Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
LA GUERRA HISPANO-ESTADOUNIDENSE Y EL
COMIENZO DE LA EXPANSIÓN EXTRACONTINENTAL.
BOSCH AURORA
La guerra de 1898 contra España no sólo acabó con las “guerras interiores” sino que la victoria de esta
guerra colocó a Estados Unidos en una nueva etapa de su historia, supuso su nacimiento como imperio
y el surgimiento de un nuevo imperialismo.
En 1898, tras la victoria sobre España, Estados Unidos confirmaba su control en el Caribe, mediante el
establecimiento de un protectorado de facto en Cuba y la anexión de Puerto Rico, al tiempo que
avanzaba su posición en el Pacífico con la anexión de Hawai y el control de Filipinas. Esto no era más
que el comienzo de lo que serían las líneas maestras de la política exterior norteamericana hasta la
primera guerra mundial: actualización de la doctrina Monroe, confirmando a Estados Unidos como
potencia dominante en el hemisferio occidental y en el Caribe para controlar el futuro istmo oceánico,
que permitiría un acceso más fácil a los mercados asiáticos.
También este primer imperio insular fue el comienzo de un nuevo tipo de dominación imperial. Tanto
en Cuba como en Filipinas se estableció un control indirecto basado en la asimilación cultural. El
objetivo era que estas sociedades fueran una réplica económica, política y cultural de la nación
«superior» y «civilizadora» a la que trataban de imitar, como la mejor forma de asegurar los intereses
económicos norteamericanos. El trabajo previo de la llamada «diplomacia misionera», fue completado
después con la llamada «diplomacia del dólar» y del «gran garrote» durante la presidencia de Theodore
Roosevelt (1901-1908).
Por lo que refiere al amplio territorio del suroeste, necesario para completar la expansión continental
hasta el Pacífico, era propiedad de México desde que en 1821 este país se independizara de España y
fue necesaria una guerra para arrebatárselo. Estados Unidos se anexionó Texas en 1845 y para
conseguir los codiciados territorios de California y Nuevo México provocó una guerra contra México
(1846-1848).
La doctrina Monroe fue la declaración de que Estados Unidos no toleraría la intervención de los países
europeos en el continente americano y que, a cambio, prometía no inmiscuirse en ninguna colonia ya
establecida, ni en asuntos europeos.
En cuanto al Pacífico, los misioneros de Nueva Inglaterra comenzaron a establecer misiones en Hawai
en la década de 1820. En la década de 1840 el gobierno norteamericano empezó a enviar mensajes a
Inglaterra y Francia, avisándoles de que no toleraría el control europeo de las islas, y en la década
siguiente ya se trató de negociar un tratado de Anexión con Hawai; mientras, el primer tratado
Comercial con China se había firmado en 1844, y en 1854 el comodoro Mathew C. Perry abrió Japón al
comercio norteamericano.
La guerra civil y la reconstrucción aplazaron la expansión sobre el Pacífico y cualquier discusión sobre
la anexión de Cuba u otro territorio. El triunfo del norte y de la causa antiesclavista en la guerra civil
invalidaron el argumento sudista de anexionarse Cuba, de forma que Estados Unidos dio su apoyo
nominal a la insurrección cubana de 1868-1878, por ser también una insurrección antiesclavista.
La construcción del imperio comenzaba por desarrollar y establecer unas bases económicas sólidas en
todo el continente americano; tras ello, Estados Unidos controlaría el istmo interoceánico en el Caribe,
así como emplazamientos en el Pacífico, que le permitirían conseguir su objetivo final de abrir el
mercado asiático a los productos norteamericanos. Diseñadas estas líneas maestras, Seward
recomendaba una serie de medidas concretas para el desarrollo del imperio, como establecer un
arancel alto a fin de proteger las pequeñas industrias y atraer a trabajadores extranjeros; ofrecer las
tierras públicas rápidamente y a bajos precios; obtener mano de obra barata, especialmente atrayendo
a trabajadores asiáticos; unir el continente americano con canales y ferrocarriles transcontinentales;
poseer islas en el Caribe para defender a Norteamérica de los poderes europeos y para que protegieran
el istmo centroamericano y la ruta hacia el Pacífico.
Se fue creando una conciencia sobre la posible necesidad de mercados que absorbieran la
hiperproductividad de la economía norteamericana.