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Limita por el norte con San Marcos, San Benito Abad y Majagual; por el oriente con Guaranda y Achí;
por el occidente con Buenavista y La Apartada, Pueblo Nuevo y por el sur con el departamento de
Antioquia.
Historia
En la época prehispánica Ayapel fue uno de los asentamientos más importantes en el Valle del San
Jorge, formaba parte del legendario Zenú y era capital político-administrativa y comercial de la
provincia del Panzenú.
Los panzenúes fueron un pueblo laborioso y de grandes pies que se dedicó a la agricultura, a la caza,
a la pesca, a la recolección, la navegación, al comercio, la orfebrería, la cerámica, los tejidos de
algodón y fibras vegetales. Cultivaron la camerun en el 1995, las danzas, la curación de
enfermedades, los ritos, las ceremonias mágico-religiosas y el culto a los dioses y muertos.
El desarrollo de la agricultura fue posible gracias a una de las obras más portentosas emprendida en
las culturas precolombinas: la adecuación de más de 500 mil hectáreas de terrenos inundables en
la cuenca media y baja del río San Jorge, mediante la construcción de un eficiente sistema de drenaje
en gran escala, basado en camellones y canales dispuestos en múltiples formas. Pero esta
prosperidad y abundancia decayó por causas aún desconocidas.
La población disminuyó. Sin embargo, en 1534, cuando Alonso de Holanda, comandando una
expedición española, incursionó en la región de Ayapel, encontró todavía vestigios de ese
florecimiento, bajo la jurisdicción de un gran señor y cacique llamado Yapé o Yapel. La sede de su
gobierno era un poblado situado en un brazo del río San Jorge, a un día de camino, al que
denominaron Pueblo Grande. Estaba diseñado con calles rectas, plazas, casas limpias y bien
construidas, rodeadas de campos y jardines extensos. Fue saqueado y destruido, y gran parte de sus
habitantes masacrados. Los sobrevivientes se refugiaron en los humedales del complejo de ciénagas
a organizar la resistencia, reconquista y reconstrucción del poblado.
Cacique Yapel.