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Estudio bíblico de Apocalipsis

10:2-7

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Programación diaria

Apocalipsis 10
Versículos 2-7
Continuamos hoy, estimado amigo, amiga oyente, nuestro
recorrido por el libro de Apocalipsis. Como ya saben los amigos
que habitualmente nos acompañan, este es un libro muy especial,
es original, y único. El tema de Apocalipsis es fascinante, porque
trata de nuestro futuro, el futuro de toda la Humanidad, y de
nuestro planeta Tierra. El libro pertenece a la Biblia, y su
ubicación en el último lugar se debe a que, así como las Sagradas
Escrituras comienzan con el relato del principio de todas las cosas,
el libro del Génesis, el libro de los libros, la Palabra de Dios,
termina con el fin de los tiempos, el final que nos espera más
adelante, en un tiempo sólo conocido por Dios. Esperamos que
usted continúe acompañándonos hasta concluir el programa,
porque creemos que esta serie de estudios, con sus reflexiones y
pensamientos resultarán muy útiles a la hora de tomar decisiones
importantes que pueden marcar el rumbo de nuestra vida.
Regresamos hoy al capítulo 10 de este libro profético que el
apóstol Juan escribió después de tener estas visiones en la Isla
de Patmos donde estaba recluido a causa de su fe en Jesucristo.
Recordemos que nos encontramos en una sección que resulta ser
un interludio, un paréntesis, entre la sexta y séptima trompeta.
Esta pausa la llena el capítulo 10, y los primeros 13 versículos del
capítulo 11. En este capítulo 10 hablaremos de un ángel
poderoso, fuerte que portaba un librito. Pero, vamos a ir leyendo
el texto ordenadamente para comentarlo a continuación,
Retomamos la lectura en el versículo 2. Leemos:
2a
Tenía en su mano un librito abierto; (Ap. 10:2a)
En nuestro anterior programa ya hemos hablado de este ángel
poderoso que desciende del Cielo. No intentaremos a identificar
a este ángel poderoso, ya que Juan tampoco menciona su nombre
y no da más datos o detalles. Él era "otro ángel", fuerte, potente,
y, comentábamos en el pasado estudio, que existen diferentes
clases o categorías de estas huestes celestiales, los ángeles. Juan
no destaca ninguna particularidad de este ser, pero sí describe su
apariencia, su vestimenta. Hemos comentado anteriormente que
no creemos que se trate del Señor Jesucristo, ya que, en el Cielo,
Él es el personaje principal, el que ordena los acontecimientos
que se desarrollan en la Tierra y en el Cielo.
Este ángel fuerte portaba un librito. Leamos a continuación la
segunda parte del versículo 2, y el siguiente versículo 3:
2b
y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la
tierra; 3 y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo
clamado, siete truenos emitieron sus voces. (Ap. 10:2b-3)
Cabe la pregunta, ¿de qué librito se trata? Hay varias razones por
las cuales creemos que este es el mismo documento que aquel
libro, que vimos anteriormente sellado por siete sellos. Es cierto
que hay una diferencia en la palabra utilizada aquí para expresar
el objeto, el "libro"; aquí no se usa la palabra griega "biblion",
que fue utilizada para describir al libro de los siete sellos; pero
eso no impide la posibilidad de ser el mismo libro. Al comienzo,
el libro o documento estuvo en las manos del Padre en el Cielo.
Lo hemos leído en Apocalipsis, capítulo 5, versículo 1. Dios lo
entregó en las únicas manos dignas de sostenerlo, las manos
perforadas, marcadas, por los clavos de la cruz. El libro pasó de
Dios a Su Hijo, al Señor Jesucristo. Él era el único digno y
merecedor de abrir ese documento. Ahora ya ha sido abierto, ya
se rompieron sus siete sellos. Al abrir el Señor Jesucristo un sello
después de otro, hemos visto como se desarrollaban diferentes
eventos, tanto en la Tierra, como en el Cielo. La sección que nos
ocupa en estos momentos todavía pertenece a esta pausa que
hay entre la sexta y la séptima trompeta, es decir, que ya se ha
escuchado el sonido de la sexta trompeta.
Cuando el Señor Jesucristo abrió el séptimo sello, recordemos, se
presentaron ante Dios siete ángeles, portando cada uno, una
trompeta. Y comenzaron, uno tras otro a tocar su instrumento, lo
cual desató otra serie de juicios en la Tierra. Después de haber
abierto el último sello Jesucristo entregó ese documento, ese
librito, al ángel. Recordemos que ese documento era el título de
propiedad de la Tierra, que contiene los juicios del período
llamado "la Gran Tribulación". Al finalizar este período de tiempo
el Señor Jesucristo volverá a la Tierra, lo que será su Segunda
Venida, pero será con poder y gloria. Una vez abierto este libro,
los diversos juicios se fueron cumpliendo, según fueron
ordenados por Jesucristo. Este libro abierto, ahora en las manos
del ángel, le da la autoridad para reclamar la propiedad para el
Señor Jesucristo, porque "puso su pie derecho sobre el mar, y el
izquierdo sobre la tierra" es decir, reclamó el mar y la tierra como
propiedad de Cristo. En el libro de Levítico, capítulo 25, versículo
23, el Señor dio instrucciones al pueblo de Israel en cuanto a la
tierra que Él les había dado, y les dijo: La tierra no se venderá a
perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y
extranjeros sois para conmigo.
De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él
habitan. ? nos afirma la Palabra de Dios como lo menciona el
Salmo 24:1.
Dios no sólo reclama para Sí la tierra, sino que también reclama
el mar. En el Salmo 8, versículos 6 al 8, leemos: Le hiciste
señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de
sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del
campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto
pasa por los senderos del mar.
Dios afirma que todo Le pertenece, el mar, la tierra, así como
también al hombre, al ser humano que él puso sobre este planeta.
Nosotros, somos como inquilinos en la Tierra. Nos encontramos
sobre este pequeño "planeta azul", en medio de un sistema solar,
del que solamente tenemos unos conocimientos limitados, en
medio de sistemas y constelaciones asombrosas, que no
acabamos de entender por las limitaciones de la ciencia, a pesar
de las sofisticadas investigaciones, y exploraciones espaciales,
que se realizan continuamente.
Este ángel reclama la tierra y la mar para el Señor Jesucristo.
Para entender esta escena podemos recordar que cuando
Cristóbal Colón llegó a tierras desconocidas, él desembarcó, y allí
en la orilla plantó la bandera de España, reclamando
simbólicamente ese lugar en nombre de los Reyes a quienes
servía. Él colocó la bandera de España, en señal de la toma de
posición de esos lugares, en nombre de las Autoridades a quienes
él representaba. Esa era la manera, el método, que se ha utilizado
desde tiempos inmemoriales. Así también, con el título de
propiedad en su mano, este ángel fuerte colocó su pie derecho
sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra, y con voz poderosa
voz reclamó los derechos de propiedad para el Señor Jesucristo.
Un día, todos los reinos de este mundo estarán bajo la autoridad
de Jesucristo, pero después de experimentar los juicios de Dios.
Como Creador y Redentor, el mundo le pertenece a Él.
Este importante documento que Juan vio en las manos de este
poderoso ángel es descrito por él como un "librito", un libro breve.
Y la razón por la cual pensamos que se le llama de esta manera
es que el tiempo de la Gran Tribulación no es muy extenso.
Entendemos que ese momento marca prácticamente la mitad de
este período. En la epístola a los Romanos, capítulo 9, versículo
28: Porque el Señor ejecutará Su sentencia sobre la tierra, con
justicia y con prontitud. El período de la Gran Tribulación es en
realidad un tiempo breve en toda la historia de la Humanidad. El
Señor Jesucristo también mencionó que iba a ser un espacio de
tiempo corto. El profeta Daniel lo identificó como un período de 7
años. Eso no representa mucho tiempo en el calendario de este
mundo.
La última frase del versículo 3 dice, leemos: "?y cuando hubo
clamado, siete truenos emitieron sus voces." Los siete truenos
que observamos aquí creemos que es el amén de Dios a la acción
del ángel. En el Salmo 29, versículo 3, dice: Voz de Jehová sobre
las aguas; truena el Dios de gloria, Jehová sobre las muchas
aguas. Y en el libro de Job, capítulo 37, versículo 5, leemos:
Truena Dios maravillosamente con su voz; Él hace grandes cosas,
que nosotros no entendemos.
El Dr. Vincent escribió un comentario que aclara este texto, dijo:
"Los judíos estaban acostumbrados a hablar del trueno como de
las siete voces de Dios". Cuando estuvimos estudiando el libro de
los Salmos, comentamos que el breve Salmo 29, mencionaba
siete veces la voz de Jehová, como las siete voces de Dios. Ellos
hablan del trueno como la voz de Dios, por lo tanto era un ejemplo
bien comprendido por el pueblo de Israel.
El apóstol Juan relata que estos 7 truenos son la voz de Dios.
Creemos que es la voz del Señor Jesús que está en el Cielo,
confirmando lo que el ángel ha reclamado, porque Él llegará a
reclamar Su propiedad y Su derecho al poder en esta Tierra.
Continuemos con el versículo 4 de este capítulo 10 de Apocalipsis,
leemos:
4
Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a
escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas
que los siete truenos han dicho, y no las escribas. (Ap. 10:4)
Lo que aquí observamos es que el sonido de estos 7 truenos Juan
lo podía entender, y tenemos su confirmación, porque Juan
estaba anotando todos los detalles de las visiones que le estaban
siendo reveladas. Recordemos que en el capítulo 1, versículo 11,
de Apocalipsis ya se le encomendó a escribir todo lo que oía y
veía. Él estaba preparándose para escribir lo que había escuchado
en estos 7 truenos. Debieron ser palabras audibles, pero ahora,
por primera vez, se le prohibió escribir lo que había oído. Siendo
este un libro de revelación de las profecías, ¿por qué se le dice
Juan que selle lo que estas voces de trueno habían hablado? Este
es el único lugar en el libro de Apocalipsis donde un episodio es
sellado, y cerrado. Ninguna otra cosa fue sellada. Al final del libro,
Dios afirma que Él ha revelado todo, que Él no mantiene nada
oculto, ni ha retenido ninguna información del hombre. Pero aquí,
parece haber una contradicción. A Juan se le dijo en el capítulo
22, versículo 10: No selles las palabras de la profecía de este
libro, porque el tiempo está cerca. Sin embargo, en este particular
mensaje no se le permite escribir lo que presenció. Si este ángel
hubiera sido el Señor Jesucristo, lo más probablemente es que
Juan se habría postrado ante Él, y Le hubiera adorado. Juan hizo
precisamente eso, al principio, en el primer capítulo de
Apocalipsis, cuando vio a su amado Señor Jesucristo glorificado,
rodeado de toda la majestad en el Cielo. Hay bastantes
especulaciones y suposición sobre lo que Juan podría haber
escuchado en las voces de los siete truenos. Han habido personas
que pretendieron entender "el qué" hablaron y "el por qué" Juan
no debía escribir lo que las voces de los truenos habían revelado.
Hubo un personaje llamado Vitringa que interpretó este episodio
como una explicación para las 7 cruzadas de la Cristiandad; una
total insensatez. Otro personaje, Danbuz, dijo que estos truenos
revelaban las 7 naciones que habían recibido la Reforma. ¡Qué
disparate! Elliott afirmó que estos eran las bulas del Papa contra
Lutero. Esto tampoco puede ser cierto. Varios de los cultos y
sectas se han jactado de poseer la revelación las cosas que fueron
pronunciadas. Estimado amigo, amiga oyente, el Señor Jesucristo
le ordenó a Juan: Sella las cosas que los siete truenos han dicho,
y no las escribas. Y hasta el día de hoy estas palabras han
permanecido en secreto. No sabemos ni podemos saber lo que se
ha dicho, porque permanecen sellados, cerrados, porque así lo
quiso el Señor Jesucristo.
Aunque en este libro se nos revelan muchos eventos del futuro,
y sobre todo, se nos revela el señorío y la majestad de Jesucristo,
hay muchas cosas que Dios no nos hace saber, no nos ha revela
todo. Continuemos con nuestra lectura en este capítulo 10 de
Apocalipsis; leamos ahora los versículos 5 y 6:
5
Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó
su mano al cielo, 6 y juró por el que vive por los siglos de los
siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y
las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él,
que el tiempo no sería más, (Ap. 10:5-6)
Claramente podemos ver que este ángel aquí no podía ser Cristo,
ya que este ser comienza a jurar por el Creador Eterno. Él levantó
su mano al cielo y juró por el Creador eterno: Por el que vive por
los siglos de los siglos. Ahora, si él fuera Jesucristo, él hubiera
jurado por Sí mismo; recordemos lo que vimos en la epístola a
los Hebreos, capítulo 6, versículo 13, que dice: Porque cuando
Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro
mayor, juró por sí mismo.
Dios no podía jurar por ninguna otra cosa, ni por ningún otro
nombre porque no hay nadie que sea mayor que Él, el Altísimo.
Este ángel aquí juró, pero no por sí mismo. ¿Por qué? Porque él
no era Dios, ni era el Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo es el
Dios Eterno. En el evangelio de Juan, capítulo 1, los primeros dos
versículos, leemos: En el principio era el Verbo, y el Verbo era
con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.
El Señor Jesucristo mismo dijo lo siguiente en el capítulo 8 del
evangelio de Juan, versículo 58: De cierto, de cierto os digo:
Antes que Abraham fuese, yo soy. Cristo es el Creador. Escuche
lo que se dice de Él en el capítulo 1 del evangelio de Juan,
versículo 3: Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada
de lo que ha sido hecho, fue hecho. Y el Apóstol Pablo en su
epístola a los Colosenses, Capítulo 1, versículo 16, escribió:
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos,
sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue
creado por medio de él y para él.
Así es que el ángel fuerte y poderoso 6y juró por el que vive por
los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en
él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas
que están en él . El ángel jura en el nombre de Cristo, quien está
en el Cielo, y como el representante de Cristo, él reclama todo
para Cristo. La última parte de este versículo 6, indica que ya no
habrá más demora. ¿Cuánto durará? El significado es que en
breve regresará Cristo a la Tierra. Esto confirma las palabras
pronunciadas por Jesucristo mismo en el discurso del Monte de
los Olivos, cuando dijo en el capítulo 24 del evangelio de Mateo,
versículo 22: Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería
salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán
acortados. El ángel proclama a los creyentes escogidos y sellados
que están padeciendo ese terrible período de la Gran Tribulación
que Él no demorará mucho más. ¿Cuánto tiempo más, cuánto
más tenían que perseverar y esperar? El tiempo exacto no lo
sabemos, no fue revelado, y sólo lo conoce Dios.
Ahora, el versículo 7 de este capítulo 10 de Apocalipsis, dice:
7
sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él
comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará,
como él lo anunció a sus siervos los profetas. (Ap. 10:7)
Todo esto tendrá lugar cuando el séptimo ángel comience a tocar
su trompeta. Esto indica que la séptima trompeta presentará la
conclusión, el final de la Gran Tribulación. En este momento es
cuando el misterio de Dios se aclarará finalmente. Hay muchos
aspectos de ese misterio, hay muchas cosas que Dios no ha
revelado. Es un misterio todo relacionado con la nación de Israel,
en cuanto al juicio, al sufrimiento, a la injusticia, en cuanto al
silencio de Dios, y al Reino que vendrá. El problema básico es
este: ¿Por qué permitió Dios que "el mal" exista, y por qué lo ha
tolerado por tanto tiempo? ¿Quiere saber algo, amigo, amiga
oyente? Se puede estudiar teología por muchos años, y conocer
las respuestas que los demás teólogos ofrecen, pero Dios aún no
ha dado Su respuesta. Lo hará, en Su momento, en Su tiempo,
sin duda. ¡Tenemos tantas preguntas que hacerle! Este pasaje de
la Escritura, y el hecho de que hay temas que fueron "sellados",
indican que Dios aún tiene mucho que comunicarnos. Cuando
lleguemos a Su presencia, Él nos revelará todos los misterios, y
se hará plena luz.
Estimado amigo, amiga oyente, nosotros no sabemos cuál
podrían ser las respuestas a sus problemas particulares, los
enfrenta usted en el día de hoy, pero sabemos Quien sí las
conoce. Y queremos decirle con toda convicción que no es
necesario que tengamos las respuesta a todas nuestras
preguntas, porque podemos poner nuestra mano en la mano
extendida de Dios, porque Él nos anima y nos dice: "Hijo, hija,
camina junto a mí, a través del túnel, a través de la oscuridad.
¡Sólo confía! Juntos llegaremos al otro lado, a la luz, y cuando
lleguemos allí, entonces comprenderás". Por experiencia personal
propia y la de muchos, podemos invitarle a que usted también
coloque su mano, en la mano de su Creador y Redentor, aquel
cuyas marcas de Su sufrimiento son señales del inmenso amor
que le tiene. Jesucristo es el único que tiene las respuestas a
todas sus preguntas.
Y aquí nos detenemos por hoy. Será entonces, hasta nuestro
próximo programa y esperamos que sintonice nuevamente este
espacio radiofónico que sólo desea acercarle a Dios y a Su
Palabra. ¡Que Dios bendiga Su Palabra, y ésta halle respuesta y
eco en su corazón!

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