La Comunicación, entendida como un proceso de intercambio de información, en
el que un emisor transmite a un receptor un “mensaje” a través de un canal
esperando que, posteriormente, se produzca una respuesta de dicho receptor, en un contexto determinado. Proceso dialógico en esencia (interpretativo en otros), el cual no siempre se encuentra dado por la característica de expresión de lo versado. Comunicar, ¿es una necesidad?, según Arendt, “la pluraridad humana, básica condición tanto de la acción como del discurso, tiene el doble carácter de igualdad y distinción, si los hombres no fueran iguales, no podrían entenderse, ni planear y prever para el futuro las necesidades de los que llegarán después. Si los hombres no fueran distintivos, es decir, cada ser humano diferenciado de cualquier otro que exista, haya existido o existirá, no necesitarían el discurso, ni la acción para entenderse. Signos y sonidos bastarían para comunicar las necesidades inmediatas e idénticas” (2007, p.8).
De la cita precedente, se desprende, que la comunicación es una necesidad y
herramienta, esto, debido a que como iguales, como género humano necesitamos manifestar, aquello que nos acontece, aquello que nos une, sentimientos, experiencias, opiniones. Comunicamos, porque esta es nuestra manera de vincularnos, de entendernos, es nuestro medio de integración, medio que nos permite concordar, pero también disentir. ¿Es este medio unidimensional?, en lo absoluto, sus dimensiones recaen tanto la expresión verbal, en lo corporal, gestual, icónico, los cuales podemos decodificar eficazmente, incluso percibirlo y hacer lectura de lo anterior, sin que el emisor se encuentre expresando conscientemente.
La comunicación, necesidad humana, que según Paul Watzlawick, es imposible de
no realizar. Esto radica en que el ser humano en totalidad informa (comunica), entrega, además de dotar de sentido y significado cada una de las acciones o fenómenos percibidos, entrega un mensaje. Por medio de un conjunto fluido y multifacético de muchos modos de conducta –verbal, tonal, postural, contextual, etc. “es imposible no comportarse. Ahora bien, si se acepta que toda conducta en una situación de interacción tiene un valor de mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por muchos que uno lo intente, no puede dejar de comunicar. Actividad o inactividad, palabras o silencio, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás, quienes, a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones y, por ende, también comunican. Debe entenderse claramente que la mera ausencia de palabras o de atención mutua no constituye una excepción a lo que acabamos de afirmar” (Watzlawick,1991, p.25)