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Prof. Maritza Medina Apaéstegui del área de Comunicación de la I.E “Cristo rey” 80403
Compañeras del aula de 5to “A” de la I.E Cristo Rey tengan ustedes muy buenas tardes.
Esta es una historia donde había un niño llamado Marcelo que tenía 8 años de edad. Un
día empezó a llegar a su casa con varios objetos que había robado en la escuela. Más de
una vez la abuela que lo criaba le habló y le regañó entre lágrimas. Pero el niño seguía con
su mal comportamiento. Hasta que un día su abuelita le dijo que le quemaría la mano si
volvía a caer. Y la abuela debía cumplir su palabra, entonces tomó una larga aguja de tejer
y la calentó hasta que arda. Después tomó a Marcelo entre sus rodillas, y le ordenó que
mirara atentamente lo que iba a hacer. Entonces la abuelita lo traspasó su mano de
Marcelo y ahí el niño sintió el olor a carne quemada. Vio la mano horadada de su propia
abuelita, y comprendió de que esa forma ella expresaba su gran dolor por el mal
comportamiento de él. Desde ese día, cuando Marcelito sentía la tentación de robar,
recordaba el sacrificio de su abuelita y seguía siendo honrado.
Como sabemos Jesús una vez padeció por nosotros en la cruz. Sus manos fueron clavadas
y sufrió terrible dolor. Cuanto más recordaremos ese Sacrificio de Amor que Jesús pudo
pagar en la cruz de su muerte, es decir, la consecuencia del pecado de todos los seres
humanos conduce inevitablemente a la muerte.
Finalmente, lo que nos ha dado entender es reflexionar lo que Jesús hizo por nosotros,
porque dio su vida por nuestros pecados. Como dice un dicho un camino puede tener
subidas y bajadas, como en la vida con éxitos y fracasos pero recuerda que el camino de
Jesús siempre sube, porque lleva a la cumbre. Ahora les invito a profundizar cuan hermoso
fue el sacrifico que Jesús dio su vida por nosotros en la cruz por nuestros pecados.