El marco histórico de la muerte de Jesús.

No cabe ninguna duda de que Jesús fue ejecutado en una cruz. En lo que respecta al modo en
que murió no hay discusiones. Ahora bien lo que no es tan fácil de determinar es el día
concreto de la crucifixión. Hay coincidencia entre los cuatro evangelistas en afirmar que fue
viernes de la semana santa judía. Lo que se discute es si fue el 14 o el 15 del mes de nisán
quizá (marzo o abril). Para los evangelios sinópticos la última cena fue una cena pascual, por lo
que Jesús habría muerto el 15 del mes de nisán. Esto no ocurre así en el evangelio de Juan, ya
que para este evangelista Jesús murió en la preparación de la pascua. (Cfr. Jn 19, 14). El día en
que se sacrificaban los corderos en el templo. O sea el día 14 del mes de nisán.

Este es el motivo por el cual Juan no presenta la última cena como una cena pascual, sino más
bien como una cena de despedida. En ambos juega un papel fundamental el interés por el
mensaje que se busca transmitir. Por un lado los sinópticos quieren resaltar el carácter pascual
de la cena de Jesús y por otro lado a Juan le interesa presentar a Jesús como el verdadero
cordero pascual. No es fácil decidir la cuestión, sin embargo lo que inclinaría la balanza a favor
de Juan es el hecho de que el sanedrín se haya reunido. Es improbable que se reuniera en el
día más solemne de los judíos. Otros datos que favorecen al relato de Juan son los hechos de
que los discípulos y los esbirros llevaran armas. Mediante cálculos astronómicos se concluye
que el día 7 de abril del año 30d.c. fue la muerte de Jesús.

La crucifixión era una forma de ejecución que se aplicaba sobre todo a los esclavos. Los
ciudadanos romanos no podían ser crucificados, sino sólo decapitados. Esa es la diferencia
entre la muerte de Pablo y Pedro. Ambos ejecutados en roma. Uno decapitado y el otro
crucificado. La crucifixión no era considerada sólo una muerte muy cruel, sino también
sumamente infame. Jesús fue ejecutado como un rebelde político lo prueba el titulus crucis:
Rey de los Judíos Mc.15, 26. Los enemigos de Jesús aprovechando la ignorancia de los
romanos respecto a la división entre los distintos grupos de judíos, pudieron fácilmente
convencer a Pilato de que Jesús era un zelote y acusarlo. Sumado esto a que Pilato no tenía
una buena posición en Roma y por eso era fácil presionarlo.

Más difícil es la cuestión de por qué lo condenó el sanedrín. Parece que en el proceso de Jesús
intervinieron dos cosas: la cuestión mesiánica y las palabras de Jesús sobre la destrucción del
templo Mc, 14, 53-65. Con ello se buscaba probar que Jesús era un falso profeta, para lo cual
estaba prevista la pena de muerte. Lv 24, 16. Dt 13, 5s. Jr 14, 14. Juegan a favor de esta
postura las burlas que le hacen a Jesús. Vestido con un manto púrpura juegan a la gallina ciega
y le piden que profetice quién lo golpeó. Todo esto discurre en el escenario superficial de la
historia. Para el nuevo testamento y para la tradición la muerte de Jesús tiene otra dimensión
más profunda.