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Acto Jurídico.

Ineficacia e invalidez

Abordaremos un tema de suma importancia, planteando como objetivo delimitar

los conceptos relacionados a la invalidez e inexistencia del acto jurídico. Enfatizando en

las disposiciones del Libro II, del Código Civil vigente, que señala los requisitos de

validez, puede inferirse de la lectura de ese artículo que todo surge de la manifestación

de voluntad, basándose en el principio de autonomía de la voluntad privada, que permite

a las personas capaces, celebrar actos jurídicos, con voluntariedad, discernimiento y así

mismo de la concurrencia de elementos necesarios para su validez y eficacia.

Partiendo de la premisa, que también ha recibido la acepción de negocio

jurídico, en otras legislaciones, y siguiendo los antecedentes de los códigos civiles, de

importante influencia en el derecho civil, surge en el ordenamiento jurídico peruano la

denominación de acto jurídico. Siguiendo como referencia pensamientos doctrinarios,

como acota (Vidal Ramírez, 2013) considerando la manifestación de la voluntad, de

forma que hace factible celebrar un acto jurídico. Pudiendo ser definido como

“El hecho humano, voluntario lícito, con manifestación de voluntad dirigida

producir efectos jurídicos consistentes en crear, regular, modificar o

extinguir relaciones jurídicas”. (Torres Vásquez, 2000, pág. 97)

Según (León Barandiarán, 1997) categoriza al acto jurídico, como especie

derivada del hecho jurídico, considerando que es menester partir de su determinación,

para de esta forma, hacer factible la construcción de su conceptualización, con su

respectiva composición. En este sentido (Betti E., 2000) cuando se utiliza la expresión

de acto jurídico, se está aludiendo a la relación jurídica, originada a consecuencia del

hecho jurídico, cuya característica principal es la voluntariedad de las partes

intervinientes, que manifiesta el sujeto, materializando en su máxima expresión de la


autonomía privada de la voluntad, asimismo requiere de su licitud, además esperar o

pretender los efectos distinguiendo entre ellos a crear, regular, modificar o extinguir

relaciones de índole jurídico, por cuanto estos tienen el poder de regular sus intereses

privados mediante relaciones jurídicas que pueden ser tanto patrimoniales como

extrapatrimoniales, con la finalidad de satisfacer sus necesidades, los cuales se revisten

de la legalidad característica del Derecho, del cual surten efectos jurídicos en el

contexto en el cual se han desarrollado.

Por ello, resulta primordial considerar que el acto jurídico, tiene elementos de

tres tipos: esenciales, naturales, accidentales. Para (Taboada Córdova, 2013) la

formación del acto requiere de la concurrencia total de los elementos necesarios, siendo

así que su celebración está sujeta a elementos y requerimientos señalado por la norma.

Por ello, los presupuestos resultan elementales para la creación de la relación jurídica

válida y eficaz. En opinión de (Enneccerus, Kipp, & Wolff, 1981) estima que la

relevancia de la integración de los elementos indispensables, o también considerado el

aspecto general característico de todo acto jurídico y otros que están sujetos a

determinada circunstancia o acto jurídico, denominado el aspecto esencial o

constitutivo. Siendo necesarios e indispensables para que tengan validez y adquieran

eficacia jurídica.

Siguiendo el pensamiento de la doctrina, (Vidal Ramírez, 2013) considera que la

estructura tradicional para que la celebración del acto jurídico, puede surtir efectos

jurídicos, es menester que concurra los requisitos de validez señalados por el artículo

140° del Código Civil Peruano. “El acto jurídico es la manifestación de voluntad

destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Para su validez

se requiere Agente capaz, Objeto física y jurídicamente posible, Fin lícito, Observancia

de la forma prescrita bajo sanción de nulidad”. (1984)


En opinión de (Taboada Córdova, 2013), es de común acuerdo que la autonomía

privada, se convierte en el núcleo a partir del cual surgen relaciones jurídicas, basadas

en la voluntad, fundamentándose en la protección que brinda el principio de legalidad.

Siendo relevante explicar cada uno de los requisitos de validez, para una mejor

comprensión de la ineficacia e invalidez del acto jurídico. Como primer requisito, cabe

precisar que recibe la categoría de persona capaz, aquella que tiene goce y ejercicio,

siendo así que la primera es adquirida desde la concepción hasta la muerte, y la segunda

la adquirimos cuando tenemos la mayoría de edad, conforme lo dispone la norma. Ante

la celebración del acto jurídico, resulta menester que la persona cuente con la capacidad

requerida por la norma, para que pueda surtir efectos jurídicos.

El objeto del acto jurídico, debe poseer tres características elementales como lo

dispone la norma. Primero debe tener existencia física o intelectual, segundo debe ser

jurídicamente posible, siendo así que pueda producirse su realización sin impedimento

alguno, y por último debe ser determinable o determinado, debido al tipo de acto

jurídico que se va celebrar.

Otro elemento que resulta indispensable es la licitud que debe presentar la

celebración del acto jurídico, pues no puede ser contrario a las normas, buenas

costumbres, bien comunes y públicas. Es decir no puede transgredir los parámetros de

aquello jurídicamente aceptado por la norma.

En relación a la forma, hay libertad en el ámbito de celebración de actos

jurídicos, en algunos casos la norma es clara y determina específicamente los casos en

los cuales, al no cumplir con las formalidades deviene en nulo el acto jurídico. Pero por

otro lado las partes pueden optar por elegir, la forma como celebraran el acto jurídico,

optando por aquella que les brinde mayor seguridad jurídica. Los efectos jurídicos que
surten del acto jurídico a partir de la relación jurídica creada, se puede regular,

modificar y extinguir, dependiendo de la voluntad de las partes y de acuerdo a lo

señalado en la norma positiva. Aquí podemos ubicar a las formas ad solemnitatem y ad

probatiom, que se presentan en la celebración y perfección del acto jurídico.

Dentro de la estructura del acto jurídico, se menciona a los elementos naturales,

que como acota (Messineo, 1979), este tipo de elementos son característicos de la

naturaleza propia del acto jurídico a celebrarse, siendo así que no serán considerados

como elementos, sino por el contrario serán necesarios a consecuencia de determinados

actos. Siguiendo este pensamiento (Coviello, 1949) Los efectos que producen, como

particularidad de los diferentes clases de actos jurídicos, cuyos elementos se encuentran

regulada por la norma de la materia, señalando claramente los casos en que se requiere

su presencia.

Para (Cifuentes, 1986), quien le otorga la categoría de accidentales, pues

depende de la voluntad de las partes de realizar su incorporación en el acto jurídico, y la

categoría de esenciales, cuando ya forma parte del acto jurídico. Cabe resaltar, que de

acuerdo a la autonomía privada de la voluntad, las partes pueden determinar la

incorporación de los elementos accidentales, cuando vayan en contra de la naturaleza

propia del acto jurídico, considerando que se diferencia de los otros tipos de elementos

impropios, puesto que no son requeridos para su constitución.

En el Perú, actualmente se celebran diariamente actos jurídicos, por ello es

menester delimitar los supuestos de invalidez e ineficacia, que no permitan surtir efectos

jurídicos o del mismo modo carecer de eficacia. La ineficacia en el acto jurídico se

refiere a la deficiencia en los efectos jurídicos queridos por las partes, no se llegan a

concretar porque la celebración se ha visto improntada por la presencia de una causal,

la cual hace factible que no se materialicen los efectos jurídicos.


Las discusiones doctrinarias pretenden explicar la clasificación de la ineficacia

de los actos jurídicos, la más aceptada en nuestro sistema civil, es la ineficacia

estructural y funcional, distinguiendo las características propias de cada una de ellas.

En la celebración de actos jurídicos, se suscitan supuestos en los que no

surtirán efectos, ni tendrán eficacia o validez. Se distinguen dos tipos de ineficacia

funcional y estructural. Diferenciándose ambas por el momento de su celebración, (Betti

E., 2000) considera que

“Es evidente la oportunidad de clasificar diferentemente, la carencia de efectos,

según que dependa de defectos intrínsecos o de circunstancias extrínsecas al

negocio jurídico en sí considerado; ponderables, los primeros, en el momento

mismo en que el negocio surge o debe tomar vigor; los segundos, en cambio,

sólo sobre el negocio concluido y perfecto, y tales que dan lugar a su

caducidad”. (pág. 405)

De lo expuesto se puede diferenciar ente la ineficacia funcional y estructural,

por los defectos en su estructura, validez y el momento en que se celebró el acto

jurídico, por ello se distinguen figuras procesales en cada uno de ellas, como es el caso

de la nulidad, anulabilidad, en la ineficacia funcional y en la estructural la recisión,

resolución del acto jurídico. De la clasificación esbozada, manifiesta cuando se suscitan

las causales ya sean por supuestos intrínsecos o extrínsecos al acto jurídico, lo que a

consecuencia origina su extinción o falta de validez en el ordenamiento jurídico

peruano.

La ineficacia estructural alude directamente a la invalidez del acto jurídico, la

cual ha sido catalogada de originaria como acota (Torres Carrasco, 2005), ya que

presentan causales intrínsecas o defectos en su estructura general y especial, de modo


que los defectos se presentan al momento de su celebración e impiden que surtan

efectos jurídicos. Las figuras jurídicas que representan este tipo de “ineficacia

estructural” encontramos a la Nulidad y Anulabilidad del Acto Jurídico

Es decir, su expresión propia refiere a la estructura, composición o elementos

propios de la deficiencia que radica en los supuestos elementos que señala la norma.

El acto nulo es aquel que carece de algún elemento, presupuesto o requisito, o

aquél cuyo contenido es ilícito por atentar contra las normas imperativas o

contra los principios de orden público y las buenas costumbres. (Taboada

Córdova, 2002, pág. 18)

La nulidad, se presenta como una forma que representa la carencia de validez, la

cual está presente el momento de la celebración y perfección del acto jurídico. La

norma es clara al señalar los casos específicos. Existen dos tipos de nulidad relativa y

absoluta.

El Código Civil vigente, taxativamente señala las causas, por las cuales se

puede considerar que un acto jurídico, deviene en nulidad, el artículo 219, menciona en

relación a los requisitos de validez, conforme lo dispone el artículo 140.

Señalada en el artículo 140, en el inciso 1, por ello, debemos entender que la

falta de voluntad para accionar el acto jurídico, esto es la voluntad declarada (plasmada

en un documento) y la voluntad de declarar con el conocimiento pleno de lo que se está

declarando, es una causa para la nulidad del mismo, pues siendo esta elemental para

considerarlo como tal, su ausencia lo invalida.

Se encuentra regulada en el norma sustantiva civil, en el artículo 140, inciso 22,

la cual trata cuando la declaración es emitida por un agente incapaz, es importante

denotar en la capacidad procesal, que debe ser un elemento de validez, donde la


incapacidad absoluta se ve reflejada en la falta de eficacia, por ejemplo si se trata de un

menor de 16 años en la que debido a su corta edad no ha desarrollado suficientemente

su conocimiento que le permita asumir plenamente las consecuencias de sus actos,

también puede tratarse de personas seniles (podrán ser representados por un curador,

previa declaración judicial), enfermos mentales y/o que padecieron un accidente, lo que

les impide discernir, en todos estos casos serán nulos los actos de un incapaz absoluto.

Es concebido como señala (Torres Vásquez, 2015), la posibilidad abarca el

aspecto del objeto de existencia, por ello es menester en el momento de su perfección, la

ciencia jurídica del derecho regula las conductas sociales dentro de su factibilidad del

acto jurídico.

Todo acto que sea ilícito y tenga trascendencia antijurídica, no va surtir los

efectos, ni gozar de la validez necesaria, ya que por el solo hecho que atenta contra lo

establecido por las normas, y la ilicitud hace factible, su nulidad.

En el caso de la simulación absoluta cuya diferencia radica en que las

voluntades manifestadas por las partes que celebraran el acto jurídico, simulan

mediante un acuerdo, con el objetivo de inducir al error y engañar a terceros, que serán

perjudicados.

Existen determinados actos jurídicos, los cuales la norma, además de requerir los

elementos de validez, serán necesarios cumplir con las formalidades ya que se trata de

una forma ad solemnitatem, de modo que de no cumplir con lo señalado en el código

positivo, deviene en nulidad. La ley determinara de dos maneras sea tácita o expresa,

manifiesta que existen otros circunstancias por las cuales un acto jurídico es nulo,

distinto a lo establecido de manera taxativa en el Código Civil vigente.


De acuerdo a lo establecido en el Título preliminar, artículo V, El acto jurídico

celebrado, deviene en nulo cuando contravienen aquellas normas establecidas en el

ordenamiento legal. En otras palabras, de lo expuesto en ese artículo, se deriva que debe

primar el sentido común; ya que son normas no necesariamente presentes de manera

expresa, pero que tienen trascendencia social, y su mera afectación requeriría nulidad, o

la sanción correspondiente aplicable de ser el caso.

En el caso de la anulabilidad, se presenta por los vicios, como intimidación,

dolo, violencia, es decir se celebra un acto jurídico defectuoso, o con voluntad viciada.

Para ello la norma precisa las figuras jurídicas, de confirmación y convalidación, que

pueden ser aplicadas de presentarse los supuestos.

En este sentido, se entiende que la ineficacia estructural se debe a la ausencia de

uno de los elementos de validez, o concurren todos los elementos pero con vicios, todo

ello en el momento de la celebración del acto jurídico, es decir no podrá surtir efectos

jurídicos, puesto que tiene invalidez o vicios procesales, lo que da origen a la nulidad y

anulabilidad respectivamente, considerando que se trata de ineficacia originaria.

La ineficacia también puede ser funcional o también denominada sobreviniente

(Palacios, 2002), puesto que sus causales son extrínsecas, es decir se halla

completamente perfecto en el aspecto formal, de los presupuestos procesales, en los

elementos que componen la estructura del acto jurídico, pero esta se suscita cuando

después de su celebración, no puede surtir efectos jurídicos.

Lizardo Taboada (2002), indica que difiere de otro tipo de ineficacia o invalidez,

puesto que tiene una composición perfecta de elementos estructuralmente que dotan de

validez al acto jurídico, por al contrario la ineficacia se produce por causas distintas, que

impiden la consecución de efectos jurídicos.


“La ineficacia funcional, por el contrario, se define tomando en consideración

las consecuencias que un contrato regularmente formado produce. Hay

ineficacia funcional cuando un contrato estructuralmente eficaz despliega unas

consecuencias que el Derecho no puede consolidar: en especial, un perjuicio, un

fraude o una lesión”. (Renteria Arocena, 2005, pág. 413)

Podemos mencionar a las figuras jurídicas de resolución y recisión, aquellos que

se pueden aplicar cuando se trate de defectos en el aspecto funcional y se diferencia del

estructural, que era sobre un aspecto de forma, pues el otro se trata del fondo, de la

relación jurídica.

Según(Díez Picazo & Gullón, 1997) consideran a la rescisión “remedio

jurídico”, el cual puede ser invocado si la causal se presentará al momento de la

celebración, con el objetivo de reparación de un perjuicio económico que el contrato

origina a determinadas personas, con el objetivo de concretar su ineficacia.

La resolución es una figura jurídica, de aplicación por causal sobreviniente a la

celebración de dicho acto jurídico, es decir concurre con la estructura exigida en la

norma, la relación jurídica creada, tiene que extinguirse por circunstancias ajenas a la

forma, en otras palabras se refiere a la función del acto jurídico, la cual no podrá seguir

vigente en el ámbito jurídico.

La resolución tiene una característica esencial, el efecto liberatorio,

Siguiendo lo expresado por (Morales, 2010) propiamente se refiere al efecto de

carácter liberatorio en la relación jurídica “las partes se liberan de ejecutar sus

prestaciones” (p. 220). De forma, que termina la relación jurídica. Es así que la

resolución y recisión, son figuras jurídicas que permiten invocar la ineficacia funcional,

por un supuesto sobreviniente al momento de la celebración.


Cabe denotar que existen otras figuras jurídicas como revocación,

inoponibilidad, para invocar la ineficacia del acto jurídico, pero en un sentido distinto.

Conclusiones

La celebración de los actos jurídicos presentará supuestos de ineficacia en el

momento de la celebración o sobreviniente, por la falta de eficacia y validez,

pudiendo clasificar la ineficacia funcional y estructural.

En la ineficacia estructural o invalidez del acto jurídico, se presentan dos figuras

jurídicas la nulidad y anulabilidad, la primera referida a la carencia de los

elementos de validez, y la segunda por la presencia de vicios que impiden surtir

efectos jurídicos. La ineficacia funcional se manifiesta en los supuestos que

acontecen después de la celebración del acto jurídico, es decir tiene vida

jurídica, pero debe ser extinguida por causales que impiden surtir efectos

jurídicos.

La capacidad de celebrar actos jurídicos, es la máxima expresión de la

autonomía de la voluntad privada, que permite cautelar intereses de las partes

celebrantes, así mismo ofrece la facultad de modificar, extinguir, relaciones

jurídicas cuando lo considere necesario, o concurran los supuestos de ineficacia

jurídica.
Referencias
Betti E. (2000). Teoría del negocio Jurídico. Granada: Comares.

Betti, E. (2000). Teoría General del Negocio Jurídico. Granada: Comares.

Cifuentes, S. (1986). Negocio jurídico.Estructura.Vicios.Nulidades. Buenos Aires:


Astrea.

Coviello, N. (1949). Doctrina general de Derecho Civil. México: UTEHA.

León Barandiarán, J. (1997). Acto Jurídico. Lima: Gaceta Jurídica.

Messineo, F. (1979). Manual del Derecho Civil y Comercial. Buenos Aires: EJEA.

Palacios, E. (2002). La nulidad del negocio jurídico.Principios generales y su


aplicación práctica. Lima: Jurista Editores.

Renteria Arocena, A. (2005). El negocio jurídico. La ineficacia del contrato. Navarra:


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Taboada Cordóva, L. (2002). Nulidad del acto jurídico. Lima: Grijley.

Taboada Cordova, L. (2013). Nulidad del Acto Jurídico. Lima: Grijley.

Torres Carrasco, M. A. (2005). El derecho de impugnación de los acuerdos


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Lima.

Torres Vásquez, A. (2000). Código Civil (Quinta ed.). Lima: Idemsa-Temis.

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Vidal Ramírez, F. (2013). El acto jurídico (Novena Edición ed.). Lima: Gaceta Jurídica.

Referencias de la Web

Morales, R. (2010). Patologías y remedios del contrato (tesis de doctorado). Pontificia


Universidad Católica. Recuperado de

http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/123456789/4682/MORALES_HER
VIAS_ROMULO_PATOLOGIAS_CONTRATO.pdf?sequence=1

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