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AMPARO ARBITRAL
Nº DE GRUPO: 2
INTEGRANTES:
CUSCO-PERÚ
1. Desarrollo conceptual
1.1.¿Qué es el arbitraje?
“Es un mecanismo alternativo de solución de conflictos privado, mediante el cual las partes en
virtud de la celebración del “convenio arbitral”, deciden someter su controversia a terceros
privados llamados árbitros, aceptando acatar su decisión”. (Stein, 2016)
Según Eto Cruz (2013) el proceso de amparo ademas de proteger los derechos fundamentales
(tutela subjetiva) tambien busca la proteccion del orden constitucional como una suma de
instituciones vulnerables (tutela objetiva).
Los derechos que protege el amparo en el Perú son aquellos derechos fundamentales distintos
a los protegidos por el Habeas Corpus y Habeas Data. De este modo, están contemplados en el
artículo 200, inciso 2 de la Constitución Política del Perú:
"2. La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de
cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los demás
derechos reconocidos por la Constitución, con excepción de los señalados en el
inciso siguiente. No procede contra normas legales ni contra Resoluciones
Judiciales emanadas de procedimiento regular." ( Constitución Política del Perú,
1993)
El artículo 139, inciso 1 de la constitución del Perú señala: «No existe ni puede establecerse
jurisdicción alguna independiente, con excepción de la militar y arbitral». El Tribunal
Constitucional precisó importantes aspectos relacionados con esta materia. En primer lugar,
reiteró la procedencia del amparo contra laudos arbitrales, señalando que tal situación debía ser
admitida solo en tres supuestos:
A partir de la entrada en vigencia del decreto legislativo 1071, Ley General de Arbitraje, el
Tribunal Constitucional dictó un precedente con carácter vinculante relacionado con dos temas:
a) la improcedencia de demandas de amparo contra laudos arbitrales, y b) la aplicación del
control difuso de constitucionalidad de las normas jurídicas por parte de los tribunales
arbitrales: STC 0142-2011-PA/TC, que en efecto, partiendo de la consideración de que la
especial naturaleza del arbitraje no supone en lo absoluto su desvinculación del esquema
constitucional, el Tribunal reconoce que, si bien los criterios antes descritos no han perdido su
vigencia e importancia, estos requieren ser acoplados de una manera más directa a lo que
expresamente ha previsto el Código Procesal Constitucional. Según se cita en el EXP. N.O
OOI42-2011-PA/TC el tribunal constitucional establece como precedente los fundamentos 20,
21 y 26 :
1. El recurso de nulidad previsto en la ley N° 1071, que norma el arbitraje, que constituye
una vía previa e igualmente satisfactoria para la protección de los derechos
constitucionales que determina la improcedencia del amparo de conformidad con el
artículo 5. 2 del código procesal constitucional, a excepción de las situaciones que se
establecen en la sentencia misma.
2. De conformidad con el artículo 63. B del decreto legislativo N°1071 no procede el
amparo cuando el laudo arbitral en si ya incurre en una causa de anulación por la misma
ley N°1071.
3. Es improcedente el amparo para cuestionar la falta de convenio arbitral, porque eso ya
incurre en nulidad según el artículo 63. A de la ley N°1071.
4. Cuando la materia dispuesta ante la jurisdicción arbitral sea la de un derecho fundamental
no negociable se procederá con el recurso de anulación o apelación (artículos 65 y 73 de
la ley de arbitraje) siendo improcedente el amparo.
5. El amparo que desconozca las reglas de procedencia establecidas en esta sentencia no
interrumpen ni suspenden el proceso ordinario de un laudo arbitral.
6. Contra lo resuelto por el poder judicial respecto a la impugnación de un laudo arbitral
solo procede el amparo contra resoluciones judiciales.
En el fundamento 26 expresa:
El sustento de esta decisión sería que la finalidad del proceso de amparo, según lo prevé el
artículo 1 del Código Procesal Constitucional,20 es proteger los derechos fundamentales
vulnerados, reponiendo las cosas al estado anterior a la violación. En consecuencia, sólo se
puede lograr este objetivo, si el control constitucional se realiza anulando el laudo arbitral
mismo, en la medida que sea allí donde radique la afectación invocada al debido proceso, y que
ha dado lugar al proceso de anulación, al que se le ha atribuido la calidad de «vía previa».
(Arrarte Arisnabarreta, 2007)
De esta manera, el Máximo Intérprete de la Constitución sostuvo que, si bien los precedentes
vinculantes emitidos en materia de amparo arbitral no son aplicables al caso en concreto, es
necesario establecer la posibilidad de recurrir a dicho proceso constitucional cuando se expide
una resolución arbitral que desconoce, incumple, desnaturaliza o inejecuta el laudo arbitral
emitido.
Precisa, además, que en estos casos no existe mecanismo impugnatorio alguno por promover,
ya que el recurso de anulación, según las normas de arbitraje, solo procede contra los laudos
arbitrales. (Cerna, 2015)
2. Derecho comparado
2.1.Colombia
De conformidad con el artículo 1 de la Ley 1563 del año 2012 “(…) el arbitraje es un
mecanismo alternativo de solución de conflictos mediante el cual las partes defieren a
árbitros la solución de una controversia (…), el laudo arbitral es la sentencia que profiere
el tribunal de arbitraje (…)”.
Es la actual Constitución Política de Colombia, la que consagra en su artículo 86 “el
derecho que tiene toda persona de interponer acción de tutela para reclamar ante jueces la
protección inmediata de sus derechos fundamentales, cuando estos resulten amenazados
sea por la acción u omisión de cualquier autoridad pública”.
En la sentencia T-006 de 1992 de la Corte Constitucional reconoce a los árbitros
como figuras análogas a los jueces. Es decir que un árbitro y un juez tienen las
mismas facultades dentro de sus respectivas jurisdicciones.
Sentencia T-466 de 2011 reconoce que:
La acción de tutela “procede excepcionalmente contra laudos arbitrales cuando
aquellos desconocen los derechos fundamentales de las partes”.
La acción de tutela se encuentra subordinada al cumplimiento de dos
requisitos:
1. El agotamiento de los recursos legales previstos para atacar la decisión arbitral.
2. La configuración de una vía de hecho, un actuar manifiestamente caprichoso por
parte del árbitro, en tanto este incurra bien sea en un defecto orgánico, fáctico,
sustantivo o procedimental al proferir su decisión.
2.2.México
El arbitraje es una forma de resolver controversias mediante la intervención de un tercero que
cuenta con facultades de decisión.
Ignacio Burgoa (1995) en su libro “El juicio de Amparo” parte de su dualidad de este, es decir, lo analiza como
medio de control de la constitucionalidad y como medio de control de la legalidad; indicando que el amparo tiene
una finalidad dual, simultánea, inmediata e inseparable pues protege a la persona contra cualquier acto de autoridad
que infrinja la Constitución y, por ende, todo ordenamiento legal secundario.
Para entender el juicio de amparo debemos de partir del concepto de “autoridad” el cual es de
suma importancia para el desarrollo del tema.
“La autoridad responsable, teniendo tal carácter, con independencia de su naturaleza formal, es la que dicta,
ordena, ejecuta o trata de ejecutar el acto que crea, modifica o extingue situaciones jurídicas (…). Para los efectos de
esta Ley, los particulares tendrán la calidad de autoridad responsable cuando realicen actos equivalentes a los de
autoridad (…) cuyas funciones estén determinadas por una norma general”
El Poder Judicial Mexicano ha mencionado que el árbitro no puede ser considerado autoridad,
el motivo de esta afirmación es, que se trata de un ente privado, producto de la libertad
contractual.
Con referencia al elemento ‘actos equivalentes a los de autoridad’, la solución de una disputa
y la función jurisdiccional no pueden ser denominados como actos ‘equivalentes’, ya que el
actuar del árbitro es fundamentalmente diverso al actuar de un juez. La Corte Suprema de la
Nación respecto al tema se ha pronunciado de la siguiente manera:
El juicio arbitral, definido en la doctrina jurídica, es aquél que se tramita ante personas o instituciones
que no son Jueces del Estado, o que siéndolo no actúan como tales, sino como particulares, por lo que la
autoridad jurisdiccional, lo que se conoce como reconocimiento u homologación que otorgan las
autoridades a dicho laudo, para proveerlo de la fuerza jurídica suficiente para su completa obligatoriedad.
Los árbitros reciben sus facultades directamente de las partes; sólo con relación a éstas reciben el
carácter de jueces, y no pueden pronunciarse más que sobre las cuestiones que ellas les propongan (…).
Después de tomar en consideración los puntos anteriores indicamos que, al carecer el
tribunal arbitral de imperium (autoridad) para hacer cumplir por sí mismo las resoluciones
que se dan dentro de la controversia arbitral, este debe de solicitar a los tribunales judiciales,
quienes, sí gozan de imperium, para que apliquen dichas medidas con el objeto de que estas
resoluciones arbitrales sean cumplidas, es aquí donde entran en función los diversos
tribunales judiciales
3. Conclusiones
4. Bibliografía
Constitución Política del Perú. (1993). art. 200. Diario Oficial ''El Peruano''.
Código Procesal Constitucional. (2004). art. 37. Diario Oficial ''El Peruano''.
Arboleda Perdomo, J. (2015). Tutela contra laudos arbitrales. Bogotá, Colombia: Colegio de
Abogados Rosaristas
Silva, Jorge Alberto (1994). Arbitraje Comercial Internacional en México, México: Pérez Nieto
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