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Como parte del derecho, la deontología formula una serie de conductas que, aunque
apegadas a la ética son regulables jurídicamente; estas se pueden clasificar en tres
categorías deónticas a saber: lo prohibido, lo permitido y lo obligatorio, esta
clasificación pertenece al aspecto ontológico del derecho que incide en la
deontología y que refiere al “conjunto sistemático de principios apriorísticos, válidos
universalmente, que expresan las conexiones esenciales entre las diferentes
manifestaciones de la conducta jurídicamente regulada; lo prohibido, lo obligatorio
y lo permitido” (UnADM), entendiendo con ello que en toda profesión existen
conductas que son permitidas, prohibidas y obligatorias que pueden tener
sanciones e tipo jurídico. Además del aspecto jurídico y ético que se relaciona con
la deontología, se encuentran otras disciplinas que nos ayudan a entender y
clarificar el concepto de deontología, dichas disciplinas o ciencias se abordan de
acuerdo con su relación específica con la materia en estudio.
Disciplinas auxiliares en la deontología
La ética es una parte de la filosofía que se ocupa del hecho moral y al estudio de
los actos humanos que se realizan por voluntad propia y en libertad absoluta;
también se la considera un conjunto de normas y hechos que conducen al hombre
hacia una práctica de las buenas costumbres, la honestidad y el cumplimiento del
deber, influye en la conducta de una persona en forma consciente. En la ética
profesional existe por ende “un código moral colectivo con cierto grado de
intersubjetividad y con carácter vinculante entre sus miembros” (deontologia.org,
2019) Una de las diferencias más notorias entre ética y deontología aplicada al
servidor público es el hecho de que la primera, cuenta con un código de conductas
que se consideran idóneas, no sanciona ni exige, en cambio a deontología
profesional obliga al grupo o colectivo a su cumplimiento so pena de sanción.
Conclusiones