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8 de septiembre de 2017
E n una reciente entrevista, Carlos Teves, haciendo gala de una sinceridad poco
frecuente en los medios televisivos, contó su historia escolar: "Fui hasta octavo, salí sin
saber leer, aprendí de grande y hoy tengo dificultades para comprender lo que leo". En
cambio, Juanita, una nena que está en primer grado, tiene un cuadernito donde
escribe sus propias historias y como a veces invierte las letras y a su papá le da trabajo
leer en voz alta lo que ella escribió, se enoja y lo acusa de no saber leer.
A Carlitos le crecieron alas en las piernas que le permitieron remontar vuelo por sobre
el destino que la amalgama de Fuerte Apache y escuela habían construido para él. A
Juanita a lo mejor le crecen alas en la imaginación y es de esperar que la escolarización
no se las pode, pero sea como sea crecerá con un abanico amplio de recursos para
poder definir su destino.
Estas dos historias ilustran muy elocuentemente los núcleos más duros de la
problemática escolar argentina.
Carlitos fue un niño ajeno a toda relación con la cultura letrada. Con él, la escuela no
pudo o no supo. En realidad, se trata de dos caras de la misma moneda: la desigualdad
y la ineficacia en la enseñanza. La escuela argentina pareciera enseñar sólo a quienes
aprenden casi naturalmente y es inoperante con aquellos que necesitan una acción
contundente que los inicie en prácticas culturales que no provienen de su medio de
origen.
Las conclusiones son casi obvias: las metodologías utilizadas en el ámbito escolar no
son las adecuadas, no son las que permiten que todos los chicos aprendan. Las
estadísticas muestran que son muchos los "Carlitos" que atraviesan su escolaridad
primaria sin aprender a leer y escribir. Están ocho años disponibles para aprender y la
escuela no les enseña a leer y escribir.
El ejemplo nos proporciona pistas sobre otra problemática escolar, la de lograr una
escuela que genere condiciones para que a los chicos les crezcan alas. Todas aquellas
que ya traen de fábrica y otras muchas que les pueda sembrar la escuela, como la
curiosidad, la creatividad y la imaginación.