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La Edad Media

1. La relación con la musicología griega

La evolución del pensamiento musical durante esta época es realmente lento a la vez que profundo
porque va desde el canto protogregoriano hasta la polifonía y el Ars Nova. Hasta el año 1100 se
produce un alejamiento muy marcado en la evolución real de la música a la vez que disminuye la
religiosidad y crece la mundanización en las composiciones e interpretaciones.
La autoridad indiscutible será Boeccio por ser el filósofo que recopiló y transmitió tratados con las
definiciones de los modos y el sistema de tetracordos griegos adaptados al cristianismo.
Con su separación de la música en mundana, humana e instrumentalis. pero esta visión cosmológica se va
convirtiendo de a poco en una repetición mecánica e insulsa y separada de la realidad que le rodea.
Alcuino es el primer tratadista que intenta sistematizar los ocho modos litúrgicos del canto llano,
define la música como la “disciplina que trata de los números que se descubre en los sonidos” (le
otorga categoría de ciencia y el peso de las leyes del universo) y la incluye en el siguiente esquema:
Filosofía
Ética, Física y Lógica
Aritmética, Música, Geometría, Astronomía, Astrología, Mecánica, Medicina.

2. Los primeros teóricos del Renacimiento carolingio

Aurelianus Reomensis, monje benedictino del siglo IX en su tratado Musicae Disciplina, define la música
siguiendo a San Agustín, es decir como la ciencia de la modulación justa conforme al sonido y al
canto y también sigue a Boeccio con su tripartición de la música aunque sus principios son
conceptuales y no tienen relación con la realidad musical de su época.

Remigio de Auxerre también benedictino del siglo IX repropone el dogma de las consonancias
perfectas, sosteniendo que la música está hecha de proporciones y relaciones de origen cosmológico
y es el único vínculo posible entre la música mundana y la humana.
La belleza de tipo matemático-musical por la cual se rige el mundo representa un punto cardinal del
pensamiento musical. Las teorías rítmicas, escálicas y armónicas se justifican por motivaciones
teológicas, frecuentemente ligados a la trinidad.

3. Musica Enchiriadis y la pedagogía musical

Según Gerbert, el monje Hucbaldo de Saint-Amand del siglo X escribió un tratado sobre la
enseñanza práctica de la música llamado Musica Enchiriadis, una de las características del tratado es
que está escrito en forma de diálogo cuyo objetivo se revela pedagógico y pragmático intentando
resolver los problemas de la utilización litúrgica de la música.
La relación entre música mundana y humana siguen presentes y la pedagogía se presenta como la
vía de acceso a Dios o dicho de otra manera a la armonía superior y cosmológica.

En el Concilio de Tours del año 813 la iglesia postulaba que todo lo que ejerciera seducción sobre
los oídos y los ojos debía ser puesto a distancia por los sacerdotes para alejarse del vicio y el pecado.
La hostilidad hacia la música como generadora de placer es permanente en la edad media aunque
en Scholia Enchiriadis se intenta encontrar el fundamento racional a la belleza sensible de la misma.
Sostiene: “El sonido , de por sí, pasa con rapidez, el número permanece por cuanto es eterno y
divino” citando también a San Agustín.
El concepto de armonía como “ mescolanza concorde de sonidos desiguales” y la música como la
“disciplina racional de los sonidos según los números” son básicos en la época medieval.
4. Armonía musical y armonía celestial

en el siglo X Reginón de Prüm compara cada sonido de las escala con un planeta y sostiene que las
cuerdas de un instrumento son parangonables a las que producen la musica celestial.
Durante esta época los “ejecutantes” son cantores de capilla y se les llamará cantor y se los
considerará sirvientes en oposición a los musicus que serían los teóricos quienes son los que
comprenden la música en su totalidad y tienen autoridad moral.
A comienzos del siglo XI Guido d’Arezzo en su Regulae Rythmicae, desprecia a quienes hacen la
música llamándolos bestias por no saber lo que hacen. “Es inmensa la distancia entre los que
conocen cuanto constituye la música y los que hacen lo que so saben, por cuanto ejercita una
actividad eminentemente práctica.”

5. El nacimiento de la polifonía y los nuevos problemas de la teoría musical

Fue Guido d’Arezzo quien desarrolló una manera mnemotécnica de enseñanza que revolucionó la
música, con su técnica de solmización consiguió reducir el aprendizaje litúrgico de 8 años a 1. En su
Epistola de ignoto cantu, formula un sistema para recordad la entonación exacta de cada nota y punto
de referencia obligado durante los próximos siglos.
A partir de este tratado la música se organiza y complejiza también, se citará a Guido en referencia
a la notación, aprendizaje y a los problemas prácticos del canto.

El abad Engelberto de Admont, en su tratado De Musica ratifica nuevamente la identidad entre


música y armonía reflejando a la vez la preocupación por la consonancia dentro del “enredo”
contrapuntístico surgiente. También se preocupa por la diferencia entre la producción de sonidos
por la voz humana y por los instrumentos.
Contemporáneos al abad son Franco de Colonia del siglo XIII que se centra sobre la música
mensural en un denso tratado preciso y coherente, donde aborda los problemas del ritmo con la
práctica polifónica y la articulación cada vez más compleja. Introduce el concepto de “Medida que es
una cualidad que indica la longitud y la brevedad de cualquier melodía mensurable.” también el de
pausa, como ausencia de sonidos y la de discanto como la “combinación consonante de diversas
melodías unidas”.
Para Jerónimo de Moravia, coetáneo y autor del Tractatus de Musica la relación entre teoría y práctica
se deduce de la relación de dependencia entre la razón y los sentidos.
La música acaba por decantarse como ciencia de los sonidos percibidos por los sentidos y no por los
producidos por los astros.

6. La crisis de la teología musical

La larga decadencia de la concepción teológica-metafísica coincidirá con el nacimiento de una


estética musical
Juan de Garlandia en su tratado Introductio musicae divide la música en tres partes: la llana (divulgada
por Gregorio), la mensural (proporcional y exacta) y la instrumental. Esta diferenciación es mucho
más musicóloga que teológica.
A partir del siglo XIV se ven pinceladas del concepto de la Belleza de los sonidos, Marchetto de
Padua se atreve a decirlo en su tratado Lucidarium sobre el canto llano, habla de la belleza del arte
musical y del deleite de los humanos ante una dulce melodía.
Belleza equivale a consonancia armónica que tiene en cuenta el oído como vehículo de la razón.
Respecto a la diferencia entre cantor y musicus, Marchetto afirma que hay relación de dependencia
entre ambos.
Incluso un monje inglés Simon Tunstede llega a preguntarse si la música no existiría antes de toda
su teorización y la vincula con la naturaleza humana desligando toda la ciencia de la metafísica…

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