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CURSO DE FORMACIÓN DE MINISTROS DE LA PALABRA QUE PRESIDEN

LAS ASAMBLEAS DOMINICALES EN AUSENCIA DE PRESBÍTERO


(ADAP)

Fundamentos teológicos

La liturgia constituye una dimensión básica de la vida cristiana y encuentra su punto


culminante en la celebración de la eucaristía dominical. Sin embargo, desde hace algunos
años se viene dando una situación en la que no es posible asegurar la eucaristía cada
domingo en cada parroquia. Ante esta realidad, las comunidades se vienen reuniendo para
celebrar el Día del Señor en un encuentro denominado Asamblea Dominical en Ausencia
de Presbítero (ADAP).

La liturgia es un diálogo ininterrumpido entre Dios y el ser humano que debe prolongarse
en la vida diaria. Por eso, cuando la Palabra es proclamada en la asamblea, constituye un
modo, misterioso y real a la par, de la presencia del Señor entre los suyos.

“La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen de la resurrección de Cristo,
celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón “día del Señor”
o domingo. En este día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios
y participando en la Eucaristía, recuerden la pasión, resurrección y gloria del Señor Jesús y
den gracias a Dios… Por esto, el domingo es la fiesta primordial” de los cristianos (SC
106). El domingo es día de fiesta, de alegría y descanso.

En situaciones normales de la Iglesia la reunión dominical de los cristianos es asamblea


eucarística, donde Jesús viene a nuestro encuentro como salió al camino de los discípulos
de Emaús y “partió el pan” con ellos en la casa (cf. Lc 24,13-35). Las ADAP son, como
dice el nombre, celebraciones “en ausencia de presbítero”, en una situación de escasez de
sacerdotes; una situación no deseada ni ideal, sino deficitaria y especial. Por ello, se
introducen cuando son realmente necesarias. La Eucaristía y la celebración dominical sin
sacerdote no son celebraciones equivalentes ni intercambiables ni se eligen según las
preferencias de los participantes. La estimación de las ADAP no se apoya en la
subestimación de la Eucaristía.

En el domingo se reúnen los cristianos; es el día de la asamblea de la Iglesia. Somos la


familia de la fe que, como toda familia, si no nos reunimos se enfría, debilita y diluye la
comunión eclesial. La asamblea fortalece los lazos entre los cristianos, se prestan unos a
otros el testimonio del Evangelio, rezan juntos, se animan mutuamente a vivir como
discípulos de Jesús.

Es una celebración de la Palabra de Dios en que el Señor, a través de las lecturas de la


Eucaristía del domingo correspondiente, habla a sus fieles y éstos escuchan la voz que los
guía, enseña, conforta, anima la fe, corrige, alienta el amor y la esperanza.
Pueden recibir los participantes la comunión sacramental con las sagradas formas
consagradas en la celebración eucarística anterior. De esta manera la ADAP está unida a la
Eucaristía pasada; y también a la Eucaristía próxima, espoleando en la comunidad la
oración y el trabajo por las vocaciones. La ADAP es una celebración no sólo “en ausencia
de presbítero”, sino también “en espera de presbítero”, en oración por las vocaciones
sacerdotales.

El Día del Señor fue desde el origen el día cristiano por excelencia. La expresión era
una afirmación de fe en Cristo Resucitado. Los creyentes empezaron a re-unirse este día
para celebrar el misterio central de su fe, siguiendo el mandato de Jesús en la Última
Cena: “Haced esto en conmemoración mía” (Lc 22,19; 1 Cor 11,23-26).

Domingo

El domingo es el día indicado para alabar al Creador y agradecer la creación, mediante la


oración y la memoria de las maravillas realizadas por Dios.

El domingo es el día del Señor resucitado y del don del Espíritu. Se convierte, por tanto, en
el día central de la fe.

El domingo es el día de la Iglesia, reunida para celebrar la eucaristía, fuente y cumbre de la


vida eclesial.

El domingo es día de alegría, descanso y solidaridad, en el que la familia, los seres queridos
y las personas necesitadas adquieren especial prioridad.

La asamblea dominical: La asamblea dominical se realiza en su forma más plena en la


Eucaristía.

La Palabra de Dios

El domingo y la celebración de la Eucaristía: forma primordial de asamblea litúrgica

II: Identidad de la ADAP

Comunidad cristiana orientada hacia la Eucaristía: Por ello, aunque el presbítero no


pueda presidir la celebración de la Eucaristía, la Iglesia invita a los fieles a reunirse
cada domingo en asamblea en nombre del Señor. La pertenencia a una comunidad es
vital y constituye el modo normal de vivir la adhesión eclesial. Así, las ADAP se
convierten en respuesta pastoral significativa a las comunidades cristianas que no
tienen garantizada la celebración de la Eucaristía. Son signo del Pueblo de Dios que
vive en un lugar concreto. Mantienen una estrecha relación con la última Eucaristía
celebrada y viven orientadas hacia ella. Así fueron entendidas por el Concilio
Vaticano II.1

Lo que fue previsto como respuesta de emergencia, se ha convertido en muchos


lugares en forma más o menos frecuente de celebrar el domingo. Con todo, ha de
mantenerse la necesidad de la eucaristía y la conexión de la ADAP con ella. Así, se
evitará la confusión con la celebración eucarística. Entre otros aspectos, se mostrará
que la eucaristía es el modo normal de celebración dominical y que la comunión está
en íntima relación con la eucaristía ya celebrada.

1
Cf. SC 35,4.

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