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¿A más formación
más cualificación?", Miguelez-Prieto, etc. 1999.
“La cuestión estriba en analizar si en una situación en la que se produce una
oferta abundante de mano de obra formada, como es la actual, es de esperar un
comportamiento por parte de la demanda de continuar valorando la formación como
elemento clave para la selección de personal y para la competitividad de las
organizaciones [el autor, da por supuesto, que de la generalización de éste
comportamiento se deduciría directamente una mejora de las posibilidades de inserción,
permanencia y promoción de los trabajadores formados] o si aparecen nuevas variables
a tener en cuenta. Puede parecer extraño plantearse esta cuestión en estos momentos en
los que, especialmente en España, se asiste a un “boom” importante de la formación y a
una toma de conciencia tanto de las personas como de las empresas de la necesidad de
invertir en formación. Se intentará explicar este aparente contrasentido y aportar algunas
reflexiones sobre la compatibilidad de un momento de auge de la formación con la
necesidad de innovar los conceptos analíticos para interpretar los cambios que están
ocurriendo en el mercado de trabajo en relación a la cualificación y la formación.”
[Homs, 1999: 168]
1
los jóvenes con niveles medios y superiores de educación al empleo está generando una
fuerte crispación entre los colectivos con más edad y con un nivel mucho más bajo de
educación. (...) El fuerte contraste entre las generaciones extremas del mercado de
trabajo está generando una fuerte presión en contra de las generaciones de mayor edad
por su aparente menor productividad (...). Los debates en torno a los tipos de
contratación y al coste del despido están relacionados con esta cuestión. La
incorporación de las nuevas generaciones con mejores niveles de educación también se
está constituyendo como uno de los factores más importantes para presionar hacia el
cambio y la modernización de la organización del trabajo (...) en la dirección de las
experiencias de trabajo en equipo, enriquecimiento de tareas, reducción de los niveles
jerárquicos, estrategias de calidad, polivalencia, etc. Al mantenerse un número
elevado de puestos de trabajo descualificados, que no permiten el desarrollo de las
cualificaciones académicas adquiridas a través de la formación, resulta tanto una
frustración para los que las han adquirido, como una falta de aliciente para
completar sus estudios para aquellos jóvenes que aún no las han adquirido. (...) A
medida que toda una generación adquiere una educación secundaria se constata en todos
los países de nuestro entorno una fuerte presión para que un número cada vez más
numeroso de jóvenes accedan a los estudios superiores y universitarios. En cambio, en
la mayoría de los países aumentan las restricciones para acceder a la universidad (...). La
abundancia de titulados medios y superiores en el mercado de trabajo presiona hacia
abajo sus condiciones de inserción (...). Esta misma abundancia de titulados ha sido uno
de los factores más importantes para favorecer el cambio de actitud de los empleadores
hacia la exigencia de una cualificación certificada por títulos académicos en las políticas
de contratación de nuevo personal (...). Paradójicamente la abundancia de titulados
también está influyendo en una valoración creciente de las competencias personales y
de la experiencia profesional como criterios dominantes en los procesos de selección de
personal.” [Homs, 1999: 182-183]
2
como la capacidad genérica de los individuos de movilizar sus capacidades adquiridas o
no a través de la formación para la resolución de los requerimientos profesionales. Esta
oposición se basa en la constatación de que no siempre los individuos formados están
capacitados o están disponibles para movilizar sus conocimientos para la resolución de
los problemas que plantea su vida profesional. Es decir, que no siempre la persona más
formada es la persona más competente.” [Homs, 1999: 185-186]