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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Iztacala


SUAYED Iztacala

Módulo 0702 Psicología Aplicada de Elección III

Actividad 5: Planteamiento del problema

Tutora: Liliana Patricia Reveles Quezada

Alumnos:

Roberto Ángel García Figueroa

Elizabeth Gómez Castillo

Alma Patricia Mariscal Abud

Olivia Martínez Fonseca

Grupo: 9741
19 de septiembre del 2019
Saber si la obesidad que presenta la población objetivo está
asociada a la depresión y baja autoestima.

Introducción.

Estudios diversos nos hablan de que el peso corporal (sobrepeso y obesidad) es


reconocido como uno de los problemas de salud pública en el mundo, dada su
magnitud, la rapidez del incremento y el efecto negativo que ejerce sobre la salud de
la población que lo padece. Esta enfermedad incrementa exponencialmente el riesgo
de presentar enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), una mortalidad
prematura, y un costo social elevado de la salud, además de la reducción de la calidad
de vida.

El exceso de peso corporal suele iniciarse en la infancia y la adolescencia, donde


gradualmente a partir de un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético, se
genera una excesiva acumulación de grasa corporal más allá de los valores
esperados para el género, talla y edad. Asimismo, se encuentran influenciados por
diversos factores sociales y culturales, desde la familia que se considera un factor
decisivo para la creación de hábitos, conocimientos, costumbres alimentarias; de igual
forma los psicológicos y emocionales que influyen en la sobrealimentación o cambios
metabólicos, y un ambiente obesogénico derivado de las prácticas de países
industrializados. Las personas que presentan algún grado de obesidad, les ha
provocado varias complicaciones en la salud, ya que es un padecimiento que no viene
solo, sino que provoca diversas alteraciones en el organismo, así como en la calidad
de vida.

Como se menciona en lo anterior, son muchas las causas y las consecuencias de la


obesidad en México, por lo que la presente investigación se enfoca en conocer los
índices de obesidad, así como comprender si existe alguna relación con la depresión
y la baja autoestima, además de analizar la calidad de vida que tiene la muestra con
la que se trabajará; es importante también el poder conocer los aspectos
psicosociales que inciden en la obesidad.
Marco teórico

Durante mucho tiempo, la obesidad y el sobrepeso no fueron considerados como


enfermedades, ni condición de riesgo. En la actualidad la OMS (2012) la define como
una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede causar un perjuicio para la
salud; los servicios de salud puntualizan que la causa principal de la obesidad, es un
consumo excesivo de calorías y una disminución de actividad física, por lo tanto, las
estrategias de tratamiento se dirigen a estos aspectos.

La obesidad se extiende a un ritmo alarmante no sólo en los países industrializados,


sino también en los países en desarrollo. Esto se ve relacionado con datos de la OMS
(2004), que informa que al menos 300 millones de personas padecen obesidad en el
orbe, y que ésta es una condición compleja que acarrea graves problemas sociales y
psicológicos, y afecta a todas las edades y estratos socioeconómicos, más de 1900
millones de adultos de 18 o más tienen sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones
son obesos, además de que el 39% de las personas adultas de entre 18 o más años
tienen sobrepeso, y el 13% son obesos.

México ocupa el segundo lugar de los países con mayor índice de obesidad, con un
30%, superado sólo por Estados Unidos, con 33.8%. Los países con menor índice de
obesidad son Japón y Corea, con 4%. La obesidad infantil es actualmente un
problema de salud en México. Hay más de 4 millones de niños que sufren de
sobrepeso y obesidad. Se sabe que 1 de cada 5 niños tiene problemas de sobrepeso.
México ocupa el cuarto lugar en obesidad infantil sólo superado por Grecia, Italia y
Estados Unidos (Actualidad en salud, 2012).

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición en el 2006, encontró que alrededor de


30% de la población mayor de 20 años (mujeres, 34.5%, hombres, 24.2%) tiene
obesidad (Olaiz et al, 2006). En la actualidad, más del 70 % de la población adulta
(mujeres, 71.9 %; hombres, 66.7 %), entre los 30 y los 60 años, tiene exceso de peso
(Catenacci et al, 2009).

Macías y Méndez (1997) proponen una clasificación de la obesidad dividiéndola en


leve, moderada y severa en función del porcentaje de sobrepeso. La primera
categoría corresponde a los sobrepesos comprendidos entre el 20 y 40% por arriba
del peso ideal; la segunda a 41% por arriba, y la tercera a 100%.
Según Shadle (2001), dentro de las causas se incluyen la genética, el estado
emocional, dentro del cual se incluyen el aburrimiento, el cansancio, el enojo o la
tristeza, los cuales llevan a algunas personas a ingerir alimentos para confortar su
estado de ánimo, así como el estilo de vida que se refiere a los hábitos tanto de
alimentación como de actividad física. La obesidad ha tenido un fuerte impacto sobre
la mortalidad, planteándose una reducción de siete años en la esperanza de vida para
un individuo obeso; convirtiéndose en la segunda causa de mortalidad evitable.
Además, representa un factor de riesgo de las enfermedades crónicas más
prevalentes en nuestra sociedad, como la diabetes tipo 2, las enfermedades
cardiovasculares, la patología músculo-esquelética, algunos tipos de cáncer y
diversos trastornos psicológicos.

En tanto Pasco, et. al (2013) mencionan que los efectos emocionales secundarios de
la obesidad son la baja autoestima, la falta de habilidades sociales, la visión
distorsionada del cuerpo, la depresión, los pensamientos suicidas, y el autocastigo,
estos efectos varían según el género, ya que muchos hombres no resienten las
desventajas sociales del sobrepeso tanto como las mujeres, a quienes esta condición
afecta negativamente su autoestima y percepción de bienestar.

En México Guzmán, Del Castillo & García (2010) llevaron a cabo una investigación
relacionada con los factores psicosociales asociados con pacientes con obesidad, en
dicha investigación se encontró que los factores psicosociales relacionados con el
sobrepeso y la obesidad pueden llegar a tener un efecto negativo en la salud física y
mental de las personas que padecen esta enfermedad. Mencionan que entre las
principales problemáticas con las que viven las personas con obesidad, se encuentran
los problemas emocionales y conductuales, ya sean niños adolescentes o adultos
muestran un mayor nivel de tensión, ansiedad, y agresividad, que las que no padecen
de obesidad, además estos individuos tienen mayor dificultad a la hora de reconocer,
clasificar, y describir sus emociones. Asimismo, mencionan que estos individuos
presentan mayores dificultades para establecer relaciones sociales debido a que
carecen de habilidades sociales.

Las características familiares son consideradas como un factor psicosocial que


contribuye al desarrollo de la obesidad, ya que los padres influyen en gran medida en
las preferencias alimentarias de sus hijos, en la exposición a estímulos de comida y
en la habilidad de los hijos para regular su ingesta, de esta manera se establece un
ambiente emocional y físico en el cual se puede o no se puede desarrollar la obesidad.
Los miembros de la familia pueden llegar a servir como modelos que refuerzan o
apoyan la adquisición y mantenimiento de las conductas alimentarias y de ejercicio.

La obesidad también puede llegar a ser un factor de riesgo para el desarrollo de los
Trastornos por Atracón, ya que este tipo de trastorno puede favorecer a el desarrollo
y el mantenimiento de la obesidad. Por otro lado, con relación a los problemas
psicosociales que sufren las personas que padecen obesidad, encontramos la
depresión, problemas con la imagen corporal, trastornos de la personalidad y
conductas adictivas (Guzmán, Del Castillo & García, 2010).

Además, como lo mencionan Mokdad, et. al (2001) el aumento significativo del peso
corporal trae consigo diversas dificultades, presenta comorbilidad con una serie de
patologías digestivas, neurológicas y psicológicas. Además, esta enfermedad se
asocia con una mala calidad de vida, ya que afecta el diario vivir de las personas que
la padecen. En tanto Lee, et. al (2002) menciona que debe entenderse que la
obesidad se presenta como una patología con características crónicas, es decir, cada
vez irá perjudicando e interfiriendo con diversos sistemas fisiológicos y sociales
deteriorando la calidad de vida, como también reduciendo las expectativas de vida.

Planteamiento del problema


Considerando la situación actual de la obesidad que existe en México, es
imprescindible conocer la etiología, así como los factores que inciden en este
padecimiento puesto que cada vez más, amenaza la salud de las personas,
convirtiéndose a su vez en un factor muy importante en la aparición de diversas
enfermedades como la hipertensión, diabetes, enfermedad coronaria, dislipidemia,
accidentes cerebrovasculares, enfermedad de hígado y de vesícula, apnea del sueño
y problemas respiratorios.

A pesar de los enormes avances que en general ha experimentado México, las


tendencias de sobrepeso y obesidad en las diferentes encuestas nacionales muestran
un incremento constante de la prevalencia a lo largo del tiempo. De 1980 a la fecha,
la prevalencia se ha triplicado, alcanzando proporciones alarmantes. En el mismo
sentido, es importante resaltar que los niños que al menos cuentan con uno de los
padres con obesidad, tienen entre 3 y 4 veces más probabilidades de ser también
obesos; aumentando éstas para la edad adulta. Y es así, que encontramos que
nuestro país ocupa el cuarto lugar de prevalencia mundial de obesidad, con
porcentajes de 28.1% en niños y 29% en niñas, superado por Grecia, Estados Unidos
e Italia. (Barrera, A., Rodríguez, A., & Molina, M. 2013)

Por lo anterior, la obesidad sigue siendo un problema a solucionar en el país, esto


debido a que los alimentos chatarra son una opción más fácil, ya que son rápidos de
preparar y se consiguen en cualquier lugar, pero no son saludables ya que no
contienen los nutrientes de los alimentos naturales, además contienen muchos
carbohidratos, azúcares, químicos y conservadores, los cuales aumentan las
probabilidades de padecer de obesidad. En nuestra vida hay muchos malos hábitos,
la mayoría de ellos relacionados con nuestro ritmo cotidiano y que impactan de
manera radical en nuestra salud y bienestar. La formación de hábitos alimentarios
saludables debe comenzar desde los primeros años, porque los hábitos instalados
tempranamente tienden a perdurar a lo largo de la vida. La ingesta de alimentos y los
hábitos alimenticios se encuentran influenciados mayormente por el ambiente familiar.

Como refieren en un estudio Guzmán, Del Castillo & García (2010), una manera de
comprender los aspectos psicosociales que intervienen en la obesidad, es tener en
cuenta el ajuste psicológico y social de cada individuo. El papel de diversas variables
comportamentales sobre las causas y la progresión de la enfermedad a través de la
influencia de factores como el estrés sobre los sistemas nervioso, inmunitario y
endocrino; asimismo problemas emocionales y conductuales como la ansiedad,
depresión, baja autoestima, impulsividad, agresividad, la dificultad para identificar y
expresar las emociones, carencia de habilidades sociales y problemas relacionados
con la imagen corporal. Por otro lado, el factor social, impone dos tipos de carga: por
una parte afecta la productividad de los individuos y origina un mayor consumo de
servicios sociales y de salud, generalmente de alto costo.

De igual manera algunos de los factores que inciden en la obesidad son los hábitos
alimenticios y su estado nutritivo, según Guzmán, Del Castillo & García (2010) los
siguientes aspectos asociados con una mayor prevalencia de obesidad: peso al
nacer, ausencia de lactancia materna, horas de sueño, ingesta de grasa, consumo
alto de harinas, refrescos y embutidos, numerosas horas al día viendo la televisión,
consumo bajo de frutas y verduras, nivel socioeconómico precario, bajo nivel
educativo de la madre, actividad sedentaria y ausencia de práctica deportiva. No
existe como tal un factor que desencadena la obesidad, sino que son varias
características la que orillan a las personas a esta enfermedad, es de suma
importancia que se traten estas alteraciones psicológicas, ya que la obesidad no solo
se debe de tratar para que la persona baje de peso, sino también de manera
psicológica para que verdaderamente se produzca un cambio.

La obesidad afecta la calidad de vida de las personas que la padecen,


desencadenando enfermedades como; hipertensión, diabetes y cáncer. Las personas
con este tipo de padecimiento son fuertemente discriminadas y estigmatizadas, ya
sea dentro de la escuela o en el trabajo, lo cual desencadena problemas de ansiedad,
depresión y baja autoestima, aspectos que favorecen el incremento en el peso de la
persona.

Objetivo general.

Conocer la relación que existe entre la obesidad, la depresión y baja autoestima, en


personas de 25 y 35 años de edad.

Objetivos específicos
❖ Identificar el índice de obesidad que presenta la población objetivo.
❖ Conocer la relación que tiene la obesidad tanto con la depresión como con la
baja autoestima.
❖ Identificar de forma precisa la influencia que tiene el factor psicosocial en este
padecimiento.
❖ Conocer el grado de afectación en la percepción de la calidad de vida de las
personas con obesidad.

Variables

Obesidad

Definición conceptual: En la actualidad la OMS (2010) la define como una


acumulación anormal o excesiva de grasa que puede causar un perjuicio para la
salud.
Definición operacional: El grado de obesidad basado en el Índice de Masa Corporal
(IMC) propuesto por la OMS.

Depresión

Definición conceptual: Trastorno que se caracteriza por la presencia de tristeza,


pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos
del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración (OMS, 2017).

Definición operacional: Puntaje obtenido en la aplicación de la escala de depresión


de Hamilton.

Baja autoestima

Definición conceptual: Dificultad que tiene la persona para sentirse valiosa en lo


profundo de sí misma, y por tanto digna de ser amada por los demás (Estaire, 2010).

Definición operacional: Puntaje obtenido en la aplicación de la escala de autoestima


de Rosenberg.

Percepción de calidad de vida

Definición conceptual: Es la percepción que el individuo tiene sobre su posición en la


vida, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en relación con sus
objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes, el cual está influido por la
salud física, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales,
así como su relación con los elementos esenciales de su entorno (OMS, 2005).

Definición operacional: Puntaje obtenido en la aplicación del Inventario de calidad de


vida y salud (INCASIVA).

Hipótesis.

❖ Existe relación entre obesidad, depresión y baja autoestima.


❖ La obesidad afecta la percepción de calidad de vida de la población objetivo.
❖ Los factores psicosociales tienen incidencia en la obesidad.
Bibliografía

Actualidad en salud (2012), Fundación Carlos Slim. Recuperado de:


https://salud.carlosslim.org/la-obesidad-y-sus-cifras-en-mexico/

Barrera, A., Rodríguez, A., & Molina, M. (2013) Escenario actual de la obesidad de
México. Recuperado de: https://www.medigraphic.com/pdfs/imss/im-
2013/im133k.pdf

Catenacci et al (2009). The obesity epidemic. Clin Chest Med, pp 415-44, Recuperado
de:https://www.medigraphic.com/pdfs/imss/im-2013/im133k.pdf

Estaire (2010). Baja autoestima. Psicólogos de Madrid EU. Recuperado de:


https://psicologosenmadrid.eu/baja-autoestima/

Guzmán, R., Del Castillo, A., & García, M. (2010). Factores psicosociales asociados
al paciente con obesidad. Recuperado de:
https://www.uaeh.edu.mx/investigacion/icsa/LI_EvaluInter/Meli_Garcia/8.pdf

Lee, et. al (2002). Gastrointesinal quality of life following laparoscopic vertical banded
gastroplasty. Obesity Surgery, pp 819-824.

Macías, D. y Méndez, F. (1997). Aplicaciones clínicas de la evaluación y modificación


de conducta. Estudio de casos. México: Pirámide.

Mokdad, et. al (2001). The continuing epidemics of obesity and diabetes in the United
States. Journal of the American Medical Association, pp 1195-1200.

Olaiz et al (2006). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. Cuernavaca, México:


Instituto Nacional de Salud Pública. Recuperado de:
https://ensanut.insp.mx/informes/ensanut2006.pdf

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http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/es/index.html

OMS (2004). Obesity and overweight. Disponible en línea:


http://www.who.int/dietphysicalactivity/publications/facts/obesity/en/

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http://vidacalida.blogspot.com/2010/12/oms-calidad-de-vida-2005.html

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http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/34006/PAHONMH1700
5-spa.pdf
Pasco, et. al (2013). Obesity and the relationship with positive and negative affect.
Australian & New Zealand Journal of Psychiatry, pp 477–482.

Shadle, K. (2001). Healthy families-healthy bodies preventing obesity. Total Health,


pp 22-24.

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