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El ciclo urbano del agua.

Un nuevo modelo para un sistema de gestión integrado.

RESUMEN: Este artículo busca mostrar la evidencia de la urgente necesidad de cambiar el sistema actual
de uso del agua en desarrollos urbanos en un nuevo modelo de gestión del agua que optimice este
recurso. Un sistema global de gestión del agua es propuesto como modelo, tomando como ejemplo el
desarrollo urbano en Castilleja de Guzmán (Sevilla).

Palabras clave: arquitectura bioclimática, planificación urbana ambiental, planificación urbana


sostenible, ciudad sostenible, desarrollo sostenible.

1. Introducción

A lo largo de la historia, el desarrollo urbano de las sociedades ha sido acompañado por un aumento en
la demanda de agua, provocando una presión creciente sobre los recursos hídricos. Durante El siglo
pasado, esta situación se ha vuelto insostenible debido a un desequilibrio en la explotación de este
natural recurso y su capacidad de regeneración.
A nivel mundial, el agua cubre 2/3 de la Tierra, generando idea de abundancia. Sin embargo, el 97% de
este total es agua salada; 2.24% de ella es agua fresca congelada por el hielo polar, casquetes y aguas
subterráneas profundas; solo el 0.26% es agua fresca accesible para consumo humano. Por lo tanto,
ríos, lagos, el suelo y la atmósfera contienen una pequeña cantidad de agua dulce del mundo, que
necesita ser preservada como sea posible para continuar generando riqueza y alimentando todos los
ciclos naturales. Por lo tanto, el objetivo es: la explotación sostenible del agua, reduciendo el consumo y
minimizando la contaminación.

Esta información, vinculada al calentamiento global, los pronósticos hablan de la pérdida de recursos
hidrológicos (disminución de los niveles de agua del río, pérdida de acuíferos, etc.) en el mediano plazo;
y la disminución de las precipitaciones en muchas áreas, dibuja una imagen bastante negativa para
muchos territorios. El impacto en los ecosistemas más vulnerables es irreversible, su fauna y flora están
experimentando alteración morfológica y genética de algunas especies, y las diferencias territoriales se
están agravando.

Ante tal escasez, sobreexplotación y contaminación a nivel global, la única forma de abordar la situación
es enfocarse en el ciclo del agua.
Entendiendo este comportamiento, tenemos que prevenir la acción humana de desestabilizar el
sistema; Desde el momento en que el agua se desvía del ciclo, hasta el momento en que se envía
volviendo a ello, al hacerlo evitando todos los ecosistemas dependiendo de que desaparezca.
Siendo un compuesto que tampoco se crea en la superficie de la tierra ni en la atmósfera –en la misma
forma en que la materia no se crea ni se destruye, hay una cantidad finita de agua que circula alrededor
del ciclo hidrológico. Esto significa que el agua que usamos hoy es la misma que el agua utilizada hace
millones de años, que, casi sin cambios desde los orígenes de la Tierra, está en constantemente reciclaje
en un circuito continuo entre la tierra y la atmósfera, en equilibrio con todos los procesos naturales con
el que interactúa.
Sin embargo, la acción humana está alterando seriamente este ciclo.
La manipulación de cauces, la extracción de grandes cantidades de agua para consumo humano, la
regulación de aguas superficiales (embalses, elevaciones), explotación de los acuíferos subterráneos,
junto con la deforestación y la erosión, afectan la capacidad de acumular agua y los procesos naturales
de circulación y, sobre todo, nuestras altamente contaminadas aguas residuales. Todos ellos amenazan
el equilibrio hidrológico.

Fig. 1. eliminación de aguas residuales y contaminación del agua en Áreas urbanas.

Fig. 2. desertificación del planeta.

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