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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

El ritual de consumo de cannabis y las significaciones


espirituales dadas por el sujeto consumidor: una forma de
conocer otras realidades desde la Estética Trascendental
de Immanuel Kant

Ana Marce García Hernández


Alejandra González Bazúa
Argumentación y expresión escrita
0030
El consumo de cannabis es un fenómeno polémico desde tiempos casi ancestrales. Desde
su consumo para incrementar la potencia sexual o la percepción sensorial, el consumo de
<<marihuana>> se ha visto posicionado desde múltiples discursos que parten de posturas
éticas, morales, religiosas, de salud y filosóficas, mismas que con el paso del tiempo se han
modificado debido a que el universo de significación de cada cultura y el contexto en el que
se desenvuelve son elementos transitorios.

En el contexto actual, el discurso del consumo de cannabis se proyecta desde dos posturas:
el uso lúdico y el uso medicinal de la planta, ambos factores esperando la resolución respecto
a la despenalización del psicoactivo, debate que en este ensayo no será considerado como
un eje de ejecución.

La costumbre de drogarse no es nueva y esto es un hecho del dominio público.


Históricamente se sabe que el hombre desde el principio de los tiempos ha utilizado
sustancias que alteran su funcionamiento cerebral, en ocasiones en la búsqueda de
ambientes lúdicos y de convivencia como en la Roma antigua, como incienso ceremonial en
Mesopotamia y en India como un incentivo mental que provoca estrecha cercanía con la
conciencia del sujeto que la consume1.

El consumo de cannabis puede generar una distorsión en las formas a priori de la sensibilidad
espacio-tiempo, creando así en el sujeto del consumo la perspectiva de que existe una
realidad o realidades externas a la que conoce habitualmente y en ocasiones a esta puede
asociarse un proceso de nivel espiritual. Esta creencia en una fuerza mística de conexión, es
creada con el objetivo de dar al hombre la posibilidad de conocer el mundo fuera de lo que
ve o ha visto anteriormente y acercarse así a su conciencia.

Debido al imaginario colectivo2 del cannabis su uso sigue vigente y es que, su carácter
popular de dilatador mental le ha dado un estatus medianamente positivo entre un grupo
específico de personas que la han consumido o desean consumir puesto que, es atractiva la
idea de poder encontrarse en un estado de felicidad y relajación total o en su defecto, el poder
conectar con la propia conciencia. De esta manera el hombre hace uso de mecanismos como
lo son los rituales y simultáneamente los mitos para así dar respuesta a problemáticas que le
aquejan acerca de su vida.

1
María Molina, “El cannabis en la historia: pasado y presente”, Revista Cultura y droga 13, n.°15 (2008): 99, URL:

http://www.biblioteca.cij.gob.mx/Archivos/Materiales_de_consulta/Drogas_de_Abuso/Articulos/Historia7.pdf
2
Cornelius Castoriadis. La Institución Imaginaria de la Sociedad. El imaginario social y la institución (Buenos
Aires: Tusquets Editores, 2002), 257.
A manera de introducción en la teoría de Immanuel Kant, me permito citar una serie de
términos que harán posible el abordaje teórico empleado en el presente ensayo:

El efecto de un objeto sobre la capacidad de representación, en cuanto somos


afectados por él, es sensación. Aquella intuición que se refiere al objeto por medio
de la sensación, llámase fenómeno. El objeto indeterminado de una intuición
empírica, llámase fenómeno. En el fenómeno, llamo materia a lo que corresponde
a la sensación; pero lo que hace que lo múltiple del fenómeno pueda ser ordenado
en ciertas relaciones, llámolo la forma del fenómeno. Como aquello en donde las
sensaciones pueden ordenarse y ponerse en una cierta forma, no puede, a su
vez, ser ello misma sensación, resulta que, si bien la materia de todos los
fenómenos no nos puede ser dada más que a posteriori, la forma de los mismos,
en cambio, tiene que estar toda ella ya a priori en el espíritu y, por tanto, tiene que
poder ser considerada aparte de toda sensación. Llamo puras (en sentido
transcendental) todas las representaciones en las que no se encuentre nada que
pertenezca a la sensación. Según esto, la pura forma de las intuiciones sensibles
en general, en donde todo lo múltiple de los fenómenos es intuido en ciertas
relaciones, se hallará a priori en el espíritu. Esta forma pura de la sensibilidad se
llamará también ella misma intuición pura.3

Es preciso recordar que para Kant el término “Estética Trascendental” está relacionado con
la validez de nuestra capacidad sensible, es decir, lo que respecta a nuestras sensaciones:
sentir, tocar, ver, oler y la manera en la que estas son organizadas categóricamente por
nuestra razón:

Así, cuando separo de la representación de un cuerpo aquello que el


entendimiento piensa en ella como la substancia, la fuerza, la divisibilidad, etc, e
igualmente lo que en ella pertenece a la sensación, como la impenetrabilidad, la
dureza, el color etc, me queda todavía de esta intuición empírica algo a saber, la
extensión, la figura. Estas pertenecen a la intuición pura, la que como una mera
forma de la sensibilidad, ocurre apriori en la mente, incluso sin un objeto
efectivamente real de los sentidos o de la sensación.4

La sensibilidad tiene carácter de interna y externa: es interna cuando hacemos referencia a


la manera en la que percibimos eventos de nuestra vida diaria de manera psicológica, sin

3
Immanuel Kant. La crítica de la razón pura, ed. Mario Caimi (Buenos Aires: Colihue, 2007), 88.
4
Kant, La crítica, 89.
embargo, cuando es externa hacemos referencia a los eventos de nuestro día a día
desarrollados en un espacio concreto:

Por medio del sentido externo (propiedad de nuestro espíritu) nos


representamos objetos como fuera de nosotros y todos ellos en el espacio. En él
es determinada o determinable su figura, magnitud y mutua relación. El sentido
interno, mediante el cual el espíritu se intuye a sí mismo o intuye su estado interno,
no nos da, es cierto, intuición alguna del alma misma como un objeto; pero, sin
embargo, es una forma determinada, bajo la cual tan sólo es posible una intuición
de su estado interno, de modo que todo lo que pertenece a las determinaciones
internas es representado en relaciones de tiempo.5

Espacio y tiempo son formas a priori6 de la sensibilidad. Espacio corresponde a la sensibilidad


externa y tiempo a la sensibilidad interna. Ambos elementos son subjetivos y en ellos se
encuadra la experiencia sensible.

Destacando el sentido del idealismo de Kant, él afirma que el mundo externo, el de las cosas
y donde habita el hombre se construye con base en ideas: todo lo conocido es producido por
el sujeto del conocimiento. Siguiendo el mismo orden de ideas expongo los conceptos
noúmeno y fenómeno.

Cuando Kant acuñó el término noúmeno estaba haciendo referencia a la cosa en sí y en


contraste, el término fenómeno hace referencia a la cosa como es presentada ante el sujeto,
codificada por sus ideas:

Sin embargo, si a ciertos objetos, como fenómenos los llamamos entes


sensibles (phaenomená) distinguiendo la manera como los intuimos de la
constitución de ellos en sí mismos, va implícito ya en nuestro concepto que por
así decir, les contrapongamos a ellos, va sea estos [objetos] mismos [tomados)
según esta última constitución aunque no los intuyamos en ella o ya también otras
cosas posibles que no son objeto de nuestros sentidos, en tanto que son objetos
meramente pensados por el entendimiento, y [a estos] los llamemos entes
inteligibles (noumena).7

Entonces, esclareciendo esto, según Kant existe un mundo fenoménico que es el mundo que
nosotros conocemos y también un mundo nouménico que es imposible de conocer y por esto

5
Kant, La crítica, 90-91.
6
<<A priori>> hace referencia a que no se necesita de la experiencia para saber que son verdaderos, estas son
formas que se encuentran “de fábrica” en nuestras cabezas por llamarle de manera coloquial. Cursivas y nota
son nuestras.
7
Kant, La crítica, 341.
mismo es que de él no puede saberse nada ya que está fuera de los alcances del
conocimiento que posee un humano.

En un mismo orden de ideas, el papel que desempeña el ritual dentro de la formación de una
realidad alterna durante el uso de cannabis, tiene una relevancia esencial debido a que "Cada
tipo de ritual es un proceso pautado en el tiempo, cuyas unidades son objetos simbólicos y
aspectos serializados de la conducta simbólica.”8

Los rituales operan para mantener el orden cósmico que, por supuesto supera cualquier otra
situación mundana, siendo la creencia en una fuerza superior un elemento necesario en este
proceso.

En lo que respecta al mito este es un elemento que opera paralelo al ritual dado que:

Mito y ritual están indisolublemente unidos: uno habla en palabras y el otro en


acciones; ambos exponen y manifiestan de forma simbólica el orden social. Esto
se debe al hecho de que todos los seres humanos generan símbolos y establecen
asociaciones mentales del mismo tipo general. De esta manera, desde la
perspectiva de Leach el propósito de la antropología social es intentar la
interpretación de los símbolos precisamente en su contexto ritual.9

La existencia del mito se justifica porque contribuye a explicar de alguna manera la existencia
de los grupos humanos y a su vez, los valores y creencias de estos. El mito también ayuda a
la formación de identidad de los integrantes del grupo y de esta manera implementa normas
morales que regula su comportamiento, siempre desde la interpretación desde el mismo
contexto ritual.

Por último, el símbolo es quizá el elemento que articula tanto al ritual como al mito ya que “El
símbolo es un elemento básico del rito que opera metafóricamente poniendo en conexión el
mundo conocido de los fenómenos sensorialmente perceptibles con el reino desconocido e
invisible de las sombras; hace que resulte inteligible lo que es misterioso y también
peligroso.”10

8
Víctor Turner, La selva de los símbolos (Madrid: Siglo XXI, 1999), 50-51.
9
David Lorente, “Una discusión sobre el estudio del ritual como “espejo” privilegiado de la cultura”, Revista de
Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana 3, n.°6 (2008): 4, URL:

http://www.redalyc.org/pdf/2110/211015582003.pdf
10
Víctor Turner, El proceso ritual. La estructura y antiestructura (Madrid: Taurus, 1988), 27.
Entonces podemos concluir que los símbolos actúan como asociaciones de hecho o
pensamiento, estos fungen como recipientes de información acerca de la cosmovisión cultural
de los sujetos en cuestión, no hablamos de si estos son “correctos” o “incorrectos”, hablamos
de la funcionalidad con la que articulan todo un sistema de códigos.

Las posturas que he citado anteriormente me exhortan ahora a plantear la manera en la que
encuentro un eje de proximidad entre dichas teorías:

El ritual de consumo de cannabis es una experiencia de tipo individual o colectiva según sea
el caso, cada persona configura el ritual de una manera particular, algunos ejemplos de esto
son el decidir hacerlo en un espacio abierto o cerrado, en pipa, porro o por medio de la ingesta
de alimentos cannábicos, la hora y personas con las cuales se efectúa el ritual.

El mito, por su parte, es aquel que hace alusión a poder pausar la realidad cotidiana del sujeto
para así poder conocer otra distinta a través de una nueva percepción, conocer una realidad
alterna para conectar de otra manera con su conciencia y mirar su vida de una manera
distinta.

Finalmente, el símbolo que articula el ritual y el mito es el cannabis, este permite la conexión
entre lo conocido y lo incognoscible; de esta manera, las formas a priori de la sensibilidad
afirman que la categoría tiempo se encuentra dentro del sujeto y la categoría espacio refiere
al sitio donde transcurre el tiempo, ambas formas son subjetivas en cuanto se vive una
experiencia, entonces, podemos inferir que cuando un individuo hace uso del cannabis tiene
cierto control sobre lo que percibe (tiempo y espacio, elementos que encuadran la experiencia
sensible) ya que lo ha manipulado.

Kant afirma que el mundo lo conocemos a través de la experiencia por medio de nuestros 5
sentidos, pero, cuando se hace uso de algún psicoactivo la manera en la que trabaja el
cerebro humano es totalmente distinta a su funcionamiento habitual y por ende estos se ven
transformados.

Con la convicción de mirar los acontecimientos que pasan en su día desde otra perspectiva,
el sujeto modifica el espacio donde transcurren y el cómo transcurren los eventos con la
intención de conocer una realidad alterna que posiblemente resignifique su vida y que,
operando desde lo místico (su creencia espiritual de que ha conectado con su más profundo
sentido de conciencia) pueda develar verdades que no notaría en un estado normal, esto es,
fuera de los efectos de la planta.

Con el deseo de emprender un viaje al mundo tal como es, su objetivo es salir de lo
“fenoménico” para así tener una oportunidad por pequeña que sea de entrar al mundo
“nouménico” y lograr transgredir las formas a priori de la sensibilidad, aspirando así a la
posibilidad de tener dominio absoluto de ellas, partiendo desde su ferviente necesidad por
encontrar sentido a su experiencia como ente humano.

El hombre tomará todo camino que le proponga conocer, transformar o resignificar la realidad
que le ha tocado vivir, todo aquello que le permita abrir su universo de significación.

No hablamos de lo correcto o incorrecto que es consumir algún tipo de droga ni de las


repercusiones que esto conlleva; hacemos alusión a la manera en la que el consumo de
cannabis transgrede las formas convencionales de socialización que experimenta el
consumidor frente el mundo, la articulación de un sistema de interpretación totalmente distinto
cuando la ingesta se hace presente.
Bibliografía

Kant, Immanuel. La crítica de la razón pura. Editado por Mario Caimi. Buenos Aires: Colihue,
2007.

Castoriadis, Cornelius. La Institución Imaginaria de la Sociedad. El imaginario social y la


institución. Buenos Aires: Tusquets Editores, 2002.

Kuper, Adam. Antropología y antropólogos. La escuela británica 1922-1972. Barcelona:


Anagrama, 1974.

Lorente, David. “Una discusión sobre el estudio del ritual como “espejo” privilegiado de la
cultura”. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana 3, n.°6 (2008): 1-15.
URL:

http://www.redalyc.org/pdf/2110/211015582003.pdf

Molina, María. “El cannabis en la historia: pasado y presente”. Revista Cultura y droga 13,
n.°15 (2008): 95-110. URL:

http://www.biblioteca.cij.gob.mx/Archivos/Materiales_de_consulta/Drogas_de_Abuso/Articul
os/Historia7.pdf

Mutané, Amadeo. “Estados alterados de conciencia asociados a la espiritualidad”, Revista


Neurología 52, n.°4 (2011): 253-254. URL:
https://www.neurologia.com/articulo/2010550

Rodríguez, Ana. “Bosquejo histórico y uso social de la marihuana”, Revista de la facultad de


medicina de la UNAM 55, n.°5 (2012): 48-54. URL:

http://www.scielo.org.mx/pdf/facmed/v55n5/v55n5a9.pdf

Turner, Víctor. El proceso ritual. La estructura y antiestructura. Madrid: Taurus, 1988.

Turner, Víctor. La selva de los símbolos. Madrid: Siglo XXI, 1999.

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