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VISTOS:
De fojas 131 a 136 los magistrados dan cuenta que efectivamente dictaron
las dos resoluciones que motivan la queja; el tres de mayo del presente año, por
la cual negaron lugar a tener como parte en la reclamación a la Sociedad
recurrente de queja, en atención el estado procesal de la causa respectiva,
decisión que los juridiscentes estiman que resulta a todas luces improcedente
de reclamar por la presente vía, no sólo porque es extemporánea, sino que
tampoco se dan los presupuestos del artículo 545 del Código Orgánico de
Tribunales. Mientras que por la otra, de veintiséis del mismo mes y año,
desecharon la solicitud de nulidad de todo lo obrado y la reposición subsidiaria
contra la anterior decisión, la que atendida su naturaleza, no es de aquellas que
hacen procedente el medio de impugnación aquí intentado, pues no se trata de
una sentencia interlocutoria que ponga término al juicio o haga imposible su
continuación, puesto que la causa en que incide, registraba ya una sentencia
definitiva ejecutoriada.
Por los fundamentos anteriores es que los jueces recurridos afirman que no
han incurrido en ninguna falta o abuso que amerite el presente reclamo,
resaltan que el proceso en que las dictaron, se encuentra ya en etapa de
cumplimiento de la sentencia ejecutoriada allí dictada, y esa Corte de Alzada
carece de facultades legales para rever el asunto.
El anterior veredicto fue objetado para ante esta Corte Suprema, a través de
un recurso de casación en el fondo, deducido por el abogado Héctor Villarroel
Yáñez, asignado a ese proceso por la Dirección General de Aguas (en adelante
DGA), quien más tarde se desistió del mismo, lográndose con ello un "aparente"
estado de ejecutoriedad, que fue establecido en un fallo condenatorio ulterior,
emitido por el Cuarto Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, en la causa RIT 247-
2009, que es de dieciocho de diciembre de dos mil nueve, donde resultó el
mismo profesional ya individualizado, condenado como autor del delito de
prevaricación de abogado, considerando -entre otros hechos- exactamente el
referido a su intervención en la litis sobre reclamación de aguas ya aludida, de la
forma en que ya se ha expresado, estimándose en resumen que la calidad de
firme y ejecutoriada de la resolución que acogió la reclamación, se adquirió por
intermedio de un fraude penal.
SEGUNDO: Que el quejoso agrega que en forma previa, cuando aún el juicio
penal reseñado en el raciocinio antelado estaba en fase investigativa, la Minera
Negreiros intentó apremiar mediante arresto al Director de la DGA, para así
obtener el cumplimiento del fallo dictado en su favor, cuya ejecutoria fuera
lograda fraudulentamente, lo que generó un amparo preventivo en favor del
último, con el Nº 2230-09, correspondiente al mes de abril de dos mil nueve, el
que fue acogido por esta Corte Suprema, expresándose que tal apremio sólo
podía resolverse una vez que finalizara la pesquisa criminal, que en opinión del
compareciente significó un claro mensaje a la Corte de Alzada respectiva, en
orden a que debía considerar ese episodio para resolver el propio.
TERCERO: Que, por lo que toca a las faltas o abusos graves, se resalta que la
Sociedad Química y Minera de Chile S.A. (en adelante SQM), procedió a hacerse
parte en el procedimiento sobre reclamación seguido por Minera Negreiros, por
la presentación de fojas 344, la que con fecha tres de mayo del presente año,
según aparece de fojas 363 y siguientes, fue resuelta en forma negativa,
atendido el estado procesal de la causa. Entonces, se requirió la nulidad de todo
lo obrado, y en subsidio, reposición, las que a fojas 365, fueron también
desestimadas, decisiones ambas que constituyen los motivos de la queja
entablada.
Es así como las faltas o abusos graves se producen porque el estado
procesal de esa causa corresponde actualmente al de una ejecución de
sentencia, por lo tanto aún existe un juicio pendiente, en el que SQM tiene el
derecho a intervenir como tercero coadyuvante de la DGA, lo que fue negado
por los recurridos, asilados en un estado procesal falso de ejecutoria. Invoca el
quejoso los artículos 23, 82 y 232 del Código de Procedimiento Civil y 114 de su
homónimo Orgánico de Tribunales en apoyo de su tesis, y que en lo que
concierne a su interés jurídico y patrimonial, asevera que es actual, por cuanto a
su vez también tiene constituidos derechos de aprovechamiento en el mismo
acuífero, los que se verían seriamente afectados de ejecutarse el laudo cuyo
estado de ejecutoria fue fraudulentamente alcanzado, pues se produciría un
desequilibrio hídrico que podría agotarlo, el que además se ubica en un área de
restricción que impide su sobrexplotación.
d.- Con decreto de dar cuenta del referido arbitrio ante la tercera sala de
este máximo tribunal, el mismo profesional mencionado, en conjunto con el
abogado de la reclamante, Raúl Berríos Villarroel, con fecha veintiuno de enero
de dos mil ocho, presentaron escrito suscrito por ambos ante notario, en el cual
se explica que la DGA ha analizado los antecedentes técnicos y legales que
motivaron su casación, estima conveniente y oportuno desistirse del mismo, lo
que comunica por esta vía a esta Corte Suprema; y su contraparte lo acepta en
forma expresa. Tal libelo es proveído el veintiocho de enero de dos mil ocho,
conforme aparece de fojas 119, y registra el cúmplase el cinco de marzo del
mismo año.
e.- El diecisiete de abril de dos mil ocho, como consta de fojas 126 de los
autos originales traídos a la vista, figura certificado de ejecutoria.
f.- A partir del diez de junio de dos mil ocho (fojas 130), la reclamante
Negreiros solicita el cumplimiento bajo apercibimiento de arresto de lo
obtenido en su reclamación, pero el tribunal ordena previamente oficiar a la
DGA, la que informa a fojas 140, que lo cumplió con fecha veintitrés de julio de
dos mil ocho, mediante la dictación de las resoluciones 237, 238 y 239. Sin
embargo, a fojas 171, 173 y 175, figuran los decretos 2139, 2131 y 2132, todos
del veintiocho de agosto de dos mil ocho, por medio de los cuales las anteriores
resoluciones constitutivas fueron dejadas sin efecto.
g.- A fojas 152 y siguientes, consta que con fecha veintiséis de agosto de
dos mil ocho, el Ministerio Público solicitó el proceso sobre reclamación en su
investigación RUC Nº 0800682959-8.
h. El ocho de abril de dos mil nueve, como se desprende de fojas 208, esta
Corte Suprema conoció de un recurso de apelación contra un amparo
preventivo desestimado, y que fuera intentado a favor del entonces Director
General de Aguas, referido a una orden de arresto pendiente de resolver ante la
petición del reclamante de obtener el cumplimiento de lo dictaminado en los
autos sobre Reclamación Nº 654-2004, rol de la Corte de Apelaciones de
Santiago, el que fue acogido, y se dispuso que esa solicitud sólo podía ser
resuelta una vez que finalizara la investigación criminal que se sustancia por
ellos.
j.- El ocho de abril del presente año dos mil diez (fojas 344), figura la
solicitud de la Sociedad Química y Minera de Chile S.A., de hacerse parte, en
calidad de tercero coadyuvante, en la Reclamación Nº 654-2004, y en que entre
otros aspectos, pone en conocimiento del tribunal lo ocurrido en sede penal, a
la vez que requiere se rechace cualquier apremio solicitado por Negreiros en
contra del Director de la DGA u otra medida que conduzca a ejecutar la
sentencia allí emitida, cuya petición principal fue resuelta negativamente el tres
de mayo del presente año (fs. 363), en atención al estado procesal de la misma
causa en que incide, y en cuanto al resto de las peticiones, se dispuso que se
estuviera a lo ya resuelto, decisión que constituye la primera resolución
recurrida de queja, que fue suscrita por los Ministros señores Juan Manuel
Muñoz Pardo y Jorge Dahm Oyarzún y doña Soledad Melo Labra.
NOVENO: Que por dictamen de tres de mayo recién pasado, que rola a fojas
363, una de las salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, no dio lugar a esa
petición de Soquimich de hacerse parte como tercero coadyuvante de la
Dirección General de Aguas ni a aquella de no aceptar los apremios que se pidan
con el propósito de cumplir el edicto que acogió la reclamación, basada en que
ella se encuentra afinada por fallo firme, de manera que ya no es dable la
admisión de tercerías, las que sólo proceden durante el transcurso de la litis,
pero no después de su término por pronunciamiento definitivo ejecutoriado,
que es lo que ocurre en esta situación.
DÉCIMO: Que, desde luego, es útil dejar en claro que se entiende por tercero
coadyuvante a aquel extraño a la controversia que sostiene un interés armónico
con los de cualquiera de los litigantes directos, siempre que tenga un interés
actual en los resultados de la contienda, cuya pretensión en la especie
concuerda con las de la reclamada Dirección General de Aguas, como se deja
entrever en la formalización de la tercería; y, por consiguiente, está llamado a
cooperar con esta parte directa para que se le reconozca el derecho que se
encuentra comprometido en el pleito.
Criterio que, asimismo, recogen los artículos 233, inciso segundo, y 234,
incisos segundo y tercero, del Código de Enjuiciamiento Civil.
A pesar que la cátedra, asilada en el inciso final del artículo 235 del mismo
compendio procesal, y teniendo presente que en realidad este cumplimiento
incidental es igualmente un juicio ejecutivo que se tramita con arreglo a las
disposiciones de los incidentes, salvo leves modificaciones, y merced a su
carácter de procedimiento forzado para obtener el cumplimiento de un
pronunciamiento ejecutoriado, admite la intervención de terceros de igual
forma que en el juicio ejecutivo y, por ende, es dable intentar las mismas
tercerías que autorizan los artículos 518, 519 y 520 de dicho ordenamiento
(Sergio Rodríguez Garcés, ob. cit., tomo III, página 829), ninguna de las cuales se
opuso por el recurrente tercerista coadyuvante, como se dijo y ni siquiera por la
parte directa a quien procura coadyuvar.
DÉCIMO SEXTO: Que por edicto de veintiséis de mayo último, que corre a
fojas 403, el mismo tribunal de alzada, también desestimó tal incidente de
nulidad de lo obrado de que se trata, con similar fundamento del anterior
rechazo, amén de no existir un vicio de nulidad. Esta es la otra resolución
recurrida de queja, en razón de haber incurrido en grave falta o abuso los
Ministros que la dictaron, merced a la misma irregularidad de que adolece la
antelada.
Sin embargo, es bueno recordar a este respecto que cada sala representa a
la Corte en los asuntos de que conoce (artículo 66, inciso segundo, de la
compilación orgánica), lo cual disminuye en importante medida la magnitud del
supuesto defecto.
Incluso cuando faltan todos los Ministros de la sala, el juicio se difiere a otra
sala de la misma Corte (artículo 216, inciso primero, del mismo texto legal), sin
que se vislumbre siquiera algún vestigio que pudiera afectar la validez de las
actuaciones que en estas condiciones se verifiquen.
VIGÉSIMO TERCERO: Que, si bien: "el proceso tiene como fin lógico la
sentencia, acto por el cual el juez cumple la obligación derivada de la demanda."
(G. Chiovenda, Principios de Derecho Procesal Civil, págs..412 y siguientes), ello
supone que sea producto de un debido proceso, respecto del cual la doctrina
nacional y extranjera concuerdan en que el catálogo de garantías mínimas para
que exista "un proceso racional y justo" incluye siempre un procedimiento que
ostente la presencia de un contradictor y que las partes en el juicio tienen
derecho a un trato en igualdad de condiciones. A su tiempo, es necesario
también considerar que el principio llamado del "debido proceso", ubicado en el
capítulo tercero de la Constitución, destinado establecer los derechos y deberes
constitucionales, indica en su artículo 19, Nº 3, inciso 5º, que "Toda sentencia de
un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las
garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justos". Vale
decir, la legalidad de un juzgamiento va a depender directamente de un proceso
previo, y de una investigación, ambos racionales y justos.
Se previene que el Ministro Sr. Nibaldo Segura Peña estuvo por hacer recaer
la decisión de nulidad dispuesta en el punto II de lo resolutivo, sólo hasta dejar
sin efecto la notificación de la sentencia que allí se señala, hecha a la Dirección
General de Aguas, con los efectos procesales que de ello provenga.
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Rodríguez, sólo en lo que
se refiere al uso de las facultades de oficio, que se hace en estos autos. Para ello
tiene presente las siguientes motivaciones:
Tan es así que ni siquiera los Poderes Públicos del Estado pueden ejecutar
un acto de autoridad encaminado a restarle mérito o eficacia, con arreglo a lo
ordenado en el artículo 76, inciso 1º, de la Constitución Política de la República.
8º.- Que tampoco rige aquí la restricción contemplada en el inciso final del
mencionado artículo 810, desde que, como lo anotan los autores, en lo que
interesa al respecto, la limitación se refiere al laudo de esta Corte Suprema,
conociendo de un recurso de casación en el fondo, sea acogiéndolo o
rechazándolo; y en la hipótesis inicial, abarca tanto aquella que invalida la
resolución recurrida, como la de reemplazo (Alejandro Espinosa Solís de
Ovando: "Manual de Procedimiento Civil - Recursos Procesales", sexta edición,
corregida y actualizada, Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, año mil
novecientos noventa y cinco, Nº 283, página 301; Carlos Anabalón Sanderson,
ob. cit., tomo II, volumen III, Nº 1492, página 282; y Mario Casarino Viterbo, ob.
cit., tomo IV, Nº 619, páginas 406 y 407), nada de lo cual ocurre en el suceso sub
judice, si se repara en que el recurso de casación en el fondo planteado ni
siquiera llegó a decidirse, por obra del desistimiento doloso del recurso por el
apoderado infiel.
Rol Nº 3.939-2010.-
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Nibaldo
Segura P., Jaime Rodríguez E., Rubén Ballesteros C., Hugo Dolmestch U. y el
abogado integrante Sr. Alberto Chaigneau del C.