios con
toda sinceridad que nos perdone nuestros pecados, nos sentimos aliviados, y se nos ayuda a
empezar en la lucha de nuevo.
El espíritu santo de Dios, o su fuerza activa, también es una ayuda. Podemos recibirlo si lo
pedimos en oración. Jesús dijo: (Lucas 11:13) (13 Por lo tanto, si ustedes, aunque son malos, saben
darles buenos regalos a sus hijos, ¡con mucha más razón el Padre en el cielo les dará
espíritu santo a quienes se lo piden!”.) Zacarías 4:6). Si cedemos a su influencia, recibiremos
ayuda, pues el fruto del espíritu incluye gobierno de uno mismo, que es esencial para hacerle
frente a los problemas que nos atormentan. (Gálatas 5:22, 23.)
Los cristianos maduros también pueden ser una fuente de ayuda. Sobre todo, esto es cierto
de los que están capacitados en sentido espiritual, como los ancianos de congregación. Si
depositamos nuestra confianza en algún anciano, podemos recibir mucha ayuda en nuestra lucha.
Pero también nos pueden ayudar otros cristianos. Las “mujeres de edad avanzada” pudieran
ayudar a las mujeres más jóvenes (Tito 2:3-5). Por ejemplo, cierta enfermera jubilada, que
durante toda su vida había fumado mucho, estaba resuelta a dejar de fumar a fin de llenar los
requisitos para el bautismo. Fijó una fecha y comunicó su decisión a sus compañeros cristianos
más allegados. Pues bien, cada día uno de estos compañeros de creencia o la telefoneaba o la
visitaba a fin de prestarle apoyo moral. El resultado fue que antes que terminara la semana
había vencido completamente sus ansias de fumar.
De modo que hemos señalado cuatro ayudas básicas: 1) leer y estudiar la Palabra de Dios,
junto con literatura cristiana; 2) perseverar en la oración; 3) ceder a la influencia del espíritu santo
de Dios; y 4) buscar la ayuda de cristianos maduros. De estas maneras se ha ayudado a una gran
cantidad de personas en su lucha contra ciertas debilidades. Sin embargo, a algunas personas se
les ha hecho más difícil que a otras vencer sus debilidades. ¿Hay aún otras ayudas que pudieran
usar eficazmente?
¿Por qué se les hace más difícil?
¿Por qué se les hace más difícil a algunas personas que a otras vencer ciertas debilidades?
Sin duda, a ello contribuye el asunto de la falta de madurez espiritual. Quienquiera que no
haga uso de las ayudas ya mencionadas, o que simplemente las use de manera mecánica o
superficial, de seguro se le hará más difícil vencer sus debilidades.
La herencia es otro factor. Al parecer, algunas personas han adquirido de sus padres, o aun
de sus abuelos, ciertas debilidades, más o menos de la misma manera que uno pudiera ser
propenso a cierta enfermedad, como la diabetes. Así, con respecto a las debilidades, parece que
los ‘padres son los que comen el agraz y los dientes de los hijos los que tienen dentera’. (Ezequiel
18:2.)
También se puede mencionar la cuestión de con cuanta frecuencia o cuán ávidamente
alguien ha seguido un proceder dudoso. Esto tiene mucho que ver con lo arraigada que esté la
afición. Para ilustrar: Es muy probable que una persona que sólo se fume media cajetilla de
cigarrillos al día tenga menos problemas para dejar de fumar que alguien que se fume tres
cajetillas al día: un fumador empedernido.
El ambiente también tiene relación con el problema. Por ejemplo, una esposa tal vez quiera
dejar de fumar, pero puede que su esposo y sus hijos adolescentes fumen. A ella se le haría
mucho más difícil dejar dicho vicio que a una mujer cuya familia no fume. De igual manera, si antes
de adquirir conocimiento bíblico alguien tenía la costumbre de espaciarse en pensamientos
inmundos, se le haría más difícil obedecer el mandato de Filipenses 4:8 referente a considerar
pensamientos sanos, especialmente si en su trabajo seglar hubiera tenido que estar entre
personas cuya conversación fuera lasciva.
Venciendo el abuso de las bebidas alcohólicas
¿De qué otra manera pudiera atacar el problema alguien cuya debilidad pareciera ser poco
menos que insuperable? Está lo que se conoce como el enfoque somático. Pudiera llamársele el
principio psicosomático a la inversa. El principio psicosomático establece que el cuerpo y la mente
son uno, y, por lo tanto, la mente y las emociones (el psyche) afectan al cuerpo (el soma). Pero
lo contrario también es cierto; la condición del cuerpo afecta la mente. De aquí que a menudo los
pacientes que padecen de cáncer sean víctimas de depresión mental. Por consiguiente, ciertos
especialistas en nutrición sostienen que una persona estaría mejor equipada para
sobreponerse a las ansias de beber si fortaleciera la salud física mediante desarrollar
buenos hábitos de comer.
En cierto experimento, a unas ratas se les dio agua pura y agua mezclada con licor. Algunas
ratas bebieron mucho del agua que contenía licor; otras solo bebieron muy poco; y una nunca
bebió de ella. Cuando a las ratas se les alimentó con una dieta muy rica en vitaminas y minerales,
su consumo de agua mezclada con licor disminuyó mucho por regla general. Pero cuando se les
dio una dieta que carecía de muchos de los nutrientes esenciales, todas las ratas comenzaron a
beber grandes cantidades del agua mezclada con licor. Las personas a cargo del experimento,
entre quienes había varios de los principales investigadores médicos, llegaron a la conclusión de
que hay una relación clara entre la posibilidad de convertirse en alcohólico y la mala nutrición;
también, que se puede atribuir a las diferencias genéticas el que cada una de las ratas bebiera una
cantidad diferente del agua que contenía licor.
Al tratar con personas alcohólicas, algunos miembros de la profesión médica han usado estos
hallazgos con buenos resultados. No obstante, los médicos dan énfasis al hecho de que para que
el enfoque basado en la nutrición sea eficaz, la persona debe tener un deseo sincero de vencer
el hábito de beber, pues sería un error pasar por alto el aspecto moral del alcoholismo. Ellos no
están de acuerdo con aquellas personas que quisieran hacernos creer que el alcoholismo es
simplemente un problema médico. Tampoco pasan por alto el hecho de que es muy probable que
haya habido o culpabilidad o negligencia de parte de las personas que se hicieron alcohólicas, aun
cuando el factor genético y la mala nutrición pudieran haber desempeñado un papel decisivo.
Las personas que desean vivir vidas piadosas se interesan especialmente en el punto de
vista de Dios sobre el abuso de las bebidas alcohólicas. Su sagrada Palabra indica claramente
que las personas que desean el favor divino tienen que evitar a toda costa el darse a la bebida con
falta de moderación (Proverbios 23:29-35; 1 Corintios 6:9, 10). Esto da excelente motivación para
vencer una debilidad de esta clase.
Cómo dejar de fumar
Cierto médico estaba adicto al tabaco y había tratado repetidas veces de dejar este hábito.
Pero no tuvo éxito sino hasta que decidió hacerse cristiano. No fue fácil dejar de fumar, pero
tampoco demasiado difícil (2 Corintios 7:1). Sin embargo, otro médico, hermano carnal del primero,
se enfrentaba al mismo problema. En su caso, el dejar el hábito le costó un esfuerzo supremo,
pues era un fumador empedernido. Aunque con el tiempo tuvo éxito, dijo que el dejar el hábito casi
lo llevó a suicidarse.
Algunos especialistas en nutrición sostienen que la buena alimentación puede contribuir a que
la persona deje de fumar. Creen que a menudo las personas que están adictas al tabaco padecen
de los nervios, tienen mala circulación o pesan demasiado, y que hay mayor probabilidad de que
puedan vencer el hábito de fumar si corrigen esos problemas.
Otro enfoque somático (conocido como “Un paso a la vez”) consiste en fumar cigarrillos con
cierta clase de filtro. En primer lugar, el fumador usa un filtro que elimina el 25 por 100 de la
nicotina. Luego, durante dos semanas, usa uno que quite el 50 por 100; después, uno que elimine
el 75 por 100; y, finalmente, uno que elimine el 90 por 100 de la nicotina. Se afirma que después
de esto la persona no debería tener la menor dificultad en dejar de fumar completamente.
La lucha contra la masturbación
Otro problema que inquieta a muchas personas, especialmente a los jóvenes, es la
masturbación, o el autoerotismo. Es cierto que en la Biblia no se menciona la masturbación. No
obstante, puesto que usualmente se relaciona con fantasías sexuales, todos los textos que hablan
contra tal forma de pensar y actuar ciertamente condenan esta práctica. Por ejemplo, considere lo
que dice Romanos 13:14; Gálatas 5:19, 24; Efesios 5:3-5; 1 Tesalonicenses 4:3-5; 1 Pedro 2:11.
No es nuestro propósito aquí considerar el tema controversialísimo de lo dañina que puede
resultar al cuerpo la masturbación. No obstante, es sumamente interesante lo que el finado Alexis
Carrel, célebre biólogo y ganador de un premio Nobel, declaró en su libro Man, the Unknown: “Es
muy conocido que los excesos sexuales obstaculizan la actividad intelectual”, y que el
dominio de sí mismo es esencial para el pleno uso de las facultades mentales de uno. Como ayuda
¿qué enfoque somático pudiera tratarse?
A menudo las personas que se masturban son de disposición sumamente nerviosa y
padecen de insomnio. En la medida que puedan mejorar su salud física, fortalecer los nervios y
dormir más, también se les hará más fácil ejercer dominio de sí mismas en este asunto.
El abstenerse a la mesa es otra gran ayuda. La Encyclopaedia Britannica (edición de 1959),
bajo “Anafrodisiacos”, dice: “Es importante evitar una dieta rica en carnes y especias, y
particularmente las bebidas embriagantes”. Muy bien pudiera ser que algunas personas no
estén de acuerdo con esta declaración. Sin embargo, prescindiendo de los argumentos que se
presenten, puede que sea de ayuda tratar este enfoque somático.
Adhiéranse a las normas bíblicas
Hoy, más que nunca antes, a los miembros de la raza humana se les hace difícil tratar de vivir
en armonía con las normas justas que se hallan en la Biblia. Sin duda, entre los factores que
contribuyen a ello están la herencia, la crianza de la persona y el ambiente. Y no debe pasarse por
alto el hecho de que Satanás el Diablo y sus demonios están resueltos a pervertir a la raza
humana (Revelación 12:12). Pero, con la ayuda de Dios y al adherirse a las normas bíblicas, la
persona puede resistir con éxito al Adversario. (Santiago 4:7.)
A veces el enfoque somático ha sido útil para tratar los problemas del alcoholismo, el vicio de
fumar y la masturbación. Sin embargo, el remedio principal son las ayudas espirituales, que
incluyen estudiar la Palabra de Dios y las publicaciones cristianas, perseverar en la oración, ceder
a la influencia del espíritu santo de Jehová y recibir la ayuda de cristianos maduros. Con estas
ayudas definitivamente se pueden vencer las debilidades angustiosas.
[Recuadro en la página 11]
¿Está usted luchando?
¿Qué debe hacer si se da cuenta de que necesita vencer el abuso de las bebidas alcohólicas, el
hábito de fumar o la masturbación? Vea si puede recurrir más a menudo a una o dos de estas
ayudas que Dios ha provisto:
1. Lea la Palabra de Dios con regularidad y saque fuerzas de ésta.
2. Ore diariamente a Dios y busque Su consuelo y ayuda.
3. Pida a Dios que le dé Su espíritu santo, o fuerza activa.
4. Recurra a la ayuda que pueden brindarle cristianos maduros.

w85 15/4 págs. 10-15 Sea fiel a Dios, “que mira en secreto”

“Ora a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te
lo pagará.” (MATEO 6:6.)

HACE algunos años una testigo de Jehová telefoneó a su hermano que vive en Long Island,
Nueva York. Puesto que él pertenecía a otra religión, ella le habló sobre la promesa que Dios ha
hecho de eliminar de la Tierra la iniquidad y restaurar las condiciones paradisíacas. Cuando la
consideración terminó y el hermano de ella colgó, a ella le sorprendió oír una voz que dijo: “Espere
un momento, quiero preguntarle algo”.
2 Era la telefonista. Había estado escuchando la conversación, lo cual había podido hacer
debido al equipo telefónico que se usaba en aquel tiempo, aunque aquello había sido poco ético y
estaba en contra de las normas de la compañía. A la Testigo le alegró que sus palabras hubieran
despertado dicho interés, e hizo arreglos para seguir conversando sobre el asunto en otra ocasión,
aunque se hallaba sorprendida de que su conversación no hubiera sido privada. Sí, otras
personas a veces ven y oyen lo que pensamos que es un secreto. (Eclesiastés 10:20.)
3 Esto no debe presentar problemas serios para los cristianos verdaderos, quienes se
esfuerzan por ser fieles a Dios en todo momento. El apóstol Pablo dijo: “Porque hemos venido a
ser un espectáculo teatral al mundo, y a los ángeles, y a los hombres” (1 Corintios 4:9). Pablo
estaba haciendo alusión a una práctica que se llevaba a cabo en la arena donde luchaban los
gladiadores. Antes del encuentro final, los romanos hacían marchar desnudos a los que
participarían en los combates, los cuales probablemente morirían. Los cristianos de hoy día
también están siendo observados por parientes, compañeros de trabajo, vecinos y condiscípulos
que no son creyentes. Los que nos observan tal vez se formen una opinión buena o mala del
cristianismo, basándose en lo que ven en nosotros. (1 Pedro 2:12.)
4 Cuando sabemos que otras personas están observando, quizás tendamos a ponernos a la

altura de las circunstancias, compartiendo así el siguiente deseo de Pablo: “De ninguna manera
estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se halle nada censurable en nuestro
ministerio” (2 Corintios 6:3). El saber que otras personas nos están observando tal vez fortalezca
nuestra resolución de hacer lo que es correcto. Pero ¿qué hay si nos encaramos a una prueba
respecto a los principios cristianos cuando no estamos a la vista del público?
Él mira más allá de la apariencia externa
5 Muchos líderes religiosos judíos del primer siglo eran una clase de persona por fuera, y otra
clase de persona por dentro. Jesús dio la siguiente advertencia en el Sermón del Monte: “Cuídense
mucho de no practicar su justicia delante de los hombres a fin de ser observados por ellos” (Mateo
6:1, 2). Los líderes religiosos eran como copas que estaban limpias por fuera pero ‘por dentro
estaban llenas de saqueo e inmoderación’, como “sepulcros blanqueados, que por fuera realmente
parecen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suerte de
inmundicia”. (Mateo 23:25-28; compárese con Salmo 26:4.)
6 Estas palabras deben ayudarnos a comprender que Jehová se interesa en algo más que lo
que puedan ver otros humanos. Jesús aconsejó: “Cuando ores, entra en tu cuarto privado y,
después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira
en secreto te lo pagará” (Mateo 6:6). Sí, Dios puede oír las oraciones que hacemos cuando
estamos aislados de otros seres humanos. Nada está oculto a la vista de Dios. Él puede
observar la formación embrionaria de la persona, quizás leyendo la información genética que
más tarde formará las características de la persona (Salmo 139:15, 16; Génesis 25:23). Hasta
puede leer las inclinaciones secretas de nuestro corazón (1 Samuel 16:7; 1 Reyes 8:39;
Jeremías 17:10;( 10 Yo, Jehová, examino el corazón, analizo los pensamientos más íntimos,
para pagarle a cada uno según su conducta, según el fruto de sus obras)
Hechos 1:24). Considere cómo estos hechos nos afectan.
7 Para llegar a ser cristianos verdaderos tuvimos que esforzarnos por vencer faltas y pecados

graves, tal como lo hicieron los cristianos primitivos (1 Corintios 6:9-11; Hechos 26:20; 1 Pedro 4:1-
4). Pero ¿qué hay de las faltas de las cuales no tienen conocimiento otras personas? El que estas
flaquezas no sean de conocimiento público no hace que sean menos importantes. Las palabras de
David indican esto: “A cualquiera que calumnia a su compañero en secreto, a ése hago callar. A
cualquiera de ojos altivos y de corazón arrogante, a ése no puedo aguantar” (Salmo 101:5).
Aunque se hubiera hecho en secreto, ante un solo oyente, el calumniar era incorrecto. Por eso
David no toleraba este pecado ‘secreto’.
8 Tampoco debería el malhechor engañarse a sí mismo al pensar que Dios, “que mira en

secreto”, haya pasado inadvertido el error. En realidad, Dios ha demostrado que se interesa en que
los humanos sean fieles hasta cuando sus acciones no son de conocimiento público. Recuerde el
caso de Acán. Los israelitas habían de destruir a Jericó y a sus habitantes, los inicuos cananeos.
Solamente había de conservarse la plata, el oro y el cobre, pues éstos habían de pasar al tesoro
del santuario de Dios (Josué 6:17-19). No obstante, Acán cedió a la tentación y tomó una prenda
de vestir costosa y un poco de plata y oro. Escondió estas cosas debajo de su tienda, pues tal vez
pensaba que nadie lo sabría. Pero ¿engañó él a Aquel “que mira en secreto”? No. Dios se encargó
de que se expusiera públicamente el pecado de Acán, a quien se le dio muerte junto con su casa.
(Josué 7:1, 16-26.)
9Eliú explicó sabiamente lo siguiente acerca de Jehová: “Porque sus ojos están sobre los
caminos del hombre, y todos sus pasos él ve. No hay oscuridad ni una sombra profunda para que
se oculten allí los que practican lo que es perjudicial” (Job 34:21, 22). Entonces, si queremos
obtener y conservar la aprobación de Jehová Dios, tenemos que esforzarnos por vivir de acuerdo
con Sus principios, tanto cuando sepamos que otras personas nos están observando como cuando
parezca que nuestra conducta sea oculta. En todo momento “sus ojos están sobre los caminos del
hombre”.
10 El cristiano tal vez se enfrente a alguna prueba de la cual los compañeros de adoración no
estén al tanto. Esto le sucedió a Pablo mientras estaba en prisión. Los judíos lo habían acusado de
‘promover sediciones’ y ‘tratar de profanar el templo’ (Hechos 24:1-6). Para probar su inocencia,
Pablo testificó ante el procurador romano Félix, de quien los historiadores dicen que era cruel e
inmoral. Félix retuvo a Pablo en la prisión, pues “esperaba que Pablo le diese dinero” (Hechos
24:10-21, 26). Aunque el apóstol conocía el consejo bíblico con relación a no dar ni aceptar regalos
para influir en el fallo, él pudo haber razonado que dar un soborno sería un modo conveniente de
salir en libertad. Puesto que él podía dar el soborno sin que otras personas se enteraran, Pablo no
tenía que preocuparse de que aquello las hiciera tropezar (Éxodo 23:8; Salmo 15:1, 5; Proverbios
17:23). Sin embargo, Pablo no razonó de esa manera. Muchos de los que componen el pueblo de
Jehová en tiempos modernos se han encarado a otras pruebas, tales como las que tienen que ver
con la ley de Dios respecto a la sangre, la masturbación y el abuso de las bebidas alcohólicas.
Consideremos cómo se les podrían presentar pruebas como éstas a usted o a sus seres queridos.
Se prueba la obediencia respecto a la sangre
11 La ley de Dios respecto a la sangre ciertamente no es nueva ni confusa. Mediante nuestro
antepasado común Noé, Jehová dio el siguiente mandato a toda la humanidad: “Carne con su alma
—su sangre— no deben comer” (Génesis 9:4). Lo sagrado de la sangre, que representa la vida
procedente de Dios, se recalcó en la Ley de Moisés. Se podía usar la sangre en el altar, pero de
otro modo se tenía que ‘derramar sobre el suelo como agua’ (Levítico 17:11-14; Deuteronomio
12:23-25). ¿Continuó en vigor la prohibición en contra de sostener la vida con sangre después que
la Ley mosaica dejó de tener vigencia? Así es. En lo que algunas personas pudieran llamar el
primer concilio cristiano, los apóstoles y hombres de mayor edad (que componían el cuerpo
gobernante) concluyeron que los cristianos tenían que ‘abstenerse de la idolatría, de la fornicación,
de lo estrangulado [a lo cual se le había dejado la sangre dentro] y de la sangre’. El usar
incorrectamente la sangre era un mal moral tan serio como las relaciones sexuales ilícitas. (Hechos
15:20, 21, 28, 29.)
12 Los cristianos primitivos obedecían la ley de Dios respecto a la sangre. Aunque en aquel

entonces algunas personas bebían la sangre de los gladiadores como “remedio” para la epilepsia,
los cristianos verdaderos no hacían eso. Tampoco comían carne que contuviera sangre, aunque el
negarse a esto significara la muerte de ellos y la de sus hijos. Desde aquel tiempo, varios teólogos
y otras personas han reconocido que los cristianos están bajo la ley de Dios que prohíbe ingerir
sangre para sostener la vida.
13 En tiempos recientes las transfusiones de sangre se han convertido en un instrumento

médico que goza de popularidad. Por consiguiente, puede que el cristiano se enfrente a alguna
prueba que tenga que ver con la sangre. Los médicos, las enfermeras y hasta los parientes tal vez
lo insten enérgicamente a que acepte ponerse sangre. Por supuesto, las personas informadas
saben que las transfusiones mismas presentan graves riesgos. La revista Time (5 de noviembre
de 1984) dijo que “todos los años unos 100.000 estadounidenses contraen hepatitis debido a
transfusiones de sangre”, principalmente debido “a cierto virus misterioso que solo se puede
identificar mediante un proceso de eliminación”. La revista Time también presentó información
sobre 6.500 casos de SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), de entre los cuales había
algunos que eran “casos relacionados con transfusiones”. El informe dijo: “Aproximadamente la
mitad de las víctimas han muerto, aunque el índice máximo de mortalidad podría ser de 90% o
más”. Por supuesto, los testigos de Jehová no basan su negativa en el argumento de que la sangre
sea mala medicina. Aunque los médicos pudieran garantizar que una transfusión fuera
completamente inofensiva, la Palabra de Dios nos manda a ‘guardarnos de la sangre’. (Hechos
21:25.)
14 Imagínese que a usted se le dijera que necesita urgentemente una transfusión. La ley de

Dios respecto a la sangre le vendría a la mente, ¿no es cierto? Y su resolución de obedecer a


Dios, sin importar cuáles fueran los resultados inmediatos de ello, probablemente sería fortalecida
si hubiera presentes compañeros cristianos. (Compárese con Daniel 3:13-18.) Sin embargo, ¿qué
hay si un médico o un juez ejerciera presión sobre usted en privado para que aceptara sangre, y
hasta le dijera que le dejara a él cargar con la responsabilidad ante Dios?
15 Informes de varios países indican que a veces los médicos, los funcionarios del hospital y los

jueces creen, equivocadamente, que los testigos de Jehová ponen reparos en público a aceptar
transfusiones de sangre, pero que privadamente o para sus adentros piensan de manera diferente.
En cierto caso un juez concluyó arbitrariamente “que el punto crucial del problema descansa, no en
las convicciones religiosas [del paciente], sino en el que ella rehusara firmar una autorización
previa por escrito para que se le administrara la transfusión de sangre. Ella no se opuso a recibir el
tratamiento que se requería... sin embargo, no instruiría que se le administrara el mismo”. Al
contrario, en vez de rehusar débilmente ‘firmar la autorización para que se les administre sangre’,
se ha hecho constar que los testigos de Jehová firmemente desean firmar documentos legales que
exoneran al personal médico de cualquier responsabilidad por daños ocasionados por rehusar
aceptar transfusiones de sangre.
16 Los médicos y los jueces tal vez traten de persuadirle a que acepte transfusiones de sangre

porque han visto que personas de otras religiones se oponen a algún procedimiento médico, pero
luego lo aceptan ‘a puerta cerrada’. Algunos funcionarios hasta han afirmado que saben de cierto
Testigo que aceptó secretamente una transfusión. Si acaso esto ha ocurrido, tal vez se haya
tratado de alguien que solo estaba relacionado con los testigos de Jehová. Los siervos devotos de
Dios saben bien que el transigir de esta manera no sería algo que escaparía a la vista de Dios.
Recuerde cuando David pecó en relación con Bat-seba y Urías. Jehová lo vio todo y envió a Natán
con el siguiente mensaje: “Mientras que tú [David] obraste en secreto, yo, por mi parte, haré esta
cosa enfrente de todo Israel y enfrente del sol”. Como declaró Dios, David sufrió después las tristes
consecuencias de su pecado “secreto”. (2 Samuel 11:27–12:12; 16:21.)
17 El amor que le tiene a sus hermanos cristianos debería también ayudarle a resistir la presión
de aceptar secretamente el violar la ley de Dios respecto a la sangre. ¿En qué sentido? Pues, si un
médico o un juez tratara de obligarle a aceptar sangre, aunque sea en secreto, usted debería
pensar en las dificultades adicionales que tal acción le causaría al próximo Testigo. Note esta
experiencia:
La hermana Rodríguez estaba recibiendo tratamiento debido a una infección.
Entonces enfermó de gravedad; su médico diagnosticó que la hermana tenía una
hemorragia interna y le aconsejó que se apresurara a ir a un hospital principal. La
hermana Rodríguez dijo al personal de la sala de emergencias: “Sin importar lo que
suceda, no puedo aceptar una transfusión de sangre”. Posteriormente ella se
apegó a esta conclusión cuando las enfermeras ejercieron presión sobre ella al
afirmar que algunos Testigos habían aceptado sangre. Por varios días esta
hermana continuó perdiendo sangre y debilitándose, y finalmente la trasladaron a la
sala de cuidado intensivo. Entonces el hospital llamó a un juez del Tribunal
Supremo del Estado.
Varios meses después este juez habló a más de 150 médicos, reunidos en el
anfiteatro del hospital, sobre el tema “Al fin y al cabo, ¿a quién pertenece la vida?”.
Él, también, dijo que había encontrado personas que al principio habían rehusado
que se les administrara sangre, pero que daban su consentimiento una vez que un
juez intervenía en el asunto. Pero ¿qué hay de la hermana Rodríguez? Él relató
que había tratado de convencerla en privado de que lo dejara ‘cargar con la
responsabilidad’ al permitir que se le administrara la transfusión mediante una
orden judicial. ¿Qué hizo ella? El juez dijo a los médicos que estaban reunidos que,
con todas las fuerzas que ella pudo reunir, la señora Rodríguez le dijo que no iba a
aceptar sangre y que él debería dejarla en paz y salir de la habitación. Por
consiguiente, explicó el juez, él no tenía base para ordenar que le pusieran sangre
en contra de la voluntad de ella.
18 Este caso recalca la importancia de explicar con toda claridad que en nuestra posición
respecto a la sangre no hay lugar a transigencia. Los apóstoles adoptaron una posición igual de
firme al declarar: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”
(Hechos 5:29). El caso de la hermana Rodríguez también demuestra el efecto que podría tener en
otras personas el que un Testigo transigiera. Aunque estaba enferma y débil físicamente, tuvo que
enfrentarse a presión adicional solo porque tal vez haya habido alguien que anteriormente haya
violado la ley de Dios en secreto. Por supuesto, tal violación no sería secreta para el “Juez de toda
la tierra” (Génesis 18:25). Agraciadamente, la hermana Rodríguez mostró en privado la misma
firmeza que había mostrado en público. Y después, cuando hubo recobrado la salud, explicó a esa
misma asamblea médica que estaba determinada a continuar siendo fiel a Dios.
19 Nosotros, también, tenemos que ser fieles, sea que obremos en público o no. Jehová se
complace en tal fidelidad y la recompensa; responderá en justicia a las obras —públicas o
privadas— de los que son infieles a las normas de Él (Salmo 51:6; Job 34:24). Amorosamente,
Dios provee consejo perfecto que nos ayuda a vencer cualesquier faltas ocultas que tengamos,
como consideraremos en el siguiente artículo.
[Nota a pie de página]
Muchos hospitales (de los Estados Unidos) usan el formulario P-47 REFUSAL TO PERMIT BLOOD
TRANSFUSION (Negativa a permitir transfusiones de sangre), según está impreso en
Medicolegal Forms with Legal Analysis de la Asociación Médica Americana.
¿Qué contestaría usted?
□ ¿Qué poder tiene Dios que debería afectar nuestras acciones?
□ ¿Qué lección vital debe enseñarnos la experiencia de Acán?
□ ¿Qué daño se puede causar si un cristiano viola en secreto la ley de Dios respecto a la sangre?
□ ¿Cuál debe ser su determinación respecto al punto de vista de Jehová relacionado con la
sangre?
[Preguntas del estudio]
1, 2. ¿Cómo se puede ilustrar que lo que parecen ser asuntos privados pueden llegar a hacerse
públicos? (1 Samuel 21:7; 22:9.)
3. ¿En qué sentido está siempre en exhibición la vida de los cristianos?
4. ¿Cómo pudiera afectar a una persona el saber que otros la están observando?
5. ¿Qué contraste existía entre la vida pública de los líderes judíos y su vida privada?
6. ¿Qué puede observar Jehová en cuanto a nosotros?
7. ¿En qué campos podría mejorar el cristiano?
8. ¿Cómo sabemos que no pasan inadvertidos a los ojos de Jehová los males ocultos?
9. ¿Qué tenemos que hacer para obtener y conservar la aprobación de Dios?
10. a) ¿Qué ejemplo excelente dio Pablo respecto a la conducta oculta? b) ¿Qué campos, en los
que existe la posibilidad de que se cometan faltas secretas, son dignos de nuestra
atención?
11. ¿Cuál es la base para la posición cristiana respecto al uso de la sangre?
12. ¿Qué posición adoptaron los cristianos primitivos respecto a la sangre?
13. a) ¿Por qué pudiera ser que usted alguna vez se enfrentara a una prueba que tenga que ver
con la sangre? b) ¿Qué razón principal para que los cristianos no acepten sangre debemos
tener presente?
14. ¿A qué prueba ‘secreta’ respecto a la sangre podría usted encararse?
15. En lo que tiene que ver con nuestra posición respecto a la sangre, ¿qué punto de vista
incorrecto tienen algunos médicos y funcionarios?
16. Si alguien le insta en privado a aceptar sangre, ¿qué no debe olvidar usted?
17. a) ¿Cómo podría causar dificultades a otras personas el aceptar una transfusión de sangre en
secreto? b) Explique cómo se mantuvo firme una hermana respecto a la cuestión de la
sangre aun en privado, y cuál fue el resultado de esto.
18. Respecto a la cuestión de la sangre, ¿qué determinación debemos dar a conocer claramente?
¿Qué resultados se obtendrán probablemente?
19. En todo momento, ¿de qué hecho debemos estar conscientes?
[Ilustración en la página 14]
La conducta de un Testigo podría contribuir a que al siguiente Testigo se le hiciera más fácil
mantener su fidelidad a Dios
[Recuadro en la página 13]
Vista como válida aún la ley divina sobre la sangre
JOSEPH PRIESTLEY (1733-1804), conocido mayormente como el científico que descubrió el
oxígeno, también era teólogo. Él escribió:
“La prohibición respecto a comer sangre, dada a Noé, parece ser obligatoria para toda su
descendencia”. En cuanto a la afirmación de que la prohibición cristiana respecto a la sangre era
temporal, Priestley pasó a decir: “No hay ninguna insinuación ni indicación de que sea temporal, ni
se hace mención alguna en cuanto a cierto tiempo en que la prohibición había de cesar. [...] Si
interpretamos esta prohibición de los apóstoles de acuerdo con lo que practicaban los cristianos
primitivos, de quienes difícilmente se puede suponer que no habían entendido correctamente la
naturaleza y la extensión de ella, no podemos sino concluir que se dio con el propósito de que
fuera absoluta y perpetua”.
En 1646 se publicó A Bloody Tenet Confuted, or, Blood Forbidden (Se refuta un dogma
sangriento, o se prohíbe la sangre). En la página 8 se llegó a la siguiente conclusión: “Dejemos a
un lado esta cruel costumbre de comernos la vida de las bestias, como se acostumbra hacer por
toda Inglaterra, al consumir las profanas morcillas, para que así mostremos que somos hombres
misericordiosos, no inhumanos; para que no se nos halle desobedientes a Dios en tales preceptos
expresos, sino obedientes a su voluntad, y hacedores de las cosas que son correctas a sus ojos,
para que tengamos el favor de Dios, [...] y no seamos cortados de entre nuestro pueblo, y Dios
tenga que oponerse a nosotros continuamente para mal”.
Thomas Bartholin, quien vivió en el siglo XVII, fue profesor de anatomía en la Universidad de
Copenhage. Al escribir sobre el tema ‘El mal uso de la sangre’, él dijo: ‘Parece que los que
imponen el uso de la sangre humana para remedios internos de las enfermedades están usándola
mal y pecando gravemente. Se condena a los caníbales. ¿Por qué no aborrecemos a los que
manchan su garganta con sangre humana? Lo mismo es recibir sangre ajena de una vena cortada,
sea por la boca o mediante instrumentos de transfusión. Los autores de esta operación se hallan
bajo el terror debido a la ley divina, la cual prohíbe el que se coma sangre’.
La obra Revelation Examined with Candour (1745) trataba acerca de los mandamientos de Dios
tocante a la sangre. En ésta se razonó así: “Un mandato que Dios mismo dio a Noé, se lo repitió a
Moisés, y fue ratificado por los apóstoles de Jesucristo; fue dado inmediatamente después del
diluvio, cuando el mundo, por decirlo así, comenzó de nuevo; y el único dado en aquella gran
ocasión; fue repetido con solemnidad que inspiraba temor al pueblo que Dios había separado del
resto de la humanidad, para que le fuera santo; fue repetido con espantosas denunciaciones de
venganza divina, tanto en contra de los judíos como de los extranjeros que se atrevieran a violarlo;
y fue ratificado por el concilio más solemne y sagrado que jamás se haya reunido en la Tierra; ¡que
actuó bajo la influencia inmediata del Espíritu de Dios!, transmitido desde la asamblea sagrada a
las diversas iglesias de las naciones vecinas, no por manos de cualesquier mensajeros, sino por
dos obispos, y dos apóstoles [...] Después de esto, ¿se atreverá alguien a difamar este
mandamiento? ¿Habrá alguien en su sano juicio que diga que no tiene sentido ni importancia un
precepto que se ha dado y repetido de tal manera, y que ha sido ratificado así por Dios mismo?”.

W85 15/4 págs. 15-20 Acepte la ayuda de Dios para vencer faltas secretas

“Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.”
(FILIPENSES 4:13.)

EL MUCHACHO era epiléptico. Espumajeaba, tenía convulsiones, y a veces caía en el agua o


en el fuego. Su preocupado padre buscó a un hombre que tenía la fama de curar a los enfermos.
Cuando parecía que había falta de confianza en cuanto a la habilidad de aquel hombre, el padre
clamó: “¡Tengo fe! ¡Ayúdame donde necesite fe!”.
2 Podemos aprender algo de este padre que buscó la ayuda de Jesús. El hombre reconocía
que su fe pudiera ser deficiente; también estaba seguro de que Jesús quería ayudar. Así puede ser
en nuestro caso, a medida que nos encaramos a nuestras propias faltas —incluso a las secretas—
y nos esforzamos por vencerlas. Podemos confiar en que Jehová Dios quiere ayudarnos, tal como
él ha ayudado a otras personas en el pasado. (Compárese con Marcos 1:40-42.) Por ejemplo, él
ayudó al apóstol Pablo a hacer frente a faltas que se pueden derivar de tener abundancia o estar
en necesidad. El pobre pudiera ansiar riquezas; la flaqueza del rico pudiera ser el confiar con
presunción en el éxito y mirar despectivamente a los que tienen menos que él en sentido material
(Job 31:24, 25, 28). ¿Cómo venció o evitó Pablo tales faltas? Él dice: “Para todas las cosas tengo
la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”. (Filipenses 4:11-13.)
3 Mientras recurrimos al poder de Dios, es sabio que nos esforcemos por vencer nuestras faltas

y no hagamos caso omiso de ellas solo porque éstas quizás sean actualmente secretas. El
salmista dijo acerca de Jehová: “Él está enterado de los secretos del corazón” (Salmo 44:21). Si no
vencemos nuestras faltas, puede que éstas salgan a la luz para mayor perjuicio nuestro. A esto
aplica el siguiente principio: “Los pecados de algunos hombres son públicamente manifiestos,
conduciendo directamente al juicio, mas en cuanto a otros hombres sus pecados también se hacen
manifiestos más tarde” (1 Timoteo 5:24). Examinemos dos faltas comunes que merecen la atención
de los cristianos que desean agradar a Jehová.
Falta secreta relacionada con el deseo sexual
4 Uno de los dones más agradables que Dios nos ha dado es el matrimonio, junto con la
facultad y el deseo de reproducirnos (Génesis 1:28). El deseo sexual que se expresa en las
relaciones maritales es natural y limpio. La Biblia recomienda el disfrutar de las relaciones sexuales
con el cónyuge de uno (Proverbios 5:15-19). Sin embargo, no se puede dar rienda suelta al apetito
sexual. A modo de comparación, considere nuestro deseo de alimento. El que nuestro apetito
vuelva a aparecer a intervalos no significa que debamos cultivar un anhelo inmoderado de
alimento, o que no necesitemos controlar cuándo, dónde y cómo comemos. (Proverbios 25:16, 27.)
5Puede que Pablo haya estado casado alguna vez, y sabía que las expresiones sexuales
normales entre cónyuges eran apropiadas (1 Corintios 7:1-5). Así que tenía que estar refiriéndose
a algo diferente cuando escribió: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están
sobre la tierra en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia”
(Colosenses 3:5). Él tiene que haber querido decir expresiones sexuales más allá del arreglo
marital y los medios maritales apropiados. El apóstol también dijo: “Cada uno de ustedes sepa
tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra, no en codicioso apetito sexual”
(1 Tesalonicenses 4:4, 5). Este franco consejo inspirado es provechoso tanto para los cristianos
casados como para los solteros.
6 Un modo como a menudo se manifiesta esa “pasión libidinosa [lujuriosa, lasciva]”

(1 Tesalonicenses 4:5, Torres Amat, 1925) es mediante la persona estimular sus propios órganos
sexuales por el placer que la acción produce. Esto se conoce como masturbación. Es muy común
entre los muchachos y las muchachas solteros. Pero también participan en ello muchas personas
casadas. El hecho de que es una práctica común lleva a muchos doctores a afirmar que es normal
y hasta provechosa. No obstante, esta práctica está en oposición al consejo de Dios contra el
“codicioso apetito sexual”. Podemos entender mejor el porqué, y por qué deberían vencer tal hábito
los cristianos, al considerar cierto consejo que Jesús dio.
7 Jesús dijo: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha
cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28). Él sabía que los pensamientos
apasionados en cuanto al adulterio frecuentemente preceden los actos inmorales. Sin embargo,
hasta los que excusan la masturbación reconocen que ésta generalmente abarca fantasías
sexuales. Después de hablar sobre la “atención consciente [que prestan los jóvenes] al placer que
la masturbación puede producir”, el libro Talking With Your Teenager añade: “Tal vez se imaginen
que están en situaciones de desenfreno sexual o con compañeros del mismo sexo o con personas
mayores, como maestros, parientes, hasta [padres]. Quizás tengan fantasías con relación a la
violencia sexual. Todo esto es absolutamente normal”. Pero ¿lo es? ¿Cómo podrían los cristianos
considerar que tales fantasías y la masturbación son ‘normales’ a la luz de la advertencia de Jesús
acerca del ‘adulterio en el corazón’ o el consejo de Pablo contra el “codicioso apetito sexual”? No,
tales fantasías y la masturbación —sea por parte de un joven o de un adulto, de una persona
soltera o de una casada— hay que vencerlas.
Cómo vencer esta falta reservada
8 Si un cristiano tiene esta falta secreta, ¿qué podría hacer para vencerla, para “tomar posesión
de su propio vaso en santificación y honra”? (1 Tesalonicenses 4:4.) Dios, mediante su Palabra,
suministra ayuda valiosa.
9 Primero es importante reconocer que Jehová sí tiene normas. Él expresa claramente lo
incorrecto de las relaciones sexuales extramaritales, tanto en el caso de la fornicación como en el
del adulterio (Hebreos 13:4). Por consiguiente, si creemos que Sus caminos son los mejores,
procuraremos galardones satisfacientes de la expresión sexual solo dentro del matrimonio (Salmo
25:4, 5). El libro Adolescence, de E. Atwater, señala que, respecto a la masturbación, los jóvenes
comúnmente manifiestan ‘reserva, vergüenza y recelos’. Una razón que se da es que ‘en la
masturbación falta la intimidad de una relación amorosa que acompaña al coito sexual’. Sí, es
provechoso controlar el deseo sexual hasta que éste se pueda expresar mediante amorosas
relaciones maritales.
10 La Palabra de Dios suministra ayuda adicional al aconsejar: ‘Cuantas cosas sean
verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas,
cuantas sean de buena reputación y cualquier virtud que haya, continúen considerando estas
cosas’ (Filipenses 4:8). Está claro que las películas eróticas y las novelas inmorales no son ‘castas
ni de buena reputación o virtuosas’. No obstante, de estas cosas se alimentan frecuentemente los
que practican la masturbación. Cualquier persona que tome la resolución de vencer esta falta tiene,
pues, que evitar completamente tales medios eróticos. La experiencia ha demostrado que si los
deseos de una persona comienzan a inclinarse a lo erótico de una manera que anteriormente
resultó en la masturbación, el concentrarse de modo resuelto en lo que es justo y casto puede
enfriar dichos deseos. Esto es especialmente importante si la persona está a solas o en la
oscuridad, cuando la falta secreta de la masturbación es más común. (Romanos 13:12-14.)
11 Una ayuda relacionada con lo susodicho es mantenerse activo o activa, en armonía con la

amonestación: “Vigilen estrechamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino
como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos”
(Efesios 5:15, 16). Pida a un confidente cristiano maduro sugerencias en cuanto a medidas
positivas que usted pueda tomar (Isaías 32:2). Muchas personas que han vencido esta falta
reconocen que el saber que un cristiano interesado en su bienestar les preguntaría sobre su
progreso les ayudó a desarrollar gobierno de sí mismas. Por supuesto, el que debería ser nuestro
confidente más íntimo es Jehová. De modo que es vital acudir a él en oración y buscar su ayuda
(Filipenses 4:6, 7). Si alguien que haya luchado contra esta falta por algún tiempo “tropieza”, puede
pedir a Dios poder, entonces puede reanudar sus esfuerzos y probablemente tener éxito de nuevo,
por un período aun más largo. (Hebreos 12:12, 13; Salmo 103:13, 14.)
La lucha contra el mal uso de las bebidas alcohólicas
12 ‘El vino regocija a Dios y a hombres’, dice cierto versículo bíblico (Jueces 9:13). Tal vez

usted concuerde con esto, pues las bebidas alcohólicas han sido una ayuda para la relajación y
una fuente de placer para muchas personas (Salmo 104:15). Sin embargo, pocas negarían que el
uso de las bebidas alcohólicas puede plantear peligros físicos y morales. Un problema grave
es la borrachera absoluta. Esta falta es tan grave que Dios advierte que los borrachos pueden ser
expulsados de la congregación y excluidos del Reino (1 Corintios 5:11-13; Gálatas 5:19-21). Los
cristianos están conscientes de esto y concordarían en que tienen que evitar emborracharse. Pero,
aparte de la borrachera, ¿cómo pudiera el uso de las bebidas alcohólicas convertirse en una falta
secreta?
13 Un cristiano pudiera beber solamente con moderación y, no obstante, todavía tener una falta
grave. Considere la experiencia de un hombre a quien llamaremos Heinz.
Él, su esposa e hijos llegaron a ser cristianos verdaderos y estaban muy activos en
la congregación de la localidad. Con el tiempo Heinz fue nombrado anciano y llegó
a ser considerado una ‘columna’ entre las congregaciones de la ciudad (Gálatas
2:9). Es comprensible que él se encarara a presiones relacionadas con criar a su
familia y a cierto grado de inquietud al cuidar del rebaño (2 Corintios 11:28). Sin
embargo, su empleo le ocasionó gran tensión porque la compañía para la cual
trabajaba estaba creciendo, y su jefe quería que él se encargara de numerosos
problemas y decisiones.
Muchas noches Heinz estaba bastante tenso. Descubrió que una copa o dos lo
ayudaban a relajarse. Claro, por ser un cristiano maduro, evitaba cuidadosamente
beber en exceso o emborracharse. Aunque sí tomaba algunas copas para relajarse
de noche, no necesitaba bebidas alcohólicas durante el día, y ni siquiera tomaba
durante la mayoría de las comidas. No se le conocía como alguien ‘dado a mucho
vino’. (1 Timoteo 3:8.)
Inesperadamente Heinz fue hospitalizado para ser sometido a una operación
corriente. Surgieron algunos síntomas extraños. ¿Cuál era la causa? Al personal
médico no le tomó mucho tiempo determinar que Heinz estaba experimentando
síndrome de abstinencia. Sí, su cuerpo había llegado a depender del alcohol.
Esto fue una sorpresa para la familia, pero sus familiares se unieron a él y lo
apoyaron en su resolución de evitar las bebidas alcohólicas por completo.
14 Algunas personas perciben que las bebidas alcohólicas han adquirido un papel

desacostumbrado en su vida, así que tratan de ocultar su hábito de beber, pues no quieren que su
familia ni sus amigos se den cuenta de cuánto beben ellas o cuán a menudo lo hacen. Otras tal vez
no crean que dependen del alcohol; sin embargo, la bebida se ha convertido en un punto focal
de su día. Las personas que están en cualquiera de estas categorías están en gran peligro de
beber en exceso en alguna ocasión o de ser alcohólicos ocultos. Considere este proverbio: “El vino
es burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se extravía por él no es sabio”
(Proverbios 20:1). El punto es que el beber demasiado puede hacer que la persona obre de modo
alborotador y quede en ridículo. No obstante, el vino pudiera poner en ridículo a alguien en otro
sentido. La persona merece quedar en ridículo si piensa que su hábito de beber está oculto de
Dios.
15 Uno de los frutos del espíritu de Dios es el gobierno de uno mismo, y necesitamos esta
cualidad en todos los aspectos de la vida (Gálatas 5:22, 23). Pablo asemejó el cristiano a un
corredor. En una carrera normal, el corredor “ejerce gobierno de sí mismo en todas las cosas”
simplemente para “obtener una corona corruptible”. De igual manera, el cristiano tiene que
desplegar “gobierno de sí mismo en todas las cosas” para alcanzar un premio de mucho más
valor... LA VIDA. Pablo recalcó que tenemos que ‘conducir nuestro cuerpo como a esclavo’ para
asegurarnos de ‘que, después de haber predicado a otros, nosotros no lleguemos a ser
desaprobados de algún modo’, tal como por una falta secreta relacionada con las bebidas
alcohólicas. (1 Corintios 9:24-27.)
16 ¿Qué puede ayudar al cristiano a enfrentarse con esta falta? Es útil entender que, aunque el

bebedor quizás oculte su proceder de otros humanos, no lo está escondiendo de Dios (1 Corintios
4:5). Así, sinceramente —a la vista de Dios—, la persona debería reflexionar sobre sus hábitos de
beber. (Nos referimos a beber por el placer o el efecto que produce, y no simplemente a tomar una
pequeña cantidad como bebida común con las comidas.) Sin embargo, algunas personas tal vez
digan: ‘Pero yo no tengo que beber. Sencillamente disfruto de ello; la bebida me relaja. Podría
abstenerme si quisiera’. Pues bien, en vista de los peligros potenciales de beber en exceso o
depender del alcohol, ¿por qué no hace precisamente eso por un mes o dos? O, puesto que hay
una tendencia muy fuerte a negar que haya algún problema, resuélvase a abstenerse de las
bebidas alcohólicas por un mes en todo momento en que el tomarse una copa sea normal. Por
ejemplo, la persona que generalmente se tome una copa después del trabajo, antes de acostarse o
en una reunión social pudiera evitar hacerlo. Así puede comprobar cómo se siente. Si se le hace
difícil, o ‘sencillamente no puede relajarse’, tiene una falta grave.
17 Una vez que el cristiano sincero comprenda ante Dios que tiene una falta con relación a las

bebidas alcohólicas, será más fácil vencerla. Puede que ya sepa que la Biblia dice que ‘la
persona de estupidez’ es quien razona ‘que las aguas hurtadas son dulces, y el pan [o la bebida
alcohólica] que se consume en secreto... es agradable’. No obstante, tales personas, dice
Proverbios, acabarán impotentes en la muerte. En contraste, el sabio ama la censura, y felizmente
‘deja a los inexpertos y sigue viviendo al andar directamente en el camino del entendimiento’
(Proverbios 9:1, 6, 8, 13-18). Sí, Dios suministra ayuda adicional para que venzamos faltas
secretas al permitirnos saber lo que hay adelante, cuáles serán los resultados finales.
Dios recompensa las acciones privadas
18 Algunas personas viven en temor de que otros o Dios descubran los malos caminos de ellas.
Que esto no suceda en nuestro caso. En vez de eso, vivamos con el conocimiento de que no
podemos ocultar de Él los asuntos (Eclesiastés 12:14). (14 Porque el Dios verdadero juzgará todas las
acciones, incluso todas las cosas ocultas, para determinar si son buenas o malas.) Aceptemos la
ayuda de Jehová para vencer nuestras faltas, incluso las ocultas. Entonces podemos esperar con
anhelo el tiempo en que “las cosas secretas de la oscuridad” se saquen a la luz y “los consejos de
los corazones” se pongan de manifiesto. “Entonces a cada uno le vendrá su alabanza procedente
de Dios.” (1 Corintios 4:5; Romanos 2:6, 7, 16.)
[Notas a pie de página]
Mateo 17:14-18, Marcos 9:17-24 y Lucas 9:38-43 muestran que la posesión demoníaca causaba
tal estado. La Biblia hace una distinción entre este tipo de epilepsia y la que se atribuye a
causas naturales. (Mateo 4:24.)
A veces durante el sueño, el cuerpo experimenta una emisión sexual involuntaria, suceso natural
que no es lo mismo que la masturbación, un acto consciente.
¿Recuerda usted?
□ ¿Cuál es el parecer de Dios acerca de las faltas secretas que tal vez estemos esforzándonos por
vencer?
□ ¿Qué consejo bíblico indica que se debe evitar la masturbación?
□ ¿Cómo puede un cristiano vencer el hábito de la masturbación?
□ Puesto que la Biblia no lo condena, ¿cómo podría convertirse en una falta secreta el uso de
bebidas alcohólicas?
□ ¿Qué medidas prudentes pueden tomarse al enfrentarse con una falta privada que se relacione
con las bebidas alcohólicas?
[Preguntas del estudio]
1. ¿Qué pidió cierto padre preocupado?
2. ¿Cómo podemos estar seguros de que Dios quiere ayudarnos a vencer nuestras faltas?
3. ¿Por qué es sabio que tratemos de vencer nuestras debilidades?
4, 5. a) ¿Qué punto de vista equilibrado tocante al deseo sexual presenta la Biblia? b) ¿Qué
advertencias hallamos en las Escrituras respecto al deseo sexual?
6. ¿Por qué es correcto que los cristianos eviten la masturbación?
7. ¿Cómo provee Mateo 5:28 otra razón para abstenerse de la masturbación?
8, 9. ¿Qué hechos tiene que comprender la persona, lo cual la puede ayudar a dejar el hábito de
la masturbación?
10. ¿Cuáles son algunas medidas que la persona puede tomar para ayudarse a sí misma a vencer
la práctica?
11. Describa otras cosas que han resultado provechosas para los que se enfrentan con esta falta.
12. ¿Cuál es el punto de vista cristiano acerca de las bebidas alcohólicas?
13. Ilustre cómo podría desarrollarse el depender del alcohol.
14. ¿Qué podría llevar a que las bebidas alcohólicas pusieran a uno en ridículo?
15. ¿Qué relación hay entre las palabras de Pablo en 1 Corintios 9:24-27 y el uso que el cristiano
hace de las bebidas alcohólicas?
16. ¿Cómo puede determinar una persona si, en su caso, las bebidas alcohólicas se han
convertido en una falta?
17. ¿Por qué tiene que esforzarse por vencer su debilidad el cristiano que tiene una falta oculta
relacionada con las bebidas alcohólicas?
18. A medida que vencemos nuestras faltas secretas, ¿de qué podemos estar seguros?
(Proverbios 24:12; 2 Samuel 22:25-27.)
[Recuadro en la página 17]
Venció la masturbación
DE JOVEN, C—— tenía sentimientos sexuales normales, pero también tenía un problema. Desde
la edad de 13 años tenía el hábito de masturbarse, generalmente en lo secreto de su habitación.
Estaba un poco avergonzado por ello, pero opinaba que no estaba haciendo daño a nadie más.
Para cuando tenía 19 años de edad, la práctica estaba arraigada. De vez en cuando C—— la
confesaba a su sacerdote, pero éste le decía que, aunque tal práctica era incorrecta, no era
demasiado grave. Cuando C—— se alistó en el ejército, no tuvo mucha oportunidad de estar a
solas. Por lo tanto, rara vez recurrió a la masturbación, lo cual, dicho sea de paso, muestra que su
hábito pasado no era el resultado de una pasión incontrolable.
Al salir del ejército, C—— regresó a casa. Comenzó a comprar revistas pornográficas y, excitado
por éstas, volvió pronto a sus costumbres anteriores. Cuando comenzó a vivir solo, era fácil
conseguir material que lo estimulara en sentido sexual. A menudo se masturbaba varias veces al
día.
Luego comenzó a estudiar la Biblia con un ministro de los testigos de Jehová. A medida que fue
aprendiendo el punto de vista de Dios acerca de la inmoralidad, C—— se sintió avergonzado de
comprar literatura pornográfica, y quiso dejar el hábito de la masturbación. Trataba de dejarlo. Pero
después de una semana o dos sentía tensión sexual, se detenía ante algún quiosco de periódicos,
y llegaba a excitarse por el material inmoral que veía. De vuelta en casa, le parecía que, puesto
que ya había fallado, daba igual que fuera un paso más allá. Después tenía remordimientos.
¿Acaso nunca podría dejar este mal hábito?
Finalmente C—— habló con un anciano, en sentido espiritual, de la congregación. Este ministro
fue comprensivo y lo ayudó a buscar información basada en la Biblia que lo ayudara a cultivar más
gobierno de sí mismo. El ministro también explicó:
‘Imagínese que el deseo es como una cadena. El primer eslabón es pequeño y débil. Pero cada
eslabón sucesivo es más grande y más fuerte. Lo mismo sucede con los vivos deseos que llevan a
la masturbación. Así que usted tiene que detener el impulso tan pronto como pueda. Mientras más
tiempo pase, más intenso se hace el deseo. Finalmente se hará casi incontenible. Sí, trate de
romper la cadena por el primer eslabón. Tan pronto como sienta el impulso, ¡HAGA ALGO!
Levántese y cambie de posición, limpie sus zapatos, vacíe el cubo de la basura... haga cualquier
cosa para romper el eslabón. Pudiera comenzar a leer algo en voz alta, como la Biblia o una
publicación cristiana, que encauce sus pensamientos de acuerdo con ideas limpias’.
Este ministro preguntaba a C—— en las reuniones cómo le iba, y lo encomiaba y animaba con
regularidad en cuanto a la resolución que había tomado. Por siete semanas C—— tuvo éxito.
Luego, cuando se sintió frustrado y desanimado por otro problema, sucumbió de nuevo y compró
alguna literatura erótica. Esto lo llevó a reincidir. Tales episodios fueron reveses, pero el ministro lo
instó a continuar la lucha. Poco a poco los intervalos se alargaron a 9 semanas, luego 17 semanas,
después hasta más tiempo. Lentamente fue aumentando su confianza en que podría dominar el
problema secreto.
Por último, C—— se encaró al hecho de que Jehová sabía todo lo que él estaba haciendo. Por
eso, si quería servir a Dios con una conciencia completamente limpia, tendría que librar totalmente
su vida de esta práctica. ¡Lo hizo! Ahora ni siquiera puede recordar cuánto tiempo ha pasado
desde la última vez que se masturbó. Como cristiano ejemplar, C—— ha recibido cierta
responsabilidad en la congregación, y está haciendo planes para aumentar su servicio para la
alabanza de Dios. Es una persona distinta.

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