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La Pera

La pera, nativa de Europa oriental y Asia occidental, fue una de las


frutas preferidas de los reyes persas y con posterioridad se aclimató
en Grecia, donde los romanos se familiarizaron con su cultivo.

Fueron ellos quienes la extendieron por el resto de Europa y la


introdujeron en España a través de la cuenca del Ebro. En sus
banquetes no solía faltar.

Actualmente, China lidera la producción mundial seguida de Italia y


EE.UU. España se encuentra entre los grandes productores, sobre
todo de las variedades de verano. Además, buena parte de la
producción se destina al cultivo ecológico, de gran calidad, para un
mercado que no deja de crecer.
Propiedades de la pera
Su gran jugosidad la hace refrescante, útil para aplacar la sed, y un
buen recurso frente al calor del verano, sobre todo si se toma
licuada.

Se trata de una fruta muy pobre en grasas y proteínas, pero


constituye una buena fuente de energía gracias a sus hidratos de
carbono (10,6 %). Estos se encuentran en forma de azúcares simples,
mayoritariamente fructosa, que es bien tolerada por las personas
diabéticas.

Su aporte de vitaminas no es extraordinario, pero contiene 3 mg de


vitamina C por cada 100 gramos y también vitamina E, trazas de
provitamina A y ácido fólico.

Beneficios de la pera para la salud


Las virtudes de la pera pueden enumerarse diciendo que es un
alimento diurético, uricolítico (disuelve el ácido úrico), depurativo,
laxante, remineralizante, estomáquico, astringente y sedante.

De manera que su uso estará indicado sobre todo en estos casos:


reumatismo, gota, artritis, estrés, anemia, diarrea, obesidad e
hipertensión arterial.
Esta fruta constituye una fuente de energía rápida. La mayor parte
de sus calorías se encuentran en forma de azúcares, pero debido a la
presencia de levulosa es muy bien tolerada por los diabéticos.
Es una fruta de fácil y rápida digestión cuando está tierna y madura.
Quienes tengan un aparato digestivo delicado, pueden tomarla
cocida. Pierde así, no obstante, gran parte de su contenido
vitamínico, aunque no los minerales e hidratos de carbono.
La pera ejerce una suave acción astringente y evita la putrefacción y
flatulencias intestinales, típicas por ejemplo de la colitis.
También favorece la eliminación de ácido úrico a través de la orina.
Tiene asimismo un efecto alcalinizante de la sangre, lo que la hace
indicada en dietas depurativas, contribuyendo a neutralizar el
exceso de residuos tóxicos propios de una dieta rica en productos de
origen animal.
También está indicada en el caso de exceso de peso. En efecto,
cuando se desea eliminar grasa o combatir una retención de líquidos,
la pera es un alimento muy conveniente. En primer lugar por su bajo
contenido calórico y en segundo lugar por su elevado poder diurético
(mayor eliminación de agua a través de la orina).
Además, es conocido el efecto hipotensor de la pera por su acción
estimulante de la formación de orina, lo cual ha sido científicamente
comprobado. Ello se debe a la casi nula presencia de sodio (que
retiene agua, aumentando el volumen y la presión de la sangre) y a
su elevado contenido en potasio (125 mg por 100 g), con efecto
contrario.
ES MEJOR CON LA PIEL
La presencia de fibra y flavonoides es mayor en la piel de la pera que
en la pulpa. La fibra, además de aliviar el estreñimiento, enlentece la
absorción de los azúcares de la fruta.

Los flavonoides, unos pigmentos naturales que protegen la fruta de


las radiaciones solares, le otorgan propiedades antioxidantes.

Estos mismos pigmentos, en el organismo, tienen la virtud de


fortalecer y rejuvenecer los tejidos y mejorar la resistencia y
permeabilidad de los vasos sanguíneos.

La pera en la cocina
Existen más de mil variedades de pera, siendo las más comunes en
nuestros mercados: la limonera, ercolina, blanquilla o blanca de
Aranjuez, Williams, Conference y Pera de San Juan.

Estas variedades permiten disponer de la pera gran parte del año, a


precio razonable y sin tener que recurrir a productos de cámara
desvitalizados.

Son ideales en zumos y licuados. Y resultan una delicia en ensalada,


con lechugas variadas y frutos secos. Las lechugas con las que mejor
casan son la endivia y los berros, pues quedan suavizadas.
Siempre que se cocine la pera, en una compota, una tarta o una
crêpe, o simplemente cuando se haga asada, es importante
potenciar el sabor con alguna especia (jengibre, canela o anís
estrellado).

AMIGA DEL CHOCOLATE


También es clásica la combinación de esta fruta con el chocolate, y
la receta que mejor representa esta exquisita alianza es la de "peras
bella Helena", un elegante pero sencillo postre francés del París del
siglo XIX.

Otro maridaje sorprendente es con la castaña, que se puede


disfrutar, por ejemplo, en una compota de peras y castañas asadas.

Se puede acompañar asimismo de frutos secos –nueces, almendras


o avellanas–, que se pueden añadir a mueslis o macedonias junto con
otras frutas, como manzana o plátano.

CONSERVACIÓN
Tras comprarlas, hay que comerlas de inmediato o conservarlas en
la parte baja de la nevera, no más de dos o tres días.

No se deben apilar ni guardar en recipientes herméticos ni bolsas de


plástico. Y hay que rociarlas con limón o sumergirlas con agua fría
para que no se oscurezcan.

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