Sie sind auf Seite 1von 6

Instituto superior del profesorado Nº4 Ángel Cárcano

Área: Lengua y Literatura

Cátedra: Literatura Europea III

Profesor: Pablo Solari

Año: 2019

Realismo: La naturaleza humana en Historias del Subsuelo


de Fiodor Dostoievski

Alumnos: Milena Grieser - Pablo Sager


Dostoievski era hijo de un médico militar y de la hija de un comerciante. Su
padre adquirió una pequeña finca y mandó a sus hijos a estudiar en un colegio
donde, por lo demás, sólo iban los hijos de los nobles. La madre murió pronto
y el padre, que se dio a la bebida, era golpeado por sus propios campesinos, a
los que debe de haber tratado muy mal. Dostoievski se hundió de un nivel
social relativamente respetable a la situación de aquel proletariado intelectual
por el que se sentía, ora atraído, ora rechazado. (HAUSER. 1978: 402)

Esta degradación en su clase social lo hace un escritor con más empatía hacia la
clase proletaria, hacia los pobres, los que permanecen al margen de la sociedad. A partir
de allí, se reconocen en la obra varias críticas a la sociedad moderna, dirigidas hacia las
características que la modernidad fue trazando en la naturaleza humana, características
que tienden a la deshumanización y la individualización: la persona es tomada como
mercancía perteneciente a la rueda de la producción y hay una marcada diferencia entre
las clases sociales.

La primera de las dos partes de Memorias del subsuelo, “el subsuelo”, representa
un monólogo autorreferencial, una confesión donde no solo se reconoce como culpable
sino también como víctima. Una contradicción que forma parte de la naturaleza humana,
del propio ser.

El hombre del subsuelo, en cambio, escribe “una confesión”. “Apuntes” los


llama Dostoievski. Nota: confesar es admitirse culpable. Pero, como en
Kierkegaard, “el yo no es otra cosa que el resultado de una contradicción”.
Así en Dostoievski, quien confiesa no es sólo un pecador. También es una
víctima que denuncia su condición. Y acusa. Su monólogo resulta en un “yo
acuso”. (Considerar, según Bajtín, que “el monologuismo es la negación del
carácter igualitario”.) (Saccomanno, 2008: 6).

En el subsuelo se desarrollar temas como la felicidad, la libertad, el deseo, los


intereses; en otras palabras, temas especialmente filosóficos. Tomada como una confesión
deja ver el carácter contradictorio de la naturaleza humana, y la tendencia a la humillación
del hombre del subsuelo, como así también la participación del orden capitalista donde
se tiene la obligación de producir o ser tomado como loco.

El héroe del subsuelo se confiesa. Su actitud frente a la escritura es una


liturgia: cuando no contradictoria, esquizoide. Escribe, admite, por
aburrimiento. O huir de la locura. Loco, en el sistema capitalista, es aquel que
no produce. Las anotaciones del hombre del subsuelo, no rentadas, son su acto
de libertad. Un acto desde el margen. Escribe, a la vez para confesarse.
Escribe sus miserias, pero ridiculizándose (Saccomanno, 2008: 10)

La ridiculización o la humillación está relacionada con la deshumanización, el


hombre del subsuelo es anónimo aun así podemos conocer muchas de sus características
psicológicas, pero en la idea del anonimato se refuerza la caracterización del protagonista
mediante su puesto de trabajo, del lugar que ocupa en el engranaje del mundo moderno,
la deshumanización, o como lo expresa el mismo protagonista: el hombre como una
simple pieza de piano. “Hace ya mucho tiempo que vivo así; veinte años poco más o
menos. Ahora tengo cuarenta. He sido funcionario, pero dimití” (Dostoievski, 2016: 11).

Pero ya antes de encontrarnos con esto, descubrimos un personaje que se


desprecia, que se denigra, que se menosprecia permanentemente. Se siente cómodo en su
subsuelo. Lejos de buscar su bienestar está siempre humillándose y rebajándose. No le
interesan los consejos de los médicos y reconoce que de ese modo solo se hace daño a sí
mismo, lo acepta e incluso reconoce que está a gusto actuando de ese modo. Más adelante,
intentará sin éxito ser quien humille, pero es un ser tan retraído que siempre termina
martirizándose.

Cuando hablamos de deshumanización es porque la modernidad provoca en el


hombre la alienación, el anonimato, el degradamiento de la persona a una fuerza
productiva. La naturaleza humana, entonces, se transforma en subalterna a los intereses
del capitalismo. El dinero es productor de impurezas, quien lo niega puede mantenerse
puro. El hombre del subsuelo pide prestado dinero en dos oportunidades y esto es
identificado como actos de humillación. Esta humillación representa en cierto modo una
degradación en la naturaleza humana. (Saccomanno, 2008: 9)
La humillación le proporciona un goce. Porque hay tanto goce en humillar a
una prostituta como en humillarse, asumir un goce pasivo. Y morboso. Gozar
humillando es un imperativo trascendente, pero deriva en su reverso: ser
gozado, ser objeto de goce de los otros. (Saccomanno, 2008: 8)

El personaje en si es contradictorio y la misma contradicción forma parte de la


naturaleza humana. Presenta ideas opuestas, reconoce obrar de algún modo específico y
luego se retracta. Como cuando se denomina instruido, pero a la vez supersticioso y
remarca que las personas instruidas no suelen ser supersticiosas. La contradicción es este
caso construye la psicología del personaje como algo complejo que va desenmarañando
a lo largo de la obra.

Por un lado, se puede establecer que la naturaleza humana es la de seguir el camino


más intricando posible, aún conociendo cual es el camino que los lleva a realizar sus
deseos e intereses suele hacer uso de su libertad de elección, casi caprichosa, y desviarse.
Es decir que esa misma libertad le resulta, al hombre, mucho más atractiva que la
seguridad de realización de los intereses. El hombre del subsuelo lo pone de manifiesto
con un interrogante:

¿Qué haremos entonces de esos millones de hechos que atestiguan que los
hombres, aun advirtiendo cuál es su interés, lo relegan a un segundo plano y
siguen un camino completamente distinto, lleno de riesgos y azares? No están
obligados a ello, pero parecen querer evitar la ruta que se les indica y trazarse
libremente, caprichosamente, otra llena de dificultades, absurda, oscura,
apenas visible. Ello prueba que esa libertad les seduce más que sus propios
intereses... (Dostoievski, 2016: 31).
Bibliografía:

Dostoievski, F. (2008). A propósito de memorias del subsuelo. G. Saccomanno (Ed.), Memorias


del subsuelo (pp. 3–11). Buenos Aires, Argentina: La página.

Marshall, B. (2000). El hombre del subsuelo en la calle. Todo lo sólido se desvanece en el aire
(pp. 226–235). España: Siglo ventiuno editores.

Hauser, A. (1978). Naturalismo e impresionismo. Historia social de la literatura y el arte01.


Barcelona, España: Editorial Labor.

Tzvetan, T. (1996). Memorias del Subsuelo. In T. Tzvetan (Ed.), Los géneros del discurso (pp.
154–171). Caracas: Monte Avila editores de América Latina.

Das könnte Ihnen auch gefallen