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Rev. derecho (Valdivia) v.10 supl.Especial Valdivia ago. 1999
Revista de Derecho, Nº Especial, agosto 1999, pp. 95-131
CITAR ASÍ:
Formato ISO
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES
I. INTRODUCCIÓN
Una perspectiva desde la cual podemos abordar este estudio, y que es desde
luego la que más nos interesa para dicho propósito, es mediante el análisis de
la estructura del proceso penal chileno y su evaluación en cuanto a si las
normas legales que lo rigen, se adecúan al "respeto de las normas y principios
de los derechos humanos por medio de un análisis fundamentalmente
dogmático"10.
Los derechos fundamentales que, por respeto a la dignidad del ser humano han
sido proclamados en la Declaración de Derechos Humanos y en otros
convenios o pactos internacionales, requieren para su efectiva realización de un
sistema de enjuiciamiento criminal que armonice las exigencias de la justicia
penal con el respeto efectivo de las garantías de las personas cuyos derechos
se ven afectados por el procedimiento penal16. La Justicia Penal es un
instrumento de poder en manos del Estado y puede afectar los derechos de las
personas, sean culpables o inocentes pudiendo constituirse,incorrectamente
empleada en un instrumento de violencia que desde luego requiere de
mecanismos de control que puedan ser eficaces para atender, en opinión de
Wolfgang Schone "con cuidado y equilibrio a la siguiente paradoja: que el
ciudadano tiene que ser protegido por y contra el derecho penal."17.
Las exigencias de la actual Reforma Procesal Penal para que ella cumpla los
objetivos fundamentales que la justifican plenamente y la hacen imprescindible,
se materializan, desde nuestro punto de vista en exigencias de carácter
constitucional, desde el momento que estimamos que el proceso penal vigente
no responde adecuadamente a los principios y a los preceptos constitucionales
ni a las normas contenidas en los pactos internacionales sobre derechos
humanos vigentes en nuestro país.
Estas son las reflexiones más importantes que constituirán el centro de nuestro
estudio que pretende hacer conciencia respecto de la necesidad no solo de
contar con una reforma puramente "procesalista" que lleve a la realidad
cambios efectuados- al interior del proceso penal, sino que las transformaciones
en estudio afecten positivamente dicho procedimiento desde el punto de vista
de las garantías del debido proceso y la protección de los derechos de los
intervinientes en el mismo, sin perder de vista, desde luego, el que con ello se
logre la satisfacción de la justicia.
Como una opinión generalizada se sostiene que el "modelo que mejor vela por
el respeto de los derechos de los imputados durante la etapa de instrucción es
el sistema auténticamente acusatorio, que representa una solución equilibrada
en la cual son considerados debidamente no solo el interés estatal en el
esclarecimiento y sanción de los hechos delictivos, sino que también, y con el
mismo vigor, los derechos de las personas"31. En efecto, en este nuevo sistema
los derechos del imputado deben ser resguardados por el Juez de Control de la
Instrucción quien deberá cumplir tal papel en el nuevo sistema a implementarse
en nuestro país, debiendo asumir para ello la función de controlar que la
investigación a cargo del Ministerio Público se lleve a cabo conforme con la ley,
asegurando especialmente el respeto de los derechos que le corresponden al
imputado durante la etapa preparatoria del juicio.
Para los efectos indicados hemos escogido algunas garantías procesales del
imputado que estimamos como esenciales y que serán analizadas para resolver
la cuestión planteada acerca del nuevo proceso penal, esto es, en cuanto a si el
nuevo sistema de enjuiciamiento criminal responde a los objetivos
fundamentales de la reforma y principalmente si con este mejorará
sustancialmente la protección que de dichos derechos existe en el presente.
A. La presunción de inocencia
Pero sin duda que debemos tener presente la reforma constitucional del artículo
5° inciso 2°, de 1989, a contar de la cual nuestro sistema constitucional se vio
enriquecido con lo que a este respecto consagran los tratados internacionales,
pues en estos se contemplan, en forma categórica, normas que consagran
dicha garantía41.
Se vincula este derecho con el principio in dubio pro reo, pues mientras el
primero de ellos dice en verdad relación con la posición de la persona durante
todo el proceso y la actitud de los operadores del sistema con el presunto
culpable, en tanto en el segundo se trata más bien de la actitud del juzgador al
momento de dictar la sentencia conforme a los elementos de convicción
reunidos durante el proceso. Para este último efecto el sistema obliga al juez a
que "examine en profundidad todas las circunstancias personales y sociales en
que ha actuado la persona, y en este sentido cuáles eran las alternativas reales
de la persona frente al sistema, ese es el fundamento del principio
in dubio pro reo"57. Se ha sostenido en este sentido58 que el principio "in dubio
pro reo" es difícil de convertir en derecho reclamable y solo entra a operar como
norma de interpretación de la prueba ya rendida y en caso de que su resultado
no aparezca claro en la apreciación del juzgado, a diferencia de la presunción
de inocencia que es un derecho fundamental que exige la producción de prueba
que la desvirtúe59 60.
Pero en el proyecto de nuevo Código procesal del ramo queda en claro que se
reconoce plena vigencia a esta garantía, aunque la norma básica debería
formar parte de la Carta Fundamental para que así se dé a las personas
completa seguridad de su aplicación. Efectivamente en el referido proyecto se
establece lo siguiente: "tratamiento del imputado como inocente e interpretación
restrictiva. Ninguna persona será considerada culpable ni tratada como tal en
tanto no sea condenada por medio de una sentencia firme "63.
La vigencia de este principio trae consigo una serie de otras consecuencias que
dicen relación, fundamentalmente, con que si se parte de la premisa básica de
que el inculpado es inocente, necesariamente deben reducirse al mínimo las
medidas restrictivas de su libertad y la privación de esta debe ser excepcional y
no una regla general, como lo es en el sistema actualmente vigente.
Indudablemente que en este punto se levantarán muchas voces provenientes-
principalmente de aquellos que opinan que el sistema procesal penal que da
muchas garantías al imputado atenta en contra de la eficacia de la persecución
criminal y tiende a favorecer a los delincuentes habituales o reincidentes 64.
Sin embargo, en el artículo 484 inciso 2° del mismo cuerpo legal, nos
encontramos con una norma de la cual se desprende que, el imputado no
estaría obligado a contestar, desde el momento que no se le asigna al silencio
de este el carácter de indicio de participación, culpabilidad o inocencia 76, pero
como lo hemos expresado, al no existir de parte del juez la obligación de
informarle de este principio, si el procesado no está asistido por un abogado, no
ejercerá en la realidad esta prerrogativa.
Referente a esta misma cuestión que ahora nos ocupa, Nicolás González-
Cuéllar Serrano98 expresa que el "principio de proporcionalidad es un principio
general del Derecho que, entendido en sentido amplio, obliga al operador
jurídico a tratar de alcanzar el justo equilibrio entre los sectores en
conflicto"99 exigiéndole tomar conocimiento de los intereses que están en juego,
comparando los valores sobre los que se apoyan y, limitar, en la medida de lo
necesario, sacrificando los que deban ceder100. En la antítesis "autoritarismo"
versus "garantismo"101 González-Cuéllar, mencionando expresiones que han
tenido reiterada utilización en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
manifiesta que la interdicción de excesos de parte del "autoritarismo" exige que
"las restricciones de los derechos fundamentales se encuentren previstas por la
ley, sean adecuadas a los fines legítimos a los que se dirijan, y constituyan
medidas necesarias en una sociedad democrática para alcanzarlos." 102 Agrega
que en todo caso, "el interés del Estado y los intereses de los ciudadanos cuyos
derechos sean restringidos deben ponderarse y limitarse recíprocamente en
aplicación del principio de proporcionalidad."103.
Como puede apreciarse a través de las normas transcritas, se trata que de esta
forma se garantice efectivamente la vigencia del derecho del imputado a no ser
obligado, por ninguno de los métodos o argucias señalados, a prestar
declaración en contra de su voluntad. Desde luego que la garantía más plena
de la vigencia de este derecho consiste en la obligación de la autoridad de dar a
conocer desde el primer momento al imputado que entre sus derechos está
precisamente el de permanecer en silencio si así él lo prefiere.
Fuera de las sanciones en que incurrirán los que violen estos preceptos111, está
que la declaración así obtenida "carecerá de todo valor probatorio, por tratarse
de una prueba ilícita, obtenida con infracción de derechos fundamentales" 112.
E. El derecho de defensa
1. El derecho de audiencia
El derecho a defensa del imputado criminalmente es, sin duda, uno de los
elementos más importantes y característico del debido proceso, por lo que la
tendencia mundial118 apunta precisamente a reforzar y consolidar este derecho
que, de un análisis desde el punto de vista doctrinario del mismo, presenta
varias facetas que lo integran. Uno de los aspectos relevantes del mismo es el
llamado "derecho de audiencia",que incluye el derecho de conocer los
cargos que se imputan al afectado, pues su conocimiento es la base primordial
que posibilitará el ejercicio adecuado del derecho de defensa la que no podría
ser efectiva si para ejercerla se desconocen los cargos imputados.
En efecto, nuestro derecho interno otorga la facultad al juez para que, bajo
ciertas circunstancias que él apreciará y estimará cuando concurren 128, no se
señalen en la orden los motivos por los cuales esta es expedida, posibilidad que
es abiertamente atentatoria en contra de los derechos que asisten al afectado
por dicha orden a quien, no cabe dudas, le será dificultoso aspirar a una
defensa eficaz, desde el momento que ni siquiera se le dan a conocer los
motivos por los cuales se le está privando de la libertad. En los mencionados
pactos internacionales se contiene la obligación de informar de los motivos por
los cuales se ha procedido a la detención de la persona, sin que exista ninguna
posibilidad o circunstancia que justifique la omisión de la obligación de informar
al afectado de las razones de su detención. Por ello, es posible concluir que la
disposición aludida del Código Procesal Penal es inconstitucional129 y debiera
en realidad ser derogada para ajustar nuestro ordenamiento jurídico interno a
las obligaciones internacionales constitucionalmente contraídas por Chile.
Otro aspecto de la mayor importancia, que tiene este derecho de defensa que
se reconoce al imputado de un delito, consiste en la posibilidad de contar con
un abogado que lo asesore y asuma su defensa, derecho que en nuestras
normas fundamentales lo encontramos reconocido en cuanto se refiere a la
"defensa jurídica" que es asegurada a toda persona en la Carta de 1980V 133 en
la forma señalada en la ley, prohibiendo a toda autoridad o individuo impedir,
restringir o perturbar la debida intervención del abogado, si esta hubiere sido
requerida. Además, la Carta Fundamental se preocupó de señalarle al
legislador un mandato en orden a que otorgue defensa jurídica y asesora-
miento a quienes no están en condiciones de procurárselas por sí mismos,
sistema conocido en nuestro derecho como "privilegio de pobreza" 134, y en el
orden legal se reconoce a todo inculpado, desde que aparece como tal, el
derecho a designar abogado patrocinante y procurador135.
Así, algunos entienden este derecho como derecho de acceso a la justicia, pero
esta noción más bien corresponde a los conceptos de derecho a la jurisdicción
o tutela judicial efectiva que al concepto técnico o constitucional de la
defensa153. Desde el punto de vista constitucional, tal como se asegura este
derecho en la Carta de 1980, debemos considerar que, por un lado, se
garantiza a todas las personas la "protección de sus derechos" y, por otro, que
ello se obtenga sin afectar el principio de "igualdad ante la ley".
Para que el sistema dé los resultados que puedan ser calificados de individual y
socialmente justos, ello tiene relación con que el propósito de facilitar el acceso
no se vea frustrado sea porque se predique una versión restrictiva de la
legitimación para actuar en juicio o por que el sistema procesal no se haya
adaptado a las nuevas necesidades de defensa de derechos sin una clara
connotación subjetiva e individual,sino que se refieren, por ejemplo, a "intereses
difusos difícilmente tutelables en sede judicial"159.
Por ello es que en nuestro sistema procesal penal vigente pierden validez
aquellas investigaciones y pruebas que se obtienen y practican ante la
ignorancia absoluta de quien es posteriormente acusado190. En nuestro
ordenamiento jurídico no se sigue el principio de que la prueba obtenida por la
autoridad en violación de los derechos fundamentales o con infracción de
normas legales carece de valor en juicio, por ende, no se aplica el principio de
exclusión en derecho de ciertas pruebas obtenidas ilegalmente 191. "El juez no le
pregunta a la policía el origen de sus pruebas, las toma siempre en
consideración, incondicionalmente"192.
La garantía cubre pues todo el proceso penal, desde su inicio, por lo que desde
el acto de imputación policial o judicial que da comienzo a la acción penal,
deben ser puestos en conocimiento del imputado para que este pueda hacer
efectivo su derecho a defensa. Por lo mismo que la defensa en las condiciones
del actual proceso penal es impracticable en las primeras etapas del proceso
debido precisamente a que, por la estructura del mismo, se impide al inculpado
tomar cabal conocimiento de la denuncia o acción iniciada en su contra, desde
el momento que el sumario es secreto y dicho secreto vulnera abiertamente y
pugna con el derecho fundamental de toda persona contra quien se dirige la
acción penal a defenderse de ella.
Por otro lado, el propio juicio oral está estructurado fundamentalmente sobre la
base del principio contradictorio, puesto que en su desarrollo cada interviniente
tendrá la posibilidad de efectuar las alegaciones que estime
convenientes205 con el fin de controvertir o desvirtuar las de la parte contraria,
sin las limitaciones que presenta el actual procedimiento.
Un elemento fundamental del derecho de defensa, para que sea efectiva esta
garantía constitucional, se traduce en la posibilidad cierta que debe tener el
imputado criminalmente para intervenir en el proceso no solamente haciendo
las alegaciones pertinentes, por sí o por su defensor, sino que, además y con el
propósito de lograr la dictación de una sentencia favorable, mediante el ejercicio
de su derecho a hacer valer, dentro del proceso, las pruebas de que sus
alegaciones o defensas tienen base de sustentación en la realidad y obtener en
definitiva el convencimiento del tribunal de su inocencia o la verdadera
participación que le cupo en los hechos que se le imputan. En el propio artículo
6° del proyecto, ya mencionado anteriormente, se reconoce este derecho al
imputado y a su defensor para "intervenir en todas las actuaciones del
procedimiento que puedan servir a la incorporación de elementos de prueba ".
Este derecho del imputado a allegar todas las pruebas que estime convenientes
a sus intereses, y que es parte del derecho de defensa, está convenientemente
desarrollado en el nuevo proceso penal, procurando en todo momento el
establecimiento de una igualdad de posibilidades entre las partes para
producirlas206. En el proyecto se garantiza, en materia probatoria, entre otros
aspectos, el de proponer y producir todos los medios de prueba de que
dispongan las partes, sin que estos se encuentren restringidos como el proceso
actual de prueba tasada a aquellos que la ley señale, sino que se podrá recurrir
a cualquier medio de prueba que sea idóneo para acreditar el hecho de que se
trate207 208, y el tribunal deberá formarse su convicción valorando en la
sentencia la prueba producida durante el juicio oral209.
Entre los proyectos que integran el nuevo sistema procesal penal se encuentra
uno que ha sido enviado para su tramitación en el Parlamento y que se refiere
precisamente a la Defensoría Penal Pública, sistema en el cual es el Estado el
que debe ocuparse de la defensa de quienes carecen de abogado, pudiendo
llevarse a cabo esta por letrados que sean funcionarios públicos, en los
primeros actos de instrucción, hasta la primera declaración judicial, o de
profesionales que se desempeñan en instituciones que han participado y se han
adjudicado porcentajes de atención en procesos de licitación, los que
desarrollarán su misión en las otras actuaciones del proceso posteriores a la
primera declaración225.
IV. CONCLUSIONES
No se trata pues solo de una reforma "del procedimiento penal", no es una mera
reforma "técnico-administrativa" que busca una mejor utilización de los recursos
disponibles, sino que la vemos como una reforma vital que tiende a que se
garantice mediante su aplicación, en forma plena, los derechos de las personas,
especialmente, como es el propósito fundamental de este estudio, en lo que
respecta a los "derechos fundamentales del imputado." Además, que la
mutación implique una notable mejoría en la percepción que la población tiene
de la justicia chilena,en especial en cuanto a que se asegure a todos el acceso
a ella de modo que el "nuevo juicio penal" mejore la situación garantista, no de
algunos, sino de todos, principalmente de los más desposeídos.
En suma, el proceso penal chileno requería desde hace mucho tiempo una
reforma como la que ha sido encarada y está en vías de ser realidad durante
los primeros años del tercer milenio, porque se han demostrado tan
reiteradamente sus falencias que hoy día casi a nadie le cabe la menor duda
que requiere un cambio de la envergadura del que se acerca, pues en el
proceso penal, en definitiva,hay una serie de problemas que no derivan de la
buena o mala voluntad de los participantes en el proceso, sino que constituyen
problemas estructurales del sistema inquisitivo chileno, que lo permean entero,
que condicionan sustancialmente en rol de los actores y que en definitiva
conducen a una violación permanente de los derechos humanos226.
NOTAS
1 El Presidente Frei Ruiz-Tagle en ,el acto de promulgación de la Reforma
Constitucional que creó el Ministerio Público, manifestó entre otras ideas que "la
construcción de una sociedad mejor para todos no es posible si no reformamos
la justicia chilena de manera de hacerla accesible, eficiente, rápida y, por sobre
todo, transparente"; que "poco sacamos con ofrecer derechos y libertades si,
junto con eso, no somos capaces de instalar en el país un sistema judicial que
proteja efectivamente los derechos de la gente, limite al poder y asegure la
imparcialidad en la resolución de los conflictos"; para agregar luego que "el
sistema de enjuiciamiento criminal vigente en nuestro país no satisface a
cabalidad las exigencias que una sociedad exige al respecto (sic): ni ofrece
seguridad y eficiencia en la persecución de la criminalidad, ni tutela cabalmente
los derechos de las personas inculpadas de conductas delictuales"'. Énfasis
agregado. (Discurso del Presidente de la República obtenido de Internet:
<http://www.segegob.cl/justicia/reforma/presidente.html>
2 En la presentación de la Reforma Constitucional en el Senado la Ministra de
Justicia doña María Soledad Alvear, el 15 de abril de 1997, manifestó que "el
actual sistema procesal penal adolece de deficiencias que lo tornan
incompatible con un auténtico Estado de Derecho y con las exigencias más
elementales de modernización de las instituciones públicas" ya que hay
deficiencias y vacíos fundamentales en la estructura del proceso "de instrucción
que caracteriza nuestro sistema" y "que desembocan en sistemas de
investigación lentos, innecesarios e incluso dañinos para los objetivos de
justicia, reinserción social y seguridad ciudadana"; agrega más adelante que
"las estadísticas en materia criminal resultan elocuentes y constituyen un
testimonio indesmentible de las graves deficiencias que rodean la actual
estructura de persecución criminal", ya que, por ejemplo el robo con violencia
presenta 7,6% de sentencias condenatorias y 74,4% de sobreseimientos
temporales, representando estos últimos aquellas causas que no concluyen por
falta de pruebas o por la imposibilidad de conocer al responsable del delito. Por
otra parte, expresa que la sensación de injusticia se manifiesta debido a la
ausencia de inmediación, esto es, contacto directo entre las partes y el juez, y
en el carácter secreto del sumario que atenta contra la regla de publicidad y
transparencia de todo proceso de instrucción criminal. Apunta la crítica central
al sistema actual en lo que es su estructura inquisitiva"que contradice los
lineamientos centrales de la garantía del debido proceso, violentando los
criterios de imparcialidad objetiva de que deben estar revestidas las acciones
jurisdiccionales". (Discurso de la Ministra de Justicia obtenido de Internet:
<http://www.segegob.cl/justicia/reforma/ministra.html>
3 Documento emanado del Ministerio de Justicia explicando la reforma procesal
penal "Una nueva Justicia para Chile. Los principales componentes de la Gran
Reforma de la Justicia". En Internet: <http://www.segegob.cl/justicia/re-
forma/newjusl.html>
4 Discurso de la Ministra de Justicia,ante el Senado, según cita en nota N° 2.
5Ver Wolfgang Schöne, "Derechos Humanos y Procedimiento Penal: pautas del
Procedimiento Penal Alemán", en "Proceso Penal y Derechos
Fundamentales" Colección Estudios N° 1 de la Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, Santiago de Chile, 1994, pág. 607 y 608.
6 En el Mensaje dirigido al Congreso por el Presidente Jorge Montt, el 31 de
diciembre de 1894, entre otros acápites muy interesantes, se lee lo siguiente:
"Mientras llega el día en que sea posible plantear en el país un sistema de
enjuiciamiento más perfecto (hubo de esperar el país más de 100 años para
ello) preciso será aprovechar las mejoras que este Proyecto introduce" y agrega
que "la observancia de sus disposiciones hará mucho más difícil la impunidad
de los delincuentes; abreviará la tramitación de los procesos criminales; y
permitirá que los presuntos culpables gocen de todas las garantías que tienen
derecho a exigir para su completa defensa y para hacer menos penosa su
situación mientras esté en tela de juicio su inocencia o su
culpabilidad.''' (Énfasis agregado).
7 En los documentos oficiales del Ministerio de Justicia publicados en su página
de Internet la denominan "La Reforma del Siglo"
(http://www.segegob.cl/justicia/reforma/reforma-2html).
8 Nos referimos a la Reforma Constitucional introducida por el artículo único, N°
1, de la Ley N° 18.825 de 17 de agosto de 1989 que modificó el artículo 5°
inciso 2° de la Constitución. A este respecto en la obra "La Constitución
Chilena", de Neville Blanc Renard, Humberto Nogueira A., Emilio Pfeffer U. y
Mario Verdugo M., Centro de Estudios y Asistencia Legislativa, Universidad
Católica de Valparaíso, en el Tomo I, pág. 38, se lee:
Por otra parte, no fue solo la falta de una normativa adecuada la única razón
que tornó insuficiente en aquella época el recurso de amparo en la idea de
otorgar efectiva protección a la libertad y seguridad personal. La legalidad
vigente, aunque insuficiente, dejaba al tribunal un margen amplio que permitía
dar resguardo al afectado, lo que en la práctica no fue utilizado, debido a
variadas razones, que no es del caso analizar en esta ocasión (demora
excesiva en resolverlo y en muchos casos en que faltaba orden escrita, esa
demora servía precisamente para que con posterioridad a muchos días
después de la detención, se subsanara el problema agregando la orden previa
que era necesaria). Ver, en este sentido, "Informe de la Comisión Nacional de
Verdad y Reconciliación", Santiago, febrero de 1991, Tomo I, Volumen I,
especialmente el Capítulo IV, Segunda Parte, págs. 95 a 104.
22Se han publicado algunos análisis empíricos como el estudio realizado por
Libertad y Desarrollo, denominado "Seguimiento de causas penales de robo y
hurto", estudio efectuado por Sergio Yáñez, Paulina Villagrán, Rosa Camhi,
Claudio Osorio y Juan Peribonio, publicado en "Proceso Penal y Derechos
Fundamentales", ob. cit., págs. 17 a 46; igualmente se puede consultar a este
respecto a Jorge Correa Sutil y Luis Barros Lezaeta, Editores, "Justicia y
Marginalidad: Percepción de los pobres. Resultados y Análisis de un Estudio
Empírico", Corporación de Promoción Universitaria, Dirección de Estudios
Sociológicos. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 1993.
23Domingo Sánchez, "Las instituciones del Proceso Penal Chileno frente al
derecho comparado, desde la perspectiva de los derechos
del imputado", trabajo publicado en la Colección Estudios N° 1 de la
Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, ob. cit., pág. 61.
24 Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 61.
25Especialmente aludiremos para este efecto los derechos que se consagran
en la Convención Americana de Derechos Humanos.
26 Según el art. 277 del actual CPP, "por el procesamiento la detención se
convierte en prisión preventiva" y el art. 278 agrega que desde ese momento "el
procesado es parte en el proceso penal y deben entenderse con él todas las
diligencias del juicio.Su defensa es obligatoria."
27En este sentido ver el trabajo del profesor Jorge Mera figueroa, "Propuesta de
Reforma del Sistema Procesal Penal chileno desde la perspectiva de los
Derechos Humanos", publicado en Colección Estudios N° 1 de la Corporación
Nacional de Reparación y Reconciliación, ob. cit., especialmente lo expresado
en págs. 352 y 353.
28Como si los males de nuestro sistema procesal penal fueren solo deficiencias
de gestión o fallas en la administración de los recursos disponibles.
29Alberto Binder, "Crisis y Transformación de la Justicia Penal en
Latinoamérica", pág. 73, citado por Jorge mera figueroa, ob. cit. pág. 353.
V. BIBLIOGRAFIA