Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Ya mencionamos que tres son los elementos que intervienen en una expedición marítima
y que están expuestos a los riesgos propios de la navegación cualquiera sea su
clasificación (marítima, fluvial o lacustre): EL BUQUE, LA CARGA que transporta y
EL FLETE que esta reditúa. El conjunto de ellos por un lado, y el riesgo o peligros a los
que están expuestos por otro, constituyen lo que en Derecho Marítimo se designa con la
expresión “Aventura Marítima”.
A su vez, existe otro tipo de causal de avería común, la cual se denomina avería gastos,
esta, se pueden observar (según el estudio de Malvagni) en los siguientes casos: 1. La
curación, manutención e indemnización de los tripulantes heridos o mutilados en defensa
del buque; 2. Los que se hagan para poner a flote el buque encallado; 3. Los gastos
encaminados a pagar los sueldos y la manutención de la tripulación en el evento en que
ocurra una arribada forzosa; 4. El valor de las costas judiciales para la clasificación y
contribución en avería gruesa; entre otros.
Estas últimas se caracterizan por ser provocadas de modo voluntario al objeto de salvar
el buque, la carga o ambos a la vez, siendo sus consecuencias negativas o gastos
originados soportados por todos los interesados en el buque y en el cargamento. Las
averías simples o particulares, diversamente, tienen un origen involuntario y sus daños o
gastos recaen sobre quien los origina o provoca.
Es decir el conjunto de bienes expuesto, en la aventura marítima, esto es, el buque y las
mercancías que transporta, pueden sufrir ciertos daños o soportar determinados gastos
originados por las eventualidades de la navegación.
La Avería Gruesa, como muchos de los institutos del Derecho Marítimo, es enigmática
en su formulación. Comparte con éstos un particular sustentáculo: la idea de comunidad
de intereses, que nace en cada viaje con la formación de la empresa marítima. Juntos, sus
integrantes -buque, carga y flete- se configuran en una unidad ideal para afrontar los
riesgos de la navegación. La idea misma de la aventura marítima, representada por la
imagen del buque que surca solitario el océano sorteando los peligros del mar, hace pensar
en un nivel de cohesión entre sus partes incomprensible en otro contexto. Por tanto,
prevalece entre ellas un régimen particular de solidaridad. Bajo este principio rector, el
instituto de Avería Gruesa pretende instaurar un sistema de contribución tendente a
compensar las pérdidas voluntariamente soportadas por una de las partes de la aventura
marítima para la seguridad común de toda la empresa.
Es decir, un hundimiento por sí mismo no tiene que contribuir una avería gruesa. Para
que se configure una avería común o gruesa, es necesaria pues la concurrencia de los
siguientes elementos:
Los artículos que encontramos en la legislación que regula esta materia, la Regla D de
York y Amberes:
Cuando nos referimos a contribución nos referimos a que el perjuicio se hace extensivo a
todos los partícipes de la expedición, es decir, que unos y otros contribuyen
respectivamente, en proporción al valor de los salvado y de lo admitido en avería gruesa
a dos masas, la acreedora constituida por los perjuicios y la deudora que integran los
valores salvados y recuperados.
Así es avería gruesa, por regla general, todos los daños y gastos que se causen
deliberadamente para salvar el buque, su cargamento o ambas cosas a la vez, de un riesgo
conocido y efectivo, y en particular:
1º - Los efectos o metálico invertido en el rescate del buque o del cargamento apresado
por enemigos, corsarios o piratas y los alimentos salario y gastos del buque detenido
mientras se hiciere el arreglo o rescate.
2º - Los afectos arrojados al mar para aligerar el buque ya pertenecientes al cargamento,
ya al buque o a la tripulación, y el daño que por tal acto resulte a los efectos que se
conserven a bordo.
3º - Los cables y palos que se corten o inutilicen, las anclas y cadenas que se abandonen
para salvar el cargamento, el buque o ambas cosas.
4º - Los gastos de alijo o transbordo de una parte del cargamento para aligerar el buque y
ponerlo en estado de tomar puerto o rada, y el perjurio que de ello resulte a los efectos
alijados o transbordados.
5º - El daño causado a los efectos del cargamento por la abertura hecha en el buque para
desaguarlo e impedir que zozobre.
6º - Los gastos hechos para poner a flote un buque encallado de propósito con objeto de
salvarlo.
7º - El daño causado en el buque que fuere necesario abrir, agujerear o romper para salvar
el cargamento.
8º - Los gastos de curación y alimentos de los tripulantes que hubieren sido heridos o
estropeados, defendiendo o salvando el buque.
9º - Los salarios de cualquier individuo de la tripulación retenido en rehenes por
enemigos, corsarios o piratas, y los gastos necesarios que se causen en su prisión hasta
restituirse al buque o a su domicilio, si lo prefiriere.
10º - El salario y alimentos de la tripulación del buque fletado por meses, durante el
tiempo que estuviere embargados o detenido por fuerza mayor y orden del Gobierno, o
para reparar los daños causados en beneficio común.
11º - El menoscabo que resultare en el valor de los géneros vendidos en arribada forzosa
para reparar el buque por causa de avería gruesa.
12º - Los gastos de liquidación de la avería.
A estos supuestos hay que añadir si como medida necesaria para cortar un incendio en
puerto, rada, ensenada o bahía se acordase echar a pique algún buque, está perdida será
considerada avería gruesa, a la que contribuirán los buques salvados; así como el supuesto
de que careciendo el capitán de instrucciones del fletador sobreviniere declaración de
guerra o bloqueo durante la ejecución de un contrato de fletamento, en cuyo caso ,deberá
dirigirse al puerto neutral y seguro más cercano, pidiendo y aguardando ordenes del
cargador, pagándose como avería común los gastos y salarios devengados en la detención;
y por último, revisten este mismo carácter los alimentos y salarios de la tripulación en el
caso de que el buque no pudiere hacerse a la mar por cerramiento del puerto de salida u
otra causa pasajera.
A satisfacer el importe de las averías gruesas o comunes contribuirán todos los interesados
en el buque y cargamento existentes en el al tiempo de ocurrir la avería.
A continuación enumeramos los casos que tanto las Reglas de York y Amberes y el
Código de Comercio, enumeran como tipos de avería gruesa:
A falta de tal comunicación, o si dentro del plazo de 12 meses desde que le sea solicitada
alguna de las partes dejase de aportar la prueba de su reclamación, o los datos sobre el
valor del interés del contribuyente, el liquidador de averías quedará en libertad para
calcular la cuantía de la bonificación o el valor del contribuyente de acuerdo con la
información de que disponga, cálculo que podrá ser impugnado únicamente por razón de
su manifiesta incorrección.
Solamente son reembolsados aquellos daños, pérdidas o gastos que sean consecuencia
directa del acto de avería gruesa. Las pérdidas o daños sufridos por el buque o el
cargamento, a consecuencia de retraso, y las pérdidas indirectas, tales como la demora y
pérdida de mercado, no serán admitidos en avería gruesa.
Cuando recibamos un certificado de avería gruesa de alguno de los buques en los que se
transportaban nuestros contenedores tendremos que consultar la siguiente
documentación:
Tras observar estos documentos o alguno de ellos, y con estas nociones básicas, ya
estaremos en disposición de saber si nuestro caso se puede considerar avería gruesa o no.
La experiencia muestra que en muy pocas y contadas ocasiones se dan los requisitos para
establecer una avería gruesa, y es que en la mayoría de ocasiones en las que el armador
presenta la solicitud de aceptación de avería gruesa a los interesados en la carga suele
faltar ere requisito del “peligro” previo que genera la pérdida económica.
Un caso típico de avería gruesa sería aquel en el que en un contenedor se incendia a bordo
de un portacontenedores y para evitar un mal mayor lo tiran por la borda para poder salvar
al resto de contenedores, al buque y a toda la tripulación. El resto de interesados en la
carga deben pues contribuir ya que gracias a esa pérdida ellos han podido recibir sus
cargas en destino.
La recomendación es que nunca se dé por sentado que por muy grave que haya sido un
accidente tenga que ser avería gruesa. Son cosas totalmente independientes, la magnitud
del accidente y que se den los requisitos legales. Gruesa no significa grande, espectacular,
tremenda… es un concepto jurídico y como tal debe analizarse caso a caso si concurren
los requisitos que permiten al armador cobrarnos una cantidad determinada frente a un
incidente.
Los elementos que caracterizan a la avería gruesa son:
En cuanto al origen del peligro, pregunta si hay avería gruesa, cuando a aquél ha sido
ocasionado por la culpa del Capitán u otras personas autorizadas. Al respecto hay dos
teorías:
I. La antigua teoría francesa sostiene que cuando el daño se ha producido por vicio propio
del buque o por culpa del Capitán (negligencia) no hay avería.
II. La teoría inglesa, alemana y de los códigos modernos, establece el principio contrario:
aunque haya culpa en el origen hay avería gruesa. Se consagró este principio en la Regla
de Amberes de 1913 y pasó a la de York-Amberes de 1924 quedando plasmado en dicho
texto.
¿Cómo juega la acción de avería cuando el peligro ha sido ocasionado por la culpa? Por
ejemplo, si se cargan clandestinamente mercaderías, se fermentan y se hace necesario
tirar otra mercadería al agua, ¿hay avería gruesa? Sí, y al dueño de la mercadería debe
indemnizarse. Claro, que una vez que todos han indemnizados tiene acción por esa parte
contra el autor de la culpa. De modo que en cuanto al origen, haya o no culpa o dolo,
existe avería.
La Regla II de las Reglas de York-Amberes establece que: “La pérdida o daño causado a
un buque y a su cargamento, o a cualquiera de ellos, por o a consecuencia de un sacrificio
hecho para la seguridad común, así como por el agua que penetre por las escotillas
abiertas, o por cualquier otra abertura practicada con el objeto de efectuar una echazón
para la seguridad común, serán admitidos como avería gruesa.”.
Así, los daños ocasionados al buque, sus partes o aparejos por barrenado o por el
anegamiento causado por la apertura de las escotillas, constituyen actos de Avería Gruesa.
ii) Extinción de fuego a bordo
La Regla III de las Regla York-Amberes establece que: “El daño causado a un buque y
su cargamento, o a cualquiera de ellos, por agua o de otro modo, incluso el que se
produzca al varar o barrenar un buque para extinguir un fuego a bordo, será admitido en
avería gruesa; sin embargo no se hará bonificación alguna del daño ocasionado por humo
y calor, cualquiera que fuera la causa.”
El encallamiento, en tanto acto de Avería Gruesa, refiere a los daños que sufrieren el
casco y la quilla del buque cuando este se hiciere encallar o varar en un banco de arena o
arrecife. La Regla V de la Regla de York-Amberes establece que: “Cuando un buque es
encallado intencionalmente para la seguridad común, haya sido o no llevado a la orilla,
las pérdidas o daños consecuentes sufridos por la propiedad de la aventura marítima serán
admitidos como avería gruesa.”.
b) Avería-sacrificio de la carga
La pérdida o daño sufrido por la carga, puede, en diversas situaciones, constituir un acto
de Avería Gruesa. A saber:
i) Echazón
El acto de echazón refiere a la acción y efecto de arrojar al agua la carga, parte de ella o
ciertos objetos pesados de un buque, cuando es necesario aligerarlo. Así, arrojar la
totalidad o parte de la carga por encima de la borda, para aligerar el buque a fin de salvarlo
del peligro, constituye un acto de Avería Gruesa. Es precisamente este acto particular, el
que dio origen al instituto y doctrina de Avería Gruesa.
La Regla III de la Regla de York-Amberes establece que: “El daño causado a un buque y
su cargamento, o a cualquiera de ellos, por agua o de otro modo, incluso el que se
produzca al varar o barrenar un buque para extinguir un fuego abordo, será admitido en
avería gruesa; sin embargo no se hará bonificación alguna del daño ocasionado por humo
y calor, cualquiera fuera la causa.”.
En relación con el buque, es fácil imaginar los daños que éste puede sufrir a consecuencia
del encallamiento. Sin embargo, la Regla V no restringe el acto de Avería Gruesa a los
daños sufridos por éste, sino que la norma abarca todas las pérdidas o daños consecuentes
sufridos por la propiedad de la aventura marítima. Luego, esto incluye la carga. En este
respecto, puede figurarse, por ejemplo, el daño causado a la mercadería transportada por
la exposición climática prolongada, a consecuencia del varamiento.
La Regla XII de la Regla de York-Amberes establece que: “Las pérdidas o daños sufridos
por el cargamento, el combustible o las provisiones, al trasladarlos, almacenarlos,
reembarcarlos o estibarlos serán abonados en avería gruesas cuando, y solamente cuando,
el costo de las respectivas operaciones sea admitido como avería gruesa.”.
Esta norma restringe la inclusión del daño sufrido por la carga en su descargo, a la
admisión en Avería Gruesa del gasto de traslado, almacenamiento, reembarque o estibaje
realizado.
Luego, en relación con la pérdida o daño de la carga, será el flete de la misma admitido
en Avería Gruesa.
Tampoco han de admitirse en Avería Gruesa los objetos abordo no incluido en los
conocimientos de embarque o en el manifiesto de carga.
La Regla XIX de la Regla de York-Amberes establece, en materia de mercancías no o
falsamente declaradas: “Los daños o pérdidas sufridos por las mercancías cargadas sin
conocimiento del armador o de su agente o por las que intencionadamente hubiesen sido
objeto de una falsa declaración en el momento del embarque, no se abonarán en avería
gruesa, pero tales mercancías estarán sujetas a la correspondiente contribución si se
salvasen. Las pérdidas y daños causados a las mercancías que hayan sido falsamente
declaradas, con un valor más bajo que el efectivo, se abonarán sobre la base del valor
declarado, pero contribuirán con su valor real.”.
Se establece que las pérdidas o daños sufridos por la mercancía cargada de forma irregular
no estará cubierto por la Avería Gruesa, sin embargo, si estas se salvasen merced de un
gasto o sacrificio realizado por la seguridad común, éstas habrán de contribuir.
1.2Avería Gasto
Refiere, grosso modo, a cualquier desembolso o gasto que realice el Capitán para la
salvación o seguridad común, en su condición de representante de la comunidad de
intereses de la aventura marítima. A diferencia de las Averías-Sacrificio, no importan
destrucción, deterioro o daño de un bien, pero sí un menoscabo en el patrimonio de la
expedición. La condición fundamental para su consideración como acto de Avería
Gruesa, es que ha de ser extraordinario, sea, sobreviniente y no propio del giro regular de
la empresa.
i) Gastos Sustitutivos
La expresión gastos sustitutivos, se emplea para significar ciertos gastos que, aunque
carecen por sí mismos del carácter propio de Avería Gruesa se liquidan como tales,
siempre que éstos hayan evitado la realización de un desembolso mayor.
Dispone la Regla X de la Regla de York-Amberes que: “i) Cuando un buque haya entrado
a un puerto o lugar de arribada o haya vuelto a su puerto o lugar de carga a causa de un
accidente, sacrificio o alguna u otras circunstancias extraordinarias que exijan una
determinación para le seguridad común, los gastos de entrada en tal puerto o lugar serán
admitidos como avería gruesa; y cuando el buque vuelva a salir nuevamente con todo o
parte de su cargamento original, los gastos correspondientes a la salida de tal puerto o
lugar que sean consecuencia de la entrada o retorno, serán asimismo admitidos en avería
gruesa. ii. Cuando un buque se encuentra en un puerto o lugar de refugio y es
necesariamente llevado a otro puerto o lugar de refugio, siendo que las reparaciones
requeridas no pueden efectuarse en el primer lugar, las disposiciones de esta Regla han
de aplicarse al segundo puerto o lugar de refugio, y por tanto, los costos de tal remoción,
así como las reparaciones provisionales y estibaje han de ser admitidos en avería gruesa.
Las disposiciones de la Regla XI han de aplicarse a la prolongación del viaje ocurrido en
razón de tal traslado.”.
Así, de conformidad con la Regla X serán admitidos los siguientes gastos de arribada,
realizados en el puerto de refugio:
- Los gastos de arribada originados cuando un buque haya entrado a un puerto o lugar de
arribada por circunstancias extraordinarias, así como los gastos correspondientes a la
salida de tal puerto.
- Los gastos originados cuando un buque se encuentra en un puerto o lugar de refugio y
es necesariamente llevado a otro, pues las reparaciones requeridas no pueden efectuarse
en el primer lugar. Los costos de tal remoción, así como las reparaciones provisionales y
estibaje han de ser admitidos en Avería Gruesa.
Continúa la Regla X en su inciso b) que: “(i) El costo de la manipulación a bordo o del
descargo de la carga, combustible o provisiones en un puerto o lugar de carga o refugio,
será permitida como avería gruesa cuando la manipulación o descarga fuere necesaria
para la seguridad común o para permitir la reparación del daño causado a la nave por
sacrificio o accidente, si las reparaciones fueren necesarias para la continuación segura
del viaje, excepto en los casos donde el daño a la nave se descubre en un puerto o lugar
de carga, sin que logre identificarse conexión con accidente alguno u otras circunstancias
extraordinarias sobrevenidas durante el viaje. (ii) El costo de manipulación a bordo de la
carga o de su descargo, o el del combustible o provisiones, no será admitido como avería
gruesa cuando se haya incurrido en éste con el único fin de re-estibar la carga movida
durante el viaje, a menos que tal re-estibaje sea necesario para la seguridad común.”.
Continúa la Regla XI.a refiriéndose a los gastos de arribada en puerto de refugio, pero
esta vez no sobre los gastos producto de la manipulación y descarga de la carga, sino
particularmente de los gastos de salario y manutención de la tripulación, entre otros: “a)
Los salarios y manutención devengados razonablemente por el capitán, oficiales y
tripulantes y el combustible y aprovisionamientos consumidos durante la prolongación
del viaje ocasionada por la entrada de un buque en un puerto o lugar de arribada o por su
retorno al puerto o lugar de carga, serán admitidos en avería gruesa, cuando los gastos de
entrada en dicho puerto o lugar se admitan en la misma forma, de conformidad con la
Regla X (a).”. Esta Regla fue reformada en la revisión de 2004, a fin de excluir de la
admisión en Avería Gruesa, los salarios y mantenimiento del capitán, oficiales y
tripulación mientras el buque se encuentre detenido en el puerto de refugio.
El Liquidador de Av. Gruesa deberá tener en cuenta el valor del buque, el valor de la
carga y el valor del flete para determinar la proporcionalidad de cada parte en la
contribución del gasto incurrido. Esa tarea es sumamente dificultosa además de
considerar aspectos como: a) las coberturas de la póliza que amparan cada riesgo; b) el
valor de la suma asegurada del buque; c) la continuidad del buque después de ocurrido el
hecho, y que pasaría si existieran nuevos daños al continuar dicho viaje; d) si los bienes
en riesgo (buque, flete y carga) fueran de la misma persona; e) si el cálculo del flete
proporcionado es bruto o neto para determinar la contribución, entre otras
consideraciones.
Está constituida por el conjunto de créditos que representan los daños y gastos sufridos o
incurridos en beneficio común. En cuanto al buque, si ha sido reparado, la suma a ser
bonificada como avería gruesa será el precio real y razonable del daño o la pérdida,
aunque sujeto a las deducciones en concepto de "nuevo por viejo" contempladas en la
Regla XVIII de York-Amberes, de 1974. Si las reparaciones no se hubieren efectuado e
admitirá una razonable depreciación. Si el buque sufriera una pérdida total el importe
admisible, será el valor estimado del buque en buen estado, luego de deducir el costo
estimado de las reparaciones que no fueran averías gruesas y el producto de la venta si
existiera. En cuanto a la carga que se ha perdido o dañado como consecuencia del acto de
avería, señalaremos que la Regla XVI de York-Amberes, establece que el importe a
bonificarse, será la pérdida sufrida por el propietario de la mercadería, tomándose por
base el precio del documento o la factura comercial, en el momento de descarga, o a falta
de estos el valor al momento de embarque. No integran la masa acreedora, las mercaderías
sacrificadas que hayan sido cargadas sin consentimiento del transportador (Regla
XIX).La pérdida del flete resultante del daño o pérdida de mercadería, será admitida como
avería gruesa, tanto cuando sea consecuencia de un acto de avería gruesa como cuando el
daño o la pérdida de la mercadería sean bonificadas como tal, pero del valor del flete
bruto perdido se deducen los gastos en que han incurrido los propietarios del flete para
ganarlo, incluyéndose los efectuados como consecuencia del sacrificio (conforme a la
Regla XV de York-Amberes, de 1974).
En síntesis la masa acreedora está formada por la suma de todos los perjuicios
extraordinarios (daños y/o gastos) admisibles en avería común e indemnizables por este
motivo. Tales perjuicios pueden consistir en: a) daños o pérdidas de las mercaderías
embarcadas; b) daños sufridos por el buque, sus máquinas y/o aparejos; c) pérdida
total o parcial del flete relativo a mercaderías pérdidas o dañadas y d) gastos
extraordinarios. También integran la masa acreedora los gastos de liquidación, por ej.
Los honorarios del liquidador y de los peritos, si los hay.
La masa deudora está constituida por todos los bienes salvados más todos los bienes
que integran la masa acreedora, pues, de no ser así, percibirían una indemnización
integra sin contribuir, como los demás, al pago de ella. La integraran por tanto, el
buque, la carga y el flete, salvo que este fuese ganado a todo evento, en cuyo caso
quedaría al margen de la liquidación. Está integrada por los valores de los elementos
que forman la aventura marítima beneficiada en común por acto de avería gruesa, es
decir, el buque, el flete y la carga. En general, la contribución debe hacerse sobre los
valores reales netos de los bienes a la terminación de la aventura, a cuyos valores se
agrega las sumas bonificadas como averías gruesas, excepto el valor de la carga que
será el que tenga al momento de la descarga, el cual será acreditado como
anteriormente se dijo. El buque contribuye según su valor en el estado en que se halle
a su llegada (en estado de avería).Para obtener el valor en estado de avería hay que
deducir el costo de las reparaciones realizadas como consecuencia del acto de avería
gruesa.
La carga participa como hemos dicho precedentemente pero esta incluye el costo del
seguro y el flete, a menos que este no se halle a riesgo del propietario de la mercadería,
pero son deducidos los derechos de importación, las averías particulares, y en general
todo gasto que el propietario de la mercadería hubiera realizado para alcanzar ese valor
contribuyente. La carga sacrificada también se incluye, pues de otra manera su propietario
se beneficiaría con una indemnización total de la expedición. El flete concurre con su
valor convenido entre el transportador y el cargador, previa deducción de los salarios y
gastos de manutención de los tripulantes que no se hubieran devengado para ganar el flete
si el buque y la carga se hubieren perdido totalmente en el momento de llevarse a cabo el
acto de avería común, siempre que hayan sido admitidos en avería común. El flete
contribuye a la avería gruesa solamente cuando está a riesgo del transportador y es ganado
efectivamente o bonificado como avería gruesa. Siempre con relación al flete, nos
referimos a dos situaciones ajenas al contrato de transporte sin fletamento, es decir, al
documentado solamente mediante un conocimiento de embarque: contribución del flete
en el fletamento al tiempo y contribución del flete en el fletamento por viaje (voyage-
charter). En el fletamento a tiempo (time-charter) el valor del flete debido por el cargador
al transportador solo participa en la avería gruesa cuando la mercadería está a bordo,
cuando el flete está a riesgo del transportador y cuando esta convenido "por viaje”.
Determinación de la contribución
X = M.A.
100 M.D.
MA = Masa acreedora
MD = Masa deudora
Si la masa acreedora registra un valor total de cuarenta y cinco mil pesos ($ 45.000) y la
deudora de doscientos mil pesos ($ 200.000), la fórmula de referencia se expresaría del
siguiente modo:
X/100 = 45000/200000
El porcentaje que obtenemos nos indicará cual ha de ser, en el ejemplo con el cual
operamos, el porcentaje o cuota de contribución que deberá soportar cada uno de los
intereses vinculados a la expedición. El 22,5 %, establecido en este ejemplo deberá
aplicarse sobre el valor asignado a cada uno de los intereses contribuyentes, de modo que
se cubra el valor total fijado a la masa acreedora. La liquidación se lleva volcando los
valores a una moneda estable. Los gastos y los daños se calculan al tipo de cambio vigente
en la fecha en que se efectúan, y los valores contribuyentes a las fechas respectivas en
que deben fijarse. El tema del tipo de cambio aplicable tiene gran significación sobre todo
durante períodos de inestabilidad en los mercados monetarios, ya que el resultado puede
consistir en beneficios y pérdidas para los distintos interesados.
Ejemplo 1:
1. Masa acreedora
a) Echazón de mercadería. Conocimiento Nº1 50.000.-
b) Flete Mercadería echada 3.000.-
c) Daños sufridos por el buque 10.000.-
2. Masa Deudora:
4. Porcentaje de contribución
Masa acreedora 63.000.-
Masa deudora 331.500.-
Ejemplo 2:
1. Masa acreedora
b) Créditos de la carga
Mercaderías sacrificadas 38.000.-
2. Masa deudora
3. Porcentaje de contribución
Masa acreedora 50.000.-
Masa deudora 800.000.-
a) Buque y flete
Recibe
Saldo a pagar
c) Mercadería sacrificada
d) Mercadería salvada
Contribuye = 62.000 x 0,0625 = 3.875.-
Recibe = Cero
Saldo a pagar 3.875.-
AVERÍA PARTICULAR
Serán averías simples o particulares, por regla general, todos los gastos y perjuicios
causados en el buque o en su cargamento, que no hayan redundado en beneficio y utilidad
común de todos los interesados en el buque y su carga, y especialmente los siguientes:
1. Los daños que sobrevinieren al cargamento desde su embarque hasta su descarga, así
por vicio propio de la cosa, como por accidente de mar o por fuerza mayor, y los gastos
hechos para evitarlos y repararlos.
2. Los daños y gastos que sobrevinieren al buque en su casco, aparejos, armas y
pertrechos, por las mismas causas y motivos, desde que se hizo a la mar en el puerto de
salida, hasta que ancló y fondeó en el de su destino.
3. Los daños sufridos por las mercaderías cargadas sobre cubierta, excepto en la
navegación de cabotaje, si las ordenanzas marítimas lo permiten.
4. Los sueldos y alimentos de la tripulación, cuando el buque fuere detenido o embargado
por orden legítima o fuerza mayor, si el fletamento estuviere contratado por un tanto el
viaje.
5. Los gastos necesarios de arribada a un puerto para repararse aprovisionarse.
6. El menor valor de los géneros vendidos por el capitán en arribada forzosa, para pagos
de alimentos y salvar a la tripulación, o para cubrir cualquiera otra necesidad del buque,
a cuyo cargo vendrá el abono correspondiente.
7. Los alimentos y salarios de la tripulación, mientras estuviere el buque en cuarentena.
8. El daño inferido al buque o cargamento por el choque o abordaje con otro, siendo
fortuito e inevitable. Si el accidente ocurriere por culpa o descuido del capitán, éste
responderá de todo el daño causado.
9. Cualquier daño que resultare al cargamento por faltas, descuidos o baraterías del
capitán o de la tripulación; sin perjuicio del derecho del propietario a la indemnización
correspondiente contra el capitán, el buque y el flete.
DIFERENCIAS ENTRE AVERÍAS PARTICULARES Y COMUNES
No son normas jurídicas, sino reglas prácticas de carácter voluntario internacional para la
liquidación de las averías y que pueden ser aplicadas en el Derecho Marítimo al
especificar que “los interesados en la justificación y liquidación de las averías podrán
convenirse y obligarse mutuamente en cualquier tiempo acerca de la responsabilidad,
liquidación y pago de ellas”.
ELEMENTOS:
• REGLA “B”: se refiere a la contribución y establece que los sacrificios y gastos por
avería gruesa deben ser soportados por todos los interesados en la expedición. Buque,
Carga y flete.
• REGLA “C”: determina que “solamente las pérdidas, daños o gastos que sean directa
consecuencia del acto de avería común serán admitidos como averías gruesas. Las
pérdidas o daños sufridos x el buque o su cargamento como consecuencia de demora, ya
sea en el viaje o con posterioridad, tales como la detención, y cualquier perdida indirecta
como la de mercadería, no serán admitidas como avería gruesa.
• REGLA “D”: se refiere a la culpa. Establece que si el gasto o sacrificio se debió a la
culpa de una de las partes comprometidas en la aventura, igual procederá la contribución,
sin perjuicio de las acciones que puedan ejercerse contra el que incurrió en la culpa.
• REGLA E: Se refiere a la prueba y pone a cargo de quien alegue un acto de avería
gruesa, acreditarlo.
• REGLA “F”: Se refiere a los gastos extraordinarios.
• REGLA “G”: determina que la “liquidación de la avería gruesa debe practicarse, tanto
en lo referente a la estimación de las perdidas, como a la contribución sobre la base de
los valores en el momento donde termina la aventura”.
AVERIAS – DAÑO
1- ECHAZON: consiste en arrojar cosas al agua, para alijar el buque, siempre que la
carga haya sido transportada de conformidad a los usos reconocidos en el comercio.
Ninguna echazón de carga será bonificada como avería gruesa a menos que tal
cargamento sea transportado de acuerdo con las costumbres reconocidas del tráfico.
2- EXTINCION DE INCENDIO: solo se admite como avería gruesa los daños causados
al buque y a la carga o a uno de ellos, por el agua u otro procedimiento utilizado para
extinguir un incendio a bordo. Pero no admite compensación de daños causados a partes
de buque y de la carga a granel o a bultos individuales de carga, que hubieren sido
afectados por el fuego.
3- VARADURA VOLUNTARIA: la regla V establece que se liquidara como avería
gruesa todo daño sufrido a consecuencia de haberse varado intencionalmente el buque
por razones de seguridad común, como así también los daños sufridos para reflotar el
buque varado.
4- FORZAMIENTO O PERDIDAS DE LAS VELAS: la regla VI admite como avería
gruesa la perdida de velas y mástiles a consecuencia de los esfuerzos hechos para zafar el
buque varado o para llevarlo a una profundidad menor por razones de seguridad.
6- OBJETOS QUEMADOS COMO COMBUISTIBLE.- Regla IX Solamente serán
admitidos como avería gruesa cuando el buque hubiera tenido un amplio
aprovisionamiento de combustible.
7- PERDIDA DE FLETE: regla XV se considerara avería gruesa cuando ha sido causada
por un acto de avería gruesa o cuando el daño o la pérdida de la carga se considere como
tal carácter.