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2.

Toda comunicación tiene un nivel de contenido y un nivel de relación, de tal manera que el último
clasifica al primero, y es, por tanto, una metacomunicación:

Esto significa que toda comunicación tiene, además del significado de las palabras, más información
sobre cómo el que habla quiere ser entendido y que le entiendan, así como, cómo la persona receptora
va a entender el mensaje; y cómo el primero ve su relación con el receptor de la información. Por
ejemplo, el comunicador dice: «Cuídate mucho». El nivel de contenido en este caso podría ser evitar
que pase algo malo y el nivel de relación sería de amistad-paternalista.

2. Niveles de contenido y relaciones de la comunicación

La comunicación no solo comunica, también impone conductas. Se entienden como:

a) Aspecto referencial: lo que se quiere decir, el contenido del mensaje. Ej. Si Diego le pregunta a Pilar dónde dejó las llaves,
ella le responde “las llaves están en la mesa” (aspecto referencial o de contenido).

b) Aspecto conativo: cómo se entiende el mensaje de acuerdo a su contenido. Ej. Pilar al responderle en dónde estaban las
llaves, se entiende comoamistoso (aspecto conativo o relacional).

La relación puede expresarse de forma no verbal y puede entenderse claramente a partir del contexto.

Axioma 2:
Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto
relacional, tales que el segundo clasifica al primero y es, por
ende, una metacomunicación.
1. OTERO Y LÓPEZ.
El siguiente axioma nos lleva a considerar que toda comunicación se realiza en dos niveles simultáneamente:
un nivel de contenido (comunicación) y un nivel de relación (meta-comunicación). el primero de estos niveles
está incluido y determinado por el segundo. Esto significa que las personas que se comunican, junto con
intercambiar información, establecen algún tipo de relación, y es esa relación la que otorga a la información y
a la comunicación misma su sentido. El nivel meta-comunicacional se establece generalmente mediante
indicadores contextuales y comportamientos no verbales, y actúa como indicación respecto al modo como
debe entenderse el contenido que se transmite. Es decir, permite calificar el mensaje y definir la relación en
que se encuentran las personas implicadas, situación que ocurre aún cuando éstas no lo hagan en forma
deliberada o plenamente consciente. el énfasis no está puesto, por tanto, en el mero intercambio de
información objetiva sino por el contrario en la naturaleza formal del proceso de comunicación y en sus
efectos pragmáticos. Es la forma que adopta la comunicación y no su contenido, el factor más decisivo para
provocar consecuencias en el comportamiento de las personas [1].

2. BORDENAVE & CARVALHO


Según Watzlawick en toda comunicación existen dos elementos básicos: un elemento de contenido , que se
refiere a lo que queremos decir sobre algún objeto, y un elemento de relacionamiento, que se refiere a la
relación existente entre los interlocutores. Lo importante es que el contenido en general es transmitido
mediante un código digital, tal como el lenguaje, en cuanto la índole del relacionamiento es indicado mediante
un código analógico o no verbal. Según Watzlawick, “lo que falta a la comunicación digital es un vocabulario
adecuado para las contingencias del relacionamiento”[2]
3. GONZALO MUSITU y otros
Una de las principales características del proceso comunicativo es que obedece a un doble propósito. La
mayoría de las proposiciones respecto de las funciones de la comunicación se han descrito en términos que
pueden denominarse “función orientada a la actividad” y “Función orientada a la relación”. La función
orientada a la actividad se centra en la tarea que se ha de realizar, los intereses de los participantes. De
manera similar, la función orientada a la relación se centra en la definición, el mantenimiento y la redefinición
de la relación resultante. (...)
Esta concepción general de la doble función de la comunicación basada en la información y la relación se
refleja en la distinción formal entre el aspecto informativo y el aspecto relacional de un mensaje. El aspecto
informativo de un mensaje es sinónimo del contenido del mensaje y puede referirse a todo aquello que sea
comunicable al margen de que la información sea verdadera o falsa, válida o inválida; mientras, el aspecto
relacional se refiere a cómo debe entenderse el mensaje. Estos conceptos de información y relación
especifican que un mensaje no sólo ofrece información sino que, al mismo tiempo, define la relación entre los
comunicantes. En este sentido, cuando un espectador atiende al noticiario que en este instante emiten por
televisión, está por una parte, recibiendo información sobre sucesos que han pasado, pasan o pasarán en un
futuro y, por otra, adquiere constancia de cómo debe ser su relación con quien emite el mensaje. Es decir,
paralelamente a los contenidos informativos se le está diciendo cómo debe ser un espectador: qué hacer y
qué esperar de esa “relación”. Estos dos aspectos representan diferentes órdenes de abstracción respecto
del mensaje, y mientras que uno u otro pueden tener mayor relevancia en una comunicación concreta, un
mensaje compuesto de un solo aspecto es imposible[3].

3. DANIEL BOUGNOUX “Entrar en la Orquesta”


Descifrar un mensaje, o comprender un comportamiento, presupone que se sepa en qué marco entra, es
decir, en qué tipo de relaciones se inscribe. Si una mujer se desviste delante de un hombre, el sentido no es
el mismo entre amantes, en un escenario de un teatro de revistas o en el consultorio del ginecólogo.
Comprender una broma, el humor, el juego en general, supone que, cada vez, se produce un cambio de
marco o un cambio de plan de los mensajes comunes. La vida mundana, que multiplica nuestras relaciones,
es rica en efectos de marco, que son tanto trampas o momentos de error para el profano (como lo muestra,
por ejemplo, la obra de Proust). Planteamos que el reconocimiento del marco es la condición elemental de la
percepción de un mensaje. Buena parte de lo que se llama arte en la época contemporánea puede analizarse
como una salida del marco o un cambio de marco, un juego irónico sobre los marcos de nuestras
percepciones.
Por lo tanto, la semántica de la relación o del arco precede a la semántica de los contenidos de nuestras
representaciones en general y las dirige. O, para decirlo de otro modo, comunicarse supone, siempre, dos
niveles de emisión y de recepción de los mensajes: primero: mensajes. arco, y sobre esta base, mensajes de
contenido o de información propiamente dicha. De esta manera se comportan nuestras oraciones que tienen
palabras y están acompañadas de señales “suprasegmentales” (postura, mímica, entonación) para decir
cómo tomar o interpretar el enunciado: como una sugerencia, una orden, una broma, una amenaza, etc. Lo
que se denomina la parte meta del mensaje, su marco o su modo de empleo, que es necesario aprehender
sise quiere comunicarse apropiadamente. En un contexto lingüístico (en el que se consideran solamente los
mensajes verbales) se habla de metalenguaje y como Roman Jakobson (1963), de función metalingüística
para designar todas las palabras u oraciones que desde el enunciado designan y dominan la enunciación.
En resumen, comunicarse supone, siempre, una metacomunicación que indique a los otros en qué caso, en
qué nivel o dirección ordenar tal mensaje (verbal, visual o comportamental). Estas especificaciones del arco
de nuestros intercambios no necesita explicitarse todo el tiempo: en la mayoría de los casos nuestras
relaciones son obvias y no se originan, por lo tanto, en ningún metamensaje particular. El marco platea un
problema cuando la comunicación se vuelve patológica y los participantes no se entienden acerca de la
“puntuación” jerárquica de sus intercambios: en el caso, por ejemplo, de la escena doméstica en la que cada
uno quiere tener la última palabra, el intercambio llega a referirse, rápidamente, al marco mismo del
intercambio (“Quién crees que eres para hablarme con ese tono?”); en el caso de las negociaciones
diplomáticas o sindicales, los futuros socios pueden dedicar mucho tiempo previo a ponerse de acuerdo sobre
la composición de las delegaciones y sobre la forma de la mesa; también en la enseñanza en regiones
desfavorecidas en ocasiones, antes de proporcionar el contenido de los cursos es necesario negociar la
forma y el lugar de los mismos; y se ven enfermos mentales que rechazan el tratamiento psiquiátrico y
pretenden curar a su médico (este conflicto de relación o esta jerarquía intercambiada se ve burlonamente
ilustrada en la película de Woody Allen Zelig). Cuanto más patológica se vuelve una relación, más las
cuestiones del marco y de la forma tienden a invadir el plano de la argumentación y el contenido del
mensaje[4].

Los niveles de contenido y la relación de la comunicación.

La comunicación opera siempre a diferentes niveles de abstracción:

S en el caso de la comunicación verbal, por ejemplo, es posible describir un nivel denotativo


que es sinónimo del contenido explícito del mensaje. En el siguiente mensaje -Alas llaves están
sobre la mesa@- el nivel denotativo alude a la ubicación de dichas llaves dentro de todas las
ubicaciones posibles. A este respecto de la comunicación que transmite información mediante la
codificación de los fenómenos se le ha da denominado el aspecto referencial o de contenido de
la comunicación.

S otro nivel de abstracción incluye todo mensaje implícito o explícito acerca de la relación
que se establece entre los hablantes al intercambiar el mensaje descrito. A este nivel se le
denomina metacomunicación (o comunicación acerca de la comunicación). La metacomunicación
se refiere, entonces, a cómo debe ser entendido el mensaje en términos de la relación que
impone entre los comunicantes. De aquí que también sea denominado el aspecto relacional de la
comunicación, puesto que define la relación entre los participantes.

La metacomunicación se expresa generalmente mediante los gestos, la voz, las posturas, los
movimientos y el contexto. La metacomunicación es generalmente implícita. Sin embargo, se
puede verbalizar haciéndola explícita. Por ejemplo, cuando la madre le dice al niño Alo que te
dije era una orden@ o cuando un amigo le dice a otro Ano te enojes, era sólo una broma@. Es
decir, la metacomunicación indica cómo debe entenderse el contenido de la información. El
contexto es primordial en la forma en que debe entenderse una comunicación.

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