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la¡ nærôpolis
de lqrtgozü
C-^Jl*n*tu dl* Z*^g*r*
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Primero ediciôn, septiembre de l99l
EDITA
Avuxrru¡t¡Nlo or ZARAGozA
Atre o¡ Cunune v Eouclcrot l
S¡nvlcro o¡ AcctoN CuLrurnL
DIRECCION EDITORIAI.
Rlrn¡L Onooñ¡z F¡n¡rnNo¡z
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FOTOMECANICA
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FOTOCOMPOSTCION
EUN¡ G¡nnroo
IMPRESION
ARPhrLrwt, s.n.
BlosUbide,5yZ
¿orogozo
ENCUADERNACION
Bon,5.A.
ISBN
84.8ó807 .75-l
DEPOSITO I.EGAL
2.2143/91
TIRADA
2.000 eiemplores
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llistoria
de las necrôpolis
de Z¡rcgolt
Salduie
Miguel Bebrán Lloris
Testimonios
Independientemente de estos comentarios y de los hallazgos sueltos
que la cultura material nos ha proporcionado a lo largo de todo el solar za-
r:agozano, la verdad es que hasta la fecha siguen sin encontrarse los restos
inmuebles de lo que pudo ser la Salduie ibérica. Es normal la presencia de
cerámicas, monedas y otros restos en los niveles más antiguos de la ciu-
dad, pero son en muchas ocasiones materiales residuales o fruto de con-
tactos entre los primeros pobladores y los habitantes vecinos, máxime si
tenemos en cuenta el importante contingente indígena que interwino direc-
tamente en la fundación de la colonia romana. Efectivamente, un texto de
Estrabón (III, 2, 15) nos dice que Caesaraugusta fue, en su constitución
una ciudad mixta, al igual que otros ejemplos del mundo romano y que ad-
mitió entre sus primeros pobladores a un núcleo significativo de habitan-
tes indígenas.
¿Qué nos queda de los modos de vida y hábitos de este conjunto de po-
bladores ibéricos?; ¿en qué forma se integraron en el conjunto de la ciu-
dad?. Son éstas interrogantes que todavía no podemos descifra4 ni siquie-
ra acudiendo a otros ejemplos conocidos en el mundo romano que nos
14 cuADERNos DE zARAcozA 6s
ilustran distintas formas de coexistencia en barrios especiales, núcleos ve-
cinos y otras modalidades. Está claro que existió una forma clara de inte-
gración de esta población, ya acostumbrada al contacto temprano con Ro-
ma.
clara ilustración del texto de Silio Itálico, cuando narra como los guerre-
ros muertos en el campo de batalla eran abandonados para ser devorados
por los buitres que portarían sus almas al cielo.
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Danza ritual de guerreros ibéricos en honras fúnebres?. Detalle de un vaso ibérico decorado
d¿ el Castelillo de Alloza, Tëruel (seg'in P Atrián).
Bibliografía
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Caesaraugusta
Miguel Beltrdn Lloris
La Roma Imperial
Trasladados al s. I de nuestra Era, recibiríamos una fuerte impresión
al acercarnos a Caesaraugusta. El visitante encontraría una ciudad prote-
gida por una muralla de prestigio, todavía en curso de construcción en al-
gunos tramos. Al N. de la ciudad un majestuoso puente de piedra unía las
dos orillas del Ebro, muy cerca del puerto fluvial. Por el Este importantes
obras de saneamiento levantaban y drenaban el terreno, haciéndolo habi-
table y protegiendo el perímetro de la ciudad y ganando evidentemente
una zona de expansión natural comprendida entre el límite amurallado de
la colonia y el curso del Huerva.
Por el lado del Norte entraban en la ciudad las conducciones que lleva-
ban el agua hasta los depósitos distribuidores situados en los puntos de
cota más elevada del recinto. Todos los accesos a la colonia estaban verte-
brados por las calzadas que unían la ciudad con las ciudades al Norte del
Ebro, cruzando el Ebro (Osca, Ilerda), con Turiaso y la lejana Asturica Au-
r
20 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
gusta desde la Puerta de Toledo, hacia Celsa y los caminos del Bajo Aragón
desde la Puerta de Valencia o a través del Arco Cinegio hacia Bihilis y
Emerita Augusta y el Valle del Huerva.
En consecuencia la vida fuera del recinto urbano se ordenaba a lo lar-
go de estas arterias a cuyos lados se distribuía una segunda ciudad en la
que se integraban las pequeñas industrias molestas para los ciudadanos
(alfarerías de la calle Predicadores junto a la via a Turiaso), o bien se le-
vantaban villas suburbanas de muy distinto fuste (calle Alonso V Rebole-
ría), así como servicios de baños públicos y privados junto a la calzada que
salía de la colonia por el Sur (Pza. de España).
Junto a estos establecimientos en los que alternaban los malos olores
de las tenerías con el evidente lujo doméstico de algunas casas, un tercer
elemento se presentaba inmediatamente a los ojos del visitante: la ciudad
de los muertos. Aquí radica uno de los puntos de contraste más evidentes
entre la civilización romana y nuestros hábitos de convivencia. La ciudad
de los vivos, Caesaraugusta, estaba rodeada por la ciudad de los muertos,
cuyas tumbas y monumentos funerarios, no se ocultaban celosamente de
Ia vista exlraia, se disponían a lo largo de las vías de acceso, junto a la ciu-
dad, en abierto diálogo con los viajeros y visitantes que accedían a la urbe
a través de cualquiera de sus calzadas. Los sencillos monumentos funera-
rios en forma de estela o aspectos más ostentosos, proclamaban la presen-
cia de estos habitantes del más allá, Jacinto, horreario, aquí está enterra-
do, Julia Prisca que nunca pecó, etc., estableciendo un mudo diálogo con
las gentes que se acercaban a la ciudad.
Si no tuviéramos Ia fortuna de haber conservado la ciudad su potente
muralla en continuo crecimiento y cuidado a Io largo de la romanidad, po-
dríamos sin duda rrazar el perímetro urbano a través de la situación de las
distintas necrópolis conocidas o intuidas en nuestro suelo, que nunca re-
basaron el interior del pomerium o límite religioso de la colonia y que se
agrupan claramente extramuros de la ciudad y en algunos casos limitando
estrechamente con la muralla, como sucede en la necrópolis N. del Paseo
de Echegaray y Caballero.
El rítual funerørìo
Dos son las formas que adopta el ritual funerario romano: la crema-
ción y la inhumación y ésta segunda especialmente a partir del s. II d. C.
Todo el funeral obedecía a fórmulas muy precisas, que debían ser observa-
das para evitar que las almas de los difuntos atormentasen a los vivos. Se
partía de la conclamatlo en cuya ceremonia el difunto era llamado por su
nombre. Venía más tarde la preparación del cadáver, desde la aplicación
de ungüentos hasta el vestido de parada y sudario seguido de la exposición
del cadáver según la importancia del difunto. Esta tenía lugar en el atrio
de la casa o en el propio cementerio según las circunstancias. F.stas cere-
monias se acompañaban de otras, apagándose además el fuego del hogar y
adornándose de formas variadas el cadáver.
El funeral propiamente dicho se llevaba a cabo de la mejor forma po-
sible a tenor de las disponibilidades familiares. De hecho los collegia fune-
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 2t
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22 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Necrópolis de Porta Nocera., Pompeya. Vista general de los sepulcros a los lados de la ttía de
salida de la ciudad, hacia Nocera.
LAS NECROPOLIS DE ZARÀGOZA 23
Las necrópolís
Las monedas fundacionales de la colonia Caesarøugusla nos muestran
con claridad el frazado del pomerium, mediante un surco sagrado e invio-
lable que el sacerdote abría en el suelo con ayuda de una yunta de bueyes.
Es precisamente esta línea del pomerium Ia que separa el mundo de los vi-
vos de los muertos, según prescribía la ley de las Doce Tablas.
Evidentemente estas normas estaban dictadas tanto en aras de la ma-
yor higiene de la ciudad como por distintas consideraciones de tipo reli-
gioso. Esta prohibición, por lo que sabemos de nuestra ciudad, fue respe-
tada a lo largo de toda su historia. Las necrópolis crecieron y se desarrolla-
ron, muchas veces sobre si mismas, anulando enterramientos anteriores,
pero siempre fuera del ámbito urbano.
Desde un punto de vista formal, las tumbas podían disponerse a 1o lar-
go de la cal.zada, como así debió suceder con la necrópolis junto al Ebro,
mientras que la situada en el área Oriental de la ciudad, que parece hasta
el momento la más importante de la colonia, debió organizarse como un
verdadero cementerio.
Lø necrópotís Oriental*
La necrópolis de época romana más extensa de las localizadas hasta el
momento se encuentra en el lado oriental de la ciudad, dentro del barrio
de Las Fuentes en la calle de Nuestra Señora del Pueyo. Este hallazgo
constituye una doble aportación: por una parte, llena el vacío existente en
úna zona en la cual no se habían constatado hasta el momento restos ar-
queológicos, y por otra, nos proporciona una valiosa información para es-
ta faceta de la historia de Caesaraugusta , completándola notablemente.
En época romana su acceso se efectuaría a través de una vía que, par-
tiendo de la denominada Puerta de Valencia, se dirigía a cruzar el río Huer-
va por un puente - posiblemente localizado en las proximidades del Par-
que de Bruil-, para continuar hacia Celsabordeando el río Ebro. La necró-
polis se extendía a ambos lados de la vía ocupando una extensión de alre-
dedor de 30.000 m', conocida por haberse encontrado hallazgos de ente-
ramientos en diferentes solares.
La utiTización de este lugar como área cementerial se ha efectuado du-
rante un dilatado espacio de tiempo que tiene sus inicios a los pocos años
de la fundación de la colonia y se prolonga hasta el siglo VI d. C. A su pri-
mer momento corresponden una serie de enterramientos efectuados con el
rito de incineración, procediendo a la cremación del cadáver cuyas cenizas
se recogían en una urna. En alguna de las incineraciones se ha encontrado
junto a los restos del difunto una serie de objetos utilizados durante las ce-
remonias del funeral y que consiste en vasos para las libaciones, botellas
de vidrio para perfumes, etc.
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Necrópolis Oriental. Inhumación en sarcófago (tumba 16). Detalles (según M'. C. Aguarod).
26 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
La necrópolis Norte
Es evidente que el crecimiento constante del cementerio Oriental, obli-
gó enseguida a lã formación de otros recintos funerarios en-puntos diver-
sos de lá periferia ciudadana. Así, en el transcurso del s. III de nuestra Era
se levantá la necrópolis localizada en el Paseo Echegaray y Caballero.
Lo limitado de la excavación llevada a cabo en su día, no impide sin
embargo el que podamos hacernos una cabal idea de esta necrópolis a par-
tir de los diitinios tipos de tumbas descubiertas, todas ellas de inhuma-
ción. De esta forma se documenta un tipo de murete pétreo y cubierta a
doble vertiente mediante tégulas, como sucede también en Ia mejor cono-
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 27
Necrópolis Occidental. Vista general En primer término, edículo funerørio (seg(nM". P. Galve)
Otras necrópolís
Es evidente que no acaba aquí la relación de los cementerios de la co-
lonia Caesaraugusta, puesto que tenemos fundadas razones para situar
30 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
otro en el área de Santa Engracia, del que sólo conocemos los importantes
sarcófagos paleocristianos, una vez aclaradas las dudas sobre los diversos
enterramientos localizados en el ârea y que corresponden a etapas poste-
riores en las que se usaron pat'a aterr:azar los terenos escombros de época
romana que no deben llevarnos a la confusión.
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Fíbula nórico-panórica de plata, hallada en t.m enterrantiento del siglo III en la necrópolis de
la calle Predicadores (fot. J. A. Mingr-rell).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 31
El mds ølld
La humanidad se ha interrogado constantemente sobre el destino de
los mortales más allá de la existencia terrenal. En la época romana abun-
dan los testimonios sobre la desaparición del alma más allá de la muerte y
Ia negación de una vida posterio4, limitándose en la mayor parte de las
ocasiones, incluso las representaciones plásticas, a la simple recreación de
la propia muerte sin llegar más lejos. El sentido epicúreo de la vida queda
plasmado por Ia representación de un vaso encontrado en el teatro de Cae-
sarugust(t en el que aparece un esqueleto en actitud festiva, al que sería
fácil añadir un epitafio que dijera, según documentan algunos ejemplos:
mientras estés vivo, hombre, disfruta de la vida, pues después de la muerte
no existe nada.
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Estela luneraria de arenisca, en la que figura el difunto, Antottio Avito, al que dedica el
epígrafe otro Antonio. Procede del derribo del antiguo Almudí. Museo de Zarago4 (fot.
Archivo Museo de Zaragoza).
34 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
do el Ebro. Los talleres de la capital del Imperio, caracterizados por las re-
presentaciones en friso continuo y las escenas yuxtapuestas, fueron expor-
tados especialmente a las provincias occidentales y los ejemplos zaragoza-
nos son dos de los mejores exponentes de la segunda mitad del s. fV de la
eî4.
Estos sarcófagos fueron falsamente identificados con los sepulcros
que contuvieron los restos de Engracia y los mártires cesaraugustanos.
Desde el punto de vista cronológico son posteriores en su ejecución a los
años de los martirios y tampoco pudieron confeccionarse a posteriori, pa-
ra trasladar a ellos las reliquias, ya que, como bien ha visto Sotomayo4 en
el mundo occidental durante los siglos IV y V no se tocaban los sepulcros,
ni se trasladaban los restos mortales. Nada se sabe realmente sobre el des-
cubrimiento de estos dos importantes monumentos, que desde luego no
debieron aparecer en el año I 398, el dela invención de las reliquias , puesto
que de ser así, no habrían pasado desapercibidos por su vistosidad y las
descripciones que se han conservado, hablarían de ellos.
Desde el punto de vista iconográfico se trata en ellos un repertorio
ciertamente sugestivo, sintetizado por la receptio animae, los temas de
Adán viejo-Adán nuevo o la trilogía petrina.
Los visigodos
Durante la etapa visigoda la ciudad ha sufrido un importante proceso
de transformación, en el que ha desaparecido buen número de edificios y
ha cambiado el destino de abundantes espacios, como el del foro comer-
cial de La Seo o el teatro. Numerosas áreas de la ciudad son sometidas a
procesos de colmatación como las termas de San Juan y San Pedro,
abandonadas a finales del s. V las casas del solar de Gavin y Sepulcro y
otros ejemplos. En otras ocasiones documentamos la reocupación de vie-
jos solares con construcciones domésticas aparejadas con cantos de río,
como en Ossau, angular a Méndez Núñez, vivienda que fue abandonada
definitivamente en el s. VII. También el solar de D. Jaime I28, documentó
muros de las mismas técnicas y filiación cultural.
Junto a estas transformaciones y desplazamientos de zonas de influen-
cia dentro de la ciudad es evidente que la edificación de iglesias y monas-
terios contribuyó a dibujar definitivamente la fisonomía urbana de la ciu-
dad que en estos siglos contó con la basílica de Santa María, la catedral
basílica de San Vicente y la de San Millán dentro de la ciudad y la basílica
de Santa Engracia y de San Félix, ambas con dependencias monásticas, si-
tuadas fuera del recinto amurallado.
La elevación de los niveles hispanovisigodos y el hecho de estar prácti-
camente en contacto con los niveles actuales son la causa primera de su
destrucción casi total en todo el perímetro de la ciudad.
El ríto funerario
Fue práctica habitual la inhumación, siendo prácticamente desconoci-
das desde la etapa cristiana las incineraciones. Tras el fallecimiento sabe-
mos que los cuerpos eran lavados y vestidos y sólo en el caso de los obis-
pos se determinan las ropas que habían de amortajarlos atendiendo a su
posición dentro de la Iglesia.
En lo relacionado con los fieles nada sabemos del tipo de vestido, aun-
que atendiendo a lo conocido en determinadas necrópolis el sudario pare-
ce presente en buen número de tumbas.
LAS NECROPOLTS DE ZARAGOZA 39
Desarrollo interno
de las dreas cementerìales
Uno de los rasgos más sobresalientes, desde el Bajo Imperio, es la
orientación E.-O., siguiendo en ello la orientación del edificio de culto so-
bre el que se concentran, norma dictada, entre otros motivos de inspira-
ción, por la orientación a Jerusalén. Sin embargo en la organización inter-
na de ciertas necrópolis no son raros los cambios de orientación atendien-
do a otros principios, motivados también por el propio crecimiento de la
ciudad de los muertos.
Los tipos de sepulturas, a partir de sus ajuares y modos constructivos
nos introducen evidentemente ante distintas situaciones sociales, que evo-
lucionan desde las formas más simples, en ánforas o simples fosas excava-
das en el suelo, hasta los procedimientos más costosos, como los sistemas
de tumba a base de muretes y cubierta o bien de sarcófagos. Estas últimas
formas permiten por otra parte un grupo familiar en repetidas ocasiones,
como se comprueba en el cementerio vecino de Cuarte.
La posición adoptada por el difunto, normálmente suele ser la de de-
cúbito supino, con los brazos a los lados, o bien cruzados sobre el vientre
con las manos sobre la región pélvica, como se documenta en Zaragoza y
Cuarte. Otra posición suele llevar los brazos flexionados sobre el pecho en
actitud de oración, sin que se haya podido detectar una actitud cultural en
la elección de estas, u otras posturas.
Necrópolis del solar del teatro ronlano, vista parcial de los enterramientos de los sîglos VII-IX
(fot. Archivo Museo de Zaragoza).
42 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
La necrópolís orientøl
Es importante anotar la enorme perduración de esta necrópolis cuyos
enterramientos abarcan también la etapa hispano-musulmana, todavía en
estudio.
Otros entetramientos
Dada la tendencia de los creyentes a sepultarse junto a los restos de
sus santos, no sería raro documentar otros enterramientos junto a la igle-
sia episcopal de San Vicente, enla zona de la Seo, aunque nada de ello he-
mos encontrado. Esta basílica, según el testimonio de Eugenio, se encon-
traba en el lugar preciso en el que el mártir había derramado su sangre y
en donde se veneraba su milagrosa túnica.
Quedan las basílicas de San Félix y de Santa Engracia, situadas fuera
de la ciudad. La primera de ellas localizada, según el poema de Eugenio,
in Tatanesio lugar desconocido en la topografía zaragozarra. De la segunda
tampoco poseemos datos, fuera de la suposición, bien fundada, de ubicar-
se en el solar actual de Santa Engracia, donde recibían culto con los innu-
merables mártires, dieciocho según Prudencio. Los dos famosos sarcófa-
gos que hemos descrito más arriba, son lógicamente anteriores al momen-
to en que nos encontramos. Unicamente relacionados con la época visigo-
da, pueden considerarse los epígrafes explicativos sobre el sarcófago de Ia
Asunción, que Hübner recogió, atribuyéndolos a un momento no anterior
al s. V o VI y cuya inscripción es la siguiente: (Crismón) ZO ARON INCRA-
TM PETRVS FLORIA PAVLVS, MARTA ZACO ZO, inscripción que fue cla-
sificada por Sotomayor como extravagante.
ApÉNorcr
tD(is)l M(anibus)
fAnt]on(io) ... av [--]
[--]ae. do [---]
lib(erto) An[toni]
Anton(ianus)
[--]mnis. f(ilius)
[plati. pi[i]
sum(o). et. sifbi]
f(aciendum). c (urauit )
Hyacintus
Surae
horrearius
h(ic) s(itus) e(st)
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ffi
Las almacabras saraqustíes
en el contexto
de las almacabras
de Al-Andalus
Juan A. Souto
Introducción
ar:agoza, ciudad con cuatrocientos años de dominio
islámico en su haber, contaba en su momento con una o
más almacabras o necrópolis musulmanas. De esta o
estas almacabras no se conocía resto material alguno,
sino tan sólo menciones de las fuentes escritas, hasta Ia
reciete excavación de parte de una de ellas en la calle de
Predicadores, extramuros de Saraqusta, la Zaragoza
islámica, por el Servicio Municipal de Arqueología de la
ciudad. Una guía de las necrópolis zaragozanas no podía pasar por alto
estos hechos, de ahí que se haya pensado para ella, muy acertadamente, en
un apartado específico dedicado al período islámico. Quien este apartado
escribe no pertenece al mencionado Servicio ni tiene mayor conocimiento
de la mentada necrópolis que el adquirido en repetidas visitas al
yacimiento, visitas siempre guiadas por los excavadores del mismo, que
son colegas y amigos del autor y que no escatimaron tiempo, paciencia ni
sabiduría a Ia hora de transmitirle cuantos datos sobre dicha almacabra
iba proporcionando el subsuelo. Mas precisamente por ser tales
excavadores los auténticos y únicos desveladores de esos datos, lo
oportuno ha de ser que a ellos corresponda su divulgación directa. El
público no cuenta de momento sino con el resumen de la comunicación
que al respecto presentaron en el. III Congreso de Arqueología Medieval
Española, celebrado en Oviedo en la primavera de 1989 y cuyas actas están
en prensa. Valga presentar aquí, simplemente, una panorámica general de
los cementerios islámicos en la Península Ibérica a tenor de los datos por
ahora conocidos y una sinopsis de cuanto las fuentes árabes dicen sobre el
caso de Zaragoza. Esperemos con ello que el curioso se torne interesado y
50 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Más que como los de una norma, estos testimonios deben tenerse
como los de un momento de falta de gobierno y control en la urbe
andaluza, pues las almacabras son por naÍuraleza lugares apacibles y
agradables que invitan al recogimiento, la armonía y lapaz interior.
La rawda, término que en árabe signifi ca iardín -de ahí, por extensión,
iardín funerario- y que en castellano generó el arabismo røuda, cementerio
órabe según María Moline4 constituye un marco de referencia escatológica
en el que el paisaje es recreado por el hombre, quien para tal hacer se basa
en razones climáticas y en imágenes cosmológicas. Es frecuente, en este
sentido, encontrar rawdas formadas por un cuadrado dividido en cuatro
sectores por dos ejes axiales, representantes de los cuatro ríos del Paraíso.
Cada uno de esos cuatro sectores se divide a su vez en otros cuatro, éstos
en dieciséis y así sucesivamente, formándose una retícula de parterres
entre las tumbas. El símbolo del árbol es también fundamental en esta
imago mundi preñada de referencias escatológicas. El árbol más frecuente
es el ciprés, cuya altura simboliza la gloria de los difuntos y su ascensión
al cielo -aunque en al-Andalus y su zona de influencia más inmediata no
hay constancia de este árbol: en Granada había olivos en 1494 y en Ceuta,
azufaifos en el siglo XV-. Como todo este simbolismo es muy costoso de
expresar materialmente, tales rawdas eran privativas de los contextos
palaciegos. Poco de todo ello se encontraba en los populosos cementerios
ciudadanos. En al-Andalus había rawdas al menos en los alcâzares de
Córdoba, Sevilla, Valencia y la Alhambra de Granada.
En cuanto a cementerios especiales, se sabe de uno de leprosos en
Badajoz y de uno para extranjeros en Granada.
Tras referirnos a los cementerios en tanto en cuanto conjuntos, pase-
mos ahora a los elementos fundamentales integradores de los mismos, las
tumbas. La tumba, en árabe qabr -de donde maqbarø-, es el lugar de resi-
dencia del difunto y propiedad particula4 individual e inalienable de éste.
No se puede, pues, reutilizar ni remover siquiera su contenido. Al igual
que la mezquita, la tumba es expresión del eje que conduce horizontal-
mente a la Meca. Por eso muchas de ellas se orientan perpendicularmente
a la alquibla, dirección que en la Península Ibérica corresponde con el Su-
reste. Su morfotipología es muy diversa, por lo que nos remitimos a los
datos al respecto conocidos para cada cementerio andalusí y que se desa-
rrollan esquemáticamente más abajo. Las tumbas no se deben pisa4 ni se
ha de caminar sobre ellas. Los visitantes, que generalmente acuden los jue-
ves y los viernes por la mañana, les ponen palmas y rosas o, en defecto de
estas últimas, las perfuman con agua de rosas. Es tradicional que ante las
tumbas se recite el Corán, piadosa costumbre que en Sevilla debió degene-
rar de mala manera, pues Ibn Abdún dice que El lector del Alcorán por los
muertos no deberd ser ni molo ni sohero (aunque sea ciego), pues de ello se
52 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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Km
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visado con ocasión del asedio llevado a cabo por el Cid en 1092. El
momento más antiguo de esta necrópolis, utilizada hasta 1238, corres-
ponde al siglo XL
Baza (Granada): En esta localidad se han excavado tres almacabras.
La primera es la de Las Cuevas de la Arena, donde se han recuperado
cuatro sepulturas, todas ellas orientadas de Oeste a Este. Dos de ellas son
de planta rectangula4 una con el cadáver en decúbito supino extendido y
la otra con el cadáver posiblemente en decúbito lateral derecho, extremo
imprecisable por lo poco que del cuerpo quedaba; las otras dos son de
planta trapezoidal. Una de ellas tiene el cadáver con decúbito lateral
derecho y la otra en decúbito supino extendido, con las manos sobre la
pelvis y la cabeza girada a la derecha. La cronología de esta almacabra es
hispanomusulmana, sin posible precisión (ss. VI[-XV).
La segunda necrópolis excavada en el término de Baza es la de Lø
alameda, de la que se han constatado al menos cinco sepulturas, pero de la
que no hay más datos disponibles sino que es de época nazarí (1231-
t4e2).
La tercera es Ia situada en la Viña de los Chafandines. Hay en ella
varias fosas de muy distinta tipología: una es casi oval, excavada en Ia roca
virgen, y no ha conservado cubierta ni restos de ningún tipo; otra,
orientada de Oeste a Este, posee una capa de tierra y otra de piedras
pequeñas y fragmentos de tejas y ladrillos, unido todo ello con argamasa.
Sobre estas capas va una de argamasa suelta y, por fin, una cubierta de
losas. Se encontraron dos cadáveres en decúbito supino extendido; la
tercera fosa es rectangula4, sin cubierta; la cuarta es más o menos rectan-
gular, con contornos irregulares y cubierta con una pequeña capa de
piedras; la quinta, orientada de Oeste a Este, es ovalada, con un escalón en
todo su perímetro. Tiene el fondo cubierto de tierra y argamasa, y el
conjunto se cubre a su vez mediante seis piedras. Contenía un cadáver en
decúbito supino extendido; Ia sexta es aproximadamente igual que la
anterior. También orientada de Oeste a Este, se cubre de losas con juntas
de argamasa, piedras y ladrillos. EI cadáver que contenía estaba en decú-
bito supino extendido; la séptima, orientada de Oeste a Este, es trape-
zoidal, cubierta de losas con juntas a la manera de las de la quinta.
También se descubrió en esta almacabra un recinto consistente en dos
cámaras rectangulares con suelo y paredes recubiertos de argamasa. Se
halló un fragmento de maqabrþ4. El conjunto se cubría con losas. En la
primera câmara había dos individuos en decúbito supino extendido, y en
la segunda otros dos cuya posición resulta inaveriguable por la escasez de
los restos. En esta segunda câmara aparecieron vestigios de ajuares: un
puñalito de hierro y posibles restos de otro, un fragmento de clavo o
punzón y un fragmento de cerámica lisa perteneciente a una ollita. EI
conjunto de las sepulturas de esta almacabra ha de situarse
cronológicamente en época hispanomusulmana, sin mayores precisiones
(siglos VIII-XV).
Bellreguard (Valencia): Las fosas de esta almacabra de época moris-
ca eran simples y con cubierta horizontal de tejas, tipo que cuenta con
paralelos en otros puntos de la comarca.
Cabezo del Aljezar (Ricote, Murcia): Las tumbas de esta almacabra
están excavadas directamente en la tierra. Poseen una fosa rectangular,
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 55
Almacabras saraqustíes
Tal y como se ha dicho, en este apartado nos limitaremos a escribir
una sinopsis de los datos que las fuentes escritas en lengua árabe aportan
al respecto.
Comencemos por recordar cómo todas las grandes ciudades del Islam
presumen (con más o menos fundamento) de custodiar los restos de algún
personaje especialmente venerado. Zaragoza seguía esta tónica, pues
varias fuentes recogen la tradición de la muerte y sepultura en ella de dos
Sucesores de los Compañeros del Profeta que habrían llegado a al-Andalus
en los tiempos de la conquista, en el segundo decenio del siglo VIII. Uno
de estos sucesores se llamaba Hanash as-Sananí; el otro recibe distintas
denominaciones según la fuente que hable de é1, siendo la más frecuente
Alí b. Rabah. A Hanash, y en ocasiones a su compañero de nombre
variable, se le atribuía nada menos que la fundación de Ia mezquita aljama
de Zaragoza y la erección de su mihraå. Veamos cuáles son, por orden
cronológico de redacción, las noticias en cuestión y los autores o, en su
caso, las obras anónimas que las transmiten (cuyos nombres aparecen en
todo caso entre paréntesis):
Hanash murió en Zaragoza y está sepultado junto a la Puerta de los
Judíos, al Oeste de la ciudad (Ibn al-Faradí, Fath al-Andalus,
ar-Risala ash-sharifiyya y al- Maqqarí).
Hanash murió en Zaragoza y su sepulcro es conocido (Ibn Abí
I-Fayyad y al- Himyarí).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 61
Post scriptum
Entregado ya a imprenta el presente trabajo hemos tenido conoci-
miento, a través de la prensa nacional, de la excavación de una importante
almacabra en la ciudad de Granada. Esperamos la pronta publicación
científica de sus resultados.
Glosario
almacabra (del árabe al-maqabir, plural de al-maqbara"., a su vez de qabr '^):
necrópolis islámica.
alquibla (del árabe al-qibla, literalmente el Sur): dirección de Ia Meca, que los
musulmanes miran durante Ia oración. Muro que la indica en una
mezquita.
Dar al-Islam: (expresión árabe): el mundo islámico.
maqbara, pl. maqabir (palabra árabe): almacabrao, necrópolis islámica.
mihrab (palabra árabe): nicho que se encuentra en la alquibla* de una
mezquita y que sirve para identificarla y señalar la dirección de la Meca.
maqabriya (palabra árabe dialectal marroquí): estructura que consiste en un
plinto rectangular rematado por un prisma de sección triangular cuyas
paredes mayores y menores se cubren de decoraciones diversas,
gerreralmente epigráficas en las mayores y geométrica o floral en las
qubba (palabra ârabe): edificio de planta central cubierto con cúpula y que
generalmente se utiliza como mausoleo.
rauda (del írabe rawda*): necrópolis islámica.
rawda (palabra árabe):jardín; por extensión, jardín funerario. Rauda".
zawiya (palabra ârabe): edificio (o grupo de edificios) levantado en torno a
una tumba venerada y que se destinaba a convento, escuela coránica y
hospedería gratuita.
64 oLJADERNoS DE zARAcozA 6a
Bibliografia
La presente bibliografía carece de afán alguno de exhaustividad. En ella se
consignan sólamente los títulos en que se encontrarán los datos que figuran en
el presente trabajo. A ella habrá de acudir quien desee profundizar en los
mismos.
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hispano-musulmanas de Almería", III Conþreso de Arqueología Medieval
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Tonnrs Barnas, L., "Cementerios hispanomusulmanes", Al-Andalus, XX[,
1957 , pp. 13 1-91.
ffi
El cementerio judío
de Zaragoza-
Miguel Angel Motis Dolader
Introducción
unque la presencia hebrea en nuestra ciudad se remonta
al siglo III, en plena dominación romana, Ios primeros
atisbos documentales se sitúan en la segunda mitad del
siglo IX, en que el diácono del monarca franco Ludovico
Pío -que atendía al nombre de Bodo- al poco de insta-
larse en la urbe, adoptó la religión mosáica, alcanzando
notable predicamento como polemista, hecho que con-
turbó a sus coetáneos.
La historiografía no alberga duda alguna respecto al hecho de que
cuando fue reconquistada por Alfonso I el Batallador en 1118, su
comunidad estaba cohesionada y contaba con efectivos estimables. Con
motivo de la entrada en vigor de las capitulaciones firmadas tras la
rendición, no fueron obligados a trasladarse de su antiguo asentamiento
en el cuadrante suroriental del recinto romano (en la Edad Media la
judería llegó a ocupar una superficie de alrededor de siete hectáreas y
media), sino que se les otorgó licencia para permanecer en é1, ala par que
eran confirmados sus bienes y propiedades.
Empero, y en sentido riguroso, el primer indicio escrito de su constitu-
ción como aljama -es decir, el momento en que existe constancia de que
los judíos zaragozarlos se erigen en entidad jurídica con un tejido institu-
cional intrínseco que requiere, por razones de la práctica cultural, vn quo-
rum rrainimo de diez varones mayores de edad o minyón- data del año
1175, época en la que sus moradores desarrollaban unas actividades so-
cio-económicas eminentemente rurales.
6B CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Ritos funerarios
Considero que en este somero análisis del cementerio judío de Zarago-
za no podemos limitarnos a su descripción física; es menester desbrozar
algunos aspectos de las ceremonias que rodean el hecho mismo de la
muerte, léase, el mundo de las manifestaciones externas cuyo substratum
lo configuran las propias creencias en sí mismas.
Amortaiamíento
Cuando el cuerpo yacía inerte, el hijo mayo4 el cónyuge o el proge-
nitor le cerraban los ojos -caso de que permanecieran abiertos-, pues
existía la creencia de que el difunto no debía seguir mirando este mundo
porque, caso contrario, no sería capaz de discernir el otro.
Una de las virtudes proclamadas por los libros sacros de las religiones,
monoteístas o no, junto con la caridad, consiste en procurar consuelo a los
afligidos. De hecho, :urla vez que había expirado, era necesario que el di-
funto estuviera en todo momento acompañado (levaid o acompañamien-
to). Todos aquéllos que lo velaban eran dispensados de cualquier otro de-
ber religioso, así como los miembros de la familia enlutada. Por imperati-
LAS NE,CROPOLIS DE ZARAGOZA 69
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Lns iudíos de Zaragoza -con'to testifica Salamón Aliça- entpleabatT en tonlo a 25 codos de
lienzo para amortaiar a sus difuntos ntientras que los cristíanos utilizaban tatt sólo 5
(AHPZ, Sección Inquisición, leg 33i 1. fs. 9v-10).
evoca que le pusieron unos calçones de lienço, que le subian ttn poco enci-
ma de la rodilla e con una mortalla e una barballera. Simllat testimonio de-
pone una mujer con ocasión de la muerte del notario zaragozaîo Belen-
guer de Torrellas -también de ascendencia israelita- a quien Ie confeccio-
ió hunos calçones de lienço y pusole huna cofia y hun trapo por la cara y
con ciertas vendas envendolo por los oios y por la boca de ln manera que los
judios fazen a sus muertos.
A pesar de que estaba prohibido, si el difunto era varón, que le amor-
tajaran mujeres y viceversa, lo cierto es que las féminas en la sociedad jrr-
díâ aragonèsa desempeñaron un papel de primacía en la preparación del
cadáver en su tránsito hacia la otra morada.
No sabemos con exactitud la longitud de los sudarios empleados pero,
si nos atenemos a las prácticas de los conversos, se adquirían entre veinte
y veinticinco codos de lienzo para confeccionar la vestidura mortuoria,
mientras que los cristianos utilizaban menos de la mitad, pues no solían
vendar el cadáver.
La colocación en la cabecera del cadáver de una almohada con tierra
virgen, se documenta también entre los judeoconversos castellanos quie-
nes, en momento tan grave de su existencia, intentan seguir la fe de sus
mayores. El hecho de que los zaragozanos lo hicieran, no está consignado
en las fuentes manejadas, lo que no significa qlte no lo obser-varan.
El significado de derramar el agua tras expirar su último aliento el
finado no parece estar muy claro -a veces la habi¡ualidad de un acto llega
a privarle del sentido primigenio, siendo realizado inconscientemente por
72 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Los funerales
El cortejo fúnebre tenÍa que cubrir una considerable distancia desde la
judería hasta el fonsario, que se hallaba, como tendremos ocasión de
abordal en el término de Miralbueno.
Recordemos como inciso que en Zaragoza existían dos barrios judíos;
la judería murada o vieja -que abarcaba el ârea circundada desde el fosar
de la iglesia de San Gil, en la actual confluencia de don Jaime I con el
Coso, siguiendo en línea zigzagteante hasta la plaza de la Magdalena- y \a
de los callizos de San Miguel o nueya -cuya columna vertebral se asentaba
en los callizos que actualmente reciben el nombre de Flandro, Ibarra y
Rufas-.
Hasta el último cuarto del siglo XIV no tenían posibilidad de seguir el
itinerario más corto, debiendo describir un pequeño rodeo. Ello se debía a
Ia prohibición del prior y los monjes de San Francisco, sucesivamente
novada, de que la comitiva atravesara una carrera que discurría frente al
citado monasterio y las casas de Arnalt de Francia -paso obligado teórica-
mente-.
Esta disposición se derogó en 1385, en consideración a los múltiples
servicios prestados a Ia congregación por el físico Mossé Alazar,judío de la
ciudad -quien asistía médicamente a sus frailes-, y en respuesta a sus
reiterados ruegos en pro de sus correligionarios. De este modo, reunido el
capítulo el 1ó de junio, permite que, mientras viviera el galeno, pudieran
seguir el trayecto anteriormente vedado, guardando, eso sí, la natural
compostura y silencio exigibles para no concitar el encono que podían
ocasionar los cánticos, salmodias y oraciones fúnebres -del tipo de tzédek
lefanav yehalei veyasem ledérej peamav (la justicia irá delante de él y trarâ
un camino para'sus pasos) -pronunciadãr pu.u honrar la memoiia del
extinto, acompañándose de instrumentos de percusión (tambores o tam-
borinos).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 73
Inhutnacìón
Por regla general, ningún cadáver debía conservarse durante la noche,
procediendo a su entierro casi inmediatamente después del fallecimiento.
Bien es verdad que esta norma entró en desuso para dar oportunidad a los
deudos del difunto a velarles y a reconfortar a viudas/os y huérfanos.
Retirado el cuerpo del domicilio mortuorio y conducido al osario, se
pronuncia el llamado tsiduc hadin -homenaje a aquél que es el Juez
Equitativo, que es justo cuando nos creó y que también es justo cuando
nos llama a pasar a la vida eterna-, seguido de la entonación de nuevos
salmos -el nonagésimo primero, entre otros-. Al descender el cuerpo se
recita una plegaria para el reposo del alma.
Conforme todos los asistentes echaban paladas de tierra se entonaba
el ki afar atá -po\vo eres y al polvo r,"uelves; el polvo que va a la tierra de
donde proviene, el alma va a Dios-. Es la oración fúnebre o hésped.
No se permite acudir al cementerio a las mujeres preñadas. Tampoco
suelen acompañarle al sepelio.
74 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Duelo y luto
Después del entierro, al volver a casa, se inicia en sentido riguroso,
que afectaba a la familia nuclear (padres, hijos, hermanos y al esposo o la
esposa si era superviviente), y a los allegados próximos o lejanos, en
distinta intensidad, claro está.
Se distinguen tres frases en el duelo, reduciéndose paulatinamente la
intensidad y el rigor de las manifestaciones de tristura y pesadumbre.
Schivá (siete)
La primera semana, los afligidos suspendían sus actividades habi-
tuales y no salían de sus casas. El servicio de culto se realizaba en el
domicilio -eximiéndoles de acudir a Ia sinagoga-.
Se leían Salmos, el libro de Jacob o el Eclesiastés; se comentaban
algunos pasajes de la Mishná -versión ortodoxa de la tradición oral- y el
Talmud -soporte intelectual y espiritual en el que se cimenta el edificio del
judaísmo-, pues es la vida del espíritu la que nos permite establecer un
nexo con los difuntos y, a través suyo, con la vida eterna. Los más piadosos
se sentaban en el suelo en señal de luto y proferían elegías bíblicas; las
mujeres iban veladas. Evidentemente se prohibía toda diversión o juego.
Todas las manifestaciones de duelo se suspendían el sábado y los días
festivos, aunque se computaban en la semana de duelo grande. Parte del
día en que ocumió la muerte o se recibió Ia noticia se contabilizaba como
día completo.
En el capítulo de la dieta alimenticia eran muy rigurosos. Como
proseguía en otro momento de su intervención el rabino delator al que nos
referíamos líneas atrás, comen en el suelo tras las puertas pescado -como
bien es sabido sólo está permitido comerlo si lleva escamas-, aceytunas y
no caftte, por duelo del diffunto.EnZaragoza se incluyen los huevos duros,
verduras y hortalizas. Por lo que se refiere a la bebida, sólo se ingiere
agua, que ha de ser traída de la fuente o de otras casas alejadas al menos
siete manzanas.
Algunas mujeres disponían durante nueve días seguidos un candil
encendido cada noche, encenado en la cambra donde murio su marido, y
esto porque creya que el alma del dicho su marido venia alli cada noche' Era
muy frecuente también -y de nuevo el judaísmo y el cristianismo se
hermanan- de mantener las lamparillas por el alma del familiar difunto,
no en el hogar sino en la sinagoga, a cuyo fin entregaban o costeaban
ciertas cantidades de aceite.
Toj schaná
Tianscurrido el primer año que sigue a la muerte, que es considerado
de duelo por los familiares cercanos, se celebra el aniversario, dando por
concluido el ciclo.
Recordemos a este propósito que los judíos zaragozanos medievales
solían consagrar determinados días del calendario festivo para recordar a
sus seres queridos: la víspera del Rosh Haschand -día de Año Nuevo- y el
Yom Kippur -Día del Perdón-, así como al cumplirse el primer mes de
fallecimiento. De todas formas siempre existe un día de los difuntos que se
cumplimenta con la celebración del yortæit,llamada por los sefardíes
limud o meldado.
Cofraûías funerørìas
Como ya apuntábamos en alguno de nuestros escritos, Ia aljama se
configura como una sociedad global -microsociedad, si se prefiere- que
se comporta al modo de una nomocracia paternalista, donde todas las
etapas de la vida de sus integrantes -desde el nacimiento hasta la senectud
y la muerte- son contempladas y atendidas, en una convergencia de
iniciativas públicas y privadas, fruto de la solidaridad intragrupal que
caracferizó a esta minoría.
Una de las obligaciones prioritarias que ha de garantizar la sociedad
-sin discriminación alguna- es la de un entierro digno -met mitzva-. Con
este fin, se crean asociaciones especiales, conocidas con el nombre de jevrá
kadishá, encargadas de los ritos mortuorios.
La Zaragoza judía contaba con una tupida red de cofradías piadosas y
asistenciales, las cuales funcionaban como asociaciones o hermandades de
ayuda mutua que no se circunscribían exclusivamente a sus afiliados y que
prestaban atención a las necesidades elementales de la vida -instrucción,
alimentación y vestidos- y la muerte. Los fondos de estas sociedades
filantrópicas se nutrían de las cuotas de los asociados, partidas de los
presupuestos aljamales, óbolos -entrega de limosnas parala cedaça-,
donaciones testamentarias... (similares a las capellanías cristianas), lo que
les permitió amasar un pequeño patrimonio inmobiliario por cuya
explotación obtenían importantes ingresos para acometer sus obras pías.
Existía un cuerpo electivo de adelantados que las presidían y ejercían
un estricto control sobre sus integrantes, gozando de plena autonomía
para imponer penas admonitorias, morales, pecuniarias... recogidas en los
estatutos o takkanôt. En aquéllas que se centraban en la preparación de los
ritos que rodean al óbito y a los funerales, sus miembros rotaban semia-
nualmente en las distintas funciones -unas más gravosas que otras-,
siendo eximidos los enfermos, los menores de dieciséis años, Ios reclusos,
los que se encontraban ausentes y los que desempeñaban cargos públicos
incompatibles con estas funciones filantrópicas.
Incluso en las agrupaciones gremiales, como la cofradía de los
baldreseros o curtidores de alta peletería y la de los zapateros o hasquafim,
Ia reglamentación en caso de muerte de unos de sus asociados ocupa un
76 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
La necrópolis
Los judíos, al referirse al cementerio, emplean en hebreo una serie de
eufemismos como si se sintieran temerosos de encararse frente a frente
con la muerte. Así, en los textos rabínicos, el Thlmud, la Mishnd, eIc.,
encontramos locuciones típicas corno bet jayim -casa de la vida-, bet olam
-casa de la eternidad- o bet hakvurol -casa de los sepulcros-.
En principio, es muy complejo adscribir un cementerio determinado a
cualquiera de las tres religiones que se observaron en Ia ciudad salvo que
lo atestigüen las fuentes escritas -este es nuestro supuesto- o existan mate-
riales arqueológicos diferenciados. Hemos de tener siempre presente los
numerosos elementos comunes que vivifican las creencias de ultratumba,
especialmente en el acervo judeocristiano.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 77
Situación y emplazamiento
El cementerio judío de la aljama zaragozarra se hallaba enclavado en
una eminencia del terreno en el término de Miralbueno, saliendo por la
puerta del Portillo a través del camino de San Lamberto y colindante con
el osario musulmán.
Un protocolo notarial del año 1616, de la rúbrica de Martín Español,
en el que se registra la mojonación del término de la ciudad llevada a cabo
por el jurado Juan Batista López, nos da la clave precisa de su ubicación:
los fosales de los judios y de los moros -que estan entrambos contiguos-
sitiados en el termino de Miralbueno, luego en saliendo por la puerta del
Portillo, camino de Sant Lamberto, acia mano izquierda, como quien ya a la
torre de Palavessino, que confronta con cerrado de Miguel de Arøsyla, la
drecera de la piedra camino de La Muela y con carretera que va iunto al
tapiado de Miguel de Bosca y Miguel García y con cerrado de luan Ruil, que
aora es de loan Palavesino y con cerrado de Anton de Assin que aora es de
los frayles de Predicadores, con el cerrado de Faxardo y con el muro de dicha
ciudad.
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Los sepulcros
Previendo el momento en que Nuestro Senyor ordenara de mi, dado
que la vida de aqueste mundo es incierta et enganyosa, e toda person(r en
came puesta a la muert corporal scapar no puede, los judíos zaragozanos se
cuidan de incluir una serie de disposiciones que aseguren un sepelio
modesto pero digno en su tránsito al más allá.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 79
Típología
Gracias a las disposiciones mortis causa contenidas en los testamentos
hebreos, hemos podido averiguar el tipo de enterramiento practicado en
Zaragoza, al menos en los siglos XIV y XV.
No quiere esto decir que no se practiquen otros distintos a los que
aquí se reseñarán, ya que en Ia generalidad de los casos no se consignan
detalles sobre el tipo de enterramiento, prescribiendo'. quando Nuestro
Senyor Dios ordenarø de mi, mi cuerpo sia soterrado en el fossar de los
jodios en la dita ciudat.
Lucillos
Una prueba de su existencia viene dada por el testamento otorgado
por Nitzim Zunana, judío, mercader, habitante en Epila pero oriundo de
Zaragoza, el cual desea ser inhumado en su ciudad natal. Encontrándose
enfermo, empero en mi buen seso, firme memoria y paravla manffiesta -es
deci4 en plenitud de sus facultades mentales-, dispone su sepultura en e/
cimenterio siquiere fosar de los jodios de la ciudat de Çarogoça... la qual
sepultura quiero que me sea fecha bien e honrradament, segunt a mi
conyiene y que su cuerpo sea soterrado con t(rut y lucillo.
Esta tipología sepulcral no es muy diferente -salvo casos tan excepcio-
nales como el onsario hebreo de Toledo-. Consiste en una pequeña bóveda
de medio cañón levantada en ladrillo o adobes de tamaño regula4 con ar-
gamasa de cal o yeso -aljez en aragonés- que cubrían el féretro -o el cadá-
ver si se enterraba sin éste- uîa vez depositado en el fondo de la fosa.
Estas construcciones suelen tener una longitud que oscila entre los 2 y
los 2,5 metros; una altura máxima de 0,ó metros y una profundidad que no
suele exceder 1,5 metros del primer estrato.
Orientación
La orientación de la totalidad de las tumbas hebreas -salvo casos
atípicos- es de W-E, esto es, con la cabeza hacia el Oeste y los pies hacia el
Este, con el fin de que el yaciente, en el momento crucial del Juicio Final y
Ia Resurrección de la carne, lo primero que divisara fuera el Oriente.
El cadáver suele colocarse en el féretro de espaldas 4ecubito supino-
con las piernas estiradas y los brazos cruzados encima del pecho. Siempre
se les cubre la cara salvo si se trata de novios, mientras que a las novias se
les soltaba el pelo.
Elección de sepulturø
La ubicación exacta de la fosa responde a unas aspiraciones profundas
y personalísimas que muy raramente trascienden a los textos escritos.
Por lo general, se constata en el disponente que siente inminentes las
acechanzas de la muerte, una búsqueda deliberada y premeditada de Ia
proximidad con sus familiares fallecidos. Hemos podido comprobar en los
testamentos conservados que en la elección de sepultura, si el otorgante
permanecía en soltería o su cónyuge no había fallecido, se requiere, en un
elevado porcentaje, Ia presencia de sus allegados inmediatos en línea
ascendente del primer o segundo grado o sus colaterales, siendo Ia
compañía de la madre la más invocada y la de los hijos difuntos si los
hubiere,
Si el premuerto era viudo o viuda, apetecía reposar junto a su cónyu-
ge. De esta manera, el 21, de abril de 1415, doña Jamila, viuda de Gentó
Arrueti, judío, habitante en Zaragoza, expuso su deseo de que mi cuerpo
sea sepubo en el fossar de los jodios, cerqua de do jaze el de mi marido don
Gento.
Laudas y epítøfíos
Huelga decir que el panorama epigráfico deì cementerio
cesaraugustano no puede ser más sombrío ya que no se ha conservado ni
tan siquiera un fragmento de esta procedencia. Esta parquedad se extiende
a todo Aragón, como se pone de manifiesto en la documentada obra de
iLM. MIrres y F. CaNrrn¡ sobre Ias Inscripciones hebráicas de Espaíìa,
donde se incluye un puñado de ejemplos de Calatayud y un ejemplar
montisonense muy deteriorado. A ellas podr'íamos agregar, por nuestra
parte, un cipo funerario en Uncastillo y una lauda sepulcral reaprovechada
en EI Frago (en Teruel las laudas eran anepigráficas). Por desgracia,
ninguna de ellas se halla contextualizada en una estratigrafía concreta
sino que son fruto de hallazgos esporádicos o fortuitos.
En Zaragoza los enterramientos son coronados por unas lápidas -a
cuyo efecto se dedican mandas que oscilan entre los 20 y los 40 sueldos,
dependiendo de su suntuosid.ad-. Su colocación se encomienda a los
cabezaleros o ejecutores testamentarios.
82 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Aiuøres
Los ajuares suelen ser muy pobres. Los rabinos y dirigentes religiosos
lanzaban sus reproches a quienes se hacían ceñir vestidos costosos, joyas y
armas, por considerarlo imitación servil de ritos paganos. Sólo los sabios
o altas dignidades constituían Ia excepción al acompañarse de objetos
preciosos, rollos de la Torah, plumas, libros... muy queridos durante su
vida terrena.
Por todo ello, Ia inmensa mayoría de los judíos difuntos zaragozanos
se cubrían con un simple lienço de lino, es decir, una túnica blanca -sím-
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 83
Cronología
Los numerosos valladares y lagunas -materiales y epistemológicas-
que hemos ido reseñando cumplidamente dejan entre interrogantes un
problema difícilmente soluble: su datación. El propio cementerio puede
ser un testigo poco elocuente e incluso mudo, si en sus entrañas -caso de
que fuere posible su estudio- el ajuar fuera casi inexistente -como es de
prever-. Si esto no basta, la perduración tipológica de los enterramientos
aquí descritos -salvo quizâs los lucillos que son primordialmente bajome-
dievales- se prolonga como mínimo desde el siglo XI al XV.
Tampoco podemos ceñirnos a los testimonios epigráficos -en los epita-
fios aparece invariablemente la fecha de la expiración- y, por ende, de na-
da sirven los aportes de filólogos y hebraístas que podían ser de utilidad si
algún texto se hubiera exhumado, por las claves literarias, lingriísticas o
estilísticas que atesoran.
No estamos autorizados, por tanto, a determinar la antigüedad del on-
sario judío. Es dado pensar que ya existiría en época islámica o, cuando
menos, a principios del siglo XII, con Ia conquista de las huestes cristia-
nas, ya reposaban los restos de la comunidad en este mismo solar.
Los procesos inquisitoriales permiten conjeturar que en sus proximi-
dades eran inhumados algunos judeoconversos, aunque esta práctica pudo
ser relativamente efímera por los riesgos de procesamiento que comporta-
ba a los supérstites.
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Las necrópolis islámicas
de Zara;goza
Pilar Galve lzquierdo
José Antonio Benavente Serrano
- Hgy otro texto que hace referencia al cementerio de los moros y, según
el cual, éste se extendía entre la iglesia del Carmen y la de Santa Engraóia,
hasta que Pedro IV ordenó, en 1337 , su traslado fuera del muro de iierrau.
Esta noticia, aunque con la prudencia debida a la exigua zona excavada,
quizâ fue corroborada en\aPlaza de Santa Engracia, a la altura de la calle
de Inocencio Jiménez. En dicho luga4 con motivo de los trabajos que la
CTNE se encontraba realizando, se descubrieron una serie de restos hu-
manos; y, si bien estaban cubiertos por tierra con cerámicas de época ro-
mana, en el fondo de la fosa había varios fragmentos de época hispanomu-
sulmanaT.
En cambio, el cementerio que ha sido objeto de nuestra investigación,
constituye un dato novedoso, puesto que no aparece reflejado en ningún
documento. Pese a ello, no hay duda de que se encuentra en un lugar muy
adecuado por estar extramuros del núcleo principal urbano, en lal
proximidades de una puerta de la ciudad (a tan sólo cien metros) y en una
vía de acceso a la misma, que sabemos era atravesada por los cortèjos que,
procedentes de la Aljafería, se dirigían a la Mezquita Aljama y, en general,
a la Medina. Es probable que los enterramientos se realiza.ran a ambos
lados de la vía, puesto que se han encontrado también sepulturas de
3 Además de otras puertas, como la Ouemada, Baltax o del Carmen, y Almozara o de Sancho,
que se abrfan en el segundo muro.
4 Varios, Arqueología urbana en ZaragoTa, Zaragoza, 1986, pp.32-34.
5 A. ALVAREz, J. F. CASABoNA, "Excavaciones arqueológicas en eì Convento de San Agustín de
Zaragoza" , Aragonia Sacra, Zaragoza, pp. 137-144.
ó Cf. L. ToRREs Belnas, op. cit., p. 265. Aquí se cita el Cartulario de la Ciudad, t. Il, folio 212,
recogido por Ignacio de Asso, Historia de la econonúa política de Aragón, p. 1gg.
7 Yaúos, Arqueologla urbana en Zaragoza, Zaragoza, 1986, pp- 36-39.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
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LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA B9
cer unas pautas que enriquecerán los exiguos datos que teníamos para la
capital de la Marca Superior de Al-Andalus, y, por ende, del mundo fune-
rario andalusí.
No obstante, es evidente que, si hasta hace bien poco, el estudio de la
necrópolis de época islámica se limitaba casi exclusivamente a los estudios
publicados por L. Torres Balbás (y, en este caso, con referencias documen-
tales pero no como resultado de excavaciones arqueológicas), en la actuali-
dad, la historiografía del tema se ha enriquecido abundantemente. Baste
recorda4 por ejemplo, el estudio del cementerio islámico de San Nicolás
de Murcia (J. Navarro PaIazón, 198ó), el del Circo Romano de Toledo (4.
de Juan García, 1987), \a rauda de la Almoina de Valencia (SIAM, Ayunta-
miento de Valencia) o La Torrecilla de Granada (4. Arribas, M. Ríu, 1979).
A ello habrá que añadir las aportaciones realizadas al Congreso Nacional
de Arqueología Medieval, celebrado en Oviedo en 1989, con los cemente-
rios de la ciudad hispanomusulmana de Vascos (Navalmoralejo, Toledo)
(R. Izquierdo Benito); el estudio del citado de la Almoina de Valencia (J.
Martínez García y otros); o el cementerio islámico de la calle Polo de Me-
dina en la ciudad de Murcia (I. Pozo Martínez). Finalmente, hay que citar
la publicación de una necrópolis en la ciudad de Málaga (I. Fernández
Guirado, 1988).
Tal profusión de estudios sobre el tema se debe, sin duda, a
excavaciones arqueológicas urbanas, a la que pertenece también el estudio
que aquí se presenta.
Los enterrømíentos
(Lamrua III)
Se trata de inhumaciones en fosa simple y estrecha, y en la mayoría de
las ocasiones cerradas por adobes de arena.
El tórax se hallaba en posición decúbito lateral derecho, aunque en
muchos casos no es total seguramente a un desplazamiento pos-
terior a la inhumación. La-debido
orientación presentaba invariablemente los pies
hacia el noreste, la cabeza hacia el suroeste y el macizo facial mirando al
sur. Las extremidades inferiores aparecen ligéramente flexionadas y las su-
periores inclinadas hacia el lado derecho o con las manos sobre la región
púbica.
En algún caso, en el fondo de la fosa apareció una débil capa de tierra
más oscura diferenciada del resto, quizá efecto de la descomposición
orgánica.
Por otra parte, en el contexto arqueológico tumbal no se halló en
ninguna ocasión restos de ataúd referimos a clavos de hierro y
-nos en los enterramientos de época
restos de madera, que sí se recuperaron
hispanovisigoda e incluso romana-; en cambio, los cráneos de la mayor
parte de los individuos se encontraron vacíos de tierra, qvizâpor efecto de
su colocación lateral.
A partir del aspecto estructural de las inhumaciones, se ha podido
establecer nueve tipos, si bien debe tenerse en cuenta la dificultad de
excavación que estos adobes arenosos presentaban (Leur¡re IV).
1. Fosa simple: trinchera de 0,40 m de anchura, sin otro elemento
estructural que algún canto rodado para que el individuo inhumado no se
desplazara de su posición hacia La Meca.
2. Cubierta plana de adobes: como en el caso anterio4 a veces con
algún elemento pétreo de apoyo al cadáver.
3. Cubierta a una vertiente de adobes: en la fosa de sección rectan-
gula¡, adobes inclinados cubriendo lazona dorsal del muerto interfecto.
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92 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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LAMINA IV. Tipología de los enterrantientos islámicos
llan contiguas unas a otras y, con fTecuencia, se han removido algunos res-
tos para hacer sitio a enterramientos posteriores.
En Ia sección de la LeruNa III, hecha entre las foanjas B y C, se aprecia
en cierto modo esta densidad, si bien hay que tener en cuenta que las
superposiciones que se representan no corresponden a enterramientos
completos, sino que varias de ellas hacen referencia a la parte inicial o
final de la tumba. Además se ha verificado el hecho de que las fosas se
yuxtaponen, pero sin destruir la inmediata anterior; esto debe indicar, sin
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LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 95
Materíal ørqueológíco
La prescripción islámica de que las tumbas sean simples, respetadas,
pero no objeto de ostentación, está claramente evidenciada en la maqba-
rah de la Puerta de Toledo de Zaragoza.
Así, con excepción de algún anillo de forma de aro simple, de bronce e
incluso de hierro, y varias agujas de bronce, esta sobriedad ritual se
advierte en todas las inhumaciones.
Sin embargo, un dato curioso al respecto lo constituye el hallazgo de
una pequeña orza junto a una de las tumbas; estaba depositada en pie, y
cubierta por un canto rodado plano (fotografía de la página 97). En su
96 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Cronología
El rito musulmán de inhumación continúa la tradición romana de
ubicar los cementerios extramuros, sin vallado y junto a las vías de
entrada a la ciudad.
Y en el caso que nos ocupa, Ia necrópolis islámica de la Puerta de
Toledo, constituye el último momento de utilización de la zona occidental
extramuros como área cementerial.
En efecto, incineraciones e inhumaciones se produjeron en estos 200
Ín', ya desde muy al principio del siglo III d.C., en un abanico continuado
de ritos, cuya cronología absoluta ha sido proporcionada por el radio-
carbonot'.
La ausencia de cipos y lápidas funerarias, seguramente arrasadas al
fundar eÌ nuevo barrio tras la conquista cristiana, hacía poco menos que
imposible una datación precisa. No obstante, la presencia constante de
material arqueológico de época tardorromana e hispanovisigoda, así como
las superposiciones y la densidad de los enterramientos, parecían indicar
el comienzo funcional de la necrópolis islámica en un momento muy
temprano.
Dos fueron las muestras de restos óseos enviadas al Laboratorio de
Groningen (Centrum voor Isotopen Onderzoek, Rijks Universiteit, Gronin-
gen), cuyos datos y resultado se expone a continuación:
l0 La orza tiene un diámetro máximo de 9,2 cm, siendo en el borde de 7 cm, y presenta una al-
tura de 7,5 cm En un contexto cultural diferente, se ha documentado la presencia de ofren-
das de huevo de gallina en algunas npcrópolis ibéricas. Cf. al respecto, X. BALLBEE y otros,
Documentos del espacio en el poblado ibérico de la Penya del Moro de Sant Just Desvern
(Baix Llobregat), Arqueología Espacial, g, Teruel, 1986; M. BELTRAN, Arqueología e Historia de
las ciudades de Azaila, 1976, p.31.
11 C. Esco, J. GIRALT y Ph. Snuec, Arqueología isldmica en la Marca Superior de Al-Andalus, Za-
ragoza, 1988.
12 Probablemente se trata de un gato común. Este animal doméstico no llegó a ser usual en Eu-
ropa hasta el siglo XII, si bien 1o era en el Norte de Africa desde antes del cambio de Era. Cf.
J. Ksrt-¡n, Die antike Tierweû, I, pp. 64 y ss.
13 Se enviaron varias muestras, todas ellas de restos óseos de época romana, hispanovisigoda e
islámica, cuyo resultado ha sido totalmente satisfactorio por corroborar el contexto arqueo-
lógico que poseíamos.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 97
Conclusiones
Tras todo Io expuesto, y a la espera del resultado del estudio antropo-
lógico que darâ a conocer sin duda aspectos muy interesantes de la pobla-
ción de laZaragoza islámica, puede concluirse lo siguiente:
l. La Maqbarah o cernenterio musulmán de la calle de Predicadores
estaba situada extramuros y a cien metros de la salida de la ciudad por la
Puerta occidental o de Toledo.
14 El Islam ha tolerado siempre la aplicación de penas físicas hasta la pena capital, pero ha
prohibido toda práctica de ablación o incisión en cuerpo muerto (incluso en la actualidad
parece haber problemas para la donación de órganos). Cf. al respecto, M. RENAERTS, In mort,
rites etvaleurs dans L'lslam Magþrébin, BmseÌas, 198ó, p. 115.
98 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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Zaragoza cristiana
Pascual Martínez Calvo
47' Ambo confessi Dominum steterunt Contra el fiero rugir de los verdugos
acriter contra fremitum latronum: de Dios el nombre confesaron ambos:
Ambo gustarunt leniter saporem Ambos la miel gustaron breyemente
Martyriorum. de los martirios.
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Basílica del Pilar. Venida de la Virgen del Pilar, de la Santa Capilla, en que María ntuestra a los
Convertidos con su nletto La Columna- Obra del taller de la calle de Fuenclaru, del escultor arago-
nés losé Ramírez (f1770) (fot. C. Josán).
ln Bis novem noster populus sub uno Los cuerpos de díeciocho santos mártires
Martyrum sen)at cineres sepulcro: guarda en un solo sepulcro nuestro pueblo:
C aes ar augu s tam v o cit amu s urb em Ala ilustre ciudad de ZaragoTa
Res cui tanta est. tal dicha alcanza.
5 La Casa mitrada de los Valerios, que dio varios Obispos. San Valero asiste al Concilio
de Ilíberis (año 300)-Granada-. Antiguos historiadores hablan de la Sala Valeriana de
siglo III, junto al templo del Pilar. (o.c. de Aina, p. 35).
ó Tras citar en estrofa 14'a los l8: Tù decem sanctos revehes et octo, la 15." se refiere a
los Innumerables: So/a in occursum numerosiores Martyrum turbas Domino parasti:
Anónimos, al ser reducidos a pavesas, ias Santas Masas.
El lugar sepulcral de los Máfiires era una iglesia, que se inició en las catacumbas. Ber-
gie4 Diccion. de Teología, Reliquias. Ya en el siglo II Ignacio de Antioquía (Actas). San
Agustín, sermón II de Sanctis. Cornelio a Lápide, In Apoc. ó,9. De ahí el Derecho Ca-
nónico: de que no se consagre un altar (o ara) sin colocar en éI reliquia de algún mártir o
santo.
102 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Epocø vìsigoda:
San Braulio y Santa Engrøcìa
En esta época brilla en primer plano nuestra iglesia. Tras abjurar Re-
caredo (589) con su pueblo del arrianismo en el Concilio III de Toledo, se
celebra el 592 en Zaragoza un concilio provincial bajo el metropolita Arte-
mio de Tarragona, siendo obispo de Zaragoza Simplicio, con once obispos
y dos diáconos, para tratar de la admisión de los conversos: obispos, pres-
bíteros y diáconos, y seguir como tales, y sobre sus reliquias. El concilio
ordenó fueran de nuevo consagradas sus iglesias. (Espés. f. 188). Tema de
interés nacional.
Monasterio de las Santas Masas. Este concilio instauró la fiesta de
los Innumerables Mártires y quizá planificó ya el monasterio de las Santas
Masas. Asisten el Arcediano Máximo, antes monje del Agaliense (Toledo), y
seguido (592) obispo deZaragoza, Juan de Biclara, obispo de Gerona, que
fundó en 586 el monasterio de Bíclaro (hoy Vallclara); cuya regla se aplica-
rá al monasterio de Santa Engracia. Los hnos. Juan, su abad, y Braulio le
dieron gran renombre.
Los grandes Prelados Máximo (5921619),los hermanos Juan (61913l) y
Braulio (631151), y Tajón (ó51183?) hacen de Zaragoza el foco cultural con
Sevilla y Toledo del siglo de oro visigótico (589/ó90). Que hace al rey Egica
convocar otro concilio nacional enZaragoza el 691, siendo Ob. Valderedo,
de gran temática dogmática y disciplinarlo.
Altar mayor de la Cripta de Santa Engracia. Retablo atribuído a Gil illt¡rlatrcs. Dt¡bla ttnut tlt
ntaírntol blanco con restos de Santa Engracia y de S. Lupercio. En lrontal de la r¡tesa-aLlar, el sarcó-
fago romano-cristiano del siglo 1V (fot. Comercial G.F.).
10 Sus actas sin firmas figuran en los códices Albeldense y Emilianense. Cf. Espés, 203,
señala el canon singular sobre las reinas-viudas, de recluirse en un convento.
104 cLJADERNos DE zARAcozA 6s
Los árøbes
Muza permite a los cristianos el culto en su iglesia del Pilar y extra
muros en la de Santa Engracia. Y en las afueras en Cogullada y en Zarago-
zalaYieja (El Burgo). Airo 714.
AI llegar los árabes, debieron soterrar más hondas las urnas de sus
mártires. Porque el 13-III-1389 al ahondar los cimientos para el nuevo
templo, se hallan las dos arcas de mármol: primera la de Engratiae Corpo-
ra Virginis, Lupertii Mártiris,la segunda de los otros diecisiete compañeros
y pellas de Santas Masas de los Innumerables. Y 13 arcas llenas de ceni-
zas, huesos y masas de mártires. Y el Pozo lleno de reliquias en medio de
la Cripta, (Risco, t. 30, p. 289)13.
Lo que implica que, en estos siglos de ocupación sarracena, el cemen-
terio o fosal del Pilar recogió todos los cadáveres de los cristianos del inte-
rion y extra muros el de Santa Engracia.
1l lldefonso: De viris illustribus, c.6: junto a los sepulcros de los ntártires aprendió la sabi-
duría y vivió la experiencia de la vida monacal (Studia sapientiae et propositunl mont
chi decenter incoluit).Ibid. c.6 Juan era el Abad, el liturgo. Cf . Pérez de Urbel, J. tos
monjes españoles en la Edad Media. L I., pp. 353/55. Como Isidoro habla del egregio
Mtiximo, que scripsit et brevi stylo Historiolam de his quàe tentporibr,Ls Gothorum itt
Hispanis o.cta sunt, historico et corrtposito sernlone. Sed et ntulta alia... (De viris lllustr.,
c,46).Mtiximo conTpuso mucho en verso y prosa.
12 Gloria deZaragoza y de España. El mejor colaborador de Isidoro y su digno continua-
dor, Braulio : Dificillimis quoque temporibus vetus tentplunt Sanctarum Massarum olint
nuncup atutl'l, a fundantenti s rest ituit.
Su cuerpo hallado 600 años tras su muerte en la entrada del Pilar (que eligió por hu-
mildad para ser pisado, se traslada al altar mayor), ad aram transl(üutn,magna poptúi
religione servatur et colitur.
13 Así el testamento de Moción, hijo de Fmya, fallecido (dice) en Zaragoza en febrero del
año anterio¡ dejó una manda de 100 sueldos ad Sancta María, que est sita in Çaragotia
et ad Sanctas Massas, que sunt foris muros. Bolelín de la Real Academia Historia, t. 44,
p.437 Trae el reconocimiento jurídico del testamento de Moción, hecho en Vallvidrera
(Barcelona) el 26-Yl-987 , que publicó Antonio Campillo.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 105
La reconquista - 1118.
Zaragoza tiene dos catedrales
con sus cementerios parroquiales
y el santuario de Santa Engracia
Zaragoza es la ciudad que tiene dos catedrales con sendos cabildos, Ia
Basílica de N". S". del Pilar desde primera hora y la catedral de San Salva-
dor (lI2I, siendo las dos iguales, como reza la bula de la Unión de 1675.
Como el Obispo de Roma (Urbis), que a su vez es Papa universal (Orbis)
tiene, Sn.Juan de Letrán y San Pedro.
Y también se gloría nuestra Ciudad con su santuario de los Innumera-
bles Mártires, mientras las otras ciudades cuentan uno, dos o tres mártirtes.
Los tres templos conservan las cenizas y los restos de prohombres en
sus sepulcros y capillas y de sus feligresesy zaragozar'os en sus históricos
cementerios y cisternas.
15 Alfonso I señaló al vizconde de Bearne Gastón de Fox el banío de los cristianos muzára-
bes, esto es, la parroquia de N". 5". del Pilar, en cuyo templo se ye todayía su sepulcro,
(escribe J. Blancas, p. 124), y de su esposa Talesa.
El obispo Pedro de Librana (1118) pide limosnas Universis mundi Ecclesiaefidelibus
para reparar la Iglesia de Santa María de Zaragoza, conocida por sLr antigüedctd y san-
tidad. Que refrendan el papa Gelasio, el Primado de Toledo y otros Obispos. Se ve su
carácter nacional y universal.
A la muerte del Batallador; ocupa Zaragoza Alþnso VII de Castilla ( 1 1 34), que es reci-
bido en el Pilar por lglesia, autoridades y pueblo. Que legará a la ciudad el león ram-
pante de su escudo.
En obras de reparación del obispo Hugo de Mataplana, amén de los privilegios de Bo-
nifacio VIII (12-Ir'I-1.29O) y Obispos, los Jurados de la Ciudad conceden el l7-Y-1299 el
privilegio de no pignorar ni cobrar aduana al peregrino. (Bol. Real Acad. Historia, t.
44, p. 452, cit. por L. Aina, El Pilar... p. 66).
16 Colección Diplomática del Concejo de Zaragop, Zaragoza, Cátedra Zaragoza, 1975, p. 66.
Y doc. 360, p.249: Sepan todos que cridado e aplegado concello de Zaragola en el fossar
de Sancta María la Mayor, do yes costumbrado de plegar concello...
Alejandro 111 concede a sus canónigos, en caso de entredicho general, puedan celebrar
sus oficios y enterrar los muertos. (Arch. Pilar, arm. 1, caja 1, leg. 1, n'3-4) Bulas de 7-
IV-1171 y25-III-1178.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 107
17 Lo que hace pensar que esta iglesia del Pilar mantuvo su categoría deprincipal y madre
de las íglesias de la Ciudad, que arrastraba de antaño, pese a crear la catedral de la
Seo, hasta llegar a la Unión de ambos cabildos por la Bula de Clemente X, de 11-II-
1675, en total paridad. Que hace escribir al P. Hebrera en su Descripción hist. panegír.,
p.26: Mantúvose esta igþsia con el título de Principal hasta 1718... año de la reforma.
En la cual se niveló con el templo, pues estaba mucho más baja la Santa Capilla, que
hizo exagerar al inglés Münzer (1494), diciendo era una Cripta. Señal de su antigüe-
dad.
108 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Crìpta-panteón
Si la reforma del siglo XVII, al cubrir el claustro gótico con las naves
laterales y frontal, borró toda huella, la actual del pavimento remató las lá-
pidas del suelo (1940). Las dos planchas de bronce de la entrada a la Crip-
ta, que labró J. Bueno en 1942, recuerdan: Tëmpli huius solum marmore
coopertum. Archiep. Caesaraug. D. D. Rigob. DomenechValls. D.D.Ios. Pelli-
cer Guiu, Cap. Decano. Anno Dni. MCMXXXX, y la otra, Ossa et cineres pra-
ecl. virorunt qui corporis exuvüs sub umbra B.M.V del Pilar. Rogad por
ellos.
Entre prebendados y bienhechores del Pilar resaltan: Los esposos D.
Fco. de Borja de Uraüz y Cavero (187011947) D". Leonor Sala Ruiz de Andrés
(1876/1962) . A sus expensas se levantaron las dos úkimas torres. D.E.P.
Ramón Pignatelli (1734193). Nace en casa de los condes de Fuentes, del
Coso, y muere en casa de Zaporta (de la Infanta). Sus timbres de gloria
son la Casa de Misericordia y Plaza de Toros, el Canal Imperial y Ia Socie-
dad Económica Aragonesa de Amigos del País. Y su digno colaborador el
arzobispo Agustín de l¿zo y Palomeque (1784196), que bien merecen lauda
memorial.
El Excmo. D. José. Palafox Melzi, Capitátn General y Caudillo de Aragón,
que se trasladó de Madrid acér en el 150 aniversario de los Sitios (195S).
Basílica del Pilar Cripta-panteón bajo la artgélica capilla de la Vírgen del Pilar.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 109
Fuera de lø cripta
El arzobispo primero que se enterró en el Pilar, junto al altar de la
Santa Capilla fi¡e, Juan Martínez Peraha (1624-29). Frente a la Santa Capi-
lla, simétricos yacen el cardenal arzobispo Soldevilø tristemente asesinado,
cuya lauda reza: R.LP. In pace Domini D. Doctor loannes Cardinalis Solde-
vila Romero, Archiep. Caesaraug. mortuus est die IV lunii anni MCMXXIII.
Orate pro eo. Y de modo similar su Vicario General y Deán, José Pellicer.
Capilla de S. Juan Bautista, el arzobispo Tomás Crespo Agüero (17271
42), junto al Santo Cristo de Forment.
Capilla de Santiago, el panteón de la familia Cnstellano Villanoya, D.
Gaspar (T l9l0).
Capilla de San Joaquín, del duque de Montemar,Iosé Canillo de Albor-
noz eI graijefe militar de Sicilia, vencedor de Bitonto, que costeó Car-
los III. Moría el 1757. Que concedió el Cabildo a su madre, condesa de
Valhermoso el l4-II-1761.. Se inauguraba el 1765 su mausoleo.
Capilla de San Braulio muestra el sepulcro del arzobispo Bet'nardo
Francés Caballero (t1843) desterrado en Burdeos, que se traslada en
1860. Fundador del Seminario Conciliar delaplaza de la Seo, (1834)'
Capilla de San Antonio de Padua, que constr-uyó Elfu de Exerica, esposa
de Pedro Martínez de Luna en 1387. Pasó a ).os duques de Medinaceli y
marqueses de Aitona en 17 13, al cederla el Cabildo a Guillermo de
Moncada, que la decoró.
Capilla de ScLn José, se fundó en 1632, trasladándose a este lugar en
1764, propiedad de los condes de Villaverde y Argillo, los restos de
Mercedes Bordíu y Garcés de Marcilla. La fundó el segundo marqués,
110 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Basílica del Pilar. Capilla de San Juan Bautista. Satcófago del arzobispo Crespo Agüero, junto al
Santo Cristo de Forment.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 111
Basílica del Pilar. Capilla de San Braulio, que restauró eI canónigo Luis M". Dalp, deparando este
rico mausoleo al arzobispo Francés Caballero.
-
Basílica del Pllar. Capilla de Santa Ana. Mausoleo del Gral. Manuel de Ena.
' Capilla de Santa Ana ostenta el mausoleo de mármol del General Ma-
nuel de Ena (l80Il5l), que muere en la guerra de Cuba, con traje de
campaña y atributos de guerra, por F. Oroz y Martín Campos bajo la
dirección de Ponzano, por 50.000 rs. vellón de suscripción pública.
'1
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 13
La catedral
y el cementerìo del Sølvador (La Seo)
La Mezquita Mayor se consagró en catedral dedicada al Santo Salva-
dor el 4-X-1121, por su suntuosidad. Se instaural8, nota bien Zurita, y no
se restaura. Y se dedica al Salvador por voto del señor Rey, que puede dis-
'¡..ø
Catedral de la Seo. Ptlffoquieta de S. Miguel (antes de S. Bartolomé junto a la otrd puerta). Sepul-
cro de sufundador D. Lope Fernández (fot. Arxiu Mas).
18 Indices latinos, p.52, expiatur: et Deo Optimo Servatori ex voto quod imperator pulche-
rrimae,..Urbis esset potitus, festis laudibus instaur(ltur et consecratur. Que significa: es
expiada: se instaura y consagra a Dios Optimo Máximo Salvador, por causa del voto que
hilo el emperador, en caso de que se apoderase de la bellísima... Ciudad.
114 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
poner de ella, por no haber sido catedral nunca'', podemos concluir con
Nougués y Secall. De ahí que el Pilar siguiera compartiendo los honores
catedralicios con la Seo, con Cabildo propio hasta la Bula de Unión de Cle-
mente X (1ó75).
El obispo Pedro de Librana con la Constitución de I 128 impone un exa-
gerado centralismo, reservándose para la iglesia del Santo Salvador todos
Ios bautizos, bodas y exequias de toda la ciudad. La Seo será caput et mcl-
gístra madre de todas las iglesias, que reduce a filiales a las demás parro-
quias, que atenderán el culto y la pastoral, pero sin pila, campanario, bo-
das ni entierros. Su cementerio se extendía de la puerta principal a Oriente
hacia la calle de San Vicente de PaúI. Falcón precisa qrue estuvo junto al
muro de piedra, próximo al postigo de Aguadores. Esto es, saliendo por Ia
puerta de atrás hacia el Ebro y calle de San Vicente de PaúI. Así se cumplía
cien años, hasta que con el obispo Vicente (1239144), comenzaron los fieles
de las panoquias a no querer llevar sus hijos a bautizar a la Pila de la Seo, ni
entet'rar los muertos et'L su cementerio2o, postura que apoyaron el Zalmedi-
na, Baile y Jurados de la Ciudad contra el Cabildo del Salvador. Litigio que
obligó a venir a Zaragoza al Metropolita tarraconense Pedro de Albalate a
dirimir el conflicto (1241)^. Este determinó que en adelante las parroquias
tuvieran su pila, sus bodas y funerales, campanario y enterrar a sus muer-
tos en sus cementerios propios". Así surgieron y crecieron sus torres y ce-
menterios.
19 Los reyes de Aragón disponían por Bula de Urbano II (1095) de las iglesias conquista-
das a los moros, exceptuadas las Sedes Episcopales. (Arrrrego, Cátedra episcopal...pp.
561 y 659. Vic. Lafuente, Historia Eclesiiistica de España, t. 3', p. 375).
NocuÉs v Secar-1, Historia críticay apolegética del Pilar 1" parte, cap. XX.
20 LaMeeRro DE ZARÂcozA, Tþatro histórico de las iglesias de Aragón, t.II, p.246, n" 303,
donde dice que gobernó la Sede desde 1240 al 1248, equivocando la fecha del obispo
Vicente V deZaragoza, que episcopó 1239-44, como puntualiza A. Canellas.
21 A. CANELLAS, o.c. doc. 65, de t.I, p.1ó0 ss. Se quejan iurati quod episcopus et Capítulum
compellebant eos portare ad ecclesiam sancti Salvatoris onutia corporû nlortLtorunL et
audire ibi ntissatn et oblationes facere...Ante lo que falla el árbitro arzobispo de Tan'a-
gona: Statuintus etiant quod cives cesaraugustani ad ecclesiam sancti Salvatoris tnor-
tuorum corpora deþrre de cetero non teneantur. F,sto es,Establecentos también que los
ciudadanos de Zaragola en adelante no se yean obligados a llevar a sus difuntos a la igle-
sia del Santo Salvador. Y acaba Acta. sLtl'tt haec calendas Marcü, anno Domini tn". c"c".
quadragéssimo printo i.e. Se hizo esto el 1 de Marzo del año dei Señor 1241.
22 El Justicia de Aragón Luis Exea y Talayero, "Instauración de la catedral episcopal en
el Templo del Salvador", p.34 del Proceso Aguilar. 17O7.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 115
Catedral de la Seo. Frontal de mesa altar de Ia capilla de San Pedro Arbués (@ iberCaja).
Sepulcro del obispo auxiliar Juan Crespo (1491-1506), que legó todos
sus bienes a la iglesia (Calendario) ...Item diemos al sr. obispo de Castro, di-
go Møestre Crespo, una sepultura en la capilla del señor Sant Agustín, entre
y el ahar del señor Sant Joan y Sant Valer Notario Miguel de Villa-
"::#:
Panteón familiar con su cisterna sepulcral, que funda el infanzón Jeró-
nimo Ferrer Cerdán (27-VIl-1584) y su viuda,Ana Clavero en antigua capilla
de Santa Catalina, que dedican a la Natividad del Señor.
El panteón de la capilla de las santas Justa y Rufina (que data de 1487),
lo funda a este fin el Inquisidor Apostólico de Aragón en 1643, que here-
dan por mayorazgo de Virto de Vera los condes de Guara; y pasa luego a
Ios duques de Villahermosa. Yacen J. Pablo de Aragón-Azlor y Zapata de
Calatayud (el duodécimo duque), y su viuda Mo. Marianela de Pignatelli y
Gonzaga (t181ó) e hijos Juan Pablo y J. Antonio y el nieto Marcelino de
Aragón Azlor y Fernández de Córdova".
Panteón de Gabriel Zaporta (t1579), señor de Valmaña, en la antigua
capilla San Jerónimo, que dedican a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafa-
el (tan gratos a los judíos), con licencia del Cabildo (3-X-15ó8).
Sepulcro del penitenciario Martín de Funes con estatua orante sobre él
en la capilla del Santo Cristo, que reformó ante los prodigios ocurridos
(1634-39), del trascoro. Que atendió la familia Bordíu después, me dice
Ana Bordíu Martínez Morán que pagó hasta hace unos quince años para
su culto.
Capilla de N". Sn. la Blanca, de arzobispos que no son de sangre Real,
con varias laudas: Andrés Santos (1578-1585), Alonso de Gregorio (1593-
16O2), Fr. Iuan de Guzmdn (1633-34), Pedro þaolaza (1635143), que trasla-
dan a su pueblo de Moyuela (1644). Pedro Manrique (1611115) hasta que su
hermana Ana, condesa de Puño-en-rostro y camarera mayor de la Reina de
Francia consigue del Cabildo la capilla de No. S". de las Nieves , y habiéndo-
la adomado primorosamente y labrado en ella su sepulcro de alabastro lo
trasladó (1616). Diego Castillo (1677186).
Y fuera de la Seo, el arzobispo Tomás de Borja (1ó03/10) labró su se-
pulcro en el Colegio de las Vírgenes. Decía de su pariente San Francisco de
Borja: El tcLn s(tnto y yo tan pecador. Manuel Vicente Martínez y Gonailez
(1816123) en el Hospital de la Ciudad. Y a sus pueblos: arzobispo Fadrique
de Portugal, nieto del Rey Católico (1532139), que se inhuma en su capilla
de Sigüenza. Hijo de los condes de Faro.
Andrés de Cabrera y Bobadilla, en su panteón familiar de los condes de
Chinchón, (1587192). Manuel Pérez de Araciel (1714126) en capilla El Pilar
de la Colegiata de Alfaro. Fr. Juan Cebrián (1644162) en el convento de Ca-
puchinas deZaragoza y su corazón a Perales (Teruel).
Capilla-armario delas reliquias, en el trascoro de la Seo (de finales del
siglo XVI) que preparó el arzobispo de Cabrera.
23 En la iglesia del Real Seminario de San Carlos, tuvieron st capilla de San José privada,
suntuosa con su retablo churrigueresco dorado, con dos hornacinas a sus lados, que
ocupan las estatuas orantes de los duques: Carlos de Aragón de milita¡, y su viuda Ma-
ría Enríquez de Guzmán. No olvidar que la duquesa Luisa de Borja, sobrina del arzo-
bispo Fernando de Aragón le arrancó su permiso para entrar la Compañía enZarago-
za (1547).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 117
Catedral de la Seo. Capilla dz San Bemarda, que labró y decoró esplmdidamente eI arTobispo D, Femando
de Aragón para su madre D". Ana de Gurreay para sí mismo (fot. Arxiu. Mas).
118 cuADERNos DEzARAcozA;s
No faltaron mecenas en la Seo, por descansar a su sombra. Obligada men-
ción merece María de Alagón y Carinyera, enterrada, en la capilla del Rosa-
rio o Virgen Blanca, que en contrato de 7-V-1.520 con Gil Morlanes y Ga-
briel Joli por once mil sueldos enriquece las capillas de San Agustín y la de
Santiago con su retablo.
24 lncaula donación, que producirá tantos pleitos. Como la de la parroquia de San Gil,
que hacía AÌfonso I al obispo Esteban de Huesca, para sufragar los gastos de los auxi-
liares franceses en la conquista deZaragoza.
Ya en 1137 Bernardo II tomándolas como cesión temporal, reclama ambas par-roquias
al obispo Dodón de Huesca, sin resultado. Sometido el asunto al arbitraje del obispo
Pedro de Palencia, falló así: la iglesia de las Santas Masas siga de Huesca, y la de San
Gil vuelva a la diócesis de Zaragoza (21-Xl-1145). Sentencia que confirmó Adriano IV
(1 lse).
.I
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 19
25 Juan II
al curar de su enfermedad hizo voto de fundar en Santa Engracia un monaste-
rio de PP Jerónimos. A su muerle (1479) encargaba a su hijo lo cumpliera' Que realizó
con los bienes confiscados a los judíos cómplices de la muerte de Pedro Arbués (P.
Marton, Centuria XV cap. 8).
El 2ó-IV-1480, la Ciudad honra a los Mártires y los nombra sus Patronos. Desde enton-
ces el Concejo ejerce patronato sobre la Cripta de Santa Engracia y el 3 de Noviembre
en procesión presidida por el Ayuntamiento a la Cruz del Coso (Pza. España) deposita
una corona de flores en su honor.
120 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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Santuario de Santa Engracia. hipida recuerdo a los dos historiadores del Reino, aquí enterrados
(fot. P. J. Fatás).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 121
Nicolás Casado, la suya, que figura en Registro del Año 1591, fol. 489.
Dr. Aznar Ximeno Gordo (lig. 6"). La posee Antonio Gordo en 1442 (1o1.
86). Y se confiere a Gerónimo Gordo en 1485 (fol. a).
Domingo de Biendres, cuyo beneficio tenía su segundo poseedor ya en
1a82 (fol. 185).
Fortún Pedro de Rota y Guillerma de Poncio fundan en 1390 (fol. 55).
D. Vital de la Gil confiere el suyo a Domingo de Urrea en 1406 (fol. 52).
Martín Soriano y Nicolasa Ferer hguran en 1485 (f. 1) como fundadores.
D". Toda Martínez de Barcelona. Se permuta el suyo en 148ó (f. a5) a
Joan Lope.
Domingo de Pierge, cuyo beneficio se permuta en l49O (f. a0) a Domin-
go Tienda.
Se puede ver su seguimiento de poseedores, familiares los más, en Il-
bro Indice Rubric. Beneficialis de lglesiøs de Zaragoza -Sta. Engracia Signat.
III-7 -4" .; y Carpeta Sta. Engracia -Beneficios - Zaragoza; en Archivo Dioce-
sano de Zaragoza.
Parroquias principales
con sus fosales o cementerios
Llamamos pricipales a estas parroquias por el número de fieles y por
su papel histórico en la vida y gobierno de la ciudad, como la elección de
cargos concejiles.
Sus naves, capillas y carnarios guardan con celo a sus protagonistas, y
sus fosales y cisternas.
Fosal o cemettterío
de la panroquia de San Pablo
De la antigua iglesia de San Blas forma el obispo Arnaldo de Peralta
(1,24817l) Ia llamada parroquia de San Pablo, anexionándola al Arcediana-
do de la Seo (1251). Su demarcación subía entre las dos murallas desde el
Ebro hasta la puerta del Carmen2u.
26 Como ermita la supone Cosme Blasco y Yal, Memorias de Zaragoza. San pablo Apóstol-
Historia de su iglesia y de su gancho, erigida por el obispo García Urrea de Maxones
(1 130-38). ¿Fue parroquia ya?. Jordán de Asso, o.c., cap.III afirma que no ha visto doc.
de parroquia de san Blas. Poblado el barrio ya le fijó los límites; que recoge Angel Ca-
nellas, Colección Diplontática del Concejo de Zaragoza (Zaragoza, 1972), p.198, n" 95:
quidquid territorii ex,tra portam Toletanan, ab Ibero flumine per circuitum usque ad por-
tam, que dicitur de Bakaxio et quidquid ab eadem porta de Baltaxio per circunfereniiam
muri terrei usque ad portam..Sancii.. et ab eadem per lineam rectanl que (sigue) transit
per mercatum lini et ducit usque ad domum positam iuxta fossatum muri lapidei quod
recipit aquam sordidam. Que significar todo el territorio que se extiende fuera de la Puerta
de Toledo, desde el río Ebro por el muro de piedra hasta la Puerta llamada de Baltax (car-
122 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
men), y lo que desde la misma Puerta de Bahax rodea eI nturo de tapia hasta la.puerta de
Sancho, y desde la mismø, por Ia línea recta que pasa por eI mercado de lino, y lleva hasta
la casa que se levanta sobre el fosado de la muralla pétrea, que recibe la cloaca. Y .ordenó
el obispo Peralta, que la nueva rectorío quedase incotporada aI Arcedianado del Salva-
dor, Fr. Lamberto de Zaragoza, Te(ttto Hßtórico, \'III, n" 230; nombrando el Arcediano
al vicario. Recibió privilegios casi catedralicios, adelantando a las demás en las proce-
siones, la Insigne iglesia de san Pablo, tras las dos catedrales.
27 Lucidario parroquialy conventual de Zaragoza en Archivo Diocesano de año 1653-54.
En siglo XVIII contó 58 Beneficios, 2 capiscolías más 20 capell. mere laicales. En
1800 [uedaban 37. Y en 1900,26. Gustaría copiar todos los apellidos de los fundado-
res.
Derecho a sepultura en sus carnearios tenían los cofrades de sus múltiples cofradías.
Ãsí Fca. Navarro, la hija de D. Tadeo, y esposa de José Aznárez lo pide ser enterrada en
el carneario de la Cofuadía de N". S'. del Pópulo... por haber sido inhumados en él sus
padres y abuelos, como mayordomos que fueran... Se le concedió, pese a no enterrarse
allí su esposo.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 123
Parroquia de San Pablo. Sepulcro del obispo cle Huesca, D. Diego iVlonreal (lot. Arxiu Mas).
124 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Fosal o cemeltterío
de la panroquìa de Søn Felipe y Santìago
Esta parroquia sigue a San Pablo en las procesiones, por su categoría,
y se remonta al siglo XII, como bien anota Asso (o. c. cap.3".), pues hay
documentos que acreditan que a principios del siglo XIII tenía su hospital
para sus feligreses. Su vicario es uno de los trece en 1300 y figura entre las
ocho principales parroquias en la real Cédula de Jaime II de l3 I 1 para ele-
gir cargos concejiles. El fosal de San Felipe estaba adosado a la cabecera
del templo según documentos del s. XV, que dicen que la carrera Nuevaba-
jaba desde el Trenque abierto en la muralla hacia el Mercado, hasta la pla-
za frenle a la iglesia. (M". I. Falcón, o.c. p. 51, que cita AHPZ. Protocolo de
Juan de Barrachina, 1468, fol. 248, y otros).
Sus fieles hallarán su reposo en sufosal a la sombra de su torre, sobre
todo desde e\ 1241. Aparte de los enterrados en el templo, capillas y carne-
ario del Capítulo, fundado por los esposos Rodrigo-Pérez.
fuan Rodrigo, natural de La lìoz (Teruel) y su esposa, mercaderes ri-
cos de Ia calle Nueva del mercado, ancianos y sin hijos (t1755) de 75 y 73
años, legan unos dos millones de reales a San Felipe. Dotaron beneficios,
erigieron cuatro retablos, etc.
El Capítulo cuenta en 1ó53 (Lucidario parroquial en Archivo Diocesa-
no) veinticinco capitulares. Godoy en 1804 los reducía a dieciséis. Y bajan
a doce en 18ó0.
El Ecce Homo de San Felipe. Ya tenía su altar y capilla con otra imagen
en el antiguo templo, que en 1640 pertenecia a L. Hipólito y Ana Cortés, co-
merciantes de la calle Nueva. Su cofradía y culto crece con el hallazgo de
su imagen actual, que coronaba el retablo mayor. Este se hizo en 1485, que
se creyó era de los Morlanes, feligreses de San Felipe, según la primera
partida de defunción (Los Quinque Libri los impuso el arzobispo Alfonso
de Aragón en 151ó): 1 526. A X de Iunio murió Mosen Juan Morlanes, reci-
bió los santos sacramentos y fue sepultado en la iglesia de San Felipe en se-
pultura de sus padres. Pero M. Abizanda (t. II-281) trae el protocolo de
Juan de Aguas (Lig. 2-8.J5 fol.l05): el contrato del retablo mayor de San
Felipe (1ó-[-1525), con Juan de Moreto y Juan Picart. En él había de figurar
en el segundo cuerpo, kL historia del Ecce Homo con sus ángeles a los lados..
La sacristana MarícL Her'rer al frente de los devotos del Ecce Homo ur-
gió para que se le dedicara capilla propia con su retablo barroco en Ia re-
forma de la iglesia de finales de siglo XVII.
Los marqueses de Villaverde. F,legido primiciero el magnate (11-VI-
1685), aceptó con la condición de derribar la vieja iglesia y reconstruirla
de planta. A su muerte escribe el vicario (t.V fol.5): Con santísimo
celo..empezó la empresa..de hacer de planta la antiquísima panoquia..Y ha-
biendo derribado la mayor parte. D. Francisco Sanz de Cortés, marqués de
Villaverde y conde de Morata, murió (12-I-1686). Entenóse en N". 5". del Pi-
lar en su capilla de San losé. Deia para la fábrica de esta iglesia tres mil es-
cudos. Dádiva de príncipe. Su hijo losé cedíó el tenreno para ampliar lo
que ocupa la sacristía, presbiterio y coro, permitiéndole abrir tribuna a su
casa.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 125
Parroquia de San Felipe. Lipida de la heroína de los Sitios, la Condesa de Bureta (fot. P J. Fatás).
28 Que desplazó a Santa Catalina a la capilla de San Rafael. En 1929 se restauraba con
imagen más artística, de Talleres Castellanos de Barcelona, que costeó el Deán y Vic.
Gral. J. Pellicer y Guíu. Datos que avalaLa Sala Valdés. Figura también la estatua de
Pedro de Arbués de Juan Ramírez, que hizo para La Seo.
126 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Altar del Santo Cristo antiguo que era de los cónyuges J. Antonio Loba-
terctsy Margarita del Plano a fin de s. XVII. Que sustituyó otro de buena ta-
lla y barroco de los Ramírez, corr sus imágenes del Crucificado, encimado
del Padre Eterno, y flanqueado de la Virgen y San Juan.
El Baldachino sobre sus cuatro columnas salomónicas negras, precio-
so al gusto de la época, copia de Bernini de San Pedro de Roma, provisio-
nal, se hace el definitivo por Urbieta, y el espléndido tabernáculo el escul-
tor José de Ariza'e.
Una bomba en el segundo Sitio desplomó el Baldachino y otra una co-
lumna de la portada de la iglesia, que bajo la égida de P. Ortiz de Urbina
labraba otra el maestro Aramburu.
La Cofradía de Minena, fundada en San Felipe por Bula de 5-I-1557 de
Paulo IV y agregada por Gregorio XIII en 1574 a la Archicofradía de Ro-
n;ra, hacia su magna procesión por las calles el viernes de Octava del Cor-
pus.
Que honraban cofrades, el cerero Antón Trillo, Violante Cosida, esposa
del magnífico Jaime Lôpez, condesa de Fuentes Beafriz Ferreira, prohom-
bres feligreses, el Baile de Aragón Felipe de Castro, vizconde Evol, Sres. de
Maleján, Sobradiel, Maella, Huerlo y Botorrita; y ricos como Sanz de Cas-
tro, Virto de Vera, Villalpando, López, Francés de Urritigoiti, Borau, Va-
guer,Pérez Oliván y Contamina. (Libro cuentas de receptores Sebastián y
Antonio de Atrosillo, siglo XVI)
Capillas, cofrades y señores, que hablan de enterramientos de su tem-
plo. Así junto a la puerta de sacristÍa yace la Condesa de Bureta y Baronesa
de Valdeolivos, M". de la Consolación de Azlor y Villøvicencio, la heroina de
los Sitios, que vive y muere en la calle Nueva del Mercado, n" 23 (123-XII-
1814).
Ultimamente el beneficiado Manuel de Galería (en 1880 fallece de 71
años) costeó la reforma del pavimento de baldosa por entarimado, y cerró
el presbiterio con balaustrada de bronce''.
Fosal o ceme?tterìo
de la pø?Toquiø de San Gìl
Pasando por alto las fábulas de los cronicones, que la suponen del
tiempo de Constantino, con su convento benedictino, con Carrillo la consi-
deramos muzârabe', pues ya es objeto de la incauta donación de Alfonso I
a su amigo el obispo Esteban de Huesca, para subvenir a los gastos de las
tropas auxiliares francesas, que vinieron a la conquistadeZaragoza.
29 Coronel de Caballería del Archiduque Carlos, héroe de la batalla de Zaragoza, que pre-
so en Villaviciosa se escapó, refugiándose en la Cartuja Baja de cartujo, hasta retirarse
de viejo a Cariñena a morir.
30 A la vez sustituyó las viejas vidrieras blancas por polícromas y se aderezó la sacristía.
Ãsí en 1927 la condesa de Argillo Mercedes Bordíu con sus joyas deparó preciosa cus-
todia, construyéndose en 1930 ad hoc gran expositor y nuevo sagrario. Los feligreses
en 1927 costeaban el gran monumento. Y en 1928 y 29 se decoraba el templo y conso-
lidaban zócalos, muros y columnas.
LAS NF,CROPOLIS DE ZARAGOZA 127
ti
Parroquia de San Gil. Capilla del Santo Cristo, vinculada iure sepulcri a varias familias nobles.
Fosal o cementerio
de lø pcnroquíø de So. Mo. Møgdalena
Toma cuerpo esta parroquia con la reconquista, pues ya se menciona
en 1126. Y el obispo Bernardo II, (1139152), al someter al Cabildo del Pilar
alareg).a de San Agustín (que confirma el papa Inocencio II en 1140), la
cede con Santiago y San Gil para su sustento. Al ser feligresía numerosa,
su vicario es uno de los Trece en 1300 y su Junta parroquial una de las 8
principales de la Cédula de Jaime II para elegir Jurados y demás cargos
concejiles. Y sigue Asso diciendo que derribaron la pequeña iglesia bizan-
tina, y labran su templo nuevo y torre mudéjar (s. XIV), imitando a las de
Teruel, (cap. 3". p.330 de su citada Historia), al liberarse de la tutela cen-
tralista de la Seo, (1241).
Su fosal surge con ltterza como su pila de bautizar. Una vida social y
parroquial crece alrededor de su iglesia los cien años siguientes. La Sala-
Valdés, que vió los documentos más antiguos de su archivo, nos dice que
las cuentas del luminero Domingo de Añón (1437138) ponen ultimadas las
obras del nuevo templo, y que fue obra de mudéjares; pues el encargado de
su reparo en 1437 era el Maestre Zalerna, a 3 s. de jornal. Su puerta salía
de la capilla del Cristo bajo esa ancha ojiva que quedó de testigo en el mu-
ro. Sucesivas reformas seculares abrirán la puerta principal en el testero o
ábside (como San Gil) alaplaza.
El fosal estaba en el Coso, a la entrada de la actual calle de Cøntín y
Gamboa (Falcón p. 53).
El Gallo que corona su preciosa torre es el símbolo de sus riñas con los
del Gancho (de San Pablo). Más que emulación superante ha sido chocan-
te rivalidad histórica.
En libros de cuentas de 1514 se acaba de hacer retablo nuevo, que pin-
ta y dora el pintor de la Corte, Ponte. El luminero García Barba (1517) di-
ce: Item pago a Ponte por el oro y sus manos seze (16) ducados de oro.Insa-
tisfechos ante el que acaba de estrenar San Pablo de Forment, tratan con
éste.
El luminero Martín García (1518/19): Item por mandado del señor Joan
de Patentoy a Mtre. Forment para el retablo 300 s. Y Pedro Pérez (1533134):
Pctgo n Mtre. Forment.. parte.. 400 s. En 1524, Forment se compromete a
una imagen de la Magdalena, un Crucifixo con Nuestra Señora, San Joan y
la Madalena, por unos 1800 s. con todo dorado y pintado.
Nuevos tiempos nuevas modas. ¿Y por qué no Io mejor para nuestra
parroquia? San Felipe inaugura precioso altar; en 1752bajo el arquitecto
Yarza y con la ayuda del llmo. José Suñol, protomédico del rey, que aporta
6.000 pesos, labran retablo de mármol Juan López y Estevan Lasa y las
imágenes José Ramírez.
Suerte fue que las tablas de Forment se pasaron a la capilla del Santo-
Cristo, (sin perderse).
Un cuko floreciente, y vistoso Capítulo. EI Lucidario panoquial y con-
ventual de 1653154 (en Archivo Diocesano) cuenta 42 Beneficios, que vin-
cula a sendas familias, con derecho a sepulcro en la iglesia. Tantas eran las
losas lapidarias que parecía un panteón de ilustres familias y parroquia-
nos, héroes, artistas y sabios. Lasala-Valdés nos trae los más significados:
130 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Fosøl o ceme?tterío
de la panroquía de N'. S". de Altøbás
Si antes había un burgo de moros, pastores y labradores, crece en
1118. Musulmanes casi todos. Los pocos cristianos de Atabass, eran asisti-
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 133
dos por el vicario de San Juan del Puente con su pontón. Para su conver-
sión en 1224 Jaime I funda el convento de San Lâzaro. Creció más el ba-
rrio de Atabass a fin de siglo XIV, cuando el ingeniero Jarandín y los ricos
Rabal y Urdán llevaron el agua, convirtiendo el secarral en fértil campiña:
el Rabal, Villamayo4 Mamblas, Pastnz, Puebla de Alfindén, Lugarico de
Cerdán, Villanueva de Gállego, San Juan de Mozarrifar; Juslibol y Alfocea.
Cada barrio aislado tuvo su cementerio.
Con Jaime II (1291-1327) la iglesia del Espital de 5". María de Altabás
face cada anno de treudo 2 sólidos. (Rgtro. Merinado de Zaragoza ACA, Bo-
farul).
La última parroquia, que se erige ya en siglo XV, explica su postrer lu-
gar en las procesiones. Ya lo era, al morir el arzobispo Juan de Aragón en
Albalate de Cinca (2t-XI-1475). Lo trasladan al convento de Jesús (en
Arrabal), y al otro día en procesión con los de San Lâzaroylraparroquia de
Altabds con sus cruces le acompañan hasta la Puerta del Puente, donde
aguardaba el Cabildo y la Ciudad. Y fue anterior al convento de Terciarias
de San Francisco, que se funda en 1527 (La Sala-Valdés o.c. lo toma de Fr.
Lambefto deZaragoza).
Vic. Blasco deLanuza, Hist. Seculares y eclesiást., L.[I, cap 16. Y aña-
de: Y antes que hubiese monjas, la iglesia contigua al convento, se llamaba
de N". 5". de Ahabó5 al cabo de la puente de piedra. Por ello sirvió de templo
para parroquia y la comunidad, que lleva el coro de los entierros y misas
mayores. Sus roces obligan a permitirles hacer su capilla en 1573 aunque
bajo la jurisdicción del Vicario.
En su cementerio se enterró bajo la cruz parroquial, y antes en el fosal
de los Mercedarios de San Lâzaro, hasta el 9-VII-1813, en que al retirarse
los franceses, tiraron la última arcada del puente, arrastrando en su caída
el templo, que se apoyaba en el estribo del puente.
Pronto las monjas levantan un convento (habilitado ya en 1818), que
terminan en 1833, junto al Macelo municipal, con una capilla que sirvió a
lavez de parroquia, sirviendo en el ínterim una capilla en calle de Juslibol.
El Gobierno, con planos de J. Yarza y Miñana, hizo la iglesia de N" S"
de Altabás, que se inauguró en 1892. El cardenal Benavides costeó su reta-
blo de la Purificación (de los Fioli de Barcelona).
Fue famoso el Cristo, que Pablo Francés de Urritigoiti al frente de sus
aragoneses consiguió en 1ó38 contra los franceses en Fuenterrabía; que se
veneró hasta 1836 en San Lâzaro y ahora en la Parroquia.
El Capítulo tenía fundados el Beneficio de la vicaría, otro de Valero Es-
pada, otros dos de Domingo Infanç. alias Paniça y el de Bartolomé Mainar
(Lucidario pønoquial y conyentual de 1653/54, Archivo Diocesano).
Parroquia de San Juan del Puente o de San Juan Bautista, que fi-
gura en las Constituciones de 1128. Tenía su pila debaulizar y distrito pro-
pio: casas de la Lonja, Seminario y Palacio arzobispal y de frente se aden-
traba hasta calle la Cuchillería, y toda la Frenería y el Rabal. Pronto perdió
sus prenogativas parroquiales; en I 188 ya era Filial de La Seo. La senten-
cia arbitral del canónigo Pascual Gordo de 1269 la declara ser dependiente
del Salvador.
Prospera en el siglo XVI, favorecida por la Diputación General sita en
el solar del Seminario, Casa Acción Carólica, que instituye su capilla para
oir las misas del Espíritu Santo.
Su vicario rigió el Rabal hasta siglo XV. En 1653 hay siete beneficios y
su vicario.
Al quedar sin la Diputación, que cae en los Sitios, sin su patronato
(que suprime Felipe V), es derribada para hacer el seminario en 1834.
Tuvo ilustres sepulturas en su iglesia y peristilo, como el de Andrés de
IJztarroz (tl7-VI[-1653) (Latassa, t. il, fol. ó80).
Parroquia de Santa Crtuz, de segunda mitad de siglo XIII con la de
San Miguel; cuyos Rectores aparecen en año 300, en la dicha Compañía de
los trece vicarios y dos rectores. Nace en recuerdo del triunfo de las Navas
(t212), en el que participa su obispo Ramón de Castrocol con el Rey Pe-
dro. Filial de la Seo y sin pila.
Se amplió en 1499 a expensas de los marqueses de Osera, su casa con-
tigua. Se derribó en 1768, surgiendo el actual templo de cruz griega neo-
clásico, bajo los arquitectos Julián Yarza y Agustín Sanz; ultimándose en
1780. Se logró gracias a la marquesa de Estepa, María Urríes, cuyo retrato
se ve en la sacristía. Si preside el gran cuadro de la Batalla de las Navas;
hay un altar dedicado a San Félix y San Voto, héroes de la independencia
aragonesa.
En 1902 se erige en parroquia con todos los derechos.Tenía su fosal a
la espalda del Templo.
El Lucidario panoquial de 1653154le cuenta 25 Beneficios.
Confiada esta iglesia al Opus Dei, se creó en 1964 en los PP. Carmelitas
de calle San Juan de la Cruz, y en 1967 en calle Miguel Servet, 123, (PP.
Marianistas), la parroquia de Santa Cruz.
Parroquia de San Lorenzo. En siglo XII se labró... que se.nombra en
una donación al monasterio de San Juan de la Peña en I 182, a cuya flibrica
concurrió con mucha complacencia y limosnas este Obispo (Torroja). Ya en
1ó53 había ocho beneficios. Sø fosal lo recuerda Ìa calle Fosal. En 1860
comprendía Ia plaza, y calles Amargura, Zaporta, Fosal, San Lorenzo has-
ta la del Olivo, San Pedro Nolasco por laizda, Los Señales y Mayor en par-
te que va hacia la PlazaTalayero (Guía de Zaragoza, 1 860, p. 264).
La revolución de 1868 la derribó a primeros de 1869, para hacer el
mercado según el proyecto del alcalde Candalija. Se restauró en el templo
de San Pedro Nolasco, que se derriba en I92913O, para constr-uir los Jesui-
tas la Basílica del Sagrado Corazón.
Parroquia de San Andrés, posterior a siglo XII; contribuyen a su fá-
brica y culto la Hermandad de GcLnaderos, con su Cofradía de San Simón y
San Judas. Al decaer ésta, a fin de siglo XVII se motiva con la Hermandad
del Refugio, que se inicia en 7os Graneros (hoy Teatro Principal). Fue de-
rruido por ruinoso en 1930 el templo, (calle de San Andrés).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 135
Su gran cementerio funcionó hasta 1ó48, cuya venta leo (en documento
del Archivo Dioces.): que el cimenterio que dicha panoquia tiene...contiguo
a ella y confronta con el conyento...y corrales del Dr. Abengoechea...con pa-
redes caídas...(lo vende al convento), que se obliga a hacer una cistema
...Como lleva mucho gasto su arreglo, que la parroquia no puede hacer,
damos licencia al Luminero y parroquianos a venderlo; y el convento que
adecente el contorno. El Vicario Gral. D. Diego Jerónimo Sala.
¡
I
Santuario de Ìa parroquia de N'. S'. del Portillo. A la izda. y a la dcha, panteón-sagrario de las
Herolnas de los Sitios (fot. P J. Fatás).
Benefícìos y cøpellaníøs
fundødos e?L Zaragola
El Lucidario panoquial y conventual del 1653-54, nos cuenta los si-
guientes: Que aumentan tras cien años en Relación abret¡iada de Beneficios
y Capellanías de Zaragoza...de 1753 pese a las reducciones de los antiguos,
que no llegan a la cóngrua de su Beneficiado o Capellán, dada la inflación
creciente y Ia baja de las rentas, censos y treudos.
El Pilar 108 San Nicolás 6
La Seo 102 San Juan del Puente 8
San Pablo 88 Hospital de Gracia 9
La Magdalena 4t N'S"del Portillo 11
San Gil 32 San Miguel 11
San Felipe 26 San Antón 5
Santa Cruz 25 El Temple 2
Santiago t7 Santa Lucía 2
San Lorenzo 9 San Agustín I
San Pedro t2 La Victoria I
San Juan el Viejo l3 San Juan de los Panetes I
Altabás 5 Cogullada 1
Sin olvidar las Cofradías y Asociacion¿s con su iure sepulcrí en sus cis-
ternas y carnarios en cada parroquia y en conventos, amén del carnario
del Capítulo en las parroquias y del panteón de los monjes o religiosos en
su convento.
Conventos y enterramientos
en sus iglesias, claustros y fosales
Mencionamos los conventos, porque en sus foscLles e iglesias cabía ente-
rrarse, amén de sus miembros y devotos, cualquier zaragozano que así lo pe-
día.
Iaime I confirma la Cofradía de Santa María de los Predicadores y les
da autorización para reunirse, confeccionar sus constituciones y enterrar a
sus cofrades. (4. Canellas, o.c. doc. 109 del t. I., p. 211), que firma en Cala-
tayud el l-Y-1264: quod congregare possitis in unum cum et sine campaneta
ad comendendum dictam cofradiam et ad sepeliendum defunctos confratres
vestros.
Rey les concedió 500 sueldos censales sobre las rentas del almudí de la
Ciudad. Que ratifica Pedro III (4-II-1277) (documento 12 firmado en Va-
lencia, t. II, p. 60 de o.c. de A. Canellas).
Comendadoras del Sto. Sepulcro, que dio nombre a su calle, visto
en parroquia de San Nicolás.
Carmelitas Calzadas de la Encarnación, en la Puerta del Carmen,
que funda Ana Car-r'illo hermana del cronista Martín el l1-VI-1ó15, que in-
gresa carmelita. En su iglesia radica la Orden tercera del Carmen calzado.
Las Descalzas de San José funda en 1588 junto a la puerta nueva de
Santa Engracia, para habitarlo en 1ó03, la Venerable M. Isabel de Santo
Domingo, novicia de Santa Teresa de Jesús.
Las Fecetas, que fundó el notario Diego Fecet, por el voto hecho a fa-
vor recibido de Santa Teresa de Jesús, en la puerta de Sancho, (s. XV[);
mientras su contrincante Alonso de Villalpando fundaba San Ildefonso a
Ios dominicos. Evitó su duelo el confesor Padre carmelita.
Carmelitas Terciarias Claustrales, establecidas en calle Câdiz,9, el
año 1589 bajo Ia protección del conde de Sástago, Artal de Alagón y Marti-
nez de Luna, bajo la Regla de San Alberto Patriarca de Jerusalén, aproba-
da por Eugenio IV.
Dominicas de Santa Inés, a fin de la calle de San Pablo, que funda la
esposa de Jaime II, Ia reina Blanca de Nápoles en 1295, en que puso el Rey
Ia primera piedra, habitándose en 1300.
Las de Santa Fe, en su homónima calle, que fundó en 1553, en anti-
gua casa de mujeres recogidas, Iñigo de Bolea. Se destinó a mitad de siglo
XIX para Museo provincial de pinturas y Academia de bellas artes.
Las dominicas del Santísimo Rosario en calle Azoque, 33, habitaban
Ia casa en que construyen el convento de Dominiccts Tþrciarias de Santa
Rosa de Lima, que reparó de los destrozos de los Sitios el arzobispo Ma-
nuel Martínez (1816123).
Franciscanas Clarisas de Su. María de Jerusalén, que fundó el se-
cretario de los Reyes Católicos, Juan de Coloma, en su palacio el afro 1484,
en P" Independencia, con licencia de Inocencio VIII (1484192) para tercera
Orden de San Francisco, erigiéndose con Breve de Alejandro VI (149ó) en
primera Orden de Santa Clara.
Cistercienses de Santa Lucia, enPlaza de Santo Domingo, 13, de la
Orden del Cistel que fundó el arzobispo Fernando de Aragón, o más bien
trasladó del convento de Cambrón.
Religiosas agustinas de Santa Mónica, al fin de la calle Palomar, 45.
Vienen a fundar las de Mirambel, Rubielos y Morella el 21-IX-1647, inau-
gurándose el 10-X-1664. En su iglesia celebran cada mes su fiesta la Her-
mandad de Nn. Sn. de la Correa.
Madres Capuchinas, fundadas en el paseo interior de Santa Engra-
cia, con el arzobispo Pedro Manrique de Lara el 24-V-1614. Vendido por el
Gobierno, hubo lavadero, establo de vacas y los baños de Zacarías.
144 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Hospitales documentados
junto a su parroquia y cementerio
El curar es don de Dios (como la ciencia), y no deben ser vendidos
(Siete Partida.s), de ahí que cada parroquia tenía su hospital (y escuela).
El de las Santas Masas (o Santa Engracia). El de I-a Seo, fundado en
lI52 en un patio delante de la iglesia, que dejó D". Hodierna, viuda de Pe-
dro Lafuente para enfermos y peregrinos. El de Santa Marta, que fundó en
su propia casa el maestre Fuert, detrás de La Seo en Plaza Santa Marta,
para peregrinos de Santiago con doce camas. El de San Bartolomé en sitio
que ocupó luego el de religiosas de Altabás (escritura 1191), al cual cedió
el Cabildo el beneficio de una barca en el Ebro, cuyo cargo le subía a 100
sueldos al procurador del Puente.
El de San Blas (o San Pablo), anterior a l2l7 , en el que D". Oria legó
camas y dinero. El de San Lázaro, cuyos malatos recuerda Du. Oria en l2l7
y también Bernardo Almenara legaba en l2l9 cinco sueldos de renta, a sus
Ieprosos. Que pasó a ser convento de los Mercedarios.
El de Santa María del Pilar, (o Ia Mayor) . EI de San Gil de Ia Cofra-
día de Santa Fe, contiguo a su cementerio (ya dicho). Las huérfanas de la
calle Peso (hoy 4 de Agosto) pasan en 1.547 a La Magdalena, que tenía su
hospicio en la esquina Pza. Magdalena y Dr. Paloma4 que fundó Luis de
Sora, que perduró hasta pasar a Casa de la Misericordia en década de
I 830. Aparte kt Magdalena lenía su hospital de enfermos, que, incendiado
en Los Sitios, pasó al de No. S^. de Gracia. EI Hospicio de Santa Fe frente a
Santa Engracia.
El de San Julián, junto al convento de Santa Lucía, según el testa-
mento de Martín Giménez (1219) legándole ropa blanca. El de Peregrinos,
adyacente a iglesia del Portillo, que lo absorbió al ampliarla. Igual el de
San Felipe para sus enfermos. Y en 1710 funda el Hospital de Ingleses el
conde de Faura en su casa, solariega de los Urritigoiti, en la calle Nueva,
esquina a la calle Violín. El del Carme¡2, fundado en 1446 en la ermita de
Santa Elena, casa de los carmelitas descalzos, que fue después su convento
llamado de la Iluminación del Cuerpo de Cristo y más tarde de Santa Justa
y Rufina. El de Peregrinos esquina al convento del Carmen y la calle Juego
de Pelota.
Hospital Real y General de N'. S'. de Gracia. Cripta de su iglesia donde se sepultaron hasta 1868
las Hijas de Ia Caridad de Santa Ana con sus fundadores Madre María Rafols y Padre Bonal. Ver-
daderas heroínas de los Sitios.
quedaban los dementes para su guarda; unos caían a sus manos y los que
huían hacia Torrero eran blanco de tiro.
El 10 para echar a los franceses, que se parapetaban en sus muros, lo
incendiaba Palaþx. El 16 ordena recoger todos los enfermos en la Casa de
Misericordia; y a los dos meses el 26 dispuso pasar los enfermos civiles al
hospital de Convalecientes, quedando los militares en el Hospicio hasta el
20-VI-1809, en que se establece el Hospital MilitrLr en el convento de San Il-
defonso (que fue de sangre en Los Sitios), hasta clausurarse el 19-XI-1958,
que pasa a su actual emplazamiento en Casablanca. Real Orden de mayo-
l8l6 confirmaba el Hospital Militar.
El mariscal Suchet confiscó (1809) terrenos al convento de la Encarna-
ción para ampliar el Hospital (46.900 m'); Ilegándose a un acuerdo con las
monjas el marzo-I817. (Estudio de J. Mercader Riba en Zurita, Cuadernos
de H is t oria,Zaragoza- 19 5 l, p. I 3 ó)
El hospital de convalecientes pasó al de Peregrinos del Carmen; mien-
tras Ia atención al peregrino o transeúnte por tres noches la llevó la Her-
mcLndad del Refugio. Después se habilita una habitación del Hospital de N".
S'. de Gracia para los convalecientes, y en el Carmen surge el Cuartel del
Carmen. Hasta que la Hermandad de la Sopa levantó otro edificio de Con-
valecientes en Avda. de Clavé, que perduró hasta la década de 1,970.
La Cripta del Hospital guarda los restos de las primeras Religiosas de
Santa Ana, que llegaron aZaragoza con su fundadora M. Rafols en 1804,
tomando parte activa en su función de caridad en los Sitios. Verdaderas
heroinas.
La Sitiadcl siguió velando por el Hospital, que por Decreto de 17-IX-
1868 y Ley provisional de 20-X[I-1870 pasó a cargo de la Excma. Diputa-
ción Proyincial, que dedica su mayor atención.
En este Hospital destacó iniciándose en su estudio de anatomía San-
tiago Ramón y Cajal, hijo de Justo Ramón, médico del mismo.
Para más datos, cf. Baquero, Aurelio, Bosquejo histórico del Hospital
Real y General de N'. 5". de Gracia de Zaragoza, (Zaragoza 1952) . J . Ignacio
Tellechea, Hospital y Monjas en Zarago2a, XXVilI, p.173. Y Fernando Zu-
biri, Ordinaciones del Hospital..en Cuademos de Aragón, II (Zaragoza
1968), p.62-122, con abundante bibliografía.Y de los Sitios, Dl¿do de F.
Casamayo4 t. XXI, pp200-23.
Una nota marginal en fol. 125 v. lo aclara: Desde hoy siete de Marzo del
corriente (1809) se mandó por el Gobierrlo no se entierre en la presente igle-
sia caddyer alguno, sin distinción de personas. Que perdura con la ocupa-
ción francesa hasta el 13-VII-1813, en que se anota: Desde este día se empe-
zó a enterrar en la íglesia como antiguamente.
Hojeados los libros de Difuntos del siglo XIX se lee que venía ente-
rrándose en la iglesia, y en su fosal la mayoría. El l-[I-1809 se inhuman
en el convento de Sto. Domingo el Sr. Gormaz y el Sr. Salanova; mientras
el Sr. Gascón por pobre se entierra en el cementerio de Santo Domingo
por orden superior. El 2-3 se repiten más pobres inhumados en el mismo.
En varios casos de este año se añade: en el distrito de la panoquia por or-
den superior. De 1810 al 13 se regula el enterrar en la Cartuja Baja: Así ya
el 5-I-10 en la Cartuja Baia, según lo dispuesto por el Gobierno...Desde 2-I-
12 se ve la variante (que significa el mismo) en el Campo Santo, según lo
dispuesto por el Gobiemo;hasra Julio de 1813, en que se'"'uelve a lo anti-
guo.
Tiíenio liberal (1820/23). Vuelven a enterrarse la mayoría en el cemente-
rio, según lo dispuesto por el Gobierno.
El 4-IV-1823 murió en el garrote en el Campo del Sepulcro fuera de los
muros de la Ciudad Manuel Andueza de 34 años, carpintero. El mismo día
por Ia tarde fue conducido por la Hermandad de la Sangre de Cristo al ce-
menterio que destinó el Gobierno de entonces'. salió el Capítulo por lø
puerta del Portillo y le acompañó cantdndole el entierro hasta la del Carmen.
(tomo XXII, f . 27 4). Lo mismo dice del Sr Figuer y Sr. Jor&in, los tres veci-
nos de Alcafiz. Nota marginal añade: murió en el patíbulo en defensa del
trono y del altar cada uno.
Después hasta 1832 se vuelve a enterrar en la iglesia, yendo muchos ø
común, que debe significar elfosal.
De 1832 se obliga de nuevo. El 22-IV-L832 se añade al cementerio, dis-
puesto por el Gobierno hasTa el 2-YIII-34, en que se suprime el dispuesto
por el Gobiemo. Y en adelante se pone al cementerio sólo, o cementerio pú-
blico que es ya el de Torrero.
El cementerio cristiano
bajo el signo de la Cruz
La tradición hebrea de la resurrección de los muertos, que hereda la
Iglesia, paralela a otras culturas, da sentido a esta praxis credencial que
llena de símbolos trascendentes el cementerio. El enterrar en las catacum-
bas e iglesias sacralízó más y más el futuro cementerio.
SS. Padres, como San Agustín, San Gregorio, San Juan Crisóstomo,
Nicéforo y otros nos dicen que no se enterraba dentro de las iglesias, desde
que dejó de hacerse en las Catacumbas. EI Derecho así lo prohibía.
Se empezó con Carlomagno, a petición suya, como los reyes y empe-
radores de Constantinopla, en su testamento pedían se les inhumara en la
nave mayor de la iglesia (no junto a los apóstoles y santos), que poco a po-
co se fue extendiendo a otras esferas sociales.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 149
zados. y leido otro escrito del Conde de Sástago a favor del terreno que da
al Canal, ante el perjuicio grave que va a sufrir Juan Martítt Goicoechea y la
oposición que hará el convento de San Agustín; el Sr. TÞsorero pidió
votación,juzgando más acertado el terreno ofrecido por el juez del Proyec-
to en camino de la Cartuja Baja, al que se adhirieron los SS' Barón de Pu-
rroy y Conde de Argillo, pese al marqués de Ayerbe que se ratificó en su vo-
to escrito; con pluralidad se acordó que dicho Sr. Tesorero participe a Fco'
Xavier de Larrþa, juez del Proyecto, que la Sitiada queda agradecida a la
referida asignación del terretto, y 1o acepta.
Hecho el Fosal, y también detrás del Hospital, en su huerta dentro del
Fosal o cementerio qlle ya tenía, una nueva capilla cott cistemas de la Co-
fradía de San Cosme y San Damián; para que cesaran los médicos y ciruja-
nos en su posición de seguir enterrando dentro de la iglesia en sus cister-
nas; el Sr. Arzobispo delegó al,Vicario del Hospital Blas Castell para bende-
cir los dos. Superadas las dudas de competencia, a tenor de la Sitiada de
26-I-1791, se bendecía la nueva capilla en el Hospital y el nuevo cementerio
de la Cartuja Baja el 29-I-1791, fiesta de San Valero.
Cementerio del Hospital de N". S'. de Gracia en la Cartuja Baja. Capilla recién resturada
(1989/90) (fot. P J. Fatás).
152 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Panteón de la Beneficencia,
baio Iø capìlla del cementerio
Al pie de la Capilla entrando, se lee esta inscripción: Año 1860: /
D.O.M. Aquí yacen los restos mortales de los Excntos. SS. Antonio Torres
Mariscal de Campo de los Ejércitos. Natural de la Muela. Murió en 4 de lulio
de 1832, a los 8t años. D". Bruna Cánobas, su espos(l, que murió en 15 de
Diciembre de 1835, a los 64 años. Dn. Jacinta Tones, su hija, natural de Za-
ragoza, que murió en 16 de Noviembre de 1858, a los 58 años. Se erigió esta
capilla a expensas de la referida lacinta.
Hay ocupados cíncuenta y cinco nichos de personalidades, presidentes
de la Diputación, algún Diputado, Superiores Generales de Santa Ana, al-
cementerio del Hospitaì de N'. S'. de Gracia en la cartuja Baja. panteón de la Beneficencia (rot.
de P J. Fatás).
LAS NE,CROPOLIS DE ZARAGOZA 153
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Detalle del interior del Panneón de la Beneficencia. Cententerio del Hospital de N". 5". de Gracia en
la Cartuja Baja
Las parroquias
y el õe-ettterio de Torrero
La Visita Pastoral de 1849, (t. III) nos informa que ya sólo se entierra
en el Cementerio General y Común de Torrero, cobrando la Junta Parro-
quial por su Luminero. Contestan a este apartado de la Circular (12-8).
Parroquia de San Pablo: En el cementerio público de esta ciudad, tie-
ne el suyo propio esta p(rrroquia. Y la Junta de la ntisnta exige los derechos
de 240 rs. a los que entierran en nichos, B0 a los qtte se entierran con caja ert
el suelo, y 30 a los qtre se entierran sin ella, excepto si son pátuulos que les
exigen 15 rs. Hay además en la plaza de San Pablo, y frente a tma de las
puertas un cententerio antigtto, donde antes se enterrøban los ajusticiados.
Parroquia de San Gil: No tiene cententerio propio rnás que el común.
Parroquia de San Miguel: El cementerio está fuera de la ciudad, qtte es
el ntismo para !oclas las parroquias.
Parroquia de San Lorenzo: Esta parroquia tiene ttn cetnenlerio no
muy distante de la iglesia en la casa llantada Fosal, y de muy cortas dimen-
siones. Hace mucho tiempo no se entierra en él cadáver alguno.
Parroquia de San Pablo: No ha tenido ni tiene cententerio propio,
porqLte el ámbito desu iglesia ha bastado a cubrir los cadáveres que han
octtnido hasta 1832.
Parroquia de San Nicolás: Esta parroquia tiene su cetttetúerio, el que
no se usa desde que se construyó el General. Derechos de los sepuhados, el
máximo es 240 rs., el medio B0 rs. y el mínimo 30 rs. Z. 10-X-1849. M. Ro-
mo, CtLra.
Parroquia de Altabás: El público de la Ciudad.. 240 rs. en nicho, 80 en
tierra y con caja, y 30 sin ella. Siendo páruulos, la ntitad, si no se hace en ni-
cho. Cobra el Lttminero. Z. 30-IX- 1849, Antonio Aud, Cura.
Doctrina jurídica
Ordenes y disposiciones de la lglesia y del Estado en sigIoXIX (Según Fe-
rreres, Constituciones c anónicas, Barcelona, I 920)
l. Ia sociedad civil que se edifique sus necrópolis, pero que respete los
sagrados cementerios de la Iglesia. El ir contra esto es violar el derecho de
la Iglesia.
Este derecho inncLto de la lglesia (Syllab. prop. 26) lo refrendan también
en España la vigencia de las leyes concordatorias y el mismo Derecho Ci-
vil, que reconoce a ésta el derecho cle poseer sin limitación alguna (Con-
cordato del año 1851, art.40; Conven. legal de 4-IV-1860, art.3; Derecho Ci-
viì, art.8,746),luego a fortiori el poseerbienes sagrados, cual son los ce-
menterios que siempre han sido considerados como parte integral y aneja
de la parroquia y demás templos que disfrutan del derecho de enterrar".
En nttestro tientpo se dan frecuentes usurpaciones, qr-re obedecen a la
codicia de poseer bienes sagrados y afân de secularizar lo sagrado.
La ortodoxa doctrirLa canónica y civil bien expuesta está en Ia Real Or-
den de 18-III-1863 con la que está conforme el Informe de los Ministerios
de Estado, de Gracia, de Gobernación y Fomento. Añádanse las RR.OO. de
14-XI-1832 y de 2-VI-1833, en que se confirman las Ordenes y Disposicio-
nes de 8-VIII-1830 y 20-II-1831; como también contiene sana doctrina la
Orden de l2-YI-1862.
2. SirL embargo en la Orden de 28-1V-1866, dispos. 9 se concede a los
Municipios el derecho de propiedad sobre los cementerios construidos a
sus expensas, y se respeta a la Iglesia Ia propiedad sobre los que edifique
ella a sus expensas (dispos. 4,12); lo cual se repite en la de 17-XI-1868, en
la Ley Municipal de 2-X-1877 y en el Reglamento de lO-IX-1844, art.L-4,
violentando el derecho eclesiástico.
Porque sólo ésta tiene derecho de construir, poseer y administrar, si tie-
ne medios; y si carece de ellos, deben ayudar el Estado o Municipio. Sólo
en el caso que la IgÌesia renuncie a ese derecho, debe suplir el Estado, pero
la Administración en este caso debe llevarla una comixión mixta. Respecto
al cementerio profano ve el canon 1.212.
156 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Fuentes y notas
histórico -bibliográficas
Archivo Diocesano del Palacio Arzobispal deZaragoza
Archivo de la Excma. Diputación Provincial deZaragoza
Archivo del Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza
Archivos parroquiales de la Ciudad
Aneglo parroquial, del arzobispo Soldevila. Zaragoza, 1902, 116 pâg. En BEO,
de 2O-YII-I902.
. La parroquia de San Lorenzo pasa oficialmente a la de N". S.. del portillo,
con sus libros parroquiales. Ver Historia de la iglesia del Portíllo 1454 (EsrÉs)
y Noticia de la Cofradía de San Martín y San Miguel en J. Fco. Ar{tnÉs. MS. 70.
o San Juan del Puente, en puerta del Angel. Allí estaban enterrados unos ciu-
dadanos llamados los Herbases.
Brasco I¡ezo, José, Parroquias de la Ciudad, Zaragoza, 1944. Nuevas parro-
quias, abril, 1965 (Caja,8-179 Aragón, y 78-1809 Aragón). y arrículos en
prensa sobre iglesias y conventos. Noticias recogidas en los siete volúmenes
publicados en 1978 bajo el título ¡Aquí Zaragoza!, en facsímil que salieron
enEI Noticiero, en el decenio 1950.
Cas¡ueyon Faustino de, Años políticos e históricos, MS 76-1 j,2.Cas. XXXIV fol.
1 1 8 V. Antecedentes parroquiales de San Andrés , Id. 142, Noticia histórica
de San Nicolás. Sobre la Orden de San Juan de Jerusalén, (Cas. II, 226 s. )
Convento de San Lamberto (Cas. XXXV- 54 vo y XX-40). Más de Trinitarios:
Cas XX-45 y XXXII (1815); XXXV (1818) fol. 53v y XX, 39v.
" Convento de San.Iosá, Noticias de Fecet, XIX, 52. La Encat"nación,XXXIV,
139s. San Diego, francíscanos, XV85. Más de Carmelitas ,Iy, 49v y XIV, 37v.
n Arcabal, foanciscanos, N'. S". de Jesús, XVI, 66 y III, 81.. Convento del Santo
Sepulcro, XIII, 50. Los Mínimos (la Victoria), XII, 130; IX, 144; XVIII 145 y
Parroquia de Sta. Cruz XXXIV-145 ylY-20.
Epítome o compendio de antigüedades del santuario de Santa Engracia.
EspÉs, Maestro Diego de, Historia eclesiástica... MS en Biblioteca Capitular de
la Seo,
L¡ Sera-Val¡¡s, Mario de, Artículos en revista, El Pilar,1886-88. eue se recoge
posteriormente en el libro Estudios históricos y artísticos de ZARAGOZA, Za-
ragoza, Hospicio provincial, 1933.
Menrox y AzNAR, León Benito, (1678-1756), Origen y antigr.iedad... Santas Ma-
sas hoy Santa Engracia, Zaragoza, Juan Malo, 11737, con 751 págs. Ve La-
tassa, II, p. 38ó, n". 1.
Memorias, Libro de... de cosas de la Seo desde 1579 hasta 1601. MS en Bibliote-
ca Capitular de la Seo. De él usó mucho Brasco Leruuza en sus Historias
eclesió.sticas y seculares ( 1 556- I ó I 8).
Mendicidad, representación. Antonio de Heryera Bazán a Felipe V sobre Casas y
Hospicios... recoger pobres en ZaragoTa, años 1700. En Varios n." 110.357
(Caja 87 ,2009 Aragón).
Parroquias de Movera, San Juan de Mozanifar y San Juan de Montañan¿ tienen
su pila y cementerio. Como todos los barrios de Zaragoza, menos la Cartuja
Baja y Santa Isabel, tienen su cementerio propio. No olvidar que el Arrabal
fue la demarcación provincial de los mudéjares. Y el nombre de San Juan
como también los ángeles son de su devoción. Zaragoza, 1941, con 159
págs. (Caja 78, 1809 Aragón).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 159
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Ë
Siglo XIX
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los cementerios municipales. Barcelona, Universidad Autónoma, 1980.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 165
Hay un vacío documental en los años siguientes hasta 1820. Los años
del Trienio Constitucional, que bien podría llamarse también Trienio Le-
gislativo, por las importantes leyes que se promulgan, vienen encabezados
por un Reglamento de la Salud Pública y establecimiento de Cementerios,
dado el 20 dejunio de 1820, por el que se constituían Juntas de Sanidad,
formadas por el Alcalde Primero Constitucional, el cura párroco más anti-
guo, uno o dos facultativos, uno o más regidores y uno o más vecinos, para
cumplir el Decreto de 23 de junio de 18 13. Dichas Juntas instan al cumpli-
miento de la constrrrcción de cementerios fuera de poblados'0 aparte de
otras normas higiénicas de limpieza de ciudades. Parece ser que todo esto
obedecía a la aparición de unas fiebres contagiosas en Mallorca que se ex-
tendieron a algunas partes de la Península; insistiéndose, con este motivo,
en que se hagan los enterramientos en el Cementerio de la Cartuja hasta Ia
construcción de uno nuevo, y en septiembre de este año -1820- se piensa,
como lugar para dicho cementerio, en Torrero al otro lado del Puente de
América, junto al almacén de pólvora, apareciendo por primera vez esta
localización.
Nuevamente encontramos, en los años siguientes, una carencia de re-
glamentación y en consecuencia de documentación. Curiosa coincidencia
la de la falta de reglamentación, en esta materia que nos ocupa, durante
los períodos absolutistas del reinado de Fernando VII; una pasividad legis-
lativa y un apego mayor a posturas tradicionales que la iglesia, por otra
parte, sostenía con mayor pode4 explican, esta coincidencia en los perío-
dosde l8l4al82Qy de 1823 a1.832.
Por lo que respecta a Zaragoza, desde 1832 se venía hablando de la
constr-ucción de un nuevo cementerio en la parte derecha del Canal, al
otro lado del Puente de América, en el llamado Monte de Torrero. Hasta
que se realizase se determinó enterrar en el cementerio del Hospital, próxi-
mo a Ia Cartuja. No se habla ya, en la documentación, de los enterramien-
tos en las iglesias, la nueva mentalidad había triunfado, presionada, en
gran parte, por los peligros para la salud pública, más preocupantes para
la sociedad, sobre todo ante las alarmantes noticias que venían de Europa.
Una nueva peste que llegaba desde las lejanas tierras del Ganges, el cólera,
hacía su aparición en Francia y llegaba a Burdeos; la Real Academia de
Medicina toma medidas sobre las sepulturas de cadáveres, entre otras nor-
mas higiénicas, máxime ante esta enfermedad desconocida entonces y que
azolaría a Europa en cuatro oleadas en el siglo XIX. Así el l8 de abiil-de
1832 se acuerda por el Ayuntamiento que se de parte al Corregidor de la
Ciudad, de la certificación de un facultativo donde se exprese la enferme-
dad que padec{ó el difunto y, en su caso, la necesidad de enterrarle antes
de las veinticuatro horas prescritas.
Vistas estas circunstancias se agiliza la tramitación para la constr-uc-
ción del nuevo cementerio. Los arquitectos Yarza y Gironza se reunen con
los Comisionados del Ayuntamiento y facultativos médicos. Una vez deter-
minado el luga4, consideran que la extensión y figura de este Campo Santo
pudiera ser un paralelogramo rectángular cuyas dimensiones debieran ser
de 250 varas de longitud por 170 de latitud, paralelo al Canal Imperial o en
la misma dirección de los vientos cierzo y bochorno, procurando que que-
de lo más horizontal posible, dada la inclinación del terreno, que se cerca-
10 AMZ,legajo 15-5-2
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA
ría con una tapia; haciéndose un camino desde el Puente de América y si-
tuando las puertas en el centro de su longitud, mirando a Zaragoza. En el
centro del Campo Santo se construirá una iglesita o capilla. El coste del
cerramiento y explanación se determinó en 135.058 reales de vellón.
Se abren los cimientos y se construye el camino inmediatamente para
lo cual se contaba con cien mil reales de vellón que gestionó el Ayunta-
miento de los sobrantes de Propios, por medio de su Agente en la Corte,
Antonio de los Ríos, y trabajando, en Ia obra, los presos del Canal. Pero no
contando con más fondos el Ayuntamiento se dirige a los Lumineros y Pá-
rrocos para que contribuyan.
El l0 de septiembre de 1,832 se reunieron en las Casas Consistoriales
los Lumineros y los Mayordomos de las parroquias" y se les informó del
coste de las obras, que el camino, zanjas y cimientos se hacían a expensas
del Ayuntamiento, el cerramiento y capillita podrían costar setenta mil re-
ales de vellón, para un recinto de unas sesenta mil varas cuadradas. Se
acordó, también, que reducida la parte reservada al Cabildo y la corres-
pondiente a las Comunidades Religiosas, lo restante se dividiera entre las
Parroquias según el número de almas, con la obligación de costear cada
una la parte coruespondiente; sin embargo, sólo San Pablo aportaria, de
momento; las demás alegaron no tener fondos''.
El 30 de noviembre de 1832 se adjudicaron las obras mediante subasta
a Bernardo Nobella por 52.000 reales de vellón". Nobella cedió la contrata
a Calixto Sangrós, pero no se empiezan las obras hasta comienzos de
I 833.
Se hizo Ia división del terreno entre las Parroquias en marzo de 1833,
señalando la cantidad que tenían que pagarta.
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O 1' Ampliación
O Cementerio viejo
O 2" Ampliación Costa
O 3' Ampliación
4' Ampliación
O Edificaciones
O Punîos de interés
@ ltinerarios recomendados
O Aparcamientos
O Zona verde
O Cementerio musulmán
O Cementerio evangélico
@ Cementerio civil
O Capilla caidos
Q Monumento muertos por
I la democracia
O Administración cementerio
O Fosa común
@ Cementerio alemán
Q Monumento a Costa
@ Complejo funerario
@ Bosque para restos
incinerados
6 Balsas
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5 Proyecto de ampliación del Cementerio de D. Félix Navarro, 1911. Archivo Municipal del
Ayuntamiento de Zaragoza.
6 GARcIA Guaras, Manuel: Utopía y sigrtificados del Mausoleo de D. Joaquín Costa.
7 Proyecto de nichos de Miguel Angel Navanno, 1924. Archivo de Arquitectura del Ayunta-
miento de Zaragoza, carpeta n" 97.
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8 Proyecto de capilla de D. José ¡p Yanza. Año 1914. Archivo Municipal de Arquitectura, car-
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LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 179
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Nichos a perpetuídad bajo porche junto a la tuntba de Joaquín Costa (proyecto de Miguel
Angel Navaro, 1924) Got. P. J. Fatás).
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A.\a izda., ponteón de la familia Herrero, 1920; y a la dcha., panteón de la familia Gerardo
Mermeio (provecto de Angel Navarro, 1915) (fots. P. J. Fatás)'
Ala izda., panteón de la familia lTquierdo (proyecto de M. Carque, 1942); y ala dcha., pan-
teón de la familia Abadía (proyecto de J. de Yarza y A. Allarregui, 1 942) (fots. P. J. Fatás).
184 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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194 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Tanatorio del complejo funerario del Cementerio de Torrero (proyecto dq,.rl. L. Sáenz
Cenzano) (fot. P. J. Fatás).
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Figura 17. Plano de la 4'ampliación del Cementerio de Tbrero (proyecto de Elvira Adiego, 1985).
196 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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198 cuADERNos DE zARAGozA;s
La nueva ampliación de 12,9 Has., capaz para un máximo de quince
años, se propone respetar en la medida de lo posible las características to-
pográficas del terreno de forma que su tratamiento resulte más paisajísti-
co e integrado con el bosque de pinares colindante.
El proyecto de acondicionamiento de terrenos y urbanización
-la ordenación adapta
a las pendientes admisibles y a la exiõtencia
del barranco lo
que obliga a elevar su límite meridional de forma que partiendo de las co-
tas consolidadas por Ia tercera ampliación, los terrenõs se elevan suave-
mente hasta alcanzar la cresta de los anteriores polvorines, para volver a
descender hasta la berma inmediata al barranco dè la Muerte.
La mayor parte de los terrenos están dedicados a la construcción de
nichos, en segundo lugar a restos cinerarios familiares -a los que se da una
situación preferente-, y por último a capillas y sepulturai familiares.
También se amplía la superficie destinada a servicioÀ junto al Complejo
Funerario.
Los viarios de circulación rodada, en prolongación de los existentes,
definen unos cuadros capaces para dieciséis manzanas de nichos permi-
tiendo el acceso rodado a las mismas desde su circunvalación. El à.""ro
peatonal dentro de cada cuadro se organiza a través de dos andadores in-
teriores perpendiculares, en cuyo cruce se ubica una plazoleta con fuente.
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Fosa común para restos cinerarios en la 4" ampliación del Cementerio de Torrero (proyecto
de Elvira Adiego, 1987) (fot. P. J. Fatás).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 199
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Columbarios junto al mirador y fuente en la 4' ampliación del Cementerio de Torrero
(proyecto de Elvira Adiego, 1987) (fot. P. J. Fatás).
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Hacia el futuro
de los cementerios
Antonio Aísa Royo
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dólmenes toscamente labrados hasta las actuales arque-
tas que guardan los asépticos restos de las incineracio-
nes. La imaginería humana no ha cesado de inventar
modos y formas con las que ritualizar la muerte y pre-
servar la memoria de los difuntos.
Desde la geométrica pirámide egipcia, con sus gale-
rías cuajadas de riquezas hasta Ia anónima, humilde,
pero patética Fosa Común, una cosa está clara: el rito funerario es el más
arraigado dentro del género humano, como bien han explicado y compro-
bado antropólogos e historiadores. Los vikingos quemaban .o.r õus baicos
a sus héroes, Ios indios norteamericanos los abandonaban a la intemperie
envueltos en unas rudimentarias jaulas de madera; en algunas culturas su-
damericanas los embotaban en tinajas de barro; los hindúes son aficiona-
dos a la pira purificadora y a entregarlos a su río sagrado; los tibetanos de-
ciden integrarlos en la cadena biológica cediéndolos a la voracidad de los
buitres; en algunas tribus prefieren comerse los sesos de sus muertos para
poseer y dominar su espíritu...
El caso es que todas las religiones, culturas y tribus han dotado de un
ritualismo trascendente al hecho de pasar de la vida a la no vida (en el más
estricto sentido biológico).
El arte funerario es esa serie de elementos ar1ísticos ornamentales que
el hombre ha ido adaptando según las evoluciones de los gustos estéticãs,
las modas inventadas o impuestas, las ideologías, religionès profesadas o
cómo no, la mejor o peor disposición económica.
Hay que hacer un elogio a nuestra necrópolis de Torrero, considerada
por estetas y entendidos como una de las más bellas de España. El gusto
202 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
æ'\
206 CUADEHNOS DE ZARAGOZA 63
Sanidad y beneficiencia
La razôn de los enterramientos es la descomposición del cadáver y su
proceso de mineralización. Pero la lógica prevención sanitaria no tiene por
qué extenderse a los cementerios. Los mitos seculares sobre la paz de los
muertos y los temores ancestrales han llevado a nuestro país al a;parta-
miento de los cementerios de los núcleos de población y por tanto a huir
de otros valores estéticos o prestacionales de estos recintos.
Buenos exponentes de la belleza de los cementerios los tenemos en
ciudades como París o Ginebra, entre otros, en pleno corazón de las urbes
como lugares de paz también para los vivos.
Ante la escasez de espacio en los cementerios, reitero que las solucio-
nes pasan por la incineración de cadáveres ya que ocupan los restos me-
nos espacio, es más higiénico e incluso el enterramiento es más económi-
co. O de seguirse por el sistema de inhumación actual, a quienes así lo pre-
fieran, establecer un sistema de rotación y reubica4 transcurridos varios
años, los restos en columbarios y dejando por tanto los nichos libres para
destinarlos a nuevas inhumaciones. Tanto con la incineración como con la
reubicación de restos estableciendo un sistema rotatorio, podemos tener
cementerios para muchos años sin necesidad de ampliaciones, de lo con-
trario las ciudades de los muertos nos invadirán y serán más grandes que
las de los vivos. Al igual que, como a lo largo de la historia, se han cambia-
do las formas de enterramiento, creo llegado el momento de buscar solu-
ciones como las aportadas. En otras partes del mundo civilizado ya están
en práctica y con excelentes resultados, quizás nuestros herederos nos cri-
ticarán de no haberlo puesto antes en prâctica.
El Reglamento de sanidad mortuoria también encomienda a los muni-
cipios que sufraguen los gastos ocasionados por el enterramiento de indi-
gentes, pero hay que ir más lejos ya que deberían tener también derecho
sus familias a velatorios gratuitos igual a cualquiera de los existentes, tal
como he solicitado y se constató en el pliego de condiciones para la conce-
sión de los servicios a prestar en el Complejo Funerario de Torrero.
Una de las preocupaciones de los liberales progresistas del siglo pasa-
do, fue el estado de los cementerios, como ellos, debemos ocuparnos de es-
te tema como un catalizador más del nivel cultural de nuestra época.
Es obligación de todos. En ello estamos y en ello seguiremos para con-
seguir unos cementerios más humanizados.
ffi
SEGUNDA
PARTE
El orte
en las necrôpolis
de Zarogolc
El arte
en la edad antigua
Miguel Beltrán Lloris
Necrópolis de Santa Engracia. Sarcófago del taller de los dos hermanos. Detalle de la
resurreccìótt de hizaro (fot. Parroquia de Santa Engracia).
Bibliografía
Beur, 4., Un fragmento ateiano de Zaragoza y el tema aretino de los esqueletos,
BSAA, L, 1984 pp.170-175.
Mosrarac CennIrro, A., Consideraciones sobre el posible ciclo iconogrófico del
sarcófago de la receptio animae en la cripta de Santa Engracia, Seminario de
Arte Aragonés, XXXI, Zaragoza 1980, p. 5 ss.
Soronaavon, M., Sarcófagos romano-cristianos de Espaäa, Granada, 1975, p. 189
Y SS.
Datos históricos sobre sarcófagos romano-cristianos de España, Granada,
1973, pp. 42-50.
I
Edad Media
M". Carmen Løcarra Ducay
2 Sobre los problemas jurídicos que provoca la elección de sepultura en la España medieval,
véase: J. ORLANDIS Rovrn¡: "Sobre la elección de sepultura en la España medieval" , en
Anuario de Historia del Derecho EspaäoL t.X1', Madrid, 1950, pp. 5-49.
3 J. ZURITA: Anales de Aragon, llb. III, cap. LXXII. De Tarazona se vino el rey a Zaragoza con
proposito de ir al reino deValencia. Y tuvo la fiesta de Navidad en Alcañizy del nuevo aùo ett
TbrÍosa; y llegando a Valencia supo que la Ìnfanta doña María, su hija, había fallecido en Zara-
goza; y ten¡endo el rey detenninado que fuese enterrada en Valbona con la reina su ntadre, que-
riendo venir a su enterranliento, los vecinos de Zaragoza contra voluntad de los ricos hontbres
y caballeros qtte alli se lmllaron, la enÍerraron en la iglesia mayor de San Salvador; y el rey se
detutto en Valencia. (Anales de la Corona de Aragon compuestos por Jeróninto Zurita, Cronista
de diclrc Reino. Fd.ición preparada por Angel Canellas López, Cronista oficial de la Excma.
Diputación Provincial de Zaragoza. Institución Fernando el Católico , Zaragoza, 1967).
4 Estudios Críticos sobre la Historia y el Derecln de Aragótt. Madrid, I 886, Tercera Serie: pet.io-
do revolucionario, p. 381.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 217
5 sobre el gobierno de la sede cesaraugustana en tiempos de don penno LopEZ DE Luun, véa-
se: P Fr. L^MBERTo DE zARAcozA: Teatro histórico de las iglesias del Reyno de Aragón, tomo IV
Pamplona, 1785, pp. 1-ó. Sobre la personalidad política del gran prelado cesaraugustano en
elmarcohistóricodelaépoca:F.DEMoxoyMoNroI-tu: LaCasadeLuna(1276-1348).Fac-
tor político y lazos de sangre en la ascensión de un línaje aragonés. Aschendorffsche verlags-
buch handlung, MuNStER WESTFAIaN (1988), Madrid, 1990, pp.257-283. para conocer el pa-
pel desempeñado por don Pedro como mecenas de las artes y, en particular-, como promolor
del embellecimiento de la Seo de Zaragoza, véase: M". C. Lacenne DucAy y C. MoNTERDE AL-
etAc: "un libro de fábrica de la seo dezaragoza del año 1346", en: Al profesor enlériÍo Atlto-
nio llbieto Arteta el1 lrcmenaje académico. Aragón en la Edad Media, VIII, universidad de
zaragoza, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Historia Medieval, ciencias y
Técnicas historiográficas y Estudios Arabes e Islámicos, Zaragoza,1989, pp. 366-377.
ó DrEGo DE EsPËs: Historia eclesiástica de la ciudad de Çaragoça desde lct venida de Jesu Christo
Seäor y Redemptor ltßta el aäo de I 575, compuesta y recopilada por el Reverendo Racionero
n1l.estro, Archivero de la Santa Yglesia Metropolitana de kt Seo de la dicha ciudad, repartida en
tres tot11os. Archivo Capitular de la Seo, Zaragoza. Manuscrito. tols. 500-545.
Sobre las obras de ampliación de la Seo de San salvador en tiempos del arzobispo clon
Alonso de Aragon y la construcción de la capilla de Santiago el Mayor, véase: M.,. C. LÀcA-
nne: "Iglesia catedral de San Salvador o la Seo", en tas Catedrales de Aragón. Zatagoza,
1987, pp. 324-328.
7 DrEGo nr Esees, ob. cit., fol. 544 vo.
8 SobrelaricapersonalidaddedonLopÈFERNANDIzDELuNA,véase: L.D'Arienzo:',LopeFer-
nández de Luna, arcivescovo di Saragozza, cancelliere di Pietro IV dlragona", en: La ciu-
dad de Zaragoza en Ia Corona de Aragón, Comunicaciones. X Congreso de Historia de la Co-
rona de Aragón, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, l984, pp. 199-217.
218 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
9 P. Fr. LAMBËRro DE ZARAcozA: Teatro históríco de las iglesias del Reyno de Aragon, t. IV Pam-
plona, 1785, p. 19. Descripción pormenorizada del milagroso suceso, en: P Fco. Gelcla: E1
Primer Ministro de Dios, San Miguel Arcángel, Zaragoza, 1687 (reed. 1750). La historia pro-
tagonizada por don Lope mantuvo su vigencia devocional por lo menos hasta el siglo XVIII
pues ftle elegida por eÌ canónigo de la catedral de Huesca, don Miguel Broto, para que la
desarrollara pintada sobre lienzo el pintor zaragozano José Luzán Mârtínez (1710-1785) al
que encargó la decoración de la capilla de San Miguel en la Seo oscense, renovada a sus ex-
pensas, con permiso del Cabildo, concedido en noviembre de 1764, La hermosa pintura
(2,28 x 1,50), conseroada en el Museo episcopal y capitular de Huesca, fue dada a conocer y
estudiada por el doctor ArsoN NAVARRo en 1985. Véase: A. ANSoN NAVARRo: El pintor y profe-
sor J o sé Luztirt Martínez ( I 7 I 0- 1 7 I 5 ), Zaragoza, 1 986, pp. 102- lO4 y 1 33'
10 L. MoNREAL TEJADA: "La restauración de.la Parroquieta de la Seo". Revista Aragón, núm. 139
(193ó),pp. l2O-121. M'.C.L¡c¿nn¡Ducnv: "CatedralMetropolitanadeZatagoza",enlns
catedrales de Aragón, Zaragoza, 1987 , p. 312.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 219
Sepulcro de don Lope Ferntindez de Luna, Arzobispo de Zaragoza. Capilla de San Miguel
Arcangel, Catedral de San Salvador, Zaragoza (fot. Arxiu Mas).
dotales y los de los costados trajes de corte y coronas reales sobre sLls ca-
bezas. Debemos a don Valentín Carderera sr"r posible identificación icono-
gráfica: la figura central de cabeza mutilada, sería el pontífice Clemente VI
I
tt i
I
| .r.
Sepulcro de don Lope Fenttíndez de Luna, Arzobis1.to de Zaragoz.a. Detaile (fot. Aniu Mas)
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 221
12 V. CARDERERA: Iconografía Española, Madrid, 1855, tomo I, núm. XXIX. R. tr'l Anco: Sepzl/-
cros de la Casa Real de Aragón, Madrid, 1945, pp. 344-345. L. D'ARIENZo, ob. cit., p. 2 1 6.
13 L.D'ARIENZo, ob. cit., p.214.
14 Aqui yace el ilnto. Dr. D. Lope FernandeT de Luna, Obispo de Vic y 4" Arz. metropolitano de es-
ta igleskL cesaraugustana, Pafriarca ãe Jerusalén, que consîrLryó en honor de San Miguel Ar-
ctingel esta capilla y la dotó de once raciones, y se erigió stt sepulcro: murió el 1 5 de febrero del
año del Señor I 382.
222 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
15 M. SERRANo v S¡r,¡z: "Documentos relativos a la pintura de Aragón durante los siglos XIV y
XV", Rev. de Archivos, Bibliotecas y Museos, XXXV, (191ó), p. 411.
16 F. MARToRELT-: "Pere Moragues y la custodia dels Corporals de Daroca", en: Estudis Uniyer-
sitaris Catalans, Barcelona, 1909, vo1. l[l, p.227, n". 1.
17 La tumba de Ìa infanta doña Teresa de Entenza, mujer del infante don Alfonso, y la de sus
hijos Teresa y Sancho, nos son conocidas por la descripción que de ellos hiciera el doctor
Juan Francisco Andrés de Ustarroz en las notas con que ilustró el libro de Jerónimo Blan-
cas, Coronaciones de los Serenissimos Reyes de Aragon (Zaragoza, 164l) pp. 47-48. Doña Te-
resa, fallecida en octubre de 1327, no llegó a ser reina de Aragón, pero si su esposo, con el
nombre de Alfonso IV (1327-1336) y su segundo hijo varón, nacido el 5 de septiembre de
1319 que sucedió a su padre en el trono con el nombre de Pedro IV (133ó-1387), el cual
honraría su memoria y la de sus dos hermanos, tempranamente fallecidos, con unos sun-
tuosos sepulcros cuya elaboración encomendó a Pedro Moragues, artista dl que había admi-
tido como familiar y doméstico suyo en 1368.
Doña Tëresa de Entenza fue muger del rey don Alonso el Benigno. Y fallecio en Çaragoça a
XXVIII de Octubre, año MCCCXXVII siendo infante su esposo, como lo advierten Blancas
en este luga¡ y en los Comentarios fol. 186. Zurita, lib. 6. cap. 75. La ocasión de su muerte
fue el parto del Infante Don Sancho, jaze sepultada en el Convento de San Francisco, en
Tumulo de marmol artificiosamente labrado, adorna una Corona Real su cabeca, reclinada
sobre unas almohadas sembradas las Armas Reales de Aragón, las Quatro Banas, y las de
la casa de Enteça, que son un escudo partido al traves, el campo abo negro, y el baxo de
oro. El habito es de Monja de santa Clara, y tiene en los pies sandalias. En contomo del se-
pulcro en parios nichos ay muchos personages testidos de luto, significando en sus accio-
nes mudas, el llanto de la que piadosamente plañian, sustentan este Mausoleo sus I¿ones.
Quando fallecio la Infanta estava eI sepulcro en medio del Presbiterio, oy estz. a un lado,
arrimado a la varanda de la escala, que se sube al Altar mayor, a lø parte del Evangelio,
contiguo a este lucilo ay un sepulcro de marmol en vertiente, a la parte derecha esta la In-
fanta Doña Isabel, vestida eI habito de Santa Clara, y a ld otra parte Don Sancho esparcido
el cabello por los hombros, y ceñida Ia frente con una guimalda de flores, a los pies deste
tumulo ay esta inscripcion escrita en letra encadenada, dividida de la suerte que se pone en
este lugar, aunque se varia la letra por faha de caracteres, Ia qual dize assi:
HOC SEPULCHRO TUMULANTUR DUO GENITI REGALES, QUI DUO ALVO...KEAN.
TUR PER PARENTES NATURALES ALTER FRATER SANCIUS VOCALITER NUNCUPA-
TUR. QUI VELUT CONSTANCIUS IN EXCELSIS COLLOCATUR. Q. UT CLARA MINO-
RÆSA ETËRNE CONGRATULATUR. AMEN. AMEN (J. A. de Ustarroz, 1641, pp.47-48)
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 223
L
Sepulcro de don ktpe Ferruindez de Luna, Arpbispo de Zaragoza. Detalle (fot. Arxiu Mas).
El convento de San Francisco deZaragoza sufrió cmeles daños durante los Sitios de la
ciudad por los ejércitos franceses en 1808 y 1809, lo que causó la destrucción de las nu-
merosas obras de arte que contenía. El vasto edificio (s. XIII-XIV) se alzaba en parte del
solar que hoy ocupa la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza.
224 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Colegiata de Santa María, que llevó a cabo el mismo artista entre 1384 y
1386 por encargo real, cuyo costo de 8.910 sueldos, 10 dineros Jaqueses, le
sería àbonado a su viuda Catalina, uxor Petri Moragues quondam, en 1388.
Es una pieza maestra de orfebrería gótíca, en plata dorada con esmaltes,
en formã de armario, de 108 mts. de altura, montado sobre un astil que
apoya en pie flordelisado. En la cara posterior, concebida a modo de reta-
blo,'figurán los donantes, el rey Pedro IVy su esposa doña Sibila, postra-
dos a los pies de la Virgen''.
El conjunto funerario de la capilla de San Miguel en la Seo, se comple-
taba con decoración pintada parala que fueron contratados (1379-1380)
Juan y Nicolás de Bruselas maestros de obrø de pincel de la villa de Bruxe'
lles, del regno de Francía'n.
Uno de los mayores mecenas de la diócesis cesaraugustana durante el
siglo XV, el arzobispo don Dalmau de Mur y Ceruelló (1431-1456), eligió pa-
ra su sepultura el centro del coro situado en la nave mayor de la. catedral,
obra muy notable que él había mandado hacer''. (Jna hermosa plancha de
l8 Sobre la custodia de los Corporales de Daroca, véase, además de las obras ya citadas: de F.
MARToRELL: "Pere Moragues y la custodia dels Corporals de Daroca", Estutlis Universitarís
Catalans, III, 1909, pp.225-227, y de E. BEnrrrux Exposiciór't Retrospectie(t de Arte, 1908, Za-
ragoza, 1910, pp.261-263,los siguientes estudios: F. Durán y Cañameras: "La orfebrería ca-
talana", Rev. de Archivos, Bibliotecas y Museos, XXXIII (915), pp. 110-113, J. CaenÉ v
Acullo: "EI tesoro ârtístico de los S.S Corporales de Daroca", Bol. Soc. Española de Excur-
siones, XXX (1922), pp. 275-292: J.F. EsrËBAN LoRENTE: Museo Colegial de Daroca, Madrid,
1975, pp.64-6ó; D¡t-¡u¿sss, N. de, Gtp¡lr-MlRAcLE, D., y MANENT, R.: Plateros y ioyeros de Ca-
taÌuña, Barcelona, 1985, p. 110.
19 El documento lo publicó M. Senne¡¡o y SANZ en la Reuista de Archivos Bibliotecas y Museos,
)üXV (191ó), p.414:
Zaragoza, 1 5 de febrero de 1379.
Die W febroarü.
Que nos Johan de Bruxelles e Nicolas de Bruxelles, tnaestros de obra de pinzel, de la villa
de Bruxelles, del regno de Francia, entranlos ensenble e quiscuno de nos por si, de nuesÍras
ciertas sciencias adffirmamos o nLetetnos nos en servicio de vos el muy reverent e11 Xpo pa-
dre e senyor, senyor don Lop, por La divinal miseracion arcevispe de Çaragoça, es a saber'
rlaquia el printer dia del mes de marco primero vinient, e del dito printero dia de marco ett
un anyo, iontaclero continadantent e complido, vos dando a nos o ntandattclo dar por cada
un dia facendero durant el dito tiempo, es a saber a mi dito Johan XIII sueldos, e a ttti dito
Nicolas de Bruxelles cinquo sueldos dineros jaqueses, et col't sto protlletenlos e nos obliga-
mos de dorar e obrar de pinzel durant el dito tiempo que nos estarenlos en ruestro servicio,
e1 fusta, piedra, algez e en aquellas cosas que por "ìos o vuestro sobrestant nos ser(rn n1û11-
dadas a nuesÍro oficio pertenecientes, necesarias a la obra de las casas e ctryielkL que man-
dades fazer en la ciudat de Çaragoça; la cual obra o obras por todo nuesÍro poder farentos
bien e leaLment, firme e durable, segunt a aquella o aquellas se requirra et cotltitlLutrenrcs
en la dita obra durant el tlito tientpo, todos dias que fazenderos seran, eI no nos enlp(trare-
ntos ni ponrentos nlano en otra obra alguna de ninguna persona el1 los ditos dias fazende-
ros dandos nos aprecio por aquella, o no dando. Es pero en condicion que nos dedes a nos
oro, colores e otnts cosas qualesquier que necesarias havretttos para la dita obra juxta e se-
gunt la fonna e n1ûrrcro que a la sobredita obra se requiere....(A. P. Z. Juan de Capella).
20 La realiz,ación de la bellísima sillería coral en la Seo de Zaragoza, se encomendó a Francí y
Anthon Gomar, hermanos fusteros documentados en Zaragoza desde 1444 has|a 1477, ayu'
dados por Juan Navarro. Se comenzó a tallar en 1445 y se concluyó en 1456, año de la
muerte del señor arzobispo. Es una obra suntuosa, en madera de roble navarro, que, segúrn
la tradición de las viejas catedrales hispanas, se situó en el segundo y tercer trâmo de la na-
ve mayor. Se le dió planta rectangular y tres accesos, uno en la zona oriental, hacia el altar
*uyo¡ y dos laterales secundarios para llegar con mayor comodidad desde las naves del
templo. En su interior los asientos, en número de ciento diecisiete, se distribuyeron en dos
pisos, destacando por su mayor riqueza escultórica los tres sillones de la presidencia. El
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 225
bronce, muy bien labrada, con la figura del señor arçobispo recordaba el lu-
gar señalado por el ilustre prelado para su descanso eterno2r.
En efecto, según sus últimas voluntades, dictadas el día 5 de marzo del
añ.o 1454, en presencia del notario zaîagozano Juan de Pitiellas, eligimus
nobis sepuburam in choro ecclesiae nostrae Cesaraugustanae, in loco intus
medio, inter introitum dicti chori et facistoîdum ad quem canonici, porfio-
narä et alä clerici convenimus ad officiandum, in illo loco ubi dictam sepul-
turam iam fecimus operari et signari. Et volumus quod fiant exequiae corpo-
rí nostro non pomposae, sed alias decenter et honeste secundum quod pro
archiep is c op o es t fieri cons uetum22.
Fueron sus albaceas, Raimundo, abad del monasterio de Santa María
de Estany, en la diócesis de Vic; Rogerio de Cartella, arcipreste de Daroca;
Luis de Alcamora; Jaime Hospital, canónigo arcediano de Belchite; y Pe-
dro Ferrer y Villamaña, arcipreste de Terrel. A todos gratificó don Dalmau
con una retribución personal de quinientos sueldos jaqueses'3.
Su humilde sepultura, que acogió su cuerpo el dia 12 de septiembre de
1456, se recuerda hoy con la lauda de bronce (174 x 8lcms) situada enci-
ma a la que el paso del tiempo ha borrado la efigie que lo identificaba. No
consta el nombre del autor de la misma pero tal vez podría haber sido su
realizador alguno de los hermanos Goma4 Franci o Anthon, escultores de
origen catalán que por aquellos años se encontraban en Zaragoza traba-
jando en la Seo, en la obra del retablo mayor y en el coro, y en el palacio
arzobispal en el retablo de su capilla, cuyo sotabanco y banco, hechos en
alabastro por Francí Gomar (1456) ostentan las armas del generoso prela-
do'..
A la muerte de don Dalmau de Mur fue elegido (1458), para sucederle
el infante don Juan, hijo natural del rey Juan II y de una noble señora ape-
llidada Avellaneda. Tomó posesión eI 29 de julio de 1460 con el título de
administrador del arzobispado con el que se mantuvo hasta su muerte por
no recibir las sagradas órdenes".
Don luan I de Aragón (1458-1475) falleció el día 19 de noviembre de
1475 en el castillo de Albalate de Cinca (Huesca), viniendo de camino de
Cataluña pcLra su iglessia...Hizo testamento y mandava ser sepuhado en esta
sancta iglessia en el lugar que el cavildo señalase para su sepuhura y que pa-
hundimiento de uno de los tramos de bóveda próximo al cimborrio y uno de sus soportes,
en febrero de 1498, provocó la ruptura de la zona delantera del coro que frre preciso recons-
truir algunos años después. (M'. C. Lacana: "Mecenazgo de los obispos catalanes en las dió-
cesis aragonesas durante la Baja Edad Media", Aragonia Sacra,ll (1987), p.32.
21 DrEGo DE EspÉs, ob. cit., fol.639 vo.
22 Hemos elegido nuestra sepuhura en el coro de nuestra lglesia cesaraugustana, dentro, en el
centro, entre la entrada de dicho coro y el facístol, donde los canónigos, racioneros y otros clé-
rigos nos reunimos para oficiar, es decir, en el sitio donde ya hemos hecho que se señale y se
haga dicha sepuLtura. Y queremos que las exequias que se hagan a nuestros restos no sean
pomposas, sino con honestidad y decencia según como es costumbre que se hagan para un ar-
zobispo.
M. SERRANo y SaNz: "Documentos relativos a la pintura en Aragón durante el siglo XV", Reu.
de Archiuos, Bibliotecas y Museos, XXXII (1915) , p. 152.
23 M. SERRANovSnNz. ob. cit. (1915), p.152.
24 R. S. JANKE: "El retablo de don Dalmau de Mur y Ceruelló del palacio Arzobispal de Zarago-
za: una obra documentada de Francí y de Tomás Giner". Aragonia Sacra, lll ( 1988), pp. 7 1-
90.
25 P. FR. LAMBERTo DE ZARAGoZÀ, ob. cit. (1785), pp. 48-52.
226 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
ra aquella dexava mil florines de oro y cL esta su íglessía dos mil florines de
oro, y quinientos a Valbuena, trecientos a Rueda y trecientos a Poblet, qui-
nientos al hospital de Nuestra Señora de Gracia de esta ciudad y quinientos
a Montaragon y quinientos a Santa Fee. Nombro por executores y albaceas
de su testantento a Micer Pedro Miguel arcidiano de Belchite, al Prior de la
Seo, al official micer Cetuera, a micer Ramirez regente y a Fray Olivan su
confessor. Hecha esta relacion el cavildo le asigno sepultura en la capilla ma-
yor entre la sepultura de la infanta y el altar mclyor. Y porque havia en esta
saçon entredicho en esta ciudad sobre la encomienda de Mallen traxeron el
cuerpo en urL ataud corL un azemila de Albalate a Sancta Maria de Jesus,
martes a veintiutto del mísmo mes, y fue deliberado que por quanto el entre-
dicho espirava iueves a las once horas de media noche que aquella tarde to-
dos los amigos y servidores y enlutados se fuessen a Jesus y en dar las once
horas la Seo cornenço a tclñer a muerto y siguiéndole tañeron todas las igles-
sias de la ciudad congregosse todo el clero con sus cruces en el Aseo y todos
juntos salieron en processiot'L con n'Luy buen orden y con grande luminaria, y
fueron a la puerta del puente, hacia el officio don Antonio de Espes obispo de
Huesca salio todo el clero col,L capas de brocado y seda y con lumbres de las
cofradias encendidas en las manos y llegados a la puerta del puent aguarda-
ron alli el cuerpo que lo trayat'L corL mas de mil antorchas y lo acompaíiava
toda la ciudad y los señores titulares y cavalleros que se hallaron erL esta
ocassion en Çaragoça, de manera que desde Sancta Maria de Jesus hasta la
puertcL de la ciudad estava lleno de gente...Fueron a la Seo en donde estava
un grande y sumptuoso capellarden entre el ahar mayor y coro, hecho a gra-
das, y las quatro altas cubiertas de brocado, y en el rellano mas alto pusieron
el cuerpo y estuvo alli aquella noche con muchas achas encendidas y queda-
ron de sus familiares y criados con el cuerpo mas de ciento vestidos de má-
rega. Viernes siguiente a veinticuatro dias del mes de noviembre se hizo so-
lemnemente olficio dixo la missa don Antonio de Espes obispo de Huesca
predico Mulana canonigo de esta Sancta lglessia estuvieron doce capellanes
del mismo Arçobispo vestidos con albas y cubiertas las cabezas y rostros con
los anùtos alrededor del tumulo. Acabado el resportso que se dice despues de
lantissa baxaron el cuerpo del capelarden y lo sepubaron entre la sepubura
de la infanta y el altar mayor. Salio el cavildo todos los nueve dias siguientes
del choro acavadas completas en procession con la cruz los capiscoles con
capas y cetros rebestidos los semaneros con su gremial a decir un responso
con mucha solemnidad en la sepuhura del Arçobispo. Murio moço de pocos
años y fue muy valeroso y ayudo al rey su padre en las guerras, dio vestimen-
tcts y otras cosas (f, esta sancta lglessia y ayudo a la fabrica del organo mayor.
Hacia por armas en el quartel alto a la mano derecha las baryas de Cataluña
y en el quartel baxo a la hizquierda en las mismas barras y en el quartel alto
a la mano hizquierda un castillo de oro de campo colorado y en el quartel ba-
xo a la mano derecha un leon leonado en campo blanco. Mosen Pedro Zapa-
ta, prior quefue de nuestra Señora del Pilar de Çaragoça hizo labrar el sepul-
cro de alabastro que oy venxos a donde esta su bubo de alabastro, el seäor
Arcobispo don Hernando de Aragon escrive, se decia le parecia mucho, fue
perpetuo administrador de este arçobispado quince años veintiun dias'u.
Don Juan de Aragón, administrador de la sede cesaraugustana (1485-
1475) se encuentra sepultado en la capilla mayor de la Seo, dada su condi-
Sepulcro del Arzobispo de Zaragola don Juan de Aragón. Catedral de San Salvador, Zaragola
(fot. Arxiu Mas).
228 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Sepulcro del arzobispo de Zaragoza don Juan de Aragón. Detalle (fot. Arxiu Mas).
arcosolio original perdido al haber sido todo modificado con ocasión de la
nueva decoración de los muros del presbiterio efectuada durante el man-
dato del arzobispo don Tomás Crespo de Aguero (1727-1742)". Sobre la
tumba se reproduce el lecho funebre con la imagen yacente del finado que
luce los ropajes de su dignidad eclesiástica. Su juvenil cabeza, de facciones
nobles y serenas, descansa sobre dos almohadas finamente labradas, a sus
pies vela su descanso un perro como emblema de fidelidad. EI frente del
sepulcro se articula mediante arquitecturas de tracería gótica en cinco ca-
sas que se ocupan con figuras de santos en posición sedente, entronizados,
de izquierda a derecha, San Agustín, San Lorenzo, San Valero, San Vicente
y San Braulio, realizadas en relieve. En el fondo del nicho se agfupan dife-
rentes imágenes en altorrelieve. El centro lo ocupa la escena de la Piedad
con la Virgen Dolorosa que contempla el cuerpo inerte de su Hijo extendi-
do sobre sus rodillas: tema frecuente en el arte funerario del siglo XV de
alusión a la esperanza en Aquel que murió por la salvación de los
hombres'u. La flanquean las figuras arrodilladas de Juan Evangelista y de
29 Cuartelado,: primero y cuârto, los bastones de Aragón: segundo, el castillo de oro en campo
de gules, y el tercero, el león sobre fondo de plata.
30 Libro de la Fábrica, Archivo de la Seo, año 1486.
fol. IIII. (Entradas).
Item, se posaron al primero de deziembre del anyo de mil CCCCLXXXVII cient setanta SS
del deudo de Mossen Çapata de las ymagines . ..CLXX s.
Fol. V.
Jueves a VIIII de abril de anyo de MCCCCLXXXVIIII en presencia del egregio doctor Maes-
tre Po. de .-.Vicario General...una custodia dorada de plata sobre dorada con su cruz et le-
varon la dicha custodia quede en deuda por quanto mossen Çapata era obliguado porlos
ymagines del retablo a la dicha fabrica en DCC sueldos et no se demuestra averse pagado
ultra esfos CCC y vittt X florines doro que stan scriptas et7 ...
Como sucede con frecuencia dentro del libro de gastos extraordinarios del año 1486 se in-
cluyen partidas de años posteriores, en este caso de 1487 y 1489.
31 A. Gnscor.r DE GoroR GrMËNEz: La Seo de Zaragoza. Estudio histórico arqueológico. Barcelo-
na, 1939, pp. 7 1-72.
32 P Geu¡roo y RoMEo: "La interuención de Pere Johan en el retablo mayor de la Seo de Zara-
goza,1434-1445 (El artista predilecto de don Dalmau de Mur). Parte histórica". Ins Bellas
Artes en Zaragoza (siglo XV), Estudios históricos. Memorias de la Facultad de Filosofía y Le-
tras, Universídad de ZaragoTa, Tomo I. pp. 423-471. M'. C. Lacarra: "Iglesia catedral de San
Salvador o la Seo", en: las Catedrales de Aragón. Zaragoza, 1987, pp.32\-322.
Un documento custodiado en la Real Academia de la Historia (Aragón 11, núm. 159.917),
dado a conocer por R. del Arco (Reu. Doce de Octubre, 1951, pp. 31 ss), nos ilustra del alto
230 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
del antes mencionado maestro Hans, quien heredó el taller y posible clien-
tela a Ia muerte del maestro33.
Gil Morlanes, el viejo, desarrolló durante toda su vida una gran activi-
dad como autor de obras de imaginería en piedra, que le llevó a alcanzar el
preciado galardón de ser nombrado escultor del rey Fernando el Católico,
e\ dia 23 de diciembre de l493ja. Los numerosos sepulcros que llevó a ca-
bo, por encargo del alto clero, la nobleza y la Casa Real, con destino a la
Seo de Zaragoza, a Santa María del Pilar de la misma ciudad y al monaste-
rio de Santa María de Poblet (Tarragona), sin olvidar el retablo del Juicio
Final para el castillo-abadía de Montearagón (Huesca), costeado por el ar-
zobispo deZaragoza don Alonso de Aragón (1478-1520), y su colaboración
en ìos trabajos postreros realizados en el retablo mayor de la catedral zara-
gozar,a (1487-1488), parecen apoyar la hipótesis de quienes le atribuyen
una participación en la obra del sepulcro de don Juan de Aragón".
aprecio en que era tenido el maestro Hans por parte de la Corte y en particular por el prín-
cipe Fernando el Católico, hijo de Juan II de Aragón (1458-1479) y de doña Juana Enriquez-.
Se trata de una carta escrita a su padre fechada en Zaragoza eÌ 7 de Noviembre de 1474.
Muy alto y ntuy excelent principe padre e senyor.
el amado y devoto nuestro el maestro Ans imaginaire de naciott de alemanes, maestro del
retavlo que se face de piedra en la Seu de Çaragoça va a vuestra nlaiestat e de aquella con
licentia de vuestra alteza entiende ir a Perpinian por mirar ciertas obras que en la dicha vi-
lla de Perpinian son, por instructiotl e informacion suya e de sus obras, porque perfecta-
mente aquellas pueda obrar et por cuanto el dicho ntaestro Ans es en su art muy petfeito
filoestro e en los regnos e tienas de vuestra alteza no se sabe haya par, el qual embellesce es-
te regno de sus obras e el qual porque quede en este regno lo han casado en la presente ciu-
dat en la qual sta e habita con su mujer: por aquesto suplico e demando de mucha gracia a
vuestra alteza en lo que el dicho maestro Ans suplicara a daquella lo haya por bien enco-
ntendado e le quiera dare atorgar Ia licencia que le suplicara de poder passar e ir a la dicha
villa de Perpinia por veir las dichas obras que alla son las quales quíere mirar por instruir-
se de aquellas por su arte. E no res merlos vuestra S. escrh)(t a los fficiales de la dicha villa
hayan el dicho maestro Ans por encomendado e Ie contuniquen e Ie lexen veier las obras
que por su instruction quelTa l)erveyer en la dicha villa et aquesto ayre a merce e gracia a
vuestra aheza cuya vida suplico la Sancta Trinidat quiera luengamente perspetrar e aug-
nlentar como vuestro real corazon desea e a mi mande aquella el que plaziente le sea.
De Çaragoça a VII dias de Noviembre del anyo MIL CCCC L XX IIIL
D: V: R: M: humil e obediente hijo quituestras manos besa.
33 M. SsnRa¡,¡o y S¡t'¡z: Gll Morlanes, escultor del siglo W y principios del siglo XVI, Rev. de Ar-
chivos, Bibliotecas y Museos, tomo XXXV (1916), pp. 351-380; t. XXXVI (1917), pp.92-lO2;
t. XXXVII (1918), pp. 357-359.
R. S. JANKE: "Gi1 Morìanes el viejo: Nuevo estudio de sus obras góticas", Rev. Aragonia Sa-
cra, lY (1989), pp. 115-122.
Zaragoza, 6 de octubre de 1478. Bern(trt Tarragona, presbítero, beneficiado en la iglesia de
Selva, habitante en Zaragoza, como procurador de los testamentos de Maria Ximenez, mu-
jer que fue de Maestre Ans Piet Danso, ymaginaire, vende a Gil Morlan, ymaginaire, unas
casas en la paroquia de San Juan del Puent, por 1010 sueldos. (A.P.Z. Pedro [,alue7.a ).
Lo publica M. Serrano y Sanz: Gil Morlanes, escuLtor del siglo XV ...(1916), p. 358.
34 C. Monrn Gancta: "Miguel Ximenez y Gil Morlanes el viejo, artistas de Fernando el Católi
co", en: Miscelánea de Estudios en honor de D. Antonio Durán Gudiol, Amigos de Serrablo.
Sabiñánigo, 1981, pp. 215-223.
35 M. DE LA SALA VALDEs: Estudios históricos y artísticos de Zaragoza. Prólogo y notas del Exc-
mo. Sr. D. MARIANo DE PANo y Ruara, Zaragoza, 1933. Serie de artículos en reimpresión, in-
cluye un original publicado en 1886, en el que el autor dice lo que sigue: Hubo en Aragon en
eI ultimo tercio del siglo XV un escultor acreditadisimo, llamado Maestre Gil Morlan ... kabajó
a lo gótico, y creetnos que son de sLL nleno el sepulcro del martir San Pedro Arbués, costeado
por los Reyes Católicos, y el del arzobispo D. Juan de Aragón, subsisterlte en el presbiterio de la
Seo,que se hizoa erpensas deD.PedroZapata, últimoarcedianodeSantaEngracia(p.228).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 231
M. SERRANo v SaNz, ob. cit. (191ó), p.379: Reseäadas las obras autenticas e indiscutibles del
Gil Morlanes, me guardare de examinar otras que, si bien pueden atribuírsele, con nlas o me-
nos fundamento, carecen hasta hoy de la ejecutoria que prestarl documentos fidedignos; tales
son el sepulcro de D. Juan de Aragón, bello monumento que ex¡ste en el presbiterio de la Seo....
M. ABIZANDA y BRoro: "La escultura funeraria en Aragón", Revista Aragón, núm. 89 (1933),
p.32.
R. DEL ARco: Sepulcros de la Casa Real de Aragón, Madrid, 1945, pp. 401-402,...el estilo y la
factura no dejan lugar a duda.
F. ABBAD Rros: Catálogo Monumental de España, Zaragoza, Madrid, 1957, p. 62: Su aulor fue
Juan de Salazar, es posible que interiniera allí Gil Morlanes.
36 J.A. LLoRENTE: Historia critica de la Inqußicíón en España, I Madrid 1980, cap. VI, pp. 145-
172 (Primera edición francesa de 1817).
37 Alli estaba de rodillas mientras olros canonigos rez.aban en el coro los maitines, despues de las
once de la noche del 15 de septiembre de 1485. Juan de Esperaindeo le dio unafuerte cuchilla-
da en eL brazo izquierdo. Vidal de Uranso, prevenido por Juan de Abadia de dar los golpes en el
cuello, mediante hallarse noticiosos del defensivo de la cerbellera, le dio por detras uno tatl
fuerte que hizo saltar al suelo las batillas de hierro de la cerbeLlera (o casquete), y la herida he-
cha en la cabeTa fue tan grande, que de ella (y no de otras que tambien recibió Arbues) resubó
muerto pasadas reinte y cuatro horas, el día 17 del cítado setiembre. (J.4. Llorente, ob. cit., p.
1s7).
38 DIEco DE EspES. Historia eclesiástica... (1575), fols. 6ó8v-678v
232 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Murió al cabo de dos días, de las heridas provocadas por sus asesinos,
a los que perdonó su acción Y le supplicaron los fieles øl señor Arçobispo se
sirviesse su señoria que en el propio lugar donde havia caydo quando lo hi-
ríeron que alli se le concediesse la sepultura y pareciendole a su señoria que
ellos lo tendrian en bien el señor Arçobispo fue contento y asi de voluntad de
todos se le señalo la sepultura entre el altar mayor y el coro en el cuerpo de la
Iglessia donde oy esta sepubado.
Aparejado todo lo necesario para la defunsion de este bendito varon y lle-
gada la hora que señalaron para sepultaflo fue cossa maravillosa ver la so-
lemnidad y polnpa conque lo sacaron del capitulo para llevarlo a la sepultu-
ra. Y assistio el excelentissimo Señor don Alonso, Arçobispo de esta ciudad,
acompañado de los jurados y de muchos prelados y cavalleros, acudio el Pi-
lar y interuinieron las Parrochias y todas las ordenes mendicantes con sus
cruces.. .Fue sepultado el cuerpo de aquel glorioso martyr con mucha venera-
cion en el mismo lugar donde havia caydo quando aquellos søcrilegos mata-
dores lo hirieron. Sepuharonlo desta manera que trureron una tumba de pie-
dra y la assentaron en una sepultura que havia habierta y dentro de ella pu-
sieron aquel bendito cuerpo y un vaso de tiena albidriado y dentro de el una
escriptura donde se cuent(l todo este misterio brevemente como murio y por-
que y quando y luego fue puesta una grønde piedra sobre la tumba que la cu-
bria toda y asegurada que fue hecharon tierra sobre ella hasta cerrar la sepul-
tura. Y es de notar como cossa de gran misterio que al tiempo que ponian en
la tumba el cuerpo vieron ocularmente los que alli se hallaron presentes la
sangre que se havia denamado en aquel lugar de las heridas quando herido
cayo en tierra comencar a refrescarse y hewir como si en aquel mismo ins-
tante fuera herido...
Mandaron los Reyes Cøtólicos, como p(trece por las relaciones de aquel
tiempo, que en el mismo lugar donde oy estcL sepultado, se pussiese un muy
suptuosso sepulcro de alabastro muy bien labrado con Ia figura de este Sanc-
to varon hecha de bulto al natural y acabada con la mas perfeccion que el ar-
tifice pudiesse. Este sepulcro es el que oy lemos en el qual ay algunas pala-
bras del epigrama que en el orientaron pero est(tn de manera gastadas que no
se pueden leer".
En efecto, cinco años más tarde del fallecimiento del Santo inquisidor
sus restos eran depositados en un suntuoso sepulcro, hecho de alabastro,
cuya realización (1489-1490) había sido encomendada, por encargo de la
familia real, a Gil Morlanes el viejoto. Hay que pensar que en la elección
del artífice no sería ajeno el buen criterio artístico del señor arzobispo don
Alonso, unido por lazos de sangre con Fernando el Católicoo'.
Sepulcro del canónigo e inquisidor de Aragón don Pedro Arbués de Epíla. Catedro"l de San
Salvador Zaragoza (fot. Arxiu Mas).
41 Sobre el mecenazgo artístico llevado a cabo por don Alonso de Aragón durante su gobierno
del arzobispado cesaraugustano y sus buenas relaciones con el escultor Gil Morlanes, el vie-
jo,véase:R. DELARCo: "DeescuÌturaaragonesa", Sem.deArteAragonés,Y, (1953), pp.21-50.
234 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
42 M". C. LAcARRA: "Iglesia Catedral de San Salvador o La Seo", en Ins Catedrales de Aragón;
Zaragoza,1987, pp. 323 y 340.
43 Estâ suma, como nos indica el profesor Janke, es algo menor que la que don Luis de Beau-
mont, señor de Lerin, pagaba a Morlanes por su sepulcro, en 1491, y sobre una lercera par-
te de lo gastado por Fernando el Católico en la obra de los sepulcros de sus padres, el rey
don Juan II y su esposa doña Juana Enriquez, hechos por el mismo escultor (1496) en el
monasterio de Poblet (Tarragona). Véase: R.S. J¡Nrs: ob. cit., pp. 1 17, 121-122.
44 Fundacion milagrosa de la capilla angélica y apostólica de Ia Madre de Dios del Pilar, y exce-
llencias de Ia imperial ciudad de Çaragoça, Barcelona, 1 6 1 ó, part. II, p. 203.
45 V BLASco DE LANUzA: Historia de la vida, muerte y milagros del sieruo de Dios Pedro Arbues de
Epila, canonigo desÍa Santa lglesia Metropolitana de Zdragoza, y priruer Inquisidor de su ltt-
quisición.Zaragoza, Año 1624 (Reimpresión en facsímil, Zaragoza, Ateneo, 198ó) pp. 233-
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 235
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236 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Sepulcro del canónigo e inquisidor de Aragón don Pedro Arbués de Epíla. Detalle (fot. Arxiu
Mas).
Canonesas regulares
del Santo Sepulcro de Jerusalén
El monasterio de la Resurrección perlenecien(e a la orclen de Religio-
sas Comendadoras del Santo Sepulcro de Jerusalén se fundó en la ciudad
de Zaragoza a fines del siglo XIII por doña Marquesa Gil de Rada, hija na-
tural del rey Teobaldo II de Navarra (1253-1270), casada en segundas nup-
cias con don Pedro Fernández de Híjaa hijo natural del rey de Aragón don
Jaime I el Conquistador (1213-1276)".
Merced al mecenazgo de la Casa real aragonesa y al apoyo de la Iglesia
el monasterio se engrandeció económicamente y pudo ser edificado un
convento, en estilo gótico de ladrillo, a Io largo del siglo XIV''. Se eligió pa-
ra su emplazamiento la margen derecha del río Ebro, junto a la muralla
romana, y a escasa distancia de la iglesia de San Nicolás de Bari.
Durante el arzobispado de don Lope Fernández de Luna (1352-1382),
el que fue su tesorero, Fray Martín de Alpartil, canónigo del Santo Sepul-
cro de Calatayud y comendador de Nuévalos y de Torralba, ejerció su ge-
neroso mecenazgo en el monasterio y concedió ayudas para la termina-
48 Tanto la lauda como la imagen del bulto con el retrato del mártir Pedlo de Arbues se repro-
ducen en el Catálogo Monuntental de España, Zaragoza, (1957), de Fco. Abl¡ad Rios, vol. II,
figs. 185 y 186.
49 PuonoAneuesftrecanonizadoeldia29clejuniodel86T,duranteelpontificadodePíoIX.
50 W RINCoN Gencl¡r: l¿¿ Orden del Santo Sepulcro en Aragón. ZaragoT.a, Guara editorial, 1982.
cap.V. "El Monasterio del Santo Sepulcro Zaragoza" pp. 65-148.
cIe
51 Ibidem. También: "Convento del Santo Sepulcro", en: La ciudad Gótico-Mudéja¡ de M.I.
ALVARo y G.M. BoRRAS en: Gukt histórico-artística de ZaragoTa, Excmo. Ayuntamiento, Dele-
gación de Patrimonio Histórico-Artístico, Zaragoz.a, 1982, pp. 185-187.
238 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
plieron de modo que sus restos reposan en el centro de la sala capitular del
monasterio al que tanto protegió durante su vida.Una lauda de granito
(198 x 79 cms) reproduce grabada su efigie enmarcada con góticas arqui-
tecturas trecentistas; su fisonomía bondadosa y sus atavíos canonicales re-
piten el tipo que r:etralaÍ:a el pintor Jaime Serra en dos escenas del retablo
de la Resur-r'ección". Una inscripción en mayúsculas góiicas, borrada por
el tiempo y en parte a medio conclui4 recuerda la personalidad del finado:
Esta sepultura es del honrado e religioso don Fray Martin de Alpartil.
Calonge de Hierusalem: Comendador de Nuevalos e Torralba e Tesorero del S.
Don Lope, Arçobispo de Çaragoça, a cuya supplica e ruego dio la Yglesia de
Sant Nicholas a este ilustre Monasterio: fíno sus dias a ... del mes de ... de
MCCCL. . .: þa del anima Dios nascida en su sancta gloria. Amen'u .
Museo de Zaragoza
En el Museo de Zaragoza, situado en la plaza de los Sitios, se conser-
van tres hermosos ejemplos de arte funerario, procedentes de las provin-
cias de Zaragoza y de Huesca, que fueron ingresados con anterioridad a la
Guerra Civil".
Los dos primeros corresponden al modelo escultórico en piedra y pro-
ceden del Monasterio cisterciense de Santa María de Rueda de Ebro (p.j.
de Caspe); el tercero es un cenotafio en madera con la efigie de su titular
pintada al temple en su cubierta y vino del Real Monasterio de Santa Ma-
ría de Sigena (p.j. d" Sariñena)'8.
En la Saìa 11, ubicada en la parte baja de Ia escalera principal, se ex-
ponen los sepulcros que vienen del Monasterio de Rueda'n.
El primero por su importancia histórico-artística es aquel que corres-
ponde a don Pedro Fernández de Híjar y Alagón, cuarto Señor del estado
de Hijar, rico-hombre de Aragón, que después de una larga vida entregada
a la política, terminó sus días retirado del mundo donde había estado ca-
sado dos veces y dejado hijos, como profeso en el monasterio cisterciense
de Santa María de Rueda, próximo a Escatrón (Zaragoza)uo. El sepulcro in-
55 Estasescenasson,LaResurreccióndeCristo,templesobretabla(138x115cm)yElJuicio
Final (133 x 1 15 cm). Véase, de M". C. LAcARRA "Arte Medieval" (1990), figs. 14 y 18.
56 Lectura directa de la inscripción según su estado actual.
57 Según el inventario manuscrito existente en el mismo Museo, este sepulcro y el siguiente,
procedentes de Rueda de Ebro, ingresaron en el mismo centro por donativo de doña Enri-
queta Durán, viuda de Royo, en 1915.
El tercero citado, procedente clel monasterio de Sigena ingresó en el Museo en 1922.Yéase
al respecto: "Crónica del museo", Boletín del Museo Provincial de Bellas Artes, n:úm.6
(1922), pp.34-3s.
58 B. DIÀz DE RABAGo CaeEza, "Sección de Bellas ArLes", en Museo de ZaragoTa, Secciones de
Arqueología y Bellas Artes. Zaragoza, D.G. de 4., 1988, pp. 143 y 156.
59 Sobre el Monasterio de Santa María de Rueda de Ebro, véase: J. M'. LoPEZ L¡¡tot: El mo-
nasterio de Nuestrû Señora de Rueda, Calatayud, 1922. J. VAUBoURcoI¡¡: "El real monasterio
de Nuestra Señora de Rueda", Seru. de Arte Aragoné.s XIII-XV (1968), pp.49-90. F. ToRRALBA
SoRIANo: Monasterios de Veruela, Rueda y Piedra, León, 1975. C. CoNIrsL B¡nr,e: E1 cister ?.a-
rago?,ano en los siglos XII Y XIV: Abadía de Nuestra Señora de Rueda de Ebro, I, Texto II, Do-
cumentos. Zaragoza, 1977.
60 M^. C. LACARRÀ: 'Arte Medieval". Siglos XIV y Xx, en Museo de Zaragoza, sección de Bellas Ar-
tes. ZaÍaeoza, Ibercaja, 1990, pp. 7-8.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 241
Sepulcro de don Pedro Fem¿indez de Híjar, procedente del Monasterio de Santa María de
Rueda de Ebro (Zaragoza). Museo de Bellas Artes, Zaragoza (fot. J. Garrido).
ó1 El Cosmógrafo y Cronista Mayor de Portugal, don Juan Bautista Labaña, que visitó el mo-
nasterio de Santa María de Rueda de Ebro el día l3 de abril de 1 ó 1 1, dejó escrita la siguien-
te descripción del sepulcro de don Pedro Fernández de Hijar: "A lgreya he boa, tem hum re-
tabolo novo, o Ahar mor de Alabastro, e no meyo do Cruzeiro, está enterrado o Duque de Ixar,
D. Pedro Fernandes, quefoy frade deste mosteiro, He o Tùmulo alto de matwore, e Sobre elle
està a figura do Duque, de Alabastro, Com o habito de Monye, Cercillo, e barba rapada, e nas
duas Capellas Collateraes a mayor, estaon enterrctdas duas molheres, do Duque D. Isabel Cro-
nel, na Capella direita, e D. Isabel de Castro na Esquerdai' (Itinerario del Reino de Aragon por
Juan Bautista tabaíia. Obra impresa y publicada por la Excma. Diputación Provincial de
Zaragoza. Zaragoza, 1 895, p. I 93).
242 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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Sepulcro de doña Isabel de Castro, segunda esposa de don Pedro Femímdez de Hijar. Procede
del Monasterio de Santo María de Rueda de Ebro (Zaragoza). Museo de Bellas Artes,
Zaragoza (fot. J. Gan-ido).
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 243
tosa; sus galas manifiestan que no profeso sino que se retiro simplemente al
monasterio, y sus apellidos Jimenez Contel que se le dan, ora por separado,
ora por iunto, manifiestan haber sido de origen aragonesu'.
El frente de la sepultura se adorna con las armas de la difunta y con
las de la comunidad de Sigena, pintadas sobre un fondo que imita broca-
do. De oro con cinco cornejas de sable puestas en sotuer a la izquierda, el
menguante, el jaquelado de oro y negro, a la derecha.
La inscripción que rodea esta parte del sepulcro recuerda la personali-
dad ilustre de la dama allí sepultada:
Aqui iaze la muy egregia senyora doña Maria Ximenez Cotnell: contessa
de Barcelhos: la cual = fino: lanyo de MCCCCLV: lanima de la qual aya parcl-
dís.
El año 1455, claramente legible en el texto, corresponde perfectamente
al estilo de la pintura allí reproducida: el retrato fúnebre de doña María.
Una mala lectura de la fecha provocó que se creyera que había sido su titu-
lar la viuda del infante don Pedro, hijo natural del rey don Dionis, que fa-
lleció en Sigena en l350uu.
72 Sobre Blasco de Grañén, su vida y su obra, véase: M". CARMEN LAcARRA: Joyas de un Pati'
monio, Retablo de San Safuador, Eiea de los Caballeros, Zaragoza, 1991.
1.. , .. : i
Edad Moderna.
Siglos XVI, XVII y XVIII
Juan Francisco Esteban Lorente
Museo de Zaragoza
Comenzamos esta memoria con el Museo de Zaragoza ya que conser-
va unos pocos restos del monasterio de Santa Engracia, del de los
Predicadores, dominicos, y otros.
Losa sepulcral de alabastro, con Ia imagen del canónigo Agustín Pnnlz
DE OLIVAN, doctor en artes y teología, de la antigua universidad zarago-
zana. E\ relieve es de cuidada factura y elegantemente vestido. Es el tipo
común de lápida sepulcral ya realizada en piedra o en bronce. La
inscripción en letra gótica, rodeando la lápida, dice:
Sta es la sepuhura: del / Reverendo m(inist)ro øugustin perez de olivan:
doctor en ar / tes y tehologia / canonigo de la seu fenecio en el año mil y
qin(ien)tos.
Angel tenante con escudo de Carlos V, al parecer procedente del
mausoleo de don Juan SpLvacclo, gran canciller de Aragón. A este sepulcro
pueden pertenecer varias figuras fragmentadas de alabastro como una
Visitación, cabeza de San Juan, S. Jerónimo, S. Lucas, y Santa.Ana con la
Virgen. El sepulcro era de alabastro, con cuatro columnas de órden jónico
y sobre la urna, la efigie del cardenal Selvaggio; adornaban los remates
dos escudos de armas reales. Fue contratado en 1518 por Alonso
Berruguete que hacía compañía con Felipe de Bigarny.
Sepulcro de Antonio AcusuN, vicecanciller de Fernando el Católico y
embajador con Carlos V, padre del obispo de Tarragona del mismo
nombre. Murió en 1523. Atribuido tradicionalmente a Alonso de Berru-
guete. Primera mitad del siglo XVI. Procede de Ia capilla de San Jerónimo
del monasterio de Santa Engracia de Zaragoza. Del mausoleo sólo se
conserva parte de Ia urna que tiene forma de bañera con gallones y
cartelas, similar a la que había hecho D. Fancelli para el cardenal Hurtado
de Mendoza en Sevilla; la figura del yacente está vestida noblemente, porta
espada y reposa los pies sobre un león; además hay tres relieves
fragmentados: una figura masculina y dos esculturas femeninas, una de
ellas con carâtula en la mano, que son alegorías de la muerte.
LAS NE,CROPOLIS DE ZARAGOZA 251
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Otros recuerdos
entre los muchos desapørec¡dos
Jaime Exentcu, fue profesor de Humanidades de la Universidad de
Zaragoza, racionero y arcipreste de La Seo, diputado en el Concilio de
Trento, propuesto para cronista de Aragón en competencia con J. Zurita.
Murió en 1552 y fue enterrado en la iglesia de Santa Engracia, su epitafio
lo escribió don Juan de Lanuza.
La catedral de La Seo
Don Alonso lr, AnacoN, hijo natural del rey don Fernando el Católico;
arzobispo de Zaragoza, murió en 1520, está sepultado bajo su lauda de
bronce, en el presbiterio de La Seo, que mandó poner su hijo don Hernan-
do, también arzobispo de Zaragoza en 1558. Juan lE Anacoru, hijo del
anterior, y también arzobispo, murió en 1530; sepultado en el presbiterio
bajo una plancha que mandó colocar su hermano don Hernando. En el
lateral del evangelio junto al sepulcro del arzobispo don Juan de Aragón,
muerto en 1473, hijo del rey Juan II, está una lápida que recuerda que allí
está enterrado el corazón del príncipe Barresan CanI-os, hijo del rey Felipe
IV, que murió inesperadamente en Zaragoza en 1646. Y en la entrada al
coro una lápida recuerda que durante mucho tiempo estuvo allí el
sepulcro de San Pslno AnnuÉs.
catedral de La seo. Capillade san Bernardo. sepulcro de Doña Ana (fot. Arxiu Mas).
flanquean al Salvador en el Juicio Final que aparece en el remate semicir-
cular. En el epitafio se lee:
D. FERNANDUS AB ARAGONIA ALMAE HUIUS ECCLESIAE ARCHIEPISCOPUS
GENERE, DOCTRINA MORIBUS ILLUSTRIS QUI EAM NEC SOLAM AMPTIFICAVIT
AEDIFICIIS LOCUPLETAVIT DONIS EXEMPLIS MIRIFICE ILUSTRAVIT
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 261
Cøpíllas
Martín DE FUNES y LAFIGUERA, estudió leyes en las universidades de
Huesca, Alcalá y Salamanca. Canónigo penitencial de La Seo, confesor del
rey, obispo de Albarracín. Tuvo gran devoción al Cristo del Trascoro de La
Seo, imagen que le habló en la noche del 12 de septiembre de 1631. Murió
en Albarracín en 1ó54 y fue entenrado en la capilla del Santo Cristo en el
trascoro de La Seo en 1701.
Su sepulcro lo forma una urna y sobre ella la estatua orante del
difunto. El epitafio dice así:
HAC URNA CLAUDITUR ILLUSTRISSIMUS ET REVERENDIS. DOMINUS D, D.
MARTINUS DE FUNES LAFIGUERA ET ZAPATA, EX NOBILI GENERE EX BUBERCA
NATUS, IN MAIOR OSCENSI ALUMNUS. IN VALENTINO REGNO REGIORUM
SENATUM MODERATOR, AC IN SUO ARCHIEPISCOPATU VICARIUS GENERALIS. IN
CAESARAUGUSTANA METROPOLI CANONICUS, ET REGIS PHILIP. IIII
PAENITENTIARIUS AD EPISCOPATUM DE ALGUER ELECTUS, AD TANDEM IN
ECCLESIA ALBARRACINENSI MERITISSIMUS EPISCOPUS. OBIIT DIE XXXI
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 263
Dominicos
Algunos restos de diversos mausoleos del antiguo convento de
Predicadores, padres dominicos, se encuentran recogidos en la actual
parroquia de Santiago el Mayor, anteriormente iglesia del convento
dominico de San Ildefonso, y otros en el Museo Provincial.
Iglesia de Santiago el Mayor. Sepulcro del cardenal Xaúene (fot Arxiu Mas).
de esta ciudad, del cual será luego cuatro veces prior. Recién fundada Ia
universidad de Zaragoza por el Arzobispo Pedro Cerbuna, será su primer
266 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Iglesia de San Carlos Borromeo. Sepulcro de don Carlos de Aragón (fot. P. J. Fatás).
270 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Iglesia de San Carlos Borromeo. Sepulcro de doña María Enríquez (fot. P. J. Fatás)
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 271
Iglesia de San Carlos Borromeo. Capilla de San José. Exteriol (fot. P. J. Fatás).
La Cartuja Baja
La Cartuja de la Concepciån o Cartuja Baja fue fundada en ló49 por
doña JerónimaZaporta Albión, ya viuda y ejecutora testamentaria de la
voluntad de su marido; la concibió como panteón familiar para sí y para
su marido Alonso de Villalpando y Funes, garantizândose de esta manera
la recomendación del alma por la orden que se consideraba más cercana a
272 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
HIC IACET
D.D. ILDEFONSUS DE VILLALPANDO
GENERE POTENS. SED CHRISTI CHARISMATIBUS CLARIOR
QUI EX CONIUGE NULLAM SUSCCEPIT SOBOLEM
HUNC EFFUSA PIETAS MULTARUM FECIT PARENTEM
PAUPERUM PORRO PATER FUIT MAGNIFICUS
DUM INSIGNE DOMI SUAE BENEFICENTIAE EREXIT HOSPITIUM
TANDEM IN MORTE ALIORUM INOPIA SUBLEVATA
DIVES FACTUS ET MERITIS LOCUPEIOR
INMORTALEM BONORUM SUORU QUAERENS HAEREDEM
OMNIPOTENTEM DOMINUM INSTITUIT
QUID NAMQUE FORTUNARUM ERAT RELIQUUM
CONSTRUENDO MONASTERIO ALENDISQUE MONACHIS
PRO CARTHUSIANA FAMILIA TESTAMENTO LIGAVIT
VIXIT ANNIS ó3 OBIIT 9 KALENDAS NOVEMBRIS
1 ó30
Basílica del Pilar. Cripta de la Santa Capilla. Dibujo de un arco por Ventura Rodríguez.
274 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
î!nnu y r1,,,,¡tt' ùl .,tt!--*tu¡ ù!' C"r'11" t"ti'ì xllhr' ¡""' ë u"'''" ù /^ ('-'"')t'
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Basílica del Pilar' Cripta dela Søntø Capilla'
en los frentes y
rectángulo se abren unos espacios de planta curva' ovales
pues la planta al
semicirculares en los extremos, correspondiéndose
esquema general de la capilla superior'
Anacrer v
Aquí reposa el corazôn del arzobispo don Manuel PÉREZ
restos anónimos anteriores a la construcción;
Raot muerto en 1726 y ãiros
Ë;"Ñit;;; p.""iptt i" ocupa el arzobispo don Ignacio AÑon v Busro' que
LAS NE,CROPOLIS DE, ZARAGOZA 275
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Basílica del Pilan Sepulcro del dut1ue de Montentar (fot. Arxiu Mas).
Capillas
Las capillas y distintos lugares del templo del Pilar albergan los restos
de diversos personajes il-rstres, entre ellos diversos arzobispos de Zarago-
276 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
La Ciudad
El gobierno de la ciudad de Zaragoza, Ayuntamiento, en el tiempo que
ahora nos referimos, recibe el nombre más popular de La Ciudad. Pues
bien, La Ciudad de Zaragoza destacó sobre todas las demás de los reinos
españoles por las exequias realizadas a los personajes reales y por ser la
única, junio con Ia Corte, que hizo imprimir el libro de cada una de ellas,
donde ie narraban estas celebraciones junto con las obras realizadas. En
ellas destacó siempre el llamado capelardente, obra efímera pero costosa,
de importancia artística y sobre todo de gran apariencia y, lo que hoy
llamaríamos, publicidad. A pesar de su carácter efímero, pues su función
se reducía a dos días y su construcción a unas semanas, los conocemos
bastante bien ya que In Ciudad quiso que se hicieran perennes a través de
la imprenta y de la reproducción en grabado de su aspecto; de modo que
conservamos no solo descripciones sino reproducciones perspéctivas en
gran tamaño, ya grabados o dibujos de estos grandes y vistosos aparatos
que el ayuntamiento mandó construir y pagó frecuentemente con
suvenciones reales. También otras instituciones tealizaron túmulos para
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 277
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Catafalco levantado en Zaragoza en las eïeqLtias del rey Carlos II, 1700 (Archivo MunicipaÌ
de Zaragoza).
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Edad Contemporánea
José Ramón Morón Bueno
Necrópolis y enterramientos
en la Zaragoza cotttemporánea
a inhumación de cadáveres en cementerios municipales
es un fenómeno relativamente reciente, que surge en
Europa en los albores del siglo XIX. Hasta entonces, los
cadáveres eran enterrados en el interior de las iglesias, o
en los fosales habilitados en sus exteriores así como en
conventos y monasterios. El fenómeno responde al con-
texto de reformas que se producen como consecuencia
de la explosión demográfica de la segunda mitad del si-
glo XVIII, y de los cambios que trae consigo la caída del Antiguo Régimen.
En España se ordenó, por Decreto de las Corles promulgado el día I de
noviembre de 1813, la creación de cementerios provisionales, que debían
de estar en funcionamiento en el p),azo de un mes, y que se hicieran las
gestiones oportunas para la construcción de cementerios definitivos. Con
anterioridad, otras Reales Cédulas sobre la creación de cementerios, publi-
cadas durante el reinado de Carlos IV tuvieron escasa efectividad'.
El moderno concepto de cementerio, surge inspirado en los parques a
la inglesa, donde el arbolado, el césped, la amplitud del espacio y la ausen-
cia de ruidos, están presentes. La forma de los cementerios de las grandes
ciudades españolas, guarda relación, sin embargo, con el tipo de jardín
foancés, es deciq estructurado en calles. La ciudad de los muertos tiene,
1 La historia de los cementerios zaragozanos es tratada por BLASco l¡¡zo, José: ¡Aquí Zarago-
2a...!, vol. 4, Zaragoza 1953, pp. 268-276. Aspectos diversos del origen de los cementerios en
Fspaña y del cementerio de Torrero son estudiados por JTMENEZ, María Rosa: El municipio
de Zaragoza 1833-1840, Zaragoza 1979,pp.133 y 135.
286 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
pues, una disposición similar a los ensanches de las ciudades, aquí con ca-
lles, cuadros y manzanas de nichos, protegida por altos muros, como sí de
viejas murallas medievales se tratara.
En ese espacio acotado, siempre en crecimiento mientras el entorno se
lo permita, surge un universo material y mental cuya esencia es el recuer-
do, la per-vivencia de lo que deja ya de se4 recurriendo a lo perenne, la pie-
dra, a través de edificaciones y esculturas, o a simples lápidas con inscrip-
ciones. El olvido es Ia auténtica muerte, razôn por la que el cementerio
moderno tiene en su concepción, una función de recuerdo y de exaltación
a la inhumación.
Los cementerios son lugares idealizados, en los que tienen cabida una
micro-arquitectura, que por su especificidad permite formas caprichosas,
así como todo tipo de esculturas que configuran una atmósfera especial,
poblada de figuras alegóricas, símbolos e imágenes religiosas. En pocos
espacios como en éste, se complementan de forma tan adecuada la arqui-
tectura y la escultura. EI arte tiene, pues, un protagonismo evidente en los
cementerios contemporáneos.
En lo que respecta a Zaragoza, además de los enterramientos en las
parroquias, existían los que se realizaban en el Real y General Hospital de
Nuestra Señora de Gracia, lugar en el que fallecían muchos zaragoza-r,os y
que eran allí inhumados. La falta de espacio destinado a tal fin, Ilevó a la
Sitiada o Junta del Hospital, a la búsqueda de terrenos fuera de la ciudad
para un cementerio. Este es el origen del primer cementerio zaîagozano,
el cementerio de Gracia o de Ia Cartuja Baja, Ilamado así por hallarse en el
camino que conducía a la Cartuja de Ia Concepción. Fue bendecido el día
29 de enero de 1791'z.
Tras el Decreto del día 1 de noviembre de 1813, el Ayuntamiento de la
ciudad hizo gestiones para ubicar un cementerio general de la población,
pero pasaron más de dos décadas hasta que pudo entrar en funcionamien-
to el cementerio de Torrero, que fue finalmente bendecido el dia 2 de julio
de 18343.
Durante el siglo XIX, los enterramientos en los interiores de las igle-
sias continuaron a pesar de la prohibición expresa que existía, con excep-
ción de los clérigos o de personas, que por alguna circunstancia especial
les fuera concedido ese privilegio. En el siglo XX los enterramientos en
iglesias tienen un carácter excepcional.
Artísticamente tienen algunos de ellos un notable interés. Es el caso
del sepulcro del General Ena (1854), obra del escultor Ponciano Ponzano,
ubicado en Ia capilla de Santa Ana en la basílica de Nuestra Señora del Pi-
lar. Se trata de una obra más propia de un lugar civil que de un templo, ya
que el elemento escultórico fundamental, es una estatua del general en
una actitud arrogante. También es destacable, en el mismo templo, pero
en la capilla de San Braulio, el sepulcro del Arzobispo Bernardo Francés
Caballero (1862), diseñado por Juan Miguel Inclán y ejecutado por el es-
cultor Ramón Subirata.
Obras ya del siglo XX, son las planchas que cubren la Cripta de la San-
ta Capilla en el mismo templo (1940), bajorrelieves decorativos en bronce,
realizados por el escultor José Bueno. Del mismo autor son los sepulcros
de la Madre María Rafols (1925), y del Padre Bonal (192ó), en la iglesia del
noviciado de Santa Ana, para los que realiza unos relieves de lenguaje rea-
lista, dentro de un contexto neogótico.
Merecen ser resaltados también, los relieves del Mausoleo de las Hero-
ínas de los Sitios, en la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo (1908), escut-
pidos por Carlos Palao y Dionisio Lasuén. En estos relieves, al igual que en
los dos anteriores, se narran escenas de los Sitios de Zaragoza durante la
Guerra de la Independencia.
Destacamos, finalmente, el mausoleo de los italianos que murieron en
España durante la Guerra Civil de 1936-1939, erigido por el gobierno ita-
liano, durante la década de los años cuarenta. Se trata de una construc-
ción anexa a la iglesia y convento de los P.P. Capuchinos, consistente en
una gran torre de 42 metros de altura, en la que están enterrados los restos
de 4.183 combatientes. Es un edificio construido con piedra granítica, de
tosco acabado, Io que realza la sobriedad y unidad del conjunto, que está
inspirado en modelos de la arquitectura medieval italiana.
El Cementerio de Tonero
Un espacío pøra el ørte
El Cementerio de Torrero es la gran necrópolis de Zaragoza, y desde
1834 el lugar donde son enterrados la mayoría de los zaragozanos. Su
construcción tuvo un coste de 152.000 reales de vellón pagados fundamen-
talmente por el Ayuntamiento, ya que las parroquias, a excepción de la de
San Pablo, se declararon insolventes para contribuir a la financiación del
mismo, a la que estaban obligadas, ya que cada una poseía sus cuadros pa-
ra enterrar a los feligreses. Desde 1.867 el cementerio es de exclusiva pro-
piedad municipal.
EnIa Guía de Zaragoza. .. de 1860, publicada por Vicente Andrés, se in-
dica que el cementerio Es un rectángulo de más de 400 pies de frente y 477
de costado (...) IÃ construcción de los nichos es muy mezquina, y no colTes-
ponde ni con mucho a lo que reclama lø importancia de nuestra ciudadt. El
texto pone en evidencia el escaso interés artíslico del cementerio desde su
fundación hasta entonces. Ciertamente, no encontramos hasta eÌ último
tercio del siglo XIX restos artísticos de cierta entidad.
Como se indica en otro capítulo, por lo que no insistimos en ello, el ce-
menterio ha tenido sucesivas ampliaciones al quedarse insuficiente para
los servicios requeridos por la ciudad. Las principales son: la de Ricardo
Magdalena de 188ó y de Félix Navarro de 1911, que constituyen el llamado
Cementerio Vieio ; la denominada oficialmenre Primera Ampliación de
1937; la Ampliación Costa de Marcelo Carqué en 1958; la Tercera Amplia-
ción de José Beltrán en I97O y la Cuarta Ampliación de Elvira Adiego en
1984. En todas ellas ha estado presente un criterio estético y estructural
que ha condicionado las obras arquitectónicas y escultóricas realizadas en
panteones y tumbas, lógicamente relacionadas con las modas y gustos del
momento en que se efectuó el plan de ampliación.
Desde una perspectiva artística, el Cementerio de Torrero ofoece un in-
terés desigual. Predominan las obras poco originales e industrializadas,
pero junto a éstas, existen trabajos arquitectónicos y escultóricos de pri-
6 Así consta en una de las lápidas del monumento. En otra existe el siguiente epitario: En su
larga y brillante canera sirvió a Luis WI en Francia a cargo de Carlos"IV Fernaido VII e Isa-
bel II en Espaíia, a todos dio pruebas de los mãs constante fidelidad, distinguiéndose y selkin-
dola con su sz.ngre en los muros de Gerona; fue valiente en el combate, justo, prudente y benéfi-
co en el mando de las provincias, amante de las letras y religioso sin superstición, muiió en 20
de febrero de I 845 a los 83 afios...
7 un pormenorizado estudio del Mausoleo de J. costa es realizado por Gancn Guar¡s, Manuel:
Utopía y significado del Mausoleo de Joaquln Costa, Actas del III Coloquio de Arte Aragonés, Za-
ragoza 1984, pp. 351-389.
290 cuADERNos DE zARAGozA 63
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Proyecto de Félix Navarto Pérez del panteón de las familias Ascaso y Moncasi'
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 293
sobre la que se alzan unos robustos muros, sólo horadados por una estre-
cha puerta rectangular, flanqueada por dos candeleros de hierro. La cu-
bierta se resuelve con una cúpula que deja al descubierto sus nervios, y so-
bre la que se alza la estatua, en hierro, de un ángel arrodillado. Junto a un
evidente clasicismo, dos elementos de la arquitectura egipcia no pasan de-
sapercibidos: Ios obeliscos en cada una de las esquinas de la cornisa, y la
disposición de los muros en talud, contribuyendo Ia piedra ulilizada a rea-
firmar la robustez del edificio. Es, en definitiva, la plasmación del histori-
cismo defendido por Viollet-le-Duc, en el que se desenvuelve con pleno
acierto, Félix Navarro.
Dos años más tarde, 1892t'z, firma el proyecto del panteón de las fami-
lias Ascaso y Moncasi,(cuadro 20). Aquí el arquitecto ejecuta una obra de
enorme sobriedad utilizando un lenguaje neoclásico. El panteón tiene for-
ma de baldaquino, erigido sobre un alto basamento, de 5 metros de lado,
se compone de cuatro grandes pilares que soportan Ia cubierta, a los que
se adosan otros pilares más reducidos que sustentan un arco de medio
punto en cada uno de los lados, cuya clave se decora con un bello relieve
de un rostro femenino, esculpido en mármol. Es su interior hay dos sepul-
turas separadas y una gran cmz en uno de los amplios vanos.
Otro importante panteón es el perteneciente a la familia de Antonio
Portolés, (andador fosa común), datado en l9l2 y ubicado enfrente del
panteón de la familia Mayna4 ya analizado Es de planta rectangular sobre
la que se yerguen altos paramentos de piedra, con una cuidadísima dispo-
sición de los elementos ornamentales en el exterior. En la fachada destaca
un óculo sobre la puerta de acceso, con una decoración vegetal de esmera-
da ejecución. A cada uno de los lados, sendas estatuas de ángeles, con una
ejecución que tiende a la simplificación formal.
Lo escultórico destaca sobre todo en los paramentos laterales y poste-
rio¡, cubiertos en parte por grandes bajorrelieves de bronce, realizados por
Carlos Palao, al igual que los ángeles citados. La temática representada gi-
Panteón de la familia de Antonio Portolés (relieve escultórico, lateral izquierdo) (fot. autor).
12 Archivo Municipal deZaragoza. Sección de Fomento, armario 11,legajo 17, expediente ó41
aflo 1892.
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 295
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A la izda. pd.nteón de la familia Tomtís (fot. autor),. y a la dcha., panteón de ta familia villarroya
(fot. P. J. Fatás).
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les del segundo cue{po, y sobre é1, el cuerpo principal a modo de pequeño
templete, con pilastras de fuste acanalado en las esquinas, y entablamento
con pequeño frontón. Son abundantes los elementos decorativos como, co-
ronas con cintas, reloj de arena con alas, palmetas, ovas, o dados.
Incluimos dentro de esta tipología, aunque no cumple con la estructu-
ra específica de los panteones aquí descritos, al panteón de los Condes de
Fuentes, (cuadro 1, aproximadamente 1900). Tiene forma de paralelepípe-
do, con cubierta a doble ver-tiente, imitando la disposición de un templete
clásico. A diferencia de los anteriores, tiene en su interior dos sarcófagos.
Los paramentos se cubren con mármol claro de bella tonalidad, cuyo espa-
cio se fragmenta con pilastras entre las que hay diversas inscripciones, en
la cabecera se haya un gran escudo de la familia. La obra, de concepción
neoclásica, está ejecutada en los albores del siglo XXró, y sirve de modelo
remoto, a otras construcciones de menor entidad, realizadas en sus proxi-
midades.
En un número muy elevado de panteones, la construcción de una gran
cruz, constituye el elemento artístico más destacable. La orientación esti-
lística de éstas, son tan plurales como estilos hay en el recinto, aunque se
obserua una cierta tendencia a Ia barroquización y complejidad de las
composiciones. La forma más habitual consiste en un basamento escalo-
nado, un pedestal constituido por una columna de fuste compuesto, sobre
el que se yergue una cruz con abundantes elementos ornamentales.
A esta tipología responden fielmente los panteones de la familia de
Franco yLópez, vizconde de Espés, (cuadro 32, 1896), y de la familia de
A la izda,, panteón de los condes de Fuentes; y a la dcha., panteón de la familia Albert - Ballarín
Izquierdo - Pérez (fots. autor).
1ó En el año 1900, los ejecutores testamentarios de los Condes de Fuentes solicitan terrenos pa-
ra la erección de un panteón. Archivo Municipal de Zaragoza. Sección de Fomento, amario
31, legajo 15, expediente 124, ai,o 19O0.
302 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
Francisco Pascual Larrosa, (andador Costa), Ios dos dentro de una orienta-
ción ecléctica.
El lenguaje modernista está presente en varios panteones de esta tipo-
logía, entre los que destacamos, el de la familia de Juan Monserrat Grau,
(andador fosa común, 1915), y el de la familia dePérez Abenia, (andador
fosa común, 1919), ambos con abundante ornamentación vegetal.
Anterior en el tiempo es el panteón de las familias Albert-Ballarín-Iz-
quierdo-Pérez (cuadro l), erigido en 1882, y por tanto uno de los panteones
más antiguos. Consta de un pedestal troncopiramidal sobre el que se yergue
una compleja cruzlatina, con columnas adosadas en los laterales delbrazo
vertical. En torno a su base aparecen diversos elementos alegóricos como ,
lechuzas y cabezas de ángeles con pequeñas alas desplegadas. El gusto y la
mentalidad de fin de siglo, quedan certeramente reflejadas en esta obra.
Esculturø funeraria
En algunos de los panteones analizados hemos señalado ya ejemplos
de obras escultóricas notables, en armonía con arquitecturas de muy di-
versa índole. En otros muchos, estatuas, grupos, bustos o relieves, tienen
una mayor entidad foente a lo arquitectónico, o simplemente, son protago-
nistas en solitario. El número de obras escultóricas existentes en el cemen-
terio de Torrero es elevado, aunque pocas tienen interés artístico. Por otra
parte, el repertorio iconográfico no es tan abundante como cabría esperar:
crucifixiones, sagrados corazones, vírgenes de diversa advocación, ángeles
de todo tipo, santos, retratos, y algunos otros temas no repetidos.
TÞmas var¡os
El tema de la muerte está presente, de una u otra forma, en múltiples
esculturas del recinto. Este es el principal referente de tres de las más no-
tables esculturas del cementerio, esculpidas en Ia primera década del siglo
XX por el escultor caTalârr Enrique Clarasó, un auténtico especialista de la
escultura funeraria, que dejó algunas de sus mejores obras en los cemente-
rios.
Para el panteón de Gregorio Ginés y Ginés, (andador Costa, 1907), rea-
lizó una estatua de mujer erguida cubierta por un sudario, en una actitud
turbadora en la que pui"." caminar hacia tã muerte. La aparienci a etér:ea
y fluctuante de las formas, y el predominio de las líneas ondulantes, evi-
dencian una clara estética modernista.
Una orientación más realista sigue Clarasó, en las dos grandes esta-
tuas de los panteones de la familia de Alberto Aladrén (1904) y de las fami-
lias de Gômezy Sancho (1907), ubicadas, una enfrente de Ia otra, en el an-
dador Costa. Las dos son desnudos parciales de hombres, en los que está
presente un minucioso realismo, con un esmerado tratamiento de la ana-
304 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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Ala izda., panteón de Teresa Vigata (detalle); y a la dcha., panteón de Inrenzo Pardina Inrente
([ots. autor).
18 Resulta interesante la opinión de Fnauces, José: El aíio artßtico de 1917, Madrid 1918, pp.
291-294
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 309
El retrøto
El retrato es el tema más representativo en la escultura funeraria de
iconografía no religiosa. El recuerdo del fallecido a través de su represen-
tación escultórica, está presente en las más antiguas costumbres funera-
rias de occidente. Baste el recuerdo sumario, de los enterramientos egip-
cios, etruscos o romanos, en los que en determinados momentos el retrato
es un elemento consustancial.
En el cementerio de Torrero la forma más característica de retrato es
la reproducción fotográfica esmaltada, que es habitual sobre todo en los
nichos. En los panteones encontramos algunos ejemplos de retratos escul-
tóricos, bustos, de bulto redondo o en relieve, e incluso retratos de cuerpo
entero.
Uno de los retratos más antiguos, fechado en 1854, pertenece al finan-
ciero y político, Juan Buil Olliarburo, en cuyo panteón se halla, (andador
fosa común). Es un busto en mármol, esculpido por el escultor ochocentis-
ta zaragozano, Ponciano Ponzano, quien lo resuelve en rígida posición
frontal dentro de un minucioso realismo. Va colocado sobre un alzado de
notable arquitectura, flanqueado por columnas y rematado por un peque-
ño frontón. En las esquinas de la tumba hay unos esbeltos flameros, y ro-
deando al conjunto, una verja de hierro. La estética neoclásica tiene plena
vigencia aquí.
El retrato puede ser un óptimo pretexto para convertir un enterra-
miento en un auténtico monumento público, en el caso anterior de una
forma discreta, en otros, de forma notoria. Es la circunstancia del mauso-
leo de Joaquín Costa, del que ya tratamos, y cuyo pequeño retrato, esculpi-
do por Lasuén, alcanza un decisivo protagonismo, o de los panteones de
dos toreros fallecidos trágicamente en las primeras décadas del siglo. El de
Jaime Ballesteros Herrerín, (cuadro 65), fallecido enCâdiz el 9 de septiem-
bre de 1914, tiene en Ia cabecera y sobre,rn a]to pedestal, el busto-retrato
del torero , bajo é1, una mujer sentada sobre la losa, vestida con chaqueti-
IIa torera y mantilla, llora su muerte. El pueblo la relacionó con su novia,
que a la muerte de éste, ingresó en un convento de clausura. El segundo es
el dedicado a Florentino Ballester Ballesteros,(andador fosa común), para
el que realizó Domingo Ainaga un discreto busto-retrato, con vestimenta
torera, en bronce. La montera y el capote están esculpidos sobre la tumba.
El retrato de cuerpo entero tiene en el panteón de Eustasio Morón,
(andador fosa común), su ejemplo representativo. Se trata de un curioso
312 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
A la izda., panteón de la familia de Juan Buil olliarburo; y a la dcha., panteón de Jaime Ballesteros
Herrerín (fots. autor).
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Iconogrøfía relígiosa
La iconografía religiosa, como no podía ser menos en un cementerio
católico, es abrumadoramente mayoritaria. Sobre todo el tema de la cruci-
fixión, o simplemente la representación dela cruz, símbolo por excelencia
del cristianismo, está presente, con raras excepciones, en la mayor parte
de los enterramientos. En el apartado correspondiente nos hemos referido
a aquellas obras que tienen enjundia arquitectónica.
Desde el punto de vista escultórico, el tema de la crucifixión, tiene nu-
merosísimos ejemplos que carecen de valor artístico.De entre los que sí lo
tienen, destaca por su sentido trâgico y hondo patetismo de inspiración
barroca, el existente en el panteón de la familia de Avellanas (cuadro 47).
El cuerpo de Cristo, en tamaño natural, está espléndidamente resuelto por
autor anónimo, en Ia abundante y quebradiza piedra gris de Alicante'
También es interesante un panteón ubicado en el cuadro 8, representación
de Cristo en la cruz, junto a su madre arrodillada. Es de hierro y de tama-
ño natural, originariamente iba pintado, en dorado la imagen de Cristo, y
de verde oscuro la Virgen. La obra fue fundida en los talleres de Averly, ha-
cia 1890, en plena época de expansión y apogeo del hierro. Su ejecución es
correcta y podria ser obra de Carlos Palao. En Ia actualidad se halla en la-
mentable estado de abandono, y en trance de destrucción.
El tema de Ia crucifixión aparece de forma fragmentaria en el panteón
de Enrique Laguna (cuadro 3). Tan sólo, los pies de Cristo clavados junto a
Maria, de medio cue{po, que llora desolada ante su hijo, forman una pe-
queña pero bien resuelta composición'e. Cristo muerto con corona de espi-
nas, es-el tema resuelto por Félix Burriel en la cabecera del panteón de la
familia Irrisarri-Villuendas (cuadro 44). Se trata de un mediorrelieve en
piedra, de estereotipadas formas, ejecutado en los años treinta.'
La iconografía de la piedad, Cristo muerto en el regazo de su madre,
tiene en el cèmenterio zaragozar'o algunos ejemplos en bajorrelieves de
poca entidad, sin embargo está presente en una de las esculturas actuales
más importantes del recinto. Nos referimos a La Piedad del escultor sal-
mantino Venancio Blanco, emplazada sobre el promontorio troncopirami-
dal existente en el panteón del historiador del arte, José Camón Aznar. Es,
sin duda, la obra de más avanzado concepto de toda la necrópolis, dentro
de la corriente neofigurativa. Blanco especula con las formas humanas,
asimila la nueva valoración que Moore hace sobre la utilización del hueco
como recurso expresivo, aquí consigue un grupo pleno de matices, en el
que la rugosidad del bronce y Ia combinación de formas y huecos son los
protagonistas, acentuando el dramatismo del tema. La obra supone una
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Pmteón de la familia de Avellanas (fot. autor)
316 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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Ala izda., panteón de la Fundación J. Nicolás de Escoriaza (detalle escuhórico); y ala dcha., pan-
teón de los Marqueses de Montemuzo (fots. autor).
318 CUADERNOS DE ZARAGOZA 63
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Panteón cle la fanilia de Gerardo Mermeio (detalle omantett¡a1) (fot. autor)'
LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 323
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Indice
PnI¡vrnne pantp,
HISTORIA DE LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 11
Salduie
Miguel Behrán Lloris 13
Caesaraugusta
Miguel Beltrán Lloris l9
Las almacabras saraqustíes
en el contexto de las almacabras de Al-Andalus
Juan Antonio Souto 49
El cementerio judío de Zaragoza
Miguel Angel Motis Dolader 67
Las necrópolis islámicas de Zaragoza
Pilar Galve lzquierdo y José Antonio Benat¡ente Serrano 85
Zaragoza cristiana
Pascual Martínez Calvo 99
Siglo XIX
M". Rosa Jiménez t6t
El Cementerio de Tonero en el siglo XX
Elvira Adiego Adiego t73
Hacia el futuro de los cementerios
Antonio Aisa Royo 201
SncuNpa paRre
EL ARTE EN LAS NECROPOLIS DE ZARAGOZA 207
El arle en la Edad Antigua
Miguel Behrán Lloris 209
La Edad Media
M". Carmen Lacarra Ducay 215
Edad Moderna. Siglos XVI, XVII y XVIII
Juan Frøncisco Estebcln Lorente 249
Edad Contemporánea
Ramón Morón Bueno
José. 285
Este libro, I-as necró-
polis de ZaragoTa, se
acabó de imprimir el
l9 de septiembre de
1991, festividad de San-
ta Constancia, en los
talleres gráficos de AR-
Plrelieve, sitos en la
calle Blas Ubide, 5 y 7,
de la ciudad de Zaragoza.