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Arquetipos Arcaicos.

Andrea Alejandra
Carrisosa Garrido.
El psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung entendió los arquetipos como
patrones e imágenes arcaicas universales que derivan de lo inconsciente colectivo y son la
contraparte psíquica del instinto.1 Son potenciales heredados que se actualizan cuando
entran como imágenes en la consciencia o se manifiestan en el comportamiento en la
interacción con el mundo exterior.2 Son formas autónomas y encubiertas que se
transforman una vez que acceden a la consciencia y se les da una expresión particular por
parte de los individuos y sus culturas. En psicología analítica, los arquetipos son elementos
altamente desarrollados de lo inconsciente colectivo. La existencia de arquetipos solo puede
deducirse indirectamente mediante el uso de relatos, arte, mitos, religiones o sueños.

Los arquetipos en psicología analítica se refieren a formas subyacentes inaprensibles o


arquetipos en si de los cuales emergen imágenes y motivos como la madre, el niño, el
trickster y el diluvio universal, entre otros. La historia, la cultura y el contexto personal
modelan estas representaciones manifiestas, dándoles así su contenido específico. Estas
imágenes y motivos se denominan con mayor precisión imágenes arquetípicas. Sin
embargo, es común que el término arquetipo se use indistintamente para referirse tanto a
los arquetipos en si como a las imágenes arquetípicas.2
Ejemplos
Jung describió eventos arquetípicos: el nacimiento, la muerte, la separación de los padres,
la iniciación, el matrimonio, la unión de los opuestos; figuras arquetípicas: la gran madre, el
padre, el niño, el diablo, dios, el anciano sabio, la anciana sabia, el trickster, el héroe; y
motivos arquetípicos: el apocalipsis, el diluvio, la creación. Aunque el número de
arquetipos es ilimitado, hay algunas imágenes arquetípicas particularmente notables y
recurrentes, "siendo las principales" (según Jung) "la sombra, el anciano sabio, el niño, la
madre... y su contrapartida, la doncella, y finalmente el ánima en el hombre y el ánimus en
la mujer".13 Alternativamente, hablaría de "la aparición de ciertos arquetipos definidos... la
sombra, el animal, el viejo sabio, el ánima, el ánimus, la madre, el niño".14

El sí-mismo designa toda la gama de fenómenos psíquicos en el ser humano. Expresa la


unidad de la personalidad como un todo.

La sombra es una representación del inconsciente personal en su totalidad y, por lo general,


encarna los valores compensatorios de la personalidad consciente. Así, la sombra
representa a menudo el lado oscuro de uno mismo, aquellos aspectos personales que
existen, pero que uno no reconoce o con los cuales no se identifica.15
El arquetipo ánima aparece en los hombres y es su imagen primordial de la mujer.
Representa la expectativa sexual del hombre sobre las mujeres, pero también es un símbolo
de las posibilidades de un hombre, sus tendencias contrasexuales. El arquetipo ánimus es la
imagen análoga de lo masculino que acontece en las mujeres.

Sin embargo, cualquier intento de dar una lista exhaustiva de los arquetipos sería un
ejercicio en gran medida inútil, ya que estos tienden a combinarse entre sí y a intercambiar
cualidades, lo que hace que sea difícil determinar dónde termina un arquetipo y comienza
otro. Por ejemplo, las cualidades del arquetipo de la sombra pueden ser prominentes en una
imagen arquetípica del ánima o ánimus. Un arquetipo también puede aparecer de varias
formas distintas, lo que plantea la pregunta de si son cuatro o cinco arquetipos distintos los
que están presentes o simplemente cuatro o cinco formas de un solo arquetipo.15

Tomado de: /Arquetipo_(psicología_analítica).pdf

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