LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LAS INSTALACIONES
EDUCATIVA
Colombia es un país de mucha diversidad cultural y social , en ella se ven reflejadas
gran variedad de prácticas, tendencias y aspectos estéticos que obedecen un sin numero de ideales y preceptos que se enmarcan dentro de las normas constitucionales que protegen el derecho a la libre expresión de la personalidad de cada persona.
Este panorama transciende en todos los ámbitos y se instaura en las instituciones
y planteles educativos, en donde actualmente se evidencian problemáticas, en las cuales se suprimen y atentan el libre desarrollo de la personalidad de los estudiantes, viéndose responsables las estrictas normativas institucionales establecidas por los planteles educativos que imponen patrones estéticos en sus estudiantes. Los establecimientos educativos como instituciones pertenecientes al estado, deben fundarse y crear sus normativas y lineamientos bajo el marco de las leyes y principios constitucionales que cumplan y respeten los derechos establecidos por la Constitución Política de Colombia, Carta Magna y máxima autoridad de nuestro país. El uso de piercings, aretes, tintes en el cabello y como otros elementos complementarios de la imagen están restringidos en el manual de convivencia de algunas instituciones, pero no interfieren en absoluto en el proceso formativo del estudiante implicado y de sus compañeros, pues se trata de artículos y accesorios que no infringen ninguna amenaza en la labor de la institución impartiendo saberes y no conductas ni patrones estéticos .
Los padres de familia y los estudiantes al firmar la matricula e ingresar a la institución
aceptan y se someten a las normativas y lineamientos institucionales establecidos por el plantel educativo. Sin embargo, la ex viceministra de educación Juana Inés Díaz, sostiene que el libre desarrollo de la personalidad es un derecho establecido en la constitución política de 1991 que se le reconoce a todas las personas por el simple hecho de existir, y por ende ha de ser respetado en cualquier circunstancia y contexto; entonces, los colegios con sus normas están atentando contra el derecho de los estudiantes a expresar libremente y sin condicionamiento alguno su personalidad.
Los colegios cuentan con la autonomía de construir su propio reglamento, basado
en la filosofía y cultura que rige la educación prestada por la institución. Así mismo, la Corte Constitucional mediante la sentencia T-695/99 ratifica y explica “que si bien los reglamentos o manuales de convivencia obligan a la entidad que los ha expedido y a sus destinatarios, no pueden desconocer los principios que emanan de la Constitución, sino que deben ser la expresión de dichas normas, porque regulan los derechos y deberes de los estudiantes dentro de la comunidad educativa".
los planteles educativos han de acoplarse a las normativas constitucionales,
proporcionando a sus estudiantes un ambiente propicio en donde estos le garantizan el cumplimiento de sus derechos y principios consagrados en la Constitución. El reto y labor de las instituciones y educadores no es enseñar o imponer un conjunto de conductas o valores específicos mediante estrictas normativas y deberes, al contrario su labor es brindarle al estudiante un contexto y espacio ameno en donde se le proporcione los saberes necesarios para que éste por sí mismo descubra y adquiera su propia personalidad, aceptando y reconociendo su contexto social, la diferencia de ideales y sus deberes y derechos como ciudadano colombiano.