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EL ARREBATO1

Dr. Teología Biblica


César O. Carbullanca N.
Pontificia Universidad Católica de Chile
Centro de Estudios de la religión UC

1.Terminología del arrebato ...................................................................................................................................... 1


2.El arrebato en el judaísmo tardío y en el mundo circundante ................................................................................ 1
2.1. 1 Enoch. ....................................................................................................................................................... 3
2.2. Jubileos. ....................................................................................................................................................... 3
2.3. Parábolas de Enoch ...................................................................................................................................... 4
2.4. Ascensión de Moisés .......................................................................................................................................... 4
2.5. Testamento de los XII Patriarcas........................................................................................................................ 4
3.Sociología del arrebato........................................................................................................................................... 5
4.El arrebato en el NT ............................................................................................................................................... 5
4.1. Fuente de los dichos ..................................................................................................................................... 6
4.2. Marcos… ..................................................................................................................................................... 6
4.3. Lucas…........................................................................................................................................................ 7
5.El arrebato (avrpaxw) como modelo de resurrección ............................................................................................. 7
6.El arrebato en 1 Tes 4, 13 – 18 ............................................................................................................................... 8
7. Otros escritos ........................................................................................................................................................ 8
8. Bibliografía ........................................................................................................................................................... 9

1. Terminología del arrebato

La terminología del arrebato en el Nuevo Testamento comprende varios vocablos, podemos


enumerar sin agotar la lista, los verbos avnalamba,nw, avnabai,nw y sus derivados. El texto de Gn 5, 24
utiliza el verbo hebreo ‘’ que la Septuaginta traduce con el verbo ‘metati,qhmi ’; en cambio en 2
Re 2,11 utiliza el verbo que la Septuaginta traduce por avnalamba,nw y en textos de profetas
tomados por el espíritu como Ez 2,2;3,12.14;8,3;11,1.24 utiliza el verbo levantar” y es
traducido en la LXX usando también el verbo avnalamba,nw;y en ocasiones avnabai,nw como en Ez
11,24.

Hay que decir que la terminología es imprecisa y su variedad indica varias cosas: primero, no
pareciera que sea un término técnico, más bien cada autor o tradición ha elaborado y profundizado
el mensaje que ha creído sin considerar un particular significado teológico asociado a dicho
término; segundo, el alcance teológico de estos textos hay que verlo de forma separada, ya que
algunos de éstos toman su consistencia y sentido teológico sólo después de un a veces largo
desarrollo interpretativo que pertenece a etapas posteriores; y tercero, el tema del arrebato hay que
comprenderlo por tanto dentro de un amplia gama de vocablos que tienen como fin, explicar la
irrupción del hombre en la esfera divina.

2. El arrebato en el judaísmo tardío y en el mundo circundante

J. D. Tabor (1980) señala que el NT es parte del proceso de helenización en el cual la terminología
de resurrección, inmortalidad del alma, y ascenso a los cielos se atienen a lo es el horizonte y la
norma más que la excepción. En efecto, el imaginario es extensamente comprobado en esta época,
según A. Strobel (1967) está presente en los siguientes lugares: Enoch (Gn 5,24);Moisés (Deut

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Publicado en César Carbullanca Núñez ,El arrebato, en Alfonso Ropero (ed.)Gran Diccionario
Enciclopédico de la Biblia, Editorial Clie, España, 2013, 215-220
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34,6); Jos Ant 4,8,48;bSota 13b; Sifre Deut par 357; Elias (2Re 2,11;Mal 3,23 [LXX]; Sir 48,9
;1En 89,52;93,8;1Mac 2,58; Jos Ant 9,2.2); Jeremías (2Re 25,26;Mt 16,24; 2 Mac 13,14); Baruc
(Jer 45,5; syr Bar Apoc II,3,4 [13,3];VII, 2,1.

En el helenismo este imaginario se encuentra ya establecida en la mitología en donde a


determinados hombres que son arrebatados al cielo por los dioses, como es el caso de Rómulo,
Hércules, Empedocles, Alejandro Magno y Apolonio de Tyana, se le atribuyen poderes milagrosos
y un mismo modelo en el momento de su fin en el mundo físico, elevándose a los cielos y
desapareciendo. Este esquema responde al de los hombres divinos presentes en la cultura helenista,
asi como a los que refleja la apocalíptica judía.

J.D. Tabor clasifica en cuatro categorías el motivo del ascenso a los cielos:

el ascenso como invasión en el mundo divino;


el segundo como obtención de una revelación;
el tercero como adquisición de la vida divina;
el ultimo es “gustar anticipadamente del mundo divino”.

Durante el período del judaísmo tardío y la primera generación de cristiano esto es completamente
válido; como está dicho, los escritos del Nuevo Testamento utilizan diversos modelos para expresar
aquello que previamente es creído y confesado. Según Schillebeeckx, el envío de mensajeros
divinos y su posterior arrebato a los cielos, guarda relación con la cristología del Qeioj avnh,r
presente en los evangelios. Tanto el nacimiento como la muerte de estos héroes están acompañados
por hechos espectaculares: realización de signos milagrosos y su misteriosa desaparición. Para
Schillebeeckx se trata de una idea presente tanto en el mundo grecorromano como judeo helenista.
Es ampliamente compartida en el antiguo mundo, e incluso en la misma Palestina.. Según esta
perspectiva la vida encarnada del hombre divino, es entendida como epifanía, su ser se manifiesta
históricamente y realiza señales milagrosas que legitiman su actuación como enviado de los dioses.
Luego de realizada su misión debe volver a los cielos. Es importante hacer notar que este esquema
mítico se confunde con otro similar en el cual el profeta visionario, es enviado a la tierra y es
arrebatado luego de ser martirizado. En este sentido es importante hacer notar que a través de las
figuras de Moisés o Elías como un Qeioj avnh,r o profeta escatológico se relacionan corrientes del
judaísmo heterodoxo tan diversas como la apocalíptica judía, la diáspora judía y la gnosis judía.

En textos veterotestamentarios, el imaginario del arrebato se relaciona con el desplazamiento que el


hombre de Dios, debe realizar a causa de su envío, el cual se manifiesta a partir de dos modelos: el
primero, da cuenta de la idea de que un hombre es tomado por Dios y llevado a su lado, como es el
caso de Enoch en Gn 5, 24 y el segundo se expresa como un traslado local (ver Ez 8,3; 11, 1. 24;
37, 1; 40, 1; 43, 1; 47, 6 anelaben h;gage,n me), en donde el profeta corre velozmente o es tomado por
Yahvéh y es llevado a otro sitio. Un aspecto de estos relatos, que tiene una función legitimadora, es
la idea asociada y característica desde el texto de la Septuaginta Gn 5,24 “ouvc ἡuri,sketo” que el
cuerpo de Enoch y Elías o la tumba de Moisés o Melquisedec no son encontrados. La creencia del
desconocimiento del origen como del fin se asume en estos relatos como constitutiva de la esfera
divina. Esto sucede con Enoch y Elías, Moisés, Melquisedec y Jesús. Este carácter misterioso da
sentido al último traslado y no sólo da cuenta de la legitimación del carácter heroico del que es
arrebatado, sino también de las enseñanzas no oficiales que éste deja a sus discípulos.
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2.1. 1 Enoch

En la tradición presente en 1 Enoch 12,1 se dice pro. τoutwn tw,n lo,gwn elhnfqh Enw,c kai. ou.deij
tῶn avnqrw,pwn evpi,cori th| ora,sei, (ver 70,1.2;71,1.5). La traducción de Piñero (1984, 49 nota 1)
dice “antes de estos sucesos, Henoc estaba oculto, y ninguno de los hijos de los hombres, sabía
dónde se escondía, dónde estaba, ni qué era de él”. Esta es la versión del manuscrito Etíope; en
cambio el manuscrito griego traduce ‘ser arrebatado’. Esta equivalencia entre ‘ser arrebatado’ y ‘ser
oculto’ es importante mantenerla pues se refleja también en 1Enoch 61, 7: “pues desde el principio
estuvo oculto el hijo del hombre” como en textos neotestamentarios (ver Jn 1,31; 7,10; 12,36; Hch
1,9). Según esto, el tema del ‘arrebato’ guarda relación con el principio de ignorancia según el cual
los impíos desconocen el origen, el fin y el sentido de la historia y de los planes divinos en general.
Ahora bien, en 1Enoch, la sección 1-5 es introductoria , el concepto de ser ‘arrebatado’ está en
relación a la dikai,sunh qeoῦ, por esto caracteriza a Enoch como un dikai,ouj (1,1); la promesa
escatológica hecha a los justos y elegidos remite a la protección y paz; en otros lugares se afirma
que se manifestará la misericordia, serán todos de Dios…se manifestará a ellos la luz” (1,8); a
donde se promete a los justos un nombre nuevo (5,6) ; heredarán la tierra (5,6.7); “se revelará a
todos la sabiduría” (5,8); “ellos vivirán” (5,8). Enoch es arrebatado en vista de ser testigo ante Dios
contra la impiedad de los Vigilantes y de los impíos en el día del juicio.

2.2. Jubileos

La tradición presente Gn 5,24 es reinterpretada en el libro de los Jubileos muestra a Enoch quien fue
‘elevado’ de entre los hijos de los hombres al jardín del Edén “para gloria y honor” (4,23). Sin tener
que experimentar la muerte. Es adoctrinado por los ángeles acerca de los misterios celestes y del
cosmos. En diversas ocasiones es descrito como escriba y testigo del altísimo (1Enoch 12,4). El
mismo será una señal para dar testimonio contra los hijos de los hombres en el día del juicio (4,24).
Esta teología del martirio originaria de grupos apocalípticos, describa a Enoch como el primer de
muchos mártires (4,18) que tiene como misión ser enviados a la tierra para dar testimonio asi p.e.
Jub 1,12 “enviare a ellos testigos para exhortarlos, pero no escucharan incluso mataran”. La
expresión de ‘gloria y honor’ asi como el ser arrebatado’ en el caso de Elías y Moisés, no se
confunde como un incremento o potenciación en el ser del testigo, sino una función divina, que
comparten ángeles, profetas y siervos ante el trono de Yahvéh y en este sentido se debe comprender
como anticipo del eschaton.asi p.e. en LXX Sir 44,16 (kai. metete,qh ὑpo,deigma metanoi,aj taῖíj
geneaῖj) Enoch “fue trasladado, como señal de conversión para las generaciones”.

Esta tradición (Enoch/Jubileos) vinculada al testimonio/martirio, está presente en la tradición que va


desde Enoch a Ap 11, los mártires son los separados/trasladados a los cielos (entrückten). La
tradición pre-exílica de Gn 5,24 y 2 Re 2, 11 se amplía durante el post-destierro a otros sujetos
escatológicos como Baruc, Melquisedec, el Hijo del hombre; podríamos decir que durante este
período es el pueblo quien progresivamente se transforma en el sujeto del eschaton. En este sentido
se ha querido ver que mártires gustan anticipadamente del eschaton, como testigos del juicio,
prometido a todos los elegidos, y se comprende que con el arrebato se legitima el mensaje dado por
el profeta a sus discípulos aplicando la figura del arrebatado a una teología del martirio, en donde
éste deja el mundo de los hombres para pasar a un plano divino. En relación a este punto, es preciso
señalar el equívoco de A. Strobel quien diferencia el concepto de ‘exaltación’ del ‘arrebato’ (1967,
64-71) pues opina que el arrebato’ ‘sólo retira al elegido de la mirada de los hombres’, mientras que
la exaltación hace patente la trascendencia en su función escatológica (p.65). Ciertamente, hay que
decir que el término ‘arrebato’ es diverso e incluso anterior al de exaltación en razón de su origen
pre-exílico, mientras que el de exaltación está remitido al periodo posterior al exilio y perteneciente
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particularmente a la terminología del deutero-Isaías, inspirada en sagas sapienciales como las de


José en Egipto las que están interesadas en subrayar la reivindicación de justo en esta vida; pero
además, hay que decir que ambos poseen una carga teológica distinta y han evolucionado desde
contexto sociales y literarios diferentes pero que tienen en común el paradigma de humillación y
persecución de los justos durante la época del judaísmo tardío. Durante el periodo post-exilico, de
diversos sujetos como Adán, Moisés, Abel, el Hijo del hombre, Metatrón se predica que han sido
entronizados en el cielo junto a Yahvéh o incluso que han ocupado su trono glorioso.

2.3. Parábolas de Enoch

Centrándonos en textos post-destierro y específicamente de la crisis macabea, en los textos de


1Enoch 12, 24; LXX Sir 44,16 efectivamente expresa que Enoch cumple funciones escatológicas.
Pero además encontramos durante este período, relatos como 1 En 89, 1. 36.38. 52, en donde la
figura de Noé llega a ser un hombre (89, 1.9); en 1 En 90, 6-19.22. 31-38; 4Q204 fr. 4, 10, ambos
perteneciente a las Parábolas de Enoch; en los vv.36. 38, es Moisés quien es descrito como una
oveja que se convierte en ‘hombre’: “vi también en esta visión que aquella oveja se convertía en
hombre, construía una casa del Señor…”. El texto corresponde a Enoch 4Q204 fr. 4, 10: “(el
cordero) llegó a ser un hombre y construyó un templo” la expresión aramea es
. También en 1 Enoch 89, 52 dice probablemente referido a Elías: “Una de
ellas (ovejas) se salvó y no fue muerta…el dueño de las ovejas la salvó de manos de éstas. La subió
a mi lugar (Enoch) y la colocó conmigo”. En estas tradiciones apocalípticas existen dos modelos: uno
temporal, en donde se trata de un  “llegar a ser hombre” o “convertirse”; la otra, es espacial, consiste
en el “descenso” o “ascenso” de un “hombre”. Ambos esquemas representan una transformación del estatuto
del enviado, no se trata tan sólo de una ‘Vorstufe’ sino que diversos esquemas de transformación son
utilizados por el pueblo en un contexto histórico de martirio y persecución.

2.4. Ascensión de Moisés

Finalmente, en el análisis de AscMoises 10, 9, Taxo asciende al cielo. (10,1) y es instituido sumo
sacerdote en el cielo; antes de morir, exhorta a sus hijos a seguir fieles a la Ley y aceptar el martirio
(10,11-15); de manera similar a 2 Mac 7, donde es reconocida su dependencia del modelo griego de
‘morir por’ (Hengel, 1981,7). Esto refleja que ambos textos fueron entendidos como exhortatio ad
martirum. Pero además muestra que la variedad terminológica no permite sacar una conclusión de
este tipo. Más bien hay que decir que se trata de un motivo que avanza y se profundiza gracias a
diversas experiencias del pueblo de Israel. Al respecto es significativo el texto de 1Mac 2,58 el que
establece la relación causal del arrebatado de Elías a los cielos que no aparece en 2Re 2, 4-5. Esta
corresponde a una relectura martirial que se hace de Elías durante este período: “por su celo de la
Ley Elías fue arrebatado avnelh,mfqh al cielo”. Esto muestra que el término avnalamba,nw ha sufrido
un cambio semántico, relativo a la causa por la cual el héroe es arrebatado.

2.5. Testamento de los XII Patriarcas

En el Testamento XII Patriarcas expresa que en los últimos tiempos, aumentará la violencia, la
injusticia, los sacerdotes y jueces violan las leyes, etc. En el capítulo V, 3 relata el sueño de Neftalí
y Leví, el primero, el sueño del sol y la luna, Leví toma el sol y Judá la luna, señala el relato que
ambos “fueron elevados”.
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3. Sociología del arrebato

Desde un análisis epistémico y sociológico, el anuncio y proclamación de la resurrección fue


realizado desde una ideología apocalíptica, común a diversos grupos pertenecientes a esta corriente,
a partir de la cual se extraen una serie de imágenes del eschaton que generan algo así como una
primera ideología cristiana.

Para un estudio de la sociología del arrebato, es significativo constatar el hecho que los libros
apocalípticos acostumbran a nombrar a hombres carismáticos que son arrebatados al cielo, y que
escuchan o ven las realidades divinas, por ejemplo, la de las siete tablas escondidas en el cielo (ver
4Q180; 4Qjub); éxtasis y visión de una entrega de vestimentas sacerdotales o visión de una apertura
de los cielos (ver 4Q213 fr.1 col. I (CTLevi ar 1Q21); 11QMelq); la visión de la carroza de Yahveh
(4Q405) o la entronización de personajes semi-divinos en el cielo (4Q491c.). Estas acciones de
personajes o grupos carismáticos no deben ser comprendidas en términos ‘espirituales’, sino más
bien como una contraideología opuesta a la de grupos que negaban dichas revelaciones en este
sentido el término ‘lamba,nw’ o ‘analamba,nw’ es utilizado por grupos apocalípticos judíos y
cristianos diferentes. No obstante sus diferencias, en estos grupos hay un común denominador de un
sentimiento de que las mediaciones como el templo de Jerusalén y la Ley han perdido su validez
para conocer la voluntad divina y ya no es posible el encuentro con Yahvéh a través de éstos. No
significa que todos estos grupos sean radicales y rupturistas; algunos de éstos como Jubileos
muestra una actitud más bien reformista; por otra parte, estos grupos recogen muestran una forma
de pensar ‘epocal’, es decir, la conciencia de encontrarse frente a una nueva era.

4. El arrebato en el NT

El uso del paradigma del arrebato como significado de la resurrección se encuentra utilizado en
variadas ocasiones en los escritos del NT utilizando dos términos analamba,nw, avrpazw (ver Lc
17,34-35;Mt 24,40; Mc 16,19; Hch 1,2; 8, 39-40; 2 Cor 12, 2. 4; Heb 11, 5; 1Tim 3,6); también Ap
11, 12 como avnabai,nw; 12, 5; 1 Tes 4, 17; Mt 11, 12; Hch 1, 9-11; Mc 2, 18-20; Lc 24, 51; Ev.
Pedro V, 19; Ev. Nic XV, 3. 6; XVI, 6). Esto expresa que esta idea está presente en diversos
estratos de la tradición sinóptica y se presenta como una de las primeras reflexiones cristianas del
hecho pascual, la que vincula en algunos textos evangélicos el motivo del arrebato con una
corrección a la cristología del theios aner, utilizando el arrebato de Elías como paradigma que
explica la resurrección de Jesús vinculada a la pasión y martirio (ver Mc 16, 19; Hch 3, 18- 21; Ap
12, 5) y con ello se exhorta a aquellos cristianos perseguidos a causa de su fe, a los cuales se le
aplica, para designar su futuro, la terminología de la “resurrección de los muertos”, o del
“despertar” (ver 1 Tes 4, 17 ). Desde esto se puede pensar que la figura de Elías enviado antes del
juicio según Mal 3, 23 pudo ser comprendida como un profeta mártir en algunos círculos judíos,
entendido como un hombre divino por sus acciones milagrosas de cerrar y abrir los cielos con el
poder de su oración (ver 1Re 17, 1. 7; Si 48, 2-3; St 5, 17-18), de hacer llover fuego (ver 1Re 18,
38; Sir 48, 3) y de resucitar muertos (Si 48, 5).
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4.1. Fuente de los dichos

De acuerdo al tenor de la fuente el dicho de Q Lc 12, 8s que dice “el Hijo del hombres confesará a
él delante de los ángeles de Dios” (ὁ ui,oj toῦ avnqrw,poῦ ὁmologh,sei evn autῶ emproσqen tῶn
avggelῶn toῦ qeoῦ) refleja el supuesto del Hijo del hombre delante del trono de Dios, más que
exaltado en el trono de Dios. También en el dicho de Q17, 34//Mt 24,40 “uno será arrebatado
(paralhmfqh,setai) y el otro dejado” (Q Lc 17,34) se mueve en el horizonte de la escatología
apocalíptica (Tuckett,1997, 161), presente en el 1 Enoch en el cual el arrebato se relaciona con el
juicio divino que sobrevendrá con el Diluvio. El autor está motivado por expresar la inminente y
repentina venida del Hijo del hombre, la figura del Diluvio y de la destrucción de Sodoma son
imágenes potentes del juicio divino. Esta misma nota de llamado a la vigilancia aparece en el dicho
de Q 12,39/Mt 24, 43 “si el dueño de casa supiese a qué hora viene el ladrón (ὁ kle,pthj) no dejaría
que le abriese un boquete en su casa”. La imagen del ‘ladrón’ frecuente en textos escatológicos
guarda relación con el verbo avrpa,xw (ver Mt12, 29) ‘robar’, ‘saquear’.

En el dicho de Q 17,34 los días del Hijo del hombre (vv.22.26) es una expresión paralela a la de “en
los días de Noé” y “en los días de Lot” (vv.26.28) cuando sobrevino el diluvio y ‘la destrucción de
todos’ (vv.27.29). Tomando en cuenta que el motivo del arrebato en este dicho de la fuente de los
dichos está en relación al “día del Hijo del hombre” (vv.30.31); en la versión de Mt “la parusía del
Hijo del hombre (24,39); también como “la venida del Señor” (v.42), es posible concluir que
estamos en presencia de un temprano estadio de la cristología la cual no considera la terminología
de la resurrección del Señor y comprende la función del Hijo del hombre en cuanto juez
escatológico.

4.2. Marcos

El modelo se desarrolla en los siguientes lugares (2, 20; 9,1.2-8; 16, 19). Como se puede comprobar
en los textos de Mc 2,20 “vendrán días cuando sea arrebatado (avparqh avp auvtwn) el novio” y el 9, 1
“algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte” (ver Ev Tomás 1, 1) es claro que el modelo
del arrebato está presente en la narración de Marcos. El relato de la transfiguración Mc 9, 2-8
contextualiza diferentes modelos de trascendencia de la muerte, en este sentido la figura del Elías
redivivus es reinterpretado a partir de la tradición de la muerte violenta de los profetas (9, 11-13) En
el epilogo del evangelio 16,19 “después de hablarles, ‘fue arrebatado’ (avnelh,mfqh) al cielo y se
sentó a la diestra de Dios”; en este dicho presenta claramente dos tradiciones relativas a la
resurrección de Jesús: el arrebatado a los cielos (2,20) y la entronización del Hijo del hombre en los
cielos que también vemos en Mc 14, 62 y que presupone la terminología ὑyo,w (Hch 2,33) .

Tal como aparece desarrollado en el texto de 2 Re 2, 2-18, el paradigma del arrebato está en
relación al tema del discipulado. Este esquema también lo encontramos en el relato de Marcos. Si
bien es cierto que el relato de 2 Re 2, 2-18 le sirve a Marcos para introducir el tema del discipulado
también es cierto que lo hace realizando una corrección a la perspectiva de Elías como Qeioj avnh,r,
En este sentido tiene razón Fuller al señalar que “Marcos pretendía quitar fuerza al motivo de la
epifanía en interés de su kerigma de la cruz y resurrección”(1979, 244). En efecto, ya en el prólogo
de su evangelio, Marcos describe la persona de Juan en relación al profeta, esto no tiene como
objeto una comparación detallada, sino que establece una relación con 2Re 2, 13-14 en donde se
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desarrolla a través del motivo del manto de Elías, de la marcha a Jericó y la entrega del espíritu
profético, el tema del maestro-discípulo.

El paradigma de Elías expresa que el discípulo es quien sigue al Maestro hasta su muerte y el
espíritu del Maestro es transmitido al discípulo siempre y cuando éste acompaña al Maestro hasta
que desaparece de este mundo. Eliseo acompaña a Elías hasta que éste es arrebatado en un
torbellino, los hijos de los profetas “ven desde lejos” a Elías, sólo Eliseo es el auténtico discípulo de
Elías. En el relato sinóptico, e incluso en Juan, aparece este esquema en Mc 14, 40. 54 Pedro sigue
de “lejos” a Jesús; algunas mujeres también “miran de lejos”. Ellas ven donde ponen el cuerpo (15,
47). Las mujeres y apóstoles no encuentran el cuerpo de Jesús (16, 4), al igual que los hijos de los
profetas y al igual que en el relato del rapto de Elías pasan tres días sin encontrar el cuerpo (8, 31;
14, 58), signo de que Dios ha arrebatado a Jesús (ver Ev. Nic XV, 3. 6; XVI, 6).

4.3. Lucas

Lucas adopta el horizonte común a la de los profetas del Antiguo Testamento, pero los supera, al
señalar que el desplazamiento de Jesús al desierto es lleno del espíritu (plh,rhj pneu,matoj a`gi,ou) asi
en Lc 4,1 utiliza ἀγω: “fue llevado (h;geto) en el espíritu al desierto”. Pero además comparte con la
expectativa judía cuando en el relato de Lc 16, 22 muestra claramente que la visión del evangelista,
está de acuerdo a la escatología judía. La terminología utilizada es el verbo avpofe,rw: “murió el
pobre y fue llevado (avpenecqh/nai) por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue
enterrado”. Lo mismo podemos decir al estudiar las tempranas tradiciones presente en Hch1,9
“viéndolo ellos, fue arrebatado (evph,rqh) y lo recibió una nube que lo ocultó (u`pe,laben) de sus ojos”
y en 1,22 “comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue arrebatado (avnelh.mfqh)
de nosotros y recibido arriba, es preciso que uno sea con nosotros testigo de la resurrección”
(ma,rtura thj avnasta,sewj auvtou). Esta continuidad con la convicción que los justos y mártires son
arrebatados al cielo, queda condicionada por el testimonio de la resurrección. El término ma,rtuj, se
relaciona ya no con el juicio o la venida del Hijo del hombre como en Q, sino con el de
resurrección. Pero sobre todo, en el plan literario de Lucas, a partir de 9,51 el evangelista vincula el
tema de la ascensión a Jerusalén con la de su ascensión al cielo. Si bien es cierto, en el evangelio
lucano hay una gran cantidad de materiales relativos al profeta Elías, el evangelista ha querido
desmarcar la figura del Jesús de la de Elías (ver Lc 4,26; 9,8.30.54) para colocar a Cristo sobre todo
como la del mártir (ver Lc 22,28.39-46; Hch1,3; 26,23). A partir de este momento Jesús se resuelve
a subir a Jerusalén, que es el inicio de su ascensión; por esto en Lc 9,51 se habla de “su ascensión”
avnalh,myewj auvtou/; que no finaliza en este punto sino que alcanza a los acontecimientos pascuales
como lo señala el evangelista en Lc 24,51 “se separó de ellos y fue llevado (avnefe,reto) al cielo”.

5. El arrebato (avrpaxw) como modelo de resurrección

Hemos sostenido la variedad de formulación que se producen en el cristianismo naciente en relación


con la resurrección de Cristo; ésta fue formulada desde el paradigma del arrebato, de la
entronización; así, textos como Lc 12, 8s; Mt 19, 28; Mc 14, 62 se inscriben en esta visión y
muestran a un Jesús que es expresamente confesado en los cielos como el Hijo del hombre que ha
sido instalado como Señor en el cielo.

En textos paulinos tempranos como el de 1 Tes 4, 17 “seremos arrebatados (a`rpaghso,meqa)


juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el
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Señor” En este plano, el motivo escatológico de la resurrección se basó en el modelo dado en el


texto de 2Re 2, 4-5 del arrebato. Así, la cuestión de los que aún sobreviven se resuelve mediante el
esquema de “ser arrebatados” a`rpaghso,meqa “seréis arrebatados”, mientras que la resurrección se
predica sólo de aquellos que ya han muerto. De esta manera, se considera el arrebato como el modo
por el cual los cristianos que aún sobreviven participarán de la venida del Señor sin pasar por la
muerte, así se justifica la utilización de un paradigma en donde el arrebato es comprendido como
modelo que pretende explicar los eventos escatológicos cuando todavía la primera generación de
cristianos sobrevive y se piensa que el Hijo del hombre vendrá “con poder”, de acuerdo a la
expectativa de la inminencia de la parusía. Así se explica que el hecho del arrebato de los cristianos
está referido a la venida del Hijo del hombre, siguiendo el modelo del arrebato más que el de una
epifanía (ver Q 17,23, Lc 17, 34-35 // Mt 24, 40).

6. El arrebato en 1 Tes 4, 13 – 18

El término avrpa,zw significa 1) arrebatar, robar, tomar por la fuerza; 2) arrastrar algo. Aplicado al
caso particular del arrobamiento aparece en el NT cinco veces. En Hch 8,39 Felipe es arrebatado
por el Espíritu después de bautizar al eunuco etíope. Aquí vemos el sentido del traslado típico de
este campo semántico. El texto de 2Co 12,2-4 menciona el arrebatamiento de Pablo que fue
trasladado al tercer cielo y en 1 Tes 4, 13-18, el tema de los eventos escatológicos (resurrección y
parusía) son mencionados por Pablo en las dos cartas en términos similares, tanto en
1Tesaloniscenses como en 1 Corintios. Tomando en cuenta la intertextualidad del relato, el texto de
1 Tes 4, 13-18 muestra relación con los textos de 1 Cor 15 y Mt 24, en donde se expresa la
comprensión que el apóstol tiene sobre la temporalidad de los últimos tiempos, la cual viene dada
por una serie de imágenes: los sufrimientos del presente, el símil del ladrón, la resurrección de
Jesús, “llevar consigo”, “el arrebato”, “muerte” y “parusía”. Esta terminología del arrebato por la
fuerza nos coloca en el ámbito de la comprensión apocalíptica judía del tiempo. Con ello, se pueden
elaborar diversas relaciones: los sufrimientos del apóstol con las persecuciones que la misma
comunidad ha sufrido a causa de su fe (ver 1 Tes 2, 2. 14; 3, 4.7) y esta condición de persecución y
martirio de la comunidad se considera como preludio de los dolores escatológicos (ver Mt 24, 2-
21). A su vez, el tiempo es relacionado a términos como “ser arrebatados” o “resucitar”. De esta
manera, se considera el arrebato como la forma en que los cristianos perseguidos participarán de la
venida del Señor sin pasar por la muerte, mientras que la resurrección se predica sólo de aquellos
que ya han muerto y están en Cristo, de aquí la esperanza apocalíptica del cristianismo presente en
1Cor 15, 3.

Estos datos demuestran que Pablo, al momento de elaborar una teología primitiva para las primeras
comunidades, recurre a las categorías existentes provenientes mayoritariamente de grupos
apocalípticos. Empero, se debe destacar la corrección que éste hace al anuncio apocalíptico en
relación a la resurrección de los muertos; el mensaje de la resurrección expresa la causalidad que
posee la resurrección de Cristo en relación a la de los cristianos. Esta corrección cristológica de la
escatología en la carga simbólica del término resurrección expresa la significación que ésta tiene
para los cristianos: la resurrección es concebida como acontecimiento que transforma nuestra
historia y que es predicada como un hecho ya acontecido en un sujeto de la historia humana: “Cristo
como primicia; luego los de Cristo en su venida” (1 Cor 15, 23). Esto refleja el sentido colectivo y
solidario que tiene la resurrección de Cristo.

7. Otros escritos

Estamos a medio camino con otras formulaciones en donde la cristología neotestamentaria se


desarrollará completamente. Otra expresión en este mismo tenor es 1Tim 3,16 “arrebatado en
9

Gloria” (avnelh.mfqh evn do,xh) himno pre-paulino que mezcla con otra terminología los dos
paradigmas que hemos ya mencionado a propósito de Mc 16,19. En otros textos, como en Ap 12, 5;
11, 12, “subid aquí (avnaba,te w-de). Y subieron al cielo en la nube y vieron a ellos sus enemigos”,
este relato aplica el modelo de Mc 14,62, que representa el modelo de la entronización según el
esquema del arrebato; ambos representan una solución al tema de la persecución y del martirio de
los cristianos sometidos al poder de los impíos; la muerte del que es trasladado es presentada como
martirio de los justos, ante los ojos de sus enemigos, hecho al que le sigue la resurrección de los
mártires o la parusía.

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César Carbullanca Núñez


Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile, 5,11, 2019

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