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Cada acto de habla está formado por secuencias de sonidos organizados.

Los sonidos que podemos producir los humanos son innumerables, pero
solo unos cuantos tienen relevancia en una lengua para la comunicación.
Los sonidos seleccionados por una lengua se convierten en signos, es decir,
en unidades comunicativas.

La lingüística moderna creó el concepto de fonema, al que define como


modelo mental de un sonido o idea abstracta del mismo; los fonemas son
las unidades mínimas, indivisibles, que pueden combinarse para formar un
significante, y por eso son unidades distintivas, que permiten distinguir
significados (/bala/-/pala/). A veces, un fonema puede tener diferentes
pronunciaciones que no impiden la identificación; por ejemplo, un hablante
yeísta pronunciará /yúbia/ y no /llúvia/

El lenguaje es el sistema a través del cual nos comunicamos y expresamos nuestras ideas y
sentimientos, ya sea por medio del habla, la escritura u otros signos convencionales.
Según el famoso lingüista suizo Saussure, “el lenguaje, por un lado es lengua pero, por otro
también es habla”. Es un sistema de signos, una estructura formal con unas unidades y unas
reglas y, a la vez es el uso que se hace de ese sistema fundamentalmente para comunicarse. El
lenguaje es la función y uso individual que se hace; por lo tanto, es una actividad y
comportamiento individual. Por lo que podemos decir que lengua y habla son dos realidades
distintas pero inseparables que van unidas por la interacción que supone una actividad
individual y una utilización del sistema. De hecho se puede decir que la interacción es el
fundamento principal del desarrollo humano.
La Dra. y profesora Libby Kumin, experta mundial en el habla y el lenguaje, en su
libro “Habilidades tempranas de comunicación” nos habla sobre las cuatro dimensiones del
lenguaje; o lo que es lo mismo, los cuatro aspectos o componentes esenciales para adquirir un
correcto y completo desarrollo del mismo: fonología, semántico, morfológico-sintáctico y
pragmático.
Todos estos aspectos son muy importantes para el desarrollo del lenguaje social y la
comunicación del niño con su entorno en el día a día.

El desarrollo fonológico hace referencia a sonidos de un lenguaje. Estos sonidos se estructuran


en fonemas, que son los elementos mas pequeños del lenguaje que al cambiarse unos por otros
dan lugar a diferentes palabras y, que en nuestro idioma está constituido por veinticuatro
fonemas.
Con respecto al desarrollo semántico, este hace referencia al contenido, al significado de las
diferentes palabras que el niño emplea en sus oraciones, es decir, a la combinación de fonemas.
Las palabras son las unidades fundamentales del lenguaje, constituyen la base de la estructura
de la información comunicable, tanto en la producción como en la comprensión.
Cuando hablamos del desarrollo morfológico-sintáctico(tradicionalmente, por su estrecha
relación, ambos conceptos han sido englobados en el de gramática) nos referimos a cómo se
organizan las palabras en las frases y oraciones que emplea el niño en su vida diaria. Al
principio, cuando los niños comienzan a componer sus primeras oraciones, lo suelen hacer de
manera incorrecta en cuanto a su organización; como por ejemplo “rompido coche tú”. Poco a
poco, según vayan creciendo irán realizando frases cada vez más estructuradas y parecidas a las
que decimos los adultos..
A medida que los niños practican y dominan los sonidos (fonemas), los significados
(semántica) y las reglas gramaticales (sintaxis) también deben aprender un gran número de
reglas no verbalizadas que dirigen la conversación. En pocas palabras, deben de aprender la
pragmática del lenguaje. (Bates,1976)
Para que la comunicación con otras personas se realice y usemos nuestro lenguaje de forma
correcta, disponemos de una habilidad llamada pragmática. Gracias a ella podemos
comunicarnos de una forma u otra dependiendo de cada situación.
El desarrollo pragmático se inicia desde el nacimiento, pero es desde la segunda mitad del
primer año que los niños empiezan a ejercer mayor control sobre sus interacciones con el
adulto. Aprenden a comunicar sus intenciones con más claridad y eficacia, aunque la forma
básica para esta comunicación se realiza principalmente con el gesto. Entre los 8 y 9 meses, los
niños empiezan a desarrollar la intencionalidad comunicativa y a mostrar capacidad para
compartir objetivos con los demás (Owens, 2003). Estas señales comunicativas reflejan la
motivación y la meta que pretende conseguir el niño al comunicarse con el otro, y se
denominan funciones comunicativas.
Sin embargo existen muchas dificultades para que los niños adquieran esta habilidad de manera
natural. Los trastornos pragmáticos representan un aspecto aún no muy conocido de la
patología del lenguaje y de la comunicación. No obstante, afectan a un número importante de
niños que presentan trastorno generalizado del desarrollo, un trastorno pragmático del lenguaje
(o trastorno Semántico-Pragmático ) o enfermedades neurológicas.

Siempre que hablamos del término pragmática (a menudo difícil de entender) nos referimos al
uso social de la lengua. En otras palabras; el desarrollo pragmático es la forma en que nos
comunicamos a través de las palabras y nuestros cuerpos en un contexto social. Por ejemplo,
estableciendo un contacto visual con otra persona, saludando, mostrando y respondiendo a las
emociones de los demás, etc.

El Dr. Marc Monfort, logopeda por el Instituto Superior de Logopedia de Ghlin (Bélgica)
define esta habilidad como “la capacidad de entender las intenciones de los demás cuando
hablan y de expresar las propias, de una forma eficaz y con un manejo del código apropiado al
contexto”.
Adquirir habilidades en el desarrollo pragmático es esencial para que los niños desarrollen
habilidades funcionales de comunicación y así poder establecer relaciones con sus compañeros
y mejorar su autoestima.

Las dificultades en este nivel lingüístico cuando nos encontramos con niños con daño o
disfunción cerebral, son elevadas. Pero, ¿que pasa cuando esta habilidad está afectada? Por
ejemplo, un niño que tiene problemas en la adquisición de la pragmática su habla durante una
conversación puede llegar a ser excesiva. Sin embargo, cuando realizan tareas como contar una
historia o dar instrucciones sobre algo esa producción oral suele disminuir. También suele
resultar difícil para ellos empezar una conversación, mantener el tema de la misma, cambiarlo
y/o respetar los turnos de habla. E incluso, en ocasiones, entender las oraciones de doble
sentido.
Por lo tanto, existen numerosas y diversas clases de habilidades pragmáticas, las cuales pueden
o no estar desarrolladas en los niños:

• Cinética: el uso de los gestos;


• Proxémica: el uso de la distancia y del espacio cuando interactuamos con los demás;
• Intención: el propósito de la comunicación;
• Contacto visual: mirando directamente al interlocutor (mirada recíproca);
• Expresión facial: el significado emocional de los movimientos de la cara, como la sonrisa o el
fruncimiento del ceño;
• Peticiones: pedir algo por medio de la comunicación;
• Facultades conversacionales: la interacción social entre los interlocutores, incluyendo el
intercambio de turnos;
• Variación estilística: la habilidad para adaptar nuestra habla y nuestro lenguaje a diferentes
interlocutores y público;
• Presuposiciones: lo que ya sabemos o presuponemos que puede intuir en la conversación;
• Topicalización: incluye introducir temas, mantenerse en un tema, cambiarlo y analizarlo;
• Aclaración y reparaciones: pedir a tu interlocutor que te aclare la información que no
entiendes, o proporcionarle la información que precisa cuando es él quien no te entiende a ti.
Para poder desarrollar esta habilidad, existen, según varios autores, entre ellos Michael
Halliday (lingüista inglés), algunas actividades o estrategias que sirven para estimular las
distintas funciones del lenguaje y que fomentan o ayudan a que este desarrollo pragmático se
lleve a cabo de una forma mas óptima si cabe.
Una de ellas, y en el área de logopedia del Hospital Nisa también la consideran fundamental y
la llevan a cabo, es el role-playing. Ésta es una técnica divertida que consiste en realizar
una especie de teatro con los niños. En él se simula alguna situación de la vida cotidiana,
como por ejemplo ir a un restaurante, al supermercado o a una consulta del pediatra; con
todas las tareas que estas actividades conlleva. Es decir, con una actividad tan sencilla los
niños pueden trabajar numerosas habilidades y desarrollar diferentes capacidades. Lo
ideal es que se usen los máximos materiales posibles para lograr que esa situación sea, para los
niños, lo más real y funcional posible.
Realizar esta actividad en sesiones con un grupo de niños es muy útil, porque podemos
aprovecharlo para que el niño interaccione no solo con el adulto sino con otros niños, lo
cual le puede ayudar a generalizar sus aprendizajes.
Es una actividad simple que puede realizarse tanto en el ámbito educativo como en casa ya que
el único material que se requiere son juguetes u objetos de la vida diaria.

Los objetivos que persigue el role-playing es que los niños a la vez que juegan y se divierten,
sean capaces de desarrollar habilidades como escuchar, adaptar su lenguaje al contexto,
respetar el turno de palabra, comenzar y mantener conversaciones… y a la vez trabajar otros
aspectos del lenguaje como la pronunciación, el vocabulario y la entonación, entre otros.

En definitiva lo que se pretende es trabajar el área de la expresión oral. Para ello también
existen otras actividades que se pueden realizar, tanto en el ámbito educativo, como en el
clínico o familiar: expresar diferentes estados de ánimo y emociones a partir de distintas
situaciones; crear historias a partir de viñetas o dibujos; realizar actividades en base a un cuento
(relatar, ordenar secuencias o escenas, describir personajes o paisajes, crear finales nuevos, etc).
En cualquier caso, siempre deben hacerse actividades o juegos centrados en los problemas
particulares de cada niño, ya que no todos los niños con trastorno semántico-pragmático tienen
las mismas dificultades ni con el mismo grado de afectación. Éstas deberán ser de su interés
para poder conseguir una mayor participación por su parte en la actividad y no solo trabajarlos
en el ámbito clínico o escolar, sino hacer partícipes de ello a su familia con el fin de conseguir
generalizar sus aprendizajes.
Para concluir es necesario saber que la mayoría de los niños, incluso los que son diagnosticados
con trastorno del lenguaje, desarrollan muchas habilidades pragmáticas antes de pronunciar su
primera palabra. Esto es así porque algunas de ellas son muy básicas como por ejemplo el
establecimiento del contacto visual, o el fruncimiento del ceño, para dar a conocer nuestros
sentimientos. Otras, como la de ser capaz de mantener un tema en una conversación, no se
desarrollan hasta que los niños han adquirido muchas otras habilidades del habla y del lenguaje.
Así pues, en los niños diagnosticados con trastorno pragmático se puede apreciar
un retraso en el desarrollo del lenguaje, así como dificultades a la hora de comprender y
expresarse.
Es importante entender la importancia de la pragmática en el desarrollo infantil y como las
alteraciones en su desarrollo repercuten en las actividades de la vida diaria.

Este desarrollo pragmático implica integrar las adquisiciones del nivel fonológico, semántico y
morfosintáctico. El nivel pragmático es considerado un componente muy ligado a las
habilidades de interacción social; sobre todo en los casos de los niños con trastornos del
lenguaje ya que es necesario tener en cuenta y priorizar los entornos naturales y el uso de
sistemas visuales. Trabajar la expresión oral con diferentes actividades es muy propicio para
desarrollarla. Y con el trabajo, la constante interacción y el apoyo adecuado, las habilidades
comunicativas de estos niños pueden evolucionar de forma muy favorable.
“Sólo hay mundo donde hay lenguaje” Martin Heidegger.

"¿Qué diferencia hay entre lo que queremos decir, lo que decimos y lo que decimos sin
querer?" (Reyes, 1990)

 El punto de partida de la pragmática es la consideración de "el hablar" como "un


hacer". La lengua es su uso, y ese uso es siempre contextualizado. Como señala Levinson
(1983), "la pragmática es el estudio de la capacidad de los usuarios de una lengua para
asociar oraciones a los contextos en que dichas oraciones son apropiadas". El objeto de la
pragmática será el estudio de la lengua en su

Los niveles de análisis lingüístico

El lenguaje y, específicamente, nuestra lengua materna nos resulta tan

familiar y tan cotidiana que pocas veces nos detenemos a pensar en sus

características y en la cantidad de funciones que cumple en nuestra vida


diaria.
Cuando hemos llegado a este punto de nuestra explicación estamos seguros
de que

usted ya ha empezado a prestar más atención a su lengua y a interesarse por

conocer más sobre su naturaleza y los procesos implicados en su


adquisición y

desarrollo (al menos así lo esperamos). También estamos seguros de que


usted ya ha

notado que esa capacidad de comunicarnos mediante una lengua no es tan


simple

como parece. Pues bien, la lingüística también se ha dado cuenta de ello, por
esto, el

estudio científico del lenguaje se divide hoy en día en varios niveles de


análisis que

se ocupan de un aspecto particular de la totalidad compleja que es el


lenguaje. Estos

niveles son los siguientes:

a) el nivel fonético y fonológico;

b) el nivel morfológico y sintáctico;

c) el nivel léxico y semántico; y

d) la pragmática.

El nivel fonético y fonológico

La fonética es el estudio de los sonidos de una lengua.

Al hablar regulamos la salida del aire por la nariz o por la boca y, además, la
modificamos pues las cuerdas vocales, la campanilla, la lengua y los
dientes, entre

otros órganos, se ocupan de obstaculizar de varias maneras la salida del aire


y así,

cuando éste por fin sale, produce diferentes sonidos.

Haga usted mismo el experimento: deje salir el aire naturalmente por la


boca,

como en un suspiro, producirá un sonido parecido a una A, pero si ahora


hace lo

mismo y "cierra" la salida del aire juntando los dientes entonces producirá
una S;

ahora ponga la punta de la lengua contra los dientes de arriba: el sonido


será

parecido al de una L... pero si luego hace vibrar la punta de la lengua (en esa
misma

posición) estará produciendo una R. Este es el trabajo de la fonética:


estudiar lo que

hacemos para producir los diferentes sonidos del habla, también se ocupa
de

estudiar cómo viajan en el aire estos diferentes sonidos y cómo los oye
finalmente el

receptor. Para este trabajo existen hoy en día sofisticadísimos instrumentos


de

medición y control de los datos. Así, podemos retomar lo dicho hasta aquí
diciendo
que: la fonética es una parte de la lingüística que se ocupa de estudiar los
sonidos

del habla y se ha especializado, a su vez, en el estudio del modo como se


produce

(fonética articulatoria), se transporta (fonética acústica) y se recibe el sonido


(fonética

auditiva).

Por su parte, la fonología se encarga de formalizar los datos sobre los

diferentes tipos de sonidos que hay en la lengua para poder establecer


cuáles son los

que, verdaderamente, tienen una función diferenciadora en la lengua es


decir, los

que sirven para diferenciar palabras. Esto se verá más claramente si


recordamos el

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resultado del "juego" que presentamos en la segunda parte para explicar en


qué

consistía la segunda articulación del lenguaje:

COMO Pomo poCo Loco Coco coPo copA coMa coLa

pocA

Boca

Loca

Recordemos que este consistía en cambiar uno solo de los elementos


constituyentes de la palabra para convertirla en otra palabra. En total, para
formar

las palabras resultantes utilizamos siete elementos: C, M, P, L, B


(consonantes) O y

A (vocales). Ahora ya podemos darle a esos elementos sus nombres


verdaderos, se

llaman fonemas. Un fonema es una unidad de segunda articulación, una


unidad

lingüística diferenciadora de significado.

Establecemos que dos elementos de la lengua son fonemas siguiendo el

mismo procedimiento con el cual "jugamos" antes: si comparamos dos


palabras casi

idénticas, como tío / mío y encontramos que cambiando sólo uno de sus

constituyentes cambia el significado entonces podemos establecer que, en


español,

distinguimos los fonemas /t/ y /m/, y si comparamos luego con río entonces

encontraremos una tercera distinción: /r/. En nuestro "juego" anterior


establecimos

siete más. Así trabaja la fonología y con este procedimiento determina


cuáles son los

fonemas que existen en la lengua.

El nivel morfológico y sintáctico

La morfología es el estudio de la forma de las palabras. Por ejemplo, si


comparamos las palabras: como / comes / come / comemos / coméis /
comen.

Notaremos enseguida que en esta lista hay un elemento que se repite y otro
que

varía, así:

COM

es

emos

éis

en

Lo mismo sucede en:

super HOMBRE cito

sote

En el primer ejemplo tenemos una raíz que se une con la flexión que

significa "presente del indicativo" (en español, obviamente). En el segundo


ejemplo,

tenemos una palabra a la cual se unen una serie de sufijos (elementos


pospuestos a

Domínguez y Agelvis (2003) Lingüística: Una introducción generalísima 29

la palabra de base) o prefijos (elementos antepuestos). En ambos casos lo


que
hemos determinado es el modo como está constituida la palabra resultante:

comemos o superhombresote. Este es el trabajo de la morfología.

Por su parte, la sintaxis se ocupa de estudiar el modo como se ordenan y

jerarquizan los elementos en la línea del mensaje. La unidad tradicional del


análisis

sintáctico es la oración y en este nivel se estudia la conformación de las


oraciones en

la lengua.

Sobre este punto no abundaremos mucho puesto que el estudio de la


sintaxis

nos resulta familiar desde la escuela. Sólo agregaremos aquí que en el nivel

morfológico y sintáctico, así como en el que veremos a continuación (el


léxico y

semántico), la lingüística se ocupa de las unidades de la primera


articulación.

El nivel léxico y semántico

El léxico de una lengua es el inventario de las unidades que conforman esa

lengua. Cuando hablamos del "vocabulario" de una lengua nos estamos


refiriendo al

conjunto total de palabras que hay en esa lengua, a su léxico.

El léxico de una lengua, evidentemente, es un conjunto abierto, pues está

constantemente enriqueciéndose con nuevas palabras, bien sea porque los

hablantes de esa lengua las inventamos, bien sea porque las tomamos
prestadas de
otras lenguas. Y ¿por qué necesitamos nuevas palabras? La respuesta es
evidente:

para referirnos a nuevas cosas. La palabra alunizar, por ejemplo, existe


desde hace

muy poco tiempo en el léxico de nuestra lengua (y de cualquier otra lengua),


es una

palabra derivada de luna siguiendo el mismo procedimiento que utilizamos


para

derivar aterrizar de tierra. En ambos casos, tuvimos que inventar una palabra
para

denominar una nueva realidad, algo que sólo es posible desde que existen
los

aviones o los viajes a la luna lo cual, como usted sabe, es muy reciente. En
estos dos

casos derivamos una palabra de otra, por lo tanto las palabras como alunizar
y

aterrizar pueden estudiarse desde el punto de vista de la lexicología tanto


como

desde el punto de vista de la morfología, tal y como vimos antes.

La lexicología es el estudio del léxico de una lengua y de la manera como

éste se conforma, es también el estudio de los recursos de los cuales


disponemos

para enriquecer el léxico.

Antes de pasar a la semántica, notemos lo siguiente: usamos también la


palabra "vocabulario" para referirnos al conjunto de palabras que una
persona

conoce. El léxico es el conjunto de las palabras de la lengua y cuando


decimos que

una persona tiene un vocabulario "rico" o "pobre" estamos relacionando el


total

parcial de palabras que esa persona conoce con el total general del léxico,
estamos

comparando, implícitamente, las dos cantidades.

Nos interesa llamar la atención sobre el hecho de que esta comparación que

podemos hacer entre dos personas no la podemos hacer entre dos lenguas
pues

cada una de esas lenguas tendrá un léxico diferente pero, en ningún caso,
más

"rico" o más "pobre" que la otra.

Por último, la semántica se ocupa del estudio del significado lingüístico.

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Como vimos antes, el significado es el elemento que se relaciona

necesariamente con el significante para que podamos hablar de un símbolo


o de un

signo. En el caso de los signos lingüísticos, la semántica se ocupa de


establecer

cuáles son los procesos de significación en la lengua. Algunos de estos


procesos son
conocidos seguramente por usted: los sinónimos y los antónimos, por
ejemplo, o

bien la metáfora, son relaciones que se establecen entre las palabras de


acuerdo con

su significado. La semántica se ocupa de estos procesos y, además, trata de

formalizar los elementos que "componen" el significado de cada palabra, la

constitución interna de este significado.

Ese instrumento de uso cotidiano: el diccionario, es el resultado del trabajo

que realizan los lingüistas que se dedican al análisis en este nivel.

la pragmática

El lenguaje es la capacidad innata que poseen los seres humanos para comunicarse. El lenguaje
puede ser de dos clases: verbal y no verbal. Llamamos lenguaje verbal a aquel en el que
empleamos signos lingüísticos, y puede ser oral o escrito. Cada comunidad de hablantes utiliza una
lengua, que es un sistema de signos y reglas combinados entre sí que son comunes a ese conjunto
de personas. El sistema de la lengua, dada su complejidad, se estructura, a su vez, en otros
subsistemas o niveles lingüísticos, relacionados igualmente entre sí, que se ocupan de analizar
distintos aspectos del lenguaje: fónico, morfológico, sintáctico y semántico.

Nivel fónico Se ocupa del plano oral de la lengua. Las unidades lingüísticas que estudia son el
fonema y el sonido. El fonema es una unidad mínima abstracta que no posee significado, pero sí
una serie de rasgos que le confieren un valor distintivo y sirven para diferenciar palabras. Cada
lengua posee un número limitado de fonemas. La Fonología es la ciencia que estudia los fonemas,
que se representan entre barras: /b/, /d/. El sonido es la realización concreta e individual de un
fonema pronunciado por una persona. Los hablantes producen variantes diferentes de un mismo
fonema. La Fonética es la ciencia que estudia los sonidos, que se representan entre corchetes: [d],
[ð]. Nivel morfosintáctico Estudia la lengua desde el punto de vista morfológico y sintáctico,
niveles estrechamente relacionados: El nivel morfológico estudia las clases de morfemas y de
palabras, y su estructura: Los morfemas son unidades mínimas de la lengua que poseen
significado. Este significado puede ser léxico (de ahí que hablemos de morfemas léxicos o lexemas:
cas-; hij-) o gramatical (morfemas flexivos o derivativos: -o; -a/ -ero; -dad). Las palabras se
clasifican según sus morfemas y su posible función sintáctica. Estas clases de palabras o categorías
gramaticales son los artículos, sustantivos, adjetivos, verbos, pronombres, adverbios,
preposiciones y conjunciones. El nivel sintáctico estudia la función de las palabras en un contexto
determinado. Cada una de las clases antes señaladas está especializada en una función sintáctica.
Las palabras se combinan en sintagmas y oraciones. En la oración aparecen dos funciones básicas:
el sujeto y el predicado. En el sintagma distinguimos el núcleo y los complementos.

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