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Tema 10 – El desarrollo en la

edad de la educación
secundaria ( I ) :
adolescencia y juventud.
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Cambios que acompañan a la pubertad. Implicaciones educativas.

ESQUEMA DEL TEMA 10:

1. INTRODUCCION.

2. CARACTERÍSTICAS DEL DESARROLLO EN LA EDAD DE LA EDU­


CACIÓN SECUNDARIA:

2.1. La psicología evolutiva : contenidos y objetivos

2.2. Concepto de desarrollo..

2.3. Modelos y enfoques conceptuales del desarrollo : tradicional,


mecanicista, organicista y contextual­metodológico.

2.4. Elementos básicos para la conceptualización del desarrollo.

3. EL DESARROLLO EN LA EDAD SECUNDARIA (I) : ADOLESCENCIA Y


JUVENTUD:

3.1 Diferencia entre adolescencia y juventud.

3.2 La adolescencia cómo fenómeno reciente.

3.3 Adolescencia : ¿ Tormenta y drama ?

3.4 ¿ Continuidad o discontinuidad ?

4. CAMBIOS QUE ACOMPAÑAN A LA PUBERTAD :


4.1 Cambios físicos de la pubertad y sus consecuencias psicológicas.

4.2 Desarrollo de la personalidad en la adolescencia.

4.2.1 Edad de transición .

4.2.2 Identidad personal .

4.2.3 El concepto de sí mismo.

4.2.4 Comportamientos de transición : La conducta sexual.

4.3 Relaciones sociales en la adolescencia:

4.3.1 Independencia y adaptación adolescente.

A) Emancipación familiar .

B) El grupo de los compañeros.

C) Conflicto y adaptación.

4.3.2 Los valores en la adolescencia

4.4 Desarrollo cognitivo en la adolescencia

5. IMPLICACIONES EDUCATIVAS.

6. BIBLIOGRAFIA:

1.INTRODUCCIÓN.

2.CARACTERISTICAS GENERALES EN EL DESARROLLO DE LA


EDUCACIÓN SECUNDARIA.

2.1 LA PSICOLOGÍA EVOLUTIVA.

La psicología evolutiva es la parte de la psicología que se ocupa del


estudio de los procesos de cambio psicológico que ocurren a lo largo
de la vida. Tales cambios, se deben a tres grandes factores:

– La etapa de la vida en la que la persona se encuentre.

– Las circunstancias culturales y

– Las experiencias individuales.


Los psicólogos evolutivos, aceptan que el sujeto de estudio es la vida
entera y los procesos de cambio psicológico que en ella ocurren. Así lo
recoge DE MAUSE (1984).

Por otra parte, dentro de la psicología evolutiva podemos diferenciar


dos grandes modelos a lo largo de la historia:

– Los modelos mecanicistas, que se sitúan en la tradición del empi­


rismo (Hume, Locke…). Según estos modelos, la historia de la psicolo­
gía de una persona es la suma de sus aprendizajes, es decir, lo impor­
tante es aquello que viene desde fuera.

– Los modelos organicistas, ponen el énfasis en procesos internos


del individuo, por encima de los estímulos externos. Explican el desa­
rrollo psicológico, definiendo una cierta necesidad que hace que en el
desarrollo pasen todas las personas por unos determinados estadios.
Tales estadios, constituyen auténticos universales evolutivos de nues­
tra especie. El principal representante de este tipo de teoría es Piaget.
También debemos mencionar aquí las aportaciones que realizan Mar­
chesi, Palacios y Carretero (2003); Coll (1999).

A finales de la década de los setenta, hay un grupo de estudiosos que


formulando una propuesta conocida con el nombre de “Modelo del
ciclo vital “ o Life­span”. Ellos, hacen una crítica reseñando que los
modelos anteriores olvidan los procesos de cambio psicológico a lo
largo de toda la vida del sujeto, ya que se centran sólo en sus prime­
ras edades. Otro aspecto que critican es la idea del desarrollo visto
como un proceso orientado hacía una meta universal (Baltes, 1999).

Actualmente, la psicología evolutiva contiene muchos enfoques y


perspectivas: la ecológica, la evolutiva, la cognitivo, la del procesa­
miento de la información, así como una aproximación histórico cultu­
ral y otra contextual, no centrándose sólo en un aspecto.

2.2 CONCEPTO DE DESARROLLO. LA OPTIMIZACIÓN DEL DESARRO­


LLO.

Podemos entender por desarrollo, aquellos cambios que se producen


en un individuo por causa de factores ambientales y de la madura­
ción, con el fin de adaptarse al medio (social, cognitivo, motor…),
(vayer, Schinca…).
En todo proceso evolutivo, las posibilidades que ofrece el genotipo, se
pueden optimizar a través de la interacción con el entorno. La optimi­
zación del desarrollo sé esta convirtiendo en un objetivo central para
la psicología evolutiva.

Los programas de intervención constituyen la aplicación de unos


conocimientos que se poseen sobre una conducta concreta y parte
tanto de hipótesis teóricas como de unos programas de acción.

Existen diferentes tipos de intervención: intervención primaria o pre­


ventiva (para referirse a la prevención de posibles trastornos o altera­
ciones en el desarrollo); intervención correctiva (en la que se parte de
la existencia de algún tipo de trastorno o alteración para corregirlo o
impedir su evolución); intervención enriquecedora (tiene como obje­
tivo, la potenciación del individuo a su máximo nivel de desarrollo).

Lo que resulta más difícil es determinar aquello que se entiende por el


nivel máximo desarrollo, aquel que se pretende potenciar en una
intervención enriquecedora.

Cuando se intenta optimizar el desarrollo, hay que tener presente el


contexto en el que el sujeto se desenvuelve, así como las característi­
cas

individuales que posee.

2.3 MODELOS Y ENFOQUES CONCEPTUALES DEL DESARROLLO.

La explicación del desarrollo mediante modelos.

Tradicionalmente, el concepto de desarrollo se definía como el cambio


conductual que se produce en el transcurso del tiempo. Este enfoque,
responde a un modelo de corte biológico pero hoy en día se han des­
cubierto otras facetas y áreas, especialmente del desarrollo cognitivo
y social, que hacen inapropiada la anterior concepción. Surgen así
como alternativas otros modelos y teorías que aportan concepciones
más amplias sobre los procesos de cambio.

Modelos mecanicistas.

La metáfora básica para su explicación del mundo es “ la máquina “.


Esta máquina, cuenta con un número determinado de piezas, de
manera que todos los fenómenos tienen una causa eficiente. Este
modelo se basa en el empirismo inglés y en todas las teorías que tie­
nen cómo base el esquema “estímulo/respuesta “ (como podrían ser
las teorías conductistas de Skinner).

El organismo para ellos no desempeña un papel activo en la construc­


ción de la realidad. Es por ello que explican el comportamiento
humano básicamente por motivos externos al sujeto. Los estímulos
físicos y el ambiente externo desempeñan por lo tanto un papel pre­
ponderante en la configuración de la conducta.

Modelos organicistas.

En vez de estudiar las partes componentes, estudian los principios


por los cuales se organizan las diferentes partes. Afirman que en el
conocimiento del mundo exterior, participa tanto la percepción del
individuo como aquellas cualidades reales del entorno que lo rodea.

El hombre es representado como un sistema organizado que va cam­


biando en las diferentes etapas por las que pasa en su evolución. Por
lo tanto, el cambio evolutivo será básicamente un cambio estructural.
Los individuos van pasando por diferentes etapas o momentos evolu­
tivos, que presentan una organización según la cuál los logros para
pasar de una etapa a otra se basan en un dominio de la etapa anterior.

Conciben el desarrollo como una serie de cambios en los que una sola
dirección, irreversibles y orientados hacía un estado final o de domi­
nio total.

Modelo contextual dialéctico.

Este modelo concibe al individuo como un todo organizado en un con­


tinuo cambio, por eso lo estudia en su forma concreta y actual.
Defiende que lo real es el desequilibrio y la inestabilidad.

En este modelo se parte de que los individuos cambian en un contexto


cultural. Esto supone que el estudio evolutivo debe considerar tanto a
la persona como la sociedad en la que vive.
El nivel de desarrollo alcanzado nunca es un punto estable sino un
amplio y flexible intervalo. Las teorías del “ciclo vital” comparten los
principios básicos de este modelo.

2.4 ELEMENTOS BÁSICOS PARA LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL DESA­


RROLLO.

Al intentar determinar los factores responsables del desarrollo evolu­


tivo, se plantea el problema sobre el origen de los mismos: herencia
genética o ambiente.

La herencia se refiere a las características que el genotipo aporta a


cada uno de los individuos. El ambiente, consiste en la suma total de
estímulos que recibe ese individuo a lo largo de toda su vida. En la
actualidad están superadas las posiciones excluyentes. Lo imperante
es la teoría interacionista, la cual se centra en preguntarse cómo
influyen en cada caso concreto ambos factores, es decir, cómo influ­
yen a cada grupo y a cada individuo concreto.

3. EL DESARROLLO EN LA EDAD SECUNDARIA: ADOLESCENCIA Y


JUVENTUD:

3.1 DIFERENCIA ENTRE ADOLESCENCIA Y JUVENTUD.

La diferencia entre ambos conceptos cada vez está teniendo más acep­
tación, aunque actualmente se considere a la adolescencia como un
proceso pero no como un estado. No es lo mismo hablar de la adoles­
cencia temprana, entre los 11 y 14 años aproximadamente, que el
periodo entre los 15 y 20 años, que cada vez más, se denomina con el
término juventud.

Es evidente que cada uno de estos dos amplios períodos, si bien


poseen características en común, también hemos de reconocer que
existen grandes diferencias entre ellos. Por ejemplo el joven de 18
años no sólo posee capacidad cognitiva claramente mayor que el de
13, sino que se enfrenta con una serie de problemas psicológicos y
sociales cuya solución implica determinantes diferentes a los que
habría que tomar en otros momentos de éste largo periodo llamado
adolescencia.
Coleman (2000) en su teoría focal nos explica que los conflictos o cri­
sis por las que pasa el adolescente no se presentan de manera simul­
tánea sino sucesiva y de manera variable en cada individuo o grupo de
individuos.

Esta distinción cronológica también ha quedado reflejada en el art. III


(de la educación secundaria) de la LOCE. Hemos de reconocer que nos
vemos obligados a admitir, la adolescencia como un fenómeno esen­
cialmente marcado por la cultura y por la historia. La mayor parte de
las descripciones de la adolescencia valen sólo para los adolescentes
de nuestro tiempo y de nuestra sociedad. Tanto es así que cabe
incluso la conjetura que la adolescencia es un fenómeno psicosocial
típico, aunque no exclusivamente de

Occidente y naturalmente lo mismo diríamos de la etapa de la juven­


tud.

Por todo lo anterior llamamos PUBERTAD: al conjunto de cambios


físicos que a lo largo de la segunda década de la vida transforman el
cuerpo infantil en cuerpo adulto con capacidad para la reproducción.
Llamamos ADOLESCENCIA: a un período psicosociológico que se pro­
longa varios años y que se caracteriza por la transición entre la infan­
cia y la adultez. Como es obvio la pubertad es un fenómeno universal
para todos los miembros de nuestra especie, como hecho biológico
que es y como momento de la mayor importancia en nuestro calenda­
rio madurativo común. La adolescencia, por su parte, es un hecho psi­
cosociológico no necesariamente universal y que no necesariamente
adopta en todas las culturas el patrón de características que adopta en
la nuestra, en la que además se ha dado una importante variación his­
tórica que a lo largo de nuestro siglo ha ido configurando la adoles­
cencia que nosotros conocemos.

3.2 LA ADOLESCENCIA COMO FENÓMENO RECIENTE:

Por adolescencia solemos entender la etapa que se extiende, grosso


modo, desde los 12­13 años hasta aproximadamente el final de la
segunda década de la vida. Se trata de una etapa de transición en la
que ya no se es niño, pero en la que aún no se tiene el status de
adulto. Es lo que Erikson (1968) denominó una “moratoria social”, un
compás de espera que la sociedad da a sus miembros jóvenes mientras
se preparan para ejercer los roles adultos.

Sin embargo, la adolescencia tal y como nosotros la conocemos en


occidente a finales del siglo XX, es, hasta cierto punto, un producto de
nuestro siglo. Muchos chicos y chicas occidentales a los que conside­
ramos adolescentes pueden caracterizarse por estar aún en al sistema
escolar o en algún otro contexto de aprendizaje profesional o a la
busca de un empleo estable; por estar aún dependiendo de sus padres
y viviendo con ellos; por estar realizando la transición de un sistema
de apego en gran parte centrado en la familia, a un sistema de apego
centrado en el grupo de iguales, a un sistema de apego centrado en
una persona del otro sexo; por sentirse miembros de una cultura de
edad (la cultura adolescente) que se caracteriza por tener sus propias
modas y hábitos, su propio estilo de vida, sus propios valores; por
tener preocupaciones e inquietudes que no son ya las de la infancia,
pero que todavía no coinciden con las de los adultos. Las anteriores
son algunas de las señas de identidad de los adolescentes occidentales
que nosotros conocemos.

Con lo ya mencionado tenemos suficiente para decir que este tipo de


adolescencia que acabamos de describir no ha existido siempre, o al
menos no ha existido con los rasgos descriptos. Por lo que a occidente
concierne la revolución industrial cambia muchas cosas y lo hace de
manera notable.

Lo que todo lo anterior significa es que en nuestra cultura occidental,


la incorporación de los adolescentes al status adulto se ha retrasado
notablemente, formándose como consecuencia un grupo nuevo que, se
ha indicado desarrollar además sus propios hábitos y maneras, y que
se enfrenta a problemas peculiares. Las cosas han sido de otra manera
en otros momentos históricos de nuestra cultura, y siguen siendo aún
en otras culturas muy diferentes a la nuestra, en las que la incorpora­
ción al estatus adulto se da a una edad temprana, con lo que ello
implica de formar una familia, acceder a las responsabilidades adul­
tas, comportarse como adultos ect…

3.3 ADOLESCENCIA: ¿TORMENTA Y DRAMA?


Ha existido la tendencia a considerar esta época de la vida como un
período de “tormenta y drama “, de acuerdo con la contraseña del
movimiento romántico de la literatura alemana del siglo XVIII. Se
supone con este punto de vista, que la adolescencia es una época de
turbulencias, de cambios dramáticos, de tensiones y sufrimientos psi­
cológicos abundantes.

No es éste, sin embargo, el único punto de vista que existe sobre la


adolescencia y su carácter más o menos turbulento. El mayor con­
traste con las teorías de la tormenta y el drama lo ofrecen las que pro­
ceden de la antropología cultural. Parece que en la Samoa que Mead
observó todo llevaba a realizar una transición fácil y sin problemas:
los chicos y chicas habían ido ya siendo introducidos en la vida de los
adultos y sus responsabilidades, aunque de manera gradual y ade­
cuada a sus posibilidades.

Como ocurre frecuentemente en Psicología, nos encontramos ante dos


descripciones del mismo hecho que parecen incompatibles. Se ha lle­
gado a afirmar que la adolescencia es sólo un producto cultural, y que
su carácter mas o menos suave o agitado es sólo una de las conse­
cuencias de las experiencias que cada cultura aporta a sus miembros
jóvenes. Se ha llegado a afirmar que la adolescencia no es fundamen­
talmente una época de tensiones. Pero junto a esta visión de color de
rosa de la adolescencia, existen algunos datos que son incuestionables
y que tienen que ver con abandonos escolares, suicidios o tentativas
de suicidio, embarazos precoces indeseados, dificultades importantes
de ajuste en la familia etc.

Probablemente haya algo de verdad en las dos versiones extremas y


probablemente la mayor parte de los adolescentes se sitúan en algún
punto intermedio entre el rosa y el negro. Así para algunos adolescen­
tes sacarse el carnet de conducir significa poder llevar en coche a sus
amigos y amigas, para otros significa poder acceder a un puesto de
trabajo. Esto lo que quiere decir es que probablemente es mejor
hablar de adolescentes que de adolescencia, y que cualquier fenómeno
que se considere debe evaluarse en la perspectiva de la historia evolu­
tiva del sujeto y de sus características de conjunto.

Desde esta óptica hay adolescentes para los que esta época de la vida
es tormentosa y otros para los que es más fácil, aun no estando
exenta de problemas. En conjunto parece sin embargo que, con las
evidencias de que disponemos, se puede afirmar que el adolescente
turbulento, atormentado y problemático existe, pero que no es el tipo
de adolescente predominante, encontrándose en este grupo menos de
un 11 por 100 de los adolescentes jóvenes. Las dificultades existen, en
consecuencia, como uno de los elementos integrantes del cuadro de la
adolescencia, pero su importancia no debe quizá ser ni tan enfatizada
como se hacía en las viejas teorías de la tormenta y el drama, ni tan
infraestimada como tal creíamos cuando pensábamos que la adoles­
cencia era una época como las demás, sin particulares problemas pro­
pios. Como otras etapas del desarrollo, la adolescencia plantea proble­
mas específicos. Tal vez, como ha sugerido Coleman (2000, 2002) con
su teoría focal, esos problemas no se presentan todos a la vez, sino de
manera sucesiva, lo que permite al adolescente irlos abordando de
forma secuencial, al menos en la mayor parte de los casos.

En todo caso, conviene resaltar que la forma en que las cosas se plan­
tean para muchos adolescentes en nuestro medio cultural, contribuye
poco a realizar una cómoda transición de la adolescencia a la edad
adulta. La incorporación de los adolescentes al estatus adulto se
retrasa cada vez más, de tal modo que cada vez con más frecuencia
nos encontramos con personas que son física y psicologicamente adul­
tas, pero que sin embargo siguen siendo socialmente no adultas. Se
habla frecuentemente de los problemas de los adolescentes como si
sólo en ellos radicaran las fuentes de tensión. Nada más lejos de la
realidad, sin embargo.

Puede ocurrir que el adolescente que se enfrenta con conflictos lo


haga en un contexto familiar y extrafamiliar en que los conflictos aje­
nos al adolescente haga un contexto familiar y extrafamiliar en que
los conflictos ajenos al adolescente­pero que repercuten sobre él­ son
frecuentes.

En medio de estos problemas y conflictos, la mayoría de los adoles­


centes realizan una adaptación razonablemente buena y transitan de
un estadio evolutivo a otro con tensiones y conflictos a los que pueden
hacer frente y que la mayoría resolverán de manera generalmente
satisfactoria.

3.4 ¿ CONTINUIDAD O DISCONTINUIDAD?


Hay teorías psicológicas que se refieren a la adolescencia y que nos
interesan ahora en la discusión de hasta qué punto lo que ocurre en
ella es una ruptura o una continuidad con el pasado. Disponemos de
teorías que resaltan la discontinuidad y de otras que resaltan la conti­
nuidad.

Entre las primeras, las que resaltan la discontinuidad, podemos citar


a todas las teorías que defienden la existencia de estadios del desarro­
llo. Por definición estadio significa cambio cualitativo, transforma­
ción. Así ocurre en el caso de la teoría psicoanalítica y en la teoría de
Piaget. Otras teorías han resaltado el carácter continuo del desarrollo,
sin postular la existencia de transformaciones cualitativas. Aquí pode­
mos citar a autores como Bandura con el aprendizaje social. Resaltan
estos autores el papel de los aprendizajes que la persona hace en el
contexto social y se preguntan por el grado en que los aprendizajes
infantiles preparan al individuo para los ajustes a los que se verá obli­
gado en la adolescencia.

Estamos de nuevo ante dos puntos de vista irreconciliables. Es proba­


ble que tanto la continuidad como la discontinuidad tengan razón. Por
ello mas que hablar de continuidad o discontinuidad en términos
absolutos, se puede utilizar el término de transformación que permite
mantener la idea de una cierta estabilidad, de continuidad con el
pasado y novedad. Los procesos psicológicos de la adolescencia no son
una mera extensión hacía arriba de los de la infancia, pero tampoco
son una novedad absoluta.

Todas las transiciones evolutivas importantes en la vida de las perso­


nas son transiciones que implican nuevos ajustes, adaptaciones a
demandas que antes no existían y para las que no siempre se ha
podido realizar una adecuada preparación. ¿ Difiere mucho la adoles­
cencia de cualquiera de estas otras transiciones?, lo mas útil es refe­
rirse a diferentes tipos de adolescentes. Para la mayor parte de los
adolescentes se puede decir que se trata de una transición que encie­
rra una clara complejidad por varias razones: de un lado, por la acu­
mulación que se produce de nuevas demandas en lo cognitivo, lo
social, lo intrapersonal, lo sexual etc., de otro lado, por la tensión que
supone prolongar mucho más allá de su estado natural un estatus
social mas parecido al infantil que al adulto, cuando ya se esta en con­
diciones de ser adulto. La transición de la adolescencia se produce
como otras pero con menor soporte social o, por decirlo de otra
forma, con mayores contradicciones sociales proyectándose sobre el
individuo en transición. En cualquier caso esta transición de la ado­
lescencia es muy importante y además no es la única ni la última. En
ella habrá elementos del pasado que se mantengan y nuevo que apare­
cerán o se habrán de construir.

4. CAMBIOS QUE ACOMPAÑAN A LA PUBERTAD:

4.1 CAMBIOS FISICOS DE LA PUBERTAD Y SUS CONSECUENCIAS PSI­


COLÓGICAS:

En la infancia salvo los caracteres sexuales primarios los chicos y chi­


cas son iguales, pero al final de los procesos de cambio que se dan en
la pubertad los cuerpos masculinos y femeninos se diferencian enor­
memente. El proceso de transformación física es puesto en marcha
por una serie de mecanismos hormonales que desencadenan un largo
proceso de cambios que, presentan un patrón diferencial para chicos y
chicas.

En chicos el primer cambio es el comienzo del crecimiento de los tes­


tículos, seguido por un tímido surgimiento del vello púbico sin pig­
mentar, el crecimiento del pene y un primer cambio de voz. El vello
comienza luego a sombrear las axilas y la piel existente entre el labio
superior y la base de la nariz. Mas adelante se producen espermato­
zoides y pueden darse las primeras emisiones de semen ya sean indu­
cidas o espontáneas. A continuación el vello púbico se pigmenta y el
crecimiento alcanza su máxima velocidad. El proceso continúa con el
crecimiento del pene y testículos aumentando luego la producción de
espermatozoides. Luego crece el vello de las axilas y un poco después
la voz cambia de manera más marcada, crece luego la barba. A partir
de ahí el crecimiento se desacelera.

En chicas el primer cambio es el redondeamiento de las caderas y el


abultamiento del pecho, surgimiento del vello púbico. Utero, vagina y
clítoris aumentan mas adelante su tamaño. Luego el vello púbico
crece deprisa y pigmentado y comienza a pigmentarse el vello axilar.
A continuación se da la menarquía (1ª menstruación). Termina de cre­
cer el vello púbico, el pecho adquiere su conformación adulta y el
vello axilar completa su crecimiento. La velocidad de crecimiento se
desacelera. Estos cambios son relativamente lentos.

En los chicos estos cambios comienzan hacia los 12­13 años y termi­
nan hacia los 16­18. En las chicas comienzan hacia los 10­11 años y
terminan hacia los 14­16.Ellas van por delante en el proceso por ello
se habla de dimorfismo sexual o diferente curva de crecimiento. Aun­
que hay que destacar que estas edades pueden variar en algunos chi­
cos y chicas ya que unos chicos se pueden adelantar y otros retrasarse
al igual que puede ocurrir en las chicas. Pero con independencia de a
que edad se pongan en marcha los cambios o se terminen el proceso
de crecimiento físico que se da en la pubertad presenta el mismo per­
fil en los distintos individuos.

Las causas por las que la maduración ocurre más tarde o más tem­
prano son diversas. Parece que están implicados aspectos genéticos y
ambientales. De estos últimos parece claro que la alimentación juega
un papel importante. En los últimos cien años se ha producido un ade­
lantamiento del proceso de cambios. De todas formas las diferencias
no sólo afectan a una época histórica respecto a otra, o a una cultura
en contraste con otra cultura diferente, sino que puede haber diferen­
cias en una misma sociedad debido a la alimentación, historia de
salud, hábitos de vida etc.

Para entender el impacto que la maduración precoz o tardía puede


tener sobre chicos y chicas, es preciso resaltar el hecho de que la ado­
lescencia es una etapa en que más atento se está al propio cuerpo. En
nuestra cultura existen una serie de estereotipos, y tanto más incó­
modo canto más se aleje de ellos o de lo habitual en nuestro contexto.

La maduración precoz tiende a ser diferentes en ambos sexos, pues en


chicos es bien recibida pues se distingue de los demás por su fuerza
etc., pero también se encuentra con presiones porque se debe compor­
tar como adulto a pesar de su inmadurez psicológica. En el que
madura lentamente ocurre lo contrario. En chicas es todo lo contrario
se siente mal aquella que madura precozmente por miedo a llamar
excesivamente la atención o a engordar mas de la cuenta. A la vez se
sienten presionadas por chicos más mayores que ellas para establecer
un tipo de relación para la que aún no están capacitadas. La chica que
madura más tardía no tiene tantos problemas pues esta madurarían a
la vez que lo hacen los chicos promedio.

Las diferencias a las que acabamos de referirnos entre los chicos y


chicas se basan en datos de investigación y son razonables. Pero se
debe añadir dos precauciones fundamentales: La primera se refiere al
hecho de que la investigación en este terreno no es e4xcesiva y no
carece de problemas metodológicos, existiendo desacuerdos entre
investigadores. La segunda se refiere al hecho de que aunque las dife­
rencias asociadas a la precocidad o demora de la maduración existen
y aunque el momento de la maduración sea de gran importancia para
el adolescente que en ella está metido, es discutible que los efectos de
estas diferencias sean importantes a largo plazo. Lo importante no es
el momento en que se produce la maduración sino la constelación de
variables en las que el momento de la maduración se inserta.

4.2 DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LA ADOLESCENCIA:

4.2.1 EDAD DE TRANSICIÓN:

Por personalidad se entenderá un conjunto de procesos y de sistemas


comportamentales estrechamente relacionados entre sí y que se defi­
nen por los siguientes elementos: el hecho de que en la misma o pare­
cida situación individuos distintos reaccionan de manera diferente, y
viceversa, la realidad de la unidad del sujeto de conducta en sus dis­
tintas actividades psicológicas y de comportamiento, el hecho de que
este sujeto es verdaderamente agente activo y no sólo reactivo frente
a la estimulación o presión externa.

Con personalidad también nos referimos a conductas relativas, sea el


autoconocimiento, reconocimiento interpersonal en la presentación
de la propia identidad en las relaciones sociales. Hablamos de perso­
nalidad para referirnos a fenómenos y no sólo a conceptos y para
referirnos a procesos y no sólo a estructuras psicológicas de la per­
sona. Los contenidos de la personalidad son cambiantes, procesuales,
no estáticos, no fijos.

Los contenidos de la personalidad están en proceso y consisten en


procesos. No podemos hablar de personalidad sin incluir la perspec­
tiva temporal y evolutiva. Referirse a la personalidad adolescente es
tratar de apresar la personalidad en uno de los momentos que evoluti­
vamente lo constituyen.

La personalidad propiamente es un proceso evolutivo. La adolescencia


representa un momento importante en la formación de la personali­
dad y de los diferentes sistemas que la integran.

Hablar por otro lado de transición en adolescencia no contribuye al


conocimiento de lo que ocurre en ella. De manera más concreta la
adolescencia suele ser caracterizada como un período preparatorio
para la edad adulta. Es un momento de iniciación. También es un
momento de recapitulación de la pasada infancia, de toda la experien­
cia acumulada y ahora puesta en orden. La adolescencia constituye un
período y un proceso:

– De activa desconstrucción de un pasado personal, en parte tomado y


recogido, y en otra parte abandonado y preterido.

– De proyecto y de construcción del futuro a partir de un enorme


potencial y acervo de posibilidades activas que el adolescente posee y
tiene conciencia de poseer.

En este proceso de recapitulación y de preparación determinados


temas vitales pasan a hacerse preponderantes en las relaciones del
adolescentes con su medio y en su propia vivencia fenomenológica,
consciente de los acontecimientos.

4.2.2IDENTIDAD PERSONAL:

El tema vital más importante en la personalidad adolescente es el del


desarrollo del yo y de la identidad personal. Son éstos términos un
tanto borrosos e imprecisos pero refieren a un núcleo de la persona,
que rige otros comportamientos y que en alguna medida está presenta
en la conciencia del propio sujeto en forma de representaciones
acerca de sí mismo proyectos y expectativos de futuro, coordinación
de las propias experiencias y presentación de sí ante los demás. El
desarrollo del yo y de la identidad personal se vincula estrechamente
con la propia historia del adolescente. En la adolescencia cuando
comenzamos a tener nuestro propio relato personal y ese relato cons­
tituye el discurso fundamentador de nuestra personal identidad.
La adolescencia es un momento clave y también crítico en la forma­
ción de la identidad. Tanto antes como después de la adolescencia hay
etapas que contribuyen a la diferenciación de la personalidad y a la
génesis de la identidad. Según Erikson en la adolescencia es cuando el
individuo alcanza ese punto de sazón que permite vivir en sociedad y
relacionarse con los demás como persona psicosocialmente sana o
madura.

4.2.3.EL CONCEPTO DE Sí MISMO:

Constituye uno de los elementos integrantes de la identidad personal.


Es incluso el elemento central según algunas teorías de la personali­
dad como la de Rogers, quién le asigna un papel esencial en la consti­
tución de la personalidad, en su integración y ajuste al medio, y tam­
bién en el desarrollo del proceso psicoterapeútico.

En definitiva el autoconcepto es autoconocimiento: implica un con­


junto de representaciones y de procesos cognitivos autorreferidos. Las
leyes por las que nos autoconocemos son las mismas leyes que rigen
los procesos por los que conocemos la realidad externa, son las mis­
mas leyes que rigen nuestro conocimiento social e interpersonal.

La imagen corporal se halla establecida mucho antes de la adolescen­


cia. Sin embargo al llegar a la pubertad los cambios fisiológicos
requieren revisar y rehacer la imagen del cuerpo propio. La preocupa­
ción por el propio físico es lo primero en la adolescencia. Muchos
expresan descontento y desearían cambiar algo de su cuerpo. Este
descontento se refiere sobre todo a la fuerza física y al atractivo cor­
poral. Estos dos elementos constituyen una porción importante del
autoconcepto y la autoestima. En chicos destaca la preocupacion por
la fuerza física y en chicas por el atractivo.

El adolescente tiene gran necesidad de reconocimiento por parte de


otras personas que son significativas para él. Es este reconocimiento y
aceptación lo que le asegura un concepto positivo de sí mismo.

4.2.4.COMPORTAMIENTOS DE TRANSICIÓN: LA CONDUCTA


SEXUAL:

Los problemas psicológicos y de personalidad en la adolescencia están


estrechamente ligados a los grandes temas vitales propios de la etapa.
El comportamiento sexual representa un ámbito donde suele llegar a
manifestarse con la mayor claridad el carácter problemático de la
adolescencia, como edad transicional. Con la pubertad ha comenzado
la capacidad sexual propia del organismo humano maduro. El adoles­
cente en realidad biológica es ya un adulto. No es que el comporta­
miento sexual comienze sólo con la pubertad, antes de ello la niña y el
niño realizan actividades que deben ser consideradas sexuales. Pero el
desarrollo puberal inaugura la posibilidad de comportamientos y
experiencias asociadas (la copulación, tener hijos) que no han cono­
cido equivalente en la vida infantil.

El hecho es que la pubertad permite actos y experiencias en el ámbito


de la sexualidad que no tienen análogo significativo en la vida del
niño.

En todos los tiempos y en todas las sociedades, la adolescencia parece


haber sido una etapa de particular actividad sexual. Lo que varía de
unas épocas a otras, de unas sociedades a otras, son los modos o
patrones de ejercer esa sexualidad. Actualmente en nuestra sociedad
se han liberalizado mucho las relaciones eróticas y sexuales entre chi­
cos y chicas. Esto no parece haber contribuido en nada a disminuir la
práctica de la masturbación, pero sí la de la relación con prostitutas
que son cada vez menos las iniciadoras en los secretos del amor y el
sexo.

No sólo las relaciones prematrimoniales en la juventud tardía, tam­


bién las relaciones adolescentes se han incrementado entre compañe­
ros. Cada vez mas el porcentaje de mujeres con experiencia sexual
antes del matrimonio se equipara al de los varones.

En los adolescentes la actividad heterosexual más característica es la


de la caricia íntima (petting) sin llegar al coito. Esta caricia tiene
lugar en el marco del comportamiento interpersonal de cita (dating) y
de salida con una pareja del otro sexo inicialmente con motivo y en el
marco de otra actividad social, marco dentro del cual llegan a nacer y
desarrollarse distintos sentimientos y comportamientos: desde la
mera simpatía y amistad ocasionalmente cargada de atracción erótica
recíproca hasta el enamoramiento propiamente dicho, desde los besos
y roces fugaces hasta “hacer el amor “.
Las relaciones heterosexuales no completas en los adolescentes no
suelen ser problemáticas. Pero de los adolescentes igual que en los
adultos todavía se condena la homosexualidad. Otros comportamien­
tos sexuales que resultan problemáticos, como la morbosa curiosidad
sexual (voyeurismo), o toda clase de conducta violenta vinculada al
sexo, no son exclusivas de la adolescencia sino que también son fre­
cuentes en los adultos sobre todo en los varones.

Los comportamientos de transición a la vida adulta, y no sólo los com­


portamientos sexuales, presentan aspectos problemáticos para la pro­
pia identidad del adolescente, pero quizás aún más para sus relacio­
nes con los otros, en particular con los adultos.

4.3 RELACIONES SOCIALES EN LA ADOLESCENCIA:

4.3.1.INDEPENDENCIA Y ADAPTACION ADOLESCENTE:

En la adolescencia, los espacios donde son posibles los intercambios


sociales se expanden de manera extraordinaria, mientras se debilita
mucho la referencia a la familia. La emancipación respecto a esta en
el curso del proceso es sin duda el rasgo más destacado de la nueva
situación social del adolescente.

A) EMANCIPACIÓN FAMILIAR

Dicha emancipación no se produce por igual en todos los adolescen­


tes. Las prácticas de crianza difieren mucho de unas familias a otras,
que no favorecen por igual la autonomía de los hijos al llegar a esta
edad. Lejos de darse un generalizado rechazo de los padres por parte
de los adolescentes, tal rechazo se produce en clara correspondencia
con el género de disciplina familiar.

Disminuye la deferencia del hijo hacía la madre, se deteriora la comu­


nicación y se multiplican las interrupciones de la conducta del adoles­
cente por la intervención de los padres. Mas tarde las relaciones sue­
len mejorar aunque persistiendo la falta de intimidad del joven con
los padres en todo lo relativo a su propia vida. Los jóvenes son cre­
cientemente independientes respecto a sus padres. En esto los varo­
nes lo son muchos mas que las mujeres que durante mucho tiempo e
incluso durante toda la vida mantienen fuertes lazos emocionales
sobre todo con la madre.
No siempre, por desgracia la etapa del adolescente llega a culminar en
el logro de la independencia. El aplazamiento es cada vez más dila­
tado. En la sociedad moderna avanzada aparece con frecuencia un sín­
drome descrito como de “ perpetua adolescencia” constituido por sen­
timientos de inferioridad, incapacidad de tomar decisiones, pautas de
comportamiento irresponsable, ansiedad, egocentrismo, narcisismo y
parasitismo emocional.

B) EL GRUPO DE LOS COMPAÑEROS:

El adolescente establece lazos más estrechos con el grupo de compa­


ñeros. Estos lazos suelen tener un curso típico:

– Primero es la pandilla de un solo sexo, a menudo con actitudes por


los demás superficiales, de hostilidad hacía el sexo opuesto.

– Pandillas de distinto sexo (pandilla mixta). Aquí no hay relaciones


ni posiciones privilegiadas salvo la del líder.

– Disgregación, es cuando en su seno nacen y se consolidan relaciones


amorosas de pareja que finalmente se desligarán del grupo contribu­
yendo a su progresiva disolución.

Los chicos desarrollan la intimidad interpersonal mas despacio y más


tarde que las chicas, ponen menos énfasis en los componentes afecti­
vos de la amistad y mayor acento en los aspectos de acción. La intimi­
dad con alguien de otro sexo crece con mas precocidad en las chicas
que en los chicos. A medida que se intensifican las relaciones con
compañeros de otro sexo, decae en algo la relación con los del propio
sexo, tal como se manifiesta en estar y hacer cosas con los amigos o
tener intimidad y confianza con ellos.

El adolescente de todos modos en toda la etapa sigue con una enorme


demanda de afecto y de cariño por parte de los padres en grado no
menor a la de la infancia. Tampoco es cierto que los padres dejen de
influir en el adolescente en sus decisiones o en su género de vida. Ni
siquiera la influencia de amigos y compañeros que en la adolescencia
llega a hacerse destacada, es siempre más intensa que la de los
padres. Por lo general tocante a valores y fines primordiales de la
vida, ambas influencias tienden a robustecerse y complementarse
recíprocamente, por lo menos cuando los compañeros proceden de la
misma clase y grupo social que la familia. Las contradicciones entre
los valores del grupo y los de la familia suelen afectar a aspectos
superficiales de modo de vestir, aficiones, y gustos o estilo general de
vida, pero no tanto a las opciones y valores decisivos. Por lo general el
adolescente observa el criterio de los padres con preferencia al de los
compañeros en materias que atañen a su futuro, mientras sigue mas a
los compañeros en opciones sobre el presente en la realización de sus
deseos y necesidades actuales.

C) CONFLICTO Y ADAPTACION:

Es verdad que un cierto grado de conflicto parece inevitable y obedece


a la necesidad, sobre todo del adolescente, de redefinir sus posiciones
dentro de la familia. Pero seguramente la gravedad y la frecuencia de
ese conflicto han sido exageradas. En todo caso, un comportamiento
parental de orientación igualitaria, democrática y/o liberal, contri­
buye a evitar los más graves conflictos, y a pacificar y hacer cómodas
las relaciones con los hijos en ésta edad.

La adolescencia también es el momento en que el individuo consolida


tanto sus competencias específicas cuanto su competencia o capaci­
dad general frente al mundo, a la realidad, al entorno social, estable­
ciendo su adaptación y ajustes, acaso no definitivos, pero sí los más
duraderos a lo largo de la vida. En esa edad se consuma el proceso de
interiorización de pautas culturales y de valor, y se perfecciona la
adquisición de habilidades técnicas, comunicativas, y en general,
sociales. Esta consolidación de habilidades contribuye a asegurar al
adolescente su propia autonomía frente al entorno.

Caracteriza al adolescente un particular y sutil equilibrio, a veces


mudado en desequilibrio, entre dependencia e independencia, autono­
mía y heteronomía, seguridad e inseguridad en sí mismo, que se
manifiesta en relación tanto con la familia, la autoridad o generación
de adultos, cuanto con sus propios compañeros e iguales en edad.

La adaptación a veces no es fácil y los mayores no contribuyen a faci­


litarla. La sociedad del adulto enfrenta a menudo al adolescente a
demandas contrapuestas. La adaptación que el adolescente ha de rea­
lizar está erizada de obstáculos. Por un lado se le exige portarse como
adulto, pero por otro se le advierte que muchos de sus deseos sólo
podrán cumplirse cuando sea adulto, cuando gane su propio dinero.
Se comprende que la adolescencia aparezca como vital y socialmente
problemática. El adolescente es visto como un problema para sí
mismo y con frecuencia para los demás.

La emancipación familiar, la aguda conciencia de sí mismo en un


autoconcepto explícito, el comienzo de un período de transición a la
vida adulta, el proceso de ajuste a las nuevas demandas sociales, son
fenómenos todos ellos, que se asocian con el hecho de que el adoles­
cente adopta valores. Después de la adolescencia es infrecuente la
conversión a un sistema diferente de valores. La cuestión de los valo­
res aparece justo en el momento en que la persona comienza a pre­
guntarse ¿ quién soy? . La pregunta por la identidad personal es una
pregunta que implica necesariamente la cuestión del proyecto de
futuro de la persona, en la cual, a su vez, está la de elección y adop­
ción de unos valores.

4.3.2.LOS VALORES EN LA ADOLESCENCIA:

Baumrind (2002) sugiere ocho prototipos de personalidad adoles­


cente, resultantes de la combinación en distinto grado de estas tres
dimensiones de actitud y de valores:

– La de actividad/pasividad, que incluye contraposiciones como


expresivo/reservado o explosivo/sosegado.

– Individualismo / sugestionabilidad, que abarca contenidos de domi­


nante/dócil, rebelde/conformista, y con/sin proyecto.

– La de responsabilidad social, referidas a las bipolaridades amis­


toso/hostil, controlado/incontrolado, obsequioso/

Disruptivo, obediente/desobediente. En estos tipos, además de valo­


res, se incluyen referencias al comportamiento social, modos de inter­
acción del adolescente con el medio que le rodea.

Existe una imagen popular que se asocia a la adolescencia con la


generosidad, con la capacidad y disposición para entregarse a un
ideal, a un valor y también con el altruismo. A los jóvenes se le suele
atribuir mejor disposición a actos y gestos generosos que a los adul­
tos. La imagen tópica y en definitiva falsa del adolescente típico como
sujeto inadaptado, transgresor de normas, se completa pues con la no
menos tópica imagen del adolescente altruista, generoso, dispuesto a
dar su tiempo, sus energías e incluso su vida por un ideal, un valor o
quizá por una persona idolatrada.

Sin embargo no está de hecho demostrado que en el compromiso con


valores que trascienden el propio interés personal, los adolescentes
son más entregados que las personas adultas. Sí es cierto que el
altruismo y la capacidad para una conducta a favor de los demás y en
algún sentido desinteresada, se relacionan con la edad. El niño es
egoísta y sólo a medida que crece y en la medida en que es capaz de
un descentramiento respecto a sus propios esquemas cognitivos, llega
a ser capaz de algún descentramiento respecto a sus propios intere­
ses. En todo caso es verdad que las actitudes altruistas se confirman a
lo largo de la etapa adolescente.

4.4 DESARROLLO COGNITIVO EN LA ADOLESCENCIA:

Los adolescentes alcanzan un nuevo y superior nivel de pensamiento


que va a permitirles concebir los fenómenos de manera distinta a
cómo lo habían hecho hasta entonces . Este pensamiento, caracteri­
zado por una mayor autonomía y rigor en su razonamiento, se ha
denominado, en la tradicción piagetiana, pensamiento formal, y
representa al estadio del mismo nombre, el estadio de las operacio­
nes formales.

Las operaciones formales se diferencian de las concretas en que éstas


últimas son operaciones lógicas en el pleno sentido de la palabra, pero
que sólo pueden realizarse cuando están presentes los datos percepti­
vos sobre los que el sujeto opera, mientras que las operaciones forma­
les son operaciones lógicas que pueden efectuarse en ausencia de la
situación concreta, siendo sus diferencias con las operaciones concre­
tas las siguientes:

a) Tienen un mayor poder de abstracción.

b) No precisan partir de los datos reales presentes, sino que conside­


ran el caso concreto como una más entre los casos reales posibles.
c) Permite ir más allá de las conjeturas, al hacer posible el razona­
miento hipotético­deductivo y la comprobación experimental de la
hipótesis.

d) Requiere un lenguaje potente, dado el carácter verbal del razona­


miento deductivo.

e) Permiten manejar sistemas de relaciones, y no sólo simples carac­


terísticas o dimensiones aisladas.

5. IMPLICACIONES EDUCATIVAS

Las implicaciones educativas van a ir en función de:

1. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS:

· Desarrollo físico:

– Aceleración en el ritmo de crecimiento.

– Incremento de la estatura y del peso.

– Torpeza en los movimientos.

– Aspectos corporal desgarbado.

– Cansancio y apatía permanentes.

Ahora las Implicaciones educativas serían:

– Cambio de actividad.

– Metodología activa e implicativa.

– Regulación del descanso.

– Importancia de áreas como la educación Física y las Ciencias de la


Naturaleza.

· Preocupación por aspecto físico:

– Cambios rápidos en la imagen física.

– Le preocupan las espinillas, altura, gordura, nariz, boca, grasa,


pelo…
– Se queja de su aspecto físico.

– Aparecen manifestaciones narcisistas.

Aquí las implicaciones serían:

– Desarrollo de actitudes de cuidado y aseo personal.

– Actividades para el conocimiento y aceptación de sí mismo.

– Potenciación y descubrimiento de otras capacidades.

· Características sexuales secundarias:

– Aparición del vello púbico y axilar.

– Cambios de voz. Vello facial y corporal.

– Crecimiento de los senos y anchura de la pelvis en las chicas.

Las implicaciones serían:

– Información sobre posibles desequilibrios temporales: aumento del


vello facial en las niñas, etc.

· Maduración sexual:

– Maduración de órganos sexuales.

– Capacidad de reproducción.

– Menstruación. Eyaculación.

– Masturbación. Embarazos no deseados.

– Contagios: Sida y otras enfermedades.

Las implicaciones serían:

– Información y educación sexual objetiva, no moralista ni dogmática.

· Ritmos de desarrollo:

– Maduración demasiado precoz o tardía.

– Les gusta madurar al mismo tiempo que los demás compañeros­as.


– Complejos. Angustia y vergüenza.

– Abuso de los compañeros­as.

Las implicaciones educativas serían:

– Información sobre la normalidad de los diferentes ritmos de creci­


miento.

– Prevención de abusos de compañeros/as y de comentarios negativos


de profesores/as y otros chicos/as.

· Desequilibrios en la comida:

– Apetito permanente: comen en exceso.

– Inapetencia: tienden a comer poco.

– Consumo de comidas basura.

– Obesidad. Anorexia. Bulimia.

Las implicaciones serían:

– Información sobre dieta equilibrada.

– Introducir en el currículum temas sobre educación para la salud y el


consumo.

· Consumo de drogas:

– Adicción al tabaquismo y al alcohol.

– Consumo de drogas.

Las implicaciones educativas serían:

– Desarrollo de temas transversales de Educación para la salud y el


consumo.

– Educación para el ocio y el tiempo libre.

– Práctica de actividades deportivas.

2. CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS:
· La autoafirmación:

– Afirmación del Yo.

– Confianza excesiva en sus ideas.

– Brotes de egocentrismo en sus conductas.

Las implicaciones educativas serían:

– Conocer las ideas previas y sentimientos personales.

– Desarrollar las habilidades sociales para la afirmación en el grupo.

· Inestabilidad emocional:

– Cambios inesperados de humor.

– Reacciones imprevistas y descontroladas.

– Agresividad.

– Abandono de la clase y hogar.

Las implicaciones serían:

– Actuación equilibrada y estable de profesorado y familia.

– Conciencia del profesorado de que los más mínimos detalles pueden


herir la sensibilidad de los alumnos/as.

· Identidad personal:

– Búsqueda de sí mismo. Narcisismo.

– Descubrimiento de valores.

– Oscilación entre sentimientos de superioridad e inferioridad.

Las implicaciones educativas serían:

– Organización de actividades de autoconocimiento.

– Exploración de intereses vocacionales.

– Importancia de las notas en autoconcepto y autoestima.


· Desarrollo del lenguaje:

– Incremento del dominio del lenguaje y de su capacidad de comuni­


cación.

– Gusto por la discusión y defender la opinión contraria.

– Desarrollo de habilidades metalinguísticas.

Las implicaciones educativas serían:

– Fomentar los debates, mesas redondas, etc. Sobre temas formativos


y de actualidad.

– Desarrollar programas de contenido lingüístico.

– Aplicar a asignaturas como la Lengua, la Literatura o Idiomas una


metodología activa y participativa.

· Pensamiento formal:

– Se produce el paso: del pensamiento descriptivo al exploratorio, de


las operaciones concretas a las formales, del pensamiento analítico­
inductivo al hipotético­deductivo.

– No todos llegan a este tipo de pensamiento.

Las implicaciones educativas serían.

– Diferenciar entre lo real y lo posible.

– Desarrollar el aprendizaje significativo.

– Cuidar los diferentes ritmos de aprendizaje.

– Diversificar los métodos de enseñanza.

– Despertar y cultivar el interés por los temas abstractos.

– Rentabilizar la oportunidad que brindan las diferentes áreas para el


desarrollo del pensamiento hipotético­educativo.

– Técnicas de trabajo intelectual: investigación­acción.

· Memoria :
– Aumento de la memoria significativa.

– Capacidad en la aplicación de los conocimientos críticos a los cono­


cimientos funcionales.

Las implicaciones educativas serían:

– Metodología activa y constructivista.

– Técnicas de trabajo intelectual: mapas conceptuales, esquemas,


resúmenes, etc.

3. CARACTERÍSTICAS SOCIALES:

· La independencia:

– La emancipación como progreso hacía la autonomía de la persona.

– Necesidad de emanciparse de la familia y de ser libre.

Las implicaciones educativas serían:

– Favorecer la autonomía en el trabajo.

– Metodología y actividades que impliquen la participación y el descu­


brimiento de roles.

– Evitar tanto los procedimientos dogmáticos como la simple permisi­


vidad.

– Favorecer la autoevaluación individual y grupal.

· Rebeldía :

– Tendencia a la desobediencia a padres y profesores.

– Actitudes presuntuosas y desafiantes.

Las implicaciones educativas serían:

– Uso de metodología participativa.

– Influir a través de amigos.

– Entrenar en técnicas de autocontrol y autoreforzamiento.


· Conformismo :

– Tienden a ser conformistas con las normas del grupo.

– Sienten necesidad de ser aceptado­a por el grupo.

– Siguen fácilmente los dictados de la moda que se les presenta como


propias de la edad.

Las implicaciones educativas serían:

– Potenciar las actividades de acogida y de integración en el grupo de


clase.

– Fomentar el asociacionismo y la participación.

· La pandilla:

– Aparición de pandillas heterosexuales.

– Grupos numerosos de amigos­as.

– Gamberrismo. Desafíos.

– Desarrollo de la amistad.

Las implicaciones educativas serían:

– Fomentar actividades culturales y extraescolares.

– Importancia del aprendizaje de otros compañeros/as.

· Idealismo social:

– Preocupación por su identidad política, religiosa y social.

– Radicalismo en sus planteamientos ideológicos.

– Intolerante con las posiciones contrarias.

Las implicaciones educativas serían:

– El profesor es un modelo a imitar.

– Proponer metas realizadas y ofrecer modelos positivos de referen­


cia.
– Prevenir contra las sectas.

· Intereses profesionales:

– Preocupación por el futuro, la vocación, el trabajo.

– Preocupación por carreras y profesiones.

Las implicaciones educativas serían:

– Conveniencia de trabajos esporádicos.

– Prácticas en empresas.

– Hacer una buena planificación de la carrera: Optatividad, opcionali­


dad, etc.

· Preocupaciones éticas:

– Sumisión a la mayoría.

– Falta de criterios personales.

– Preocupación por la moral.

Las implicaciones educativas serían:

– Practicar actividades para que elaboren sus criterios propios.

– Organización de grupos cooperativos y distribución de responsabili­


dades.

– Interés por temas como la ley, la justicia…

6.BIBLIOGRAFIA:

· Compilación de Jesús Palacios, Alvaro Marchesi, César Coll. “Desa­


rrollo psicológico y educación, I “. Alianza Editorial. (2002)

· Coleman, J.C. “Psicología de la adolescencia “. Morata, Madrid


1999.

· Erikson, E. “Identidad, juventud, y crisis”. Taurus. Madrid, 2003.


· Gessel, A. “ El adolescente de 10 a 16 años “. Paidós. Buenos Aires,
1958.

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