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Los medios y los estereotipos

Según la Real Academia de la Lengua Española un estereotipo es “una imagen o una idea
aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable”.

Nosotros mismos estamos estereotipando cuando tachamos a un judío o un catalán como


avaros, a un andaluz como torero y gandul, a un hombre “futbolero”, a un vasco por ser un
bestia, a un gitano por ladrón, a una mujer por “maruja”… y muchos más que damos por
válidos, ya que los estereotipos, son un conjunto de ideas colectivas que hemos obtenido a
partir de unos patrones culturales ya establecidos, y que por lo tanto, nos son habituales para
describir a un determinado grupo.

Conversaciones en casa, chistes, artículos, opiniones de amigos que saben de todo...… por
todos estos medios adquirimos desde pequeños unos estereotipos, pero hay muchos,- y no
siempre inofensivos- que son difundidos por los medios de comunicación, que con el poder
que tienen actualmente, contribuyen a deformar la realidad, a imponer su visión y a veces a
extender la cultura del miedo. Un ejemplo claro lo encontramos en el tema religioso:
¿Musulmán = terrorista?

El lenguaje, tanto el oral como el escrito, es una herramienta fundamental para la transmisión
y adquisición de valores, por eso su uso ha de ser responsable y consciente.

El objetivo de los medios de comunicación cuando nacieron era informar y comunicar, pero
ahora vivimos en la era de las comunicaciones, en la que hay un frenético y continuo
intercambio de información, en la que a menudo los medios se han desviado, alejándose de
sus objetivos iniciales, y convirtiéndose en elementos que pueden manipular a toda una
sociedad.

En un post anterior, ya hicimos alusión a las palabras de Noam Chomsky en su conferencia de


Barcelona, en la que no dudó de señalar la parte de culpa que tenían algunos medios de
renombre internacional en esta deshumanización y falta de moral en que se encuentra
inmersa gran parte de la sociedad actual.

No podemos negar que los medios de comunicación tienen un rol muy importante a la hora de
enriquecer a la sociedad (nos informan, nos unen, sacian nuestra curiosidad)…pero
precisamente por su importancia y omnipresencia pueden llegar a ser una arma de
manipulación masiva, y acabar dominando y dirigiendo nuestras formas de pensar y/o de
actuar.

Los medios de comunicación crean y también transmiten estereotipos. El ejemplo más claro lo
hallamos en el mundo de la publicidad, está repleto: El hombre es deportista, trabaja mucho,
conduce, gana dinero, ha triunfado en la vida. La mujer es esposa y madre ideal, con una figura
estilizada, limpia, joven y activa, comprensiva … Aunque esto poco a poco ha ido cambiando
(actualmente encontramos a hombres que ponen lavadoras o mujeres que conducen o que
llevan una vida laboral muy activa), este estereotipo, por ejemplo, aún lleva a muchas mujeres
a sentirse mal por sus kilos de más, por su vida gris, con unos niños y una casa que no son
ideales. O mirado desde la otra perspectiva, a que los hombres valoren a las mujeres según
estos estereotipos presentados por los medios… (por no hablar de los adolescentes o jóvenes,
todos guapísimos, sin rastro de acné, sin problemas, con ropas, cuerpos y vidas envidiables…)

Sirva la publicidad como ejemplo extrapolable para entender el poder que pueden tener
algunos medios de comunicación para hacernos llegar opiniones estereotipadas, desenfocadas
y condicionantes sobre conflictos bélicos, la inmigración, campañas políticas, acciones
corruptas, candidatos, etc. Es aquí donde depende de nosotros mismos marcar una línea que
sirva de límite y no dejarnos llevar por lo que los medios nos muestran. Hemos de ser críticos,
abrir la mente, contrastar informaciones y forjarnos nuestra propia opinión. Hemos de intentar
ver más allá de lo que nos ofrecen, para tener una visión más amplia y justa de la realidad
social. Hemos de huir de los estereotipos que nos hacen creer que la opinión más sentida o
generalizada es la correcta, porque no olvidemos que los estereotipos son imágenes muy
simplificadas, construidas sobre escasos elementos y, con frecuencia, sin un conocimiento
exhaustivo del tema.

En los medios encontramos diferentes tipos de estereotipos; estos son los más frecuentes:

-Estereotipos de género (niño o niña)

-Estereotipos de la mujer

-Estereotipos del hombre

-Estereotipos étnicos y religiosos

-Estereotipos socio económicos y laborales

¿Qué son los estereotipos? Los estereotipos son parte de una forma de pensamiento que
naturaliza la realidad y niega lo que aún no fue representado por los discursos dominantes. Es
un modo de pensamiento que elimina sistemáticamente la crítica y la autorreflexión sobre lo
que dice o piensa una sociedad. El estereotipo da seguridad: facilita la clasificación y elimina
cualquier tipo de problematización que atente contra la supuesta “armonía” de la sociedad. Es
una forma simplificada de clasificar a la gente y a las cosas. Generalmente se trata de asociar
una característica, a un grupo de personas. El estereotipo también es una herramienta de
control. Una palabra logra “capturar” a un grupo social y encerrarlo en un significante:
“adolescentes vagos”, “huelguistas salvajes”, “mujeres fáciles”, son modos de controlar el fluir
de la significación y darle un sentido. ¿Es posible no estereotipar? La búsqueda de un
pensamiento no estereotipante, que es aquél que nace de cierta sensación de incomodidad
ante lo que sucede en la experiencia cotidiana, en la cultura, en el mundo. Una forma de
pensamiento no estereotípica, es parte de una forma de ver el mundo que implica una
exasperada conciencia de lo que es y lo que podría ser, de aquello que aceptamos entre
nosotros como la “verdad” o la “realidad” y de eso que aún no nace, de las múltiples formas de
vida que se oponen a las dominantes y aún no tienen lugar. Una sensación de incomodidad
que podría permitirnos escuchar más y más una frase interesante para empezar a des-
esterotipar: El Otro soy yo!

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