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Jorge Zazo Rodríguez

EL ENCUENTRO
Propuesta para una
Teología Fundamental

S E C R E TA R I A D O T R I N I TA R I O
Filiberto Villalobos, 80 - 37007 SALAMANCA (España)

B|EL|OTECA DE FILOSOFh Y rroloe ¡¡


UARIO VALENZUELA, gJ.
Ad maiorem Dei gloriam

Nihil obstat
Imprimi potest
Abulae, Ianuarius MMX
Imprimatur
+ Iesus, Episcopus abulensis

@ Jorge Zazo Rodríguez

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Fiiiberto Villalobos, 80
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37007 sau,r¿aNce (España)

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Capítulo primero

Le cntpcoRÍA ENCUENTRo EN EL pANoRAMA


DE LA TEOLOGIA FUNDAMENTAL

A 1o largo del siglo XX la Iglesia va a conocer una profun-


da renovación de la teología que, entre otras cosas, supondrá la
incorporación de algunos elementos nuevos y la recuperación
de otros caídos en desuso con el correr del tiempo. Un ejemplo
claro de esto lo tenemos precisamente en la categoría encuentro,
que pasó en esa centuria de ocupar un lugar marginal, en el
mejor de los casos, a ser presentada como un concepto funda-
mental, apto para estructurar con su ayuda la intelección de la
revelación y de la fe1. Dos son los elementos que contribuyeron
a tal fenómeno. Por un lado, la renovación filosófica represen-
tada, sobre todo, por las escuelas fenomenológicas y persona-
listas; y, por otro, una evolución interna del propio pensar
teológico2.

t Cf. JrrvrÉNaz ORtrz, ..Encuentro,,, 376: ,,Dluranfe siglos, la categoría


encuentro estuvo generalmente ausente del horizonte teológico. A partir de
las corrientes personalistas, que se van desarrollando en Europa después de
la Primera Guerra Mundial, esta categoría será objeto de una atención prefe-
rente en la teología". Una rápida exposición del origen de la categoría en O.
GoNzÁrez DE CARDEDAL, "Dios al encuentro del hombre en Jesucristo", en
A. Gar-rNoo GancÍa-J.M. SÁNCHEZ Cano (eds.), El bombre ante Dios. Entre
la bipótesis y la certeza, Salamanca 20A3, l2l-783, 122-126. En la p. 123 recrer-
da que la palabra enclrcntro, <<en su uso filosófico y teológico estricto no tiene
todavía un siglo de vidar. Cf. también J. Duqur, Homo credens. Para uma
teologia da fe,Li,sboa 2002, ll5-127.
2 Precisamente esta doble causa no permite pronunciarse con absoluta
cerrez acerca de si la aplicación de la categoría encilenuo a la teología funda-
mental es una originalidad propia del siglo XX, o si por el contrario es la
recuperación de una antigua vía. Ciertamente no parece probable que la apo-
logética, tal y como estaba en la etapa decimonónica, hubiese llegado por sí
misma al concepto sin la renovación filosófica de la que hablaremos a conti-
nuación. Pero al mismo tiempo es preciso señaiar que el encuentro con Dios
18 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍAENCUENTRO t9

Una de las caracrerísticas propias de la modernidad había


l.rspcrs, J-P. Sartre, M. Merleau-Ponty, F. Ebner y E. Lévinas5.
sido la de hacer gravitar todo sobre el sujeto, sobre el yo. ya 'l',rrlo esto lo podemos llamar, genéricamente, el movimiento
Descartes,.en su empeño por lograr un conocimiento cierto y
lttrsonalista, el pensamiento dialógico olafi.losofa del encuentro,
seguro, había establecido su famosa premisa cogito ergo sum, en v notar, con González de Cardedal, que en sus rePresentantes
la que lo determinánre era precisamente el ego áel que se paftía rrr,'rs decisivos -aunque no en todos, y ni siquiera en los funda-
y al que se llegaba. A parrir de enronces, racionalisias, empiris- .lores- hay una ináudable inspiración o soporte religioso6.
tas e idealistas, todos aceptaban el solipsismo como presupues- Irlcmento este que contribuyó a la rápida aceptación de sus
to, con las consecuencias epistemológicas, metafísicás y éticas l)ropuestas en el ámbito de la reflexiinteológica7.
que ello suponía en cada caso. A finales del siglo XIX, sin Pero en tal proceso se dan también elementos de carácter
embargo, se iba intuyendo con cierta claridad que urgía recupe- irrterno. En efecto, el pensar cristiano no era ajeno a los presu-
rar al otro, no como otro-yo, resultado a la posire de mi propio l)uestos de partida de la propia modernidad a la que combatía,
empeño, sino como un tú real; intuición que se vio corrobora- sino que de forma más o menos consciente los había asimilado
da en la prácticatras la tragedia qrr. r.rp.rro la experiencia de las .'omo propios8. Darse cuenta de esta realidad le impulsó a bus-
dos Guerras Mundiales3. Por eso se ha podido áfir^ , que «si c¿r nuevos lugares y concePtos desde los que reformularse.
el protagonista de la modernidad es el yo, el mundo de lá iden-
tidad -tanto en su aspecto subjetivo cuanto en su aspecto abso- 5 Cf. TRO I; G. CtccHrsr, I percorsi dell'altro. Antropologia e storia,
luto- la cuestión planteada por la naciente y agitadapostmoder- Roma 1999; J. BócrrNHorr, Die Begegnungspbilosopbie. Ihre Gescbichte'Ibre
nidad es el otrorr4. Los autores más destacados a este respecto Aspekte, München 1970, 13-210; M. Szvurovt ltr, Autrui, Parts 7999, 9-45;
X. Trrr-rcttn, .Dall'uno all'altro. Soletudine e intersoggetivil)», en Rassegna
han sido M. Scheler, M. Buber, M. Heidegger, G. Marcil, K. di teologia 28 (1986), 303-323; H.U. voN BaLruasaR, Teodramática L
Prolegómenos, Madrid 1990,609-626 (donde califica como <<uno de los fenó-
menos más extraños de "contemporaneidad acasual" producidos en la época
hunde sug raíces en_la propia Sagrada Escritura. Quizá el concepro no se for- del espíritu: la aparición del "principio diaiogal" en los ámbitos más diver-
mule asidua y explícitamente en la literatura pátrística, p..ó t"-po.o .. sos»); J. Fr,RRalBn Mona,
"Otro (el)", en DFF 1II,2465-2467; F.P. CIclIa,
habla propiamente en esa época de lo que hoy á.rocemos por t.ologí, fr.r- .Alterit)', en EncF I, 305-313; J. GevarRt, El problema del bombre'
damental. Más aún, no se da la radical y perniciosa disyuniiva entre"espiri- Introducción a la antropología filosófi.ca, Salamanca 2005t4, 29-62; A. LÓrrz
tualidad y d.ogmática que padeció lá Iglesia en' épocas ilustradas.
QumrÁs, El poder del diálogo y del encuentro. Ebner, Haecker, Wust,
Cienamente, los Padres hablan de la revelación y de la fe, y presentan una Przyuara, Madrid 1997; G. MuRA, Pensare la parola. Per unafi.losofia dell'in'
justificación racional del crisrianismo. Eran corr.ái"nt., de lá maravilla de la contro, Roma 2007, 28-40; B. CasrrR, Das dialogische Denken. Eine
.Llianza y buscaban a un Dios que previamente les había encontrado. lJntersuchung der religionsphilosopbiscber Bedeutung F. Rosennaig F. Ebner
3 Acabamos de verlo enla Introducción.
und M. Buber, Freiburg i.B. 1968, y F. MnNo, .Personalismo" en EncF IX,
a B. FoRrB, A la escucba del otro.
. Filosofm y revelación, Salamanca 2005,9 8535-8547.
(orig.: In ascolto dellAhro. Filgsofm e rivélazione, Brescia 1995, g. FIay una 6 Cf. GoNzÁlEZ DE CARDED ¡'r, Jesús de Nazaret, 59-60.
errata en la traducción española, que corregimos en nuestra referencia' en el 7 Como un testimonio de esta rápida aceptación cf. G. ScunóoER, Das
texto dentro de los guiones, la expresión correcta es tanto... cilanto; Íro Ich und das Du in der Wende des Denkens. [Jntersuchungen zum Problem der
tanto... con, como escribe el traductor). Cf. Io., La Parola della lch-Du-Beziehung im philosopbischen Denken in der Tlteologie der Gegenutart,
fede.
Introduzione alla Simbolica ecclesiale,Milano 1996,72-73. Sobre la imponan- Góttingen 1951, quien a mediados de siglo ya se atreve a ofrecer una visión
cia del otro en el debate contemporáneo es interesante S. Cunnó, il^ dono e panorámica del asunto.
In.lialogo con Derrida, Léoinas e Marion, Roma 2OO5 (con abundante - 8 Nazaret,63: "El deísmo del
!'q.h.r9. Cf. GoNzÁrez oe C,q.RoBoat-, Jesús d.e s.
bibliografía). Algunos aurores llegan incluso a proponer la categoría relacio- XVII y XVI[, la filosofía del absoluto de Hegel y la neoescolástica, deudora
nal como un de los trascendentales del ser. Asl, pc,r ejemplo, Á. Acurran, en su planteamiento del racionalismo con quien se debatía, habían inducido
"¿Es
"relacional" un trascendental? Desvelando ,rr,., nrre.t, fr.eta de Ia reali- a fineJ de siglo XIX a una teología carente de su savia cristiana original, más
dad», en Pensamiento 226 QOO4),87-1L4. filosóficamente condicionada que alimentada bíblicamente".
20 PRIMERA PARTE la catrconÍA ENCUENTRI 2l

Además, el movimiento b_íblico y la conside raciónde la espiri- r rrt'rrt:r su interés futuro para nuestro propio trabaio.
tualidad como disciplina digna de estudio llevaron a la teorogía ( ,()ncretamente, son los siguientes:
a elaborar sistemas en los q"ue el encuentro aparecía.o-o ,'r,
clave necesaria. l,e vinculación que pueda establecerse de esos autores con la
f ilosofía de Pedro Laín Entralgo. En algunos casos será de refe-
PTo,.¿qyiénes fueron_los aurores que realizaron tal empre-
- rcncia explícita (González de Cardedal y Martín Velasco citan
sa? ¿Cuáles han sido sus logros más significarivos, y cuáles^sus
carencias? ¿Hasta dónde se han aplicado las categorír, p.rror,.r-
¡l filósofo español, quien a su vez remite en ocasiones a
Guardini y a Mouroux); en otros de sintonía temática, a Pesar
listas en general, y la del ,nrrrnlro en parriculai, ámbito de desconocerse mutuamente (Cirne-Lima).
propio de la teología fundamental? A estas pregunras "r, "i inrenta iluminar la
La oportunidad de algunas de sus propuestas para
responder el presente capítulo. Ha de haceilo,"pues el rigor aplicación teológica de la filosofía lainiana. No es tarea fácil
intelectual exige tener presenre el status quaestionis del táa pasar del encuentro interhumano, en el que piensa nuestro
sobre el_que vamos atrabalar. Sin embargá, ro-o, conscientes ¿utor, al encuentro entre hombre y Dios, que estudia la teolo-
de que.la amplitud de la cuestión es tal, que se imponen dos gía fundamental. Son precisas algunas Preguntas que a1'uden a
limitaciones: la selección de unos pocos ,irror.r, y el estudio detectar dónde se encuentran los temas principales a la hora de
restringido de los mismos. presentar la revelación y \a fe desde el encuentro; es necesario
Fn efeco, en las siguienres páginas -cuyo número, dado su recoger el pensamiento de quienes ya se han aventurado por
carácter introductorio, no prr"d" ser excesivamente abultado, si sendas como las que se pueden indicar a partir de Laín, y se
queremos mantener una justa proporción en el conjunto del impone recurrir a algunos conceptos teológicos que denuncien,
t¡ab1io.. se presenran algunos táólogos de los que, paiafrasean- corrijan y completen las limitaciones que en el camino poda-
do.el dicho español, podemos afirÁar q,r. ,o., toios los q.re mos encontrar.
están, pero que no están todos los que son. Dos criterios han De este modo, constataremos que Brunner es pionero en la
guiado nuesrra elección: el de relevancia y significatividad obje- rnateria, y que en él se apuntan algunos problemas de primer
yiv1, y el de su interés a la luz de ntresír" f rop.r"rt, ulteriár. orden que conviene mantener siempre a la vista. Guardini,
Más concretamenre, entendemos por criteriás otjetiros que los aparte de su originalidad, es autor de referencia profusamente
autores han de: citado, al igual que Mouroux. De Balthasar puede decirse lo
1' ser frecuentemente citados como referentes en otros libros pos- mismo, además de que, como veremos, su teorla de la percep-
teriores. ción de la forma nos ofrecerá una herramienta indispensable
2. Tratarse de fundadores o representantes de una determinada para nuestro propósito. Cirne-Lim\ autor no muy conocido,
aproximación teológica. tiene la ventqade hablar de lo que podríamos llamar wafefi.lo'
3. Ofrecer algún elemento original respecto de tratamienros pre- sófi.ca del encL!.entro, cuyas similitudes con la perspectiva deLain
vios del tema. Entralgo son sorprendentes. González de Cardedal y Bruno
4. Recoger a grandes líneas los principales argumentos desarrolla- Forte subrayaránla centralidad trinitaria, cristológica y pneu-
dos hasta el momenro por 1, inresiigación1eológica. matológica de la revelact6ny la fe, como condición indispensa-
ble para el encuentro entre el hombre y Dios, completando en
- Tales criterios, sin embargo, aún permiten más autores de
los que realmenre podemos eitudiar áquí. por eso, nos hemos
cierto sentido 1o apuntado por Balthasar. Martín Velasco, en
fin, es a nuestro juicio el representante más destacado de una
visto obligados a establecer orros criterios, que hemos llamado aproximación desde la perspectiva de la fenomenología de las
.ra la luz de nuestra propuesta ulterior,; é, d..ir, ,.ri"rráo religiones, con lo cual, amén de ofrecer datos importantísimos,
".,
22 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍA ENCUENTRO 23

nos servirá como contrafuerte que permita valorar los límites ,'l ,rbjetivismo y el subjetivismo. Tras el primero subyace la
de esa perspecriva y las ventqas áe lá teológica. u.rturaleza pecadora del hombre y su ansia de seguridad. Tras
segund-a limitación que nos hemos impuesto es la que se ,'l scgundo estaría su anhelo de libertad. Lo uno conduce a una
-I-a
refiere a la forma de estudio de los autores indicados.'Una r,'li¡¡ión en la que el creyente está convencido de poseer la ver-
investigación completa en cada uno de ellos sobrep asaría la ,l,rrl, la fe se expresa plenamente en el dogma, la revelación es
extensión que aquí podemos dedicar. Por eso hemos intentado nrera transmisión de contenidos, priman los aspectos institu-
centrar el tema, yendo a lo verdaderamente esencial. Algunas , ionales y, alln y a la postre, Dios es reducido a mero objeto
consecuencias de tal decisión han sido, por ejemplo, restiingir
,k'conocimiento. Lo otro lleva a un primado de la experiencia
el campo de trabajo a una sola obra por-autor, la-más signifióa-
subjetiva en el que 1o decisivo se situaría en el beneficio de la fe
tiva que tenga sobre el tema -excepto en los casos de Guardini
y Balthasar, en que la riqueza de su pensamiento nos ha Íorza- lrrrra quien la acepta, dejando en segundo plano y casi sin efica-
..'ia el hecho mismo del actuar divino. A lo largo de la historia
do a seleccionar varios escritos-, y a reducir al mínimo la
f e Iglesia habria ido oscilando entre ambos polos, y aunque la
bibliografía secundaria empleada. Repitámoslo: esros aurores
genialidad religiosa de Lutero consistiera en ver este problema
nos interesan, aparte de por ofrecernos una perspectiva global
de nuestro tema, por la aportaciín que pueden ,rporr-., y resituar al cristianismo en su punto más auténtico, más fiel al
nuestra pJopia propuesta personal, alahora de presentar una "r, testimonio bíblico, tampoco la Reforma se habría visto libre de
teología fundamental apoyándono_s en la filosofía del encuen- tales tentacionesl0. De hecho, cuando el libro es publicado, dos
tro propuesta por Laín Entralgo. Este es el objetivo central de grandes teólogos protestantes representarían cada una de las
nuestro trlba1o, al que este capítulo se orienta de forma, diría- tendencias. De un lado, Karl Barth habría caido en el objetivis-
mos, casi instrumental. mo, mientras que, por otro, Rudolf Bultmann sería el exponen-
te más destacado del subjetivismoll.
. . Con.tales premisas ante nuestros ojos, comencemos nuestro
1t1nerar10.
10 Para Brunner la Iglesia catílica sería un paradigma de ,bjetivismo;
pero también la ortodoxia protestante (cf. La oerdad conto ettL'li lttt'(t,92-97).
Laraiz de esta última estariaya en la propia Confesión de Ausburgo, en Ia
1. Emil Brunner y la verdad como encuentro que .Melanchthon asoció
'las
características objetivas de la Iglesia, doctri,ra
pura y administración recta de los sacramentos, con la definición de la esen-
Un9 de los pioneros en nuesrro tema fue el teólogo calvinis- cia de la Iglesia en una sola unidad" (p. 259). Representante del subjetivismo
ta Emil Brunner, quien publica en 1938 una obra titulada signi- sería, por ejemplo, el pietismo evangélico de los siglos XVII y XVIII.
ficativamente La perdad coTno encuentro.De su segunda edicún, Lutero habría integrado ambos extremos gracias a que toda su teología
gravita en torno a dos principios, uno de carácrer objetivo, Ia Sagrada
corregida y aumentada, es de la que vamos tát^, aquí9. En Escritura, y otro de carácrer subjetivo, el Espíritu Santo. De ahí que afirme
^ la fe ciistiana:
ella constata los dos errores entre los que oscila el autor: "El poder que Dios confirió a la Reforma estriba precisamente en
el hecho de que gracias a ella pudo la Iglesia salirse de esta antítesis fatal de
objetivismo-subjetivismo, y hallar el secreto de avanzar a la vez "entre" y
9 Traduc.ción española: Barcelona
l9b7 . En el prólogo el propio Brunner "más allá" de ambos extremos» h. 100).
gxpone las diferencias exisrenres entre la primera y lr'."g.rrrd, edición del 11 Cf . La oerdad como encilenÜo,57-68.Lo de Bultmann no ofrece dudas,
libro. La principal novedad es que pone sus reflexiánes eriel contexto de ra cosa que no puede decirse de 1o afirmado sobre Barth. Brunner asegura que
pregunta por la verdad. Cf. J. BoscH NRva,RRo, Diccionario de teólogos con- ninguno de ios dos puede considerar la verdad como encuentro -en seguida
temporáneos, Burgos 2004,. 183-18( y B. L,I.NcEMEvER, Der diilogische veremos qué significa esto-. En el caso del autor de Die bircbliche Dogmatik
krsonalismus in der eaangelischen wnd katholischen Tlteologie der Gegeiuart, tres cuestiones 1o impedirían: su práctica reducción de la fe a teología (¿?); la
Paderborn 1963, lO9-145. prioridad que otorga a Ia revelación de Dios (principio objetivo) sobre la fe
24 PRIMERA PARTE lq. caTrco«Íe ENCUENTRI 25

Ciertamenre, Brunner no es del todo imparcial. Aunque Itespecto de la verdad, el pensamiento humano tiende a con-
confiesa que el subjetivismo es una tendencia áirg."grrt" prru de dos formas. O bien como una realidad interna, que
la lglesia,la eue «¡¡{5 seriamenre ha puesto 'itlcrarla
p.ñgrá t"ro.o t'stá en nosotros y que de nosotros debemos extraer -tal sería
"r,
de la_revelaci6n"l2, también r..o.ro.i el efecto-ben7fico "l que ha ,'l fundamento de la mayéutica-, o bien como una realidad
teli.do al elercer de contrapeso al objetivismo, forma y fuente ,rjcna a la que podemos acceder completa o parcialmente. La
del legalismo, contra el cual la Iglesia'presenra su batalia real13. primera forma es inválida para concebir la revelación, ya que
En cualquier caso, propone una via de salida, apoyada en la ósta supone una novedad absoluta, una realidad a la que ningún
recuperación de los conceptos de verdad, de persora y de reve-
lrombre puede acceder por sus propias fuerzas. Pero el segun-
lación tal y como éstos aparecen en la Sagraáa Escritura, leída
do modelo también es problemático, ya que se articula sobre la
sin prejuicios filosóficos.
dualidad sujeto-objeto. Aplicando el esquema al cristianismo,
surgen los dos extremos antes aludidos, según se acentúe el pri-
(principio subjetivo), sin considerarlos como Io que son, dos aspectos nece- mer término de ese binomio -y entonces caeríamos en subjeti-
sarios e integrados del mismo movimiento; y li gravrtaciin dá su sistema vismo- o el segundo -con lo que estaríamos en el objetivismo-.
sobre el,"mythologoumenon,, del natus ex Maria úirgine, que «no desempe-
ña, ning'in papel en el testimonio novotesramentario'de C.irto, y q.r.
La clave parala solución del problema estaria en redescubrir el
más implica una concepción substancialista. Cf. p. 59: .Este mytholágoume- "á"- modelo de verdad que subyace realmente en la Sagrada
non aun no desempeña ningún papel en el testimonio neotestámentirio de Escritura: la verdad como encuentro.
cristo [...J La verdad qrre se autenriza en nuesrra conciencia ha sido sustitui- Étt, rrrporr. dos factores. Primero, que la verdad sea no una
da por un ltecb,o sobrenatural, que "hay que creer" bajo autoridad. Este es el
punto desde donde se operó, hace muóho tiempo,'la transformación del doctrina sobre Dios, sino Dios mismo, un Dios personal que
credo de Ia lglesia antiguá y de su fe.. nos sale al paso en el camino de la historial4. Y segundo, que el
Dos problemas suscita la crítica de Brunner a Barth. El primero es que hombre pueda reconocer su presencia y aceptar una revelación
uno puede considerar.legítimamente la verdad como encuentio, y hacerlo en
de El. Tal condición se cumple, pues estamos esencialmente
todas.sus consecuencias, sin que para ello deba renegar d".ro-qrr. él llama
marcados con una actualidad responsórica (responsorische
"mytholofoumeno», que .. e., ..didrd ,.rn elemento isencial a la fe católica.
Los autores reseñados en este capítulo son una prueba de ello, como también AktualitAt), que es justamente la capacidad de acoger la Palabra
espera serlo_ este mismo trabajo en su integridaá. La segunda cuestión es que, de Dios que nos adviene y, en acogiéndola, devenir responsables
según otra lectura muy autorizada, .oir...to, la reáhzada por H.U. ññ
BartuasaR en Gloriar. La percepción "r,de la -capaces de responder y correspo nder- y,por tanto, personas15.
forma, Madrid t9§s (en aderante Desde tales supuestos podemos acceder a la concepción de
Glorral),336-344. Véase también lo., La Teálogia di Karl Barth,\ltlano 1977,
143-154\., Banh tiene muy presente la categoríá del encuentro en su propues- fe y revelación que presenta Brunner. Si la verdad es el encuen-
ta. ¿Quién de los dos tiene raz6n en su inñrpretación, el teólogo piot".trr- tro entre Dios y el hombre, si creer no significa la mera acep-
te o el.católico? Responder a esta cuestión nós llevaría por derráteros dema-
siado lejanos a los que ahora seguimos. Bástenos, pues, dejarla planteada,
tación de algunas afirmaciones científicamente indemostrables
arrnque..cienamente u_no puede tomar postura a priori ante un aito, ,^p^, sino la respuesta existencial a un Dios que se da a sí mismo,
de escribir que al teólogo y al creyenté entonces revelación divina y fe humana no son más que las dos
"el objeto [de la fe, o sea, Dios] le
busca.y le encuentra preiisamente áonde él está, y alií preci.á-e.,t. dord"
esre obiero_ le tra buscadg y encontrado. Le ha hailado,ie ha encontrado ". y le ha
desafia_do._Le ha invadido, le ha sorprendido y le ha capturado. Se ha ípode-
rado de é1,,. Y más adelante: .La fe cristian, á.orrte." ei el enc.rentro, y po. la Cf. La perdad como encuentro, 149:
tanto en la comunión del creyente con aquél en quien cree,. Cf. K. BÁniu, "En su Palabra de Dios no me ofre-
ce una serie de conferencias de teología dogmática, no me somete ni inter-
lntrodu_cción a. la reologw eaangélica, Salamanca zdOíel y tzz. preta para mí el contenido de una corifesióride fe, sino q,l. .r É1 mismo que
l2 La aerdad como encuentro,23O.
se me ofrecer.
13 Cf . La oerdad como
encuentro,23l-262. 15 C[. La aerdad como encuentro,43-55.
26 PRIMERA PARTE i,A CATEGORÍ A ENCUENTRO 27

caras del único proceso de la relación entre el hombre y Dios16. ( r )nccpto radicalmente novedoso, genuinamente cristianol9.
En una relación personal no hay sujeto ni objeto -ciertamente, l.,r vcrdad, pues, se manifiesta en el amor y el hombre que la
podemos tratar al otro como a una cosa, p".b .rto no es califi- ,r( ('pta no la posee ni está en ella, sino que es en la verdad.
cado propiamente de encuentro interhumanolT-, hay dos per- Ill Dios que se revela lo hace movido por su voluntad de
sonas que crean entre sí no una unidad indiferenciada, sino una ,.'ñrrrío y de comuniín, y en tales términos hay que entender
p.rgfundl comunión. De este modo, se resuelve el protlema ini- l,r relación del hombre con El; lo cual equivale a decir que se
cial. La fe bíblica no debe desviarse ni hacia el otjetivismo ni ,',,mprende en el marco de la libertad2o. Ciertamente, en cuan-
hacia el subjetivismo, porque ambos son conceproi ajenos a la ro Creador de todo lo que existe, Dios es ya Señor del univer-
verdad que postula. El criitiano sabe que él dirpor" de un so. .pg¡6 Dios no quiere ser únicamente Señor "sobre" el hom-
"o qüe lo impor-
objeto, sino que está a disposición de rn, p"rror,.r; [rre, sino "del" hombre,21. Por eso precisa el obsequio de nues-
tante no es que su fe le añada nuevos conocimientos o criteiios, tra libertad. Por eso, y porque sólo desde ella podemos corres-
sino que lo transforme_esencialmente; y que siempre.t,.rtr r u ponder a su amor, a su deseo de comunión. A partir de tales cla-
lado con la Presencia de quien no le déjairrrr.r rtlol8. ves, el autor apunta -sólo apunta, no desarrolla, al menos en
La revelación comienza con un acio histórico. La palabra cste libro- las líneas principales de una dogmática estructurada
sale al encuenrro del hombre como un yo divino que aspira a en torno al encuentro22.
ser reconocido como un Tú. La objetivación históriá ., ,^"."r"- El pensamiento de Brunner merece ser comentado no sólo
ria paraevitar la vaguedad del acontecimiento, como garantía de por el carácter pionero que advertíamos, sino porque en él se
su realidad. Después el individuo acoge esa comrrrricaiión, reco- perfilan ya algunas de las vías que posteriormente deberá seguir
nociéndose en ella como quien ,"rdrd es y como quien lle- la investigación en este campo. Además su intuición principal,
gará a ser. Establece con Dios una ",relación esencialmenie distin- la estrecha vinculación que en la mentalidad bíblica se establece
ta a la q ,e tiene lugar con otros hijos de Adán,pues ellos no son entre el concepto de verdad y la relaciín personal, es de gran
capaces de la donación absoluta que de si. realiza el Señor en la interés en el momento contemporáneo. Si uno de los mayores
entrega de Cristo. Tal entrega es lá realización del agape divino, problemas actuales es el de la verdad y si, como defiende
B.unner, la verdad bíblica es el encuentro con Dios, entonces el
16 Sobre
la revelación cf. La ,erdad como encuentro, 1 19: .Esta revelación tema de este trabajo se revela todavia más pertinente si cabe.
en sí misma es el elemento decisivo en el acto de ia revelación cntrc Dios v Ahora bien, dicho esto, hay algunas cuestiones en La perdad
el hombre; está ligado indisolublemente a é1. No es cierto q.re orimero h;; conTo encr¿entro qveprecisarían ser m fizadas. Enumeremos tres.
una relación entre Dios y el hombre, entre el hombre y oi"s. una ,elacián
En primer lugar, y a pesar de que hay un notable trasfondo
que puede ser conocida aunque no se haga actual. De hecho la esencia de la
relación entre Dios y el hom6re estriba ei este darse a conocer de Dios y este filosófico en el libro, se echa de menos una definición depura-
conocimiento de Dios". da del encLtentro, tanto en el mero orden interhumano cuanto
En- cuanto a la fe, dice qr9_
.la _Palabra "9s
la respuesta personai de la autoentrega a en el plano religioso. Eso de encontrarse con otro) de tal modo
de Dios, y sólo en ella la autoiomunicación divina alcanza su ?in,
b. 136). En otro texto de carácter más descriptivo había dicho: "En la [ama-
da del Yo-señor percibe el hombre su doble perrenencia, este ser-a-panir-de- 19 Brunner contrapone el agape a la justicia, situando aquél sobre ésta o,
El y ser-para-y-hacia-El. F,ste percibir es Io que la Biblia llama fe, y e., ..ta f. meior, como sr raiz y fundamento. De este modo el concepto jwsticia, pre'
acogiente, en esta actualidad responsórica, ónsiste srr.". erp"cíii.o: ser per-
sente ya en la Hélade, es configurado por el principio del amor, específica-
sonalmente responsable" (p. 29). mente cristiano. Cf. La oerdad como encilentro,37-39,145-169.
17 Cf . La z,erdad
comi encuentro,l5O. Veremos más adelante (cf . infra, 20 Cf. La t,erdad como encuentro, 123-131.
15a;^2ú?AQ que esra afirmación es susceptible de ser matizada. 21 La verdad como encuentro, l24.
t8 C[. La z,erdad como encuentro,
l4g-i54. 22 Cf. La verdad como enctrcntro, 17l-227.
28 PRIMERA PARTE le careconÍA ENCUENTRo 29

que él devenga tú para ml, es un fenómeno cuya entidad no rr.rliz.ación que exceda la de la Sagrada Escritura- fuera ajena al
puede darse por supuesta y que precisa un análisis de sus con- l.'rrgrraje de la fe, a tnaverdad entendida como encuentro. A lo
diciones, desarrollo y posibilidades que aquí no encontramos. l.rrgo de este trabajo, tendremos ocasión de constatar lo errado
Si este Tú es, además, el de Dios, entonces el asunto resulta ,k' t¿l intuición.
todavíamás complejo. ¿En qué sentido se emplea el mismo tér- I"inalmente se echa de menos una ma)¿or -y, a nuestro jui-
mino para dos realidades que, si bien es cierto que pueden ser , io, necesaria- radicación cristológica. Esta queda limitada a
analóglcas, presentan evidentes disimilitudes? ¿Cómo se toPa lrrcves alusiones ala encarnación; pero ni las desarrolla como
uno con un Ser suprasensorial? ¿Qué diferencias cualitativas ¡,rrcde hacerse en este plano -comoharán Balthasar o González
hay o no hay entre quienes se encontraron con el Verbo encar- .lt' Cardedal-, ni entra a considerar otros aspectos del Misterio
nado en esta tierra y quienes accedemos a su Persona a través .lt' Cristo que son de sumo interés para el tema, como la
del Espíritu? ¿Qué papel juega en ese encuentro religioso la cor- I{esurrección o su vida pública. Sorprende, por ejemplo, que
poralidad, término clave en la cuestión I gue, sin embargo, no no se aluda a las parábolas clásicas sobre el tema -como la del
aparece ni una solavez en el libro de Brunner? Estos y otros lluen Samaritano-, ni se mencione más que de pasada el
interrogantes nada baladíes quedan sin respuesta. cncuentro de los discípulos con Jesús. Además en la aproxima-
El segundo problema es la forma en que presenta la interpre- ción bíblica se abunda en los textos paulinos, pero parece casi
tación luterana del cristianismo como la única en la que es posi rnarginarse a los joánicos.
ble entender correctamente la revelación como encuentro. Para En cualquier caso, y como queda dicho, Brunner abrió
é1, el católicor, como cualquier otro objetivismo, camino de forma explícita sobre el tema, y algunas. de sus intui-
"objetivismo crones conservan, como veremos, plena actualidad.
serla una reducción religiosa que supondrla ur..a consideración
de la verdad en un plano meramente instrumental o epistemo-
lógico -un objeto cognoscible ante un sujeto cognoscente, que
sería el,hombre religioso-. Sin embargo, el propio autor reco- 2. Lt obra de Romano Guardini
noce la necesidad de ,.elementos de objetivación>> para evitar
caer en el subjetivismo. lJno de ellos sería, claramente, la Otro escritor importante para nosotros es Romano
Sagrada Escritura23. Mas, si se acepta que Dios nos ha dado al Guardini. La aproximación a su obra es bastante compleja
menos un elemento de objetividad, ¿por qué se rechaza taxati- pues, por un lado, abarca una vasta cantidad de publicaciones
vamente que pueda haber dado otros? La pregunta es Pertinen- y, por otro, el autor dista mucho de ser sistem ático24. Esto últi
te, sobre todo habida cuenta de que el propio Brunner recono- mo se descubre principalmente en tres datos: el escaso aparato
ce la necesidad de elementos objetivos para el encuentro.
Además en el momento en que aparece la segunda edición del 24 Cf.H.KIJHN, Romano Guardini. L'uomo e I'opera, Brescia 1963,45:
libro -la aquí recensionada- ya han sido publicadas las "Guardini non é un pensatore sistematico. Perché non ha mai pensato di ela-
^porta- borare come tali i principi sui quali si basano le sue convinzioni, e di espor-
ciones de Guardini, Mouroux y Cirne-Lima, que enseguida ten-
ne la reciproca relazione,. En cualquier caso, una perspectiva de ia cuestión
dremos ocasión de ar.alizar, cuyos argumentos sobre el tema no la presenta LANGElrarynR, De-r dialogische Personalismus..., 247-266. Para
entra el autor a debatir. Este punto y el anterior muestran el nuestro tema conviene consultar: R. AurrRt, Le probléme de l'acte de foi.
rechazo de Brunner a la argumentación noética en el discurso Données traditionelles et résultats des controoerses récentes, Louvain 19583 , 626-
teológico, como si la conceptualización -al menos, toda concep- 630; A. BABoLIN, Romano Guardini, fi.losofo dell'aheritá. Reahá e persona,2
vols., Bologna 1968-7969; R. Gtsu SnIMasuKuRo, Unicidad y relacionalidad
de k persona. La antropología de Romano Guardini, Puebla 2008; A. Lóprz
23 CÍ. La aerdad como encuenuo, 97-99. QuINrÁs, Cuatro filósofos en busca d.e Dios. Unamuno, E. Stein, R. Guardini,
30 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍX ET'ICUZNTNO 31

crítico de sus libros, la gran variedad de temas abordados y la I I tt¡oaimiento de Dios2g, artículo que escribe cornpletando Ld
dificultad de encuadrar la aproximaciín a los mismos en una t'¡t'ttt'itt del cristianismo2g, deÍine lo específico de la revelación
disciplina concreta. Todo ello comporta una serie de proble- lu\tirmente con la categorlade encuentro: Dios se mueve, advie-
mas para el estudioso, aunque hay que reconocer que es tam- ,r,' ,rl hombre y 1o hace de forma personal. Dos elementos dis-
bién una de las causas del enorme atractivo que ejerce sobre el rirrguen el Dios de los cristianos del Dios de los filósofos: el
lector. En cada publicación se aborda un tema específico, sobre lr,'.'ho de que Él toma la iniciativa, y el hecho de que,
el que Guardini ha pensado tras la lectura de una amplia biblio- ^rtia,
lr.rciéndolo, muestra unos caracteres antropomórficos que vie-
grafía, de la cual no ofrece sino su propia síntesis personal, a fin n..'n a denotar su condición personal3o. El advenimiento de
de que el lector no se pierda en cuestiones accesorias, sino que [)i<rs al hombre y el nacimiento en éste de la fe se realiza enun
pueda acceder a la verdad del asunto tratado. De hecho ése es
su interés y su método: acercarse a la realidad en sus múltiples
facetas mediante la asunción del mayor número de perspectivas 28 Edición original R. GuanowI, .Die Bewegung Gottes", en Die
posibles. Los temas van surgiendo espontáneamente, según el \childgenossen 9 (1929),291-303. No hemos podido comprobar la referencia,
,1,' modo que seguimos la versión alemana que aparece en Wurzeln eines gro-
autor percibe su pertinencia, y se intentan contemplar en su
li'n Lebensuerks. Aufsátze und kleine Schriften II, Mainz-Paderborn 2001,
esencia empleando para ello el amplio espectro de los saberes 44t417.
humanos, pero sin reducirlos a una metodología concreta25. A 2e Publicado junto con Una ética pard nuestro tiempo, en Madrid 2002.

Guardini no le interesa hacer una filosofía dela religión, una Irn é1, Guardini defiende que lo nuclear de nuestra fe es la persona de Cristo.
'l'¿l afirmación está situada tanto al inicio del libro (p. 16: del
fenomenología o una teología fundamental. Le interesa cono- "Su esencia [la
cristianismo] está constituida por Jesús de Nazaret, por su existencia, su obra
cer una realidad, y por ello no la encierra en las limitadas fron- y su destino concretos; es decir, por una personalidad histórica") cuanto en
teras que supone una única aproximaci6n26. su fin. Cf. p. 103:
"No hay ninguna doctrina, ninguna estructura fundamen-
En su ampli a obrahallamos diseminadas algunas indicaciones t¿l de valores éticos, ninguna actitud religiosa ni ningún orden vital que
pueda separarse de la persona-de Cristo y del que. después,pueda decirse que
preciosas para nuestro tema27. Pongamos algunos eiemplos. En
es cristiano. Lo cristiano es El mismo, lo que a través de EI llega al hombre
y la relación que a través de El puede mantener el hombre con Dios". Habrá
advertido el lector la similitud de estas expresiones con la de la Enciclica de
García Morente, Madrid 19993, 175-202, eID., Romano Guardini y la dialéc' BENrorcto XYI Deus caritas est 1, con Ia que iniciábamos el presente traba-
tica de lo aioiente. Estudio metodológico, Madrid 1966 (er las p. 220'226 de jo. En cualquier caso, ésta última cita permite descubrir dos aspectos desta-
ésta última obra hallamos una exposición de las principales aportaciones filo- cables para nuestro asunto. Por un lado, la centralidad de la persona del
sóficas del autor a la cuestión del encuentro). Señor como alpersona. Por otro, el énfasis en la relación que con é1 puede
25 Ala mayor parte de su obra pueden aplicarse las explicaciones que establecer cada hombre, y mediante ésta la que se entabla con Dios, de carác-
ofrece en el pórtico de Religióny reaelación,Madrid 79642,tanto respecto de ter filial. Lo determinante es, pues, la postura que cada uno adopta ante
las fuentes (,no han sido bibliografía que se pudiera citar: sino más bien, ante Cristo y la relación que a partir de ahí se establece. Hay que tener esto pre-
todo, el trato con el fenómeno mismo,; p. 13) como respecto de la metodo- sente, creemos, para entender adecuadamente "Die Bewegung Gottes".
30 Cf. uDie Bewegung Gottes,,, 406-407
"Was den Gott der
logía (,no trata de informar al lector en sentido científico especializado sobre Offenbarung
hechos y teorías, sino ponerle ante los fenómenos, mostrarle su relación und alles über ihn Ausgesagte vom "philosophischen Gott" unterscheidet,
mutua y ayudarle a que los comprenda", p. 14). ist, da8 er Initiative hat. Im Bereich der Heiligen Schrift, des Glaubens, ist
26 Cf. A. Lórrz QurNrAs, Romano Guardini, maestro de vida, Madrid er nicht "da", mit allgemein-gesevhaker Bedeutung, so wie im Denken das
1998, 151-387. logische, im Sein das Naturgesetz "da" ist. Er ist vielmehr der "lebendige
27 I)e hecho, dice Lóppz QuINrÁs que "Guardini insiste en la idea de que Gott"; wirkend aus lebendiger Initiative; handelnd aus reiner, jedem vorau-
I¡ rrru'v¡ época estará centrada en el encuentro y mostrará un estilo de pen- fliegenden Gesetz entrückter Anfangskraft. Und Gott ist so, dafi er
s,rl vt'r.tt'lrr¡t.l<> por los esquemas "apelación-respuesta", "yo-tú"r. Cf. Cuatro Initiative, Anfangskraft haben kann: Er ist Person. Nicht ein "Etwas", und
lil,i:,,lits t'n lnsut dc Dios,2l. sei's ein absolutes, sondern ein Jemand. Der Jemand; der "Er" überhaupt".
32 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍI,TNCUT,NTAO 33

ámbito de Wir-Feld, de intersubjetividad o nostridad) 1. La reve- l',1 hombre no es Dios y Dios nunca es el hombre, pero la vida
lación es un recíproco mirar entre Tú y rú; una donación de la , ristiana consiste esencialmente en que el hombre está en Dios
persona -en primer lugar, de la Persona de Dios-, que se reali- y Dios en el hombre, por el hecho de que el cristiano está en
( lristo. Es ésta una unidad demasiado profunda para que la expe-
za s6lo en cuanto que Esta se pone en movimiento hacia mí, de
forma que se me entrega para ser acogiday partictpada32. ricncia natural nos proporcione un concepto adecuado36.
En el opúsculo Sobre la vida de lafe33, Guardini afronta la Como puede advertirse Guardini conjuga aquí varios ele-
tarea de proponer una teología de la fe que no se fije ranro en nr('ntos. Primero relaciona sin equipararlas la experiencia de fe
el origen divino de ésta, sino en la experiencia que de ella reali ( { )n otras experiencias humanas. La vinculación entre estos dos
zamos34. Tal experiencia nace de w, encuentro éon tres realida- ,'lt'rnentos ser^,y no podrá no ser, analígica, pues el resultado
des: Cristo, el Padre y la Iglesia, que pueden estar diversamen- ,lc la primera es una unidad sin parangón en este mundo. Por
te ordenadas entre sí, dependiendo de cuál de ellas sea descu- una parte es unidad real, expresada en los términos de la inha-
bie,la en primer lugar35. Así hay quienes encuenrran a Crisro, [ritación espiritual. Por otra es diferencia real, pues no se trata
en El a Dios Padre y por eso aceptan la Iglesia; quienes inicial-
rlc una disolución de la existencia humana en la divina, o del
mente descubren el misterio eclesial y desde ahí acceden a rlcscubrimiento de una supuesta identidad ontológica origina-
Cristo y alPadre; y quienes partiendo de su experiencia gene- ria, sino que se mantienen los dos sujetos encontrados como
?l de Dios llegan a Cristo y a la comunidad de seguidores por rales; como Dios y hombre37. Más técnicamente, diríamos
El fundada. Dándose cualquiera de estos órdenes, al fin y al tlue Creado r y criaütra llegan a constituir una unidad dual,
cabo, de encuentro entre hombre y Dios se trata, encuentro
ún nosotros, sin dejar de ser unidad singular, yo y tú.
que lleva a una unidad entre ambos. Para entender correcta-
Acudiendo a la Escritura se advierte con cierta facilidad el
mente su propuesta, transcribamos un texto del autor.
carácter dialogal con que ésta concibe la fe, muy lejos por tanto
Dios sigue siendo el Santo, y yo el pecador. Cristo es siempre el de la reducción intelectualista de la misma que primó en el siglo
que llega
"de
lo alto", el enviado del Padre; nunca podría identi- XIX38. Creer es esencialmente responder lallamada "de Aquél
ficarse con lo que es humano, pues el hombre es de este mundo que se anuncia en la revelaciíny atrae al hombre por obra de
y, desde Adán, rebelde. Sin embargo, una unidad real se efectúa. la gracia"39. Por consiguiente el peso de la fe no está tanto de la
parte del hombre creyente, sino del "objeto" creído: de Dios.
11 Cf. Un Dios que, lejos de ser el Absoluto impersonal suspirado por
"Die Bewegung Gottes,,, 411: "Es wird eine Ebene losgelassen und la experiencia religiosa de los pueblos, se ha revelado en Cristo
eine neue gewonnen, gebildet durch den lebendigen personalen Gott und
meine endliche Person; ein'§7ir-Feld, gebildet durch Gottes Kommen und
mein §lanen; durch Gottes §7ort und meine Antwort. Und dies nicht
durch kontinuierliche Überführung, sondern durch einen Vorgang des 36 Sobre la vida de la fe,30.
"Aufschlagens der Augen", eines Aufwachens in neuem Lebenszustand; 37 Sobre la mística de la unificación de las religiones orientales y el deís-
eines neuen Geborenwerdensr. Sobre el neologismo nostridad que aquí mo, c[. Religión y reoelación, 160-165.
fe, Jl; «Lo que é1 [el Nuevo Testamento] denomi-
empleamos c[. infra, 1,56s. 38 Cf . Sobre la r.,ida de
32 Cf. uDie Bewegung Gottes,, 412-413. na "fe" no significa una actitud religiosa común que puede recibir los más
33 Madrid 19631. diversos contenidos, sino algo análogo a un conocimiento abstracto capaz de
3a Cf . Sobre la aida de la
fe, 15: "Es de esa fe de la que vamos a hablar aquí; abarcar una multitud de objetos que continúan siendo "conocimiento". En
no tanto del misterio de su origen divino como de la experiencia que hemos el sentido cristiano, la fe tiene un carácter único y exclusivo. La fe [...] desig-
adquirido personalmente o que otros puedan tener,. na un hecho único: la respuesta del hombre al Dios que vino al mundo con
35 La forma trinitaria se descubre al parar mientes Cristo".
de que en el Credo apos-
tóiico la fe en el Espíritu Santo es indisociable de la confesión eclesiológióa. 3e Sobre La vida de lafe,34.

ailJoTECA DE FILOSOTíA v TEOfOgtA


},ARIO VALENZUELA, §J.
34 PRIMERAPARTE LA CATEGORÍTT,NCUT,¡'ITNO 35

con un rostro concreto, que interpela personalmente al hom- l{esulta así que la fe dista mucho de ser un concepto estáti-
bre y entabla con él un diálogo entre igualesao. La finalidad de r,. AnteS bien, aparece con un dinamismo propio del amor, en
éste coloquio es la vida de gracia o, en otras palabras, la crea- ,'l cual el encuentro originario ha de retomarse continuamente
ción de un parentesco nuevo con el Creador4l. ,'rr lo íntimo de nuestras vidas44. Creer es amar, dice, y amar
Interpretando así la fe aparece una vinculación de cierta ..('s estar preparado para el encuentro con el Altísimo; es, no
dependencia, tal y como se constata en la relación interperso- ,,ilo no esquivar ese encuentro, sino buscarlo, a fin de recono-
nal: yo ya Ío soy yo sin ti, una vez que contigo me he encon- ( ('r que únicamente en el don que ese encuentro me exigirá

trado en sentido pleno. Que esto pueda ser aplicado en el caso ¡,,rdré hallarme a mí mismo»45. Don completo de mí que equi-
del hombre a Dios no plantea problemas. Mas, ¿puede ser rec- v,rle a un /o humano despojado de todo46. Tal es la condición
tamente entendido en sentido inverso? ¿Depende en algún ..lc la fe que, a lo largo de las diversas etapas del desarrollo
modo Dios de mí? Respetando las debidas cautelas, Guardini lrumano que Guardini.elenca y describe,_no deja nunca.de ser
dará una respuesta afirmativa a tales cuestiones. Por un lado una <<comunlcaclon del hombre con Dios por- medio de
recuerda que el yo del creyente está implícito en el Credo y Cristo"47 y un .misterio de la comunidad con El,'+u.
forma parte de é142.Y por otro, que Dios se manifiesta como Mundo y persond4g es un libro de antropología, en el cual la
el Creador y como el Deus pro nobis, y esto introduce a quien csencia del hombre viene en cierto modo definida por las rela-
establece relación con Él en el ámbito de lo divinoa3. ciones que éste establece con el mundo5o -en cuanto creación,
concepto más amplio y profundo que el de naturaleza, tan pro-
aa
C[. Sobre la oida de fe,36: «¿Quién es este Dios vivo que viene a nues-
tro encuentro en la perso.ra de Criito, a través de las palabrai, la vida y el ser
de Cristo? ¿Quién es? O, más bien, ¿qué rostro tiene? Cuando yo llamo a Más adelante (p. 84) insiste: oDios es independiente y libre, es esencial-
alguien, vuelve hacia mí su rostro. ,{1 mirarme, al prestarme atención, se des- -.rrt. "É1", pero toma forma y figura con respecto a mí, se me presenta
cubre. Entonces, el que yo deseo conocer se revela como "yo", volviéndose según lo que soy; pide que yo lo reciba en mi pensamiento y en mi vida, para
hacia mi, mirándome, hablándome, a mí que soy "tú" para é1,,. convertirse en "mi Dios"". En nuestro lenguaje, diríamos que Dios es El, y
Cienamente, el rostro de Cristo tiene múltiples matices, pero éstos no se que en cuanto tal, no necesita de mi yo; pero en cuanto decide salirme al
)uxtaponen, sino que reflejan las múltiples facetas de la vida intradivina. En encuentro, devenir mi tú, ertonces se tiene que poner, en cierto sentido, en
cualquier caso, ula fe cristiana se dirige al rostro de Dios" (p. 39) que se nos ha función de mi yo, pues es ést-e el que le define en s,t tuidad,. S. par Cun¡,
manifestado en su Hijo: <<De este encuentro con Cristo nace la fe" (p. 106). ElrNa profun diz¡rá en esro. El distingue entre el ser de Dios y su exrsri r. Su
a\ CÍ. Sobre la oida de ser no depende de nadie. El es en sí y por sí. Pero stt ek-sistir depende de nos-
fe,40-43. Todo este pensamiento puede ser sinteti-
zado en una frase que haliamos en un texto muy posteriori"Dios ha creado otros. Cf. "La "crisis de Dios" y la "fe del sacerdote",,, en Surge 641-644
al ser humano como un tú suyo, y le ha conferido así por su parte a ese ser Q007), 1.89-209; especialment e 206-209.
humano la posibilidad de llamarle Tú a é1 mismo,,, en Etica. Lecciones en la aa CÍ. Sobre la oida defe,67-71.
Unioersidad de Múnicb, Madrid 1999,739. 45 Sobre la oida de la
fe, tt.
a2 Cf. Sobre la oida defe,64. a6 Cf. Sobre la oida de
fe,118.
"Glauben ist eine
a3 Cf . Sobre la oida d.e a7 Sobre la z.¡ida db la fe, 161; orig., 174:
fe,64-65: "Los padres griegos dicen que el Dios del
pensamiento cristiano no es tanto Dios vuelto liacia Sí mismo y sólo accesi- Kommunikation des Menschen mit Gott in Christus".
a8 Sobre la oida de la
ble a El mismo, el theos pros heauton, como Dios vuelto hacia nosotros, el fe, 1.63.
a9 Subtítuio: Ensayos para una teoría cristiana del bombre, Madrid 2000.
tbeos pros hemas.El Dios en quien nosotros creemos, con mayor exactitud,
como dice el Credo, en quien yo creo, es Aquel que me ha creado. 5a Cf . Mundo y persona,66:
"El mundo puede, empero, ser experimenta-
Ciertamente, Dios no tiene necesidad de mi; podría existir sin mí; pero ese do también de tal manera, que lo que é1 es en sentido propio sólo se mani-
Dios que es, es inseparable del Dios que me ha creado. Por 1o cual, al apoyar fiesta en el encuentro con las cosas y con los hombres. Aquí hay ya orden,
la fe en la soberanía suprema de Dios, hay que afirmar -y no hay en eilo en verdad, tanto en las cosas como en el interior del hombre, pero este orden
lugar para ningún panteísmo- que yo, en cierta manera, participo en el sen- no basta para fundamentar el mundo en sentido propio, sino que éste surge
timiento de la palabra "Dios", puesto que Dios es el Creador". sólo en el marco del encuentro".
36 PRIMERA PARTE LACATEGORÍXTNCUTNTAO 37

pio de la Modernidady contra el que Guardini reacciona críti- l.r r r»rsecuercia de ser el tú del Yo divino. Con lo cual se con-
camente-) con las otras personas5l y con Dios. Desde su mismo ',rl,r(' que la primacía vuelva al Creador, que el /o humano se
origen el ser humano es un ser de alteridad, abierto al encuen- lrrrrtl¿mente en su dignidad, no por su autonomía, sino por su
tro no sólo con sus semejantes sino ante todo con Aquél que le lrt'tcronomía divina53, que haya una fundamentación ontológi-
da el ser. Precisamente su 70 autónomo nace como consecuen-
, ,r tle la alteridad personal y que ésta se oriente fundamental-
cia de ser eltú de quien esencialmente es el que Es, el )'o abso-
,r('nte hacia la Trascendencia. Y todavía una idea más: que el
luto: "Yo soy»52. La sutileza de la intuición radica no sólo en ( )lro divino, precisamente por ser el originante, el punto refe-
la afirmación de la relacionalidad primigenia que consriruye a
r r'rrcial, el )'o del que nace como tú mi yo, no puede ser equipa-
la persona, ni siquiera en la fundamentación de tal característi-
ca en el relato de la creación como llamada, sino en que supo-
r.rrlo en realidad a ningún otro frente a mí, aunque esto no
ne una enmienda a la totalidad del solipsismo moderno. Esre, ,¡triere decir que sea yo-mismo54. Su alteridad es sumamente
en efecto, consideraba implícitamente el del hombre como el ¡r.rrticular. Por un lado, como toda la creaciín, nuestro ser par-
yo absoluto. Incluso quienes trataban de recuperar el tú -como ricipa del Suyo. No es Alguien absolutamente ajeno. Pero por
Feuerbach o el mismo F{usserl-, al partir de las mismas premi- ()tro, nos constituye en personas con las que dialogar -lo cual
sas, tan sólo lograban establecer w aher-egor pero no alcanza- sc refleja en que no sólo nos creara por mandato, sino que nos
ban al otro como otro-que-yo, como un verdadero tú. Gtardíni ttombrara-, de ahí que nos haga dignos de su amor absoluto, al
invierte radicalmente el proceso. El punto de partida, el único (lue nosotros sólo analógicamente y en virtud de la gracia pode-
punto de partida posible en realidad, por ser el único del que se rnos corresponde155.
predica adecuadamente el carácter de absoluto, no es el yo del
hombre, sino el de Dios. Nuestro yo es, repitámoslo, tan sólo
53 Hay que matizar esta afirmación de heteronomía. Cf. Mundo y perso-

5t Cf . Mundo y persona, ll3-121. Una frase permite evitar una confusión


na, 32: "En relación con Dios la heteronomía es exactamente tan errónea
como la autonomla. Mi yo no puede encontrarse bajo el poder del "otro", ni
que puede darse entre filósofos de la alteridad, pero de la que Guardini se siquiera cuando este "otro" es Dios; menos aún cuando se trata de Dios. Y
defiende: .La persona no surge en el encuenrro, sino que se actúa sólo en é1,, ello no porque mi persona sea completa y no soporte, por tanto, a nadie
(p. ll7). Con ello, la categoría adquiere caracterísricas dinámicas aplicadas a sobre sí, sino precisamente por lo contrario. Justamente porque mi yo no
la antropología. Cf. R. GueRDrNi, .Die Begegnung», en Io.-O.F. BoLrNov, descansa real y seguramente en sí, es para él un peligro lahrcrza de la presen-
Begegnungund Bildung, Y/ürzburg L956,9-24; e Io.,
"L'inconrro con sé e con cia del "otro"". Enseguida veremos la raz6n de esta aparente paradoja.
il mondo", ett L'uomo. Fondamento di una antropologia cristiana. Opera
"Y es que Dios no es el "otro", sino Dios. De
5a Cf . Mundo y persona,34:
omnia lIU2, Brescia 2009, 165-210 (no hemos hallado e[ original alemán de reconocer esto depende el conocimiento de Ia creación y el entendimiento
esta obra, cuya versión italiana se presenta ¿6¡¡o ..prima edizione mundiale,
de sí mismo por parte del hombre. Dios es el único ser del que no puedo
[p. 7]). Exposición del pensamiento guardiniano y análisis del mismo en decir que yo soy é1, que es Io que implica, en último termino, toda voluntad
Gtsu SHIluasurvxo, Unicidad y relacionalidad d.e la persona,71,-132. de autonomía, pero también aquéi del que no puedo decir que es el "otro"
s2 Por supuesto, referencia aBx 3,14. Cf. Mundo y persona,2g:
"Sólo por- frente a mí, que s lo que consiste, en final de cuentas, toda heteronomía [...]
que el hombre surge de la llamada de Dios y consiste en esta llamada, sólo Como Dios que es, se encuentra frente a la criatura en una relación a la que
porque es el "tú" llamado por Aquel que se llama a sí mismo el "Yo soy", no puede aplicarse ni 1a categoría del "ser-otro", ni la categoría del "ser el
sólo por eso posee la posibilidad de entenderse como yo aurónomo,. Más mismo",,.
claro todavía el texto de la p. 135:
"Lo que nos importaba era mostrar dónde s5 Cf . Mundo y persona, 37 donde dice que
, "la esencia del amor de
Dios
se encuentra el paradigma de eso que llamamos persona. No en el sentido de
[...] se diferencia del amor humano en ia misma medida en que el crear de
que la persona humana sea lo originario y claro, y la persona de Dios cons- Dios se diferencia del crear del hombre". Cf. también la p. 123, en que repite
tituya el desarrollo misterioso y extraordinario de aquélla, sino, al contrario: el mismo concepto: .Las cosas surgen por mandato de Dios; la persona por
la manera en que Dios dice Yo es lo propio y fundamental,'. La misma idea su llamada. Esta. empero, significa que Dios llama a la persona a ser su Tú, o,
se recoge y amplía en Religión y reoelación,250-256. más exactamente, que Dios mismo se determina a ser el Tú del hombre".
38 PRIMERA PARTE LA CATEGOÚAENCUENTRO 39

Por eso la relación interpersonal supone, en línea de lo ,lu(' l):rrecla según lo exPuesto en el libro hasta este momento-,
expuesto por Scheler y Buber, y de lo que con el correr del ,.,,,,, empliárrdlla y determinándola en la persona de Cristo59.
tiempo dirá también Lévinas, una apertura a la rrascendencia. I ,. I1l q;ien da sentido alyo cristiano. En efecto, "la existencia
li/:iyo sólo se descubre en la relación con untú, y se descubre ,,'.lirnida se fundamenta en el hecho de que el Dios-Tú que sale
absolutamente en referencia al Tú absoluto que es Dios. El .rl t'ncuentro en Cristo atÍae así el yo del hombre, o bien pene-
encuentro con los otros me pone en camino hacia el encuentro lr,r en este mismo»60. Con tal movimiento, 10 que consigue el
con el Otro, en quien mi yo puede ser plenificado56. Un texto Vcrbo encarnado es, estableciendo relación con el hombre,
resume lo hasta aquí expuesto: irtroducirle en la relaciót qrr. Él mantiene con el Padre61.
El año siguiente ala apariciín de Mundo y persond, Guardini
...el ser-yo es un fenómeno en correlación con el Tú correspon-
l,ublica la que a nuestro juicio es su más lograda obra sobre la
diende. Ahora bien, en el acontecer de la finitud brota el Tú -que
icvelación, lleva por título justamente: La reoelación. Su
que nos encontramos para despertar el yo en somnolencia
tscncid y sus formas62.Ya en sus páginas introductorias se expre-
haciéndolo yo actual, pero no basta para fundar la determina-
*.r la importancia que la categoria encuentro va a adquirir en :u
ción ontológica para el ser-yo. El ser-yo es idéntico con la esen-
,'c,flexión al vincularla con el carácter dinámico que define la
cia del hombre, esto es, con su condición de criatura, y se refie-
re a algo más allá de todo encuentro posible dentro del mundo. rcalidad humana63. El libro está estructurado en tres Partes.
La realidad del Tú absoluto, por tanto, no está inventada sobre
la base de ninguna necesidad, sino que es garantizada por esa 5s Cf. Mwndo y persona,724: de la persona se encuentra, Pues,
"La esencia
misma referencia interior: tal como la luz es garantizada por la en último té.miná, en su relación con Dios. La conciencia cristiana determi-
rra esta relación, no desde un encuentro religioso realizado en el espacio libre
organizaciín del ojo, que no podría ser así si no hubiera luz. El
del mundo y de Ia historia, sino desde la persona de Cristo".
análisis de la persona muestra que ésta sólo puede existir con 6a Mundo y persona, 1-33.
referencia a la persona absoluta, llamada por ella y contestando 61 CÍ. Mindo y persona, 135: uAquella relación Yo-Tú d9 la que antes
a ella; pero esa persona absoluta está donde está lo numinoso5T. hablábamos, y desáe la que la personaixperimenta su última determinación,
no está dirigida a Dios iin más, sino al Dios Trino. Es una relación que se
De cuanto acabamos de exponer se podría inferir la idea de articula en aquellas relaciones en que Cristo se encuentra con el Dios Trino.
que la relacionalidad del hombre y Dios es tan fuerte, nos afec- La relación Yo-Tú del hombre consiste en la co-realización de la relación de
Cristo con Dios. Tú, en sentido propio y definitivo, es el Padre. El que dice
ta tar, esencialmente, que no podríamos no considerar a Dios
Tú en sentido propio al Padre esil Hijo. Hacerse cristiano signi{ica Penetrar
nuestro Tú sin, en cierta manera, negarnos a nosotros mismos. en la existencirti¿á¿ ¿" Cristo. El renacido dice "Tú" al Padre, al participar
Ciertamente así piensa Guardini58. Pero va más allá, no limi- en el decir Tú de Cristo. En un último y definitivo sentido no dice "Tú" a
tando esta relacionalidad al mero ámbito de la creación -cosa Cristo, no se sitúa ante é1, sino que va con é1. "lo sigue". Penetra en Cristo
y realiza.on Él .l encuentro. Junto con Él dice al P¿dre Tú y de sí mismo
"Yo"r. Como veremos en su momento, GoNzÁrEz nB C,q'RoB»el asume y
56 CL Religión y revelación, 209-210: profundiza
- 62 en este planteamiento.
"La claridad de mi propio Yo sola- Die Offenbaring. Ihr Wessen und ihre Formen,'Wirzburg 1940. En ade-
mente se despierta en el encuentro con los demás. Só1o vivo completamente
como Yo mismo cuando me encuentro con el Tú que se me presenta. Ese lante abreviaie-ot.oñ Dl, Offenbargung. No conocemos traducción española.
63 Cf. Die Offenbarung, i: vielmehr im §flerden,
Tú, ante todo, es la persona con quien tengo obligación o a la que quiero. "Die Menschen stehen
Pero la exigencia de miligazín personai atraviesa más allá de ella; mi autén- sind also bestanáig sich verándernde, sie stehen im Ausdruck, sind also bes-
tico Tú debe ser absoluto, y la más importante ayuda de la persona querida tándig sich selbst mitteilende Gróf§en. Und das alles aus der schóp{erischen
consiste en remitirme hacia ese Tú". Irroeriichkeit des Geistes und der freien Selbstverfügung der Person, so da8
s7 Religión y reoelación, 210-211. eine ganz andere Artdes Aufeinandertreffens und wech-se-lseitigen
58 CÍ. Mundo y persona, 123: Beeinñussens entsteht: Begegnung, Selbstmitteilung, Gemeinschaftsbindung,
"Al crear al hombre, Dios se ha constituido Schicksal,,.
en su Tú, y 1o es quiera o no quiera el hombre".
40 PRIMERA PARTE LA CATEGORL¡ ¿NCUTNTNO 4T

En la primera trata la revelación narural, en la segunda la del l.a revelación efectiva que Dios lleva a cabo supone la real
Antiguo Testamento y en la rercera la de la Nueva Alianza. .r¡,,rrición ante el creyente de ese Tú que anhela. Lo cual es espe-
Siguiendo el método fenomenológico, Guardini advierre cómo , i.rlrnente visible en ciertos pasajes veterotestamentarios, como
lo sacro es percibido por el hombre como aquello que es total- l.r cpifanía de Mamré y la vocación de Isaías67. Tal proceso llega
mente Otro, algo que no podria ser deducido de la simple reali- .r \u cumbre en la persona de Cristo. En efecto, el encuentro
dad creatural64.La alteridad aparece, pues, como rasgo esencial , on El es el encuentro con un hombre y, en ese sentido, en
de lo divino. El pensamiento puede acceder a Dios a través de t, rclo similar al encuentro con cualquier otra persona. Pero es

cuatro vías: la de causalidad, Ia de la búsqueda de sentido, la de trrrnbién encuentro con Dios y, por ello, esencialmente diverso
la necesidad de una moral fundamentada y la antropológica65. ,' incomparable a ningún otro68. Y es que lo importante en la
It' de la Iglesia -como yahabi,a dicho en La esencia del cristianis-
Ésta última a st yeztiene dos verrienres. Úrr, ., la necesiáad de
nto-) no es una doctrina, sino una Persona: la del Señor, euien
plenitud y otrala realizaciín del ser personal. Tal realizaciín
,'s la plenitud de la revelación69. Sólo a lahtz de la relación con
del yo se produce en el encuentro con tn tú y por lo ranto la rea-
Irl se comprende todo lo demás7o. Pero, ¿cómo puede el cre-
lizaciín absoluta reclama el conracro con un Tú absohto66.
yente hodierno encontrarse personalmente con Cristo?
(,)racias al mismo
"Principio" por quien pudieron encontrarlo
GIsu SFIrl4a¡uruxo, Unicidad y relacionalidad de la persona, 185, sinten-
realmente sus propios contemporáneos: el Espíritu Santo71.
tiza el contenido esencial de la obra con el siguient e párrafo:.La revelación, La obra de Romano Guardini, siempre sugerente, se mani-
lejos de identificarse con el ofrecimiento de un cuerpo de doctrinas o de fiesta especialmente rica en lo que se refiere a la concepción de la
leyes, tal como aparecía en algunos tratados neoescolásticos de la época, era revelación y de la fe como vt encuentro entre Dios y el hombre,
definida en términos de encuentro ("Yo-Tú"). Lo central en la revelación no
son las ideas ni las leyes que Dios daba a los hombres cuanro la Persona divi-
na que se automanifiesta a su creatura. Esta comprensión de la revelación en 67 Cf. Die Offenbarung,61-65. Sin embargo, esta forma de encuentro no
términos,interpersonales sella toda la reflexión teológica de Guardini,,. cs 1a única que presenta Guardini. A ellas añade una cierta experiencia del
6a C[. Die Offenbarung, 8: dem Heiligen meinen wir also das, individuo, que vendría recogida en algunos salmos, y en el esfuerzo del hom-
"Mit
worauf im wohlgeschaffenen Menschen das Gefühl anrworrer, sich neigen bre creyente. Cf. p. 65-68.
zu müssen - in einer §leise neigen, wie er es vor nichts Nur-Irdischem kón- 68 Cf . Die Offenbarung, gg:
"\7enn also der Mensch zu Christus geht,
nte [...] So hat man es auch, mit einem besonderen Nachdruck des \7ortes, dann ist es nicht, wie wenn er von einem anderen Menschen in den Bereich
"das Andere" genannt». seiner Persónlichkeit aufgenommen wird; seine Liebe die Lósung, seine
65C[. Die Offenbarung,25-57. Begeisterung die Freiheit erhofft, und er im lezten doch die Einengung
66Cf. Die Offenbarung,33-34: durch den Menschen erfáhn. Christus hingegen ist wirklich "die Türe",
"Ich, der ich Person bin, soll auch wirk-
lich Person sein, zum Bewu8tsein meines Eigenen erwachsen, Vert und durch die "er ein- und ausgehen und Nahrung finden"; "die Vahrheit",
Fülle meines W'esens im Y/agnis des Lebens gewinnen, im Ernst der durch die alles Seiende ins Offene kommen; "der'ü/eg", auf dem gegangen,
Verantwortung frei werden. Das vermag ich aber nicht aus mir allein, son- vom Ausgang ntm Ziel fortgeschritten werden kann. \íenn der Glaubende
dern die Klarheit des Selbst erwacht ersr in der Begegnung mit dem 'Wahrheit- was
Christus findet, dann geschieht -nur in heilig-souveráner
Anderen. Ich werde ersf ganz Ich-selbst, wenn ich an das mir zugewiesene Platon meinte, als er davon sprach, der Geist müsse in der Raum der Idee
Du komme. Das ist zunáchst der Mensch, den ich liebe; aber die Forderung gelangen: das gro8e'Weitwerden".
der Person geht durch ihn hindurch, über ihn hinaus. Mein eigentliches Du 6e Cf . Die Offenbarung, 119:
"Die Offenbarung geht nicht über Christus
mu8 ein absolutes sein, und der wichtigste Dienst des geliebten Menschen hinaus; so besteht das heilige Geschehen von nun an darin, da8 Christus in
besteht darin, mich zt jenem zu weisen [...] Hier wird nicht aus einem die \lelt getragen, die \Welt in ihn hereingeholt wird. In seinem persónlichen
Bedürfnis Gott konstruierr, sondern die Person erfáhrt sich selbst als etwas, Dasein hat die neue Schópfung begonnen; sie entfaltet sich durch die
das wesenhaft auf das absolute Du hingeordnet ist. Die Analyse der Person Begegnung der Menschen mit Christus im Raum der Freiheit und Gnade".
zeigt, da& letztere nur auf die absolute Person hin bestehen kann; die liegt 70 Cf. Die Offenbarung, lA4-12.
aber dort, wo das Heilig-Andere ist". 71 CÍ. Die Offenbarung, ll2-135.
42 PRIMERA PARTE l¡ carr,coRÍ A ENCUENTRo 43

en el que AquéI, Creador y Persona por antonomasia, siempre t st rrdio: ..la fe es esencialmente la respuesta de la Persona huma-
tiene la iniciativa, y que es llevado a su plenitud en la encarna- rr,r rrl Dios personal yt por tanto el encuentro de dos personasrrT3.
ción del Verbo. Como destellos, van mostrándose las diversas La teología de la fe, dice el autor, puede estructurarse de dos
implicaciones del tema: antropológicas, trinitarias, pneumato- lrrrrriás. Laprimerasería analíticay abstracta. Su intención con-
lógicas, éticas, eclesiológicas... El método escogido permite sistc en estudiar el origen y la estructura de esta vinud teologal.
gran riqueza en la presentación, aunque se hace a costa, en oca- l.,r segunda, en cambio, pretendería una aproximación sintética,
siones, de perder profundidad en el tratamiento de los temas ('sto es, contemplar el acto de creer como una totalidad concreta
que, al final, resultan un tanto repetitivos. Se echa de menos la
.' intentar descubrir su estructura existencial. Desde esta última
definición unívoca de los conceptos teológicos y una implica-
ción de categorías tan esenciales para nuestra disciplina como lx'rspectiva, que es la que adopta el teólogo francés, la fe puede
,'xplicarse <<como un conjunto orgánico de relaciones persona-
son la credibilidad y el testimonio. En esto se hace patente 1o
l..'s"74. ¿Por qué? Pues sencillamente porque el Dios en quien
que, por otrap^rte) es confesión del propio autor: que no desea
('rc'emos es personal, no es Algo, sino AlgwienT,.Las consecuen-
ceñirse únicamente al marco de la teología fundamental, sino
abrirse al diverso abanico de las ciencias que estudian un cias de al afrmaciín se extraen gracias a un esquema básico de
mismo fenómeno. Encontramos, pues, sugerencias muy intere- le teología fundamental:
santes, que no terminan de ser desarrolladas en un sistema ple- l. Resultaría inapropiado hablar de objeto de la fe. Al ser Dios una
namente elaborado. En todo caso, nada de esto oscurece el, a Persona, su conocimiento no puede ser meramente intelectual,
nuestro juicio, mayor mérito teológico de Guardini su postmo- sino también afectivo. En el credere Deum estarían involucra-
dernidad, en cuanto superación teológica del solipsismo moder- dos, pues, tanto el entendimiento cuanto la voluntad, con el
no, haciendo radicar el 7o absoluto no en el hombre, sino en ánimo de poseer a Aquél en quien creemos por el amor76.
Dios, tal y como ha sido expuesto más arriba. Camino éste que 2. Tal fe en Dios surgiría de dar crédito a Dios. Uno sólo otorga
deberemos tener presente,so pena de recaer teológicamente en su confianza a otro, a w tú, que en este caso también sería la
perspectivas ya superadas filosóficamente. misma Divinidad. Credere Deo es creer a Dios y a la Iglesia, y
presupone una relación del sujeto con ellos77. Nótese que
Mouroux pone al mismo nivel en este punto al Señor y a su
3. La estructura personal de la fe según J. Mouroux Pueblo. Dios nos habla a través de su Palabra hecha carne y de

Quizá la obra más conocida de cuantas plantean la com-


prensión de la fe en esquemas personalistas sea la de Jean de era, en cierto ambiente teológico, a mediados de este siglo, el temor hacia
un pensamiento personalista, del que se sospechaba que quebrantaba el inte-
Mouroux, Yo creo en ú72. Una sola frase puede resumir el ente- lectualismo de la creencia y el objetivismo de la verdad!". Cf. Aunrnr, le
ro contenido del libro y mostrar su pertinencia para nuestro probléme de I'acte de foi,617-622 y J. AroNso, Fe y experiencia uistiana. La
teología de Jean Mouroux,Pamplona 2002.
73 Yo creo en ti,37 (subrayado del autor).
72Estructura personal de la fe, Barcelona 1964. L propósito de ella hace 74 Yo creo en ti, p. vtt.
H. op Lusac, La fe cristiana. Ensayo sobre la estructura del Símbolo de los 75 Cf. Yo creo en ti,8:
"La Verdad
Primera es la Verdad Subsistente. Es
Apóstoles, Salamanca 19882, un comentario muy significativo, precisamente Alguien. Es una persona: el mismo Dios".
en orden a mostrar tanto el estado previo de la teología católica y la impor-
"El acto de fe es una afirmación y un amor, un
76 Cf . Yo creo en ti, 12:
tancia del libro en el desarrollo posterior. Leemos (p. 178): "En la edición amor que busca una persofla y que la afirma para poseerla".
inglesa del librito del canónigo Jean Mouroux/e crois en rol, fue efecto de un 77 Cf. Yo creo m ti, 13: .Entre Dios y cada alma se da una relación per-
falso escrúpulo el trocar el título, traduciendo sin más: I Believe. ¡Tan gran- sonal, que es una relación de vocación".
PRIMERA PARTE LACATEGoRÍIrNcuzNTao 45

la comunid¿d que la prolonga y representa en el seno de la l't'r-<¡ la categoriapersond. no se aplica sólo a uno de los tér-
numanldad/ o. rr r rr| ( )s -Dios- implicados en la relaciín que supone el creer. Se
3. Pero Dios, siendo Persona, no es una persona más. por eso Ia r, lru-c también al hombre creyente. Más aún, la condición per-
fe es un salto cualitativo respecto de-cualquier otro tipo de ',,,¡r.rl de los hijos de Adán determina una respuesta específica a
conocimiento y respecto de cualquier otro tipo de relación l.r rcvelación. Respuesta que, ante todo, es simple, en un doble
-aunque, justo es decirlo, Mouroux insiste casi éxclusivamente ',r'rrtido: por una parte, supone el don del hombre enteroS4; por
en 1o_primero-. Supone arrojarse en los brazos poderosos de
, )r r':1, su objeto es una única Persona que en sí es Verdad y
Aquél que nos acoge. El creyenre no da un salto solitario al
vacío de \a raz6n, sino que se apoya en Otro que le guía79. Así,
lit',rtitud conjuntamente85. Las matizaciones posteriores del
,.el motivo formal de la fe en el sentido más rigurosó del térmi- ,tn,tlisis fi.dei son oportunas y necesarias para nuestra intelec-
no, es el testimonio de Dios, Verdad Primera, y d. Oios que me , itin, pero han de tener presente que el hecho en sí de creer
habla a través de labios humanos, los de Cristo o los d. la r'o[siste en este acto simple y unívoco, que es la entrega perso-
Iglesia"8o. También los .signos de la fe, son siempre interven- rr.rl por parte de los dos términos del acto, Dios y hombre.
ciones personales de Dios que se dirigen inevitablámente a una Voluntad, memoria y entendimiento en los hijos de Adán son
persona; incluso cuando se realizan, como algunos milagros, cscncialmente inseparables, pues lo que existe en sí es el hom-
ante una multitudSl. Su valor viene, ante todo,"por el hech"o de bre mismo que cree en la totalidad de su existencia. Por ello
haber sido elegidos y utilizados por Dios82. poisupuesto, rodo irceptar la fe es poner en juego tanto una capacidad de conoci-
esto tiene sentido en la medida en que nuestra fe es cristológica rniento cuanto el amor. En efecto:
¡, de¡d9 ahí, pero sólo desde ahí, tiinitaria. Lo específico d"e la El conocimiento y el amor no son, en la fe, realidades que se
fe cristiana es que ésta es credere in Deum, participación en la
vida de una persona, de Cristo83. unen por fuera, sino fverzas que se atraen desde dentro, porque
traducen un impulso más profundo que ellas mismas.
78 Cf. Encuentran su unidad en el acto de fe, porque este acto traduce
,Yo creo en ti, 16-18. Lamentablemente, el autor no se detiene en
justificar esto, sino que lo postula como premisa. el movimiento de una interioridad personal, de una unidad
. 7e Cf . Yo leo en ti, 15-16 "Es ahí fen el carácter personal de Dios] donde concreta y subsistente. El acto de fe es el don de una persona
hay q¡re buscar_en_ último término la explicación delialto y dela caidi a otro creada al Ser personal Increado, y es por esta raz6n por la cual
mundo que es-la fe. El hombre no da eite salto solo, y po. .ro no obra irra-
cionalmente:. franquea el abismo y trasciende rr, .rró., apoyándose en un
es conocimiento engendrado porun amor86.
gtia, ahiori dirigenti i.nnixus. Se coge a una mano que se le ii"ia., y sabe que
Y por la misma regla de tres, el acceso alaf.e -laconversión,
no al vacío, sino a unos b.izos que quieren cerrarse pr.r'.L.oge.lor.
"e^lanza en terminología clásica- supone siempre una negación de sí.
8Q Yo creo en ti, 19.
.
81 Cf. ,Yo creo en ti, 23-24: Sólo cuando el yo deja de ocupar el centro de la propia vida
"Además de ser personales por su origen, los
signos se dirigen siempre a una persona t...1 U; milagro várificado ,it.-rrrr"
multitud no se dirige a esta multitud como tal, sino a cada uno de los que la
constituyen". es la única del autor que cita A. Durlas cuando se refiere al modelo perso-
82 De ahí que,
en ocasiones, «tenemos un siqno inferior a otros en comu- nalista de la fe. Cf. The Assurance of the Tbings Hoped for. A Tlteolog of
nicabilidad pero no en solidez, puesro que p..-it. a un alma reconocer con Christian Fairb, Oxford-New York 1994,179. Está en relación con la defini
la vívida seguridad de las inruicibnes p.isonales, ia presencia del Dios de ver- ción que encontramos en J. Mounoux, L'expérience chrétienne. Introduction
dad¿ felicidad, en su propia vida" (Yo creo en ti.28). ) une théologie, Paris 7952, 369: "Se saisir en relation avec Dieu, c'est l'expé-
8J
_ . Cf. Yo creo en ti,33-34: *La fe cristiana está toialmente especificada por rience chrétienne, étre en relation avec Dieu, c'est la vie chrétienne".
8a Cf
Cristo; es participación en ia vida de una persona, en su misterio de mrárte . Yo creo en t¡,38.
y resurrección, pero gracias a esta mediación es a la veztrinitaria: comunión 85 Cf . Yo creo en ti,39.
en la vida de Ios Tres-. La importancia de esta frase es capital. No en vano, 86 Yo creo en ti,43-44.
46 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍAENCIJENTRO 47

para dar paso al Tú afirmado, sólo enronces


surge la fe. l ,r unión entre credibilidad y testimonio vincula por su lógica
T,enguaje, como puede verse, propio de los erramoradás y, por url('rna Aquello creído con Aquéla quien se cree, y desplaza el
ello mismo, perrinenre tambián a-la relación enrre el t oábr" y
l)('so no hacia las pruebas de la verdad asumida, sino en dos
Dios en que consiste el cristianismo. ,lirccciones: hacia la Persona que se revela, por una parle) y
. fd comprensión del acto creyente explica ranto su oscuri-
dad cuanto su certeza. ciertament e la riz6n discursiva tiene
lr,rcia la persona que acepta la revelación, por otra. En definiti-
vt, ,,busqueda de la persona: esto es lo que explica la captación
problemas para explicar por sus solas fuerzas la revelación de .lc la credibilidad; y encuentro de la persona: es lo que explica
una persona a otÍa, incluso en el plano creatural. Mucho más l¡ cerreza delafe"92.
si, como sucede en la actual económía salvífica, es el Creador
El último capítulo del libro consiste en una aproximación a
quien se manifiesta a rravés de un testimonio humano. y más
t res temas clásicos de la teología fundamental contemplados
todavía si, como en efecto acaece, el hombre que nace a la fe es
desde la perspectiva racionalista: la increencia,la mística y el
un ser caído, no orientado a Dios como deberi^,y por lo tanto,
testimonio. De la primera se indica la relativización de los con-
necesitado de una ascesis interior para dirigir su espíritu en la
ceptos que supone el contacto personal con Dios, pues ningu-
recta direcci6n87. Por todo ró, compiensibles las noches na categorización puede dar cuenta de una experiencia viva de
oscuras del alma creyente. "rto
encuentro93. Lo cual no quiere decir que se deba desistir de una
La certeza, por su.parte, no corresponde a la evidencia que
afirmación.explícita de la existencia del Creador, que recom-
surge ante una cosa vista, sino a la adhesión que nace ,rt. r'rrm
pensa a quien sinceramente lo busca; sino que la fe que salva
persona que ve88. Es decir, 1,a certeza de la fe no se funda en las
nace de la relación, y que ésta no tiene necesariamente que ser
verdades_aceptadas, sino en la Persona a la que se tiende a tra-
vés de tales verdades. Lo cual conlleva una inferioridad en evi-
categorial. La experiencia mística, por su parte, es presentada
dencia en cierto sentido como paradigmática9a. A partir de ella
lgspecro a orros saberes; pero también superioridad en Mouroux puede subrayar la importancia del Espíritu Santo en
{irmeza89.
el dinamismo de la fe, tal y como él la entiende. Del testimo-
. Mas,'¿có_mo es creíble al certeza? Mouroux distingue dos nio, en fin, habla en términos similares a los arriba indicados,
planos en el problema de la credibilidad: el del .orro.i-i..,ro
según los cuales el testimonio humano -que no consiste en un
4il:::g y el del conocimiento reflejoeo. para elprimero la cre- hacer, sino en un ser- es el medio adecuado a través del cual se
dibilidad es cuestión de gercepción, mienrras qrré pr., el segun-
manifiesta el testimonio que de sí mismo da el propio Dios9s.
i9.19 :r de verificación.Él se ocupa del primeio, pues ..la ciedi La obra concluye con una triple alusión eclesiológica. Primera,
bilidad es la propiedad.de un testi-onio, y por.omiguienre no
la evidencia de una idea sino la manifeétación de ,Im p"rro-
fia,,9l.lJnavez más se percibe el deseo de distanciarr" d'",lrm 92 Yo creo en ti,60.
concepción excesivamente gnoseoló gica y objetivista de la fe. e3 Cf . Yo creo en ti, 7l-79 .
9a Cf . Yo creo en ti,79-96. El único místico analizado por Mouroux es S.
87 Juan de laCrvz, y no en toda la extensión de su obra. En cualquier caso, el
CÍ. Yo creo en ti, 47-53. hecho de que se tome como paradigmática para el creyente la experiencia
88 Cf. Yo creo en ti,53: ,,La fe
es cierta no porque implica la evidencia de mistica es un dato que, como veremos, no carece de importancia. CÍ. infra,
una sino porque es la adhesión a una pirr,rrra que ve». 237. Por supuesto, el autor es consciente de que es necesario establecer las
:os1v¡s_ta,
89 C[. Y9 creo en Ir
ti,54: .La cerfeza de la fe será, por tanto, inferior a las oportunas diferencias entre esta forma extraordinaria y la experiencia común
otra^s^en evidencia, pero les será superior er.firmezarr.
de la fe; lo cual no quiere decir que deban ser consideradas autónomas, sin
e0 Sobre la credibilidad
cf. Yo ireo en ti,56-59. relación mútua. Sobre este tema, cf . L'expérience cbrétienne,52-56 y 3L2-323.
91 Yo creo en ti, 57. e5 CÍ. Yo creo en ti,96-1A4.
48 PRIMERAPARTE LACATEGOÚAENCUENTRO 49

la fe es posible en el individuo porque la Iglesia transmite la ',,rnr, 'l'omás. En efecto, el autor consigue su objetivo; pero lo
Palabra revelada. Segunda, la fe introduce al creyente en la Ir.rr r' :l costa de soslayar las intuiciones de otros autores no
comunidad del Nuevo Pueblo de Dios. Y tercera, la fe no es ,rr,',lit'vales, cuya filosofía sería preciosa parala construcción de
posesión de un individuo aislado sino que, católicamente con- ,,,r,r ¡decuada teología de la fe según su propósitoloo. En cual-
lugada, sólo es posible como miembro de una comunidad de ,
ll,('r caso, la importancia de este librito es fundamental para el
hermanos96. ,L's.rrrollo posterior de la cuestión. Necesario es deiar constan-
Con esto queda recogido lo esencial del libro. Éste p.tede ( r.r irBradecida de ello, acogiendo sus importantes aportaciones.
dar lugar a una serie de objeciones, algunas de las cuales fueron
contestadas por el propio autor en la reedición de 196697. En
primer lugar, a quienes le reprochaban haber soslayado la pri- 1. La propuesta de fe personal de Cirne-Lima
macia de la acción divina en el nacimiento de la fe, les respon-
de que iustamente tal es su punto de partida. El malentendido En 7959 Carlos Cirne-Lima publica Der personale
nace de olvidar que también en Dios ese encuentro es perso- t;l¿ube|1r, obra de filosofía -si bien cuenta con un amplio
nal98. Más fuerza, en cambio, posee la segunda objeción. En .r¡rí'ndice de carácter teológico102- que es frecuentemente cita-
efecto, Mouroux se atiene alaf:e como estructura,y apenas se ,l.r por los principales autores que intentan exponer la influen-
refiere a ésta como historia. , i.r del personalismo en la teología fundamentallo3. Además de
Junto a ella, otras críticas pueden realízarse. Al igual que
dijimos respecto de Brunner, también aquí hubiera sido opor- 1 00 AuBERT, Le probléme de I'acte de
foi, reconoce Ia novedad de las intui
tuna una exposición filosófica que clarificara qué entiende exac- , iones de Mouroux, precisamente afirmando que su aproximación a Santo
tamente por encuentro. Además, serla de desear que, ante la 'l'r¡más no es excesivamente precisa, pues el Doctor Angélico se situaba en

importancia que adquiere en la argumentación el empleo de la ()tro horizonte. En concreto dice (p. 622): .,le reprocherais méme á l'auteur
,lc chercher á voiler cette nouveauté en appuyant de textes de S. Thomas cha-
categoria personal aplicada a Dios, se justificara su uso, habida
cune de ses affirmations, alors que, en réalité,|'efÍon de S. Thomas, logique
cuenta de las criticas que existen al respecto99. Mouroux está d¡ns Ia perspective philosophique de son temps, semble avoir au contraire
muy interesado -y éste es, a nuestro juicio, uno de los méritos tendu )r dépérsonaliser autant que possible l'acte de foi et á en souligner les
de su obra- en demostrar que los conceptos personalistas para aspects universels".
101 Eine erkenntinismetaplrysische Studie, Innsbruck 1959. No conocemos
la comprensión del acto de fe, lejos de suponer una innovación traducción española. Es interesante consultar la recensión que de la obra
contemporánea del pensar teológico, se encontraban ya apun- hace F. O'FaRRrLL, en Gregorianum 42 (1961), 176-177, y la de BÓct<EN-
tados en el pensamiento escolástico: son un supuesto Para aorr, Die Begegnungsphilosophie, 139-141.
ta2 Der personale Glaube, 126-152:
"Die personale Struktur des überna-
türlichen Glaubens".
103 Cf., por ejemplo, H. Fzurs, Teología
e6 Cf. Yo creo en ti,7O6-Da. Estas páginas no se hallan en la edición ori- fundamental, Barcelona 1987 ,24;
ginal del libro publicada como artículo: <<Structure personlle de la foi,,, en R. L¡.rounnrz, Teología de la rer.telación, Salamarca 19959, 41.6; E. KuNz,
Recherches de Science Religieuse 29 (1939),59-107. .Glaubwürdigkeitserkenntnis und glaube (analysis fidei)", en Aa.Vv.,
97 En ella se cambia también el subtítulo: La rencontre at¡ec le Dieu Handbuch der Fundamentaltheologie lY. Traktat tbeologische Erkenntnislehre.
vioant. No conocemos traducción española de esta edición. Aquí nos referi Schulf?teil: Reflexion auf Fundamentahbeologie, Freiburg i.B. 1988, 414-449;
mos a las p.121-125. GoNzÁI-¡z pB C.tnoro.q¡-, Jesús de Nazaret,59; J. TnÜrscu-J. Prarvrru,t'ttrR,
gs
Cf. p. 1,21-122: "Le travail de Dieu dans 1'áme, seul, peut inaugurer la .La fe,, en MyS II,879-993;967,970 y 991; F. Sr¡asrIÁN AcuraR,
relation intersubjective qu'est la foi; l'appel divin, seul, peut susciter la Antropología y teología de la fe cristiana, Salamanca 1973' 45; Ott,
réponse humaine. Mais I'appel et la réponse sont l'un et I'autre personnels,. Wirklichkeit und GlaubeII,16; J. Arnano, Fides, spes, caritas. Adnotationes in
ee Cf. infra,287-303. tractd.tum de oirtutibus theologicis, Romae 1964, 27 .
50 PRIMERA PARTE I-A CATEGORÍXT,NCUT,NTAO 5T

este dato, otros tres justifican que dediquemos un apartado a su n('( ('saria puesta en juego de dos potencias básicas: la voluntad
estudio. Por un lado supone una cierta ruptura con el método \ I I libertad107.
neoescolástico entonces todavía vigente, en tanto que, sin sepa- No es éste el lugar para exponer con detalle la propuesta
rarse radicalmente de é1, no le duelen prendas al auror prr, ,.rr- ,'¡,istemológica de Cirne-Lima. Bástennos para nuestro propó-
dir a la fenomenología cuando así lo cree menesrer. Además ,,ito algunas someras observaciones. La primera de ellas es la
decide no restringir el concepto defe al ámbito meramente reli- , ircularidad que postula el autor entre los tres niveles de cono-
gioso, sino que lo presupone como una dimensión natural de la , irniento1o8. En su opinión existiría un orden en la captación
persona, por la cual es posible acoger,llegado el momenro, la ,1..' la realidad, especialmente de la humana: del otro. Todo
gracia y, entonces sí, aceptarla como virtud teologal. A estos \'omenzarla con una intuición, que daría paso a vrl pensdmiento
dos aspectos, tan significarivos que por sí solos ya fustificarían tonceptual y de ahí alafe como conocimiento persond.l. Pero no
nuestra elección, hay que añadir un tercero, y es que precisa- ('s una progresión lineal, sino que los resultados de cada uno de
mente en esas dimensiones aludidas hay una evidente ri-ilit"d l.,s pasos repercuten en el anterior y pueden verse así también
entre Cirne-Lima y Pedro LainEntraleo, si bien no parece que cllos desarrolladoslog. La segunda observación es que el hom-
éste conociera a aquéL. lrre viene definido como ser-en-otredddl'10. El otro es la condi-
El objetivo del libro es presenrar una comprensión metafísi- ción de posibilidad del conocimiento del /o. No hay entes ais-
ca de la fe, entendida como lo que permite la conÍianza y la lados, sino seres en relaci6nll'L. El último punto, en fin, que
entrega de un hombre hacia otro104. En efecto, hay una erró- nos interesa subrayar del análisis filosófico es el aspecto de la
certezA que resulta del conocimiento entendido como fe perso-
nea definición del creer como ..la mera aceptación fde una pro-
nal. Sencillamente, y al contrario de cuanto sucede en los pos-
posición] como probable,,105, que no haie justicia a lo que
tulados de la lógica clásica, para los cuales la deducción resul-
fenomenológicamente supone creer en el otro. uLa fe pe.sonal
tante es siempre menos certera que las premisas de las que parte
es a veces una entrega incondicionada a un tú, a qrienuno ofre-
ce toda su confianz»,106. 6r, pues, siendo un problema gnoseo-
-peiorem sequitur setnper conclusio Partent-, en el caso de la fe
lógico, la fe es mucho más que eso, pues no sólo conlleva el
conocimiento de un objeto determinado -el otro, lo que el otro 107 Cf . Der personale Glaube,4O: «Der Glaubensakt ist mehr als ein reines
me dice, Dios, las cosas de Dios...-, sino que imp[cá la totali- Erkennen: es iit das personale Jasagen zu einem Du. Und dies geht über die
Objektivitát des reinen Erkennens hinaus. Hier geht es um einen
dad de la persona en un acto de entrega; lo cuafpresupone la Erkenntnisakt, der nicht blo8 ein Seiendes intentional erfafit, sondern
darüber hinaus noch eine vollmenschliche Stellungnahme zu diesen
Seienden ist. Und deshalb ist der Glaubensakt immer nur denkbar als dar
.Glyube,8: owir fragen nach der erkenntnismetaphy-
. ,'oo 9f. Der personale erkenntnismáBige Element eines freien Entschlusses".
sischen Struktur des zwischenmenschlicheá Glaubens. Es geht uns hiei um fi8 Cf . Der personale Glaube,37'42.
ein metaphysisches Verstándnis des Glaubens, der sich von Mensch zu 109 Precisamente es en la intuición donde se apoyan muchas de las afir-
Mensch vollzieht". El tema ya había sido investigado por A. BRuNNTR, maciones de Cirne-Lima. AI explicar O'F¡nnprl este paso (p. 176 de su
Conoc.ery creer,Madrid 1954; cÍ. especialmente p.75-85. L1 segunda parte de recensión) apostilla tras escribir intuition:..unfortunate word!" Ciertamente.
este libro.(p. 135-247) abord, .rp".ífi.r-"rrr. .i ,.-, teológiá de li revela- Al no ser un concepto unívoco, y al existir discrepancias fiiosóficas nada
ción haciendo alguna ánotación interesante para nuesrro tema. banales en torno a la entidad de este tipo de conocimiento, se echa en falta
-c_ristiana,
105 Cf. Der personale Glaube, 14: «Man kann, wenn man den una más concreta definición y delimitación del término.
Phánomenen gerecht sein will, den personalen Glaubensakt mit der ,,blo8 ia Qf. psv personale Glaube, 48: .Hat ein Seiendes also das Andere als
wahrscheinlichen Annahme" nicht auf eine Ebene stellen,. sein Ersterkanntes, so mufl sein Sein sich immer schon als Sein in
106 Der personale
Glaube,13: .Personaler Glaube ist manchmal eine vor- Andersheit vollziehen".
behaltlose Hingabe an ein Du, dem man sein ganzes Vertrauen schenkt,. 1tt Cf. Der personale Glaube, Sl'85.
52 PRMERA PARTE LA CATEGORÁ.T,NCUZNTNO 53

personal, ésta, entendida como final y plenitud del proceso de propiedad de términos . La fe personal dirigida a Dios, en defi-
conocimiento del tú, es más segura para el sujeto qr'r" lm realida- nitiva, será siempre y necesariamente cristocéntrica y, sólo
des dadas mediante las cuales llegó a ral conocimiento. y ello
desde ahí, trinitarial 16.
porque.el origen de la credibilidad que al otro puede conceder \. El peso de la argumentación descansa en la concepción de la fe.
radica únicamente en stt tti. Taxativámenre lo ris.r*" el auror:
La revelación, en cambio, aparece como un supuesto dado y no
"la fe en un tú no tiene motivo; es automs¡iy.aflarrLL2...La per- es explicada por el autor. A nuestro juicio, este es el principal
fección ontológica del tú se me ofrece de uno u orro *ádo
inconveniente del libro. Presentar una descripción de la fe teo-
mediante la intuición, la cual se manifiesta de esre modo como
logal sin hacerla corresponder con una intelección correspon-
la base dela posibilidad fundamental de los diversos grados de
diente de la revelación es, cuanto menos, muy discutible. En
certezarrll3. Por consiguiente, a mayor perfección oirtológica
seguida volveremos sobre este punto.
del tú, mayor certezaposible. No conllevi excesivas dificulta-des
-1. En fin, es el rango ontológico del tú afirmado lo que justifica el
hacer una aplicación religiosa. Sólo una cosa resra pregunrarse:
grado de credibilidad del que ese tú es digno. Siendo así que el
¿cómo se relaciona la fe en el orro con la fe en lo qri dic. el Tú de Dios es absoluto, su credibilidad reposa principalmente
otro? Fácil: la credibilidad que ororgamos a las palabra s de un tú
sobre sí mismo, sin necesidad de argumentación externa. De
está- siempre vinculada con la fe que en esa persona pongamos.
este modo, la credibilidad depende de la fe, y no tanto la fe de
La fe en sus asertos depende de la fe p"rcorrál en el pió;iÁolt+.
la credibilidad.
- Sentado esro, pasemos a la propuesra teológica áel iibro. fl
fundamento de la misma lo encontramos en lá siguiente inte- Dicho esto retomemos ahora el asunto de la relación entre
rrogaciín retórica:
"¿Es el "sl" pronunciado porla completa revelación y fe. Un texto nos ayudará a comprender mejor la
persona humana a Cristo como el Dios-hombre el significado postura de Cirne-Lima y nuestra propia criticat
original de pistis? Quizás esta acepción podría aclarai algunas
cosas»115. A partir de esta frase, descubrimos yavarias di-"rr- Yo sé, sobre la base de meditaciones precientíficas, que existe
siones del pensamiento de Cirne-Lima: un único Dios personal y trascendente al mundo. Este Dios,
que es la Persona absoluta, tiene el mundo-para regirlo y diri
1. Al igual que la fe personal humana es la entrega incondicional girlo. Yo sé que este Dios es Persona y que El, por tanto, puede
a un tú, 1o mismo sucede con la teologal. La diferencia entre
mediarse personalmente. Esta posibilidad de una revelación
ellas sólo radica en la categoría ontológica del tú delque se rrata
divina debo siempre tenerla a la vista: quizá mr Dios hable algu-
en uno u otro caso.
flaYez, o quizás Élyahahablado.
2. El Tú divino es el de Cristo, precisamente en virtud de su doble
naturaleza, por la cual la analogía puede aplicarse con cierta

116 Cf. Der personale Glaube, 147-148: "fides divina"


Der personale Glaube, 122: ,,Der Du-Glaube hat kein Motiv, er ist "Der Du-Glaube der
-_t12 ist unseren Voraussetzungen gemáf! nichts anderes als das góttliche Du selb-
Selbstmotiv".
113 <<Das so oder st, das sich in Christus und seiner Kirche offenbart. Oder genauer gesagt: das
so seinsmáchtige Du wird mir in der Intuirion vermit-
personale Du Christi, das eben als Person sowohl in der góttlichen wie auch
telt, die sich somit als das Fundament der grundsátzlichen Móglichkeit der
in der menschlichen Natur west, ist das direkte und unmittelbare Objekt des
Abstufung des Glaubens erweisr,,. Der persinale Glaube, 165.
114 übernatürlichen Glaubens. §7ei1 aber das personale Du Christi, seine
Cf. Der personale Glaube, lO8.
Person, wesentlich trinitarisch ist, das heillt nur als Relation verstanden wer-
^. '.u D{ personale Glaube, 126: .Ist das vollmenschliche Jasagen zu
Christus als Gott-Menschen die Urbedeutung von pistis? Diese An"nahme
den kann, sind auch das personale Du des Vaters und des Heiligen Geistes
trinitarisch mitgegeben. §ler ja sagt zum Du Christi, sagt auch ja zumYater
kónnte wohl manches erkláren,.
im Heiligen Geist".
54 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍI TNCUT,¡'¿TNO 55

Entonces en algún momento yo encuentro a Cristo. Este ,l.r,l. Una, la destinada aclariftcar que el Dios en quien creemos
encuentro es siempre mediado... 117. 1,," 1'¡is¡i¿¡es, y al que la inteligencia rectamente ordenada de
r,,tlo hombre puede acceder, no se identifica con una{uerz o
Nótese que el peso de la argumentación recae inicialmente .r('rgía absoluta y abstracta, al estilo de lo que piensan ciertas
en la posibilidad del conocimiento natural de un Dios personal.
r,'ligiones asiáticas o corrientes deístas; sino que posee una
Se trata de uno de los clásicos praeambula fi.dei, ratificado
vtrltrntad concreta y libre para cÍear y gobern r el mundo, y
solemnemente por el Magisterio de la Iglesia en la Encíclica
,lu('es posible invocarlo, amarlo y servirlo; en definitiva, que
Humani Generis del Papa pio ¡11t18. Sin embargo, esta argu-
rr,» es Algo, sino Algwien. La otra acepción especifica aún
mentación presenta varios puntos débiles. Para empezar, nues-
tro autor no se molesta en justificar por qué o cómo surge tal ,'rrrcho más,ya que entiende que la personalidad divina es, pese
certeza de un Dios personal. Es un supuesto que recoge de la .r lrr distancia que separa ambas realidades, tan similar a la
tradición católica y que acepta como un a priori que difícilmen- lrtrrnana que actúa como su d.nalogd.turn. princeps, sin que esto
te compartirá un lector de cualquier otra confesión. Pero es que \ul)onga una mella en la Trascendencia del Creador. En defini-
incluso la afirmaciín magisterial exige una clarificación que el rivr, 1o primero sería una personalidad en sentido generd.l, y lo
autor no dall9.En concreto, cuando Pío XII habla de la posibi- ,,'gundo, lrna persond.lidad en sentido específi.coL21. Pues bien, la
lidad para la sola razón de acceder al conocimiento de un Dios .u'gumentación de Cirne-Lima implica este último tipo de con-
personal, ¿qué entiende con este adjetivo? Porque al menos dos , cpción de un Dios personal, precisamente por el paralelismo
acepciones son legítimas en la aplicación del término a la divini- r ¡n estrecho que establece entre el túhumano y el divino. Pero,

¿puede llegar a concebir la raz6n por sus solas fuerzas, sin


,ryuda de la revelación, un tipo tan específico de personalidad
177 Der personale Glaube, 143-144: "Ich wei8 auf Grund vorwis- tlivina? ¿Cómo se explicaría entonces que sólo el judeocristia-
senschaftlicher Meditationen, dafl es einen einzigen, überweltlichen und per-
sonalen Got gibt. Dieser Gott, der die absolute Person ist, hat die §lelt zu
rrismo haya sido históricameÍte capaz de predicar coniunta-
regieren und iu lenken. Ich wei8, dafi dieser Gott Person ist und dall er sich rnente, en el sentido más radical de los conceptos, tanto la per-
also personal mitteilen kann. Diese Móglichkeit einer góttlichen sonalidad cuanto la trascendencia de Dios? Indudablemente, la
Offen-barung mufl ich immer im Auge behalten: vielleicht spricht einmal
l{umani Generis incluye la primera acepción citada del adjeti-
mein Gott, oder vielleicht hat er schon gesprochen.
Irgendwann einmal begegne ich Christus; diese Begegnung ist für uns vo personal, pero no está tan claro que contenga también la
immer eine mittelbare...".
118 Cf. DH 3875: loquendo, veram et
"Licet humana ratio, simpliciter
J. R¡tzrNcrR de que en la configuración del
120 No tiene ninguna duda
certam cognitionem unius De i personalis, mundum providentia sua tuentis ac
gubernantis, necnon naturalis legis a Creatore nostris animis inditae, suis concepto persona y la definición de Dios como personal, serían impensables
naturalibus viribus ac lumine assenqui revera possit, nihilominus non Panea sin la novedad de la revelación cristiana. Cf. el significativo pasaie de "I1 sig-
ostant, quominus eadem ratio hac sua nativa facultate efficaciter fructuose- nificato storico di "Fides et ratio",, en R. FIslcHerut (ed.), Fides et ratio.
que utatur». El subrayado es nuestro. Precisamente señalamos la Humani Lettera enciclica di Giooanni Paolo lI. Testo e commenro, Cinisello Balsamo,
Generis como texto de referencia, y no el texto paralelo dela Dei Filius, por- 1999, 1.17-128,126: nl'enciclica parla espressamente degli apporti deila fede
que a diferencia de ésta, aquélla introduce el calificativo personalis. alla filosofia, dei compiti che essa le pone con questi apporti. Menziona
119 Propiamente, Cirne-Lima no cita la Humani Generis, por lo cual innanzitutto alcune scoperte ed alcuni concetti fondamentali, che il pensie-
parece extraño pedir que explique sus afirmaciones. El problema es que, una ro filosofico non puó trascurare: il concetto del Dio personale e piü in gene-
de dos, o bien tiene en el transfondo este texto y ios problemas que comPor- rale il concetto di "persona", che solo nelf incontro tra fede e filosofia fu for-
t^,y por lo tanto debe ofrecer la justificación que pedimos, o bien estabiece mulato,,. Cf. J. RarzrNGER, «Zum Personenverstándnis in der Theologie",
un póstulado no evidente como premisa de partida, con 1o cual queda inva- er Dogma und Wrkündigung, Minchen-Freiburg i.B. 7973, 205-223. }l4ás
lidada su argumentación. bibliografía y detalles infra, 287 -303.
56 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍIZ,NCUTNTNO 57

segunda. O, en caso de que asl se crea, debería ofrecerse una jus- Éstas y otras objeciones pueden presentarse a la obra de
tificación razonada, que no encontramos en el librol2l. Cirne-Limal24. En cualquier caso, nada restan a su mérito
Pero volvamos al texto trascrito. Hay almenos otro elemen- indudable: haberse atrevido a iniciar la fructuosa senda de com-
to discutible. Resulta un tanto atrevido afirmar que nosotros prender filosóficamente la fe como algo que afecta a la totali-
hemos encontrado a Cristo. Más bien debería decirse lo contra- dad de la persona. Sea, pues, reconocido tan fecundo logro.
rio: que nosotros hemos sido encontrados por É1. qrirá r",
sólo una imprecisión de lenguaje, pero no está exenta de conse-
cuencias. El primer paso en la fe es siempre dado por el Señor. 5. El encuentro con Dios en la perspectiva
Sin El, sin su determinación en este sentido, no llegaría nadie a de Hans IJrs von Balthasar
establecer una real relación con su persona. Más adelante ten-
Uno de los mayores teólogos de nuestro tiempo, el suizo
dremos ocasión de explicar por qué esto es así122.
H.U. von Balthasar, también se ocupó del encuentro del hom-
Bien es verdad que Cirne-Lima subraya un dato esencial: el
bre con Dios125. Dadala amplitud de su obra, nos ceñiremos
encuentro con Cristo siempre se realiza por mediaciones. Cita
aquí al estudio de dos de sus escritos, los más significativos para
sobre todo la Iglesia, y luego la Escritura, el testimonio de un
nuestro tema.
amigo, etc. Pese a eso, no se percibe con nitidez en qué se dife-
rencia el sí que una persona dirige a tn tú humano del sí que
refiere al Tú divino. Parece como si en el fondo nada distinguie- 5.1. Gloria I. La percepción de la forma
ra uno de otro123. Tenemos aquí uno de los interrogantes más
pertinentes pues, en realidad, y como veremos a 1o largo de este En el primer volumen de GloriaL26, dedicado a temas Pro-
trabajo, en ello radica una de las claves fundamentales: ¿hasta pios de la teología fundamental, Balthasar recurre al encuentro
qué punto hablar de encuentro con Dios por Cristo es legítimo? como una clave desde la que desarrollar su Propuesta.
Ciertamente, el libro no constituye una monografía sobre el
¿Se trata de una simple metáÍora en la que se aplica a la dinámi-
ca de la fe lo que no pasa de ser propio del ámbito humano? ¿O
tema; pero aporta datos de sumo interés. Por de pronto, desta-
ca el énfasis con que se apela a las categorías personalistas como
es, por el contrario, una categoría que puede referirse en pro-
las que mejor pueden ayudar a una certera comPrensión de la
piedad? Si es así, ¿con qué diferencias? ¿Cómo se salva el pro-
blema de la no presencia física del Señor?
1.24 Por ejemplo, O'Fannnr subraya la difícil conexión entre cerreza y

verdad que subyace a las afirmaciones de Cirne-Lima. Escribe (p. 177):


121 Rotundamente se expresa B. ANoRaoe sobre esta cuestión. Cf. Dios .\ü/hat, we might ask, is the norm for the truth of faith? Can there be truth
en medio de nosotros. Esbozo de una teología trinitaria kerygmática, Salamanca without a norm? It would seen to mean for the author that the truth of faith
1999,28: «Que Dios se dirija a nosotros y que sea a favor de nosotros es una is ultimately the attitude I want to take upon to X. But the attitude itself is
afirmación que no puede ni hacerse ni comprenderse desde la creación, a par- neither tnre nor false, it is either right or wrorg, good or bad, just or unjust,
tir de la cual Dios sólo puede ser conocido como aquél sin el cual nada exis- etc. §lhile certitude follows truth (it is the conviction of truth), the same dif-
te y que es poderoso en todo". ficulty accompanies his analyse of the certitude of faith".
122 Cf. infra,303-311. tz's p. ¡.1¡o, define al cristianismo como <<una religión que también
123 Cf. O'FARxarr, 177: olt is not easy to see how the author's analysis entiende la relación entre Dios y el hombre de manera personal-dia1ogal,,.
justifies the nature of supernatural faith. The personal attitude to Christ, by Cf., "Relación directa con Dios,, en Spiritus creator. Ensayos teológicos IIl,
one's whole being saying "yes" to Him, is not just the shame as the way we Madrid 2AA4, 27 8-29 l, 280.
say "yes" to a person with whom we live". 126\¿ gi¡lda, supra,24, n. ll.
58 PRIMERA PARTE LA cATEcoRÍtz,Ncur.¡,¡rao 59

revelación. Así, por ejemplo, afirma que si el idealismo falla f .'srrcristo [...] sólo puede entenderse en categorias personalis-
como aproximación teológica es precisamente a causa de no l.rs,l3O. Tal es así que incluso el apofatismo cristianamente
haber considerado tales elementosl2T . Después de todo, lo que ,'rrtcndido sería imposible sin el contexto de la analogía inter-
con ellos e$á en juego son la gratuidad y la esencia de la auto- 1,..'.sonall31. Ahora bien, siendo necesarias, estas categorías no
son suficientes para esclarecer la totalidad del Misterio. Para
apertura divina y la totalidad que supone el acto de fel28.
.'l1o es menester recurrir a conceptos transpersonales o, meior,
Precursores de tal concepción son Pascal y Newman rl29. yn
t rinitariosl32.
definitiva, «el acto por el cual Dios se comunica a sí mismo en Dicho esto, ¿cuáles son los presupuestos en que se apoya el
tcólogo suizo para hablar áel encuentro entre Dios y el hom-
. 1'27 C[. Gloriaf, 131: "Al pensamiento idealista le faltaban las categorías bre? En primer lugar, destaca la corporalidad que define esen-
bíblico-personales, que impiden que se pase por alto el carácter grat,.ritJde la cialmente nuestro estar en el mundo. Por ella percibimos la
revelación divina y que el saber divino degenere en saber hrmano".
128 Cf. Gloria I, 154: necesidad del otro e intuimos la de Dios, pues somos seres com-
"Desde Agustín y Bernardo, esta dimensión suele partidos, copaftícipes, imágenes, respuesta133. Más aún, lo físi-
describirse con categorías voluntaristas y afectivas en contraposición a las
puramente intelect,ales y teoréticas, 1o cual sólo es acertado erparte. Lo que
la antigua teología describió con tales categorías, a falta de otras, puede for- 134 Gloria I, 167 .
mularse con más exactitud mediante categorías existenciales y personales CÍ. Gloria I, l7l; "Ya la forma de un hombre al que amamos y que
1'31'
más centrales, con las que el acto radical de la fe se describ. co-á un com- nos es familiar permanece siempre inabarcable para nosotros y, si amamos,
portamiento de toda la persona, determinado por Dios y por unas relaciones rechazaremos con indignación el ofrecimiento de una visión panorámica que
gratuitas. Si mantenemos 1a contraposición entre voluntad y raz6n,la volun- suprimiese su misterio".
tad aparecerá en la psicologi,a dela fe como suplemento y- ayuda que reme- - t32
C[. Glorial,775: "E\ encuentro entre el sujeto y el objeto de la fe hay
dia la evidencia insuficiente dela raz6n (Gardeil). Esta explicación es insatis- que describirlo, en un primer momento, mediante categorías personales,
facto¡ia para las dos facultades. Pero, si se entiende por ¿voluntad" y "a[ec- para luego, en un segundo momento, acudir también a las transpersonales,
to" el compromiso en profundidad de la persona, la fe intelectual se ionvier- porque el objeto sólo puede esclarecerse alafuz de las relaciones trinitarias".
te en una respuesta auténtica a la autoapertura de la profundidad personal de Ahora bien, cabe preguntarse si estas relaciones en el seno divino no pue-
Dios, que no otorga primariamente "verdades" referentes a él mismo, sino den ser consideradas también como personales. Después de todo, como
que se da a sí mismo como la verdad y el amor absolutos,. Personas conocemos a las Hipóstasis. Evidentemente, Balthasar pretende aquí
t29 Cf. Gloria I, 155:
"Con sus raisons du coeur, Pascal desarrolló la línea salvaguardar la trascendencia de Dios, evitando la reducción antropomórfica
agustiniano-bernardiana, pero entendiéndola ya en un senrido más personal que supondría establecer una analogía demasiado estrecha entre el ser Perso-
que afectivo. Lo que él llama coraz\n es el órgano central de la persónay no nas delos hombres y el serlo de Dios. Lo que conviene no olvidar es que el
se contrapone al intelecto, sino que 1o funda iuntamente con todas las facul- analogatum princeps origínal de la personalidad -del ser-Persona- no son los
tades particulares. Newman remata esta idea en sus últimas consecuencias hijos de Adán, sino el Creador. Para más explicaciones, cf. infra,325-344.
cuando entiende el acto central de la "realización" no de un modo antiinte- 133 Cf. Gloria I, 25: el cuerpo está el hombre en el mundo, se
"Mediante
lectualista,_ sino como la profundización de una percepción conceptual en el expresa e interviene responsablemente en la situación de la comunidad
contexto de una percepción experimental de toda la persona,. humana, inscribe sus acciones en la historia de modo indeleble; y ésta, le
Digamos ya ahora que, aparre de los autores citados, y de los comunes guste o no, conserva su huella y arrastra siempre consigo su imagen. Al
en-esta materia -Buber, Scheler...-, otros dos merece ia pena destacar por su menos en esto se percatará de que é1 no es el dueño de sí mismo, pues ni es
influencia en Balthasar: MouRoux, especialmente con su obra L'ExpZrience capaz áe dominar libremente su propio ser de manera que pudiera darse
Chrétienne,, y Banru, quien osups¡ando la disyuntiva entre Hegel y forma por sí mismo, ni es libre en su comunic ací6n, ya que' en cuanto cuer-
Kierkegaard, ha reclamado y promovido (a panir de Hegel) una dogmática po, .r á. antemano compartido y, más aún, sólo es capaz de recuperarse a sí
estructurada de acuerdo con normas y formas objetivas, y le ha dado como mismo a panir de su coparticipación. Por eso, é1, en cuanto totalidad, no es
contenido (a panir de Kierkegaard) la relación recíproca, basada en la fe, el paradigma del ser y del espíritu, sino su imagen, no es palabra originaria
entre el Dios creador y salvador que se revela y el hómbre que se aparta de ({Jnaort) sino respuesta (Anrutort); no es el que dice sino 1o dicho, que, como
é1 y a él se vuelve, relación que riene lugar en el Dios ñecho hombre, tal, está totalmenie subordinado a la ley de ia belleza, sin que él pueda dárse-
Jesucristo". GLoria I, 52. Cf . también Gloria I, 336-345. la a sí mismo".
60 PRIMERA PARTE I-A CATEGORÍA ENCUENTRO 61

co es tan decisivo que las relaciones personales sólo son posi- .r( ( )ntece de una forma tan «natural, como sucede con las cosas

bles sustentadas ónticamenre en las fí;icasti4, de tal v l,rs hombres. En este sentido, Dios también actie-como otre-
-odo or"
se establece una especie de circularidad: ..la realidad física irre- ,l,td que me adviene. Si no soy capaz de reconocerlo como tal
rior sólo puede concebirse de un modo personal á su vez, lo ,,,' clebe al estado resultante del pecado original. Pese a ello, hay
/,
"violencia" ejercida por la presencia
personal sólo puede concebirse de un modo ¡ir¡.orrt:s. r¡na especie de divina,
Juito
con ello, está el hecho de que el Dios personal de la Sagrada t.rpaz de capturar mi atención. ¿Cómo 1o hace? Veámoslo en el
Escritura nos sale al paso con una fo*o -concepto clav"e del tcgundo paso:
libro- sensorial perceprible pr.r.rórrt.ort:0. p, concrero, el
act.oar divino y la consiguienie respuesra humana vienen descri- Dios fuerza al hombre a detenerse en la medida en que viene a
su encuentro en el ámbito de los sentidos como el Encarnado,
tos en tres pasos. He aquí el primero de ellos:
como el prójimo que no puede ser esquivado. Y al mismo tiem-
El hombre experimenta con su_alma y su cuerpo el mundo y, po vrene a su encuentro como el Señor y el Maestro ante el cual
por consiguienre, a Dios [...]. El hombre ,. .rir"rrtru d" ,rrá_ ha de inclinarse precisamente porque puede verlo, tocado,
mano en la realidad, y lo más real es el tú, el prójimo y el Dios oírlo y comerlo. Li carne habla á la carnel39.
que lo ha creado y 1o llama. Ambos vienen áadás jrntamente.
Y.aunque el hombre, en cuanto hijo de Adán, tienáe siempre a La encarnación es, por consiguiente, el principio que permi-
rehuir el encuenrro con Dios, a evadirse en la abstracción del te el encuentro entre hombre y Dioslao. Por ella, nuestros sen-
espíritu. y de la materialidad de los sentidos, no puede sustraer- tidos son capaces de percibir su Majestad. Ahora bien, la gloria
se al Dios cazador, que 1o ha alcanzado de divina puede expresarse y entregarse en la carne porque ha lle-
y le ha
hecho detenerse137. ".rt^e.rrano vado a cabo una humillación total que, de hecho, afectaalas tres
Personas, no sólo a la Segunda. Dejemos la palabra a Balthasar:
Nótese que la clave del asunro radica desde el principio
.la experiencia. en
Esta carne de Palabra viene a nuestro encuentro como exinani-
Se trafa, pues, de una aprehensión no ,rr.ár.r..r-
te intelectual, sino totalizante, abarcadora de todas las dimen_ ¿lo de Dios. Este siervo sólo nos deviene comprensible en cuan-
siones de la existencial38. El advenimiento de Dios al hombre to Señor que ha descendido del cielo por nosotros. En su sensi-
bilidad y carnalidad. todo respira Espíritu, pero también humi
llación del Espíritu. Los sentidos perciben sensiblemente la
cf. rambién las p. 339-340: "Ni la relación yo-tú, ni la que existe entre humildad ¿. Pior141.
,hombre y mujer, entre Dios e Israel o entre crisio y la Iglesia pueden enren-
derse de modo pu{lTe.nr: espiritual. Se trata .iérrp.J d"l É"-É.;
.un
tual-sensible en su realidad vital ioncreta,.
ñi;i
encuertro con Dios er.l^s entrdñ.a; (splancbnon), donde radican los senti-
,:, Cf. Herrlichheit I,_104. (esp., 104): .Dass nicht die vom physischen mientos más verdaderos y profundos del ser humano.
.
abgelósten personalen Beziehungen entscheiden, sondern díe diese Conviene advertir que el teólogo suizo, en concordancia con el libro de
Beziehungen orrtisch rragenden "phlrsischen', Beziehungen, Mouroux antes citado, no concibe laexperiencia como algo contrapuesto al
t35 Gloria I, 1O5. entendimiento y la voluntad, sino como el factor de integración de toda la
, ,lJ6 sensorialmenre
de.los que habla
perceptible. sí, al menos para los sentitlos espiriruales, vida personal (cf. Glorial,222).
13e Gloria I, 359.
detalladamenre en las p. 323-ii5. sobre este r"*á d.li.rdo
habremos de volver desde nuestra perspectiva particular. Cf. i;i;,;64;gl. 140 Íntimamente ligado con la encarnación aparece la Eucaristía.
137 Gloria I, 359. Adviértase el verbo empleador comer (essen). Al tomar la categoría encuentro
.,,.t Cf. Glgria I,221: oBn el conocimienro y en el amor, el hombre no como la central para comprender la la Revelación y, por consiguiente, la
está abierto al ri, a las cosas, a Dios, a través dá una facurtaá ,i.rrJr.
i.áo relación del hombre con Dios, Balthasar Ia considera también la ciave her-
9u
s.er (a través de sus facultades) está sintonizado con Ia realidad globd,,.
D. menéutica del Sacramento Pascual. Cf . GloriaI,5l0.
hecho, Balthas ar había.ecordaáo que la Sagrada Escritura p"", dá 14t Glorid l, 35936A.
"iiigono
62 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍA ENCUENTRO 63

De este modo, la cristología deviene el elemento clave para nromento por una contemplación física -olr, ver, tocar...-, que
la recta intelección de la revelación. Por un lado, Cristo és la ¡rroduce una fe de la que puede participar el creyente hodier-
forma sensible de Dios que, de este modo, se rorna mediación rro145. La razón de esto es, sencillamente, que Juan no privile-
para el contacto con el que es, por esencia, suprasensiblel' 2. uia puramente la visión histórica, sino la contemplativa; no
Por otro, El es el lugar del encuentro pleno y definitivo entre h¿bla de los sentidos corporales, sino de los espirituales146. Esta
Dios y el hombre143.LaÍe nace cuando uno se encuentra con ,loble sensorialidad no supone la existencia de dos realidades
Cristo, mediador del Padre, y es capaz de asumir su experien- .rntagónicas, sino que una requiere la otra. La sensibilidad
cia de Encarnado: la de Dios que encuentra al hombre y la del humana está dotada de una capacidad de trascendencia respec-
hombre que encuentra a Dios. Por supuesto, tal afirmación tro- to de lo inmediatamente accesible, de forma que las realidades
pieza con algunos problemas que merece la pena afrontar. Pero del espíritu se le muestran con cierta patencial4T. Ciertamente
digamos ya desde ahora que la clave para solucionarlos radica no es algo que suceda de forma espontánea. Es necesaria la
en el Espíritu Santo. Manifiéstase así cómo la centralidad cris- .ryuda delagracia -dimensión ésta que no se aborda con exce-
tológica de la revelación es también trinitaria. sivo detalle, lo cual no deja de ser problemático148- y un empe-
La primera cuestión atañe a la posibilidad, si es que existe, ño personal en la conformación recta de nuestros sentidos a
de encontrarse hoy con el Verbo encarnado. Habiendo termi- imitación de los de Cristo y de Maríat4g. Adyiértase que
nado el tiempo de las apariciones del Resucitado, ¿se puede muchos de sus conciudadanos troPezaron corr Cristo a lo largo
seguir hablando de un encuenrro con El, máxime en la dinámi- de su caminar por esta Tierra; pero de ellos sólo unos pocos se
ca sensorialista en que lo plantea Balthasar?
La mirada debe dirigirse hacia la Primera Epístola de San 145 CÍ. Glorid I, 315:
"En Juan no existe ni Ia contraposición petrina
Juan. En su prólogo, la experiencia sensorial del autor es pre- entre los que predican (que han visto) y los oyentes (que no han visto), ni la
sentada como extensible, en cierta manera, ala comunidad144. oposición paulina entre el yo elegido, que imita a Cristo, y los demás que
El encuentro con el Señor estuvo marcado en el primer imitan a Pablo. En las cartas de Juan sólo aparece Ia admisión inmediata del
"nosotros" interpelado, en la comunión contemplativa del "nosotros" que
habla".
142Tal es la importancia de la carne de Cristo en la revelación que ésta t46 CÍ. GloriaI,235:
"La primera carta de San Juan,
que es la de un "tes-
juega un papel fundamental también en las manifestaciones vereroresramen- timonio ocular", invita a la generación siguiente a la comunión de la fe de
tarias. Cf. Gloria l, 271.: eflcuentro tiene la forma de la encarnaciít ya una manera que no establece diferencias entre las diversas generaciones cris-
"Este
en la Antigua Altanza y la mantiene en la resurrección y, aparte de toda teo- tianas e introduce a todos en la misma experiencia de fe".
logía subjetiva dela experiencia, es siempre encuenrro de toáo el hombre con Cf. también la p. 315: ..Juan toma como punto de panida la visión inme-
el Dios encarnado,,. Sobre este punto, cf. G. Mancu¡sr, La cristologia di diata de Jesús firmemente conservada en la memoria; pero la visión inmedia-
Hans Urs oon Bahhasar. La figura di Gesü Cristo espressione visibile di Dio, ta de Juan no es puramente histórica, como la de Pedro, sino contemplativa,
Roma 1977. y, p^rfir de esta base, Juan deja que su visión se desborde sin mutaciones ni
1a3 Cf. Glorial,2Tl: ^
"La forma cristológica es la forma por anronomasia rupturas sobre la contemplación de la fe de aquellos que lo siguen".
del encuentro entre Dios y el hombre". Antes había escrito (p. 197): t+7 Cf . Glorial,323 encuentro de todo
"Lafides "La percepción de la fe, en cuanto
qwae del cristiano eslafiáes qua de Crrsto frente al Padre, y*tamblré"\^'¡do el hombre, no sólo incluye necesariamente la sensibilidad, sino que la acen-
qua del cristiano vive de la irradiación de esta luz de Cristo, que puede con- túa, porque, si sólo a través de los sentidos percibe y siente el hombre la rea-
siderarse como su fides arquetípica, que configura la totalidad de su forma, lidad del mundo y del ser, el Dios cristiano se le manifesta precisamente en
eni a medida en que hace del ser integral dei hombre una respuesta adecuada medio de la realidad mundana. Por consiguente, el centro del encuentro ha de
a la palabra de Dios". Cf. también las p.269-322, especialmente 285-293. estar allí donde los sentidos humanos profanos, haciendo posible el acto de fe,

"Fides Christi,,, et Sponsa Verbi. Ensayos


Asimismo, véase del mismo autor devienen "espirituales", y la fe, para ser humana, se vuelve "sensible"".
teológicos II, Madrid 1965,57-96. t48 cf. infrd,6gs.
144 cf. IIo 1,1_4. \4e Cf. GloriaI,335.
64 PRIMERA PARTE 1,A CATEGORÍA ENCUENTRO 65

encontraron realmente con É1, y en El a Dios. No bastan, pues, N1t'r'ced a ella, el hombre Cristo se conoció a sí mismo y a Dios
los meros sentidos corporales; aunque la sensibilidad espiritual, ,'rr sí plenamente. Al no ser mera experiencia psicológica -que
como muestran los relatos de apariciones del Resucitado, no .s, r'n sl, irrepetible, pues yo no puedo experimentar 1o mismo
sea una dimensión yuxtapuesta, sino enraízada precisamente en r¡ut' el otro-, sino arquetípica, puede ser participada por cada
la perceptividad terrena. l)('rsona a través de la gracia y dela fe153. Así sucede en el caso
Al igual que de un órgano, la percepción también precisa de ,1,' María, figura de la Iglesia; en el de la fe de los apóstoles, por
un objeto. De ahí la gran función del Espíritu, que además de ,'ll«r normativa, y en el de cada cristiano. No hay, pues, expe-
conformar en cierto modo nuestra capacidad perceptiva, es rit'ncia cristiana que no sea experiencia eclesial, la cual es susci-
también el instrumento de la presencia del Resucitado en el t,rcla y sostenida por el Espíritulsa.
tiempo que media entre la Ascensión y la Parusía, para que Tal descripción del acto creyente es el resultado del Ser tri-
ciertas formas a nosotros accesibles devengan imágenes de nitario del Dios que se manifiesta. Dicho de otro modo, la reve-
Cristo. Balthasar enumera cinco de esas realidadesl5O. el cos- l,rción es la apertura del Ser divino al hombre. Este Ser es dia-
mos, la Iglesia, la liturgia, el prójimo que viene a nuesrro Iogal, pues 1o constituyen las eternas relaciones de las tres
encuentro, y la oraciín y la contemplación. Todas son realida- I Iipóstasis. Así pues, la revelación acontece como encuentro
des mundan¿s. El hombre, como decíamos, está definido por su rro sólo por el carácter esencialmente dialogal del hombre; sino
corporalidad, por su estar-en-el-mundo, y éste «es el escenario t.rmbién-porque el mismo Dios posee tal cualidadls5.
abierto en el que se realizará el encuenrro de la totalidad de Con todo esto estamos ya en condiciones de preguntarnos
Dios con el hombre integral, un escenario que no es mero crimo acontece, en la perspectiva de Balthasár, ese encuentro
vaclo, sino elemento cooperativo de la forma bilateral unifica- cntre Dios y el hombre en el que llega a su culmen la revela-
da en el encuentro»l5l. ción para cada sujeto particular y comienza para éste la fe. En
Flasta aquí el primero de los problemas que podría planrear realidad se trata de un acto simple, que contiene en sí todo el
la propuesta de Balthasar. Veamos el segundo, que estriba en la trlterior desarrollo creyente156. Lo que hace Dios en el ser
posibilidad de participación de cada persona en el encuenrro humano es abrir el centro de su yo para implantar allí el Tú
entre Dios y el hombre que riene lugar en Cristo. El axioma divino; o sea, entablar con el hombre una relación basada en el
capital en este punto es que ..la experiencia de la fe se asimila a tmorl5T . Pero no cualquier amor; «tiene que ser el amor cris-
la experiencia fundamental del Encarnadorl12. gn vez más tiano que descansa en la unión hipostática de Cristo y conitga
recordemos que Balthasar reüJrre a la experiencia como un dos realidades eternamente incompaginables: el amor a un ente
concepto teológico, no psicológico, a diferencia de las teologías
subjetivistas. Por la experiencia y, en concrero, por la del 153 cf. Glorial,237.
sufrimiento, sabe el hombre quién es él y quién es Dios. i54 Cf. un resumen de las principales propuestas de Balthasar en cuanto
compete al papel del Espíritu en el encuentro con Dios en .Oración Para
reci6ir al Espíiitu Santo», en Spiritus cred.tor. Esoitos de teología III, Madrid
150 Cl. GloriaI,370-375. En realidad, los elemenros citados son impor- 2004,448-454.
tantes,,pero también se podrían distribuir de otra forma (¿por qué no inior- \55 Cf. GloriaI, 1,37-138:
"El misterio intradivino del yo-tú
ha de encon-
porar liturgia y oración a lglesia y prójimo a mundo?). Mái ade[ante b. 469- trar su epifanía en un misterio dialogal divino-humano".
536) hablará sólo de dos mediaciones de la forma de la revelación de eristo:
"Et el centro está el encuentro interpersonal [...] Lo
1,56 Cf . GloridI, 176:

la Eucaristía y la Iglesia. Por consiguiente no hay que enrender la presente demás, como demostrará Pablo, viene después y está supeditado a este pri-
lista en sentido restrictivo o exacto, sino indicativo y amplio. mer encuentro».
rst Glori¿I,27L. 157 Categoriaclave en la teología fundamental del autor, como claramen-
rs2 Gloria l, 235.
te puede verse en Sólo el amor es digno de fe, Salamanca 19995.
66 PRMERA PARTE I,A CATEGORÍ A ENCUENTRO 67

y el amor al ser,,158. Se trata de un amor que se halla a medio r t'rrtrál de evidencia, de la que depende todo lo demás, es la per-
camino entre otros dos a los que, precisamente por ello, supe- r t'pción de la forma objetiva de Dios en Jesucristo, que no es
ra infinitamente. Por un lado, el amor ontológiio descubieno ", rcída", t¡ro "ar¡t¡r"rr162.
por la filosofía, gracias al cual el ser finito aspirá al Infinito. por Ver a Dios en Cristo. Saber que É1 es la manifestación del
otro, el amor interpersonal experimentado por cada hombre. r'ru-s divino, que sale amoroso al encuentro del hombre, de cada
No se identifica el amor cristiano con el primero, pues no es su lr,rmbre. Como toda percepción auténtica, ésta religiosa recla-
objeto un Ser anónimo, sino una Persona amable. No se iden- ,t¡. interioridadl63.lJna vez conseguida, se percibe la forma de
tifica con el segundo, pues no se dirige a un ente cualquiera, lir entrega del Creador, de tal magnitud que nosotros sólo pode-
sino al Ser fundamento de rodo ser, el Infinito, el Absoluro159. r)ros corresponder con todo nuestro ser. Por eso la fe implica la
Lo cual supone para nuestro propio estudio un aviso a tener totalidad de nuestra existencial64, f por eso remite desde su
muy presente: r'«rmienzo a la escatologia, en donde «odo se proyectará er,la
El Dios trinitario que se revela en el Hijo, no es un «enre» al lrura relación entre Cristo y yorr165. Pero el discurso sobre los
que puedan aplicarse unívocamente las categorías personalistas rrovísimos no es ahora nuestro objeto, sino la teología funda-
aplicables ala criatura, porque la omayor desemejinza, rnental, que con estas pinceladas ha quedado dibujada, al menos
inclui
da en la noción de analogía afecta también al concepto de per- cn aquellos rasgos que para este trabajo conviene destacar.
sorra160.

IJn amor específico que surge de un encuenrro específico; 5.2. El cdnxino de acceso a la realidad de Dios
pero amor y encuentro, a fin de cuentas. La fe se manifiesta diá-
fanamente, en la perspectiva de Balthasar, no como un .."tener- Precisamente sobre teología fundamental redacta Balthasar
por-verdadero" a que se llega a p^rtir de un juicio de probabili- el apartado inicial de la sección correspondiente en el manual
dad, sino la misma enrrega amorosa de la propia persóna, junto Mysterium Saluüs166. Fiel a las convicciones anteriormente
con su evidencia, a la persona divina, que encierra y alberga en explicadas, también aquí el paradigma del encuentro es el hilo
sí lo que constituye el centro de gravedád de toda evidencia-»161. de Ariadna que orienta su propuesta. El problema planteado es
La cita es oportuna, pues en ella se ve cómo, en una teolo-
gía fundamental estructurada en torno al encuentro, la credibi- 162 Gloria I, 185. Cf. también 187-188: .La experiencia del poder y de la
lidad de la revelación -derivada dela eoidencia de qre Balthasar soberanía de Dios es siempre un encuentro con el Dios real, con el Dios
ha hablado- no radica en elemenros ajenos al propio acto de fe, vivo, que se atestigua a sí mismo como único e irrepetible, para corroborar
sino en la misma persona creyexte) por un lado, y en el Dios su derecho a la credibilidad, y, por tanto, no puede ser enjuiciada a partir de
una representación puramente natural de Dios".
en quien se cree, por otro. O, lo que es 1o mismo, ola forma 163 CÍ. Gloria I, 550: experimentar su forma hay que intertorizar-
"Para
la, entrar en su ámbito de irradiación y sentir su hechizo, ponerse en el esta-
do adecuado para que se haga patente su ser-en-sl. Esto no sólo es válido para
1sB GloriaI,776. las obras de arte o para las bellezas de la naturaleza, sino también, y de un
. 15eParatodo esto, cf . Glorial, t74-780. En la p. 177 señ,alaque aquí radi- modo especial, para el encuentro interhumano (1r4. Scheler, M. Buber), por
có el problema de Scheler: que inrerpretó el amor personal enire Dios y el eso vale asimismo, a un nivel cualitativamente diferente, para la percepción
hombre según el esquema del amor personal áo, entes. Fue esta sínte- de la forma de Dios".
"rrtrela que le llevaría a
sis falsa entre el Dios de la metafísica y el personal 164 CÍ. Gloria I, 202 y 229 entre orras.
esa espe- ,
cie de panteísmo que profesó al final de sus días. t65 Gloria I, 607.
160 Glorial, 178. 166 Se trata de "El camino de acceso a la realidad de Dios", en MyS IIl1,
161 GloriaI, 184. 4t-74.
68 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍX ZNCUT,NTAO 69

-como reza el propio título- el acceso del hombre a la realidad rrt' rrdviene. Tal correspondencia exige, además de la distinción
de Dios. Nótese que hablar de ..¿66956 (Zugang) a Dios" eflvez ,lt' lrcrsonas que fundamentala alteridad, una unidad de naturale-
de ..conocimiento (Erkenntni) de Dios" es ya una toma de pos- ,/.r, so pena de convertirse, en caso contrario, en una relación de
tura, en cuanto que presupone un concepto de revelación más ,,,'ñrrrío y servidumbre ontológica, eLvez de en el diálogo amo-
amplio que el meramente contenutístico. La fe es algo más que r()so que está llamado aser171. Ahora bien, en el caso de la rela-
<<conocer>> a Dios, al menos entendiendo este verbo en el , r,in con Dios, ¿puede hablarse de esa necesaria conrnuralidad?
mismo sentido que la epistemología suele otorgarle. De hecho, Antes de afrontar esta cuestión, Balthasar aborda otra, tam-
la propia concepción filosófica del conocer conlleva vn matiz l,ión de suma importancia, la de si es posible considerar como
no siempre recordado: el interpersonal. La prueba esrá en que tt¡ tú al Absoluto. Para resolverla, emplea el método dialécti-
"el niño pequeño despierta a la conciencia al ser llamado por el , r. La tesis sería la idea de la divinidad propia del mito. En ella,
amor de la madre,16T.Talparadigma, empleado desde la prime- ,'f creyente considera a Dios como un alguien-para-mi, o para-
ra página del artículo hasta la última, recuerda la complejidad ,rri-pueblo. Incluso cuando se trata del dios supremo, líder del
del acceso humano alaverdad, que sólo por abstracción puede l,¡nteón celestial, al estilo de Zeus o Ra, su mayor poder no
descomponerse en momentos o aspectos diversos -intelectual, t «rmporta ni disminución de personalidad ni mengua en su
afectivo, libre...-. Es ésta una afirmación gnoseológica que se r rrientación a favor de sus elegidos172. La antítesis sería la con-

enraiza en otra de carácter metafísico, a saber, que «ser y amar , cpción del Absoluto propia de la filosofía de cuño helénico o
son coextensivosrl68. ,lc las religiones orientales. Aquí se acentúa el carácter trascen-
Todo conocimiento humano se asienta, pues, en el encuen- ,lcnte y apersonal de lo divinol73. Es un sistema que parece res-
tro. Só1o desde el contacto con el tú aparecen en la conciencia l,onder mejor a las exigencias de la raz6n, pero que dela al cora-
el espacio y el mundo, se accede a la identidad del propio yo y t.(,n frio. Por eso, ambas consideraciones son insatisfactorias.
-más importante para nosotros- el espíritu se abre a Dios169. "El coraz|t (Pascal), pide un Dios como tú y un amor absolu-
La experiencia originaria del amor -la que ya se da entre la to entre ambos. Pero la raz6n se opone a considerar a Dios
madre y el niño- desborda hacia el Absoluto. El hombre busca como tal tú, ya que Dios debe ser absoluto (y, por tanto, inne-
a Dios porque, en cierto sentido, yaleha hallado en el mismo cesitado)"17a. El cristianismo sería la síntesis de ambos movi-
amor interhumano cuando éste es verdaderolTO. El encuentro rnientos. En la revelación bíblica, Dios se manifiesta simultá-
es así la clave de acceso a la realidad, a toda realidad, pero no reamente como el Creador único, absoluto y trascendente
como una epifania del tú que se manifiest a ante el yo para que le que, sin embargo, ama personalmente cuanto ha hecho e inter-
corLozca -esto nos mantendría encerrados en un estéril solipsis- viene en la historia de los hombres como un Tú que espera ser
mo gnoseológico-, sino como un proceso dinámico que para correspondidolTs. Lo cual no supone el retorno tácrto a :una
desarrollarse requiere la respuesta: mi co-respondencia al tú que

121 Cf. <<El camino de acceso...", 46.


162
168
"El camino de acceso...r, 41. 172 Cf. <<El camino de acceso...", 47-48.
.,El camino de acceso...r, 43. 173 Cf. <<El camino de acceso...r, 49.
169 Cf. <<El camino de acceso...,, 42. 174 ,.El camino de acceso...", 50.
120
Cf. <<El camino de acceso...,, 46: .Nunca podría buscar a Dios en el 125 Cf. <<El camino de acceso...,, 49-52. Nótese que la aplicación de la dia-
cosmos infinito como esencia natural si no le hubiera hallado ya como esen- léctica conlleva no sólo la constatación de la insuficiencia de los sistemas
cia espiritual, como su origen en el amor, cuya anámnesis nunca se pierde del anteriores, sino también la de sus ventajas y riquezas. Balthasar no desecha
todo, sino que permanece siempre como horizonte, patente o secreto, por el el mito, no cree que sea un estadio religioso cualitativamente inferior al pen-
cual debe medir el hombre todo lo creado,. samiento filosófico. Al contrario, reconoce lavalidez de su representación y
70 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍIT,NCUZNTNO 71,

religión de corte mítico gracias a la sutileza de la principal doc- ('nr-onces divinizados, sino porque el Señor salva la diferencia
trina cristiana. En efecro, el misterio de la Triniáad equivale a .xistente para que poáamos corásponderle en la medida por Él
afirmar no sólo que Dios se manifiesta como amor, o que se ('sperada178. LJrevelación, pues, no es Posible sin la gracia,lo
hace amor al encarnarse, en un proceso que implicara adquirir ,¡trc, dicho de otro modo, equivale a afirmar la unidad esencial
a posteriori una capacidad relacional que no perrenecía yi a su ,icl estudio de la fe qu,e reahza la teología fundamental, por un
esencia, sino algo más importante que resuelve positivamente l,rdo, y la antropología teológica, Por o_tro' En efecto, sólo la
el proceso dialéctico, a saber, que Dios es a-orl76. gracia otorga al hombre los oTos de la fettv necesarios para reco'
De este modo, podemos pasar ya a la cuestión planteada de n()cer al Tú divino; y sólo por la gracia está capacitado para,
la connat',¡ralidad del hombre y Dios. Ciertamentá, .rrtr" Él y ,lcspués de percibirlo, entrar en trato de amistad con Aquél que
nosotros no-se puede hablar, en el estado natwral, más que de una ,,oi amó primero18o. De este modo, Balthasar clarifica un
distancia infinita. El Creador es para nosorros el otótalmente irspecto oscuro que habíamos señalado anteriormente. Ya no
Otro, aquel cuyo ser se opone radicalmente, como el Incondi- Iriy lugar a dudás: la gracia yt por tanto, el Espíritu, h" 4.
cionado, al ser condicionado de toda g¡ja¡¡y.arrl77. Por eso es pre- ,nformár nuestra sensibilidad parahacerla írgano adecuado de
ciso considerar el estado de.gracia. Sólo entonces se da la necesa- percepción del Ser divino.
ria connaturalidad entre El y nosorros, no porque seamos ya Por todo esto, la revelación y la fe suponen un encuentro
interpersonal entre Dios y el hombre que, sin embargo, es-dife-
por eso, a lo largo de su obra, postula la necesidad de retomar algo de ese esti
rcntáal que acontece entre dos hijos de Adán, pues-"el tú-que
1o en el crisrianismo actual. equí afecia al hombre, no es un Alguien a quien se le añade la
176 En insuperables palabras
lo expresa el autor. Cf. "El camino de acce- páculiaridad de amar, sino que es e/ Alguien que está cons-titui-
so....», 63.-64:
"En la dogmática cristiana se supera este remor y, por lo mismo, .lo, en cuanto tal, por el amor mismo»181. Podemos hallar a
se logra la.equiparación última del conceptó mÍtico y del concepto filosófi-
co de la divinidad acudiendo a una espera más alia, a la doótrina de la Dios porque Él ,ot h, buscado, ha salido a nuestro encuentro,
Trinidad cono trasfondo del a doctrina de la encarnación [....| Si Dios, en su y nos ha donado la gracia de su Espíritu, de modo que fuéramos
revelación, debe convertirse en un tú auténtico y personal áel hombre (como capaces de reconocerlo experiencialmente y de intentar corres-
persona, pueblo, lglesia y humanidad), no debe aceptar esra referencia como ponderle de todo coraz6n.
algo accidental, sobreañadido en vinud de su eniarnación. sino que debe
tenerla ya en su divinidad, y, por ranro, con independencia total dÉ la crea-
cón. No s€ rrara de que Dios, iomo esencia irradiante e impersonal del Bien abierto ningún otro
"No queda, pues,
178 Cf. <<El camino de acceso...,, 61:
(Platon, Plotino), se_haga amor personal al hacerse hombré. Debe ser ya en camino que el de la gracia, en el sentido de una misteriosa "panicipación de
sí mismo_amor y relación personal como fundamento paternal y donante, l" natrrraieza divina"-(2Pe 1,4), de un permiso de entrada de la criatura en la
loqo. Hijg engendrado llamado que responde a la llarnada y como muruo esfera entitativa de Dios, para que -apoyándose en una manera común de ser
EspÍritu d9 amgr que representa,-como-fruro y como testifo del amor, el y pensar (con-naturalita)l sea Posiblé el contacto y el intercambio personal'
carácfer admirable y supremo del amor 1'..o corno tampoco en la gracia deja la criatura de ser criatura, no se altera,
177 "t".rro,.
"El camino de acceso...,, 60-61. Y sigue: .La analogía del ser entre ni siquiera .r, .sie .".o, la analogia e¿ris. No puede hablarse de una diviniza-
Dios y la criatura no permite ni la comparacón a partir de -un tercer miem- ción áirecta, sino sólo de que Dios salva también, de la manera más perfecta,
bro neutral (el "concepto de ser", pues no se da), ni la comparación basada esta diferencia, al ser panta en pasin, todo en todos (1Cor 15,28)".
en una proporción formal que se mantenga igual en amboi extremos (por 129 1orr...1o, es citado explícitamente en la p . 62 del anictlo que nos ocuPa.
ejemp§ entre "ser" y "esencia"), ni la reducción del uno (de la criaturi al 180 Cf. <<El camino de acóeso...,, 61: «todo esto significa, en primer lugar,
otro (Dios), de suerte que en esta atribución la criatura se Lallara , ,rrr, áir- que el yo divino que se manifiesta al hombre en el mundo sólo puede ser
tancia,del Creador que ella_misma pudiera comprobar y medir, con 1o que ürrociáo en virtuá del don previo de su gracia y que el hombre sólo puede
también, y a la inversa, pudiera abarcar con la mirada la distancia de Dioi a hallar la fuerza necesaría pira responder al don de Dios apoyado en esta
la. creacón. En cualquier tipo de comparación se abre paso siempre la maior donación divina".
dissimilitudo". 181 ..El camino de acceso...", p. 64.
72 PRIMERA PARTE LACATEGORÍTZNCUTNTNO 73

5.3. Hacia una síntesis t'l ttfitor es digno de fe, pero retomada y ampliada en GloriaIlS4,
l.r rcaliza precisamente para salvar el paradigma del encuentro
Tras todo lo expuesto, posible elaborar una síntesis sufi-
¿es tlc uflá incorrecta interpretación: aquella que realiza la "reduc-
ciente de cuanto el genial teólogo suizo pensó acerca del
, i,'rn antropológica". En primer htgar, y como señala acertada-
encuentro del hombre con Dios? Osado parece el empeño
nfcnte el propio Jiménez Ortiz, Balthasar advierte de que "ni
cuando tan sólo dos obras se han analizado entre tan vasta pro-
siquiera a p^rtir de lo dialógico se puede ordenar categorial-
ducción. Sin embargo, ya ésras nos permiren descubrir algunos
rn(rnte la revelación cristianarl8s. Con esto no se rechaza la
elementos interesantes.
( :rtegorla, sino el riesgo de absolutizarla, llegando a creer que es
El primero de ellos es que para Balthasar la catego ria encuen-
tro aparece como decisiyapara entender los temas propios de la l,,rsible encerrar el actuar divino en un concepto humano. No
teología fundamental; lo cual parecerla una- várdad de la del encuentro, sino toda concepción filosófica es insufi-
',',lo
t icnte en la aproximación a la divinidad. En este caso concreto,
Perogrullo si no fuera porque, de forma sorprendente, A.
.'l riesgo estriba en considerar al mismo nivel, tal y como exige
liménez Ortiz le considera como un autor Crítico en este ..lc suyo la idea de diálogo, la palabra humana y la divina.
punto. Merece la pena transcribir su opinión:
I lacedo supone un craso error. No son equiparables, sino que
A pesar de la acusación de reduccionismo antropológico que, en le segunda excede infinitamente ala primera. Por eso la fe es
1963,H.U. von Balthasar (f 1998) lanza contra«cierro personalis- ,'sencialmente obediencia. Si el hombre puede responder a la
mo católico medior, no podemos decir que este autor iondene la l'alabra de Dios no es en virtud de sus solas fuerzas naturales,
comprensión de la revelación como enct¿entro, si bien insiste en sino gracias a la acción del Espíritu, eue le asocia al diálogo
el peligro de no tener presenre debidamente la libre y singular cterno entre el Padre y el Hijo, merced a la humanidad de Este.
iniciativa del amor de Dios. Para é1,la revelación cristianaiam-
Sin considerar la fundamental perspectiva trinitaria, de la que
poco se deja clasificar categorialmente desde la perspectiv a dial6-
ya hemos hablado detenidamentel86, el recurso al encuentro es
gica (cf. Sólo el amor es digno defe, Salamanca Ig7L,59-4t). Frenre
peligroso, pues o bien se considera de forma meramente meta-
a esta postura crítica de H.U. von Balthasar podemos compro-
I'órica, con lo que se devalúa la categorla vaciándola de su ver-
bar, sin embargo, que la consideración de la revelación cómo
encuentro se ha ido imponiendo en la teologí a cat61ica...l82 .
dadero contenido, o bien habria de postularse una corresPon-
sabilidad tal entre Dios y el hombre que éste se mostraría ya
El párrafo adolece de cierta ambigüedad: «no podemos decir como divinizado sin necesidad alguna de la gracíar87 .
que [...] condener, pero mantiene una «postura crítica», dice. La Junto a la imponancia concedida alateología trinitariay ala
primera afirmación es insuficiente. Balthasar no sólo no conde- de la gracia para artic:ular convenientemente el discurso sobre la
na, sino que emplea la categoria de forma preferente, tal y como revelación en categorías de encuentro, merece la pena destacar
hemos mostrado en esras página5183. La ciítica, presente en Srílo ¡demás la consideración filosófica que las obras estudiadas expli-

. -.rr, 9f. JnaÉNrz Onrrz, oEncuenrro,, DTFesp., 377. La edición original


italiana (Assisi 1990) no incluye esra voz.
184 Cf. p. t74-1,8A.
18s Sólo el
amor es digno de fe,41.
181 También lo piensa
así Durlrs. Cf. Tbe Assurance of the Things Hoped 186Pero todavíase podrían añadir más escritos. Por ejempio, "El encuen-
^ 17-6_: .Something of the same personalism appears in the writingi of tro con Dios en el mundo actual,,, en Spiritus Creator,248-262, especialmen-
foy,
Hans Urs von Balthasar, who describes faith as ,., encornter of the fhole te el magistral texto de \a p. 258.
person with Got who reveals, so that the believer's whole existece as buried 182 De hecho, éste es uno de los principales problemas que manifiesta el
and rising along with Christ, the \Word made flesh,. lenguaje del encuentro aplicado a la revelación. Cf. infra,303-320;364-381.
74 PRIMERA PARTE I,A CATEGORÍAENCUENTRO 75

citan entre el amor al ente y el amor al ser, y cómo en el amor (,. El encuentro con Dios en Cristo mediante el Espíritu,
a Dios uno_y otro concepto son integrados perfectamente. según González de Cardedal
^..conciliaciones
Ahora bien, precisamente ,rrr, á. las de
opuestos» que hemos mencionado dejan al lector un tanto per- l:n Nazaretl88, D. Olegario González de Cardedal
Jesús de
plejo. ¿Hasta qué punro es legítima ia visión del cristianiimo
l)r'('senta una cristología estructurada en torno ala categotía de
como la síntesis dialéctica de los concepros mítico y absoluto
crrcuentrol8g que no se circunscribe al marco de la dogmática,
de Dios? ¿No significa esra hegeliana ialida preciíamente la
sinir que afronta también cuestiones pertenecientes a la cristo-
negación de uno de los postuladós más ardient"-..rt. defendi-
l,,gía fundamental, a la revelaci6n y a la teología de la fe190.
dos por nuestro autor, á saber, el de la absoluta novedad de la
irrupción de Dios en la historia? 188 (sfs¡sri6i¿ c ompleta supra, 10, n.5. Nos interesa la tercera edición por
En cualquier caso, esta posible crítica no ha de desviar nues- ,'l ,rmplio prólogo que inclrrye, p. xxtI-Lxlv (numeradas con romanos, a dife-
tra atención del tema que nos ocupa. Lo que nos interesa es, ',',,cia
deliuerpo dél lib.o, que viene en arábigos. Aqui referimos los roma-
sobre todo, que Bal'.hasár postula lá necesidad de las categoriai ,()s con.".r.té..s versales, pidiendo al lector no 1o confunda con suPuestos
r,,,Iúmenes en una obra qrr" iólo de uno consta). EI tema 1o reprenderá varias
dialógicas y personalistas, y entre ellas la del encuentro,
{arala vcces a lo largo de su obra, pero especialmente en los artículos 'Ultima lec-
recta.comprensión_ de la revelación; aunque patentice que l, , ión de cristología en Gredoi,, en Rettista catalana de teolog{a 25 Q000),375'
seriedad.en su.empleo exige no absolutizariar. Sr, ...to rrá pr"- )l'14, y sobre todo el ya citado
"Dios al encuentro
del hombre e-n Jesucristo".
189 Lo declara explícitamente en la p. xv: ..Nosotros ofrecemos esta
cisa acudir a elementos noéticos, tales como la doctrina t.i.rita-
ria, cristología en la.que se destaque el misterio de la encar- lrumilde aponación, sistematizando nuestra comprensión de Cristo alal,uz
.una ,le la catágoría del "encuentro",. Y a continuación expone el motivo:
y
1a9ió1 una pneumatología que conecre lafides Christi con la "Pensamoique esta doble categoría "presencia-encuentro", cercan .a !a
pers-
fdes ghyisuani.En este punto sí puede hacerse una objeción a la pectiva bíbliia y a la sensibilidad del hombre contemporáneo, es válida para
luz de lo estudiado, y ei qrre no se rermina de destac ár con cla- .'rpr"ru el carácter histórico, personalista, presencial y comunitariode la fe
ridad la vinculación enrre la Resurrecció n y la forma creada en y áe la existencia cristiana, y porque con ella se esclarece el sentido, la nece-
sidad y ei valor de las mediaciones para ruestro encuentro con Dios: encuen-
la mediación que ésta represenra para el con el Señor.
"ri.r.rtro lro con é1 a través del hermano, en la Iglesia y en el mundo, refiriéndonos a
Ng :r sólo que el Espíritu adecúá los ojos del creyente para des- Cristo, con 1o que no hacemos sino repetir en sentido inverso el camino por
cubrir el rostro de Cristo a través de las cosas, siná que el el que Dios ha llegado hasta nosotros',.
Domingo de Pascua inaugura ya un nuevo Eón en el que todo La tesis principal del libro la {ormulará el propio autor en "Dios al
comienza a ser recapirulado por el Hijo. Ciertamente, Iialthasar encuentro del hombre en Jesucristor, 156: "La categoría de encuentro sería
capaz de explicitar el acontecimiento de estar Dios en Cristo, haciéndole ser
es consciente de la, diríamos, insuficiencia reveladora de la crea-
Hijo y reconciliando consigo el mundo, y de constituir a una humanidad en
ci6n al .margen de la gracra; pero al acentuar -justamente- la la expresión externa y temporal de Dios alavez que elevando al hombre a
dimensión pneumatológica de ésta, quizá descuide señalar que el su pósibilidad suprema: sei hombre, siendo el Hijo, y siendo hiio.ser libre,
peso no deja de esrar en la Resurrección del Señor. ya que la libertad en el orden personal deriva de la vida recibida del que es
i., fuerrte y, en nuestro caso, del Padre creador de todo. Así Dios ericuentra
a los homtres en Cristo su Hijo encarnado, encaminándose con é1 en la vía
de los mortales. Así los hombres encuentran a Dios oyendo, obedeciendo,
asimilándose al Cristo Hijo, hijos con é1, y desde él adentrándose por la
acción del Espíritu en el misterio del Padre (filii in Filio per Sanctum
Tal es el camino y sentido de la experiencia cristiana".
- 190 ad Pátrem).
Spiritum
Anotemos de entrada que la propuesta del teólogo abulense no Pre-
tende ser la única cristología válida pensable. Es una contribución más a la
compleja búsqueda de la verdad. Cf. "Dios al encuentro del hombre en
Cristo", 154-1.57.
76 PRIMERA PARTE LA cATEGoRÍt r,¡,tcuzNrao 77

De hecho, el auror.es conscienre de la poca utilidad de cual- Desde el punto de vista metodológico, la premisa es clara: la
quier. sistema teológrco sl prevramente no se ha respondido a la ( ,rtegoría clave para la comprensión de Dios no es el ser, sino el
cuestión sobre las co-ndiciones de posibilid ad para rrir, ,unor y la personal94; prr.t "el Evangelio tiene detrás, no una
actual con el señorl9l. En medio áel debate stbre los "rr..r.rtro
investisa- .,,ncepción de Dios, sino la experiencia histórico-salvífica que
doresdel ,,Jesús histórico" y los defensores del .Cristo de la fá,, .'l pueblo hebreo ha hecho con Dios, como Dios de compasión,
el teólogo abulense propone reorienrar la investigación cristo- ,,,cxistencia y humana solidarización>>195. Otro texto aún nos
Iógica abandonando su reducción a mera historia"y sociología, ,lará la clave tanto de la perspectiva del autor cuanto de sus
por_ un lado, o a filosofía existencial, po. otró; y hacálo ¡,rincipales tesis a 1o largo del libro que nos ocupa. Se trata de
^ob;"to
mediante larecuperación de su verdadero de eítudio: ola l,r definición que ofrece de la
"vivencia cristiana
primordial".
persona viviente de Jesús en el hoy de la Iglesia, en la medida
Dios nos ha encontrado a nosotros en Cristo, I, por ello, en
!1.9"" es posible establecer una relación personal con ella>>192. Cristo podemos nosotros encontrarle a él; en él nos encontramos
Si bien_es verdad que nunca se puede r.prir. del todo los cami-
nosotros a nosotros mismos y desde él tenemos la posibilidad y
nos de la teología dogmáticay áe la funáamental, hoy en día es
sentimos la urgencia de realizar el encuentro interhumanol96.
ésta la que se rorna más oporruna, dado que la piegrrrta de
nuestra épocaversa sobre qué legitima la abstlutiz"iiói qrr. lo, Tal afirmación comienza concediendo a Dios toda la inicia-
cristianos hacemos de un Rabino ¡rrrr.rrot93. tiva en la experiencia de la fe197. Es Él quien nos adviene para

Nazaret confesándolo Mesías, y religando a su confesión el cono-


cle Jesús de
191
.. Cf. Jesús de Nazaret, XrX: «Todo lo anterior [las preguntas correspon_ cimiento de Dios y nuestro propio conocimiento como hombresr.
dientes a la. cristología dogmátic.a] sólo es posible ,i..rpor,?"-o. , A lo largo de su carrera intelectual, Gorzález de Cardedal ampliará su pers-
";r;;;-
gunta previa: ilx5-te la posibilidad de encóntrarle hoy virro, y .rr.o.rt.á.rdo_ pectiva. Si bien siempre permanecerá la cuestión por los fundamentos de la cris-
Lo.s
c.on é1 percibirle como vivificador, y reconoce..ádr rno'd. nosorros en tología, afror¡arádirectamente la cuestión de su objeto, especialmente desde la
él la luz que rorna luminoso nuestro destino, la vida que transformando el publicación de st Cristologw, Madrid 2001 (cf. especiamente las p. 353-586);
present-e nos abre al futuro y no.s permite estar con libertad generosa
y con Fundamentos de cristología I. El camino, Madrid 2005, 77-18, 409-420 (cf. tam-
alegre disponibilidad en el mundoi, bién Fundamentos de cristologwtr. Mito y misterio, Madrid 2006, 11-13). "El
1e2 Cf.
Jesús de Nazaret, 54J.. objeto de Ia cristología es Cristo, interpetado a partir de los signos hechos por
t93 Cf. Dios en su favor, de su propia palabra, dei testimonio normativo de la Iglesia y
Jesús de Nazaret, 542:
"El problema central de la cristolosía hoy
no consiste'-sin embargo, en determinar su objeto, sino en legitima."s, [uí- de la experiencia creyente, (Fundamentos de cristología I, 17 ; cÍ. Cristología, 6-9).
t94 C[.
damento. ¿Qué autoriza al creyenre.a conferir a
Jesús una sigríficación única lesús de Nazaret, xxxvIII: "Se hace necesario distinguir entre el
y.críttca respecro de todos los demás hombres órr. hr, exiítido.., l, H.to- "Dios-Ser" de la tradición metafísica y el "Dios-Amor" y "Dios-Persona" de
ria? ¿Por.qué hacerle a él clave de nuestra autocomprehensión, none d.;;.;_ la tradición religiosa. Trabajando con 1a categoría "ser" no hay alternativa
tra marcha en el mundo y, sobre todo, entrar en una relación inconmensu- posible: mutación o dolor equivalen a transformación, alteración, pereci-
rable co¡ la relación que_insrauramos con orros personajes históricos ejem- miento, pobreza. La categoría de amor personal, por el contrario, hace posi-
plares? con esro parecerá que esramos postulando Ia reducción de ra ilama- ble la extensión hasta el otro, el acercamiento a é1, la compasión con él en una
da cristología dogmática a una cristología fundamental. Hay momen,o, H. relación que puede suponer dolor, arrastrando al padecimiento real con él y
tóricos.en que el contenido de la fe y la's razones para creer se interfieren en a la afección por su destino". Cf. "Dios al encuentro del hombre en
tal medida, que a menos que aclaremos unas no iendremos.lrridrJ;;.;l; Jesucristo", 132-136.
otra. Es verdad, por otro lado, que qrizálas r^zones par,^ creer sólo se tor_ t95
Jesús de Nazaret,243. No creemos que el contexto permita considerar
nen transparentes y convincentes tras una inmersión en la realidad creída. la coexistencia de la que habla don Olegario en forma categorial, lo cual será
Nuestros días' sin embargo, después de largos siglos de aconsrumbramiento un problema de primer orden para nuestra propuesta. CÍ. infra,344-364.
a la aceptación absolutizada y absolutizadára de Cristo. se pregunran con t96
Jesús de Nazaret, xvt.
unasubversiva ingenuidad por las razones que nos dr, á".".ho"histórico y 197 En \rna obra posterior, el teólogo abulense mariz^r^ el tono de su
fundamento especulativo pá.a esta absolutización que 1os ..irti"no, hr."-Á expresión, presentando como complementarias las respectivas búsquedas de
78 PRIMERA PARTE LACATEGORÍAENCUENTRO 79

hal]arnos_-aquí está una de las claves del libro- ,,urlctiza en una expresión:
en la persona de "el Cristo glorioso [es] el lugar per-
Cristo. El misterio de la encarnación es así descrito én clave de ,,,,n¡l de nuestro er,.crentro con Diosrr2OO.
encuentro:_en Jesús, Dios y hombre se encuentran plenamente, Veamos cómo concibe D. Olegario la revelación. En el
la humanidadparticipadel coloquio enrre el Padre y el Hijo, y rr.rrrsfondo hay una opción epistemológica: el hombre conoce
la divinidad se hace humanamente accesible a rodo;198. Desd! rnt'diante su corporeidad y laintersubjetividad. Por consiguien-
ahí se comprende el misterio de su mediaci6nl99. Todo esto se rt', Dios, para mostrársenos verdaderamente, ha de hacerlo a
rr'¡vés de estas dos realidades20l. De ahí la importancia de la
Dios por el hombre y del hombre por Dios, aunque aquella siempre tenga la l)('rsona de Cristo: en su carne Dios ha tomado cuerpo, en su
primacía. En concrero, leemos.: uPodemos indagar hasia dónde hemos liega- ,'xistencia se ha relacionado con los hombres a través de una
do los humanos buscando.a Dios, hasta qné cumbres nos hemos alzado piLra ..,¡nciencia hvmana2]2. Presentando de este modo la revelación,
otear desde mayor cercanía su misterio,-situado siempre en una altura'que ,"sta se muestra simultáneamente como salvación y liberación,
nos sobrepasa. Pero podemos también pregunrar si no habrá tenido lugar un
movimiento.de otro signo: el de Dios allegándose hasra un hombre q"r. rro l)uesto que el. encuentro no supone sólo la adquisición i. ":
le buscaba, descendiendo hasta las profundidades en que se halla en sámbra rrrutuo conocimiento entre las dos personas implicadas, sino la
y soledad, desvalido para alcanzar ius anhelos más profundos,. y más ade- inauguración de una comunión de vida y destino2o3. La expe-
lante: .La categori.a "encuentro" designa la ordenación constitutiva de Dios riencia inicial ante la manifestación de Dios es el asombro, ya
al hombre y del hombre a Dios a laiez que su acercamienro en la historia,
,1ue la revelación no es una realidad deducible apafiir de nuestra
como dos viajeros que viniendo en dirección contraria de pronto .. .rr.,r.r-
tran uno ante el otro'. La enyaría del cristianismo, Salamairca l9g7 , 34g. cf . .rndición humana, sino algo inaudito que nos adviene204.
también la p. 335: "Dios creó al hombre impulsándole aandar el camino de
la búsqueda, mienrras Él mismo se ponía en^marcha para llegar a su encuen- no y en la determinación de la historia. Se da, por tanto, una necesaria refe-
tro». En conclusión: rencia y un cierto condicionamiento de cada una de estas tres perspectivas..
"Decir que el hombre busca a Dlos (ordo naturae) y que
Dios busca al hombre (ordo gratiae) es afirmar alavezun proyecro ú"i.ó, á" Paia completar la perspectiva dei autor sobre la categoria de mediación a
fases y dimensiones que se reclaman,
_pero que se deben diferenciar y que panir del encuefltro, cf. "Dios al encuentro del hombre en Jesucristo,, 158-162.
pueden ser pensadas por separado. En li real Listoria actual forman 200 La expresión reaparece en Cristología, p. 489-490. En cambio, pocos
dad. No "rr, ""i- años después recurre a una formulación significativamente diversa.
\.^y y^ y\ hombre que no busque a Dios como presupuesro y mera
de su realidad; nihay ya un Dios que no busque al hoÁbre dorráe é.t" Apoyándose en K. Rahner define a Cristo como el "símbolo personal de unión
esté y le encuentre como está asumiendo su naturaleza e historiar."11í
entre Dios y hombre,. Cf . Fund¿mmtos de cristología I, 33 (véase Ia n.37).
198 Cf. ,.Dios al encuentro zaL Cf .
del hombre en Jesucristo,,, 151: .Este encuen- Jesús de Nazaret, 1-3.
tro del hombre Jesús con Dios en el tiempo ei la expresión de la humanidad 202 Por eso osólo existe revelación de aquello que haya podido ser transpa-
del eterno encuentro del Hijo con el Pidre,. Mái adelante, en el mismo rentado y reflejado desde la conciencia limitada de Jesúsn. /esls de Nazaret, l'4.
artículo, matiza el sentido de la expresión. Cf. p. t52:.No hay un encuenrro 203 Cf.
Jesús de Nazaret,3O: .Tanto la categoría de revelación como la de
del hombre Jesús con Dios en peripectiva horizontal crecienie y un encuen- salvación (iberación) acentúan aisladamente una de las dos perspectivas que
tro vertical descendenre, que de manera puntual y definitiva hága el Verbo están incluidas en el fenómeno de la única realidad personal, abierta e indigen-
asumiendo una humanidaá, co*o dos hechos separables. La hisLria perso- te con los resultados consiguientes. La categoría encuentro intenta superar esa
nal deJesús es sólo una: la del Hijo existiendo humanamente, en conjugación dualidad o alternativa, ya que describe o implica ambos niveles de realidad per-
de realidad,.que_surBe.de abajo y llega de arriba,. (EI segundo pá..joá" .., sonal para poder darse. Ei encuentro presupone, por un lado, la apertura, la
página explica el fundamento de posibilidad de tal dialéitica afirmación). interpelación, el alertamiento para la aceptación; y por otro.lado implica una
199 En un movimiento que iombina tres
conocimientos: el de Diás, el comunicación que, desbordando ai hombre más allá de los márgenes de su fini-
de Cristo y el del hombre. Cf . Jesús dc Nazaret, 12: .el encuentro con Dios tud, le hace partícipe de las posibilidades personales de quien se le revela y le
en Cristo es una posibilidad y una rarea que, siendo siempre accesibles, per- enriquece abriéndole a una transformación existencial, constituida por la gra-
mane.cen, sin embargo, siempre abiertas, porque el conocimiento de óios tuita participación en el vivir personal de quien revelándose se le entrega".
está libremente ligado al reconocimiento di cristo, única imagen visible del 204 Cf .
Jesús de Nazaret, 137¡ "La revelación, por ello, no es primariamen-
Dios.invisible, y el conocimiento de Cristo, a su vez, está refigáo al autodes- te ni revelación de algo, ni menos el reverso de mis propias carencias o la
cubrimiento que el hombre va haciendo de sí mismo en el desipliegue munda- proyección de mis deseos, sino el encuentro sorprendente, insospechable e
80 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍAENCUENTRO 81

El conocimiento que el hombre hace de Dios no es, pues, de (inro acontece esto? Gracias a la acción del Espíritu 5rr¡o209.
,(
orden intelectual, sino anre todo volitivo. Las principafes facul-
l',,,1.r cristología, aunque sea más fundamental que dogmática,
tades implicadas son la voluntad, el amor y la fideliáadzos.
l,,r .lc ser pensada en estrecha relación con la pneumatología si
No conviene, sin embargo, equiparar absolutamente el ,¡rit're ser cabal. De este modo, el itinerario de la propuesta de
encuentro con Dios y el encuentro interhumano. El hombre
I r. ()legario podría esquematizarse del siguiente modo:
que realmente descubre a Cristo nunca lo obietivará, reducién-
dolo a la condición de un ello; pero el Tú que hacia Él pronun- l. Ijl Dios personal sale al encuentro del hombre a 1o largo de
cie será siempre distinto de cuaiquier otro tú; pues en Él ,ro ," h historia, que es por ello historia de salvación.
advierte sólo un Compañero, Amigo o Padre, sino también al lll encuentro entre Dios y el hombre llega a su plenitud
Señor, Creador I Dueño206.
' ez
Cristo, en quien Ia divinidad se expresa humanamente y en
Si tal es la concepción de la revelación, resuha fácil intuir quien la humanidad participa del diálogo eterno entre el Padre
cuál será la de la fe: el cristiano es ..el que se encuentra a sí y el Hijo.
mismo encontrando a Dios en Cristor2O7. Más concretamente, \. El encuentro con Cristo es entonces mediación única y necesa-
el que labiéndose enconrrado con Crisro, parricipa del encuen- ria para el encuentro con Dios. Por eso, la experiencia de las
tro y de la relación de Este con el Padre. En este sentido, no es apariciones del Resucitado es, en algún modo y salvando las
posible un encuentro co! Dios que no sea en Cristo y a través
debidas distancias, repetida por todos sus discípulos a lo largo
de Cristo; pues sólo .r, Él l, divinidad se personali zía medida
de los siglos2lo.
humana. Jesús es la personalizaciín del errcuentro con Dios, lo
cual supone la
l. En el estado actual de la economía, el encuentro con Cristo se
"exclusión de otro posible encuentro que se quie- reahza gracias al Espíritu Santo, el cual, por un lado, presencia-
ra a si, mismo máximo y definitivá o irreferible a éstá,208. üas,
liza al Resucitado y, por otro, media en el encuentro entre el
Padre y el Hijo (Trinidad), en el pleno encuentro de la divini-
irreductible con la presencia de mi Señor ante mí, que puede ser sentida por dad con la humanidad (encarnación), de la humanidad con la
mí o-cont¡a mí, es decir, como liberación o como juicio".
245 C[. divinidad (representado plásticamente en el Bautismo del
Jesús de Nazaret,6g: «En el conocimiento de Dios no sólo toma
pan¡, $ siquiera la_ más decisiva, ei poder intelectivo cuanro el poder voliti
vo del hombre: se llega al conocimiento de Dios sobre todo poria voluntad,
Jesús de Nazaret,198. Sobre la relación de Cristo con el individuo
2ae CÍ.
por el amor y por la fidelidad". Y por el contrario, dice en el mismo párra- Fundamentos de cristología II, 288-306, y La entraña del cristianismo, 619-
cl' .
fo, osl d656enocimiento, a su vez, no sólo proviene de la inteligencia, sino 691,693-778 para 1a implicación pneumatológica. Los aspectos completos de
también de la voluntad". l¡ cuestión en "Dios al encuentro del hombre en Jesucristo", 157-170.
,?, Cf. Je/s de Nazaret, 173:
. "Dios nunca podrá ser un "ello,, para el 21'0 CÍ.
Jesús de Nazaret,463: "No todo el pueblo Io vio, sino sólo aque-
!o_mb1e que ha conocido a Cristo, pero rampocó podrá ser un "tú" ctmo el llos que ya de antes le conocían a nivel personal. Es decir, las apariciones
del prójimo. El encuenrro con él esun hallaise en-ontrado, o sentirse acogi- ,icontecieron a quienes le podía reconocer. Dios hizo mensajeros de Cristo a
do y arrastrado por la fiterza de un Jesús que nos pone en el alma la palabla quienes antes habían sido discípulos de Jesús. Pero sin duda hizo también a
Padre sugerida por su espíritu. Dios es el 1ú" que abarca, creay hacé surgir
todos los discípulos de Jesús testigos de alguna aparición, pues no se puede ir
nue_stro yo con anterioridad y posterioridad; quien crea nuesrro yo y quien
tras de é1 y cumplir sus mandatos o anunciarlos al prójimo sin haber sentido
en Jesús le ilumina". Ahora bien, quizá se mrr.rt., D. Olegario'd"Áaii"do la fiterza de su personal presencia y de su operante cercania para con nosotros».
optimista en su inrerpretación. Probablemenre sí se pueda oLjetivar a Dios a En .Dios al encuentro del hombre en Jesucristor, 159, leemos: "La revela-
pesar dei ercuenrro i"" É1, precisamenre porque ésia es una'de las posibili-
ción está pensada por Dios no en universal abstracto sino en particular con-
dades de todo verdadero encuenrro. Cf. iifra,4+g-+s+.
creto; está destinada a cada hombre. Cada uno de nosotros debe poder llegar
zo7
Jesús de Nazaret,178. a ser discípulo de primera hora y de primera mano. No puede haber diferen-
208
Jesús de Nazaret, 192. CÍ. .Dios al encuenrro del hombre en cia objetiva entre los que vieron a Jesús con los ojos de la carne y los que le
Jesucristo", 1,46-1,48. contemplamos con los ojos de la fe".
82 PRIMERAPARTE LACATEGORÍA ENCUENTRO 83

Señor) y del Siervo sufriente que es Mesías glorioso con la ,'n lrlnto que la comunidad surge por la invitación del Señor a
comunidad (cf. Io 19,30; 20,22)211. ',,' st'guimiento2lT.
5. El hombre corresponde al don del Espíritu siguiendo las ense- jcsús de Nazaret es un libro complejo por varias razones,
ñ,anzas de Cristo, imitando el ejemplo de su persona y, sobre lr¡tre la que destaca su estructuración espiral. Los temas van
todo, aceptando la comunidad de existencia con É1212. ',ir'rrdo retomados una y otravez desde ángulos distintos, des-
La misma transmisión de la fe tiene un carácter personal. , rrlrriendo en cada ocasión nuevos matices. La abundancia de
..El encuentro con Dios en Cristo sólo es posible normalmen- lx'rspectivas y Ia multitud de cuestiones dificulta al lector el
te a través del encuentro personal [...] con hombres que con lr.rllazgo de las principales propuestas que, en lo referente a los
anterioridad a nosotros han creído y amado a Crisro»2l3. Así r('rnas propios de la teología fundamental, hemos sintetizado
.r.1uí. Tales aportaciones están tan ampliamente fundamentadas
aparecefl dos claves más: la función de la Iglesia y la del testi-
monio. En efecto, el encuentro con los otros es, por un lado el v tan rigurosamente contrastadas, que difícilmente se puede
t'xcluir o contradecir nada de lo expresado. Resta sólo como
resultado, y por otro el origen, del encuentro con Dios. y es
t.rrea pendiente la de intentar a-vanzar a partir de ellas.
que el verdadero traro con el Señor implica el deseo de amar a
quienes Él De la misma manera, ü projimidad se desbor-
^ ^.
da hacia el Absoluto pues, en caso contrario, ,.no sería otra cosa
7. El encuentro en la fenomenología de las religiones
que un círculo concéntrico en torno a otros círculos concéntri-
de Martín Velasco
cos en cuyo centro esrá la realidad común y determinanre de
todos ellos: la muerter214. Y es el Espíritu, ur,ayez más, quien
Junto a la de González de Cardedal, la más destacada obra
armontza nuestro coraz|n con el de Cristo, para ir con su cn lengua española sobre el tema que nos ocupa es la de Juan
amor hacia los hermanos, y quien, presente en aquéllos, nos Martín Velasco, El encuentro con Dios218. Ya en las primeras
conduce hacia Dios. Por eso, la Iglesia es simultáneamenre la páginas hallamos la convicción de la que parte su autor: reli
"la
causa y la consecuencia del encuentro con Cristo. Causa, en gión consiste en una forma peculiar de relación con la trascen-
cuanto que dencia -irreductible a cualquier otra forma-, que tiene su
"ámbito eficiente del Espíriturr275, torna real en el
mundo la presencia de la Persona de Cristo216. Consecuencia, mejor expresión en lo que el hombre religioso de todos los
tiempos ha llamado su encuentro con el Misterio"219.

2rr Cf. Nazaret,555-581. ztz


Jesús de
212 Cf. Quízá la mejor definición que de la Iglesia encontramos en el corpus
Nazaret,53l-536.
Jesús de del teólogo abulense es la que nos ofrece en La entraña del cristianismo,253:
z1'3
Jesús dr Nazaret,523.Yéase también .Dios al encuentro del hombre .Llamamos Iglesia a la realidad humana y cósmica, en la medida en que fue
en Jesucristo",177-179 ("Lugar de los sanros en el cristianismo,). Sobre la pensada por Dios para compartir. su propia vida.y cualificada para.hacerlo
correlación entre amor a Dios, amor a Cristo y amor al prójimo, ,f . Lo entra- como un acto propio, pero ofrecida en lugar y tiempo por mediaciones de
ña del cristianismo, 665-69 7. alteridad, para que el hombre Íecoflozca en ellas a Dios, que se da del todo
zla
Jesús dc Nazaret,573. pero en libertad y soberanía".
zls de Nazaret,577.
Qvladrid 1976) lleva el siguiente subtitrlo Una
Jesús 218 La edición original
216 En su Cristología, Madrid 2001, insiste sobre cómo el acceso actual al interpretación personalista de la religión. Sin embargo, el autor prescinde de él
Cristo resucitado se realira por Ia mediación eclesial. Cf. p. L52-t59. En en la segunda edición de 1995. Será ésta la que citemos, en su reimpresión de
cuanto a Ia relación del Señor con la Iglesia y con el-individuo, cf. t997.
Fundamentos de cristología Il, 251-306. 219 fl snsus?x¡'ro con Dios,28.
84 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍA ENCUENTRO 85

En realidad, las principales tesis de la obra son: , .r( i(i11en el fenómeno religioso, una mirada concreta al cristia-

1. El autor está «plenamente convencido de que el encuentro inter-


nf \rf r() en particular y
lna descripción de las diferentes modali-
,l.rtlt's en que aparece. Después el autor afronta las críticas que
personal constituye la realidad humana y mundana menos
',{ r'('alizan a tal categoría.De este modo, tras una rápida expo-
inadecuada para simbolizar la originalísima relación del hom-
bre con el Mister! que constiruye el centro bipolar del fenó- ',r, itin histórica del problema de la relación con Dios, se exami-
meno religioso,,22o. ,r.ur las principales objeciones que se presentan tanto desde el
2. Tras las expresiones impersonales de las místicas orientales .irrrbito de la filosofía -es decir, las reticencias que ésta muestra
habria en realidad uuna experiencia asimilable a la expresada en .n calificar a la divinidad de persond.-, cvanto desde el de la
términos personalistas por las religiones proféticas,221. Lo cual ,'x¡reriencia espiritual contemporánea. Finalmente, es en la ter-
implica que la categorla encuentro no sólo es aplicable en quie-
r t'r'a párt€ donde el autor exPone y justifica sus propias tesis.
nes aceptan la revelación efectiva de un Dios personal, sino que
es apta a todas las confesiones religiosas.
El conjunto de la obra, influenciada por el pensamiento de
3. Esta categoría parece muy apropiada como justo medio entre I )uméry y de Lacroix, presenta algunas ventajas incuestiona-

los dos extremos viciosos del tratamiento de la religión enla eru l)1cs222. Entre otras, mostrar la legitimidad, más aún, la perti-
moderna, que serían, por un lado, la objetivación de Dios cau- rrcncia, del símbolo del encuentro para expresar la relación del
sada por una aproximación gnoseológica derivada de las premi- lrombre con la Realidad Últi-r. Ello se debe, importa señalar-
sas postcartesianas y, por otro, el antropomorfismo exagerado lo, a que desde esa categoría es posible la afirmaciín simultánea
-negador, por tanto, de la trascendencia divina- de quienes ..le la más absoluta trascendencía y de la más íntima relación,
ingenuamente consideran que el Tú pronunciado en la expe-
cosa imposible en un esquema objetivante del tipo sujeto-obje-
riencia religiosa es sin más equivalente al que un hombre dirige
a otro. Una adecuada aproximación fenomenológica al símbo- to. Además, es sumamente interesante el análisis que hace en la
lo del encuentro evitaría, por tanto, tales riesgos. segunda parte del libro, especialmente la presentación del pen-
4. Siendo, pues, el aspecto relacional algo que pertenece tan esen- samiento sobre el tema de Kierkegaard, Jaspers, Bultmann,
cialmente al contacto de cada persona con el Misterio, se dedu- Tillich y Rahner223. Pero junto a estos méritos, existen ciertas
ce que el encuentro con Dios conlleva la apertura del propio limitaciones que importa señalar. Algunas de éstas son indica-
sujeto a los otros hombres, y viceversa. Religión y comunidad, das por el propio autor; otras deberemos descubrirlas nosotros.
vinculación con lo divino y con lo humano, son polos insepa-
rables de una misma realidad, y así lo habria enseñado la expe-
riencia histórica concreta de las religiones. 222 En concreto, Martín Velasco sigue las siguientes obras: H. DuuÉRY,
Le probléme de Dieu en Philosopbie de la religión. Examen critique de la catégo'
Siendo éstas las líneas de fondo que guían su investigación, rie d'Absolu et du schéme de transcendence, Paris 1957 y J. Lacnox, Le person-
Martín Velasco estructura el libro en tres partes. En la primera nalisme comme anti-idéologie,Paris 1972 (de esta obra interesan especialmen-
te para nuestro tema las p. 41-86, .Pesonnalisme et foi,,, y 87.-L2.4,
hay una presentación de los términos del problema, ás decir, oPeisonnalisme et croyance»). El propio autor confiesa su dependencia del
una definición del encuento, una explicación inicial de su apli- primero en la p. 184 -donde mafrza, como única crítica a1 francés, que con-
iid.., rr"..rr.io itt.o.po.r. tintes más decididamente personalistas - y del
segundo en la p. 261, nota 31. Cf. también la obra de J. ManrÑ VELasco,
220 El encuentro con Dios,8. El texto está en el Hácia una filosofk de la religión cristiana. La obra de H. Duméry, Madrid
"Prólogo a la segunda edi-
ción", que ofrece un buen resumen del conjunto de la obra, así ómo unas 1970.
retractaciones que expondremos en su momento. 223 CÍ. Et encuentro con Dios, 123-187. Especialmente brillantes, a nues-
221 El encuenro con Dios, lO. tro juicio, las páginas dedicadas a Tillich, 153-164.
r-A cATEGoRix tNcueNrno 87
l{(r PRIMERA PARTE

Más cosas deben decirse aún de las premisas de la obra'


pero
Comencemos con las primeras. Casi al final del libro topa-
rnos con una nota al pie que interesa transcribir. Dice así ,,,,,.;;;;li;-.oápl"t.-os el primer bltque de valoraciones crí-
Martín Velasco: r it as, aquellas foimuladas poi el propio
autor' Las que a contl-
rruirción enumeramo, ," .ir..r..,ri,t'itt el prólogo a la segunda
Somos plenamente conscientes del carácter fragmentario de nues-
,'..ji.l¿", casi a guisa de retractaciones' En efecto, leída la obra
tra justificación. En ella, hemos aludido a los caminos que podría
,f ¡..i""1". ,ños'después de su aparición pública, el autor confie-
seguir esta justificación sin recorrerlos detenidamente. Además
s.r varias cosas. En primer lugar , ahrrria que la- interp.retación
esta.iustificación es fragmentaria por una segunda raz6¡: en ella
hemos partido de una comprensión del hombre y hemos supues-
,,".rár¡ir,, de la religió., "rr'Í, que se sitúa el libro tiene una
to una comprensión del conjunto de la realidad que no hemos ii,,,ir.-".i¿".rii.,irl, yZ, qr. ha surgido en el ámbito de las reli-
riones proféticas. Pó. olienso que el diálogo con las
fundamentado concretamente. La raz6n de esta limitación está "ro "r.,ibe:
en la limitación de nuestro objetivo. Nos hemos propuesto tan orientales. debe sustituir a los intentos por astmtlarlas
''..'tigior.t es uno de los
sólo la justificación de una categoria religiosa y no una filosofía Ir nuestra comprensrorr,,225. 5in ninguna duda, ese
oroblemas ,o--.rro.", del libro' A nuestro iuicio -y' por
lo que
de la reiigión en su conjunto. Pero latarea que nos hemos pro-
puesto supone, sin duda, una filosofía de la religión, como esta i".*or, también al de su propio autor tiemPo después- Preten-
supone, a s1J yez) una antropologia y una meafísica224. .ler oue todas las religiones, aunque no se exPresen con termr-
no, p.rronrles, pueden ser entendidas desde esquemas P€rsona-
Ciertamente se trata de una autocrítica lúcida que merece la iir*i tig"ifi., ,ro hr... justicia a la entidad propia d9 talel 9o¡; del
pena comentar. Tenemos una valoración general de la propues-
fesioneslsupone, en el fondo, no Practicar.la necesaria epoké
ta, calllrcada con el epíteto ofragmentarior, causada por dos ,ré,oáo fentmenológico. Por .to, s" revela falazla argumenta-
ción con qr" irrt"ntiustificar la validez de la categoría e¡
motivos: primero, no se ha profundizado adecuadamente en las reli-
indicaciones propuestas, y, segundo, no se ha justificado sufi- ;. l, irr.l.ry.r, o incluso la niegan; pues' una de dos'
cientemente la antropología subyacente. En efecto, los dos ;i;;.t il
3 ," .rr.i, de lo que éste es f, por tanto, de su nece-
aspectos pueden ser constatados en la obra. Respecto del prime- "l "r.rr.rrt.á
;;i" ;;ñ;rr.rr,. d" alteridaá, o se min*s"alora a esas confesio-
ro, el paso siguiente sería la propuesta de una filosofía de la reli- decir lo que en realidad no dicen226'
*irrr.iJl¿álas
gión estructurada a partir de este símbolo, o considerándolo Las otras retractacion., ,on de carácter particular -más liga-
como uno especialmente significativo. Como confiesa su autor,
do al proceder de la obra en sí que al conjunto del planteamien-
no encontramos tal cosa. Pero mayor importancia reviste, a ;;;;;* ü qr. ,ho* nos i,t"iesa-, y Por tanto, quizá sea,sufi-el
nuestro entender, el segundo dato mencionado, referido a la
.iá"t" e.rumárarlas sin más: en el momento en que escrtbe
fundamentación de la propuesta. Se echa de menos algo que es más conscienre de la dificultad inherente a
pensar la
viene siendo una carencia habitual enla mayoría de los autores ".átono la religión que estaban
estudiados. En todos, y también en éste, falta una descripción
i;rt.;;¡;;.ia; mrchas de las críticas a
perdido yala.mayor parte de su.rele-
en auge en los años 70 han
fenomenoló gícay metafísica detallada de lo que el encuentro es relerencta al pensamtento
,anciá, y nohizo enlonces suficiente
en sí. Hay algunos aspectos, tomados de ciertas expresiones de
deLévinas2z7.
M. Buber y de algunos filósofos personalistas franceses, pero al
final no se termina de ver claramente qué es lo que por encuen-
tro aquí se entiende. Uno queda con la impresión de que no se
225 El encttentro con Dios, 10.
226 Cf. El ,nrurn rolon Dios,57-63, donde habla del budismo' del hin-
maneja en el libro un concepto unívoco de la categoría. primitivas'
-- 'zzz y de las religiones e'sta
duismo
última carencia en las p. 12-19, haciendo una
ir^1^de sublanar
224 El encuentro con Dios 276 n.54. ,npia, .*fáti.lan y crítica al pensamiento del filósofo !udío'
PRIMERA PARTE LA CATEGORÍAENCUENTRO 89

.. Y- junto a las críricas reconocidas por el auror, hay que aña_ l{. La teología de la historia de Bruno Forte
dir al menos otras dos. Martín Velasco acierta., ,., dérrr.i,
de la objetivación de Dios por parte de las premisas ilustradas, El último autor cuya obra conveniente reseñar para el pre-
es
pero yerra en la justificación de tal aconiecimiento, ya que italiano Bruno Forte, y más concretamente su
','nte trabajo es el
omite dos cuestiones fundamentales: la reducción roliprirt, i", l'«tlogía de la historia231. El problema al que pretende resPon-
decir, no sólo se objetiva a la trascendencia sino que,'en algún rlt'r es el del sentido, cuestión problemática siempre que el hom-
modo, se tiende a considerar intelectualmente corno objeá a l,re se confronta con el dolor, pero más aún en momento actual,
cualquier sujeto- y
.el olvido cristológico. De todo .rio y, ('n el que el paradigma postmoderno parece haber perdido todo
hemos dicho lo suficiente. Además, y tiene todaví yL, i,rteréJ pirrr,"rire siquiera el asunio23l. Pues bien, sobre tal
"lo
imponancia, hay una limitación metodológi., ^ ^ po,
i*pr"rt" "., va a presentarse, a guisa de la respuesta, la revela-
.',rntrafuerte
deseo de circunscribirse al campo filosófico"y ,o .rrtrr, .'ión, entendida como un acto trinitario, y que puede ser expli
teológico, y1 g"9 de este modo no se consid"i, ,r, aspecro "á "l
real- cada a la luz de tres categorías: palabra, silencio y encuentro.
mente esencial: la revelación, y, desde la perspectiva^ cristiana,
la revelación de Dios en Ciisto. El gran tg.o de MartíÁ
Velasco es, repitámoslo, haber pr"r.rtráo .l .ñ..r"rrt.o como
un símbolo adecuado p^r^ t idurir la experiencia religiosa.
Pero nada más que un símbolo. para é1, pretende, .orriá.rr wirdr, uno no puede menos de preguntarse si ese .devenir verdadero del
lrombre' no es ya una función cumplida por la religión. En cualquier caso, y
esta categoría como una entidad qr" ,rryi-ás allá de la aleso-
sin dejar de reconocer los grandes méritos de la obra -por ejemplo, la agey-
ria sería un paso ilegítimo, pu.t rrptndría una ..dr..iZ, tadísima crítica que hace al planteamiento de C. Heyward, o la necesidad de
antropo.mórfica de la_trascendencia, con lo cual apareceun pro- establecer las debidas diferencias entre e1 encuentro interhumano y el religio-
blema de-primer orden, que deberemos rratar in extenso-más so-, es necesario señalar que, como en el caso de Martín Velasco, uno Pare-
adelante228. Quede, pues, aqui la presentación de este libro, ce que se las está viendo con una concepción demasiado genérica de Dios, en
la que Cristo jrgaría tn papel de revelación máxima de la justicia divina y de
correcto y- hasta brillante en el campo fenomenológico, pero confirmación dé su ser amoroso; pero sin que se llegaran a plantear las con-
quizá insuficiente pata una lecrura deide l, perspecri;a ,.oiógi- secuencias últimas ni del hecho de su encarnación en orden a una mediación
ca específicamente cristiana229 . relacional plena con Dios; ni de la doctrina Trinitaria, en tanto relacionali
dad divinJ subsistente en la que el hombre, precisamente en virtud de la
encarnación del Verbo y de ia efusión del Espíritu Santo, pudiera participar.
zz8 C[. infra,325-344. Además, sorprende que cuando acude a la experiencia mística Para contras-
229 Aunque no están vinculados entre sl, conviene hacer alusión aquí,
.
siquiera marginalmente, a Ia propuesta de J. \ffrnucr<, Den Grauben oerintl
tar sus ideas,-lo hace meramente a la renana, que Presenta conocidos proble-
mas en la historia de Ia teología. En cambio, no hallamos ni una referencia a
Toorten. Eine Fundamentaltheologie. Freiburq-Basel-wien 2o0o k[. infra- Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, San Ignacio de Loyola ni otros
I 10s). En efecro. aunque el auror alemán desco"noce al español. y ,r,nqu.
íno místicos que, siéndolo hasta el fondo, tienen un concePto de relacionalidad
sea.explícitamenre un libro de teología fundamental y á or.o á. f"rá-"no- bastante menos genérico que el que se termina desprendiendo de las páginas
logía, hay.elementos comunes qrre"permiten descuÉrir 1, opu.t.r.riará d" escritas por Werbick.
nuestra critica a Martín velasco, por ser extrapolable , or.á, autores. En Ta Ensdyo sobre repelación, protología y escatología, Salamanca 1995. El
efecto' tambien §Terbick pretende presenrar la verdadera esencia d" h .J- problema ei planteado en perspectiva fundamentalmente filosófica en 1z
gión, frente a las reducciones funcionalísticas que de la misma h^bi^ rr^liÁ- ascoho dell'Ahro.
do laModernidad,.para io cual acude , .rt"goiír, relacionales. Ahora Lien,
"No sólo la pérdida del sentido, sino
231 Cf. Teología de la historia,5: la
¿consigue su-p-ropósito? cuando en la p. 1+i dice Que «ee¡¡ soll hier nichí falta de interés por la misma cuestión se presentan como herencia dolorosa
nur als vom Menschen in seinem Funkiionssinn b&rei{bare Bedinsuns des del mito moderno de Ia emancipación absoluta. Sin embargo, renunciar al
o.hne_ diese Bedingung nichr sinnvoll Denkbaren gáacht ..rd.r,'rorid.*
interrogante sobre el sentido no es realmente posible mientras quede abierta
¿ls die \wahrheir einer Beziehung. in der der Másch auf Gott hin wahr la pregunta sobre el dolor".
90 PRIMERA PARTE I-A CATEGORÍA ENCUENTRO 9t

. Para.poder enrender la perspectiva del teólogo napolitano y


descubrir dónde radica su novedad respecro dá ot.ás ,rrror.i,
sin que ello suponga ni la postulación de una norma a la que
t¡ios debiera someterse -El no tiene que reyelarse, lo hace gra-
conviene comenzar leyendo un rexro significativo. Helo aquí: ttritamente-, ni la idea de una abolición de la diferencia entre el
El Encuentro ererno es el fundamento inmanente en Dios de la ,irrrbito divino y el humano235. f5¡6 implica una aceptaciín cri-
necesidad dg_que la economía del Verbo sea completada por la rica del famoso Grundaxiom ranheriano. En efecto, la "Trinidad
economla del Espíritu: la Palabra proferida en el-tiempo no es .'conómica es la Trinidad inmanente»; pero el "y viceversa» que
tgdo [...] La revelación -libre y gratuita proyección analógica ,'l alemán escribe a continuación no puede ser aceptado sin
del Misterio divino en la historir- t o iólo palabra, ni úlo reservas, según Forte, pues ello implicaría disolver lo divino en
Silencio, ni la simple conjunción de "rlos dos. Si fuese sólo Ir¡ mundano236. ¡ot interesa señalar este punto porque, a nues-
Palabra, no abriría el acceso a las profundidades escondidas del lro entender, explica la metodología seguida en el libro. En
Silencio; si fuese sólo Silencio, no sería comunicación a los t'[ecto, por la manifestación trinitaria en la historia de la salva-
hombres,_que se encuentran en el lenguaje; si fuese conjunta- ción, podemos acceder al conocimiento de la Trinidad inma-
mente Palabra y Silencio, le faltaria aún su reclproco rrascen- rrente y, vna vez alcanzado éste, desde él se ha de entender el
derse en el Encuentro, en el cual la Palabra se dice en el silen- clinamismo propio de la revelación. Porque la prioridad la tiene
:ig dq los gestos de la vida transformada del Advienro y el ,recesariamente el misterio de Dio-s, que aunque nos sale al
Silencio se alcanza a rravés de la Palabra en la cont.-olráiór, cncuentro en la Palabra por la que El se dice, no Por ello agota
¡
del corazón y en el diálogo de la vida teologal232. su propia trascendencia. De aquí que, llegados al punto en que
El empleo de la mayúscula inicial en las caregorías indicadas .recésario explicar el Encuentro, la primera mirada sea al
"s
interior de la Trinidad, para después constatar cómo la catego-
sugiere ya al lector que se entienden no sólo como movimien-
tos de la autorrevelación divina, sino como formas de designar ría también se implica en la epifani'a dela Misma en la historia.
a cada una de las Hipóstasis trinitarias. Así, el Padre serla el Teniendo presente esto, se puede comprender mejor cuanto
Silencio, el Hijo la Palabra y el Espíritu el Encuentro. Más aún, viene expresado en el texto anterior. Por una pane, la impor-
precisamente Dios se manifiest a através de esos tres momentos
porque corresponden a su propia esencia. Según el autor: 235 C| Teología de la historia, (l¡ «Es necesario mostrar cómo Ia revela-

F,l Silencio, la Palabra y el Encuentro se ofrecen como las catego- ción es verdaderamente acto del Dios vivo, de la Trinidad santa, y al mismo
tiempo cómo no agota la profundidad de Dios". Más adelante, p. 62: "Dios
rías formales en las que cabe la posibilidad de expresar el actole es y ieguirá siendo mayor que el horizonte de este mundo, incluso cuando
revelación en correspondencia con su contenido trinitario, sin por un acto gratuito de su libertad, y consiguientemente Por amor, se auto-
deducir por ello la esrructura de una idea a priori abstracta según iomunica al coraz\n humano entrando en la historia". También p. 63: "La
una ley de necesidad lógica que aprisione li libertad ¿il 1rrr23J. revelación no elimina la diferencia entre los dos mundos: Dios sigue siendo
Dios y el mundo sigue siendo mundo, aunque Dios entre en el mundo y se
Se trata, pues, de hallar el fundamento de la revelación en la le ofrezca al hombre la posibilidad de participar en la vida divina. Esto sig-
esencia trinitaria de Dios -con lo cual se vinculan dos tratados nifica entonces que, si eñ la revelación Dios se manifiesta en la Palabra, más
allá de esta Palabra, auténtica comunicación divina, hay y sigue habiendo un
teológicos, el fundamental y el trino, que en-gca-
d9 Deo uno et divino Silencio".
siones se presentan sin señalar suficientemenre su conexión234-, 236 g. p9¡1p ya expuso sus críticas al Grundaxiom ranheriar,o en
Trinidad como historia. Ensayo sobre el Dios cristiano, Salamanca 1988,79-23.
232 Teología de la historia, l8O. Téngase presente que, aunque la principal consecuencia que extrae.el auto.r
233 Teología de la historia,65-66. de eite tema se refiere a la necesidad de recuperar una ciena teología apofá-
234 Cf. B. FoRTr, La esencia
del cristi¿nismo, Salamanca 2002, 50: .Esta tica, de ahí se deducen también las consecuencias metodológicas que a conti-
estructura trinitaria de la revelación ha estado muy olvidada,. nuación indicamos.
I),1 PRIMERA PARTE
LA CATEGORÍXTNCUZ¡ITNO 93

l,rrt'i;r dc las categorías: Palabra, pues Dios habla, se dice en su prro sólo afirmando la procesión
Vcrbo; Silencio, porque en esre decirse no se agora ni disuelve ¡,r'irrcipalidad del Padre239.
,1,'l Espíritu del Padre y del Hijo se evita el riesgo de monar-
su misterio, y Encuentro, precisamente comó condición de
posibilidad para pronunciar-conjunramenre las dos afirmacio- ,
¡rrianiimo. Con el paradigmadel encuentro, tal procesión halla
,,,,a analogía oportuna por las Íazor,es explicadas. En cuanto a
nes, de suyo antagónicas. Así, la categoria encuentro aparece
como la más adecuada para combinar É unidad y la personali- l,r segundá cuéstión, Forte explica cómo el Espíritu, siendo
dad. Al afirmar. que Padre e Hijo, Silencio y palaÉra, i" .rr..r"rr-
Irncuintro, es Persona, porque el encuentro entre el Padre y el
I Iijo es personal al máximo nivel240. Justamente esta caracterís-
tran en el Espíritu, se subraya, por un ládo, la unidad entre
r ica es lo que permite no confundir el Espíritu con una.suPues-
ellos y, por otro, se presupone su distinción personal237. Ahora
t.r esencia divina que trascendiera la comunión hipostática. El
bien, tal afirmación conlleva rres interroganres:
Ser unitario de Dios no es distinto del trinitarío,ya que la esen-
1. compatible esta afirmación con la de la Monarquía del cia divina es amor interpersonal24l.
1Es.
Padre?
2. Identificando el Espíritu con un acto intradivino, ¿es salvaguar-
dado su carácter personal?
3. Presentado como la unidad entre el padre y el Hijo, 23e C{. Teología de la historia, 176; críticas orientales a\ Filioque han
¿no se está "Las
identificando el Espíritu con la esencia divina y,'po; lo tanto, <¡uerido con frecuencia deducir del mismo las acentuaciones que occidente ha
presentando la Tercera Hipóstasis como la qr",^., realidad, ,iado a 1o visible y a 1o histórico en la mediación eclesial ("jerarcología"), en Ia
concepción de los sacr¿mentos ("ex opere operato"), en el objetivismo moral
tiene primacía ontológica sob.e las demás?
y en ia heteronomía ética. Si estas críticas son forzadas, parece sin embargo
justificada la preocupación de que el Filioque lleve a atribuir un papel casi
. Bruno Forte respor-r-de
doctrina
primera pregunta acudiendo a la
a la
exclusivo a la Palabri, dejando en la sombra la principalidad del Silencio y la
del Filioque238. Cieitam"rrt", lr' tradición oriental densa complejidad del Encuentro, en la eternidad y en el tiempo".
advierte. -y en este sentido, tiene mucho con que enriquecer al 24a Cf.- Teologia della storia, 1-55:.,Inoltre, in quanto applicato alla terza

pensamiento latino- conrra el posible abuso en la coniepción, Persona divina, Iincontro viene a cararferízzarsi come "personale" al grado
que consiste principalmenre en desplazar ranro el foco dá aren- piü alto, al punto che lo Spirito non é semplicemente l'evento delf incontrar-
ción hacia la Persona del Hijo que termine por descuidarse la ii .t".rro dél Padre e del Figlio, il loro amore essenziale o la loro comune
natura divina, ma 1'Incontro in persona,. La traducción española es incorrec-
ta en este punto, ya qrr. se o-ite precisamente la definición del Espíritu
237.CÍ. como .el Encuentro petso.r,. Dice así (¡t. 173): "Además, en cuanto apli-
.Teología
de
Ja historia, 173: "Si se reconoce el Espíritu como el ",
cado a la tercera Persona divina, el encuentro viene a caracterizarse como
nexo de unidad entre el Amante y el Amado en la distinción'personal basa-
"personal" en el más alto grado, hasta el punto de que el Espíritu no e.s sim-
da enla reciprocidad de las relaciones, se puede afirmar de forina ,"ar"jr'J"
él que es vínculo de la Palabra y el Silencio, su nexo en persora. Este iexo pi"rn"r,t. el acontecimiento del encontrarse eterno del Padre y del Hijo, su
personal,, que€xpresa la comunión en la distinción imboirable de las persá-
amor esencial o su amor en cuanto recibido por el Hijo y dado por el Padre,
su unidad relacional, que no borra, sino que valora de la manera más alta la
nas, puede definirse con la.categoria,encuentro: el encuentro dice en p'.i-.,
lugar la condición de posibilidad del intercambio dialógico d" r, g.;r,riá;á distinción de las Personas".
Más adelante, en la p. 174 (delatradrtcción española), afirma el autor: ..El
del Engendranle. y de gratirud del Engendrado, y, q,i. sin encr"entro no
la Encuentro es personal en el más alto grado porque no sólo no elimina la dis-
hay.comunrcacrón prolunda y realr y dice en segundo lugar el mantenimien_
to de las distinciones personales, la negativa tinción entre-aquellos que se encuentran, sino que está constituido exacta-
dja .orrf.riión irrdif.r..rcirdr, mente del conjunto de relaciones, de las cuales procede en la eternidad divi-
en la-queel uno se reduciría simplemente al otro,.
»8 Cf. Teologta de la historia', 17l: na la tercera Personar.
"Hasido la teoloeía occidenral la oue
ha destacado la función de vínculo personal de unidad q"ue ejerce el Espíritu
zat Cf. Teología de la bistoria, l7l:
""El Espíritu es una cierta comunión
inefable del Padie y del Hi.io (inffibilis quaedam communio)" [cita de S.
el Pads el Hijo".
r la opinión del autor .ot." ál problenia del
11¡.re -Cf.
Filioque en Trinidad como hisroria,-ll7-133. Agustín]; distinto de ellos por proceder como comunión del uno y del otro,
n&o o vínculo de su amor mutuo, amor del Amado y del Amante, sin con-
94 PRIMERA PARTE LA cATEGoRÍ¡. rNcur,NTao 95

Recapitulemos. La revelación es entendida en el libro que ,l.l -oyente de la palabra>>, para lo primero, y ala filosofía de
nos ocupa en perspecriva trinitaria. En esre sentido, hay un ále_ I ,lvinas, para lo ségundo. Ciertamente, no es una asimilación
Ten.to verbal, laPalabra que Dios nos dirige, que es'el Hijo, .,, rítica di sus posturas, sino que expone también algunos de
fundamento de todas las afirmaciones noéticis de la fe, y * Jl"- ',,rs límites; peio digamos ya desde ahora que esta decisión
Tenlo_ misrerioso, el Silencio rrascendenre del
padre, que justi_ nr,'todológica de Forte presenta varios reParos. En prlmel
ficarála teología apofática. Palabra y silencio ,ro ,o, l,,ger, porque es reductivo resumir la potencia obediencial del
-lo'.or-
ceptos con los que comprender el actlrar salvífico divino sino Ir, , rnbie, su capacidad de entrar en contacto con Dios, a la tesis
que, en realidad, perrenecen a la esencia misma de la Trinidad, ('\[)uesta por un solo autor, por magistral que ésta sea. Lo
hasta el pu,qrg de que las Hipóstasis respectivas pueden identi- ,,,irmo suiede con la apertura del otro. La de Lévinas es una
trcarse analógicamenre con tales conceptos. En el Misterio de ('ntre muchas filosofías del encuentro. Preferir ésta a otras nece-
Dios,. Silencio y Palabra r" en el Espíritu. ,itaría al menos una justificación que aquí no encontramos'
"rr.rr"rrtran
Consiguienremenre, será por la acción de este Espíritu, q.r" ., Atlemás, la tesis del teólogo alemán puede aplicarse no sólo
el Encuentro personal al máximo nivel, el Encueniro .á p.rro- ,lt'sde el paradigma encLtentro) sino desde otros muchos tam-
na, que los hombres.podremos hallar a Dios y participar en l,ién legítimos en la comprensión de la revelación ylafe como,
cierta manera de su vinculación eterna.
1,,,r ejemplo, el hermen éutico243. Emplear Para urla cate-gorla
Tras dejar sentado esro, el autor se dispone a establecer cuá- ,'specífici algo perfectamente válido para otras en el fondo
les son las condiciones de posibilidad pr., q.." pueda darse efec- ,lcvalúa el cónténido propio de la elegida, que se torna a los
tivamente el encuentro entre Dios y el hombre. Dos enumera: ,,jos de lector en unaánalogía más entre las posibles244.Y las
que el yo humano posea estrucruraimenre la capacidad de salir tcsis de Lévinas, pese a sus indudables méritos, ofrecen al
de sí y tender hacia el absoluto, y que el Otro pueda presenrar- nrenos dos problemas para nuestro tema. Por un lado que,
se como tal Otro al yo. A estas capacidades las lla-rir, ."rp".- .'omo buen fudío, no toma en consideraci6nla singularidad de
_apertura trascendente del yo y trascendencia' del
trvamente, l¿ mediación de la persona de Cristo para el encuentro con
Otro242, e ilustrará su contenido gracias aiateorla ranheriana [)ios. Y, por otro, que niega 1a posibilidad de un encuentro
rlirecto co, la Trascendencia. Ésta no se nos patentizaría, sino
fundirse con la esencia divina que es amor por ser amor personar que brota
de la reciprocidad de las relaciones del p¿dre y del Hiio, ,orotror.,i o".r.r.,, que accederíamos a ella mediante el rostro del otro; por eso no
de la comunión divina, el Espíritu es adorado y glorifícado;"""rr-.,'r""
.á" [ode-os, en opinión del filósofo francés, tener una relación
ellos, porque es Dios co*o .llo., en el mismo pláno del ,., dirrir,o ." .i.._ interpersonal con Dios, porque "tal relación convertiría a Dios
no acontecimiento del amorr. "t ., t"-, del pensamiento y en objeto de la tendencia del hombre,
2a,2
Teologll de-la historia,183-184: .El encuentro presupone enronces
.Cf.
una doble condición fundamenral: la primera es que se t. aa A yo ,rr, .r-irro y compromitería su trascendenciar,245. Ambas razottes indican
para salir de sí mismo, una aperrura ai más allá dÉl propio
-rrdo v oue. Dor
tanto. -esr.nrcruralmenre-, el yo esré hecho para oír h pálabra del oíro e inier-
pelarla y dejarse interpelar y habitar por elia. El yo setfrece como el t,i ,bi., 243 [51s modelo es el seguido, por ejemplo, por GoNzÁlrz MoN"rns'
to al que se dirige el silencio primigenio del otro en la mediación del verbo. Fundamentación de lafe, quien, por un lado, también se aPoya en gran medi-
La segunda condición del encuentro es que el Otro pueda .o-o da en las tesis ranheriánr., y poi otro, señala explícitamente la diferencia de
"ro-rrr"
Otro al mundo,del yo, rompiendo su cliusura totaliLante, p.oro.árrdolo a su propuesta con la dialógico-personalista en la p- 406.
-
morar fuera de sí y a dejarse habitar por el advenimiento de .rirrrto ., irreduc- z++ 9" hecho, Durl¡s incluye a Rahner no dentro del modelo
Persona-
trble a si mrsmo y por consiguiente nuevo. L-a primera condición es la apenu- lista -en el que habría que situar el encuentro- sino en el trascendental. Cf.
ra trascendental del yo; la segunda se identificá con la trascendencia del'otro Assurance of Tbings Hoped
Tl.te for, 172-774; 179'180.
y con su capacidad de irrupción en la totalidad del mundo interior como exre- 2a5 ¡44¡1* Vua§co, El encuent o con Dios,18. Cf. el entero análisis de
rioridad e infinito, que encuenrran su cifra más densa en el rosrro de otro,. Lévinas en ese libro, p. 12-20.
96 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍ¡ENCUT,NTNO 97

que hubiese sido oportuno un mayor desarrollo de las condicio- lrrglr concreto e histórico donde se puede hacer directa expe-
nes de posibilidad trazadas, sirviéndose de estos aurores, si fuera ri.rncia de É1248.
menester, pero no en forma exclusiva como de hecho hace.
Irl texto está investido de una cierta ambigüedad. Comienza
Pero retomemos la argumentación de Forte, de marcado
carácter pneumatológico. oComo es el Encuentro de Dios con
r tt'rmina hablando expresamente de la inmediatez en el
, il('uentro con Cristo, de quien se puede hacer oexperiencia
Dios, así el Espíritu es el Encuentro del hombre con la revela-
,lirccta», pero en el desarrollo de 1o que habla es precisamente
ción del Misterio,246. Éste se va desvelando progresivamenre.
,1,'rnediaiiones, en concreto de dos: el testigo y la Iglesia.
Primero el Espíritu nos hace hallar el Silenció, después la ( licrtamente, el mensaje central que a Forte le interesa subra-
Palabra y_finalmente el Encuentro mismo. Téngase delante, al
\'.rr está claro: Cristo ío ., p^r^ creyente u, Él d"l que otro
Ieer esto, la analogia de estos conceptos co, lar"personas trini- "i
,rrt' habla y que nunca podrá, por su distancia, devenir tan cer-
tarias, y añádase otro parangón: el de cada una de las virtudes
i .llro corlo para que pueda decirse propiamente que se da un
teologales. Forzadamente o no, el autor lee en el Silencio la
('ncuentro mutuo; smo precisamente w Tú, real y concreto,
c.aridad -que-calladamente se ejerce-, en la palabra la fe -pues
ésta nace de la escucha- y gn el Encuentro la esperanr, -prr",
,,rn quien se establece una relación dialogal' En este seffido
esperamos para el más allá la forma definitiva del encuentro ¡,,,cdé afirmar el autor que el encuentro ha de ser inmediato.
M¿s la palabraes sumamente desafortunada, por la confusión a
aquí iniciado-. Así, del mismo modo que se parríavinculando
teología trinitaria y teología fundamental, se ásocia ahora a ésta l,r que induce -y porque el autor no se detiene a explicar- tal
.. onfusión, con 1o cual uno sólo puede aventurar una justifica-
la teología_de la gracia. Siendo el mismo Espíritu el que revela
, ión coherente con el contexto de Ia obra-. Ciertamente nadie
a Dios y el que suscita la vida teologal del ñombre, ü .or,r.r-
gencia de caminos es perfectam ente natural24T . t'stá en un contacto tan directo con el Señor resucitado que
1,ueda prescindir de las mediaciones de su presencia. Otra
cosa
Mayor interés revisre su afirmación de la inmediat ez del
encuentro entre Dios y el hombre. Conviene leer con atención i'r el carácter ontológico de tales mediaciones que, Por la acción
este pasaje delicado: del Espíritu Santo, sobrepasan el estatuto habitual de las cosas
.readai. En definitiva, la clave está en su condición sacramen-
También aquíhay una inmediatez, qlre en la.plenitud del tiem- Á1249. Ni la Iglesia ni el testimonio proclamado en su interior
po":: actúa. en- el_encuentro personal con el
Jesús histórico y son simples realidades materiales que remiten a una tercera,
con El resucitado de entre los muertos, y sucesivame.rt" ,. .rrrr- ausente in la actualidad; sino entidades mediante las cuales el
ple a través de la mediación del testigo y de la palabra de vida, Espíritu realiza eficazmente la presencia de Aquél a quien sig-
por él anunciada [...] De testigo en resrigo, et la fuerza del nifican. La categoríasacramental, Por tanto, ofrece, de un lado,
Espíritu, es como si se trasmitiese el .orrir.to directo con el
la sensibilidad necesaria para el encuentro pleno250, y de otro,
Cristo viviente, de modo que la fe en Él no se funde sobre un
sirve como lugar hermenéutico de la revelación, por su condi-
oído hablfl, sino sobre la experiencia que los vivientes pueden
hacer de É1 en Ia Palabra y e" el Espíriru. Aquí emerge .l p"p.l
fundamental de la transmisión de la fe ,porióIi." dJl, tgl.rir, 248 Teología dela historia,2l2.
24eCf. Teología de la bistoria,214-216.
que deviene, rambién en esre sentido, el
"Cuerpo de Crisá,, el zso g¡.7ro¡lfía de la bistoria,2L4
"El lugar donde de la manera
más
densa la autocomunicación divina se hace próxima y sensible a la experien-
246 Teología de la histori¿, 199. cia humana es el acontecimiento sacramental; en él Ia forma del advenimien-
247 Hemos resumido rápidamente en este párrafo lo que el lector puede to se ofrece de la manera más conveniente a Ia vista y al oído, al tacto y al
consultar en Teología de la historia,2OO-208. gusto del senlir humano".
98 PRIMERA PARTE LA CATEGORÍX TNCUT,NTNO 99

ción de..Cuerpo de Cristor,


"Templo del Espíritu, e..Icono de
',rrs ;rciertos y su belleza, pero al que no le hubiese venido mal
la Trinidad"251. Todo esto se postula como los elementos nece- un lnayor esfuerzo de precisión253.
sarios para la tesis central de su compresión del cristianismo:
éste consiste en el encuentro con el Resucitado252.
La Teología de la historia de Forte ofrece, pues, una serie de '). Conclusiones
elementos muy importantes, el principal de los cuales es la
fuerte impronta pneumatológica que confiere a la categoria Finalizando nuestro itinerario Por los autores escogidos, ¿es
encuentro aplicada ala revelación, con lo cual teología funda- ¡,,rsible extraer alguna síntesis que vaya más allá de la mera rei-
tcración de las conclusiones parciales ya formuladas? Un
mental, teología trinitaria, antropología teológica, eclesiología
,'sfuerzo de reflexión nos permiti rá ciertamente hacer algo más
y sacramentología quedan armónicamente combinadas. Sin t¡ue repetir 1o escrito y descubrir una serie de cuestiones de
embargo, a las críticas ya formuladas en las páginas anreriores
Iondo que nos ayuden a discernir en qué momento del recorri-
hay que añ,adir ain orra, de no escasa importancia. En efecto, .lo teológico sobre nuestro problema estamos exactamente,
todo el sistema del teólogo napolitano se arricula en rorno a la cuáles son los hitos seguros plantados que nos permiten avan-
apropiación de las categorias silencio,palabray encuentro acada '/.rr eL dirección correcta y cuáles, por el contrario, los mojo-
una de las tres Personas divinas. Pero sólo la segunda -la iden- nes errados que pueden desviarnos de nuestra meta.
tificación del Hijo como Palabra- riene una arraigada e induda- Lo primero que se manifiesta con meridana claridad es que
ble justificación bíblica, en los escritos joánicos. No parece cl uso áe la categorla encuentro está suficientemente atestiguada
muy acertado poner al mismo nivel una designación escriturís- cn algunas comprensiones contemporáneas y muy significati-
tica, sobradamente atestiguada en la tradición cristiana, con vas de la revelacióny la fe, cosa que era prácticamente impen-
una analogía establecida por el auror que, con toda la justifica- sable un siglo atrás254. Su empleo ha sido una forma de recupe-
ción que se quiera, no pasa de ser una creación propia. En defi- rar la dimensión existencial de la fe, antaño comprendida de
nitiva, se trata de un sistema muy sugerente por su novedad, forma excesivamente intelectualista, de manera que la totalidad
de la persona creyente se viera involucrada en el acto de creer.

251 CÍ. Teología de la historia,275. Hay aún otro elemento sobre el que quizá convenga decir.una.pala-
253
252 C[. La Parola della fede, 209-275;2ll "ll movimiento cristiano nel bra, siquieia en nota marginal. Cf. En, ol'esperienza di Dio in Gesü Cristo",
tempo nasce dunque dall'esperienza pasquale dell'incontro con il Risono: é 94, Foxrr señala que .f incontro non é semplicemente frutto di un'apertu-ra
questo incontro che fa riconoscere in Lui "ia via, la verit), la vita". Cosi é interiore della periona umana, quasi che "divenga" nell'uomo a partire dalle
stato per coloro che per primi inconrrarono il Signore, cosi deve essere per sue possibilitá;-né é il risultato di un'azione divina trascendente, che elimini
le donne e gli uomini di tutti i tempi e di tutti i luoghi, cui il Risorto invia i o ignori I'attiva accoglienza della creatura, quasi che "arwenga" -all'uomo
suoi perché annuncino la buona novella domino la vita nuova veniente senáa alcun contributó della sua liben)". Es decir, que la categoría de encuen'
dall'alto nell'incontro con Lui,. Lo cual remite a aspecros ya tratados aquí tro seria, rectamente entendida, una vía de solución ala dialéctica inmanen-
en otros autores, como la centralidad cristológica y la posibilidad de encuén- tismo-extrinsecismo que, especialmente t raíz de la famosa controversia
tro con el Resucitado. La sección citada comienza (p.209) con una frase pro- entre Rahner y Balthasar, tanto ha preocupado a Ia reflexión teológica del
vocativa:
"All'inizio vi fu l'esperienza di un inconrro,. AIlí hayamos tam- pasado siglo.
- zs+ D"ri, esto parecería una obviedad, de no ser por datos como uno ya
bién la referencia a otras dos obras más del mismo FoRTr, Jesúi de Nazaret,
bistoria de Dios, Dios de la bistoria. Ensayo de una cristología como historia, apuntado: la ausencia de la voz encuentro en la edición original.italiana del
Madrid 1983, 81-105 y "L'esperienza di Dio in Gesü Cristo,, en Concilium Dizionario di teologia fondamentale, error subsanado en la versión española
3r (199s),93-103. del mismo.
lr( l PRIMERA PARTE LA CATEGORÍA ENCUENTRO 101

Al¡t¡r-rr bien, estamos lejos de una concepción unívoca del con- , ,, rrn plano más genérico que, al final, lace que sus ProPuestas
(('l)to. Es evidente que se emplea de forma muy diversa. De no ',,' rt'siántan de la*[o.-" ináicada en cada caso' Precisamente, el
scr asl, difícilmente podria explicarse, por ejemplo, que para r(.( rrrso aLainEntralgo, como ya indicamos enla Introducción,
Brunner el objetivismo teológico, que caracreriza al pensa- rros permitirá a nosotros salvar este obstáculo'
miento católico, imposibilitara la aproximación ala categoría, l'.n todas las obras estudiadas hay una serie de temas o fun-
mientras que el resto de los autores estudiados, todos ellos cató- ,l.rrlrentos recurrentes. Dos nos Parecen los más imPortantes:
licos, no sólo la emplean, sino que además descubren que para
hacerlo cabalmente deben recurrir a elementos tan concretos y I l-a clave de la argumentación estriba siempre en el carácter per'
objetivos como la mediación sacramental. Y y^ no sólo en el sonal del Dios que se revela. Cuando éste viene supuesto'
estudio comparado. Crítica recurrente por nuestra parte ha cntonces del encttentro se habla en plena propiedad; cuando se
sido denunciarlafalta de un estudio fenomenológico riguroso Íflafiza o atenúa, nuestra categorla se resiente hasta devenir
que permita acudir a la categoría sin equívocos ni imprecisio- mera metáfora. Sucede, sin embargo, Que hay una ciena circu-
nes. Porque no siempre un autor dice encwentro de la misma laridad argumentativa: tan cierto aparece que' Porque Dios.es
"es
forma. En nuestra opinión, el problem a radica en cómo se personal, posible ún encwentro en sentido estricto con El'
acude a la filosofía. Remitir conjuntamente a Buber, a Marcel cuanto que, porque se revela mediante un encuentro interper-
y aLévinas, por ejemplo, es legítimo pero impreciso. Los tres so.ral, los hombies conocemos su personalidad' Lejos de supo-
hablan de lo mismo, pero no dicen lo mismo. Así que, o bien ner una falacia, esto remite a uná cuestión clave, a saber: la
se prefiere la perspectiva de uno de ellos -opción que, desde necesaria conjunción de elementos noéticos y existenciales. para
luego, no podrá hacerse acríticamente-, o bien se elabora una la adecuada intelección de Ia revelación. En efecto, la a{irma-
sintesis que, en tal caso, convendría dejar explicitada para ción .Dios es personal, es un postulado de tipo cognitivo-inte-
orientar al lector. Concretando la cosa en los autores expues-
tos, Guardini y Cirne-Lima son los más rigurosos en este c1 Dios infiniro ama infinitamente al hombre individual, 1o que se manifies-
punto; Balthasar y González de Cardedal parecen haber reali- i;;;l;;;;"ta más exacta en el hecho de que padezca con forma humana
zado el esfuerzo de apropiación personal, si bien hay que nr., cú ¿mado la muerte redentora (ei decir, la muene del pecador)'
"r,.
toy "yo" es algo que no lo sé Por un general gnw/qi sauto'n o un
intuirlo, pues no lo formulan explícitamerñe255' mientras que §rlén
Brunner, Mouroux, Martín Velasco y Bruno Forte se mueven io,rrri, kr,'rino po.i, .áp...rsión dá la acción de Cristo, que me.dice dos
cosas al -isÁo ti..npo, .rrlrro valgo yo para Dios y cuán extraviado
estaba
vo resDecto de Dios. Y la acción de Cristo es anuncio del trmor eterno de

biü á" -i Padre, por el hecho de que un próiimo mío' un tú, se ha.com-
255 A decir verdad, Belt'Hesan tiene una opinión particular a este respec- por mí hrrr, .l extremo i. qt'tt me h¡ redimido ocup.ando mi
to, que patentrza en el ya citado artículo "El encuentro con Dios en el "-"r.i;¿. Á, derr"¡o la filiación de Dioi. Mi yo es, Por Ianto' el tú de Dios
il;;y';.
un túl y st
mundo actual,. Al1í se muestra un txnto escéptico con la filosofía, defendien- v ,óto pr.d. ser un yo Porque Dios se ha querido hacer para mí
do que su «frontera» se encuentra precisamente en la cuestión de la alteridad, á.,o.r'.1 sentido orifinario áel ser, y' sin embargo, yo no gue!9 ser un com-
irresoluble desde sus solos recursos (véase la p.257: "Agoi. está precisamente plemento necesario Je Dios (es decir. de la propia esenci¿ de Dios)' enronces
la frontera de toda filosofía. Para ésta, un yo sólo puede diferenciarse "acci- I;-;;;il; iñr.r.*dibl" un último p"n,,,,,itnto' que. Dios,debe se.r en sí
dentalmente" de los demás. Por eso sólo habla siempre del "yo", del "suje- unid¡d amorosa de ambos. EI misterro de l¿
to", de la "conciencia" y esquiva en lo posible la pregunta de cómo es posi-
-is.no eternimenle yo y tú y la
Trinidad se con.riené .rr.onái.ión indispensable para que haya mundo, para
ble que una conciencia del yo se encuentre con "otra" conciencia del yo"). qi,e entre Dios y el mundo se rePresente el drama del amor y.este drama se
La cuestión del encuentro, pues, vendria a ser una realidad plenamente per- ir¡¡r,r'¡r,i*r,,irrt, ^l mundo .án-,o .n..,.ntro entre el yo y el tú'' Esta.bri-
ceptible e intelectualmente cabal sólo desde la perspectiva teológica. Hay llante intuición merecerla un desarroilo filosófico concreto' que sin embar-
otro texto que permite descubrir la intuición del autor en la p. 258: "Lo cris-
;;';;'ú;;t .".""á¿o en Balthasar, quien pasa de inmediato al nivel
tiano, en lo que tiene de distinto, empieza y acaba con la revelación de que estrictamente teológico.
t0l PRIMERA PARTE LA CATEGORÍAENCUENTRO 103

lectual; el aserto «mi encuentro con Dios es personal, es la des- 10. Apéndice. Breves apuntes sobre otros autores
cripción de una experiencia. De ahí que tan legítimo sea partir
de lo uno como de 10 otro, siempre y cuando se asegure la vin- Nuestra perspectiva teológica sobre el problema que nos
culación reclproca, que es lo que permite acercarse a la comple- .rt:rñe, el del uso de la categoria encuentro enla teología funda-
rrrcntal, no puede extenderse mucho más. Creemos haber pre-
1a realidad de Ia revelación. Si sólo se diera un elemenro enton- -propuestas
ces se caería o en un objetivismo intelectualisra o en un subjeti st'ntado las más destacadas. Sin embargo no será
vismo individualista. ,rrpérfluo elencar, siquiera de forma enunciativa y lamentando
2. Paru la coherencia plena del sistema siempre es necesario recu- rro poder presentar un análisis más detenido, algunos otros
.lutores.
rrir auna argumentación cristocénúicay, por ello, pneumato-
lígicay triniiaria. Hablar en propiedad dei encuentro entre el Así, por ejemplo, A. Dulles señala como significativa den-
rro del campo protestante -rePresentado tan sólo_por Brunner
hombre y Dios supone elevarse en primer lugar al paradigma
cn nuestra exposición- la teoría de P. Tillich256. Esta, sin
del encuentro por antonomasia, que es el que Padre e Hijo rea-
cmbargo, ha sido suficientemente expuesta y sabiamente criti-
lizan en el Espíritu. En virtud de la encarnación se siguen dos
cada, en nuestra opinión, por J. Martín Velasco257. Nada tene-
realidades: por un lado, que Dios nos sale al encuentro huma-
rnos que añadir aquí a lo allí expuesto. En la misma línea de
namente por medio de Ia persona de Cristo, Dios hecho hom-
teología dialéctica se había situado previamente F. Gogarten
bre. Por otro, que la humanidad participa del encuentro trini- con su obra Glawbe und W'irklichkei4ss, de quien GonzáIez de
tario por medio de la persona de Cristo, hombre hecho Dios. Cardedal dice que elabora:
El Espíritu que encarnó el Verbo en el seno de María garantiza,
tras Ia ascensión, la posibilidad de acceso a la mediación perso- una teología de las relaciones del hombre con Dios, en la línea
nal del Hijo a través de la Iglesia. El Espíritu que ungió a Jesús de la relació n yo-ti, comprendiéndole como la realidad Perso-
en elJordán sigue ungiendo a los creyenres a través de los sacra-
nal suprema, a cuyo encuentro el hombre está destinado.
Frente a una concepción anterior del hombre como autono-
mentos. Hablar del encuentro entre hombre y Dios in genere,
mia, a{trmará que Dios no sólo es el fondo último del rescoldo
sin tener en cuenta estos elementos, debilita la entidad del even-
apagado de nuestro ser, sino el tú inapelable al que no se busca
to. Por consiguiente, sólo entendiendo la revelación de forma simplemente buceando en las aguas de nuestros fondos mari-
trinitaria, cristocéntrica y pneumatológica, y mediada eclesial y nos, sino respondiendo a su palabra, acogiendo sus imperativos,
sacramentalmente, puede definirse de forma cabal con la expre- realizando su presencia, tal como él nos la ha querido mostrar
sión:
"Dios nos sale al encuenrro". Y sólo comprendiendo la fe en la historia para que, a través de nuestra fe, la prolonguemos
en las mismas categorías, como parricipación por el Espíritu en en los demás. El tú de Dios frente al yo humano es la última
el encuentro de Cristo con el Padre, puede decirs e stricto sensw instancia constituyente, fundamentante en el origen y conclu-
que creer es corresponder al encuentro con Dios. yente en el término. Un tú frente al que, sin embargo, la reci-

Por supuesto, otros elementos podrían indicarse, pero 2s6 Cf.P. TIlucu, Dymanics of Faith, New York 1957.La referencia de
habiendo sido ya señalados en las conclusiones parciales, pare- Dull¡s puede verse en The Assurance of the Things Hoped for, 180.
ce redundante repetirlos aquí. Ténganse presentes, eso sl, cuan- 2s7 Cf. El encuentro con Dios, 1,53-164.
Jena 1928. LaNcpuEyER, en Der dialogische Personalismus..., 145-192,
258
do tras definir con la ayrda de Laín Entralgo la esencia del
vincula explícitamente a Brunner y Gogarten. En su opinón, ambos forma-
encuentro, tratemos de aplicar desde nuestra minerva tal catego- rían parte de la misma corriente, que puede ser denominada como «actualis-
ria ala teología fundamental. mo teológico".
IO4 PRIMERA PARTE r.A cATEGoRÍtz,Ncur,Nrao 105

procidad tendrá una medida propia, ya que en última instancia ,1,'linición de la fe que..consiste en prestar oído al Dios Pe{sg-
el hombre encuenrra a Dios-poiq.r"'.o, anterioridad Dios se , r,r l, y responderle por medio de la oración y de la entregarr265 .
deja encontrar y alefta al hombre para que le encuentre259.
\rr punto de partida es la creación y su conservación, que por
r,'¡lizarse en Cristo -esto es, de forma que el ..segundo paso,
.No es.posible tampoco obviar, dentro de la teologia dela (lrre supore el advenimiento de lagraciano ha de entenderse de
reforma, la obra de H. Ott, y en concrero el segundo íolrr*"r,
de Realidad y l,,rmaironológica, sino presente ya desde el inicio266-, impli-
fe, titulado precisame nte El Dios"personap6o. EÁ ( it en su seno una tendencia en las criaturas, y especialmente en
é1, a partir de las explícitás influencias de Heidegger y B"b;;,
hace. una apuesta deiidida por las categoríar p.rráiilír", l,rs espirituales, al encuentro con el Dios personal del que pro-
ir".r-
te a las sustancialistas para la exposicióá .rbri der misterio de la , cuyo parangón es precisamente, si bien de forma cuali-
"den,
Trinidad y del acto d.e fe261. cónceptos neramenre teológicos, r ¡tivamente inferior, la vinculación interhumala26T .
como el de perijo.resis o projimidaá, y orros más Que Dios salga al encuentro del hombre tiene, en opinión
-rrrrd"rror,
como el de sentido y tiempo, adquieren una nueva luz en lá ..le Semmelroth, su fundamento en la relacionalidad esencial del

perspectiva de autor que, pese a todo, se manifiesta excesiva_ Ser trinitari026S.De esta característica participa el ser humano
mente dependiente del existencialismo bultmaniano, y no rer_ ('n cuanto imagen y semejanza de Dios, por lo cual el otro,
mina de dar, a nuesrro juicio, el papel sustancial qrá rrdvenga o no, se hallaya inscrito en la estructura antropológi-
problemática corresponde a la cristoiogía262. "r, "rr, ca de iada individuo269. La obra tiene la yentalE- de articular la
Pasando ya al campo s2¡gljgo263, uno de los pioneros indis_ totalidad de los tratados teológicos en torno a una categoría, si
cutibles es o. semmelroth. En su libro Dios y holmbre al encuen- bien presenta la dificultad de que el tratamiento no es excesiva-
ment¿ riguroso. Se echa en falta un tratamiento mayor del
t1o. de los dogmas católicos264, óf...", tal como el
-Perspeaiaa
título indica, una pequeñá dogmática esrrucrurada en torno a la
categorla.que.aquí nor o.rpá. ya en el prólogo enconrramos 265 Ambas citas en Dios y bombre al encwentro,5. En la revelación como

una.descripción de la revelación «que pretendü ser el comien_ llamada al encuentro con Dios profundiza en las p. 34-45.
266 Cf. Dios y hombre al encuentro,24-27.
zo de un encuentro personal .rrtré Dt. y el hombre>), y una zt;7 CÍ. Diosy hombre al encuentro,23i.Lo que ya podemos experimentar
con cierta claridad en el encuentro entre una Persona humana y otra persona
zs9
humana, a saber, que, a causa de tal encuentro frente a frente, se desarrolia y
Jesús de Nazaret,62-63. florece una nueva iealidad, a veces bastante sensible: eso no es más que un des-
260 Orr, l{/irklichkeit und Glaube II. telio sumamente débil de la infinita espontaneidad y virtud creadora del
261 c{. wirklichkeit
und Glaube II, 13: .Denn der wirkliche Glaube ist encuentor entre Dios y el hombre, encuentro que se funda en la creaturidad
nach seinem eigenen selbstverstándnis weder blo8 ein Gedankeninhalt
,ro.h
- del ser humano. Dios crea en el comienzo el compañero de su encuentro. Y
bloB eine ethische Lebeshaltung, sondern vielmehr Argrg"ii;.,;.- no sólo lrr,avez, al comienzo del existir humano, de suerte que, luego, un
, ,,?, En un"a perspectiva ecu"ménica, pero esta ".,";"""" airBiiá-l.odoro,
habrra que relerir Ia ontología relacional presenrada
hombre ya existente pudiera presentarse como compañero de Dios a su
por J.D. Ztztoutrs misma altura. En cada instante, el hombre puede y debe encontrase con Dios
ser.eclesial. Persona, comunión, Iglesia, salimanca 2ooi y bomunión "Á
y orrrri- por medio de una decisión personal siempre nueva, Porque Dios se encuen-
dad. Perso.na e lglgsza, Salamanca 2009. Entre ,rr. ,r.rr,"¡r, destaca
tí i^¿ir^ i.a .ot él por medio de una incesante fundamentación del existir humano.
ción patrística y la destacada dimensión pneumático-eci"d.ügi., ¿ l;;;;
No hay "conservación" por parte de Dios, que no sea al mismo tiempo un
logra orrental, y aunque es.posible extraer importanres drtos=pam
nuestro estar creando siempre de nuevor.
tema, propiamente se vinculan más al ámbito de Ia antropol ogiiy laeclesio- 268 Cf. Dios y hombre al encuentro,4S'82.
logía que al de la reoloqía fundamental. 269 Cf . Dios y bombre al encuentro, TA; del existir
261 Aparte de
crant"o aquí digamos, siempre es interesanre comprobar en "La forma comunitaria
humano no es tan sólo el resultado de una pluralidad de individuos que se
estepunro la exposición de Aunrnr, Le probléme de I'acte ae
¿o+ tsarcelona 1959- foi, o6o-r'oi. congregan. Antes bien, determina al existir humano de una manera tan
intrlnséca como la inviolable individualidad del hombre singular".
IO(, PRIMERA PARTE LA CATEGORÍAENCUENTRO IO7

tema y, para lo que a nuestro ámbito afafie, una reflexión más (lomo puede comprobarse,hay varios elementos ya estudia-
detenida en las cuestiones de revelación y fe. rl,s er los-autores pricedentes. Por un lado, una comprensión
Quizá la obra más conocida de cuanias recurren al encuen- ,k' la revelación como «autodonación personal de Dios al hom-
tro como categoría clave sea la de E. Schillebeeckx en su famo- l,r'c en su palabra, I: por otro, la fe se entiende como una
so libro Cristo, sdcrdmento del encuentro con Dio?7a. Sin .,.rrrtodonac^ión personai del ho-bre a Dios, qtele habla,?7a.
embargo, se trara de una sacramentologia; ala que no es ajena, I)el mismo -oáo, hallamos un cristocentrismo explícito, fun-
ciertamente, una cristol o_giay una eclesiología; pero donde ape- ,l,rmento formal del acto creyentez7s. Todo ello se enraíza enla
nas se tratan elemenros de teología fundaméntal. por el .ortrr_ ,'scncia misma del creer, que consiste en <<conocer la tealidad a
rio, las obras.en que dicho autor aborda la disciplina que nos rr-avés del conocimiento que de ella tiene otra persona y que
ocupa, no hallamos una arriculación pormenorizada del con- l,sta comunica mediante su testimonío,,276. Por eso, "la fe es
.gp,9;.A?í, en el primer volumen de sus Aproximaciones teoló- ,'sencialmente participación en el conocimiento y en la con-
gi9as27l_, hay principios personalistas, pero el encwentro como t:iencia de otra pers oia>>277 . Precisamente aquí está el Punt-o en
tal no desempeña_ un papel destacado. io mismo puede decirse, cl que más insiste Alfaro: el dinamismo interhumano que lleva
'
a pesarde su título, del libro Encuentro personalis?x p¡rr272. . .i."r en el otro por el testimonio que éste da de sí mismo es
J. Alfaro alude en ocasiones al encueitro del hombre con el eplicable también a la fe teologal, ya que el credere Deum y.el
Señor, sobre todo en sus obras iniciales, si bien no parece cate- ,irdere in Dewm se apoyan en el autotestimonio del Creador
gorializar el concepto. Más bien da la impresión dá que senci- ¿nte el hombre religiósót el credere pro278.
llamente acepra en esre punro las aportaciones de óuardini, Por ello puede cliticar la reducción intelectualista de la fe,
Mouroux y Cirne-Lima, cuy^ -influencia no ocrrlta. rcdavía presét t. en el momento en que ve laluz Sacramentu?r7
Ciertamentg, h*y una definición de la fe que nos resulta de Mundi. La fe es formalmente ueer a Dios, con 1o que eso suPo-
sumo interés. Dice así: ne de conciencia de su presencia por acción de la gracia y de
La fe es un encuentro personal, en el que Dios abre al hombre relación establecida por obra del Espíritu279. 6 fin de cuentas'
el secrero de su divina conciencia y asi invita a la amistad, y el estamos hablando ante todo de un don divino, incomprensible
sin esta dimensión pneumatológica28o. Só1o iluminación
hombre enrra en la intimidad divina. La fe es comunión de íida "la
del hombre con Dios. Este encuentro personal y esta comunión
vital del hombre con Dios, qr. ré revela, tiene lugar en 224 Ambas citas en "FelNaturaleza de la fe", ll2-
¿rir¡o273. 275 Cf. «Fe/Motivo de Ia fe", SM l[l, \25'L29, L25.
276 ..psl§¿1¿¡ aleza de la fe", 171-112.
2zz .psl§¿¡u¡aleza de la fe,, 1.12. CÍ. Fid.es, spes, caritas, 100: "Credens,
270 San Sebasti án 1965. qua credens, non cognoscit intelligendo per se ipsum internam rei veritatem;
théologiques l. Réoélation et théologie, Bruxelles-paris 1965.
l'_l !W*rn, ágnoscit illam peicognitionem, quam de re habet- altera persona. Fidei
Begegnung mit Gott. Eine Antuori an Jobn A.T. Robinson,
_- .2/2 l3r.sonale esslentiale est habire co[nitionem, quam alia Persona habet, tamquam medi-
Mainz 1964.
um cognitionis".
2/3 Alr¡«o, *FelNaturaleza fe,, ll2-113. Textos similares pueden
de la 278 Cf. Fides, spes, caritas,99-107.
verse en ese mismo artículo, por ejemplo en la p. 106: .La fe es tan .áb..r,r- zzt q¡. ,,pr¡¡¡iotivo de la fe", 127-128: teológica que limita
tural como la revelación misma y ambas constiiuyen el misterio del encrre.r- "La opinión
el acto de fe a la afirmación del contenido de la revelación (esta opinión ha
tro de Dios con el hombre en Cristo._y ,r, ,pírt., editados ad usum pri_
"r, sibi mutuo sido y es mantenida por los teólogos que niegan la función iluminante de la
z¡atum: <<rn revelatione-fide Deus et homo occurrunt dárt, gracia), despoja el acto de fe de su aspeito formal (porel qrre la fe.es.fe: creer
inimites huius mutuae personalis autodonationis inchoat situationem "t á O;o.;, , rrbár, de la relación personal del creyente al Dios que le habla".
novam inter Deum et hominem, quae solum potest provenire ex gratia Dei 280 Cf. <<FelNarrraleza de la fe", Ll3-117, y Fidu, spes' caritas,212-280,
et tendit ad unionem inmediatem in visione. gldrr,
Err, caritas, ló2). 322-333.
l()¡i PRIMERA PARTE LA CATEGORÍI. INCUT¡'¡TAO 109

,rl('r'rf it rlc la gracia capacitaal hombre para trascender su modo r rs,rnlerte que el concepto de relación es anterior al de sustan-
.,rtr¡rrl de conocer y erñrar en contacto con el Tú trascenden- , t,t, exttalendo de allí algunas conclusiones para la teología
l. De hecho, la'nattraleza f r¡rrclamental. La obra de R. Layatori, Dios y bombre. Un
r r',,2fJ misma de la revelació; ;;ú" ;;;
contacto personal282. t ttruentro de salvación2\7, no tiene el mismo valor que los ante-
Si, porlo_tanto, el acto creyente es inicio de una amistad, se r iores, en tanto que, en nuestra opinión, no aporta grandes
entiende su dimensión escatológica. En efecto, .,este encuentro ,,,,vedades al debate; pero tiene la incuestionable ventaja de ser
en la intim,idad personal entre óior y el homúre, implicado en ,rr manual estructurado a partir de la categoría encuentro.
la reve.laciórr.y la fe, aspira a alcanzár su plenitud .n la unión liiándose sólo del título parecería que esa es también la inten-
inmediata"283, p_osible únicamente en la plenitrd de los tiem_ , ir'rn de V. Boublík en Encuentro con gr¡t¡o288. Sin embargo
qo:',4. Aparte- de esro, las resrantes indiáciones personalistas nos movemos aquí en parámetros muy clásicos, sin que se per-
del autor se refieren principalmenre a la indicación ,rrr."rrd".r- , iba influencia personalista alguna detrás de sus planteamien-
te que conlleva la dinámica propia de las relaciones inrerperso- tos. De hecho, el propio autor reconoce que las únicas noveda-
nales, pero sin volver a insiitii o profundizar en los ..les de su obra se refieren al acceso al Jesús histórico y su misión
expuestos285. "ri..ro, nresiánica, y al intento de responder al principal problema
- También. es oporrun^o recordar que p. Knauer presenra en
La fe aiene de la escucha286, una ontálogía relacional en la pre_
humano, llue es, dice, el de la muerte. En este mismo sentido,
y sin negar sus incuestionables méritos en otro orden, decep-
ciona un poco la dogmática de F.J. van Beeck, Dios encontra-
281
"FelMotivo de la fe,, 128. do2S9.En el volumen II/t, el dedicado a la teología fundamen-
9f. J. ArraRo, .Persona y {^c1 ", en Gregorianum (1960),5-29, LL:
.I_a 'Y
divina revel¿ción, .ry, ,*ptá.ún libre es l, fi., .u ,rp".,o -á, p.o_
tal, apenas consagra al tema las p.295-316. Bien es verdad que
pro una actitud personal de Dios: "n en la actitud lo hace a guisa de introducción de los tratados que desarrollará
es D,eus loquens, Dios pJrso-
nal de acercarse al hombre, para entablar cán él'la reración .r"n.irÁ."á en los siguientes tomos. En cualquier caso, no ofrece noveda-
personal de la palabra [...] Lirevelación tiene ún c^rácrer r""¿r-.",rJÁ."- des significativas29o.
te personal y gratuito,. A. Jiménez Ortiz, en su citado artículo del Diccionario espa-
283
"FelNaturaleza de \a f.e,, 123.
284 Cf. ..Fe/Naluraleza ñol de teologíafundamental, hace referencia a R. Latourelle y de
de l¿ [e-, 124:
"El creyenre marcha en el tiemoo H. Fries. No vemos demasiados motivos para introducir en
como peregrino de la eternidad, es decir, .r,
-r..h, hacia el
ei Señor". "n.u.nr.o.ár, nuestro elenco al canadiense, pues en Teología de la revela'
28s
La concepción que Alfaro maneja de la vincuración interpersonar, ción297, único libro al que se hace referencia, apenas se dedican
presupuesto antropológico_imprescindible para la plena .o-p..rrrió.,
d" ,,
prop_uesta' puede verse en De li cuestión del^hombre-a la cuestiin de Dios,2li-
I amentablemenre, sólo en sus rres últimas páginas alude a la relación del
238. 287 Dio e I'uomo. [Jn incontro di saloezza. Riztelazione e fede, Bologna
hombre con Dios, como -el fundamento últiáo"y absorutamente ;.il;- 1985.
dente de las relaciones interpersonales», que .rro p*"de ser sino ,";;;;;; ln¡6v¡¡v'6 con Cristo. Credibilitá della religione cristiana, Roma 1968.
288
común y trascendente" @- 2i6). Algo simirar ..r..á" .o, nr"rt"r¡¿i ,r¡ri¡r- 289 God Encountered. A Contemporany Catholic Systematic Tbeologt, 4
na'.le y teología. salamanca 1985, donde al establecer ros fundamentos vols., San Francisco 1988-1995.
antro-
pológicos.que permiten la acogida de la revelación (p. l3-6a) .*;;;;;i;i. Merece Ia pena, en cualquier caso, llamar la atención sobre el título
290
relacionalidad humana: con el mundo, con los o,.o. j, .on lr'hirtá.i, (r.in, de la obra, que supone un cambio radical respecto a Io estudiado en la mayo-
dedicando_alsegundo aspecto -el vinculado con nuesrro t"*r_ rp"nJr ri.i" ría de los autores. En efecto, para ellos lo esencial no es que Dios sea encon-
pagrnas (31-38), y sin profundizar enlareferencia a Dios como .rn elemento trado por el hombre -God encountered-, sino que el hombre es encontrado
constituivo de la relacionalidad humana. por Dios. La primera perspectiva nos parece fundamental, y por eso, se torna
286 Der Glaube un tanto difícil de explicar el título elegido por van Beeck para su obra.
kommt ,on Hóren. óhumenische Funtlamentahheologie,
Freiburg i.B. 19916. 2et Cf . 1^ referencia completa supra, 49 , n. 103.
I II , PRIMERA PARTE r.R c¡.trcoRÍAENCUENTRo 11.1"

r u,rrr{) l).illiuas ¿l
¡¿s2.292. Respecto al alemán, el propio ,('\; no excluyendo, sino incluyendo en é1, la dimensión rela-
f rrrrtlrrcz. ortiz
presenta dos estudios en los que insiste." q"" y orientándolo así en la perspectiva de la salvación
, , rnrl2981
rrna de sus claves de comprensión de la fe ei precisamente el ,1,'l hombre, categoria esta última que es la verdaderamente
encuentro293. Los principales datos de ,, p"rrrrii.nto al respec_ rlt'tcrminante de una obra que, por otro lado y sorprendente-
to r9.n expuestos y comentados en esas obras, y no tenemos n)('nte, no aborda directamente la cuestión de la fe.
detalles significativos que añadir. Básicamenre, se mueve en las En todo caso, si algo se advierte tras esta ojeadaun poco más
coordenadas ya expuestas, dejando sentir en sus propuestas la .rrnplia que acabamos de realizar es que los principales avances
influencia de Guardini. No en vano es a él a quien'dedica el ,'n la investigaciín sobre el tema han sido los realizados por los
principal volumen en que trata el rcma, Creeiy sabe*ga. La ,rutores estudiados anteriormente. Los demás, en uno u otro
intuición más destacada es, una vez más,la necesidad de tomar srado, dependen de sus aportaciones y manifiestan los mismos
c.ategorías personalistas como una recuperación de la especifici- problemas de fondo299. Siendo esto así, podemos acometer
dad del acto creyente frente la intelectualidad con qrreia sido
presentada en el pasado295. 2eB Cf . Den Glauben oerantu)orten,74: nAbsolutheit ist hier gerade nicht als

Unabhángigsein und Unabhángigblein gedacht, Unbedingtheit nicht als ges-


J. \X/erbick, por su parre, en su manu al Ser responsables de la
^" chlossene Selbstreferentialitát, sondern als iene unbedingte -will hei8en nicht
l3"o,_presenra una concepción de la religión como relación del von einem anderen hervorgerunfene- Beziehungswilligkeit und Beziehung
hombre con Dios como la clave para ,irp"r* la funcionaliza- tritt, durch diese Beziehung konstituert und in eine Zukunfts-Offenheit der
ción que de la fe se ha hecho a partir dá la Ilustra ciórL2s7. Se Beziehung hineinruft, die alle Pseudo-Absolutheiten und fa.lschen Endgültigkei-
trata de recuperar el Absoluto précisamenre en su condición de ten heilsam relativien,. También p. 159: "Der gegebensein des Absoluten
wird denkbar und ist nur denkbar als des Sich-Geben des Absoluten, norim
tal, contraponiendo esre concepto al falso de las absolutizacio- das Absolute bzv¡. der Absolute sich -in der Liebe, die er ist- dezn entschlie8t
und aufschlie8t, sich als verheiBungsvolle Aufgebe begreifen zu kónnen".
299 Veamos aún otro ejemplo, en que se manifiesta explícitamente nues-
2e2 Cl. Teologtla de la reoelación,41.4-41g. tra opinión. V. ot Prato, All'inconto con Dio. In dialogo con la teologia di
2el
c[. A. J'taÉNrz onrrz, "La teología fundamentar como teoloeía del Hani W'aldenfels, Roma 2006, pretende que la del encuentro es también una
encuentro enrre la revelación y el hombre", en Estudios Eclesiástícos 6l
categoría clave para entender la propuesta del autor alemán. Más allá de lo
(1986), 3 21, y Teologta
fundamintal. La reoelación y la fe en Uii".ii i¡ri, acertado o erróneo de tal afirmación, el hecho es que recoge una crítica
salamanca 1988 (cf. especialmente las p. 339-353.+li¡.É" el mismo ,.ntido
aguda de Pannenberg, en la misma dirección que aquí exponemos. Dice así
lrf q,r. ver_el.volumen que dedicaronl Fries algunos compañeros: Aa.Vv., (p. 68-69): .Pannenberg, peró, osserva come, a suo Parere, nell'opera di
!39.r51"g. Beitrrige zu einer Hermeneutih da úáologiscben'Gespráchs, Crazl §íaldenfels "manchi un'analisi critica" del concetto di Begegnwng (incontro),
§lien-Koln 1972.
affinché si possa affermare che esso é adatto a esprimer la realt) della
, ^ .:ro
j. y sabey. Vía1 pam una solución del problema, Madrid
Fzua,s,. Creer
Rivelazione. Tale analisi dovrebbe chiarire, in effetti, che cosa in piü dice il
1963. En su clásica obra Te.olo-gía fuidamental apenas ded'ica las p.'2aii al concetto d'incontro rispetto a quello di accadimento/evento (Vi"derfahrnis)
problema, afirmando que
"la fé eiprimordialmente un acro d. en..,er,t.o y [...] D'altro canto -qui sta la difficoltá principale secondo Pannenberg- il
de.conlranza, que abarca inteligencia, voluntad y sentimiento en su unidaá con il concetto
originaria" (p. 25).En cualquiÁr caso, es interes"rrte que acuda ñJ;;;
concetto di "incontro" sembra condividere di
accadimento/evento I'aspetto momentaneo e quasi puntale. Per questo
com-o-un autor que puede iluminar la cuestión. " diventa difficile esprimere attraverso il concetto di "incontro" il rapporto tra
2'5 A pesar de lo dicho,
. debemos señalar que imponantes estudios sobre
el au[or, como el de G. Tr3enmR Anras, Reielaciói v relipión en la teoropía
la manifestazione di Dio e il "processo della storia di Dio" con il suo popo-
1o e l'umanit). Se, dunque, Ia Rivelazione di Dio implica qualcosa di piü che
antropológica de Heinrich Fries. (Jn pensamiento católico ál ,nrurnrro ir'io
modemidad, Madrid 1996, mencionin el encuentro, pero no lo p..;;.;
il singolo evendente del concetto di Rivelazione". Di conseguenza la
Rivelazione, attuandosi attraverso awenimento con "carattere di incontro"
como una de las caregorías principales para su comprásión. (e non anche attraverso altri accadimenti?), non puó esprimersi pienamente
2eo Ya hemos hablado
de é1, úpra,'S}, n. ZZg. ' attraverso questo concetto. Le critiche mosse da Pannenberg furono mitiga-
2e7 Cf. Den Glauben
oerantleorten,3-lgl. te nel corso degli anni e ridotte, alla {ine, al tema delle "diverse forme di espe-
tt2 PRIMERA PARTE

nuestra tarea suponiendo como universalmente válidas las con-


clusiones generales extraídas anteriormente.

rienza di Rivelazione"". En realidad, y como mostraremos a lo largo de esta


y en especial de su tercera parte, la segunda crítica de Pannenberg está
tesis,
en relación directa con Ia primera. Efectivamente, el encuenrro en sí és r.rn
acto puntual; pero en su propia dinámica, como mosrrará Laín, reclama la
reactralizaciín conrinua mediante diversos encuentros, so pena que el fin
último de tal evento -que es, en grado sumo, el establecimiento de un amor
constante- no pueda cumplirse por la insuficiencia personal que suele afecta
a un unlco contacto.

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