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1. INTRODUCCIÓN
¿Qué es la homosexualidad?
Cuando hablamos de homosexualidad, nos referimos a la preferencia sexual que
una persona puede tener hacia otra persona del mismo género. Hago hincapié en
“preferencia” porque es muy común que exista experimentación homosexual en
algún momento, sin que la persona sienta que esa sea su preferencia sexual, lo que
no implica verdadera homosexualidad. Este fenómeno comienza comúnmente
durante la niñez y la adolescencia y es un indicativo del desarrollo de la sexualidad
de esa persona más que de su orientación final de adulto. Ya a fines de la
adolescencia, la mayor parte de las personas han identificado su orientación sexual,
pudiendo ser heterosexual, homosexual o bisexual.
¿Qué es el “matrimonio”?
En el catolicismo y otras confesiones cristianas, es el sacramento que une
indisolublemente a un hombre y una mujer, y por el que se comprometen a vivir de
acuerdo a las prescripciones de la Iglesia.
En un sentido más amplio, es la unión de dos personas mediante determinados ritos
o formalidades legales y que es reconocida por la ley como familia.
Colombia es uno de los países más liberales del hemisferio occidental, se permite
que los homosexuales ingresen a las fuerzas armadas abiertamente; la ley no
establece ninguna distinción respecto a las relaciones sexuales entre personas del
mismo sexo, y la edad de consentimiento es la misma que para las parejas
heterosexuales, es decir, catorce años. Desde el 20 de junio de 2013, dada la
sentencia de la Corte Constitucional que estipula que, si para esa fecha "el
Congreso no ha legislado sobre el matrimonio igualitario en Colombia, este
empezará a aplicar automáticamente", el matrimonio entre personas del mismo
sexo está permitido en Colombia, originando los mismos deberes y derechos que el
heterosexual. Sin embargo, dicha situación se tornó compleja, ya que no se
estableció qué tipo de unión debía aplicarse y muchos notarios realizaban uniones
bajo la figura de contrato solemne. Dicha situación cambió el 7 de abril de 2016,
cuando la Corte falló a favor del matrimonio igualitario, donde resolvió que su vínculo
no puede tener un nombre diferente al del matrimonio civil, pues darle otra categoría
“desconoce los derechos fundamentales de los gais a la igualdad, la libertad y a no
ser discriminados”, según la sentencia.
Con el histórico fallo todas las parejas LGBTI que se hayan unido bajo la figura de
unión solemne –permitida por la Corte desde el 2013– y las que se quieran casar
de ahora en adelante, se considerarán un matrimonio, con los mismos efectos que
tiene el de las parejas heterosexuales.