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Pero
la Rusia moderna, bajo el mandato de Vladimir Putin ha hecho de la religión, el
nacionalismo, el patriotismo y el conservadurismo las piedras angulares del estado.
Hace 100 años, el revolucionario Vladimir Lenin descartó a la religión por considerarla
una "abominación".
Animados por este vertiginoso culto a la personalidad, durante décadas los ciudadanos
soviéticos llegaron a Moscú desde toda la URSS para rendir homenaje al difunto líder
bolchevique.
Estaban hasta ocho horas haciendo cola fuera del mausoleo, esperando la oportunidad
de pasar ante el cadáver de Lenin.
Una vez más, los rusos han estado haciendo colas durante horas. Pero no para entrar al
mausoleo del revolucionario, sino a la Catedral de Cristo Salvador, la iglesia que los
comunistas destruyeron y que fue reconstruida desde cero después del colapso de la
URSS.
En la fila espera Natalya, una mujer jubilada estuvo esperando seis horas, claramente
tiene la paciencia de un santo, como el que ha venido a ver y a venerar, San Nicolás.
Obispo nacido en el siglo IV d.C. en lo que entonces era la ciudad griega de Myra (hoy
Turquía), inspiró la figura de Papá Noel por su bondad hacia los niños.
Es el santo patrón de los niños, marineros y de los prisioneros que han sido condenados
injustamente.
Es el santo más querido por los rusos porque creen que es quien muchas veces ha
salvado a Rusia de la catástrofe.
Cuáles son las causas de los 1.000 años de enemistad entre católicos y ortodoxos
Durante más de 900 años, sus huesos han permanecido en una cripta en la ciudad
italiana de Bari.
"Estoy muy emocionada", dice Natalya. "Tengo mariposas en el estómago, San Nicolás
significa mucho para nosotros".
En la catedral, llama la atención el arca de oro, que fue transportada desde Italia en
medio de gran pompa y ceremonia.
La costilla está dentro y puedo verse a través de la cubierta de cristal. Una larga lista de
creyentes ortodoxos pasa delante de ella.
Cuando los visitantes se acercan, hacen la señal de la cruz y se inclinan sobre el arca.
Algunos apoyan la frente en la parte superior transparente de la caja, luego besan el
cristal y se mueven.
A medida que se alejan, se les entrega minifiguras gratuitas de San Nicolás, que han
sido bendecidas por el propio Kiril.
Esperando milagros
Muchos de los visitantes llegan con bebés y niños pequeños. Una mujer llega a acostar a
su hija cuidadosamente en la parte superior del arca, como si esperara que los poderes
milagrosos de San Nicolás se filtren en el cuerpo de la niña, de la cabeza a los pies.
Svetlana está con su pequeño hijo Vanya, que está bastante mal ahora. Le duele el
brazo. "He traído a Vanya desde el hospital", dice Svetlana. "Quiero darle esta
oportunidad porque realmente creo en los milagros".
Al parecer, también cree en ellos el presidente de Rusia. Vladimir Putin visitó Cristo
Salvador esta semana para venerar las reliquias de San Nicolás.
El líder del Kremlin colocó su frente sobre el cristal, luego, al levantarse, se persignó
tres veces.
Llama la atención pensar que en tiempos soviéticos el presidente Putin trabajó para una
organización -la KGB- que intentó suprimir la religión y que perseguía a los creyentes.
Sin embargo, hoy, el líder del Kremlin abraza abiertamente a la ortodoxia rusa. Se dice
que tiene su propio consejero espiritual, el Padre Tikhon.
Por lo tanto, hoy en día, las autoridades están construyendo una nueva ideología
para Rusia, que es una mezcla de nacionalismo y patriotismo, conservadurismo y
lealtad al Estado, y todo esto respaldado por creencias religiosas.
Lo que nos trae de vuelta a San Nicolás y su costilla. Al mostrar este hueso en Moscú,
Rusia no sólo honra a su santo más querido. Trata de excitar, entusiasmar y unir a las
decenas de millones de cristianos ortodoxos detrás de una idea común.