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Segunda parte
Por Graciela Cornejo
Había dos tipos de águilas en las tierras bíblicas: el Águila Dorada y el Águila
Imperial. El Águila Dorada habla de nosotros como participantes de la naturaleza divina y
el Águila Imperial de ser reyes. En la Escritura,las dos van mano a mano.¡Nuestro
derecho divino es reinar como monarcas en nuestras propias vidas!
entre los misterios del universo que eran más difíciles de entender,estaba el
rastro del águila en el aire.
¿Han notado que las Escrituras dicen que las águilas “se remontan” y que no suben
“aleteando”?
Tiene dos pares de párpados. Con sus párpados terrenales puede ver
perfectamente a ras del suelo,o puede bajar los celestiales y deleitarse en la refulgente
gloria del sol.
¿Hasta dónde puedo ir?¿Hasta qué altura?¿Cuánto conoces sobre las
corrientes de aire?¿Cuánta comprensión y conocimiento tienes del mover del
Espíritu de Dios,es decir,del Viento Divino?
Toda águila tiene su tiempo de decaimiento. Puede ser que esté enferma o
mudando su plumaje,pero nunca se deja apoderar por el pánico. Busca una roca y se
posa allí dejando que el poder sanador del sol haga su labor.
Cuando encuentres un lugar bajo en tu vida,orienta tu mirada al Sol,en la
Medicina de Águila,es el Poder del Gran Espíritu,el espíritu de la tenacidad. El don de la
visión clara que permite ver con claridad las cosas que se miran. Es la paciencia y es
vivir en equilibrio con la tierra y los cielos.
Su visión en las alturas te recuerda de tu conexión con el Gran Espíritu,te avisa que el
universo te está presentando la oportunidad de volar por encima de los niveles mundanos
de tu vida,o por encima de la sombra de realidades pasadas.
Y como te entrega el don de la libertad te pide que te permitas disfrutar de ella para lograr
la felicidad en conexión con el Gran Espíritu ( fluyendo y en movimiento,Tierra) y
prestando atención a tu entorno y a tus semejantes (a través del reflejo que nos brinda el
Espejo).